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En comparación con otras drogas, se requieren cantidades sorprendentemente grandes de


alcohol para obtener efectos fisiológicos, lo que hace que se consuma más como un alimento
que como una droga. El contenido de alcohol de las bebidas casi siempre varía de 4 a 6%
(volumen/ volumen) para la cerveza, 10 a 15% para el vino y 40% o más para los licores
destilados (la “graduación” de una bebida alcohólica es el doble del porcentaje de alcohol; p.
ej., 40% de alcohol se indica como graduación 80 grados). Un vaso de cerveza o una copa de
vino, una bebida combinada o una onza de licores destilados contiene ~ 14 g de alcohol, o ~
0.3 mol de etanol. Por tanto, el etanol se consume en cantidades de gramos, mientras que las
otras drogas se toman en dosis de miligramos o microgramos.

Debido a que la proporción de etanol en el aire alveolar al final de la espiración y el etanol en


la sangre es relativamente constante, las concentraciones sanguíneas de etanol (BEC, blood
ethanol concentrations) en humanos son fáciles de calcular si se mide la concentración de
alcohol en el aire espirado; el coeficiente de partición del etanol entre la sangre y el aire
alveolar es cercano a 2 000:1. Por la relación causal entre el consumo excesivo de alcohol y los
accidentes vehiculares, casi todos los países han adoptado leyes que intentan limitar la
conducción de vehículos bajo los efectos del alcohol. Las BEC permitidas por la ley en Estados
Unidos casi siempre se establecen por debajo de 80 mg% (80 mg de etanol por 100 ml de
sangre; 0.08% peso/vol), que equivale a una concentración de 17 mM de etanol en la sangre.
Una botella con 360 ml de cerveza, una copa de 150 ml de vino y un “trago” con 45 ml de un
licor 40% contienen alrededor de 14 g de etanol, y el consumo de una de estas bebidas por
parte de una persona de 70 kg produciría una BEC ~ 30 mg%. Sin embargo, es importante
señalar que estas cifras son aproximadas, ya que la BEC se determina por varios factores,
incluido el ritmo con que se bebe, género, peso corporal y porcentaje de agua corporal, así
como las tasas metabólicas y el vaciamiento gástrico.

LA TASA DE ALCOHOLEMIA

La alcoholemia es la cantidad de alcohol que hay en la sangre después de haber ingerido


bebidas alcohólicas. Se mide en gramos por litro de sangre (g/l). Directamente en sangre e
indirectamente a través del aire expirado (0,25 mg/l de aire espirado= 0,5 g/l en sangre) La
tasa de alcoholemia va aumentando durante la primera hora después de haber bebido. Se
alcanza más o menos rápido dependiendo de que se esté o no en ayunas. Se puede tardar una
hora en sentir el efecto por lo que si se coge el coche justo después de beber, la alcoholemia
aun esta subiendo.
Pese a que conducir un coche o una moto parece una actividad automática, la conducción
de vehículos supone un esfuerzo importante de coordinación. El alcohol altera la percepción
visual, el tiempo de reacción y la coordinación motriz, mucho antes de que la persona que
conduce sea consciente de sus deficiencias, siendo el causante del 40% de los fallecimientos
por accidentes. La mezcla de alcohol con otras drogas potencia las alteraciones descritas
anteriormente (drogas depresoras) y dan una sensación de falsa seguridad (drogas
estimulantes), multiplicándose extraordinariamente le riesgo de accidentes. 2 En los jóvenes
los efectos del alcohol sobre la conducción son más relevantes todavía. Las características
asociadas a la propia juventud (menos experiencia en conducir, consumos elevados los fines
de semana, consumo concomitante de otras sustancias, conducta desinhibida, etc.) hacen que
este grupo de edad sea particularmente vulnerable.

TABLA ORIENTATIVA PARA CALCULAR EL INDICE DE ALCOHOLEMIA

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