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los interesados, señala la vinculación existente la necesidad de prever ciertas formas de arti-
entre las crisis cíclicas del sistema capitalista y culación entre estas estructuras, tratando de
fenómenos tales como las burbujas inmobilia- esquivar la fobia que siente cierta izquierda
rias. Para él, el hundimiento del mercado de la sobre cuestiones jerárquicas y formas vertica-
vivienda ha precedido al estallido de los cracs les de poder. Harvey define los bienes comu-
económicos, algo que respalda con profusión nes urbanos bajo la consideración conflictiva
de datos y ejemplos, como la crisis fiscal de inherente al espacio urbano. Estos no son
Nueva York en el año 1975. El geógrafo nos sino relaciones sociales de carácter inestable
recuerda cómo las mismas recetas que condu- y moldeable, establecidas entre ciertos gru-
jeron a tales desastres siguen aconsejándose pos sociales autodefinidos y determinados
desde organismos y agencias multilaterales aspectos de carácter físico y social de su en-
como el Banco Mundial o el Fondo Moneta- torno; relaciones que pueden crear valor y
rio Internacional. En el mismo capítulo, Har- que Harvey reivindica para la totalidad de
vey hace una crítica a sus compañeros mar- los ciudadanos, evitando que caigan en ma-
xistas, señalando cómo su discurso se asemeja nos de una pequeña proporción de personas
demasiado al de los economistas, geógrafos y que son quienes usualmente las capitalizan.
sociólogos burgueses que, con frecuencia, cen- Cómo señala el geógrafo Pere Sánchez, el
tran su atención en los niveles nacionales de la capital “[…] ha amplificado los muros de
economía, pero sin prestar atención al papel la fábrica, al extenderla y confundirla con la
de los mercados inmobiliarios a la hora de en- sociedad misma; aquello que estaba fuera en
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tender las crisis. Parte de este descuido podría el ciclo precedente ha quedado ahora incor-
deberse a la interpretación que se ha hecho de porado. El territorio […] ha devenido […]
los supuestos de los que partía Marx en sus fábrica social” (1990: 6). El derecho a utilizar
estudios, olvidando las limitaciones que el fi- ese bien común producido por la gran fábri-
lósofo alemán se autoimpuso cuando escribió ca social que es la ciudad se convierte, para
obras como El Capital. Harvey, en la base para reivindicar el derecho
El autor centra el capítulo tres del libro a la ciudad.
en una cuestión candente hoy día, los lla- El autor dedica el cuarto capítulo a la
mados commons o bienes comunes urbanos. apropiación monopólica por parte del capi-
Desde la academia, el debate en torno al tal de la renta que produce la ciudad. Tras
tratamiento de este tipo de bienes ha que- una introducción teórica al respecto, se ci-
dado reducido a dos perspectivas opuestas: tan algunos ejemplos de este tipo de apro-
la concesión de derechos privados sobre los piaciones: los procesos de “disneyficación”
mismos o la gestión mediante una interven- que sufren algunos de nuestros contextos
ción autoritaria por parte del Estado. Harvey urbanos; la oferta de ciudades bajo marca,
recupera diversos autores que se han centra- como el caso de la “marca Barcelona”; o el es-
do en el tratamiento de este tipo de bienes tablecimiento de rutas turísticas, rozando la
desde una perspectiva crítica y progresista, pornografía, por zonas consideradas únicas,
señalando las limitaciones que presentan como las favelas de Río de Janeiro o los slums
tales aproximaciones. Entre estas señala las de Bombay. Este tipo de rentas, vinculadas
vinculadas a la necesidad de establecer lími- en muchas ocasiones al capital simbólico
tes, pequeñas estructuras de población para colectivo, son incautadas por empresas mul-
un correcto uso de estos commons, así como tinacionales o determinados sectores de las
Reseñas
burguesías locales, que extraen los exceden- te otras formas de extracción de excedentes
tes en detrimento de las poblaciones locales. (precio del suelo, alquileres, etc.) en el me-
La lucha contra este tipo de fenómeno tiene dio de reproducción social que es la ciudad.
que venir desde los diversos y heterogéneos Solo se conseguirá acabar con estas formas de
espacios urbanos, pues son altamente impro- explotación mediante una revolución urbana
bables las soluciones “desde arriba”. que amplíe la definición clásica de trabajo
Los últimos capítulos del libro los uti- basada en formas industriales fordistas, hacia
liza Harvey para destacar la potencialidad otra enfocada en la producción y reproduc-
del espacio urbano como base en la lucha ción de la vida urbana.
anticapitalista. Resalta la capacidad de estos Aunque la obra está basada en una serie de
espacios, no solo para luchar por un mejor artículos escritos a lo largo de varios años, el
y mayor acceso a los derechos, la soberanía libro resultará, sin duda, altamente enrique-
o a cuestiones vinculadas con la reproduc- cedor para todos aquellos que busquen un
ción social, sino también a su importancia marco teórico y práctico para estudiar los con-
revolucionaria en la apropiación popular del flictos de clase que se producen en las ciuda-
valor y plusvalor generado por las actividades des. Precisamente por la aportación de ideas y,
productivas. Caben incluso posibles alterna- sobre todo, alternativas en la lucha por el dere-
tivas, entre las que el autor cita la necesidad cho a la ciudad, Ciudades Rebeldes podría con-
del establecimiento de alianzas entre las orga- siderarse como un punto y aparte en lo que
nizaciones de base laboral, como los sindica- respecta a la obra anterior de David Harvey.
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tos clásicos, y aquellas entidades que trabajan
por los derechos de ciudadanía en el hábitat José Mansilla
propio de los trabajadores. Las dinámicas de Observatori d’Antropologia del Conflicte
explotación de clase no se dan únicamente Urbà, Universitat de Barcelona
en el lugar de trabajo, sino también median-