Está en la página 1de 117
El sistema de fiestas y el cambio econémico es una investigaci6n alre- dedor de las pricticas religiosas mesoamericanas. El profesor Wal- demar R. Smith hizo trabajo de campo durante tres afios en comuni- dades indigenas de Guatemala y el sur de México para levar a térmi- no la presente obra. Como su titulo indica, el autor se ha preocupado por desentraiiar la significacion de la economia en el tipo de festivida- des conocidas como “fiestas” 0 “cargos”; ha comprobado que los cam- bios estructurales del entorno social que inciden en las comunidades aborigenes llega a extinguir estas practicas. Las culturas autoctonas de nuestro Continente han experimentado convulsiones extraordina- rias en la época contempordnea; de ahi el objeto de estudio de Smith: la determinacién de ese grado de modificacion y sus implicaciones. Obra polémica, resulta una aportacion de primera linea a los estudios etnol6gicos de la modernidad. Fotografla portada: Lourdes Gr IOTECA 0) 787 WALDEMAR R. SMITH SISTEMA DE FIESTAS Secci6n DE Opnas DE ANTROFOLOGiA 7 ‘SISTEMA. Y'EL CAMBIO BOONGMICD 394(42) SMI sis Traduceién de GeRarpo Novis WALDEMAR R. SMITH El sistema de fiestas y el cambio econdmico FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO. Primera edicién, 1981 Titulo origina The Fiesta System and Economic Change © 1977, Columbia University Press D.R. © Fonpo pe Cuttura Econ6mica ‘Ay. de la Universidad, 975; México 12, D. F. ISBN 968-16-0854-2 Impreso en México PROLOGO Ese Es el estudio de las fiestas catélico-folkI6ricas de los indios ma- as, y del papel que desempeftan en la vida nacional y campesina. El sistema de fiestas es un tema de considerable interés para los etnblo- ‘gos mesoamericanos, ya que representa el punto institucional en que se cruzan y son expresadas las fuerzas principales que actitan en la vi- da politica, econémica y espiritual de los indios. En los escritos antropologicos, el sistema de fiestas ha sido elogiado en medida va- riable como fuente de ta continuidad y escudo contra la explotacién También se le ha condenado como impedimento al progreso econé- ‘mico y como mecanismo de control colonial. En este libro trato de conciliar esos puntos de vista y de ofrecer pruebas nuevas y andlisis inéditos de la decadencia de las fiestas tradicionales de la Mesoaméri- a contemporinea. He llevado a cabo ef trabajo de campo en las comunidades de las {ierras altas de San Marcos, Guatemala occidental, a partir del mes de agosto de 1968. Pasé en el lugar mas de dos afios y levé a cabo una serie de desplazamientos. Doy las gracias aqui a las instituciones que ‘me han prestado ayuda en esas expediciones: al Instituto Nacional de Salud Mental, por una beca predoctoral y por una subvencién de adiestramiento (MH 11601-01); a ta Universidad de California de ta ciudad de Santa Barbara, por sus donativos, y al Comité de Estudios » de Trabajos Creativos de la Universidad de Colorado, por su beca de estudios de verano, Expreso también mi gratitud al Comité de Publicaciones Eruditas Universitarias de ta Universidad de Colora- do, por la subvencién que me ha concedido para publicar este libro. ‘Muchas personas me han prestado su valiosa ayuda, muchas més de las que pueden ser enumeradas aqui. Agradezco, en especial, fos esfuerzos del padre Daniel Crowe, que me presenté a la comunidad de San Miguel Ixtahuacén, y a ta familia Orozco Miranda, por su ‘apoyo y su amistosa cordialidad a to largo de mi estancia en San Pedro Sacatepéquez. En Chiapas, Robert Wasserstrom me permitié generosamente disponer de su tiempo y de sus profundos y recientes andlisis sobre esa importante regién maya. En Santa Bérbara, James 5 PROLOGO E. Eder, Thomas G. Harding y John M. Townsend se ocuparon con entusiasmo y sin desmayo de mis tentativas anteriores de exponer el ‘material recogido. En Boulder, Paul Shankman y William B. Taylor ‘me ofrecieron la especie de inspiracién que todo escritor ha de tener: esplritu critico, camaraderia intelectual y ef mds elevado de los méri- tos académicos. Maria Caliandro y Sally Bates Shankman, editores infatigables, hicieron lo que pudieron para transformar mis borrado- res en algo legible. Agradezco también a Richard B. Basham sus co- ‘mentarios siempre estimulantes, y a A. J. Kelso, que durante su pre- sidencia del departamento de Boulder me ofrecié su sereno aliento y ‘su apoyo para el lento proceso de desarrollo intelectual en que se basa el libro. Y por tiltimo, las més expresivas gracias a las dos personas que ‘me han acompaftado desde el mismo comienzo del proyecto: Linda E. Smith, compaera de mis aventuras, y Charles J. Erasmus, profe- sor y amigo. W.R.S. Boulder, noviembre de 1976 1 EL SISTEMA DE FIESTAS BN AGOsTO de 1969, un indio guatemalteco llamado Apolinario Mi randa patrocinaba la fiesta de San Agustin, una de las cuatro festivi- dades catélicas celebradas antualmente en su pueblo. Era su cuarta experiencia, la cuarta vez que se presentaba voluntario para encabe- zar un ritual del pueblo, Sus obligaciones conllevaban gastos consi- derables de tiempo y dinero. Una vez por semana, a lo largo del afio que duraba su compromiso, debia cambiar las flores que adornaban el altar de San Agustin en la capilla del lugar. En los meses que precedian al dia de fiesta guardaba maiz y frijoles para regalar a sus invitados y el dinero necesario para contratar una orquesta de ma- rimbas que los divirtiese. Pocas fechas antes del gran dia blanqueaba Jas paredes de su casa y sacrificaba aves y un cerdo. La fiesta pro- piamente dicha lo tenia ocupado durante tres dias que pasaba practi- camente sin dormir. Sus vecinos le prestaban escasa ayuda, porque no ¢s ésa la costumbre en estos pueblos. Apolinario era el patrocina- dor de la fiesta de San Agustin en 1969, y como patrocinador sopor- taba solo la carga que representaba la preparacién. Para el nivel de la comunidad, Apolinario es un hombre prospe- 10, y sus ingresos —procedentes de una tiendecita, un campo de maiz yun molino pequefio para molerlo— son parte del motivo de su rela- cién con la ceremonia. La comunidad en que vive espera de sus miembros més acomodados que asuman la responsabilidad de finan- ciar los ritos populares, y Apolinario es consciente det hecho de que si responde a las esperanzas que en él depositan sus vecinos, lo respe~ tardn y San Agustin quedard satisfecho, en tanto que si se muestra re- miso seré objeto de las habladurias del pueblo, y el santo le retirard su proteccién. La fiesta patrocinada por Apolinario se ha celebrado reciente- mente en un pueblo de un lugar remoto de Guatemala, pero se ha pa- recido en la forma y en los detalles a las ceremonias que los indios de México, Guatemala y las cordilleras occidentales de América del Sur ° 10 SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMIC han venido celebrando durante cerca de 400 aflos. Los pueblos cam- ppesinos de las regiones indias de la América Latina organizan su vida ritual sobre el principio de la mayordomia* o patrocinio. En una co- munidad cualquiera y en un afio cualquiera, se nombra a determina- das familias mayordomeos (también llamados cofrades o fiesteros) de los santos de la aldea, y se les responsabiliza de los actos de celebra- ci6n de la fiesta. Terminado el afio que duran sus obligaciones, pasan @ otros delegados la carga de la representacién y las obligaciones correspondientes. En el futuro pueden volver a ser elegidos 0 no para el puesto, Jo que depende de su inclinacién a aceptarlo, de su capaci- dad para correr con los gastos y de la presién que sus convecinos puedan llegar a ejercer sobre ellos. Caracteristica sobresaliente del sistema de fiestas es el costo extra- ordinario que soportan las familias durante todo el afio que duran sus obligaciones. Se espera que los patrocinadores de la fiesta al- uilen especialistas en las ceremonias, que lleven a cabo trabajos ri- ttuales considerables y que costeen por completo la fiesta, con alimen- tos, bebidas y diversién musical para los restantes miembros de la co- ‘munidad. Las familias mayordomas, por lo general y en la medida de lo posible, echan mano de todo aquello de lo que disponen en casa Para hacer frente a los gastos de la fiesta, pero cosas tales como la coheteria y los servicios de sacerdotes y de miisicos han de ser comprados con dinero contante y sonante, Ch. J. Erasmus (1967, P. 360) ha registrado los presupuestos de Ia fiesta en comunidades Pertenecientes a dos zonas campesinas de América Latina muy dis- tanciadas una de otra. En dieciséis comunidades del sudeste de Boli- via, los gastos en metalico y en productos caseros de las familias ma- yordomas oscilaban entre 8 y 270 délares, con un valor medio de 141 dolares. En el noroeste de México las cifras correspondientes a quin- ‘ce comunidades variaban de 13 a 246 délares, con un valor medio de 109. En Ja comunidad maya de Zinacantén, que cuenta con la organi- zacion ritual més complicada de todas las hasta hoy descritas, se gas- + aspalatas en carsiva, salvo qe ndique orn cos estén en estan osubrayads en ‘ew en is Nd F) * Bn algunas comunidades mesoamericanss, ls cofradiasposeentren080 emprests 0 po ct utca despspara nani los fests, Por ejemplo, ln cofradia de Santo Tom, santo ‘atibo de Chchcestenange, vende care en a pia y cue con pequcton salons deta pars ‘obtener fonds (Buel 196, p. 169; vise Taslor 1972, pp. 71, 169-70 en lo referent las peo cdades de cofadas en Onxaca, en I 6pca clonal). Cuando ess empress ensten rede a ‘contibucon material del patrocinador, sunqee siguen exigendo de ncuablecfueeo. EL SISTEMA DE FIESTAS n tan entre 4 y 1 100 d6lares, segiin cual sea el puesto elegido de los cincuenta y cinco puestos ceremoniales anuales del pueblo (Cancian 1965, p. 80). Parece adecuado el resumen que hace Wolf de los costos monetarios en que incurre el mayordomo de una fiesta: De los datos obtenides en Mesoamérica se desprende que para actuar como patrocinador de una ceremonia comunitaria, un hombre puede ver- ‘se obligado a gastar como minimo el equivalente del salario anual local. En comunidades particulares, esos gastos pueden legar a alcanzar un ‘monto que oscila entre dos y veinte veces esa suma (1966, p. 7). Se trata de gastos muy elevados, en especial si se tiene en cuenta Jo bajo de las rentas de los campesinos, pero no son los tinicos a que han de hacer frente los mayordomos. Los patrocinadores de la fiesta Tepresentan a su comunidad ante los santos, y como consecuencia tienen numerosas responsabilidades sociales, ademas de la pesada carga financiera. En su condicion de personas santificadas temporal- mente, se espera de ellos que se abstengan de toda actividad sexual durante periodos de tiempo prolongados y que pasen horas y dias lle- vando a cabo ritos monétonos. También se les supone responsables del estado del tiempo y se les acusa de las condiciones atmosféricas indeseables. Los indios mayas creen que los santos se valen del clima como ar- ‘ma para castigar a quienes los maltratan. A menudo, las condiciones climéticas extremas se atribuyen a transgresiones del ritual 0 a erro- res cometidos por los mayordomos. En Santiago Chimaltenango, por ejemplo, el patrocinio de una fiesta ¢¢sno solo caro para el responsable, sino también muy delicado (0 peligro- 50). Los pecados, ya sea por omisién 0 por accién, cometidos por los ma- Yordomos recaen sobre el poblado y hacen que Santiago o Dios descar- ‘guen su edlera sobre todos los habitantes de la comunidad. Los mayordo- ‘mos tienen que estar atentos al servicio de los santos y no deben olvidar el dia de alguno de ellos ni dejar de Hevar a eabo las oraciones acostumbra- das y las ofrendas de cirios. Por culpa del Primer Mayordomo, hace algu- hnos alos, en la fiesta de Santiago, las Huvias anegaron el mercado (Wagley 1949, p. 83; véase también Guiteras-Holmes 1961, p. 93). * La cif correspond aos astot totes del hombre que osups cago de Rey Mavordomo ‘Mayor ex a erg de Zinacantn, en ela 1960, Se wata de lor mayores sts de ua paroc Iador Jamas recordades en un fiesta mesoamericana (Cncian 1963, . 81). 2 De 2 SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO Segiin la versién de Jos indios, las Iluvias fueron debidas a que 10s mayordomos no ofrecieron a Santiago ta bebida acostumbrada, por lo ‘cual el santo no habia estado embriagado durante la fiesta, El ruido que la gente hacia le habia irritado, de modo que envi6 la lluvia para que se Ile vase los puestos de venta instalados en la plaza. ‘La culpa la habian teni- do los mayordomos”* (Wagley 1949, pp. 83-84n), El tiempo que hard es imprevisible, y grande la probabilidad de que en cualquier momento, durante los ritos complicados, el mayor- domo quebrante algin tabi o cometa cualquier otro error. Siempre ‘se puede atribuir el mal tiempo a los mayordomos, cuyo castigo sirve entonces para ajustar cuentas al santo, lo que a menudo da como re- sultado que los mayordomos vayan a dar con sus huesos en la cércel. En un estudio etnoldgico temprano de Guatemala, Rosales visité San ‘Mateo Ixtatdn, y el funcionario publico ladino de la localidad le dijo que ‘veces ordena el encarcelamiento de los principales encargados indigenas de las plegarias de la comunidad, cuado el tiempo es malo; lo hace a peti cién de los indios del lugar, porque de acuerdo con sus ereencias los en- ceargados de las oraciones no han cumplido con su deber si las llavias son demasiado copiosas o los vientos demasiado fuertes. La transgresion que s¢ les atribuye es la de haber yacido con sus mujeres durante el ao en que ‘ocupan el cargo de rezador. Pasan en la carcel uno o dos dias con sus correspondientes noches, o hasta que ellos mismos piden que se les deje en libertad cuando el tiempo mejora. Una vez en libertad, se encaminan a las ‘cumbres de las montafias para llevar a eabo sus costumbres en demanda de buen tiempo (Goubaud Carrera, Rosales y Tax 1947, p. 24), Mi propésito original al escribir este libro fue analizar el sistema de fiestas como un caso de consumo no productivo en una sociedad ‘campesina. En estudios anteriores se encuentran descripciones de- talladas de los sistemas de fiestas de muchas comunidades. Por ellos sabemos que los ritos folkloricos son parte central de la vida de los pueblos, y que la posicién de un hombre en a comunidad viene de- terminada en gran medida por su participacién en ellos. He querido ir més allé de tales descripciones e indagar las motivaciones que res- paldan el patrocinio de una fiesta y su significado social mas amplio. En particular, he querido saber cuales eran las condiciones en que la gente se mostraba dispuesta a sostener el sistema de fiestas con sus, elevados costos personales, y en qué condiciones estaria dispuesta a aceptar unas formas de consumo més individualizadas y econémicas. EL SISTEMA DE FIESTAS B ‘Quise saber también cémo se relacionan los gastos de naturaleza r giosa con la posicién de los indios en el conjunto de la sociedad na- cional, y si el consumo que conlleva la fiesta es en realidad causa im- portante del aislamiento social y cultural indio, tal como se suele sos- tener generalmente. La respuesta a semejantes preguntas, sin embargo, me condujo a ccuestiones més amplias. Segin los resultados de mi andlisis, el siste- ma de fiestas no es tanto causa del status social y cultural de los in- dios como consecuencia del modo en que han sido integrados en los regimenes coloniales mesoamericanos. La exclusién de los indios de la vida social cosmopolita, aftadida a su sometida posicién econémi- cay ala libertad de que disponen para regir sus propios asuntos co- munitarios, son las principales causas motivadoras del patrocinio de las fiestas. A medida que va cambiado tal pauta de integracién —y lo esta haciendo de maneras muy diversas en la Guatemala contemporanea—, los sistemas de fiestas tienden a ser reemplazados por formas radicalmente distintas de participacién ritual. El estudio de los ritos, y de los cambios que sufren, supone, por tanto, el de la cuestign més amplia de las relaciones cambiantes entre las comunida- des indias locales y la sociedad nacional, y hace que la descripci6n y explicacién del cambio social en el agro guiatemalteco sea uno mas de Jos objetivos principales de este estudio. El andlisis del cambio social guatemalteco dio lugar, a su vez, al planteamiento de una tercera cuestion, de naturaleza tebrica. Las in- terpretaciones funcionalistas del sistema de fiestas lo describen como la clave del modo de vida indio. El compromiso financiero y emo- cional de los indios con el sistema de fiestas impide —segtin tales interpretaciones— la ladinizacion y conserva el modo de vida indio. Semejante explicacién de la estabilidad cultural india me recuerda otros andlisis recientes de “'sociedades plurales”” y andlisis “ecolégi- cos” de la etnicidad mesoamericana —asi como teorias mas generales— que atribuyen la persistente pobreza a las necesidades de autorrealizacién, a la orientacién cognoscitiva o a la cultura de la pobreza. Tales teorfas enfocan su atencién mas hacia las caracteristicas mentales e ideolégicas de los pobres que a su posicion objetiva en el conjunto dela sociedad. A menudo Hegan incluso a su- zgetir que las comunidades pobres se limitan a si mismas; se sostiene ue su posicién de estancemiento es el resultado de su cosmovision 0 de sus valores religiosos. Quiero mostrar que, en el caso que nos ocupa, tales perspectivas ideolégicas no harian mis que levarnos a menospreciar fuerzas “ SISTEMA DE FIESTAS Y CAMIIO ECONOMICO Politicns cruciales a nivel nacional, la importancia de las condiciones ¥ recursos locales y la compticada interaccion de esos factores que de- terminan de hecho la estabilidad o el cambio de las comunidades in- lias. El caso del sistema de fiestas presupone sin duda que la cultura simbélica india afecta el statu quo étnico, pero de manera derivada. Dada la resistencia de la sociedad exterior, los indios han elaborado y mantenido un estilo de vida sustitutivo, estilo que ofrece toda una ga- ma de gratificaciones humanas aunque sea a costa de la coordinacion del grupo y de su capacidad para el cambio. A despecho de su justifi- cacion de las fronteras sociales, ese estilo de vida es, sin embargo, an- te todo y principalmente, una respuesta a tales fronteras, y sus caracteristicas mas sobresalientes, tales como el sistema de fiestas, ‘son susceptibles de rapida desaparicién tan pronto como las comuni- dades indias comiencen a experimentar cambios econémicos impor tantes He Ilevado a cabo este estudio en las tierras altas del departamen- to de San Marcos, regién predominantemente india de la Guatemala occidental. El catolicismo ortodoxo nunca ha tenido demasiada fuer- za en csa regién, y la gente ha creado sistemas complicados de ritos catdlicos-folkléricos para satisfacer sus necesidades sociales Y espiri- tuales. Hasta hace poco, las fiestas eran Parte integrante de todos ‘esos sistemas. La estructura socioeconémica de la region ha cambiado notable- mente, sin embargo, durante los tiltimos afios. Se han extendido los ‘mercados y las oportunidades educacionales, los sistemas de trans- Porte s¢ estén haciendo mas amplios y eficaces, se ha podido dispo- ner de nuevos capitales productivos, ha aumentado la poblacién y ‘gran parte de ella se ocupa en las labores de los cultivos estacionales. ‘Tales adelantos no han influido uniformemente sobre toda la region. Para algunas comunidades han resultado benéficos, para otras perju- diciales, y en otras apenas han influido. Los mecanismos de cambio 5001 numerosos y actéian unos sobre otros de muchas maneras, para dar lugar a lo que es mas un mosaico que un modelo coherente; un ‘mosaico muy dificil de caracterizar en generalizaciones que no. caigan en la ambigiedad. En consecuencia, las afirmaciones esqueméaticas: ‘que se hagan a continuacién no deben ser aceptadas sin precaucion, Una tendencia bastante ¢lara es que las ceremonias tradicionales atrocinadas se estn haciendo cada vez més inadecuadas en el mun- do cambiante de los guatemaltecos occidentales. Por todos Jados de- saparecen o se debilitan las organizaciones de fiestas locales, aunque a ritmos muy desiguales en las diferentes comunidades. Los habitan- EL SISTEMA DE FIESTAS 1s tes de las alturas de San Marcos desean, en general, disminuir el cos- to individual de la participacién en las ceremonias. Los incentivos «que respaldaban los donativos ostensibles se han debilitado por todas partes y han causado bastantes modificaciones en cuanto a las for- mas rituales. El resultado ha sido la elaboracién reciente de tres nuevos tipos de organizacién ceremonial en muchas de las comunidades de la 20- ‘na, en una especie de irradiacién adaptativa institucional. Me referiré a.ellos como organizaciones ceremoniales truncas, agregadas y admi nnistradas, respectivamente. Todas han surgido como tacticas organi: zativas tendentes a la disminucién de los costos individuales del tual. La primera modalidad se da cuando la gente prefiere reducir los. costos ‘runcando o simplificando sus fiestas, tal como sucedié en una ‘comunidad en la que se redujeron los festejos en honor de su santo patron, de un ciclo anual de cuatro fiestas a un sencillo acontecimien- to anual. En otra variante se ha conservado la tradicional opulencia de las fiestas, pero se ha aumentado el niimero de patrocinadores res- onsables de ellas, con lo cual se ha reducido la contribucién indivi dual, Tal es la opcién que he lamado agregada. De las nuevas for- mas ceremoniales, Ia mas radical que he podido observar es aquella en la que se ha abandonado por completo el principio de patrocinio y Jas ceremonias han pasado a ser responsabilidad de grupos especiales ermanentes. En algunos casos, esos grupos no son otra cosa que co- misiones ad hoc, mientras que en otros son hermandades numerosas (algunas con centenares de miembros) que gozan de una considera- cion especial dentro de la iglesia ortodoxa. Sea como fuere, estas or- ganizaciones administradas distribuyen los costos de la festividad entre un gran néimero de individuos, mediante colectas 0 iniciativas de recabacién de fondos, cuyo producto es después gastado por los representantes del grupo. De las tres modatidades, 1a administrada parece ser la que t1o- pieza con mayores dificuliades a la hora de su implantacién satisfac- toria. En San Marcos tales organizaciones han sido moldeadas si- guiendo las directrices de las hermandades de la Semana Santa de Quezaltenango, de Antigua y de la capital de Guatemala, y se dan Ginicamente en aquellos lugares en que ha aumentado notablemente el contacto con la sociedad y la cultura nacionales. Podriamos, con cauta generalizacién, definir dos tendencias prin- cipales hacia el cambio en la Guatemala rural, las cuales estén alte- rando la integracién socioecondmica de las comunidades locales en la - 1 SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO sociedad nacional. Por un lado, algunas comunidades se estin em- Pobreciendo demasiado para poder mantenerse a si mismas, incluso al humilde nivel de vida acostumbrado. Los estudiosos discuten con frecuencia en Ia actualidad lo que se ha dado en lamar “hacienda subfi * de la Guatemala rural, propiedad que no basta para el mantenimiento de la familia que la poses. Esta tendencia hacia una mayor pobreza se halla asociada con ritmos elevados de aumento de poblacién, no acompafiados por el desarrollo agrario o por la emigracién local, con el resultado de que muchas comunidades han perdido su autonomia de subsistencia, mientras que ha aumentado extraordinariamente su dependencia de los salarios procedentes de trabajos estacionales en las plantaciones de café, algodén o azticar. Un puftado de comunidades indias, por otro lado, han perdido su in- dependencia en la direccién mas alentadora del crecimiento econémi- co. Tales son los centros principales de la iniciativa empresarial india y de la modernizacién de la Guatemala occidental, ciudades que han egado a un estadio de desarrollo auténomo. He comenzado mis investigaciones en San Miguel Ixtahuacén, un municipio de pequefios campesinos y trabajadores eventuales. San Miguel es una remota comunidad montafiosa del interior del pais, dotada de una cultura india muy desarrollada. Mas, pese a su aisla- miento y su conservadurismo, la comunidad ha modificado sus orga- nizaciones ceremoniales segiin lineas significativas a lo largo de los liltimos decenios. Causas de tal modificacién han sido la crisis de subsistencia, cada vez més intensa en las montafias del interior, y los cambios politicos y religiosos recientes. Una vez vistos los efectos de la creciente pobreza sobre las cere- monias patrocinadas, senti curiosidad por conocer el impacto de la reciente riqueza. Me trasladé a San Pedro, cabecera del municipio de San Pedro Sacatepéquez. San Pedro es una animada ciudad india, ‘en pleno disfrute de una prosperidad sin precedentes. También aqui descubri que el antes arraigado sistema de ceremoniales patrocinados se hallaba en vias de desaparicién y estaba siendo sustituido por nuevos tipos de organizacién. Parece ser que las organizaciones ri- tuales patrocinadas son viables tan s6lo entre ciertos niveles econé- micos, y tienen un limite inferior de pobreza y un limite superior de prosperidad. Para tener una poblacién “control” busqué dos comunidades aiin conservadoras en sus rituales. Fueron San Pedro Petz, una agru- acién de campesinos aislada pero bastante préspera, perteneciente al municipio de Sacatepéquez, y la pequefia ciudad vecina de San EL SISTEMA DE FIESTAS ” Cristbal Cucho. Comparadas con otras comunidades regionales, las dos han tenido éxito relativo a la hora de permanecer econémicamen- te independientes en su estilo de vida y de mantener gran parte de su tradicional vida ceremonial. Como en Ia actualidad es dificil encontrar en San Marcos comu- nidades con sistemas de fiesta florecientes, el capitulo II retine mate- riales historicos y etnograticos con el fin de obtener una perspectiva general del papel que esa institucién ha desempefiado en una so- ciedad colonial. Los capitulos III y IV examinan criticamente la in- terpretacién funcionalista del sistema de fiestas, usando para ello el caso bien documentado de Zinacantén, en los altos de Chiapas, Mé- xico. Los capitulos V y VI se ocupan de los antecedentes historicos en las tierras altas de San Marcos y de la organizacién ritual tradicional de las comunidades estudiadas. Los capitulos VII al X tratan de los cambios socioecondmicos recientes habidos en San Miguel Ix- tahuacdn yen San Pedro, mientras que los capitulos XI al XIII abor- ddan los efectos de tales cambios en la motivacién de las fiestas y en la organizacién de los ritos piblicos. Dado que apenas existe etnografia acerca de comunidades indias proletarias o de las que estan en trance de modernizacién, he tratado de compilar en esos capitulos tantos datos como he podido. El capitulo que sirve de conclusion trata de cexplicar, desde el punto de vista de la politica, la riqueza y la compe- ticién étnica, los cambios socioecondmicos causantes de la desapari- ccién de los sistemas de fiestas en las comunidades de San Marcos. = i UNA PERSPECTIVA POLITICA FAWCINAHON por la vida ceremonial de los indios, los antropélogos iat) propuesto tres interpretaciones importantes del sistema de fies- i, Lav mis comin de ellas se basa en la idea funcionalista de que los ritos rurales ofrecen a los indios una especie de “aislamiento” cultu- ral que los preserva de la aculturacién que tendria lugar en caso de que entrasen en Ia corriente nacional principal. Otra opinién, mas marxista, sostiene que el sistema de fiestas fue impuesto a los indios or los estados coloniales con el fin de extraer recursos, controlar la mano de obra y fragmentar las poblaciones indias en pueblos Politicamente débiles. Una tercera visién, de tipo colonialista, afirma que la tradicién india (en especial la tradicién ritual) y la opresién co- lonial se hallan en una especie de relacién simbidtica mutua, que apuntala y estabiliza la sociedad general tanto en sus elementos colo- niales como en los colonizados. Los tres puntos de vista cuentan con argumentos que los apoyan, y hay algo de verdad en cada uno de cellos; pero ninguno basta para dar cuenta de la totalidad de los aspec- tos implicados. Todos, a su manera, dejan de contestar alguna de las Preguntas criticas que constituyen el tema de este capitulo: 1. gQué es 1o que impulsa a los indios a dedicar recursos escasos a la celebracién de fiestas de tipo religioso? 2. {Qué efecto tiene la pauta de integracion religiosa resultante de ese consumo sobre la poscin de los inios en la sociedad colo- nial? La interpretacién funcionalista corriente considera estas fiestas como caracteristica positiva de la vida de las poblaciones indias. Se- atin la opinién funcionalista, el sistema de fiestas constituye el ele- ‘mento central de la estructura social del pueblo: refwerza la cohesion de éste, dandole valores nucleares, y sirve a la comunidad como aislante frente a la aculturacién, Acentuando los beneficios, a nivel de pueblo, del sistema de fiestas, los funcionalistas suelen describirlo como parte de una supuesta “economia de prestigio” nativa, que los indios, en general, apoyan voluntariamente (Adams 1957; Cancian 1965; Nash 1958, 1966, pp. 35-36; Tax 1953; Vogt 1969, pp. 246-71). La dificultad que presenta la interpretacion funcionalista reside en el hecho de que no responde @ ninguna de las preguntas antes plantea- 18 UNA. PERSPECTIVA POLITICA 19 das. Por muy verdadera que pueda ser la idea de que el sistema de fiestas es una institucién clave de la vida de cada pueblo, la idea de que también sea un aislante hace innecesario cualquier andlisis de los procesos regionales ¢ imposibilita la comprensién de los motivos que respaldan las fiestas. Algunos antropélogos han intentado situar la idea de aislamiento en un contexto mas amplio, argumentando que el sistema de fiestas contribuye a nivelar las fortunas y, por consiguiente, fortalece al pueblo frente a la explotacién mas bien que frente al riesgo de acultu- racion (Wolf, 1967). Se trata aqui de una interpretacién més solida en tanto que provee a la institucién con razones de tipo adaptativo y reconoce claramente la necesidad que tienen los campesinos indios de habérselas activamente con un mundo exterior poderoso. La critica marxista de tal posicién se centra en la idea de que, como defensa frente a la explotacién, el sistema de fiestas resulta notablemente ine~ ficaz, aparte de que el hincapié hecho en el prestigio y la adaptaci6n no tiene en cuenta las caracteristicas coercitivas del sistema (Harris 1964, pp. 25-35; Niifiez del Prado 1955). De acuerdo con esa critica, el sistema de fiestas no fue nunca realmente una verdadera institu- cién india, y los indios la apoyaron iinicamente porque se vieron obligados a hacerlo, forzados por autoridades no indias. La interpretacién colonialista resulta atin mas elaborada, ya que 1no se limita a ver las fiestas del pueblo como el sencillo resultado de tuna imposicién extrafia, sino como parte de un juego equilibrado y de apoyo mutuo que habria tenido lugar supuestamente entre la pre- sion nacional y el propio interés del pueblo. Segiin Favre (1973), tal interaccién de politica colonial y cultura india nos permite compren- der el hecho de que grupos étnicos pertenecientes a la sociedad de Chiapas puedan expresar a un tiempo “pretensiones de autonomia y disposicién para la dependencia mutua’’. Los indios —dice Favre— viven en una “comunidad’’, esto es, en una sociedad entretejida complicadamente y destinada a producir gente, lo que contrasta con la sociedad de los ladinos, organizada con el fin de producir riqueza. EI modelo social de los indios rechaza los valores ladinos imperantes de acumulacién, y la desigualdad que promueven, y se basa en cam- bio en la solidaridad y en la igualdad, que se conservan con ayuda de mecanismos niveladores autoestabilizantes, tales como el sistema de fiestas. Favre ofrece como ejemplo del maridaje colonial de la tradi- cidn y la explotacién, la observacion de que en Chiapas se encuentran las comunidades mas profundamente indias, mas proximas que nin- 2» SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO Suna otra a los centros del poder ladino. Chamula, la comunidad in- dia que més participa en el trabajo de las plantaciones, exhibe tam- bién los rituales folkléricos mis elaborados. A medida que las pre- slones coloniales se hacen més amenazantes para su solidaridad —argumenta Fayre—, Jas comunidades indias responden con el ‘umento del control sobre sus miembros, en especial con el control ‘itual de los excedentes econdmicos, lo cual ejerce el efecto simulta ‘neo de protundizar atin mas la adaptacion comunitaria tradicional de 08 indios, al tiempo que tos aisla de la otra adaptacién: la movilidad ‘econémica. Favre elige con habilidad su argumento principal, el de que el sis- tema de fiestas contribuye a mantener el statu quo con la estabiliza- cién de ambos sectores de la sociedad colonial, pero el mecanismo ue sugiere no esté de acuerdo con toda una serie de hechos etnogré- ficos. El sistema de fiestas, por ejemplo, no nivela la riqueza, lo cual Significa que sus efectos principales no se hallan en el campo del control de la misma. Ademés, en sociedades tribales aisladas es corriente encontrar formas comparables de donacién ritual, lo que implica que el impulso que mueve a tal actitud no surge necesa- riamente como respuesta de defensa ante la explotacién, En este capitulo se muestra que el sistema de fiestas es parte de una especie de ecologia colonial, ya que la exclusién de los indios de la vida econémica y social metropolitanas crea las condiciones en que puede florecer tal sistema, al mismo tiempo que él, a su ver, justifica {a superioridad de la sociedad de la metrépoli. Los motivos que pare- cen respaldar la donacién ritual semejan, sin embargo, proceder dela ISgica econémica, més bien que de la légica politica, en tanto que su impacto mas amplio pareceria hallarse en Ia capacidad politica de los indios, mas que en su capacidad econémica. EL SISTEMA DE FIESTAS COMO CONTRIBUCION AL COLONIAL ISMO ‘Terminada la conquista, los colonizadores espafioles se encontraron con el problema de dominar y utilizar grandes poblaciones indias, En esencia, los espafioles se cnfrentaban con el problema de incorporar a ‘su economia a los indios sin sobrepasar limites mds alla de los cuales Pudieran rebelarse. Para resolverio, era necesario mantener a los in- dios (en todas partes mucho més numerosos que sus conquistadores) en un estado de relativa desorganizacién. Con rapidez se dieron a la UNA PERSPECTIVA POLITICA a tarea. La conquista militar habia comenzado bien gracias a la astucia con que los espaftoles enfrentaban a unos indios con otros: estrategia del “divide y venceras’”, aplicada consecuentemente en México, Yu- catdn, Guatemala y Pert (Samayoa Chinchilla 1960). Los “triéngu- Jos sin fondo" dei patronazgo fueron mds tarde una variacion del mismo tema: los peones se relacionaban con el patron de manera in- dividual mas que colectiva. Del mismo modo, una sociedad india ba- sada en una organizacién a nivel de pueblo servia a fines similares, ya que por muy numerosos que fuesen los indios no representarian para el estado colonial una amenaza seria en tanto se los mantuviese frag- mentados en pueblos auténomos. El sistema de fiestas, como base de la organizacién social india, fue por tanto politicamente itl ala sociedad espafiola. Daba a los in- dios satisfacciones de indole personal, al tiempo que era origen de creencias religiosas y de una competitividad social inocua. ¥ lo que resultaba aim mas importante, creaba lideres, intereses y organiza- ciones estrictamente locales, y hacia que los pueblos indios se reple- gasen sobre sf mismos en lugar de expansionarse y tratar de rela- cionarse unos con otros (Harris 1964, pp. 29-30). De esa manera, el sistema de fiestas reforzaba el statu quo colonial con su contribucién a la desorganizacién relativa de la sociedad india. Asi se explicaria también por qué los espaioles toleraron la religion popular india, contradiciendo el tan decantado propésito de difundir la fe verdade- ra, Dominar a los indios result6 especialmente dificil en el Chiapas colonial y en Guatemala. La conquista de la América Central fue mis sangrienta y exigié mas tiempo que la del centro de México. La América Central fue atacada desde dos lados por ejércitos competi- dores y no coordinados, que tropezaron con una serie de reinos de pequefias dimensiones a los que hubo que conquistar uno por uno. Finalizada la conquista, le fijacién de impuestos y tributos y la re- distribucién de la poblacién dieron lugar a un clima de tensién étnica que se descargé ocasionalmente en forma de estallidos de protesta por parte de los indios, protesta tan peligrosa potencialmente que, a pesar de la escasez. cronica de mano de obra, muchos colonizadores se opusieron a la importacién de esclavos por miedo a las revueltas (ones 1949, pp. 9-10; MacLeod 1973, pp. 41-43, 52, 191, 212-13). Un problema tanto mas serio cuanto que Mesoamérica atrajo a ‘muchos menos espafioles que la regiones ricas en oro del Perit y del centro de México. Sin embargo, a pesar de sus motivos de queja y de su niimero muy superior, los indios nunca consiguieron desembara- 2 SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO arse de la dominacion espanola. Si echam i - 108 una mirada mé - oe a ‘zeltal de 1712, el levantamiento mas slate tele ‘uvieron lugar en las tierras al ao ere ke Tas altas de los mayas, comprenderemos En aquella época las tierras altas de A235 or la ciudad real de San Crist6bal de vivian del trabajo y de los productos es vivi agricolas de los ins dios circundantes (Klein 1966). Los mercaderes espanoles ee precios exorbitantes a los articulos que vendian a los indios, mientras Mana Ja segunda, veintiocho. municipios tzel- guerra, y acabaron cx ‘espanol 4ue hallaron en el territorio, Lhe La rebeli6n tzeltal se basaba in ic 4 en la integracién religiosa indi fe Precedida de un intenso movimiento religiso. Ya en 1708, tn 0 ladino loco” habia adquirido considerable. influenel sobre los indios de los. alrededores ‘de San Crist6bal, hasta el Punto, ae hallaban enfrentados los espaiiol neni les, ya que, no bien se fue el ermita- to, los indios comenzaron a hablar de toda tna serie den sine apariciones de la elite mensajes de la Virgen eran ya francamente revolucionete ie agtios y multos al redonda’” (Klein 196, p. 225). Los ta. anaepcn rébidamente las jerarquis religioso-civies de sus co. ings Ra tsi ate englobabe a fe otalidad del grupo ejtteito de 4.000 hombres se driicron a San Crisabal. 2 on de Bist historia de Chiapas se observa la diléctica colonial t le explotacién progresiva marcada aqui y alié con sevocin sionales. Cuando las circunstancias unian a los dispersos indioe ee an UNA. PERSPECTIVA POLITICA 3 ejército insurrecto, los explotadores tenfan que recurrir a las armas para mantener su posicién de privilegio. En su desplazamiento hacit ‘San Cristobal, los rebeldes tzeltales se vieron hostigados por un ni mero de soldados cuatro veces menor, mientras los espafioles apro vechaban el tiempo ganado con estos hostigamientos para pedir re fuerzos a Guatemala. Cuando éstos llegaron al campo de batalla, lo’ resultados no se hicieron esperar y la superioridad del armamento did a los espaftoles una ventaja decisiva. En la batalla que puso termine al levantamiento, los indios, que luchaban con las herramientas Sac das de las haciendas, sufrieron mil bajas, mientras que entre los ¢sp# fioles no hubo més que doscientos heridos y un solo mucrto. Sin embargo, la superioridad de la organizacién de los espafiole’ fue mAs decisiva que la superioridad de las armas. Mientras los €sp2 fioles de la localidad insurrecta acudian al Consejo de Indias y pediat refuerzos incluso a un lugar tan alejado como Guatemala, los tzelts les, carentes de una coordinacién semejante, no llegaban ni siquierat convencer a sus vecinos tzotziles para que se uniesen a la lucha. Lt politica revolucionaria tzeltal, igual que su politica de todos los dias tomaba su aliento de la religion y se apoyaba en una version ad ho® ampliada de las instituciones campesinas, instituciones que dé mostraron ser tan inadecuadas que, como movimiento revolucions rio y alternativa de gobierno, la “replica” tzeltal duré menos de un afio. Ni aun en sus mejores momentos, la cohesién religiosa de los indios estuvo a la altura de la concentracién de poder hispanica. Para los espaftoles, Ia hostilidad indigena era un hecho establec do y causa de la més grave preocupacién: no fue la defensa de It doctrina lo que inspir6 la tentativa gubernamental de ahogar el movi miento religioso tzeltal en sus comienzos. El miedo de los espaftoles ® las masas indias era tan grande que el Consejo de Indias no vacilé et gastar la enorme suma de 65 000 pesos para acabar con el levanta- miento. Y el propio gobernador de la colonia se puso a la cabeza dé los refuerzos que, procedentes de Guatemala, aplastaron el ejércite indio. Lo que preocupaba a los espafioles era su dominio sobre los dios, y sabian que tratar de conservarlo simplemente por la fuerz® era caro y destructivo. Por consiguiente, les convenia permitirles to- do aquelio que pudiese disminuir su cohesién como clase social. So- Iamente asi podian compensar la superioridad numérica india, dismi- nuir el riesgo de rebelién y asegurarse de que, en caso de que s¢ Pro- dujera, podria mantenérsela a nivel local y de modo que fuera facil de manejar. El sistema de fiestas, que reforzaba y profundizaba Ja fragmentacién de la sociedad india en una serie de comunidades cul- oo ETIEACES, Se ajustaba: ligena se 108 espanoles tendrian tuito, a menos que se = é < 5 = 2 paeenes. Ada ; articulos para las fiestas. & ipedatiza ca Ta produ oe oss mbar, sistema de fests no nivelaba uele afirmar (Nash 1 1p 53 Van Zantwijk 1967, p. 246; Wolk 1939, Welacién sostiene que los indios més ry Ja riqueza, al 1966, pp. 35-36; Tax 216). La hipétesis de een aumentande la produc endo los gastos), después de haber acepladoa a Gempo sufici Para que puedan ahorrar, m aa mine decia un individuo— 1 las fiestas no babrian He Muchos dle tos bienes je Jas manos del patrocinador si no fuese por las obligaciones religiosas contraidas, lo que significa que el sistema de fiestas es més bien un incentivo al ahorro que un nivelador de lo ahorrado. Al desplazar el interés de esa manera —de las consccuencias de los gastos de origen religioso a las causas que los motivan— se plantean nuevas pregun- tas: {Qué motivos especificos animan al campesino indio a gastar tanto en cuestiones de religién? Y, lo que es mas importante, gcudles son las condiciones sociales més generales que hacen eficaces y pode- sos tales motivos en el contexto de la vida indigena? * Como vere- mos, la respuesta es que el desembolso de tipo religioso constituye luna consecuencia econémica ldgica en una sociedad a la que: 1) se exchuye de la participacién eficaz en el mercado; 2) se da considerable libertad para regir sus propios asuntos culturales; y 3) se relega a una existencia de tipo rural y pueblerino. El sistema de fiestas, en resu- ‘men, es una reacci6n institucionalizada de los indios ante la manera ‘en que se los incorporé, politica, econdmica y socialmente, al estado colonial. Al nivel del pueblo, el sistema de fiestas es una organizacién coac- tiva y, ala vez, voluntaria. Es coactiva porque en todas partes la res- paldan presiones sociales intensas que impiden a la gente zafarse de sus obligaciones religiosas. En la practica, a menudo, los curas se li- mitaban a nombrar a los mayordomos, sin que sus érdenes pudieran, ser desobedecidas jamas. Los alcaldes y principales del lugar forza- ban también a Ia obediencia con la aplicacién de presiones morales y con la amenaza de prisién. En Guatemala todavia se encuentran ves- tigios de semejante coaccién oficial, especialmente en comunidades remotas. También la comunidad en general empuja a los individuos a vivir de acuerdo con lo que se espera de ellos, haciendo objeto de habladurias desfavorables a los que se muestran remisos (Cancian 1965, p. 98; Reina 1966, p. 124). La mayordomia impuesta se da incluso en el Zinacantén actual, aunque en este caso particular se ob- * Mi esategiaanatica, en este caso, se basen I tort del silbrio orsnizatvo, de ‘Barnard Simon. La ida bisica de est tora es qe lor oetivas de na atvidadcoetiva (al cor ‘mo un sstema de fests de pueblo) otenen por qu ser compraenes om le eta Pants, pero ambos han de reacionanedealpuna manera se quiere que la coma sobverva io “equi” de una organicasiba depend da patpacon perseverance. Y ex Snleamente pede ser consegido ss ongenizason escapade feet as mirabrosinceatvos ‘ue stifagan ss esos, y qu sean onshevados por las pertiipntes, al menos, ttn vlios co. ‘mo as conttbuciones que a oxpanzacin experade els (vase Barnard 1966.12; Barret 1970, March y Simon 1858, pp. 64-85), ie " SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO Serva que el incentive volunt | fuente importante en la mot Para imponer la ién suelen tener vi- ya que la vida en los pequetios #€ ocupa con toda naturalidad braduaciones. En situaciones tiene, Iégicamente, que hacer z0rOs0s sistemas internos de prestigi brestigio, Poblados es tan piiblica que la pente en continuas y mutuasevaluaciones y les, un hombre que quiera destacarse 133; Nash 1938, pp. 67-68; Vogt ichicastenango eee : ; coaccién y el Prestigio coexisten, extrafia Pero naturalmente, les en Ias comunidades indias. La coacciom, sig UNA PERSPECTIVA POLITICA n ‘embargo, parece variar en intensidad, tanto histéricamente como de acuerdo con las circunstancias econdmicas de los pueblos. El sistema de fiestas guatemalteco se ha hecho recientemente mucho menos co- activo porque los pueblos rurales se hallan ya mucho més ligados a la politica nacional. Los lideres tradicionales, los “principales” del pueblo, han perdido su influencia; la afiliacién a los partidos ha sus- tituido al status ritual como fuente de poder, y la gente se ha dado ‘cuenta de que los gobernantes locales no pueden obligar Iegalmente a la participacién en las ceremonias religiosas. La coaccién oficial tam- bién es mas comiin en las comunidades indias mas pobres, en las que cl padrinazgo de las fiestas constituye una carga econémica més pe- sada que en lugares relativamente présperos, tales como Zinacantén (véase capitulo IV). Lo importante —aunque a menudo se menosprecie— es el hecho de que tales retribuciones, positivas o negativas, son efectivas a nivel del pueblo solamente, a causa de la posicion marginal que los indios ‘ocupan en la sociedad mayor. En el sistema econémico colonial se in- corporé a los indios como proveedores de alimentos y de mano de obra. Al ser campesinos les resulta relativamente facil acumular sobrantes ocasionales. Se ven obligados a comprar articulos rituales, pero lo principal de la fiesta, la comida, es producida por la familia, y esa produccion hogarefia ayuda a reducir los costos de los festejos rituales. Mas importante ain es el hecho de que, desde el comienzo, se excluyé a los indios del sector dindmico y progresista del mercado colonial. La agricultura comercial, la mineria y la manufactura han sido casi por completo privilegio de los espafioles. Semejante exclu- sin del sector de inversiones, unido al estancamiento de la produc- cién agricola de los propios campesinos, es la condicién previa fun- damental del consumo en la fiesta. En todo el mundo, alli donde encontramos gente que se despren- de de sus bienes de un modo ritual y por costumbre para mejorar su posicion, nos hallamos con una situacién de premercado; por ejemplo, en las islas Trobriand, en la India rural, en las costas noroe: cidentales de Norteamérica 0 en Mesoamérica. El consumo ritual tiende a darse alli donde las economias son rurales y tradicionales, mas que urbanas y dindmicas, y donde los habitantes no se hallan su- Jetos a las presiones de mercado derivadas de la relacién inversionis- ta-consumidor. Los miembros de tribus remotas, los campesinos 0 cualquier grupo socialmente aislado, disponen comparativamente de pocos usos mas para el tiempo y los sobrantes que consumen rit ‘mente. El aislamiento del mercado reduce asi la posibilidad de sentir integracién india, caracte dia, rizado por fuc or laexclusi6n social, junto con una cies. aba a los indios en una si- it ina si- factble remiar con largueza la generosi, ‘lida egoismo, y en la que escaseaban ‘acar algin provecho”, onacién de tipo ritual,” {#8 Com 'PROMETIMIENTO DE LOS INDIOS Y CAMBIO. RITUAL Pados el estancamiento y el caricter rural de la sociedad al de la sociedad 40 el colonialismo mesoamer Sible ra lo bastante nan SAND. a lendencia a la ofrenda na ba. osien- fiestas una ins- UNA PERSPECTIVA POLITICA 28 preocupaciones adicionales que acompaftaban a su posicién piiblica. ‘Como consecuencia de ello, los indios se han referido siempre a sus compromisos rituales con el nombre de cargo o sistemas de “servicio de trabajo”, y es bien conocido el hecho de que se han esforzado ac- tivamente por evitarlos (Cancian 1965, pp. 131, 185; Erasmus, 1961, p. 272; Wagley 1949, pp. 89-96). Incluso en comunidades conserva doras tales como la de Zinacantén se conocen casos de resistencia, lo que nos lleva a pensar que se trata de una caracteristica universal e inherente al sistema de fiestas. En ciertos casos, algunos indios se hallan tan espiritualmente dis- tantes de la vida religiosa de su comunidad que intentan aprovechar- se de ella. Asi sucedié en un pueblo de Oaxaca en el que un hombre influyente, aliado con el clero local, comenz6 a forzar a campesinos pobres para que aceptasen cargos por encima de sus posibilidades econémicas. A través de una serie de préstamos y de embargos por hipotecas, ese hombre y algunas otras familias de acreedores consi- guieron hacerse con mas del 90 por ciento de las tierras del lugar (Flannery 1972, p. 415). Algo semejante ocurrié en el pueblo guate- malteco de Agua Escondida, donde un grupo de astutos forasteros acumulé capital para una operacién de préstamos con destino al es- tablecimiento de una fiesta nueva, financiada mediante colectas rea~ lizadas entre los vecinos (Redfield 1945, p. 267). En los dos casos, hubo gente que manipulé conscientemente el financiamiento ritual para sacar de él provecho econémico en beneficio propio. Aun en condiciones tadicionales, la gente contempla el sistema de fiestas con diversas actitudes, entre ellas el cinismo (Saler 1971, p. 339, y 1972, p. 202; Vogt 1972), Esa variabilidad en la motivacién in- ividual puede ser observada en casos actuales de patronazgo. Apol nario Miranda, con el que comienza este estudio, apadrina fiestas en parte para aumentar el prestigio de que goza, en parte porque en su pueblo se acepta el servicio de cofrade como alternativa al servicio ci- vil, al que teme por stt complejidad legal. Chepe Aguilar, de Subchal, ha apadrinado dos fiestas, la primera porque lo obligaron, y la sc- ‘gunda, después de Hegar a un acuerdo menos oneroso, por un sent miento sincero de compromiso social y religioso. Daniel Gonzalez, de Chamac, apadrina fiestas ante todo porque le preocupa su status en cl pueblo, mientras que su vecina Angela Orozco, sélo compro- metida marginalmente con la vida social en el pueblo, reanimé re- cientemente la vacilante fiesta de Chamac por el tinico motivo de su gran devocién a la religién nativa, 0 AISTIMA DU FustAS ¥ CAMBIO ECONOME Ico a Sin. ‘embargo, redujo EL FUNCIONALISMO Y EL SISTEMA DE FIESTAS: ter aisla ritual. Al mis et aie, een i Pueblos indios, otrecia facets EL CASO DE ZINACANTAN tivos, unidos al me nificio en aras del bien puiblico, Tak 4 eee nee econbmico, dieron lugar a un equlibr LA GENEROSIDAD ritual no ¢s tanto una virtud como una cuestién de claiindivigea ara vencer la mayor parte de la oportunidad. En comunidades pequeftas con economias tradiciona- les y estables, la gente es a menudo muy generosa, no a pesar dela es- casez de sus bienes materiales sino a causa de ella. La escasez hace jue esa red local de que se dé mayor valor a la generosidad, a veces por motivos de sobre- ‘compromiso, por muy “genuina” nae como fundamento de la que vivencia, y siempre por cuestin de prestigio. En los pueblos guate- : area ; : uuna respuesta al patron deopore iigena, €s primero, y ante todo, maltecos la generosidad adopta la forma de celebraciones populares Tos congustados y somende 4s impusto dee fuera sobne cat6licas, en las cuales los campesinos reciben lo que para ellos repre- te de una ecologi sistema de fiesta senta tun magnifico reconocimiento social, dando a cambio sobrantes escasamente titiles fuera de esas ocasiones. Como hemos de ver, cuando las comunidades atraviesan tiempos duros resulta dificil dis- poner de sobrantes, y las ofrendas rituales disminuyen. En comuni- dades prosperas y en vias de desarrollo los excedentes son abundan- tes, pero son afin mas sus posibles usos; vamos a ver, pues, que tam- bign en ellas la gente se hace menos liberal con lo que posee. Ambos tipos de cambio econémico alteran el valor de los excedentes y alla- nan el camino a formas nuevas de organizacién ritual. En el pdrrafo anterior se resume una de las tesis de este libro, ast como el estado actual del sistema de fiestas en el oeste de Guatemala. Sin embargo, en cuanto a interpretacién de la economia que subyace bajo las fiestas, sc halla en contradiccién con la opinién imperante en la antropologia mesoamericana, La interpretacién mas corriente del sistema de fiestas supone que la liberalidad asociada al ritual reli- sioso es la causa de la estabilidad social y econémica de los indios, ‘més que consecuencia de ella, Para la interpretacién tradicional, el sistema de fiestas es algo asi como un giréscopo que ejerce sus efectos ‘obre el sistema social de la pequefia comunidad. Segin ella, las ofrendas rituales son una economia defensiva de prestigio que “aisla”* del mundo capitalista exterior y conserva el modo de vida indigena, Desde ese punto de vista, la liberalidad manifestada en las celebraciones no s6lo se halla separada de cualquier andlisis de la po- sicién de los indios en el resto de la sociedad, sino que es considerada también como el mecanismo real que los aisla de esa misma sociedad. Puesto que yo sostengo lo contrario, conviene que discutamos prime- ro Ia interpretacion tradicional. u n SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO Para divimir ta dis de puta, Lo mejor es analiza clan acerca de 2 mnalizar los estudios de Can- nomics and Prasige faye Com Primes ibeo tis Eco- muy sugerente safe it @ Maya Community. Se trata de un estudio S Povaue se refiere a una regién de México bien conoci i indante que puede ser analizado de otra La interpretacién trad Dy tradicional no alcai ‘monial ni las fronteras étnicas, precisam en el clisé funcionalista segiin de una comunidad sin tener ‘anza a explicar ni la ofrenda cere. Drecisamente porque se halla apoyadia cl cual se puede comprender la cultura en cuenta el mundo circundante. Zinacantin, hogar de unos 15 000 « ; tén viven, ante todo, do que se realiza en la plaza. Fn sum Hablan owzil, que gente catélica y con: ‘ayor parte son analfabetos s su lengua prin and linica. Son principal, cuando no la dni . wagan una cultura ceremonial y cosmolégica FUNCIONALISMO: EL CASO DE ZINACANTAN 3 porque viven a muy corta distancia de la ciudad de San Cristobal, y a ella van con regularidad. La variedad humana de las tierras altas de Chiapas es extraordi- naria; las numerosas comunidades indias rurales, cada una de las cuales tiene dialecto y vestimenta diferentes, se extienden sobre la re~ gion y forman como una especie de caprichoso mosaico. ‘Todas ellas se hallan bajo el dominio de los 25 000 residentes de San Cristobal, cuya élite representa la cultura, e! dinero y el poder del México moderno. Para Zinacantan y sus vecinos, San Cristobal es el cslabén principal que los une al mundo exterior, pero al mismo tiem- oes una comunidad que nunca ha aceptado a los indios mas que co- mo campesinos. La interaccién étnica en Chiapas se halla estricta- mente estructurada y restringida; la ciudad domina sobre el campo, los ladinos dominan a los indios, y en la actualidad, lo mismo que en cl pasado, apenas existe movilidad social en los estratos medio y su- perior de los ladinos. Tales diferencias de poder y privilegio son la clave para la comprensién de las tierras altas de Chiapas, que son al- ‘gomis que una region de “sociedades plurales”, en la que grupos é&t- nicos se relacionan sin mezclarse. En Chiapas la sociedad es una or- ganizacién regional estratificada, cuya caracteristica basiea, encu- bierta por el rico colorido de las costumbres y trajes indigenas, es un rema de clases sociales muy parcial. El “Proyecto Chiapas” de la Universidad de Harvard ha estu- diado la regién durante cesi dos decenios, pero ha prestado escasa atencién a semejante pautz de clases y poder superpuestos. En reali dad, deberia ser llamado con mas exactitud “Proyecto Zinacantén”, ya que se ha ocupado ante todo de la cultura de esa tinica comuni dad, en la cual ha residido sin interruy investigador, como minimo, desde 1960. Semejante etnografia concentrada en un punto no tiene razén de ser en una sociedad estratificada y multiétnica, ya que induce a despreciar el bosque como consecuencia de la fascina- ci6n que ejerce un tinico Arbol. Se podria sospechar que el depurado caracter indio de Zinacantin, que tanto admira a quienes lo estudian, ¢s producto en alto grado de las grandes desventajas que los ladinos urbanos imponen a los campesinos, y que se mantiene gracias a ellas. No cabe duda de que nunca Hegaremos a saberlo con certeza ‘mientras los investigadores traten a la comunidad como si se las hu- biesen con una isla cultural. El Zinacantén de Vogt, estudio monu- ‘mental de esa comunidad que reiine los trabajos realizados a lo largo de més de una docena de afios por unos noventa investigadores aso- ese sistema esti cambiand Po del primer tema; “ 'MA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO clados al proyecto, e €5 claro jt ere ‘Xponente de semejante tendencia et- {a comunidad, no se presenta una mina de conocimientos acerca de lo en la actualidad. en el capitulo FUNCIONALISMO: EL CASO DE ZINACANTAN 35 EL PUNTO DE VISTA FUNCIONALISTA DEL SISTEMA DE CARGOS El sistema de cargos de Zinacantén es el ritual comunal mas compli- cado de todos los encontrados en las comunidades campesinas de La- tinoamérica estudiadas hesta el presente. En Zinacantén hay cin- cuenta y cinco cargos anuales, tantos que practicamente participan cen ellos todos los habitantes, y algunos de éstos lo hacen varias veces. ‘Cancian calcula que cerca del 90 por ciento de los hombres de la co- munidad apadrinan por lo menos una de las fiestas, situacion a la que se refiere con el calificativo de participacién plena. El hecho de que ésta se dé indica que la comunidad se halla atin profundamente comprometida con los ritos tradicionales. Desde el comienzo del pre- sente siglo los habitantes de Zinacantén han aftadido diecisiete nuevos cargos a los ya existentes, han creado toda una serie de nuevas organizaciones voluntarias y han establecido listas de espera para dar cabida a todos los que podian y querfan actuar como padri- nos de las fiestas. Desde un punto de vista estructural, el sistema de fiestas de Zina- cantén es jerarquico y sus puestos se hallan organizados en cuatro ni- veles. Un individuo comienza su carrera ceremonial sirviendo en un puesto del primer nivel. Algunos van hasta el fin y llegan a completar sus carreras desempefiando, uno tras otro, los cargos correspondien- tes a los distintos niveles. El padrinazgo de las fiestas cuesta tiempo, dinero y comida, aunque hay cargos mucho més dispendiosos que otros. ‘Cancian habla de dos maneras de inducir a la gente a aceptar el pesado fardo de los cargos ceremoniales. El sistema es fundamental- mente obligatorio, © al menos lo ha sido hasta hace poco; hasta hace ‘unos cuantos aftos, los principales de la comunidad tentan el poder, tacitamente reconocido, de enviar a la cércel a quien no se dejaba convencer con buenas o malas razones de la conveniencia de aceptar las obligaciones rituales. Tenfendo en cuenta el nivel de aceptacién popular de las fiestas existente en Zinacantn, semejante violencia, a Jo que parece, no era necesaria demasiado a menudo; pero cuando lo era no habia quien saliese ganando cn la confrontacién con tos prin- cipales. En cambio, prestindose voluntariamente al servicio, los indi- viduos se hacfan merecedores de las recompensas representadas por la estimacién y el reconocimiento comunitarios. Caneian demuestra queel lugar que un hombre adulto ocupa a los ojos de sus convecinos se halla estrictamente determinado por su actuacién en lo que atafte al servicio ritual, lo cual lleva a este autor a interpretar el padrinazgo a x6 s SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO bid fiestas © la aceptacién de cargos, lucha or el prestigio. Los habitant ian valoran mas bien uniforms Padtrinazgo, tanto més cuanto que en formas ceremonies, hay remus lecesidad de sanciones coactivas. a Las cuestiones de la motivacién ‘son imy a ‘ancian, Pero no las principales. luos adquieren sin duda presti en lugar de preguntarse por qu Prestigio con semejante compor los efectos del comportamicnto ante todo, en términos de la tes de Zinacantan —sostiene "mente el prestigio inherente al fen potas desviaciones de las articipar en los ritos y escasa iportantes en el andlis is de Este autor demuestra que los indivi- io al prestarse al servicio ritual, pero is de asociarse necesariamente el iento, trata de indagar cuales son ae Ho en la estructura s¢ exponer su explicacién del equilibrio aie | subraya Toque parece ser un ejemplo excelente de 6 i bares ser un ejemplo ‘Smo una comuni 2 Scoraze a si misma con ss propias rinse, come uae tral de su exposicin esau esstema de cargos acti islamiento” social que brota del interior y umente india de la comunidad. nel sistema de cargos —afirma imbolos nativos, con los modos Mientras se dé a participacion pena Cancion el eompromiso con loss ecomportamiento del tribu y eon el modo devia general Feajead continuamente; se reduirn fos casos de en ita ye mires» habré un minimo de “competion innovacin pot Sonat desructivas” (1965, pp. 13435). Se representa I insti iin de cargos como una entdad superorginica que rapa pscoloos Sao fosnlment a tos indivduos en su mundo indigenay, ps © sin igena y, Io que es fn important, ime la riqueza sobrante que esos mi indiviuos podria, en ato contarioemplearen eae coat Exma consecuencia de las oftendas rituales sigue, dilendo + la acumulacién de capital aoe erin er ada pra moda nds de coartada. Ademas, cvidentemente, miedo cians It oa Ae janene,semejante dspen iauera impde el aceso al mundo ladino de consiano a mo, acceso que los habitantes de Zinacantan podria i condicion or s hacantan podrian intentar si as condiciones fueran De esa manera se manera se presenta el sistema de Dees de cargos como caw ‘earacion ela comunidad y del mantenmiento des heer coe ee i los indios locales y los ladinos mies, Ea sema de cargos resula de crucial importanisen nn ia en fo que FUNCIONALISMO: EL CASO DE ZINACANTAN ” respecta a la continuacion de la existencia de Zinacantin como co- mnunidad india, es decir, una comunidad separada y diferente de su medio ladino” (1965, p. 133)- La cualidad organicista de esa idea de rituales homeostaticos se halla claramente expresada en el trabajo de Cancian, pero no es nueva. Existe una tradicion en los estudios de Mesoamerica, que ve el iestas como base importante y causa de la estabilidad ‘Cancian ¢s el altimo y mas refinado exponente de tsa tradicién, Pero st interpretacion pose una caracteristica ‘nica {que la diferencia de otras anteriores: es la relacién especifica que ob- serva entre la participacion en los ritos y la integraci6n de la comuni- iad. Antes de él, se pensaba que el sistema de fiestas aislaba a la co- munidad indigena por medio del nivelamiento econdmico. Se creia Gque los gastos rituales disminuian la riqueza de los indios més prés- peros y les impedia asi transformarse en empresarios. De ese modo, la comunidad se “‘nivelaba”” econémicamente; todos participaban en mayor medida de su pobreza, y nadie podia invertir sus excedentes en imovilidad social o en otras actividades capaces de crear desacuerdo. En realidad, sin embargo, el sistema de fiestas no tiene practica- mente ningin efecto sobre la distribuci6n de los ingresos de la comu- jsodios de consumo intensifica- hnidad, ya que énicamente provoca epi ido, pero no Ia redistribucién de la riqueza. De modo coherente, las festadisticas de Cancian demuestran que Zinacantén se halla muy cstratificada a pesar de su exigente sistema ceremonial, y que, de hecho, los padrinos mas sobresalientes tienden @ proceder de linajes {que ya se distinguieron por su magnificencia en lo referente a las fies- tas (1965, pp. 109-16). Dado que el padrinazgo no nivela ta riqueza, tesa nivelacion no puede ser el factor causante de la integracién de la Comunidad. En cambio, Cancian propone una hipétesis “‘estratifi- cante’” segiin Ia cual, si bien las ceremonias recompensan a los ricos Gandoles mayor prestigio, promueven también la solidaridad al san- tificar y legitimar socialmente las desigualdades ya existentes. ‘La hipotesis estratificante ofrece un punto de vista renovado, pe- ro invierte el cuadro sin afectar Ia interpretacién organicista tradi- ‘ional. Mientras que antes se afirmaba la integracién de la comuni ‘dad como resultado de la igualdad, ahora se sostiene que la desigual- dad “legitimada” produce los mismos efectos. La cohesion brota de tin mecanismo nuevo, pero el mecanismo sigue siendo un elemento interno de la estructura de la comunidad. ‘La integracién por medio de ia estratificacion es la idea central de to que Cancian llama anilisis “‘sinerénico”” det papel estabilizador sistema de fi cultural indigena; w SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO del sistema de cargos en la estructura social de Zinacantén, Vuelve lego a su andlisis ““diacrénico”, en el que discute el desequilibrio ue, en su opinién, Hegard a afectar al sistema de cargos y a la comu.. nidad en un futuro préximo. Silos cargos aistan del mundo exterior a {a comunidad, eso leva consigo el que los habitantes de Zinacantin no puedan entroncarse en la movilidad social, en el empresariado o en otras formas de comportamiento nuevas en tanto que el sistema de ritos continite operando en su forma acostumbrada. Ese mecanismo. de integracién y de segregacion tendra que ser desconectado de algu ‘na manera, antes de que los individuos puedan tomar las cosas en sus Propias manos y comenzar a innovar. Las ocasiones de comporta- mientos nuevos aparecerdin —piensa Cancian— a medida que vaya aumentando Ia poblacién y que la riqueza acumulada por los habi- {antes de Zinacantan adquiera dimensiones tales que ya no baste para regularla el sistema de cargos, Su prediccién del futuro observa el camino siguiente: el creci- miento de la poblacién (al que Cancian considera principal amenaza a la integracién ritual), sumado a los crecientes excedentes de ri. queza, hace que aumente el ntimero de los que desean acceder a los cargos, lo cual crea una demanda que, a largo plazo, el sistema ser incapaz de satisfacer. La participacién plena y la integracion a que da lugar se verdn, por consiguiente, amenazadas tan pronto como los in. dividuos excluidos de la participacién en el padrinazgo ritual comien. cen a volverse hacia el mundo exterior, en busca de satisfaccién a sus deseos de prestigio. La creacién de listas de espera y de cargos nuevos {rata de compensar el desequilibrio, pero no deja de ser, todo lo mas, ‘una solucién de compromiso al problema. El sistema de cargos ya no ofrece posiciones suficientes para la poblacién en aumento. Durane te més de diez afios las listas de espera han absorbido el exceso de la de. ‘manda, pero resulta poco probable que los individuos sigan estando satis- fechos con una sittacién en Ia que se ven obligados a esperar mis de vein. te aflos para poder ostentar un cargo. Dentro de muy pocos aites, tanto ins listas de espera como el sistema de cargos se verin desbordados, y ya ‘no habré manera de satisfacer las exigencias de gente que esta tratando de «stablecer su posicién en el seno de la comunidad (1965, p. 186). Ademés: En tanto que Ia participacién no sea plena, la integracién de la sociedad se verd debilitada, ya que aquel sector de la poblacién que se vea exchuido del sistema de cargos no se sentiré solidario con la comunidad... Pro. “1 » YUNCIONALISMO: BL. CASO DE ZINACANTAN we no tengn asin de part tsa :s de prestigio ¥ suerte at = os Manin con tos de sistema de crgos C56, buablemente, aquellos a cualquier otro lugar fuente cin en la comunidad con li cambio, que a su vez competi 170). / ates De auerdo con Ios razonamienios de Cancian, el cambio cura slo camera, pot ant, dsp deg potas i a hasta el punto tual ya aid ea. Al set “exluidos del sistema de cargos” ale no puede contenerla. u ma de certo - vo individuos perderan su sentimiento de compromis cons com nda indigenay, como resutado desu frustracin, dest i asae jon indigena, volviéndose hacia los simbolos presi de Grigen ladino. La acumulacion de riqueza vena is ade a efor re efetoeerido por Ia poblacién en aumento, ¥ gue ls in ‘os delos habitants de Zinacantn estan aumentando demasiado r see devote para que dl sistema de cargos baste a dar salida alos ree: Bene Alponer demas meio sobrants, uments Fr Hon de los indios, que entonces contarén con fondo: cién : actividades nuevas: conalmente definidon0 ntact crs rine ie in crnteiquea de aco a wna lividuos para ser empleada de otras mancras, alla. ipo nl ol de ia es adines, ms bien a ie els indios 01965, p. 14. interpretacién isis diacrdaico, Caneian redondea su tack este anilisis diacrénico, Can‘ iuerreacien f sional del sistema de fiestas de Zinacantin, aes asp vortantes de esa interpretacion son los siguientes: aie jrir prestigio entr a 1. Los hombres aceptan los cargos para adquirir prestigi sus convencinos. ate 2 scone ici mexicana don smnisclon ‘étnica aisladora. 3. Lacohesiér orale excedentes de ri- 7 4. Se conserva la separacién al canalizar los excede jas de los ladinos. Tas inversiones propias : ueza segin cauces alejados de sii mente después de que la poblacion se haya hecho der cohesién del grupo como st nte; erean una Frontera wn se ve reforzada por los efectos estratificantes del 0 SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO sa y la riqueza demasiad a lo reek abundante para que pueda contenerlas el LA LOGICA DE LA EXPLICACION FUNCIONAL Uno de los aspectos mi 5 mas sorprendentes de la teoria funci a a : 1a teoria funcio Sistencayabsoltaimpermesblad ata cria, “Lattgubre sence ieanconatoo” rina crise eal vo leds ie publicada ya en i cal Siem of Highland Burma (1965), Teach aaca al lone or wincapaciad para exlicarsituaiones sociales disknkeryore tar sa 29, Hempel fo hallo replto de autos, y le ena fa ang Alor Reurltico, El dscursopresdencil de Homans aa Syamerican Sociological Association constituyé un asl front contra el funcionatsmo y se cer con laconcusin de mes, Pro una ora funcional qe ese en realidad una explicacion™ C1964, p. 818). sin embargo, a esr de la nega de somaient ae nue, euen apareciend esusiosfuncionalisas, la mayor parte : 1 ia impresid ° ai fan side conremcen It impesién de que el funsonalismo rea El anilisis de Cancie 6 ‘ancian del sistema de cargos se halla en la corrien- sociedad como un or 10 que emplea sus ritos dela misma forma in organismo qué iplea sus ritos di a lea el calci it molec io, es decir, para crear a ciegas un ca- Los funci funcionalistas leg tas llegan a semejantes conclusiones abstrayendo lin modclo a partir de acontecimientos reales, reificando ese modelo ‘ontecimiento; 5 reales, rei dey titucién” y proyectindolo después como telén de fondo Para explicar asi la estabilidad. El funcionalis. Radeliffe-Brown, ya q en las sociedades de jue la estabilidad social. ial es algo mas complica wae ates Los habitantes de las ‘an Anda, Radcliffe Brown pudo maCrw ieee ave on i ‘su cohesién 01 fe sentilentos compatidoseredos por ss conperonten eo lientos reli- FUNCIONALISMO: EL CASO DE ZINACANTAN a siosos. Cancian tiene que afirmar lo mismo y atin mas, porque Zina- eantan no se halla geogrdficamente aisiado de otras alternativas cul- turales, Dado que los habitantes de Zinacantén pueden, en principio, transformarse en ladinos, el estabilizador de su sistema tiene que pro- porcionarles no s6lo la continuidad de los sentimientos, sino también fnnibir la aculturacién. De ahi brotan sus argumentos en cl sentido de {que el sistema de cargos impide los dispendios innovadores y que los argos desaparecerin, no como parte de un mecanismo mas amplio de evolucion cultural y social, sino como requisito necesario a tal evolucién. El problema fundamental que se plantea al aceptar esa opini6n es que, al atribuir a una institucion particular el impulso para la accién social, se acenttia la forma de comportamiento, mas bien que las con- iciones que lo conforman. Murdock ha demostrado el error inhe- rente a semejantes argumentos, que segin él son tan comunes en huestra disciplina que se refiere a ellos con la expresién de “‘mnitologia de la antropologia”” (1971). En opinién de Murdock, s6lo se pueden utilizar legitimamente dos fenémenos al explicar compor- tamientos humanos complicados. Uno de ellos consiste en las capaci- ‘dades humanas tinicas para sentir, aprender, recordar, etc. Esas ca pacidades son los “‘mecanismos” del comportamiento, que bastan Como explicacién, junto con el segundo grupo de fendmenos, las “condiciones” en que tiene lugar el comportamiento. Esas condi ciones son las correspondientes a las circunstancias extraordina- riamente variadas en que los hombres viven sus vidas. Desde ese pun- to de vista, la “cultura’” y la estructura social”, conceptos claves de ta antropologia, definen los resultados de la interaccion que tiene lu~ gar entre los seres humanos y las condiciones en que se desarrolla su existencia, pero de nada sirven como explicacién. Los conceptos de ‘cultura y estructura social —afirma Murdock— son itiles desde los puntos de vista metaférico y organizativo, pero en ningtin caso “re- sulta seguro ni adecuado emplearlos como principios explicativos u dperantes””. En el mejor de los casos, son “‘resultado de fa interac tin entre los seres humanos individuales; como abstracciones cosifi- ‘cadas, nunca podrén ser causa 0 factores modificativos del compor- tamiento” (1971, p. 22). ‘Los estudios del sistema de fiestas justifican la opinion de Mur- dock. Cuando alguien supone que la comunidad campesina es un sis tema superorgénico autoestabilizante que fabrica su propio aisla- ‘miento cultural, saltan inmediatamente a la vista problemas de cosi- ficacién, de tautologia y de omisiones empiricas. Para empezar, se | | , 7 7 | : a SISTEMA DE FIESTAS Y CAMBIO ECONOMICO ¢cha mano de una abstraccién a fin de explicar el control de los actos de individuos reales en el seno de circunstancias no menos reales, El argumento segiin el cual la institucién de las fiestas acta como aislante de la comunidad viene a decir, + Que lo que la gente sucle estar haciendo le impide realizar cualquier otra cosa. La afin, macion funcionalista de que el consumo de riqueza, propio del siste. ‘ma ritual, ““impide” las inversiones capitalistas y ‘“prohibe” el con. Sumo al estilo ladino, atribuye causalidad a una abstraccién en ver de atribuirsela a una realidad econémica y social, aquella segiin la cual los campesinos hacen uso de sus disponibilidades. Sila gente emplea ‘sus excedentes en algo relacionado con la religién en lugar de em. Plearlos al modo capitalista, lo hace asi como resultado de una prefe. rencia, y no porque su actitud sea causa de esa preferencia. En otras Palabras, la institucién existe por la costumbre de la ofrenda, y no al contrario. El mantener que el ‘deseo de prestigio” es el mévil ovulto tras Ia ofrenda no sirve para dirimir la cuestion, puesto que el prest Bio se halla relacionado tanto con la forma que tienen los indios de Baslar sus Tecursos como con la que tienen los ladinos, y de ese modo. nos encontramos todavia sin haber averiguado por qué los indios Prefieren seguir ese camino y no otro para llevar a cabo sus propésic tos. Por consiguiente, un efecto més de la hipétesis del aislamiento es que relega a un residuo no analizado los motivos que se hallan detrés de las oftendas rituales, y que no legamos a saber por qué los indion ‘mwestran el comportamiento que supuestamente realiza tales mara. villas en beneficio de su sistema social. Para responder a esa Pregunta {Qué de hacerlo asi, la respuesta de los indios a esa actitud, cudles con los recursos sociales y econémicos de ésios, cémo se recompensen tales ¥ por qué esas recompensas son eficaces, cuestiones todas que quedan sin contestacién y que ni siquiera son planteadas cuando se pubone due una abstraccién cosificada domina el comportamiento hhablan, por lo general, como si las comunidades atrapasen a he gente ¥ Ja aislasen en el interior de “instituciones™, o como si la rote, Biesen con el manto del “peso de la tradicién””. Casi todas Ins ins iN a FUNCIONALISMO: EL CASO DE ZINACANTAt icista y taciones del sistema de fiestas insstenen ese tema organics y stutoestabiizante. Los prinpales comentarstas, tales como Wo, ashy Tax, lohan adoptado, aunque prefiran Ia ra a la estratificadora, Nash afirma: : a alas acumular demasiados: eat ete a ne diner efectivo... Los ricos, en térmir a Ne odes ey serps sn Ca ee ge Wolf afirma lo mismo aunque con palabras diferentes: fedesoiae an ulate? cs =n orn resents ee aon acter ntonn tine te adc ae Seca es are om ne art ieee eer (1959, p. 216) De igual manera que un te Er estudio de Chinautla, Reina repite sin bercaeters au Jecna vega , la “ley de los santos” ais ee eee ic ia— “‘mantiene unida a pm ae she coe Gace cn eat sin lugar a dudas que una comune de uae aie rnémicamente nivelada es bere mone om pero tificacion recién : soeen ymogeneidad que ahora rece jas premisas cosificadas, los funcionalistas eet a ate (olde jicas en su intento de relacionar las ofren¢ ar ton lainte “bn ‘comunitaria. Los que proponen las Le en i cradurismo religioso se halla la clave de la - a ae sia ae ie dios; lo tinico que demuestra ese ee Lal ee saute el co i le la comuni el sa seer hy aan ribucién de la riqueza. ia reside en la discuti ible segregacion del integracién comunitaria. El sistema mn misma; las de conceder a la estratific tegrante que antes atribuia a la hot “funcionalmente t puedan ser los efectos de ést Eccatiei, muon jema de fiestas respecto de ; a df fiestas no es causa de la integraciOn: es la aac inte: rrendas rituales son més un exponente de la col ofrendas

También podría gustarte