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Sentido de comunidad

3.1. Comunidad

Las personas han vivido en comunidades desde tiempos prehistóricos. La función


de las comunidades en el mundo contemporáneo es mucho más compleja que en
el pasado. El término comunidad se utiliza ampliamente en las ciencias sociales y
en ocasiones existe cierta ambigüedad asociada a su uso porque son muchos los
significados que se le atribuyen y no siempre están diferenciados de forma preci­
sa. La comunidad puede ser entendida bajo tres acepciones, como:

1. Un lugar (ubicación y características del entorno físico).


2. Un conjunto de personas (características sociales de sus habitantes).
3. Un sistema social (pautas de interacción y redes sociales).

También existen dos grandes maneras de describir la comunidad, como:

a) Lugar geográfico (el barrio).


b) Grupo de relaciones y recursos (sentido de comunidad).

Para Blanco (1988), el concepto de comunidad se mueve en tomo a:

a) Un ingrediente ecológico (concentración de individuos en un espacio de­


terminado).

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

b) Un factor macrosocial (estructura y organización social).


c) Un elemento microsocial (relación social entre grupos y personas).
d) Un factor psicológico (sentido de comunidad).

De acuerdo con esto, la comunidad puede ser definida como el conjunto de


grupos de población que viven juntos en un lugar, urbano o rural, en condicio­
nes específicas de organización y de cohesión social y cultural. Los miembros
de la comunidad están ligados, en grados variables, por características comu­
nes (culturales, profesionales, etc.), y/o por intereses y aspiraciones que pue­
den devenir comunes, y en donde cobra especial importancia la interacción
psicosocial entre los grupos de la comunidad (San Martín y Pastor, 1984).

Familia,
Asociaciones, Cobertura
Voluntarios, de necesidades
Organizaciones comunitarias
vecinales

Provisión de
Cohesión recursos
Solidaridad Apoyo social
Apoyo

Figura 3.1. Estructura de la comunidad (Hombrados y Gómez, 1995, p. 287).

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Sentido de comunidad

Especial mención requiere la obra de Tónnies Comunidad y asociación (1979)


cuyo esfuerzo va encaminado a mostrar la existencia de dos modos de estructura­
ción social: la comunidad (Gemeinschaft) y la asociación (Gesellschaft). La pri­
mera representa los valores, las relaciones comunitarias, personales, familiares y
afectivas; la segunda la individualidad, la legalidad, la competencia y las normas.
Para el autor las conexiones afectivas van desapareciendo conforme nos acerca­
mos a la asociación, más propia de la vida urbana donde priman los intereses in­
dividuales y se hace necesaria la aparición de las normas para regular la convi­
vencia.
El sentido de relación y cooperación entre los miembros y una acción común,
que hace que la comunidad funcione como un todo, se repite en numerosas defi­
niciones. El concepto de comunidad es complejo y está ligado tanto a los aspectos
objetivos del entorno físico, como a los aspectos subjetivos de la interacción so­
cial. Siguiendo una perspectiva ecológica, la comunidad constituye el punto de
partida esencial a partir del cual se estructuran las necesidades comunitarias y la
actuación de las instituciones. Esta estructura de la comunidad donde interaccio­
nan la estructura informal (solidaridad, apoyo, sentido de comunidad) y la estruc­
tura formal (acción institucional) se muestra en la figura 3.1.
En general, los datos apoyan el concepto de comunidad más allá de la locali­
zación espacial concediendo gran importancia a los aspectos de redes sociales o
interacción social. Es con relación a estos aspectos cuando se habla de sentido
psicológico de comunidad, sentido de comunidad o sentido de pertenencia.

3.2. Sentido de comunidad

El concepto de sentido de comunidad es complejo, se trata de un concepto que hace


referencia tanto a lugares, como a personas o sentimientos e incluso para entender
el término se necesitan varias acepciones del mismo: sentido de comunidad, senti­
miento de comunidad o sentido psicológico de comunidad. Para referirse a la expe­
riencia individual se utilizan normalmente los términos de sentimiento o sentido
psicológico de comunidad, mientras que para referirse al nivel de análisis grupal se
suele utilizar el término de sentido de comunidad, siendo esta última la acepción
más ampliamente utilizada. Éste se define como el sentido de que uno pertenece a
una colectividad mayor, de la cual es parte significativa; el sentido de que, aunque
haya conflicto entre las necesidades del individuo y las de la colectividad, estos
conflictos deben ser resueltos de forma que no se destruya el sentido psicológico de
comunidad; el sentido de que hay una red y una estructura de relaciones que se
fortalecen y no se diluyen en sentimientos de soledad (Sarason, 1977). El mismo
autor señala que los ingredientes básicos del sentido de comunidad son:

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

a) Percepción de similitud con los otros miembros de la comunidad.


b) Reconocimiento de la interdependencia que se da entre los miembros de la
comunidad en cuestión.
c) Deseo de mantener dicha interdependencia, que se traduce en comportarse
con los demás como nosotros esperamos y deseamos que ellos se compor­
ten con nosotros.
d) Sentimiento de que uno es parte de una estructura social superior estable y
de la que depende.

Esta constituye la acepción más corriente del término, colocando el autor el


sentido psicológico de comunidad en la intersección de lo individual y lo colecti­
vo, de lo psicológico y social. Podemos decir que la obra de Sarason (1974), El
sentido psicológico de la comunidad, marca el inicio de una línea de investiga­
ción psicosocial que ha propuesto al sentido psicológico de comunidad como el
concepto central de la psicología comunitaria.
Posteriormente, el concepto ha sido ampliamente estudiado y clarificado por
autores como McMillan y Chavis (1986) para quienes el sentido de comunidad es
un concepto multidimensional compuesto de las siguientes características:

1. Membrecía. Es un sentimiento de pertenencia, de ser parte de una red de


relaciones sociales que implica el sentimiento de que la persona está inte­
grada en el grupo y tiene un lugar en él, estaría formado por una serie de
componentes:

a) Límites: proporcionan a los miembros de la comunidad seguridad para


la expresión de sus sentimientos y la satisfacción de sus necesidades.
El lenguaje o las costumbres constituyen señales externas de identifi­
cación.
b) Seguridad emocional: se refiere a la protección de la intimidad del
grupo, a veces, para proteger la seguridad emocional el grupo se hace
uso de barreras físicas como es la delimitación geográfica de los ba­
rrios.
c) Sentido de pertenencia e identificación: implica la creencia y la expec­
tativa de que uno se inserta en el grupo y tiene un lugar en él. Implica
también un sentimiento de aceptación del grupo, las expresiones que
hacen referencia a “mi barrio”, “mi grupo” constituyen un reflejo de
este sentido de pertenencia.
d) Inversión personal: el individuo trabaja para ser aceptado por el grupo.
La pertenencia al grupo se convierte en algo muy valorado y significa­
tivo. La existencia de líderes en el barrio o la pertenencia a asociacio­
nes constituyen un buen ejemplo de ello.

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Sentido de comunidad

e) Sistema simbólico común: el conocimiento del sistema de símbolos de


una comunidad es un prerrequisito para conocerla correctamente. Por
ejemplo, cuando una persona se traslada a vivir a otra ciudad necesita
conocer el funcionamiento y las normas sociales del nuevo contexto,
sobre todo si emigra a otro país donde existen diferencias culturales
respecto al país de origen.

2. Influencia. Sentimiento de que las acciones de los individuos pueden in­


fluir en la comunidad, a la vez que lo que ocurre en ésta puede influir en
el comportamiento de los primeros. Hay una influencia recíproca entre la
comunidad y sus miembros. Los miembros de una comunidad se sienten
más atraídos por ella cuando creen que tienen poder e influencia. El em-
powerment o potenciación de la comunidad está siendo cada vez más ana­
lizado como un elemento clave para la integración social.
3. Integración y satisfacción de necesidades. Se refiere a la percepción de
que aquello que los miembros de la comunidad necesitan lo pueden en­
contrar en la misma. Una comunidad fuerte debe garantizar la posibilidad
de que sus miembros sean capaces de satisfacer sus necesidades.
En la actualidad, se están desarrollando por parte de los profesionales
intervenciones que tienen como protagonista al ciudadano y como objeti­
vo la satisfacción de las necesidades. Un ejemplo claro donde se han de
consensuar las necesidades individuales y comunitarias son los presupues­
tos participativos, donde los vecinos de un mismo barrio se han de poner
de acuerdo para priorizar sus necesidades y tomar decisiones consensua­
das respecto a las inversiones presupuestarias que han de realizar las insti­
tuciones de la ciudad en sus barrios.
4. Conexión emocional. Los miembros de la comunidad comparten una his­
toria, un lugar y unas experiencias comunes La conexión emocional estará
determinada por el deseo de interactuar de las personas y de conseguir
unas relaciones de calidad. Es un componente eminentemente afectivo,
según esto hay que destacar que:

a) La interacción debe permitir la resolución de los problemas y la su­


peración de las crisis individuales y grupales.
b) La creación de redes sociales y la percepción de apoyo social favore­
cen la conexión emocional.

El establecimiento de redes sociales en el propio barrio constituye un elemen­


to esencial para la integración social. Estas relaciones de interacción y de cone­
xión emocional se suelen producir más frecuentemente en el ámbito rural, de he­
cho las personas mayores suelen encontrar en estos contextos una ayuda que se

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

proporciona de forma natural entre las redes y contactos que mantienen con los
demás miembros de la comunidad. En cambio, en las grandes ciudades las perso­
nas mayores carecen de esta conexión emocional y la provisión de ayuda la pro­
porcionan principalmente las instituciones (v.g., la ayuda a domicilio).

3.2.1. Evaluación del sentido de com unidad

El sentido de comunidad está relacionado con la regulación del contacto y el control


sobre las interacciones, más concretamente se refiere al deseo de identidad y unidad
del individuo con el grupo. El anonimato típico de la gran ciudad es un indicativo
de un nivel de logro elevado de privacidad o de una escasa conciencia de comuni­
dad. En realidad, en nuestra sociedad se tiende a proteger más la privacidad que la
comunidad, lo que va en detrimento de esta última. La evaluación de este senti­
miento del nosotros se operacionaliza en aquellas conductas tendentes a desarrollar
un sentimiento de pertenencia, en la búsqueda de contactos en el medio, en el esta­
blecimiento de lazos de amistad, o en el intento de satisfacer las necesidades socia­
les dentro de un contexto determinado (Hombrados y Gómez, 1997).
Existen en la actualidad numerosos instrumentos de evaluación. Cabe citar
por su complejidad el cuestionario desarrollado por Glynn (1981) con más de cien
preguntas muy generales sobre sentido de comunidad. También son importantes
los instrumentos de medida desarrollados por Chavis et al., (1986), que apoyan el
modelo teórico de componentes del sentido de comunidad como se explicó ante­
riormente. Estas escalas se utilizan para la evaluación del sentido de comunidad
en el contexto del barrio. Con proposites más macrosociales se construye la esca­
la de Davidson y Cotter (1986) para medir el sentido de comunidad en relación
con la ciudad de residencia. También se han construido instrumentos para rela­
cionar el sentido de comunidad con algunos conceptos como el de privacidad
(Hombrados y Gómez, 1995). Esta escala está inspirada en la elaborada por
Tumbull (1979) para tal fin. El autor entiende el sentimiento de comunidad como
la tendencia de los sujetos a comprometerse y relacionarse con los demás y al
deseo de participar en acciones conjuntas. De acuerdo con esta concepción se
elabora la escala utilizando como grupos de referencia la vida comunitaria y la
regulación y deseo de contacto con los vecinos y el barrio.
También, Perkins, Florín, Rich y Wandersman (1990) han elaborado el Indice
de sentido de comunidad (SCI), y en nuestro país cabe destacar la elaboración de
la Escala de sentido de comunidad elaborada por Sánchez Vidal (2001) a partir
del concepto de sentido de comunidad de Sarason y en la que se evalúan las di­
mensiones: arraigo territorial/pertenencia, relación/interacción, interdependen-
cia/mutualidad, similitud con otros, competencia social/influencia.

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Sentido de comunidad

De forma coherente con los estudios precedentes Peterson, Speer y McMillan


(2008) diseñaron una Escala breve de sentido de comunidad (Brief Sense of Com-
munity Scale, BSCS) compuesta por 8 ítems nuevos diseñados para ser consistentes
con el modelo de McMillan y Chavis (1986). En el cuadro 3.1, se muestra el cues­
tionario con sus cuatro dimensiones: satisfacción de necesidades (ítems 1 y 2);
membrecía (ítems 3 y 4); influencia (ítems 5 y 6) y conexión emocional (ítems 7 y
8). El cuestionario se responde conforme a una escala tipo likert (1 = muy en
desacuerdo, 5 = muy de acuerdo).

Cuadro 3.1. Escala breve de sentido de comunidad


(Peterson, Speer y McMillan (2008)

D im ensiones Items

Satisfacción 1. Todo lo que necesito lo puedo encontrar en este vecin-


de necesidades dario.
2. Mis vecinos me ayudan a satisfacer mis necesidades
Membrecía 3. Me siento como un integrante más de mi barrio
4. Siento que pertenezco a este barrio
Influencia 5. Cuando hablamos sobre lo que ocurre en el barrio mi
opinión es tenida en cuenta
6. Las personas de este vecindario se ayudan y aconsejan
unas a otras
Conexión emocional 7. Me siento unido a mis vecinos
8. Tengo establecido un buen vínculo emocional con mis
vecinos

Otros autores han evaluado el sentido de comunidad con relación al contexto


específico que ha de ser estudiado de acuerdo con esto para evaluar el sentido de
comunidad en relación con el bloque donde uno vive. Schweitzer, Rosenbaum,
Campos y Gardi (2002) desarrollan el Cuestionario de sentido de comunidad.
Este cuestionario pregunta a los residentes sobre la relación que tienen con los
vecinos del bloque. A continuación se señalan, en el cuadro 3.2, las dimensiones
que se miden en este cuestionario con un ítem de ejemplo. El cuestionario se res­
ponde conforme a una escala tipo likert donde 1 = totalmente en desacuerdo y
5 = totalmente de acuerdo.

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

Cuadro 3.2. Dimensiones del cuestionario de sentido de comunidad con relación


al bloque (Schweitzer, Rosenbaum, Campos y Gardi, 2002)

D im ensiones D escripción

Conexión, relación Los vecinos de este bloque se conocen los unos a los otros
Participación Los vecinos de este bloque participan en actividades sociales
Pertenencia Existe un sentimiento de unidad entre los residentes de este
bloque
Apoyo social Los vecinos de este bloque te llevarían en coche a algún sitio
si lo necesitaras
Em powerm ent Los residentes de este bloque tienen voz u opinión en lo que
respecta a los asuntos importantes de la comunidad
Seguridad Los vecinos de este bloque lo convierten en un lugar más
seguro para vivir
Participación política Participa en las elecciones políticas
Participación ambiental Participa en actividades de reciclaje

Cuadro 3.3. Encuesta de Evaluación


Comunitaria (Jakes y Shanon, 2002)

D im ensiones Items

Em powerm ent Sé cómo trabajar con otros vecinos para resolver problemas.
Factores sociales Conozco los nombres de mucha gente de mi barrio
Factores físicos El barrio se mantiene limpio
Factores económicos En el barrio se cuenta con apoyo económico de instituciones
para hacer mejoras
Autoeficacia Carezco de habilidad para cambiar las cosas que no me
gustan de mi barrio
Motivación Normalmente no quiero implicarme en tomar decisiones
sobre las cosas que se pueden hacer en mi barrio
Apoyo local percibido Las políticas locales (ayuntamiento) apoyan los esfuerzos
por mejorar el barrio
Participación comunitaria La mayoría de los residentes de esta zona adoptan un papel
activo dentro del barrio
Participación individual A menudo me ofrezco voluntario para participar en proyec­
tos de mi barrio.

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Sentido de comunidad

Para evaluar el sentido de comunidad con relación al contexto del barrio se


encuentra la Encuesta de evaluación comunitaria (Jakes y Shanon, 2002). Este
instrumento mide el sentido de comunidad preguntando a los residentes sobre la
relación que tienen con los vecinos del barrio. En el cuadro 3.3, se señalan las
dimensiones que se miden en este cuestionario con un ítem de ejemplo. El cues­
tionario se responde conforme a una escala tipo likert donde 1 = totalmente en
desacuerdo y 5 = totalmente de acuerdo.
En la actualidad podemos contar con numerosos instrumentos para evaluar el
sentido de comunidad y la mayoría de ellos evalúan el sentido de comunidad
atendiendo a la estructura multidimensional del concepto.

3.3. El contexto del barrio y el sentido de comunidad

El barrio es el contexto fundamental donde se centran los estudios de sentido de


comunidad. Como unidad de análisis es considerado como un sistema social a
pequeña escala que pone en evidencia las peculiaridades que le son propias y las
diferencias de sus habitantes con el resto de los que integran la ciudad. El barrio
se define por cuatro elementos claves:

1. Aspectos físicos como barreras arquitectónicas o características de edifi­


cios.
2. Instituciones existentes bajo ese área
3. Factores sociodemográficos como tipo de residentes o lugar de residencia.
4. Interacción y participación de los residentes.

En realidad, un barrio puede ser considerado como una comunidad, aunque el


concepto de comunidad sea más amplio que el de barrio y aplicable a otros con­
textos. El barrio urbano representa un sistema social en miniatura donde los indi­
viduos comparten el espacio y regulan sus interacciones.
Una definición ya clásica es la que considera el barrio como un área local que
tiene barreras físicas, tejido social, uso de los recursos del área y connotaciones
simbólicas y emocionales especiales para sus habitantes (Keller, 1968). Para al­
gunos autores, esta definición se corresponde más con los barrios tradicionales,
porque el barrio urbano moderno potencia más la movilidad individual y la bús­
queda de recursos fuera del área propia del barrio, de esta forma los límites y el
espacio geográfico cobran menos importancia. Sin embargo, el barrio permanece
como modelo de planificación urbana, formando la base para nuevas ciudades y
es punto de interés para numerosos investigadores. Así, en el contexto del barrio
urbano encontramos que una adecuada organización incrementa y promueve el

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

bienestar entre sus residentes y se convierte en un modelo de estrategia de afron-


tamiento frente a los estresores ambientales.
En muchos aspectos, la calidad de vida en el barrio es y puede ser influida
de forma importante por cómo los residentes se relacionan unos con otros como
vecinos y cómo cuidan de su ambiente físico. Es decir, el tipo de barrio, las
características de sus residentes y las relaciones que mantienen entre ellos pue­
den actuar como patrones de regulación de la vecindad que influyen en la satis­
facción con el entorno y la calidad de vida. Este aspecto tiene importantes re­
percusiones para la intervención social, ya que el profesional ha de dirigir la
intervención en los barrios hacia la promoción del sentido de comunidad, in­
crementando las redes sociales entre los vecinos, fomentando la adecuada con­
vivencia y la participación. Existen actuaciones culturalmente asentadas en la
tradición popular que fomentan la participación activa de los vecinos en el ba­
rrio e inciden directamente en el sentido de comunidad, como son las fiestas
populares de las Cruces de Mayo en Granada o la decoración de los patios anda­
luces en Córdoba. En todas estas actuaciones se involucran activamente los
vecinos en la decoración de su propio barrio y se estrechan los lazos de amistad
y las relaciones de ayuda entre ellos. El conocido estudio de Christmas Street
(Altman, Wemer, Oxley y Haggard, 1987) es un ejemplo de estudio en el que se
muestra cómo las actividades de decoración de las casas y calles del barrio en
navidad aumentan el sentido de comunidad y la calidad percibida de los residen­
tes del barrio.
Continuando con los sistemas de regulación de la vecindad se ha estudiado la
organización social de los barrios y se han extraído tres dimensiones que los ca­
racterizan: interacción (grado de intercambio social en el barrio); identidad (grado
de identificación individual con el barrio); y conexión (lazos de unión con su
comunidad, organizaciones del barrio, etc.). A partir de aquí se obtienen patrones
de diferentes tipos de barrio donde puede emerger el conflicto con mayor o menor
dificultad dependiendo del grado de control social que se pueda ejercer. De
acuerdo con esto la clasificación incluye:

a) Barrios heterogéneos. En composición social, diseño físico, valores, estilo


de vida, perfiles de población, etc.
b) Barrios inestables. Se caracterizan por un alto grado de movilidad de los
residentes, no viven otros miembros de la familia, predominan los pisos
de alquiler y existe incertidumbre respecto a las reglas que llegarán a pre­
valecer en los procesos sociales.
c) Barrios en transición. Están sufriendo transformaciones que cambian el
estilo de vida de los residentes, pasan de ser barrios tranquilos y silencio­
sos a ser bulliciosos, de estar aislados a constituirse en centro comercial,
de acogida de población inmigrante, de encuentros de “botellón”, etc.

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Sentido de comunidad

d) Barrios con identidad y homogeneidad. Tienen una historia particular, sus


residentes tienen un tiempo alto de permanencia y conocen las reglas que
rigen la vida en la vecindad.
e) Barrio privado. Los residentes comparten estilos de vida similares, el sen­
tido de pertenencia viene por una identidad social estable, ofrece paz sin
interacción, prima la elección por el prestigio del barrio sobre la existen­
cia de raíces o lazos familiares.

En los tres primeros tipos de barrio aumenta el anonimato, los residentes no


se sienten responsables del barrio, ejercen poco control sobre su espacio y el
control social informal (control interno impuesto por la propia vecindad) es esca­
so. En tales circunstancias los sentimientos sobre la falta de predicción, incerti­
dumbre y escaso control influirán negativamente sobre el sentido de comunidad
y la satisfacción con el barrio. En el caso del barrio homogéneo y con identidad
existe un fuerte control social informal, un fuerte sentimiento de comunidad, y
de satisfacción con el barrio. Por último, el barrio privado se caracteriza por un
alto control social formal (control externo impuesto por entidades que no perte­
necen al barrio, buena prestación de servicios, de recursos, etc.), los sentimientos
de comunidad son menores que en el caso anterior, pero la similitud entre sus
residentes permite que el nivel de incertidumbre sea bajo y que se sientan satis­
fechos con sus barrios.
En términos de prevención, los criterios para la acción social se deben dirigir
a la reducción o modificación de las circunstancias ambientales inadecuadas, por
ejemplo, creando diseños ambientales adecuados a las necesidades y proporcio­
nando recursos que permitan a los ciudadanos desarrollar competencias y senti­
mientos positivos a través del proceso de participación. De esta forma, el apoyo
social, la creación de redes sociales y la participación comunitaria se convierten
en ingredientes claves para aumentar el control social del ambiente residencial.
Para evaluar la identificación que hacen los residentes de sus respectivos barrios
se elabora la escala “Identificación del tipo de barrio” (Hombrados, 1993) en
la que se incluyen tres tipos de indicadores para definir las características de
organización social en cada barrio, a saber: Identidad (ítems 3, 6, 8, 10, 13, 15
y 18) incertidumbre (ítems 1, 4, 7,11, 14, 16 y 19) y privacidad (ítems 2, 5, 9,
12, 17). El cuestionario se responde con una escala likert (1 = muy en desacuer­
do, 5 = muy de acuerdo) (ver cuadro 3.4).

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

Cuadro 3.4. Cuestionario de identificación del tipo de barrio

Item s Expresión

II La ayuda entre los vecinos de este barrio es muy pequeña.


2P Eligió este barrio por su prestigio.
3D La gente suele visitar a sus vecinos.
41 Confía únicamente en aquellos vecinos que conoce personalmente.
5P Eligió este barrio porque es una zona tranquila.
6D Conversa con los vecinos de los problemas del barrio.
71 En este barrio se sufre un gran aislamiento.
8D Cuando hace buen tiempo la gente se sienta en las puertas de sus casas a conversar.
9P En este barrio se evita intimar con los vecinos.
10D Parte de su familia vive en el barrio.
III La cooperación entre los vecinos es pequeña.
12P Los vecinos respetan las normas de convivencia.
13D En este barrio es donde le gusta vivir.
141 En el barrio se suelen producir escándalos y peleas entre la gente.
15D Cuando ocurre algo en el barrio rápidamente se entera uno.
161. Cuando hay riñas en el barrio se suele llamar a la policía para que las solucione.
17P En este barrio las casas son muy caras.
18D Sus amigos más cercanos se encuentran en el barrio.
191 El barrio se caracteriza por la impersonalidad reinante.______________________

3.4. Sentido de comunidad e interculturalidad

En el momento actual es fundamental analizar los procesos de integración de los


inmigrantes en las áreas de recepción dentro de las ciudades. La inmigración im­
plica un proceso adaptativo en contextos interculturales, no siempre positivo para
las personas inmigrantes, lo que incrementa su vulnerabilidad. Este mayor riesgo
psicosocial dificulta su integración social, ya que en este proceso están involucra­
dos tanto los inmigrantes como los miembros de la sociedad de acogida. Por tan­
to, en este contexto el sentido de comunidad es un buen indicador de la integra­
ción social, entendida en el sentido de que la persona inmigrada cuenta con los
mismos derechos y oportunidades que la población autóctona en todos los nive­
les: social, educativo, sanitario, cultural, económico y político. La comunidad es
el entorno donde se ha de producir la integración y es en este contexto donde el
sentido de comunidad tiene un importante papel como vía de integración de la
población inmigrante y el desarrollo de estrategias que favorecen una adecuada
convivencia.

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Sentido de comunidad

El estilo de vida en el barrio y el tipo de barrio inciden en el sentido de co­


munidad. Las transformaciones y los cambios que se producen en el entorno del
barrio influyen en el sentido de comunidad de los residentes. En la actualidad
vivimos momentos de transformaciones importantes en los estilos de vida y ca­
racterísticas de la población. Especialmente, hay un fenómeno que contribuye a
ello, como es el asentamiento de la población inmigrante en determinadas zonas
de la ciudad. Es por ello, que se están realizando estudios que analizan los entor­
nos a través del sentido de comunidad ya que éste facilita la relación, la identi­
dad, la organización social y la adaptación a los nuevos contextos. Las migracio­
nes actuales conllevan una mayor diversificación en todos los órdenes,
generando gran variedad de perfiles y modelos de asentamiento, con la inmigra­
ción, las experiencias personales y colectivas están relacionadas con el asenta­
miento en lugares diversos.
Los inmigrantes tienden a concentrarse espacialmente en unas pocas zonas
geográficas. Por tanto, la percepción que los autóctonos tienen de los inmigrantes
puede variar considerablemente según su mayor o menor proximidad con ellos,
siendo para algunos un hecho próximo y cotidiano, mientras que para otros es
algo lejano o poco común. Es por ello que adquiere una especial relevancia el
estudio de la relación que los residentes mantienen con las personas inmigradas
en el entorno en el que conviven. Es importante conocer, las reacciones que pro­
voca entre la población autóctona la convivencia con los inmigrantes, los proble­
mas de convivencia que aparecen en los bloques de vivienda y la valoración que
hacen los residentes de aquellos inmigrantes que conocen personalmente. Así
pues, es clave analizar cuál es el sentido de comunidad de estos grupos de pobla­
ción ya que el sentido de comunidad es un elemento potencialmente fortalecedor
de la integración social y la calidad de vida. El conocimiento de esta realidad es
fundamental para conocer y anticipar los efectos no deseados de la inmigración y
permite desarrollar estrategias concretas de intervención adecuadas a las necesi­
dades de los residentes y a la convivencia intercultural. En un estudio en el que
analizamos el sentido de comunidad y la calidad de vida de la población autócto­
na que convive con inmigrantes (Hombrados, Gómez y Domínguez, 2009) los
resultados mostraron que los residentes que no conviven con inmigrantes perciben
más conexión entre los vecinos, participan en más actividades sociales, tienen
más sentido de pertenencia al lugar y perciben más apoyo social que aquellos
residentes que conviven con inmigrantes en el bloque. Estas diferencias se hacen
más patentes cuando se evalúa la calidad de vida, nuevamente perciben más cali­
dad de vida los residentes que no conviven con inmigrantes. En cambio, son es­
pecialmente interesantes los resultados hallados cuando se analizan únicamente el
sentido de comunidad y la calidad de vida de los residentes que conviven con
inmigrantes. En este caso, aumenta el sentido de comunidad y la calidad de vida
conforme aumenta el contacto con los inmigrantes. Igualmente ocurre cuando nos

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Parte I. La naturaleza conceptual de la psicología comunitaria

centramos en los residentes que conviven con inmigrantes en el barrio ya que la


presencia de inmigrantes se corresponde con un aumento en el sentido de comu­
nidad y en la calidad de vida percibida por los residentes autóctonos.
Estos resultados son muy importantes para planificar una correcta interven­
ción social que facilite la integración con los inmigrantes a través del sentido de
comunidad. La presencia de inmigrantes en el barrio no afecta de forma diferente
a los residentes que conviven con ellos cuando los comparamos con los residentes
que no tienen inmigrantes en sus barrios. En cambio, las diferencias más impor­
tantes se producen cuando la convivencia se produce en el ámbito más cercano de
la interacción social, es decir, en el mismo bloque. En este caso sí que se ve afec­
tado tanto el sentido de comunidad como la calidad de vida. Como ya se indicó, el
sentido de comunidad es complejo y éste puede referirse tanto al entorno más
cercano (bloque, casa) como al entorno menos próximo (barrio, ciudad). En los
dos estudios realizados hemos encontrado que la presencia de inmigrantes tiene
una influencia diferente en los residentes dependiendo del grado de proximidad e
interacción. Esto nos hace pensar que es necesario crear estrategias de interven­
ción que faciliten las relaciones interculturales entre inmigrantes y autóctonos.
Esta idea tiene aún más fuerza cuando nos centramos únicamente en los residen­
tes que conviven con inmigrantes puesto que la adecuada convivencia mejora el
sentido de comunidad y la calidad de vida percibida tanto en el contexto del ba­
rrio como en el del bloque.
Los hallazgos confirman, como muestran la mayoría de los estudios revisa­
dos, la relación positiva entre sentido de comunidad y calidad de vida. Otro ha­
llazgo importante es que el sentido de comunidad es un elemento fortalecedor de
la interacción social y la calidad de vida. En la medida en que aumenta la interac­
ción positiva con los inmigrantes aumentan el sentido de comunidad y la calidad
de vida de los residentes autóctonos. Por ello es importante que se realicen políti­
cas sociales que desarrollen intervenciones que favorezcan la mediación en las
relaciones interculturales como una forma de evitar conflictos y de facilitar la
integración social.

3.5. Sentido de comunidad y calidad de vida

Los hallazgos de diferentes estudios indican una fuerte relación positiva entre el
sentido de comunidad y la satisfacción con la calidad de vida. Los resultados
muestran que cuando la interacción social aumenta en el entorno social inmediato
(barrio, bloque, calle), las personas están más interesadas en la vida y el bienestar
del resto de sus vecinos; considerando que la interacción social es uno de los
componentes del sentido de comunidad, se puede extrapolar que este se relaciona

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Sentido de comunidad

con el interés y preocupación por los vecinos y las personas más próximas. En
cambio, ya mostraron los miembros de la Escuela de Sociología Urbana de
Chicago que el desarraigo con la comunidad genera violencia y desadaptación.
También, se encuentra relación entre sentido de comunidad y las redes de apoyo
social. Los barrios con alto sentido de comunidad realizan más actividades socia­
les con sus vecinos, y como es sabido, las personas satisfechas con el apoyo so­
cial, muestran menor estrés que quienes experimentan menor nivel de apoyo.
El sentido de comunidad se relaciona con mayor tiempo de estancia en la co­
munidad, más competencia social y mayor satisfacción con la vida. El sentido de
comunidad también media entre la estabilidad del vecindario y el bienestar de los
residentes. Respecto al contexto, se ha encontrado que el sentido de comunidad y
la calidad de vida son más altas en ciudades pequeñas o en pueblos que en las
ciudades mayores y se relacionan positivamente con el número de vecinos cono­
cidos, la satisfacción con la composición del barrio, valorar positivamente el he­
cho de conocerse unos a otros y satisfacción con los hogares. En otro estudio
(Hombrados y García, 2005) relacionan sentido de comunidad y calidad de vida y
encuentran que la variable predictora que tiene una mayor influencia sobre la
calidad de vida es la seguridad, ésta hace referencia a que los residentes hacen
posible que el lugar donde viven sea más seguro. También el apoyo social, la
pertenencia y la participación son buenos predictores de la calidad de vida.
Estos datos son sumamente importantes ya que confirman como en las comu­
nidades pequeñas (v.g., pueblos) o en las comunidades que facilitan la interacción
social, la ayuda entre los vecinos es una realidad social que permite a determina­
dos grupos de población como son las personas mayores prolongar sus redes so­
ciales más allá del entorno familiar y encontrar el apoyo que necesitan en su en­
torno más próximo.

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