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INTEGRANTES.
DALIA JAMILETH BRACAMONTE MARTÍNEZ.
JULIO CÉSAR LÓPEZ LÓPEZ.
LESTER ANTONIO TRIANA RAMÍREZ.
MAYO 2019.
TEMA GENERAL:
La enseñanza de la narrativa de los cuentos.
TEMA ESPECÍFICO:
La lectura dialogada como estrategia para la comprensión lectora del cuento en
estudiantes de séptimo grado del Instituto Amistad Quebec ubicado en Teustepe.
1. DEDICATORIA
Dios, nuestro señor, por habernos dado el regalo maravilloso de la vida y que en su
A nuestros padres por ser ejemplo de amor, entrega y sacrificio para alcanzar
nuestro triunfo.
enseñanza.
2. AGRADECIMIENTO
A Dios por habernos iluminado al conocimiento y conducirnos por el buen camino
de la ciencia, la fe y toda la espiritualidad que siempre hemos tenido en él.
A nuestros padres por la ayuda que nos brindaron, por sus virtudes y prodigios, por
sus esfuerzos y apoyo moral en la culminación de este trabajo.
Contenido.
1. Dedicatoria.
2. Agradecimiento.
3. Resumen
4. Objetivo
5. Introducción
6. Marco Teórico
6.1 Enfoque tradicional en la literatura
6.2 Enfoque moderno en la literatura
6.3 Didáctica de la literatura en el proceso comunicativo
6.4 La lectura dialogada como estrategia de comprensión lectora
7. Diseño Metodológico.
8. Análisis y discusión de los resultados
9. Conclusión
10. Recomendaciones
11. Secuencias didácticas
12. Guías de secuencias didácticas
13. Bibliografía
14. Anexos
4. OBJETIVOS
GENERAL.
Diseñar una secuencia didáctica que permita el desarrollo de la comprensión lectora
en los cuentos a través de la lectura dialogada.
ESPECIFICOS.
Identificar las estrategias aplicadas por los docentes en la enseñanza de textos
narrativos.
Determinar el enfoque de enseñanza que rige las estrategias aplicadas por los
docentes en la enseñanza de textos narrativos.
1
5. INTRODUCCION
La escuela tradicional y la escuela nueva a nuestro juicio han sido ambas de mayor
transcendencia en el fenómeno educativo, por tanto, nos pareció oportuno e
indispensable analizarlas, lo cual nos dio los elementos necesarios para
comprender como a través del tiempo la historia de la educación ha venido
evolucionando de acuerdo a las necesidades que han requerido las sociedades en
un momento determinado.
Durante este estudio realizado se pudo captar que esta problemática muchas veces
se debe al tipo de estrategia que cada docente utiliza en el proceso educativo, "en
el cual se reproducen las formas, costumbres, conocimientos, normas, conductas
y paradigmas de una determinada sociedad en un tiempo histórico específico".
(Avendaño, 2013).
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6. MARCO TEÒRICO.
Antonio Molina citado por (Lomas, 2002) evoca un pasado escolar en las que las
clases de literatura eran a menudo el mejor antítodo contra el placer de la lectura
literaria y contra la enfermedad de la literatura, la clase de literatura consistía en una
ceremonia entre tediosa y macabra debido a que los alumnos tenían que dominar
al pie de la letra fechas de nacimiento, títulos de obras, características de diversas
índole y fechas de defunción porque por el contrario corrían el peligro de suspensión
de examen.
Para García Dual citado por (Fillola, 2004) expresa que “la renovación didáctica para
la formación literaria ha permanecido anclada en sus puestos tradicionales,
especialmente trabada en el orden historicista” por lo cual critica el lastre de
preceptos y preconcepciones que deberían estar ya superadas.
Esto significa que, en cierto sentido existe una advertencia contra algunos usos y
abusos pedagógicos del comentario de textos literarios en las aulas: “la escuela y
la universidad deberían servir para hacernos entender que ningún libro que hable
3
de un libro dice más que el libro en cuestión; en cambio hacen todo lo posible para
que se crea lo contrario. Por una inversión de valores muy difundida, la introducción,
el aparato crítico, la bibliografía, hacen las veces de una cortina de humo para
esconder lo que el texto tiene que decir y que solo puede decir si se le deja hablar
sin intermediarios que pretendan saber más de él”. Italo Calvino citado por lomas
(2002).
González, García, Bordons, Colomer, Díaz, Mendoza citado por Antonio Mendoza
(2006) nos plantean la necesidad de sistematizar un enfoque y que verdaderamente
apunte hacia la formación del lector literario, que ofrezca una finalidad acorde con
el planteamiento cognitivo del aprendizaje y con la finalidad propia de la literatura,
que de modo más matizado se centre en la «formación para apreciar la literatura»
a partir de la participación del aprendiz/lector. Es decir que plantean un tipo de
propuesta que antepongan la evidencia de que la literatura se puede leer, valorar,
apreciar..., a la idea de que es un contenido de «enseñanza». Para ello hay que
revisar, en muchos casos, la concepción de la materia y de la funcionalidad de la
materia que tiene el docente, porque de ello depende, consecuentemente, la
renovación metodológica que posibilite la formación lecto-literaria.
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6.2 ENFOQUE MODERNO EN LA LITERATURA.
Luis García citado por lomas (2002) expresa que “la literatura es útil porque ella nos
convierte en seres libres al demostrarnos que todo puede ser creado y destruido,
que las palabras se ponen una detrás de otra como los días en el calendario, que
vivimos, en fin, en un simulacro, en una realidad edificada y que podemos
transformarla a nuestro gusto, abriendo o cerrando página, sin humillarnos a
verdades aceptadas con anterioridad“.
Pennac citado por lomas (2002) señala que “Los últimos enfoques de la educación
literaria ponen el acento en la construcción escolar de hábitos lectores”. La
educación literaria debe animar a los jóvenes no solo a leer libros sino también a
escribirlos mediante la manipulación ingeniosa de formas lingüísticas o mediante la
imitación de géneros expresivos acuñados por la tradición literaria.
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Lomas (2002) refuerza que de igual manera la competencia comunicativa de los
alumnos y de las alumnas requiere no sólo de un saber acerca de la lengua sino
sobre todo de un saber hacer cosas con las palabras.
Para tal efecto el profesor, a través del contagio literario, debe garantizar la
formación estética del estudiante para que pueda comprender y producir textos
literarios de manera adecuada según expresa Gennari citado por Federico flores
(2013).
Dichas ideas anteriores las refuerza pennac citado por flores (2013) considerando
que “el profesor no debe de exigir la lectura <hay que leer, hay que leer>, sino por
el contrario debe procurar compartir su propia dicha de leer”, es decir que el contagio
de la literatura no es producto de la teoría literaria ni de la crítica literaria, sino es
consecuencia de la reflexión sobre la práctica de la acción docente, sobre todo, el
resultado de la búsqueda de nuevos procedimientos y de actividades motivadoras
para la educación literaria.
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ENFOQUE TRADICIONAL ENFOQUE ACTUAL O MODERNO
La literatura se enseñaba con un enfoque La literatura se enseña con un
memorístico. enfoque comunicativo funcional.
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ENFOQUE TRADICIONAL ENFOQUE ACTUAL O MODERNO
Los contenidos que se enseñan
son un conjunto de
Carácter y cualidades
conocimientos y valores sociales creadoras.
que transmiten de las
generaciones adultas a las
jóvenes como verdades
Anima a los jóvenes no solo a
irreprochables.
leer los libros sino también a
escribirlos.
El método de enseñanza son las
clases magistrales. El profesor
explica y el niño toma apuntes.
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6.3 DIDACTICA DE LA LITERATURA COMO PROCESO COMUNICATIVO.
La didáctica de la literatura, al ser un espacio disciplinario donde se interceptan la
literatura como práctica comunicativo-lingüística y la didáctica como actividad
comunicacional, integra en su planificación, programación, acto didáctico y un
conjunto de exigencias metodológicas.
Se debe programar, a diferentes niveles, el trabajo áulico, por ejemplo: ¿qué hombre
forma?, ¿para qué circunstancias socio-históricas?, ¿qué tipo de conocimiento de
la disciplina será necesario ofrecerle?, ¿qué procesos comunicativos serán puestos
en juego con relación a la síntesis entre ambos campos disciplinarios?, ¿qué
estructuras del pensamiento del escolar será necesario favorecer para una mejor
internalización del aprendizaje de la literatura como goce estético y creatividad? En
una palabra, se sitúa al sujeto como centro de la educación, de la realidad y del
conocimiento. Esta ubicación es histórica, dialéctica y dinámica en la medida que
tanto éste como la educación van cambiando de manera permanente.
Para Eguinoa (1999), desde el diseño del programa hasta el acto didáctico de la
enseñanza debe ser concebida, primordialmente, como la reunión de un grupo de
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lectores en la medida en que su finalidad prioritaria ha de ser la formación literaria
de los educandos a partir del contacto con el texto. De este modo, la tarea del
maestro será la de orientador, de impartidor de nociones, de guía que despierta la
sensibilidad, la imaginación, la creatividad en este proceso comunicativo de
enseñar-aprender, en el que ambos son partícipes.
La actividad del maestro cumple una doble función: hacer internalizar al alumno que
la obra literaria nace en un momento determinado de la vida interior de un hombre
(poeta o novelista) y que tiene una significación que se relaciona tanto con su autor
como con la época en que se produce.
Por lo tanto, para Percival citado por Eguinoa (1999), El lector responde a la lengua
como un ser social que comparte con otros miembros de la sociedad una manera
de entender un campo léxico determinado por el uso común, pero también como un
individuo cuya interpretación de las palabras está teñida por las experiencias vividas
y por la experiencia en el uso de la lengua. En consecuencia, no hay lecturas
idénticas.
En cada acto de lectura que el lector alumno realice, cada uno hallará importantes
y pertinentes aspectos de un mismo texto que otros no percibirán. Cada lectura, aún
la de un mismo lector en diferentes etapas vitales, es siempre una nueva
organización y, por lo tanto, implica un cierre, una clausura de sentidos. De este
modo, no se lee un texto en el vacío sino en interacción con factores de naturaleza
social e individual que deben ser comprendidos, analizados y evaluados, tanto
desde la perspectiva literaria, como desde la didáctica de la literatura.
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Para Eguinoa (1999), la literatura es una comunicación intersubjetiva porque cada
lectura resulta de una experiencia única, de un interjuego, una empatía, una
transferencia. ¿Cuál es la conducta del lector durante el proceso?, ¿se
compromete?, ¿se involucra?, ¿qué tipo de complicidad mantiene con el texto? El
texto lo atrae, lo envuelve y el lector termina por creer, por identificarse de tal manera
con lo que está sucediendo en la narración que dicho suceso pasa a transformarse
en una experiencia real. Así, el lector termina por completar la obra, ya que ésta
adquiere sentido sólo con la presencia del lector real.
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6.4 LA LECTURA GUIADA EN VOZ ALTA COMO ESTRATEGIA DE
COMPRENSIÓN LECTORA.
La lectura es un proceso que toma tiempo y requiere de un espacio para tener
contacto con ella. La única forma para lograr su aprendizaje es a través de la
práctica; es decir, se aprende a leer leyendo; por ello no siempre se hace necesario
usar un método o forma de enseñanza, lo que realmente hace falta es la presencia
de una persona que ejecute la actividad y demuestre su funcionalidad; una persona
que evidencie que la lectura es un valor, no sólo porque es importante en sí misma,
sino porque se lleva a cabo su práctica en contextos reales; una práctica que
permita que los textos sean quienes enseñen cómo leerlos y muestren cómo
desenmascararlos; así las ideas que se tengan acerca de la lectura y de lo que ella
puede ofrecer se irán construyendo, ampliando, indagando, modelando,
desmodelando y remodelando afirma (Cova, 2004).
De ahí que existen una serie de aportes acerca del uso de la lectura, los cuales
expresamos a continuación:
Muchos autores como Valdivieso, Candia y Merello, Condemarín, Galdames y
Medina, Chambers, Garrido, Vinatea, citados por Cova (2004) han definido la lectura
en voz alta, lo que ha permitido evidenciar que existen dos posiciones en cuanto a
su práctica. En la primera, se presenta como una estrategia que usa el docente para
propiciar espacios de lectura en los que se puede compartir, tal como lo propone el
enfoque constructivista; y en la segunda, se ve como un método para evaluar el
aprendizaje de la lectura de una manera mecanicista, tal como lo propone la teoría
conductista. Sobre la base de las ideas anteriores, se presenta una definición que
busca unificar los diferentes puntos de vista que ha tenido la práctica de la lectura
en voz alta; además de que intenta presentar un enfoque realmente comunicativo y
funcional.
Así pues, la lectura en voz alta es una actividad social que permite a través de la
entonación, pronunciación, dicción, fluidez, ritmo y volumen de la voz darle vida y
significado a un texto escrito para que la persona que escuche pueda soñar,
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imaginar o exteriorizar sus emociones y sentimientos. Su práctica se debe iniciar en
el hogar y continuar en la escuela para favorecer, no sólo el desarrollo del lenguaje
del niño, sino también su desarrollo integral.
Existen otras formas de utilizar la lectura en voz alta, lo que evidencia cómo ha sido
empleada para lograr resultados positivos en otras áreas del lenguaje y la
educación.
(Cova, 2004) presenta las siguientes.
1) Lectura de Concierto: Es una técnica que se utiliza en el proceso de
instrucción y consiste en que la voz y la música vayan al mismo ritmo, en
especial con música barroca, renacentista, clasicista, romancista y aún con
las más contemporáneas como Debussy, Sibeliusy Stravinski.
Esta lectura puede ser empleada al principio, durante o al final del período
de clase.
Cuando se utiliza al principio se hace para introducir el tema de la nueva
lección de manera muy emotivamente y para crear un sentimiento de
expectación, a través de la integración de la música y la voz.
Durante la clase puede ser usada como una historia para introducir una
metáfora o clarificar conceptos de una manera metafórica, tiene un efecto
positivo en la retención y comprensión del Sapiens.
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o actitud, por lo que a través de la lectura en voz alta se busca aclarar la
confusión.
3) Lectura de Cuentos en Voz Alta a Niños Sordos Confluir citado por Cova
(2004), demuestra que los niños sordos pueden aprender a leer en voz alta
y comprender lo leído a través del lenguaje de señas, la mímica y la
pantomima; además de ser un medio eficaz para el desarrollo de la lectura y
la escritura.
Baeza (2006) expresa que la lectura en voz alta dialogada es una estrategia
mediante la cual el profesor lee a los niños un texto previamente seleccionado, para
compartir con ellos el placer de leer; y actuar, además, como un modelo que aprecia
la lectura y la disfruta. De esta manera, los niños pueden comprender que el
lenguaje de los libros es diferente al idioma hablado, llegan a entender las
configuraciones y estructuras del lenguaje escrito, aprenden nuevas palabras e
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ideas y modelos, así como a ubicar estos modelos de géneros particulares o de
formas escritas.
Los principales objetivos de la lectura en voz alta es que introduce a los alumnos al
placer de la lectura y al arte de escuchar y brinda oportunidades a los profesores de
modelar las estrategias de lectura. El niño es un observador e imitador de
comportamientos. Este mecanismo, que tanto le ayuda en su crecimiento y
maduración, juega un papel fundamental en su aprendizaje de la lectura. Para poder
empezar a leer, el niño no sólo tiene que aprender las letras y el sonido a que
corresponden, sino aquellas estrategias y comportamientos que utiliza el lector
cuando reproduce una palabra, una oración o un texto.
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7. DISEÑO METODOLÓGICO.
Población y muestra
Métodos
La observación.
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El instrumento
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Para la realización del cuestionario se tomó en cuenta las siguientes variables.
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8. ANALISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS.
Discusión
Para García Dual citado por Antonio Mendoza (2006) expresa que “la renovación
didáctica para la formación literaria ha permanecido anclada en sus puestos
tradicionales, especialmente trabada en el orden historicista” por lo cual critica el
lastre de preceptos y preconcepciones que deberían estar ya superadas.
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En el ítems N° 2 se les pregunta a estudiantes ¿El docente dicta muchos datos
sobre los autores de las obras leídas?
Antonio Molina citado por Lomas (2002) evoca un pasado escolar en las que las
clases de literatura eran a menudo el mejor antídoto contra el placer de la lectura
literaria y contra la enfermedad de la literatura, la clase de literatura consistía en una
ceremonia entre tediosa y macabra debido a que los alumnos tenían que dominar
al pie de la letra fechas de nacimiento, títulos de obras, características de diversas
índole y fechas de defunción porque por el contrario corrían el peligro de suspensión
de examen.
Igual como expresa Ítalo Calvino citado por lomas (2002) “la escuela y la universidad
deberían servir para hacernos entender que ningún libro que hable de un libro dice
más que el libro en cuestión; en cambio hacen todo lo posible para que se crea lo
contrario. Por una inversión de valores muy difundida, la introducción, el aparato
crítico, la bibliografía, hacen las veces de una cortina de humo para esconder lo que
el texto tiene que decir y que solo puede decir si se le deja hablar sin intermediarios
que pretendan saber más de él”.
Para Percival citado por Eguinoa (1999), El lector responde a la lengua como un ser
social que comparte con otros miembros de la sociedad una manera de entender un
campo léxico determinado por el uso común, pero también como un individuo cuya
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interpretación de las palabras está teñida por las experiencias vividas y por la
experiencia en el uso de la lengua. En consecuencia, no hay lecturas idénticas.
De los cuales 10 estudiantes aducen que el docente permite que los estudiantes
desarrollen situaciones comunicativas a partir de las obras leídas (Oralidad, lectura
y escritura)
Como expresa Luis García citado por lomas (2002) “la literatura es útil porque ella
nos convierte en seres libres al demostrarnos que todo puede ser creado y
destruido, que las palabras se ponen una detrás de otra como los días en el
calendario, que vivimos, en fin, en un simulacro, en una realidad edificada y que
podemos transformarla a nuestro gusto, abriendo o cerrando página, sin humillarnos
a verdades aceptadas con anterioridad “.
Pennac citado por lomas (2002) señala que “Los últimos enfoques de la educación
literaria ponen el acento en la construcción escolar de hábitos lectores”. La
educación literaria debe animar a los jóvenes no solo a leer libros sino también a
escribirlos mediante la manipulación ingeniosa de formas lingüísticas o mediante la
imitación de géneros expresivos acuñados por la tradición literaria.
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Lomas (2002) refuerza que de igual manera la competencia comunicativa de los
alumnos y de las alumnas requiere no sólo de un saber acerca de la lengua sino
sobre todo de un saber hacer cosas con las palabras.
Para tal efecto el profesor, a través del contagio literario, debe garantizar la
formación estética del estudiante para que pueda comprender y producir textos
literarios de manera adecuada según expresa Gennari citado por Federico flores
(2013).
Dichas ideas anteriores las refuerza Pennac citado por flores (2013) considerando
que “el profesor no debe de exigir la lectura <hay que leer, hay que leer>, sino por
el contrario debe procurar compartir su propia dicha de leer”, es decir que el contagio
de la literatura no es producto de la teoría literaria ni de la crítica literaria, sino es
consecuencia de la reflexión sobre la práctica de la acción docente, sobre todo, el
resultado de la búsqueda de nuevos procedimientos y de actividades motivadoras
para la educación literaria.
De los cuales 15 de ellos respondieron algunas veces lo cual nos presenta el modelo
tradicional. Para Eguinoa (1999), desde el diseño del programa hasta el acto
didáctico de la enseñanza debe ser concebida, primordialmente, como la reunión
de un grupo de lectores en la medida en que su finalidad prioritaria ha de ser la
formación literaria de los educandos a partir del contacto con el texto. De este modo,
la tarea del maestro será la de orientador, de impartidor de nociones, de guía que
despierta la sensibilidad, la imaginación, la creatividad en este proceso
comunicativo de enseñar-aprender, en el que ambos son partícipes.
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Según Eguinoa (1999) la literatura es, al mismo tiempo, objeto de enseñanza
(teorías) y objeto de aprendizaje (metodología y técnicas). El punto central de la
situación de enseñanza, de todo acto didáctico, será determinar la manera de
establecer relaciones entre un objeto a enseñar y una concepción de la enseñanza,
ya que éste no tiene la precisión de otros objetos de conocimiento analizados en el
currículo. La actividad del maestro cumple una doble función: hacer internalizar al
alumno que la obra literaria nace en un momento determinado de la vida interior de
un hombre (poeta o novelista) y que tiene una significación que se relaciona tanto
con su autor como con la época en que se produce.
De los cuales 13 estudiantes afirman que muchas veces el docente logra que los
estudiantes descubran valores y antivalores en las obras leídas
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por el otro, la forma de desarrollar la sensibilidad estética de los estudiantes, según
expresa Federico Flores (2016).
Idea que fundamenta Cova (2004) al señalar que “La lectura es un proceso que
toma tiempo y requiere de un espacio para tener contacto con ella. La única forma
para lograr su aprendizaje es a través de la práctica; es decir, se aprende a leer
leyendo; por ello no siempre se hace necesario usar un método o forma de
enseñanza, lo que realmente persona que ejecute la actividad y demuestre su
funcionalidad; una persona que evidencie que la lectura es un valor, no sólo porque
es importante en sí misma, sino porque se lleva a cabo su práctica en contextos
reales; una práctica que permita que los textos sean quienes enseñen cómo leerlos
y muestren cómo desenmascararlos; así las ideas que se tengan acerca de la
lectura y de lo que ella puede ofrecer se irán construyendo, ampliando, indagando,
modelando, desmodelando y remodelando.
SINTESIS
(1,4,6,10,11,13,14,16,18,19,20,21,22,23,24,25,26,27,28,29,30,31,32,33,34,35)
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9. CONCLUSIÓN
Las conclusiones que se derivan del presente trabajo se encuentran enlazada entre
los temas del enfoque tradicional y el enfoque moderno.
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10. RECOMENDACIONES.
Las ideas que se exponen en este trabajo son resultado de la investigación realizada
en torno a la formación del docente y su estrategia utilizada al momento de impartir
clases, en el ámbito de la educación.
Por lo cual se insta a que el maestro siga promoviendo los siguientes aspectos.
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11. SECUENCIA DIDÁCTICA.
3. Título de secuencia.
Estrategia para lograr la comprensión lectora en los textos narrativos (Los cuentos).
Declaración de competencias.
4. Competencia Genérica: 5. Competencia Disciplinares.
Reconoce el pasado de nuestro país Reconoce el cuento como un género que
para retomar las lecciones aprendidas y permite interpretar las vivencias y problemas
enrumbar su presente. cotidianos de los seres humanos para
comentarlos de forma escrita y oral.
Fase:
2 sesiones de clases.
1. Comprender el cuento.
2. Participa en la lectura dialogada.
Sesión 1
Resultado de aprendizaje.
Comprende el cuento empleando como criterio los hechos sobre la condición humana
comunicados en el cuento, los conflictos y tipología de personajes.
27
Conceptuales Procedimentales Actitudinales
Comprende que es Comprende el cuento Reflexiona sobre la relación
conflicto y tipología de empleando como criterio los de los conflictos de los
personajes. hechos sobre la condición cuentos con la realidad
humana comunicados en el actual.
cuento, los conflictos y
tipología de personajes.
Actividades
Inicio:
Dialoga sobre cuentos leídos anteriormente, vivencias personales identificados en esos
cuentos y de otras personas.
Desarrollo:
Participa en la lectura dialogada con el docente. (Base de orientación No. 1)
Cierre:
Conversa con los compañeros y compañeras de la clase sobre la vigencia de los
sucesos que se narran en el cuento.
Recursos:
Fotocopia del cuento “Palomas blancas y garzas morenas”.
Diccionario.
Resaltadores para elementos claves.
Sesión 2
Actividades
Inicio:
28
Comenta los cuentos leídos anteriormente, vivencias personales identificados en esos
cuentos y de otras personas.
Desarrollo:
Comenta con tus compañeros el cuento titulado el Fardo. (Base de orientación No. 2).
Cierre:
Elabora un esquema donde aborde información acerca del cuento el fardo. (Conflicto,
tipología de personajes, valores, antivalores y la vigencia de los sucesos que se narran
en el cuento.)
Recursos:
Fotocopia del cuento “El fardo”
Diccionario
Resaltadores para elementos claves
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EVALUACION
Criterios y Niveles de dominio.
evidencias
Inicial Básico Autónomo Estratégico
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12. GUÍAS DE SECUENCIA DIDÁCTICA
Mi prima Inés era rubia como una alemana. Fuimos criados juntos, desde muy niños,
en casa de la buena abuelita que nos amaba mucho y nos hacía vernos como
hermanos, vigilándonos cuidadosamente, viendo que no riñésemos. ¡Adorable, la
viejecita, con sus trajes a grandes flores, y sus cabellos crespos y recogidos como
una vieja marquesa de Boucher!
Ya tenía quince años y medio Inés. La cabellera, dorada y luminosa al sol, era un
tesoro. Blanca y levemente amapolada, su cara era una creación murillesca, si veía
de frente. A veces, contemplando su perfil, pensaba en una soberbia medalla
siracusana, en un rostro de princesa. El traje, corto antes, había descendido. El seno,
firme y esponjado, era un ensueño oculto y supremo; la voz clara y vibrante, las
pupilas azules, inefables; la boca llena de fragancia de vida y de color de púrpura.
¡Sana y virginal primavera!
Y yo que todo lo veía, a la husma, de lejos, lloraba, sí, lloraba lágrimas amargas, ¡las
primeras de mis desengaños de hombre!
Le tomé la cabeza y le di un beso en una mejilla, un beso rápido, quemante de pasión furiosa.
Ella, un tanto enojada, salió en fuga. Las palomas se asustaron y alzaron el vuelo,
formando un opaco ruido de alas sobre los arbustos temblorosos. Yo, abrumado,
quedé inmóvil.
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Al poco tiempo partía a otra ciudad. La paloma blanca y rubia no había ¡ay! mostrado
a mis ojos el soñado paraíso del misterioso deleite.
¡Musa ardiente y sacra para mi alma, el día había de llegar! Elena la graciosa, la alegre,
ella fue el nuevo amor. ¡Bendita sea aquella boca, que murmuró por primera vez cerca
de mí las inefables palabras!
10. ¿Comenta si te identificaste con alguno de los personajes, explique por qué?
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GUÍA DIDÁCTICA NO. 2
Estimado estudiante realice la lectura titulada el fardo de Rubén Darío y
coméntala con tus compañeros.
Allá lejos, en la línea como trazada con un lápiz azul, que separa las aguas y los cielos, se iba
hundiendo el sol, con sus polvos de oro y sus torbellinos de chispas purpuradas, como un gran
disco de hierro candente. Ya el muelle fiscal iba quedando en quietud; los guardas pasaban de un
punto a otro, las gorras metidas hasta las cejas dando aquí y allá sus vistazos. Inmóvil el enorme
brazo de los pescantes, los jornaleros se encaminaban a las casas. El agua murmuraba debajo del
muelle, y el húmedo viento salado que sopla de mar afuera a la hora en que la noche sube,
mantenía las lanchas cercanas en un continuo cabeceo.
El muchacho era muy honrado y muy de trabajo. Se quiso ponerlo a la escuela desde grandecito;
pero los miserables no deben aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho.
2. ¿Qué quiso transmitir el autor al momento de expresar lo leído anteriormente?
5. Al comentar esta historia ¿Qué les parece que pretendían los personajes?
33
Y se fue el hijo, solo, casi corriendo, sin desayunarse, a la faena diaria. El hijo del tío Lucas, que
estaba ansioso de acabar pronto, se alistaba para ir a cobrar y a desayunarse, anudándose un
pañuelo de cuadros al pescuezo.
Los lancheros, de pie, miraban subir el enorme peso, y se preparaban para ir a tierra, cuando se
vio una cosa horrible. El fardo, el grueso fardo, se zafó del lazo como de un collar holgado saca un
perro la cabeza; y cayó sobre el hijo del tío Lucas, que entre el filo de la lancha y el gran bulto,
quedó con los riñones rotos, el espinazo desencajado y echando sangre negra por la boca.
Aquel día, no hubo pan ni medicinas en casa del tío Lucas, sino el muchacho destrozado al que se
abrazaba llorando el reumático, entre la gritería de la mujer y de los chicos, cuando llevaban el
cadáver a Playa Ancha.
11. ¿Cuál es su opinión en relación con los papeles que desempeña este cuento
el fardo en la sociedad?
34
13.BIBLIOGRAFIA
Trabajos citados
Avendaño, W. R. (2013). Un modelo pedagógico para la educación ambiental desde
la perspectiva de la modificabilidad estructural cognitiva. En Revista Luna
Azul, (36), 110-133.
35
Valls, R. S. (2008). Lectura dialogica: Interacciones que mejoran y aceleran la
lectura.
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Estimados estudiantes inviertan unos pocos minutos de su tiempo para responder
el siguiente cuestionario con base a los estudios que han adquirido durante el
proceso de enseñanza aprendizaje. (Marque con una X la respuesta que estime
conveniente).
Algunas Muchas
No PREGUNTAS Nunca
Veces Veces
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Algunas Muchas
No PREGUNTAS Nunca
Veces Veces
2. ¿El docente dicta muchos datos sobre los autores de las obras leídas?
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6. ¿El docente explica el carácter humano de los personajes de la obra
(miedo, alegría, admiración, tristeza, temores, angustia)?
9. ¿El docente permite la libre elección de los textos a los estudiantes para
motivar la atracción por la lectura?
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11. ¿El docente desarrolla el comentario de textos de forma oral?
12. ¿El docente orienta a los estudiantes lecturas aparte de las que están
en el libro de texto y aparte de las que están en el programa de la
asignatura?
R= En el ítems 12, 12 estudiantes establecen como verdad que sólo algunas veces
el docente orienta a los estudiantes lecturas aparte de las que están en el libro de
texto y aparte de las que están en el programa de la asignatura.
14. ¿El docente utiliza lecturas que los estudiantes puedan relacionar con
su vida diaria?
R= En el ítems 14,12 estudiantes apoyan la idea que el docente utiliza lecturas que
los estudiantes puedan relacionar con su vida diaria.
R=En el ítems 15,9 estudiantes son del criterio que el docente utiliza la misma
actividad para recordar el contenido de la clase anterior.
42
16. ¿El docente extrae de la obra ejemplos de la vida real que impactan al
estudiante?
R= En los ítems 16,13 estudiantes revelan que el docente extrae de la obra ejemplos
de la vida real que impactan al estudiante.
17. ¿El docente les dicta o les envía a investigar los datos bibliográficos
de cada autor leído?
R= En el ítems 17,14 estudiantes informan que el docente les dicta o les envía a
investigar los datos bibliográficos de cada autor leído.
18. ¿El docente orienta la lectura fuera del aula (Casa, biblioteca, aulas tic,
internet, celular, etc)?
R= En el ítem 18, 7 estudiantes señalan que el docente orienta la lectura fuera del
aula (Casa, biblioteca, aulas tic, internet, celular, etc.
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21. ¿El docente les brinda acceso de materiales (Libros, lecturas
fragmentadas) para trabajo en la clase?
R= En el ítems 24, 13 estudiantes afirman que muchas veces el docente logra que
los estudiantes descubran valores y antivalores en las obras leídas
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26. ¿El docente relaciona las obras con el contexto social (Escuela,
barrio)?
R= En el ítems 28,10 estudiantes aducen que el docente permite que los estudiantes
desarrollen situaciones comunicativas a partir de las obras leídas (Oralidad, lectura
y escritura).
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31. ¿El docente presenta a los estudiantes en la clase diversos tipos de
textos para su estudio?
34. ¿El docente da libertad a los estudiantes para elegir sus propios textos
para la práctica lectora?
R= En el ítems 34, 9 estudiantes aseguran que el docente da libertad para elegir los
textos muy propios del modelo actual.
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Palomas blancas y garzas morenas-Rubén Darío.
Mi prima Inés era rubia como una alemana. Fuimos criados juntos, desde muy niños,
en casa de la buena abuelita que nos amaba mucho y nos hacía vernos como
hermanos, vigilándonos cuidadosamente, viendo que no riñésemos. ¡Adorable, la
viejecita, con sus trajes a grandes flores, y sus cabellos crespos y recogidos como
una vieja marquesa de Boucher!
Inés era un poco mayor que yo. No obstante, yo aprendí a leer antes que ella; y
comprendía - lo recuerdo muy bien - lo que ella recitaba de memoria,
maquinalmente, en una pastorela, donde bailaba y cantaba delante del niño Jesús,
la hermosa María y el señor San José; todo con el gozo de las sencillas personas
mayores de la familia, que reían con risa de miel, alabando el talento de la actrizuela.
Inés creía. Yo también; pero no tanto como ella. Yo debía entrar a un colegio, en
internado terrible y triste, a dedicarme a los áridos estudios del bachillerato, a comer
los platos clásicos de los estudiantes, a no ver el mundo - ¡mi mundo de mozo! - y
mi casa, mi abuela, mi prima, mi gato, un excelente romano que se restregaba
cariñosamente en mis piernas y me llenaba los trajes negros de pelos blancos.
Partí.
Luego tuve revelaciones profundas. Supe muchas cosas. Entre ellas, que los besos
eran un placer exquisito.
Tiempo.
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Leí Pablo y Virginia. Llegó un fin de año escolar, y salí, en vacaciones, rápido como
una saeta, camino de mi casa. ¡Libertad!
-Mi prima- ¡pero, Dios santo, en tan poco tiempo!- se había hecho una mujer
completa. Yo delante de ella me hallaba como avergonzado, un tanto serio. Cuando
me dirigía la palabra, me ponía a sonreírle con una sonrisa simple.
Ya tenía quince años y medio Inés. La cabellera, dorada y luminosa al sol, era un
tesoro. Blanca y levemente amapolada, su cara era una creación murillesca, si veía
de frente. A veces, contemplando su perfil, pensaba en una soberbia medalla
siracusana, en un rostro de princesa. El traje, corto antes, había descendido. El
seno, firme y esponjado, era un ensueño oculto y supremo; la voz clara y vibrante,
las pupilas azules, inefables; la boca llena de fragancia de vida y de color de
púrpura. ¡Sana y virginal primavera!
La abuelita me recibió con los brazos abiertos. Inés se negó a abrazarme, me tendió
la mano. Después, no me atreví a invitarla a los juegos de antes. Me sentía tímido.
¡Y qué! Ella debía sentir algo de lo que yo. ¡Yo amaba a mi prima!
Oía, oreja atenta, el ruido de las ropas. Por la puerta entreabierta veía salir la pareja
que hablaba en voz alta. Cerca de mí pasaba el frufrú de las polleras antiguas de
mi abuela, y del traje de Inés, coqueto, ajustado, para mí siempre revelador.
¡Oh, Eros!
-Inés...
-¿...?
Y estábamos solos a la luz de una luna argentina, dulce, una bella luna de aquellas
del país de Nicaragua.
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Le dije todo lo que sentía, suplicante, balbuciente, febril y temeroso. ¡Sí! Se lo dije
todo: las agitaciones sordas y extrañas que en mi experimentaba cerca de ella; el
amor, el ansia; los tristes insomnios del deseo; mis ideas fijas en ella, allá en mis
meditaciones del colegio; y repetía como una oración sagrada la gran palabra: ¡el
amor! Oh, ella debía recibir gozosa mi adoración. Creceríamos más. Seríamos
marido y mujer...
Esperé.
La pálida claridad celeste nos iluminaba. El ambiente nos llevaba perfumes tibios
que a mí se me imaginaban propicios para los fogosos amores. ¡Cabellos áureos,
ojos paradisíacos, labios encendidos y entreabiertos!
-¡Ve! La tontería...
Y corrió, como una gata alegre adonde se hallaba la buena abuela, rezando a la
callada sus rosarios y responsorios.
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soberano en que alumbraría una celeste mirada el fondo de mi ser, y aquel en que
se rasgaría el velo del enigma atrayente?
Un día, a pleno sol, Inés estaba en el jardín, regando trigo, entre los arbustos y las
flores, a las que llamaba sus amigas: unas palomas albas, arrulladoras, con sus
buches níveos y amorosamente musicales. Llevaba un traje - siempre que con ella
he soñado la he visto con el mismo - gris azulado, de anchas mangas, que dejaban
ver casi por entero los satinados brazos alabastrinos; los cabellos los tenía
recogidos y húmedos y el vello alborotado de su nuca blanca y rosa era para mí
como luz crespa. Las aves andaban a su alrededor e imprimían en el suelo oscuro
la estrella acarminada de sus patas.
Hacía calor. Yo estaba oculto tras los ramajes de unos jazmineros. La devoraba con
los ojos. ¡Por fin se acercó por mi escondite, la prima gentil! Me vio trémulo,
enrojecida la faz, en mis ojos una llama viva y rara, y acariciante, y se puso a reír
cruelmente, terriblemente. ¡Y bien! Oh, aquello no era posible. Me lancé con rapidez
frente a ella. Audaz, formidable debía de estar, cuando ella retrocedió como
asustada, un paso.
-¡Te amo!
Entonces tornó a reír. Una paloma voló a uno de sus brazos. Ella la mimó dándole
granos de trigo entre las perlas de su boca fresca y sensual. Me acerqué más. Mi
rostro estaba junto al suyo. Los cándidos animales nos rodeaban. Me turbaba el
cerebro una onda invisible y fuerte de aroma femenil. Se me antojaba Inés una
paloma hermosa y humana, blanca y sublime: y al propio tiempo llena de fuego, de
ardor. ¡Un tesoro de dichas! No dije más. Le tomé la cabeza y le di un beso en una
mejilla, un beso rápido, quemante de pasión furiosa. Ella, un tanto enojada, salió en
fuga. Las palomas se asustaron y alzaron el vuelo, formando un opaco ruido de alas
sobre los arbustos temblorosos. Yo, abrumado, quedé inmóvil.
Al poco tiempo partía a otra ciudad. La paloma blanca y rubia no había ¡ay! mostrado
a mis ojos el soñado paraíso del misterioso deleite.
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¡Musa ardiente y sacra para mi alma, el día había de llegar! Elena la graciosa, la
alegre, ella fue el nuevo amor. ¡Bendita sea aquella boca, que murmuró por primera
vez cerca de mí las inefables palabras!
Era allá, en una ciudad que está a la orilla de un lago de mi tierra, un lago
encantador, lleno de islas floridas, con pájaros de colores.
Los dos solos estábamos cogidos de las manos, sentados en el viejo muelle, debajo
del cual el agua glauca y oscura chapoteaba musicalmente. Había un crepúsculo
acariciador, de aquellos que son la delicia de los enamorados tropicales. En el cielo
opalino se veía una diafanidad apacible que disminuía hasta cambiarse en tonos de
violeta oscuro, por la parte del oriente, y aumentaba convirtiéndose en oro
sonrosado en el horizonte profundo, donde vibraban oblicuos, rojos y
desfallecientes los últimos rayos solares. Arrastrada por el deseo, me miraba la
adorada mía y nuestros ojos se decían cosas ardorosas y extrañas. En el fondo de
nuestras almas cantaban un unísono embriagador como dos invisibles y divinas
filomelas.
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varias daban un corto vuelo, formando en el fondo de la ribera llena de verde, o en
el cielo, caprichosos dibujos, como las bandadas de grullas de un parasol chino.
¡Ah, pero las otras, tenían algo de más encantador para mí! Mi Elena se me antojaba
como semejante a ellas, con su color de canela y de rosa, gallarda y gentil.
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EL FARDO-Rubén Darío
Allá lejos, en la línea, como trazada con un lápiz azul, que separa las aguas y los
cielos, se iba hundiendo el sol, con sus polvos de oro y sus torbellinos e chispas
purpuradas, como un gran disco de hierro candente. Ya el muelle fiscal iba
quedando en quietud; los guardas pasaban de un punto a otro, las gorras metidas
hasta las cejas, dando aquí y allá sus vistazos. Inmóvil el brazo de los pescantes,
los jornaleros se encaminaban a las casas. El agua murmuraba debajo del muelle,
y el húmedo viento salado que sopla de mar afuera a la hora en que la noche sube,
mantenía las lanchas cercanas en un continuo cabeceo. * Todos los lancheros se
habían ido ya; solamente el viejo tío Lucas, que por la mañana se estropeara un pie
al subir una barrica a un carretón, y que, aunque cojín cojeando, había trabajado
todo el día; estaba sentado en una piedra y, con la pipa en la boca, veía triste el
mar. - ¡Eh tío Lucas! ¿Se descansa? - Sí, pues, patroncito. Y empezó la charla, esa
charla agradable y suelta que me place entablar con los bravos hombres toscos que
viven la vida del trabajo fortificante, la que da la buena salud y la fuerza del músculo,
y se nutre con el grano del poroto y la sangre hirviente de la viña. Yo veía con cariños
a aquel viejo, y le oía con interés sus relaciones, así, todas cortadas, todas como
de hombre basto, pero de pecho ingenuo. ¡Ah, conque fue militar! ¡Conque de mozo
fue soldado de Bulnes! ¡Conque todavía tuvo resistencia para ir con rifle hasta
Miraflores! Y es casado, y tuvo un hijo y... Y aquí el tío Lucas: - ¡Sí, patrón, hace
dos años que se murió! Aquellos ojos chicos y relumbrantes bajo las cejas grises y
peludas, se humedecieron entonces. - ¿Qué como se murió? En el oficio, por darnos
de comer a todos: a mi mujer, a los chiquitos y a mí, patrón, que entonces me hallaba
enfermo. Y todo me lo refirió, al comenzar aquella noche, mientras las olas se
cubrían de brumas y la ciudad encendía sus luces; él, en la piedra que le servía de
asiento, después de apagar su negra pipa y de colocársela en la oreja, y de estirar
y cruzar sus piernas flacas y musculosas, cubiertas por los sucios pantalones
arremangados hasta el tobillo. * El muchacho era muy honrado y muy de trabajo.
Se quiso ponerlo a la escuela desde grandecito; pero ¡los miserables no deben
aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho! El tío Lucas era casado,
tenía muchos hijos. Su mujer llevaba la maldición del vientre de los pobres: la
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fecundación. Había, pues, mucha boca abierta que pedía pan, mucho chico sucio
que se revolcaba en la basura, mucho cuerpo magro que temblaba de frío; era
preciso ir a llevar qué comer, a buscar harapos, y para eso, quedar sin alientos y
trabajar como un buey. Cuando el hijo creció ayudó al padre. Un vecino, el herrero,
quiso enseñarle su industria, pero como entonces era tan débil casi un armazón de
huesos y en el fuelle tenía que echar el bofe se puso enfermo y volvió al conventillo.
¡Ah, estuvo muy enfermo! Pero no murió. ¡No murió! Y eso que vivían en uno de
esos hacinamientos humanos, entre cuatro paredes destartaladas, viejas, feas, en
la callejuela inmunda de las mujeres perdidas, hedionda a todas horas, alumbrada
de noche por escasos faroles y en dónde resuenan en perpetua llamada a las
zambras de echacorvería, las arpas y los acordeones, y el ruido de los marineros
que llegan al burdel, desesperados con la castidad de las largas travesías, a
emborracharse como cubas y a gritar y patalear como condenados. ¡Sí! Entre la
podredumbre, al estrépito de las fiestas tunantescas, el chico vivió y pronto estuvo
sano y en pie. Luego llegaron sus quince años. * El tío Lucas había logrado, tras mil
privaciones, comprar una canoa. Se hizo pescador. Al venir el alba, iba con su
mocetón al agua, llevando los enseres de la pesca. El uno remaba, el otro ponía en
los anzuelos las carnadas. Volvían a la costa con buena esperanza de vender lo
hallado, entre la brisa fría y las opacidades de la neblina, cantando en bajo voz
alguna "triste", y enhiesto el remo triunfante que chorreaba espuma. Si había buena
venta, otra salida por la tarde. Una de invierno había temporal. Padre e hijo en la
pequeña embarcación, sufrían en el mar la locura de la ola y del viento. Difícil era
llegar a tierra. Pesca y todo se fue al agua, y se pensó en librar el pellejo. Luchaban
como desesperados por ganar la playa. Cerca de ella estaba; pero una racha
maldita les empujó contra una roca; y la canoa se hizo astillas. Ellos salieron sólo
magullados, ¡gracias a Dios! Como decía el tío Lucas al narrarlo. Después, ya son
ambos lancheros. * ¡Sí! Lancheros; sobre las grandes embarcaciones chatas y
negras; colgándose de la cadena que rechina pendiente como una sierpe de hierro
del macizo pescante que asemeja una horca; remando de pie y a compás; yendo
con la lancha del muelle al vapor y del vapor al muelle; gritando: ¡hiiooeep!, cuando
se empujan los pesados bultos para engancharlos en la uña potente que los levanta
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balanceándolos como un péndulo. ¡Sí! Lancheros; el viejo y el muchacho, el padre
y el hijo; ambos a horcajadas sobre un cajón, ambos forcejeando, ambos ganando
su jornal, para ellos y para sus queridas sanguijuelas del conventillo. Ibanse todos
los días al trabajo, vestidos de viejo, fajadas las cinturas con sendas bandas
coloradas y haciendo sonar a una sus zapatos groseros y pesados que se quitaban
al comenzar la tarea, tirándolos en un rincón de la lancha. Empezaba el trajín, el
cargar y descargar. El padre era cuidadoso: - ¡Muchacho, que te rompes la cabeza!
¡Qué te coge la mano el chicote! ¡Qué vas a perder una canilla! Y enseñaba,
adiestraba, dirigía al hijo, con su modo, con sus bruscas palabras de roto viejo y de
padre encariñado. * Hasta que un día el tío Lucas no pudo moverse de la cama,
porque el reumatismo le hinchaba las coyunturas y le taladraba los huesos. ¡Oh! Y
había que comprar medicinas y alimentos, eso sí. - Hijo, al trabajo, a buscar plata;
hoy es sábado. Y se fue el hijo, solo, casi corriendo, sin desayunarse, a la faena
diaria. Era un bello día de luz clara, de sol de oro. En el muelle rodaban los carros
sobre sus rieles, crujían las poleas, chocaban las cadenas. Era la gran confusión
del trabajo que da vértigos el son del hierro, traqueteos por doquiera y el viento
pasando por el bosque de árboles y jarcias de los navíos en grupo. Debajo de uno
de os pescantes del muelle estaba el hijo del tío Lucas con otros lancheros,
descargando a toda prisa. Había que vaciar la lancha repleta de fardos. De tiempo
en tiempo bajaba la larga cadena que remata en un garfio, sonando como una
matraca al correr con la roldana; los mozos amarraban los bultos con una cuerda
doblada en dos, los enganchaban en el garfio, y entonces éstos subían a la manera
de un pez en un anzuelo, o del plomo de una sonda, ya quietos, ya agitándose de
un lado a otro, como un badajo, en el vacío. La carga estaba amontonada. La olía
movía pausadamente de cuando en cuando la embarcación colmada de fardos.
Estos formaban una a modo de pirámide en el centro. Había uno muy pesado, muy
pesado. Era el más grande de todos, ancho, gordo y oloroso a brea. Venía en el
fondo de la lancha. Un hombre de pie sobre él, era pequeña figura para el grueso
zócalo. Era algo como todos los prosaísmos de la importancia envueltos en lona y
fajados con correas de hierro. Sobre sus costados, en medio de líneas y de
triángulos negros, había letras que miraban como ojos. - Letras en "diamante" -
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decía el tío Lucas. Sus cintas de hierro estaban apretadas con clavos cabezudos y
ásperos; y en las entrañas tendría el monstruo, cuando menos, linones y percales.
* Sólo él faltaba. - ¡Se va el bruto! - dijo uno de los lancheros. - ¡El barrigón! - agregó
otro. Y el hijo de Lucas, que estaba ansioso de acabar pronto, se alistaba para ir a
cobrar y desayunarse, anudándose un pañuelo a cuadros al pescuezo. Bajó la
cadena danzando en el aire. Se amarró un gran lazo al fardo, se probó si estaba
bien seguro, y se gritó: ¡Iza!, mientras la cadena tiraba de la masa chirriando y
levantándola en vilo. Los lancheros, de pie, miraban subir el enorme peso, y se
preparaban para ir a tierra, cuando se vio una cosa horrible. El fardo, el grueso fardo,
se zafó del lazo, como de un collar holgado saca un perro la cabeza; y cayó sobre
el hijo de tío Lucas, que entre el filo de la lancha y el gran bulto quedó con los riñones
rotos, el espinazo desencajado y echando sangre negra por la boca. Aquel día no
hubo pan ni medicinas en casa del tío Lucas, sino el muchacho destrozado, al que
se abrazaba llorando el reumático, entre la gritería de la mujer y de los chicos,
cuando llevaban el cadáver a Playa Ancha. * Me despedí del viejo lanchero, y a
pasos elásticos dejé el muelle, tomando el camino de la casa, y haciendo filosofía
con toda la cachaza de un poeta, en tanto que una brisa glacial, que venía de mar
afuera, pellizcaba tenazmente las narices y las orejas.
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Estimados estudiantes inviertan unos pocos minutos de su tiempo para
rellenar el siguiente cuestionario en base a los estudios que han adquirido
durante el proceso de enseñanza aprendizaje. (Marque con una X la respuesta
que estime conveniente).
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No Preguntas Nunca Algunas Muchas
Veces Veces
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No Preguntas Nunca Algunas Muchas
Veces Veces
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