Esta teoría, se fundamenta en la experiencia estadounidense para planear las
regiones que no se desarrollan en forma gradual, a partir de la autosubsistencia,
mediante el concepto de potencial exportador, que es un referente importante en nuevas ciudades. La existencia de modelos para cuantificar las interrelaciones regionales no sólo depende de las diversas perspectivas de análisis del sitio, sino también de componentes que determinen la dinámica del espacio, como son los aspectos económicos, sociales, políticos, ambientales, tecnológicos y culturales. Douglas North (1970) introduce la teoría de base exportadora al explicar que “muchas regiones nuevas en Estados Unidos se desarrollaron alrededor de una o dos mercancías exportables y ampliaron su base exportadora sólo después de que habían reducido los costos de transporte”. La aplicación del modelo es cuantitativa y divide la economía local de la ciudad en dos sectores: el sector base y el de servicio. Las actividades relacionadas con la exportación de bienes y servicios de la región generan el ingreso base, pero la venta de estos dentro de la región constituye el sector servicio o no base.[1] La ecuación resultante del indicador de base exportadora es la división entre el sector base sobre el no base, y unas de las variables más comunes utilizadas es el empleo, el ingreso regional y el PIB, información que se obtiene por encuestas o bases de datos censales. De acuerdo a esta teoría el crecimiento económico de una región, no va a depender de variables internas, debido a la dimensión de su actividad económica, por lo que se considera que el desarrollo es inducido, por las actividades de exportación, lo que evidentemente conlleva, a que la principal preocupación para esta teoría, sea el aumento sustancial de la demanda externa de la región, que es un enfoque keynesiano del desarrollo. Este crecimiento de la demanda externa, puede darse, ya sea por inversiones de la región o por fuera de ella, lo que decanta entonces, en la dependencia de la capacidad que se pueda ostentar para atraer estas inversiones, ofreciendo esas condiciones optimas para el desarrollo de las actividades exportadoras, produciendo entonces, una gran infraestructura para que esta se de, o, marcos normativos favorables a la inversión e incluso, contando con la producción de factores de localización muy favorables para desarrollarla.