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Sección Quinta

Anexos

Himno al Mesías venidero

Baja otra vez al mundo, cadáveres de imperios


baja otra vez, ¡Mesías! que fueron y no son.
De nuevo son los días
de tu alta vocación;
Sereno está en la esfera
y en su dolor profundo
el sol del firmamento:
la humanidad entera
la tierra en su cimiento
el nuevo oriente espera
inconmovible está:
de un sol de redención.
la blanca primavera
con su gentil abrazo
Corrieron veinte edades fecunda el gran regazo
desde el supremo día que flor y fruto da.
que en esa Cruz te vía
morir Jerusalén;
y nuevas tempestades Mas ¡ay! que de las almas
surgieron y bramaron el sol yace eclipsado;
de aquellas que asolaron mas ¡ay! que ha vacilado
el primitivo Edén. el polo de la fe;
mas ¡ay! que ya tus palmas
se vuelven al desierto:
De aquellas que le ocultan
no crecen, no, en el huerto
al hombre su camino
del que tu pueblo fue.
con ciego torbellino
de culpa y expiación;
de aquellas que sepultan Tiníebla es ya la Europa:
'tñ hondos cautiverios ella violó la ciencia,

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maldijo su creencia los siglos nos revelan
se apacentó con hiel; con misteriosa luz
y rota ya la copa el infinito arcano
en que su fe bebía, y la virtud que encierra,
alzándose decía: trono de cielo y tierra,
“Mirad, yo soy Luzbel.” tu sacrosanta Cruz.

Mas ¡ay! que contra el cielo Toda la historia humana,


no tiene el hombre rayo, ¡Señor!, está en tu Nombre;
y en súbito desmayo Tú fuiste Dios del hombre,
cayó de ayer a hoy; Dios de la humanidad.
y en son de desconsuelo, Tu sangre soberana
y en llanto de impotencia, es su Calvario eterno:
hoy clama en tu presencia: tu triunfo del infierno
“Señor, tu pueblo soy.” es su inmortalidad.

No es, no, la Roma atea ¿Quién dijo, Dios clemente,


que entre aras derrocadas que Tú no volverías,
despide a carcajadas y a horribles gemonías
los dioses que se van: perenne perdición,
es la que, humilde rea, condena a esta doliente
baja a las catacumbas, raza del ser humano,
y palpa entre las tumbas que espera de tu mano
los tiempos que vendrán. su nueva salvación?

Todo, Señor, diciendo Sí, Tú vendrás. Vencidos


está los grandes días serán con nuevo ejemplo
de luto y agonías, los que del santo templo
de muerte y orfandad; apartan a tu grey.
que, del pecado horrendo Vendrás, y confundidos
envuelta en el sudario, caerán con los ateos
pasa por un Calvario los nuevos fariseos
la ciega humanidad. de la caduca ley.

Baja, ¡oh Señor!; no en vano ¿Quién sabe si ahora mismo


siglos y siglos vuelan; entre alaridos tantos

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de tus profetas santos resonarán en vano;
la voz no suena ya; no es el destino humano
tVen, saca del abismo la humanidad sin Dios.
aun pueblo moribundo;
Luzbel tía vuelto al mundo...
Ya pasarán los siglos
¿Y Dios no volverá?
de la tremenda prueba;
¡ya nacerás, luz nueva
ISeñor! En tus juicios de la futura edad!
la comprensión se abisma; ¡Huiréis, negros vestiglos
mas es siempre la misma de nuestros duros días!
del Gólgota la voz. Ya volverás, ¡Mesías!
Fatídicos auspicios en gloria y majestad.

Gabriel García Tassara


0B17-1875)

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