SEÑOR

TRANSF RMAME
Lección 14

LA SANTIFICACIÓN ILUSTRADA

TEXTO CLAVE:
«Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta,
al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús»
(Filipenses 3:13-14).

INTRODUCCIÓN
La Palabra de Dios bosqueja la obra de gracia en los corazones de sus
escogidos. La Biblia describe el llamado, las tribulaciones, los fracasos,
las debilidades y la eventual victoria de quienes siguen al Señor
hasta el final. Esto ha quedado registrado «para nuestra enseñanza»,
dice Pablo, «a fin de que, por la paciencia y la consolación de las
Escrituras, tengamos esperanza» (Romanos 15:4). Nos damos cuenta
de que, aunque estos hombres y mujeres fueron genuinos al aceptar
el llamado de Dios, esto no los eximió de la necesidad de crecer en
entendimiento, en fe y en la práctica de la verdad que se encuentra
en la Palabra de Dios. El llamado de Dios no los libró de las debilidades
de la carne. Obtuvieron la victoria solo al depender cada día y cada
momento de la gracia de Cristo.

«Ningún apóstol o profeta pretendió haber vivido sin pecado. Hombres

que han vivido lo más cerca de Dios, hombres que sacrificaron sus
vidas antes de cometer a sabiendas un acto pecaminoso, hombres
a quienes Dios honró con luz divina y poder, confesaron su naturaleza
pecaminosa. No pusieron su confianza en la carne, no pretendieron
poseer una justicia propia, sino que confiaron completamente en la
justicia de Cristo» (Hechos de los Apóstoles, 448)

En esta lección, nos tomaremos el tiempo de estudiar la obra de la

gracia en las vidas de algunos santos, de modo que podamos recibir
ánimo y consuelo en nuestro andar con el Señor.

1. LEE los siguientes pasajes de las Escrituras y discute lo que

dicen sobre cómo Jesús obró en sus discípulos (especialmente
en Pedro) para desarrollar su fe desde la etapa infantil hasta la
madurez en Cristo. Marcos 3:13; Lucas 22:31-34; Juan 21:15-18.

62 Un estudio especial sobre la Justicia de Cristo

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NOTAS:
«El Salvador conocía el carácter de los hombres a quienes había
elegido; todas sus debilidades y errores estaban abiertos delante de
él; conocía los peligros que tendrían que arrostrar, la responsabilidad
que recaería sobre ellos; y su corazón amaba tiernamente a estos
elegidos» (El deseado de todas las gentes, p. 258).

2. LEE Génesis 22:10-12. ¿Qué crees que quiso decir el «Ángel de

Jehová» cuando dijo, «No extiendas tu mano sobre el muchacho
ni le hagas nada, pues ya sé que temes a Dios, por cuanto no me
rehusaste a tu hijo, tu único hijo». Reflexiona sobre el viaje de fe
de Abraham desde que fue llamado por Dios (Génesis 12) y sobre
las muchas veces en que no confió en Dios completamente. ¿Qué
nos dice esto sobre lo que Dios realmente quiere de nosotros y
sobre su disposición a ser paciente con nuestros defectos?
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NOTAS:
A Abraham le tomó muchos años llegar al punto de confiar en
Dios completamente. Dios esperó pacientemente. Cuando Dios
le dijo a Abraham, « ya sé que temes a Dios», no significa que
Abraham no estuviera convertido desde antes de ese momento.
Significa que Abraham había llegado al punto de poner su fe
en acción, aun cuando su vida y las cosas más valiosas para él
estaban en juego. Este es el tipo de fe que conduce a la sumisión
a Dios en todas las cosas.

3. Usando los siguientes versículos, explica lo que entiendes por

‘santificación’. ¿Qué rol desempeña la Palabra de Dios y cuál es
tu deber en este proceso?

LEE: Efesios 5:25-27; Juan 17:17; Mateo 7:24-25; Santiago 1:21-22.

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Un estudio especial sobre la Justicia de Cristo 63

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NOTAS:
«Edificamos en Cristo por la obediencia a su palabra. No es justo
quien sólo se complace en la justicia, sino quien la ejecuta. La
santidad no es arrobamiento; es el resultado de entregarlo
todo a Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial...La
religión consiste en cumplir las palabras de Cristo; no en obrar
para merecer el favor de Dios, sino porque, sin merecerlo, hemos
recibido la dádiva de su amor. Cristo no basa la salvación de
los hombres sobre lo que profesan solamente, sino sobre la fe
que se manifiesta en las obras de justicia. Se espera acción, no
meramente palabras, de los seguidores de Cristo. Por medio de
la acción es como se edifica el carácter» (El discurso maestro de
Jesucristo, pp. 125-126).

4. Según la Biblia, ¿Cuánto tiempo dura el proceso de santificación

(preparación para el cielo)?

LEE: Filipenses 3:12-14; 1:6; 1 Juan 3:1-3

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NOTAS:
«La santificación no es obra de un momento, una hora, o un
día, sino de toda la vida. No se la consigue por medio de un
feliz arranque de los sentimientos, sino que es el resultado de
morir constantemente al pecado y vivir cada día para Cristo. No
pueden corregirse los males ni producirse reformas en el carácter
por medio de esfuerzos débiles e intermitentes. Solamente
venceremos mediante un prolongado y perseverante trabajo,
penosa disciplina, y duro conflicto» (La fe por la cual vivo, p. 119).

«A menudo tenemos que postrarnos y llorar a los pies de Jesús por

causa de nuestras culpas y equivocaciones; pero no debemos
desanimarnos. Aun si somos vencidos por el enemigo, no somos
desechados ni abandonados por Dios» (El camino a Cristo, p. 64).

REFLEXIÓN
«La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia
por la cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro
derecho al cielo; la segunda, nuestra idoneidad para el cielo»

64 Un estudio especial sobre la Justicia de Cristo

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(Mensajes para los jóvenes, 32). «Muchos cometen el error de tratar

de definir minuciosamente los delicados matices de distinción
entre justificación y santificación. Para definir esos dos términos
con frecuencia recurren a sus propias ideas y especulaciones.
¿Por qué tratar de ser más minucioso de lo que es la inspiración
acerca de la cuestión vital de la justificación por la fe?» (El Cristo
triunfante, p.152) . Al fin y al cabo, nuestra salvación (justificación
y santificación) depende solamente de nuestra fe en Cristo Jesús.

PUNTOS DE ORACIÓN
• Que recibamos sabiduría para cooperar con el Espíritu Santo en
la obra de la santificación.
• Que recibamos poder para vivir una vida victoriosa en Cristo.

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