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Craig Yerkes

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Brian Price

29 de marzo de 2022

El trauma tardado:

un análisis del efecto de la violencia sexual en Dreaming in Cuban por Christina García

Según las estadísticas presentado por el Centro Nacional de Recursos sobre la Violencia

Sexual (NSVRC), una de cada cinco mujeres en los estados unidos será una víctima de un

intento o peor la realización de la violación sexual en sus vidas. Además, una de cada tres de

aquellas víctimas lo experimentó por primera vez como adolescentes, entre los once y los

dieciséis años. Tal vez la estadística más pésima es que la gran mayoría de estas víctimas fueron

violadas por personas cercanas y no por alguien desconocido: el 51.1 porciento por su pareja

íntima y el 48.8 porciento por un conocido. Las estadísticas son increíbles, en el sentido que

parecen ser imposibles a primera vista, pero desafortunadamente estas cifras representan la

realidad. Por lo menos, yo nunca pensaba que podía existir en mi mundo de privilegio,

especialmente dentro de la iglesia de “buenos mormoncitos”. Esta percepción de fantasía duró

hasta que una amiga me contó de unas experiencias muy personales que destrozaron mi visión

del mundo, y me dieron cuenta de la frecuencia y el predominio de la violencia sexual en nuestra

sociedad.

La tasa de la violencia es aún peor para las poblaciones minorías como las mujeres

afroamericanas, nativas e hispanas. La novela Dreaming in Cuban, por Christina García, refleja

esta realidad deprimente de la violencia sexual, tanto el abuso actual y los horribles efectos que
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siguen. La mayoría de las mujeres de la novela han experimentado el abuso sexual,

especialmente con las experiencias de Lourdes, Felicia y Pilar. Aunque los eventos de la

violencia sexual son tan repugnantes, los efectos del trauma pueden ser aún más devastador que

el daño real si no se lo tratan apropiadamente.

Incidentes de la violencia sexual y el tratamiento correspondiente

Los diferentes tipos y formas de la violencia sexual se ejemplifican por el transcurso de la

novela Dreaming in Cuban por medio de los personajes principales. Particularmente en relación

a las experiencias traumáticas de Lourdes, Felicia y Pilar. Cada una de ellas se esfuerza para

hacer frente a la carga del trauma de una manera distinta.

Lourdes

Primero, toda la violación sexual que Lourdes experimentó vino como resultado de la

revolución cubana a manos de los soldados analfabetos que no conocían. Lourdes sufre los

finales de un aborto espontáneo al defender su esposo de unos soldados que intentaban

desalojarlos de su casa. Los mismos soldados regresan cuando su esposo está ausente y presentan

documentación de su desalojo por la autoridad de la revolución de Fidel Castro. Por supuesto,

Lourdes resiste la adquisición de su propiedad y a cambio es violada por los soldados de una

manera cruel y grosero, incluso que una especie de jeroglíficos fueron tallados en ella por un

puñal (García). Aquellos eventos brutales brotaron un odio inmenso hacia su país natal y el tipo

de revolución que había permitido medrar y florecer. Al huir a los estados unidos “she believes

she can leave Cuba and her Cuban self behind, [but] she remains haunted by these losses as she

attempts to recreate herself in the United States” (Bellamy). Aunque se separa del lugar del

incidente, Lourdes no puede escapar los efectos de su trauma.


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Sea consciente de sus mecanismos de afrontamiento o no, es evidente que Lourdes

emplea una estrategia de separación para tratar de evitar y olvidar, o por lo menos adormecer, el

dolor de los emociones negativos asociado con el trauma de la violencia sexual. Mayormente,

Lourdes utiliza la comida, la separación física y el alto deseo sexual para llevar a cabo esta

estrategia. Debido a que la violencia sexual puede quitarse y robarse de todo tipo de garantía o

sentido de seguridad y bajar la confianza en sí mismo, la comida puede ser una herramienta o sea

un mecanismo de afrontamiento para retomar el poder y sentirse en control. Conforme a la

pérdida de este poder, “women starve themselves [or binge] to exert some measure of dominance

over their bodies in light of their lack of control in other areas of their life… [they] control their

bodies because they control little else, and even their bodies can be manipulated by men”

(López). Es una realidad que siempre refresca la memoria de Lourdes al ver la cicatriz dejada por

el puñal de los soldados.

Además, la comida la seda, en la medida en que la permite aliviar su ansiedad y combatir

la soledad. No obstante, el abuso de la alimentación solamente es una “temporary solution for

her as it develops into cycles of weight fluctuation. She identifies eating compulsively as a quick,

accessible and immediately satisfying way of handling her past” (Martinez). Por otra parte,

Lourdes padece episodios de atracones para esconderse de la mirada masculina al engordarse

hasta el punto de que "the flesh amassed rapidly on her hips and buttocks, muting the angles of

her bones. It collected on her thighs, fusing them above the knees. It hung from her arms like

hammocks" (García). Aunque le da vergüenza, se siente protegida por el exceso de peso en

cuanto a su cuerpo. En vista de la violencia masculina, ella prefiere ocultar sus curvas naturales

en lugar de ser provocativa.


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Agregando a lo anterior, otra manera en que Lourdes evita y olvida el dolor causado por

el acaso sexual es por medio del sexo con su esposo Rufino. Como consecuencia de la engorde y

la siguiente falta de interés por otros hombres, Lourdes sucumbe a la tentación presentado por

sus antojos para la atención y exige que su esposo satisface su vacío. Para ella, la relación entre

el consumo de comida y el sexo es una de correlación positiva. En otras palabras, cuanto más

come, más quiere tener sexo. Por lo tanto, Rufino no tiene la capacidad de aguantar sus avances,

su “body ached from the exertions. His joints swelled like an arthritic’s. He begged his wife for a

few nights’ peace” (García). En resumen, los mecanismos de afrontamiento que emplea Lourdes

tienen ramificaciones perniciosas para ella y para los que la rodean.

Felicia

Segundo, tal vez la persona más involucrada con la violencia sexual de esta novela es

Felicia. Ella fue destinado a fracasar desde el principio cuando Celia le puso el nombre de una

mujer del manicomio que había matado a su marido, igualmente como su homónimo, Felicia del

Pino intenta asesinar a su esposo Hugo y luego realiza el terrible acto contra Otto (López). La

violencia machista está presente aún en su niñez cuando los chicos de Santa Teresa del Mar se

aprovecharon de ella al pagar cinco centavos para tocar y palpar su pecho. Lo cual la llevó por

un camino pernicioso que la condujo hacia la prostitución. Desafortunadamente, el abuso y el

acoso sexual se mantienen activo durante su vida entera como una parte fundamental a la par que

abrumadora.

Asimismo, Felicia no solamente experimentó la violencia sexual por personas

desconocidos, sino también por los varios parejas íntimas de su vida. Primeramente con su

primer esposo Hugo, un marinero violente que la abusa físicamente, la impregna y aún la

contagia de sífilis. Una enfermedad que, si no se trata, puede provocar daños en el cerebro, lo
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cual a largo plazo puede causar trastornos psiquiátricos que incluyen depresión, manía, psicosis,

cambios de personalidad, delirio y demencia. Aquellos síntomas llegan a ser muy evidentes y

cambian su vida drásticamente. Durante un episodio de delirio, su tercer esposo la saca del

hospital y, confundiendo los sollozos de su mujer con placer cuando hacen el amor, la viola

accidentalmente y como resultado Felicia lo empuja de una montaña rusa y lo observa mientras

cae encima de unos cables de alto voltaje y muere al instante (Martínez). Es evidente que ella

trata de recuperar su autoestima por medio de la atención masculina en cada una de sus

relaciones íntimas.

En realidad, la manera en que Felicia se enfrenta con el trauma empeora su situación, por

lo menos en cuanto a las autolesiones de la práctica de Santería y los intentos de homicidio y

suicido. Del mismo modo que Lourdes, la comida se convierte en un mecanismo de

afrontamiento, pero de una forma religiosa. Un verano, Felicia se obsesiona con el consumo de

los cocos, la fruta comúnmente utilizada en las ceremonias de santería. En la búsqueda de la

sanación de su trauma para restaurar su identidad, ella se mete en las practicas de Santería para

reducir “the natural needs of her body by the extreme cleansing of both the physical and

spiritual… she sacrifices her body through the rituals of Santeria as she practices self-denial and

attempts suicide” (Martínez). Las practicas incluyen la mutilación del cuerpo, la cual es un

mecanismo de afrontamiento común de las emociones negativos que provienen de la violencia

sexual. Por un momento, Felicia halla una medida de paz y estabilidad pero no dura por mucho

tiempo y ella pasa por un proceso de descomposición corporal que la conduce a un estado

decaído hasta la muerte prematura. A pesar de todo sus esfuerzos por curarse, Felicia nunca se

recupera y está completamente atada por los efectos de la violencia sexual.

Pilar
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Finalmente con Pilar, quien podría ser el carácter con el que más se identifica la autora

dado que existe entre ellas una cronología similar de la inmigración a los estados unidos de

Cuba. Además, García proporcionó el nombre Pilar a su hija. Un día en algún parque de la

ciudad de Nueva York, Pilar fue atacada y violada por un grupo de jóvenes que tenían no más de

once años de edad (García). Los muchachos la rodean y amenazarle mostrando un puñal para que

se someta ante ellos. Por un tiempo indefinido, los chicos toman turnos para participar en los

actos de la agresión sexual forzada, y la “the violent violation of her assault echoes Lourdes’

rape as well as Felicia’s abuse by Hugo” (Shemak). En cuanto al ataque, es notable que los

agresores son tan jóvenes, lo cual demuestra la sombría realidad “that male violence has now

become such an ordinary fact of a woman's life that even eleven-year-old children feel free to

assault women in the streets with impunity” (Gómez-Vega). Aunque hay una gran disminución

de violencia comparado al ataque contra Lourdes, todavía es un incidente de la violencia sexual

que puede cambiar su vida drásticamente del mismo modo que afectó a Lourdes.

Tal vez el aspecto más notable del ataque contra ella es el momento en que encuentra la

claridad y decide que no dejará que este instante arruine el resto de su vida. Este momento de

claridad viene de la apariencia de un disco de vinilo de Beny Moré. El disco fue tirado por uno

de sus atacadores como un Frisbee y chocó contra un árbol, no obstante el disco quedó intacto, lo

cual la aseguró y tranquilizó. La presencia del disco volador “hints at the shift in context that has

complicated the terms of exploitation, strangely providing Pilar with a sense of comfort in the

face of such victimization. The script will not be the same; history will not repeat itself” (Sáez).

Del mismo modo que el disco se mantuvo íntegro a pesar de la tremenda violencia, ella también

podía soportar el ataque y no ceder a la fuerza arrasador de la violación. Esta epifanía se


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manifiesta en la manera que se dedica a enfrentarse con el trauma y superarlo en vez de estar

sujeta a sus efectos tan devastadores como las demás víctimas de su familia.

Pilar es la única persona de la familia del Pino que no sólo está determinada a navegar y

enfrentar su trauma, sino a hacerlo de manera adecuada, apropiada y saludable. Curiosamente,

Enfrentando el trauma
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Bibliografía – fuentes utilizadas explícitamente

Bellamy, Maria Rice. “‘She Will Remember Everything’: Re-Membering the Ancestral Past in

Cristina García’s Dreaming in Cuban.” Bridges to Memory: Postmemory in

Contemporary Ethnic American Women’s Fiction, University of Virginia Press, 2016,

pp. 76–102, http://www.jstor.org/stable/j.ctt183q3c3.7.

Doyle, Glennon. Untamed. The Dial Press, 2020.

García, Cristina. Dreaming in Cuban. New York: Ballantine, 1992.

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Cuban.’” Voces: A Journal of Chicana/Latina Studies, vol. 1, no. 2, Mujeres Activas en

Letras y Cambio Social (MALCS), 1997, pp. 71–100,

http://www.jstor.org/stable/23013285.

López, Kimberly S., and Kimberle S. López. “Women on the Verge of a Revolution: Madness

and Resistance in Cristina Garcia’s ‘Dreaming in Cuban.’” Letras Femeninas, vol. 22, no.

1/2, Asociación de Estudios de Género y Sexualidades, 1996, pp. 33–49,

http://www.jstor.org/stable/23021171.

Martínez, Yolanda Pampín. “Mutilation, Politics and Aesthetics: Writing the Female Body in

Cristina García’s ‘Dreaming in Cuban and The Agüero Sisters.’” Letras Femeninas, vol.

30, no. 1, Asociación de Estudios de Género y Sexualidades, 2004, pp. 51–63,

http://www.jstor.org/stable/23021421.

NSVRC. “Statistics.” National Sexual Violence Resource Center, The Pennsylvania Coalition

Against Rape, https://www.nsvrc.org/statistics.

Sáez, Elena Machado. “The Global Baggage of Nostalgia in Cristina Garcia’s Dreaming in
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Cuban.” MELUS, vol. 30, no. 4, [Oxford University Press, Society for the Study of the

Multi-Ethnic Literature of the United States (MELUS)], 2005, pp. 129–47,

http://www.jstor.org/stable/30029638.

Shemak, April A. "A Wounded Discourse: The Poetics of Disease in Cristina Garcia's Dreaming

in Cuban." Postcolonial Text 2.3 (2006).

https://www.postcolonial.org/index.php/pct/article/view/531

Bibliografía – fuentes utilizadas para la investigación del tema

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