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LEYENDA DE LA SALAMANCA

La leyenda de la salamanca es general en toda la Provincia de Santiago del


Estero. No hay apenas lugar, donde la gente no crea ver o sospechar sobre la
existencia de una salamanca.

Según la leyenda, la Salamanca es un lugar diabólico, donde el "supay" enseña


sus artes, donde las brujas efectúan sus reuniones tres veces por semana, donde
acuden los que se inician en la práctica del maleficio o los que van a aprender toda
suerte de maña, destreza o habilidad.

A la Salamanca concurre -según la imaginación popular- el famoso cantor,


guitarrero o bailarín del pago, la moza que enamora, la vieja bruja que prepara los
"gualichos", la curandera, el bravo domador o cazador, el que "piala" con destreza, el
corredor de las carreras cuadreras y todo aquel que de un modo u otro se ha
destacado en la pelea, en el amor o en el trabajo.

Por lo general, la salamanca es un lugar oculto entre los breñales, de


difícil acceso, cuya entrada conduce a una cueva amplia, oscura y temerosa.
Allí se baila, se hace música, se celebran aquelarres y orgías. Las viejas y
viejos se transforman en jóvenes, los enfermos curan, la fealdad se cubre de
hermosura.

Pero para entrar es preciso armarse de gran valor. Completamente


desnudo, el neófito, hombre o mujer, debe introducirse a la salamanca con un
iniciado. A la entrada de la caverna existe un Cristo "cabeza abajo" al que hay
que pegar y escupir.

Ya, en el recinto subterráneo, se ven los animales más repugnantes y


asquerosos: arañas peludas, sapos y escuerzos de gran tamaño, ampalaguas,
víboras y umucutis (lagartijas), ante los cuales debe el iniciado permanecer
impasible "aunque las víboras se envuelvan en el cuerpo". Si ha podido vencer
la repugnancia o el miedo que tales animales producen, es sometido a nuevas
pruebas, y al final, si resulta vencedor, el neófito "puede pedir lo que quiera".
En caso contrario, se vuelve loco al salir.

Como entretenimiento, durante la reunión, se hace música con bombo,


violín, guitarra y arpa; se queman cohetes de estruendo y se celebran
bacanales que duran toda la noche.

Es creencia general que la música de la Salamanca sólo deja de sonar


cuando alguien se arrima a la cueva y que los animales que pasan por cerca de
ella se "espantan" y huyen despavoridos.

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Gabriela Leonez

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