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Tema: El personaje de Don Juan Tenorio encarna el prototipo de héroe romántico, dado
que reúne una serie de características asociadas con este movimiento (ver Alborg, García
López, Pedraza Jiménez & Rodríguez Cáceres y Ruiz Ramón).
Tomando como base las ideas de Alborg, García López, Pedraza Jiménez & Rodríguez
Cáceres y Ruiz Ramón, escribe un ensayo explicando cómo aparece caracterizado el
personaje de Zorrilla y qué es lo que lo hace un personaje típicamente romántico.
ESTRUCTURA
(1) Una introducción, (2) varios párrafos de apoyo, (3) Una conclusión
Los párrafos deben estar bien organizados y redactados
Fuentes
Limita las citas del texto de Zorrilla al mínimo. Usa paráfrasis.
A lo largo de tu trabajo necesitas aludir a los textos de Alborg, García López y PJ &
RC, y Ruiz Ramón, e indicar de dónde provienen las ideas utilizadas (autor + pp).
Si utilizas otras fuentes debes citarlas al final.
Formato: MLA (Consulta Purdue Owl)
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TENORIO
misma esencia del movimiento, libertad y subjetividad, dan como resultado una infinidad de
ninguna fórmula única puede apresar la esencia del Romanticismo, y según Kierkegaad, el
Romanticismo rebasa todas las fronteras (Alborg 10-12). Juan Luis Alborg, en su obra sobre
Romanticismo Español y sus problemas, demostró este fue distinto en cada lugar: se difundió en
diversas oleadas que actuaron a diferente velocidad, en distintos momentos cronológicos, con
Romanticismo Español tiene, al igual que los europeos, sus propias características, con obras y
autores de distinta intensidad y profundidad. Bebe del romanticismo Europeo, pero a la vez, o
mejor dicho, antes, este bebe de él, porque como dice García López en su investigación sobre el
Romanticismo: “El Romanticismo al venir a España no hizo sino entrar en su propia casa” (434).
Teniendo lo anteriormente explicado en cuenta, se puede decir que la obra que aquí nos
atañe, Don Juan Tenorio, es plenamente romántica en lo que al movimiento español se refiere
(Alborg 33). Este drama teatral fue estrenado en Madrid en 1944, y convierte a su autor, Zorrilla,
en verso. Aunque existen muchas obras románticas en las que se mezcla la prosa y el verso,
obedece más al placer de romper las normas y reglas que a razones internas del drama. Afirma
Ruíz Ramón que es pura y gratuita indisciplina y que una vez satisfecho el capricho, se
románticos las contradicciones con las que se caracteriza el movimiento. Ejemplo de estas
contradicciones sería que, frente al ateísmo de la primera parte en el que destaca sobre todo un
cual se enfrenta a sus mayores, padre y futuro suegro, y rechaza y abomina a todo dios e idea
moral que pudiera poner límites a su libertinaje, nos encontramos con una segunda parte en la
que don Juan ya tiene un único amor apasionado y a pesar de su agnosticismo, se vuelve más
espiritual, pide perdón y piedad a doña Inés y al padre de ésta, arrepintiéndose al final y
morboso, hasta el punto que invita a cenar a una estatua, a un muerto, de acuerdo también con el
carácter audaz del personaje que no pierde en ningún momento. En esta segunda parte don Juan
ya no tiene planes de conquista de otros amores, ya sólo tiene un amor: Doña Inés.
Sin embargo, la contradicción no solo la podemos ver en el contenido de la obra en sí, sino
que, como nos dicen Pedraza Jiménez y Rodríguez Cáceres, la evocación de sentimientos o
(18), y lo podemos ver en la figura de don Juan, el cual por un lado nos causa rechazo e incluso
podemos llegar a verlo como la personificación del demonio, pero por otro podemos ver al
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Don Juan cumple desde el principio de la obra con las características del típico héroe
romántico (Ruíz Ramón 314), es un personaje libre, extremista y apasionado en sus actos, sin
ataduras físicas ni morales, que goza de libertad. En este se ve reflejado fácilmente el culto al
“Yo” propio del personaje romántico, personaje extremadamente egocéntrico. Sólo atiende a
aquello que constituye su deseo, sin importar el perjuicio que pueda ocasionar a otros y sin
sujetarse a ninguna norma moral (García López 422). Junto a todo esto, también se ven
reflejadas en don Juan la pasión y el instinto como única ley de vida, propias del romanticismo.
Vive la vida en todo su esplendor, o lo que él entiende por esto, con una intensidad apasionada,
jugándose la vida continuamente en su afán de ser el que siempre tenga la mayor fama -mejor o
peor-, da igual cómo conseguirla, subrayando aquí también el egocentrismo del personaje.
representada sobre todo en la segunda parte en más de una ocasión, sin embargo, puesto que este
ensayo se centra en el personaje de don Juan, vamos a hablar solamente del escenario tétrico que
crea Zorrilla en el comedor de don Juan, con el plato y el cubierto para una persona muerta y la
escena que se produce cuando el espíritu de don Gonzalo va llamando a la puerta de la casa
primero, luego sube por las escaleras, llama a otras puertas y poco a poco va acercándose al
ejemplos podemos ver como el entorno que rodea a don Juan es plenamente tétrico, dándonos así
Cabe destacar también que la obra de Zorrilla se opone al típico drama neo-clásico en el
que la regla de las tres unidades siempre se seguía (Ruíz Ramón 313). En este caso vamos a
que las rompe. Si nos centramos en la unidad de lugar, ya en la primera parte nos encontramos
que el personaje pasa por diferentes escenarios, una taberna, algunas escenas sueltas en la calle,
el interior de un convento y una habitación de la casa de don Juan. Continuando con esta
diferencia de escenarios nos encontramos con la segunda parte, la cual, tiene un escenario
personaje también rompe con esta unidad, pues entre las dos partes del teatro han transcurrido
cinco años de la vida de don Juan. Además, este transcurso del tiempo es necesario y muy
Dicho todo esto podemos concluir afirmando que don juan Tenorio, de José Zorrilla, es
pues un personaje romántico, pero la virtud fundamental de este estriba en la poderosa capacidad
teatral que el autor de esta obra le ha otorgado. Zorrilla con su don Juan ha conseguido lo que
ningún otro dramaturgo romántico: Seguir vivo en los escenarios españoles. Prueba suficiente de
su vitalidad como personaje teatral. Creemos que es obvio que esta supervivencia no se debe a la
mensaje. Zorrilla no explica el mito de don Juan con mayor profundidad que otros dramaturgos,
románticos o no, Tirso de Molina, Moliere, Unamuno, Montherland y otros muchos a los que ha
tentado este mito del Burlador. La interpretación de Zorrilla de este mito no es la más original, ni
romántico. Don Juan es el personaje teatral por excelencia, y Zorrilla ha sabido captarlo y
expresarlo haciendo así de él la viva encarnación del héroe romántico. Don Juan habla, siente y
piensa de acuerdo a las características típicas de los personajes románticos; escribe de forma
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romántica sus cartas, cuenta románticamente sus libertinajes; se enamora y maldice de manera
romántica, y románticos son sus desplantes a vivos, muertos, a la Muerte y a Dios; además de, al
final de la obra, salvarse de un modo plenamente romántico. El acierto de Zorrilla está pues en
haber recalcado con la máxima intensidad la teatralidad del personaje, don Juan (Ruíz Ramón
329-30), consiguiendo así reproducir en él todas las características románticas que hemos
presentado en este ensayo. Como bien dice Ruiz Ramón, en la literatura romántica española eran
mucho más importantes la belleza y la riqueza de forma, que la profundidad y la originalidad del
contenido en general (312), y Zorrilla consigue plasmar esto al cien por cien en su obra y en el
protagonista de la misma.
TRABAJOS CITADOS
Pedraza Jiménez, Felipe, and Milagros Rodríguez Cáceres. “1. LA ÉPOCA ROMÁNTICA. LA
LITERATURA ESPAÑOLA EN SU CONTEXTO.” Manual De Literatura Española, vol.
6, Cénlit, 1982, pp. 13–81.
Ruiz Ramón, Francisco. “Capítulo V: El Teatro Del Siglo XIX.” Historia Del Teatro Español
(Desde Sus Orígenes Hasta 1900), 8ª ed., Cátedra, 1992, pp. 311–333.