Estas preguntas son cruciales para que podamos
entender que está en nosotros el deber y la capacidad de
Pst. Francisco Benedith
3 en nuestras vidas, tenemos lo necesario para hablar a
lo que hemos visto y oído, eso os
anunciamos, para que también vosotros
tengáis comunión con nosotros; y nuestra
comunión verdaderamente es con el Padre,
y con su Hijo Jesucristo.
1 JUAN1:3
Como parte de la nueva naturaleza que recibimos al ser
llamados hijos de Dios, tenemos un llamado a proclamar
el evangelio de salvación a todas las naciones. Esa
salvación es provista por el Padre a través del Sacrificio
de Jesús en la Cruz del calvario, así que sin importar el
tiempo que llevamos en el Señor, de una u otra manera
podemos y debemos contarles a otros lo que Dios ha
hecho por nosotros y lo que puede hacer por todo el que
le reciba en su corazón.
Lo que hemos visto
Dios tiene un trato especial con cada uno de nosotros, nos
ha hecho diferentes y con capacidades únicas y se ha
encargado de trazar un plan de vida y propósito para cada
uno de nosotros y de mostrarse a nosotros, aun a los que
no le conocen ya que para ningún hombre es oculto el
gran poder de nuestro Dios que se manifiesta incluso en
la creación (Salmos 19:1, Salmos 8:3-4).
En el caso del apóstol Juan, él había estado 3 años
conviviendo con su maestro, le había visto y conocido,
había sido testigo de sus milagros, había escuchado sus
enseñanzas de primera mano y es todo eso lo que el
compartía y enseñaba a otros, al igual que el resto de los
discípulos de Jesús.
¿Qué es lo que usted y yo hemos visto? ¿hay diferencia
entre nuestra vida hoy y la vida antes de conocer al
Señor?
1
compartir el evangelio. Siempre que se habla de predicar
viene a nuestra mente la imagen de un pastor o líder
predicando en un pulpito, y esto es solamente una forma
de compartir el evangelio, pero no la mas importante.
Si hemos experimentado un cambio, si Dios ha hecho algo
otros de Él (2 Pedro 1:16-18).
Lo que hemos oído
La palabra del Señor es la fuente absoluta del
conocimiento de Dios, es el legado de nuestro padre a
nosotros y la forma en la que El se da a conocer a
nosotros, y nos permite ver que es el mismo de ayer, de
hoy y por los siglos de los siglos. Es a través de su palabra
que conocemos su carácter, vemos su poder y también su
plan para nosotros y para la humanidad (Romanos 10:17).
Es importante que entendamos que la palabra de Dios es
su voz y la lampara que nos alumbra en este mundo de
oscuridad y que debemos leerla y escudriñarla para que
nuestro camino sea afirmado (Salmos 119:9, 33-34,105).
Junto con la palabra, tenemos el testimonio de otros, que
es otra forma en la que usted y yo contemplamos el poder
de Dios, al ver lo que hace en otros aun en nuestros días,
eso nos fortalece y ayuda en la debilidad, por eso es
importante que no dejemos de congregarnos, sino que, al
contrario, nos animemos unos a otros a diario y
estudiemos juntos la palabra para conocer y acercarnos
al Señor (Hebreos 10:23-25).
Comunión entre nosotros y con el
Señor.
Comunión se puede expresar como común-unión y tiene
que ver con participar con otros de lo que tenemos en
común, y en el caso de los creyentes, tenemos en común
la persona de Jesús y el sacrificio que hizo por nosotros en
la cruz.
Juan habla de que el anunciar el evangelio trae comunión
entre nosotros y es una realidad, ya que el compartir la
palabra y los hechos poderosos de Dios en nuestras vidas
convence a otros y les hace participes de la confianza en
Jesús y en sus promesas. Sin importar si compartimos un
testimonio acerca de lo que El Señor ha hecho o si
hablamos de un texto bíblico, el compartir con otros nos
acerca a ellos y fortalece nuestra unidad.
¡La comunión con nuestros hermanos es importante y
mucho! Pero no se compara con la comunión que
debemos tener con el Señor, la cual se acrecienta en la
medida en la que escudriñamos su palabra y tenemos
tiempos de oración y búsqueda de su presencia.
La comunión que tenemos con el Padre se reflejara
siempre, en la comunión que tenemos con los demás, no
podemos decir que tenemos una excelente comunión con
el Señor, si tenemos problemas y rencores con nuestros
hermanos. En la medida en la que pasamos tiempo con el
Señor y su palabra, en esa medida su carácter se hace
evidente en nosotros y nuestra actitud hacia los demás
expresa su amor y sobrepasa cualquier desacuerdo o
adversidad (1 Juan 4:20, Juan 13:34-35, Gálatas 5:22)
Testificando sin saber nada
(Juan 9)
El Capitulo 9 de Juan nos narra uno de los milagros de
Jesús en el que sana a un hombre que era ciego de
nacimiento.
La forma que Jesús usa para sanarle es inusual, así como
es El, todo poderoso que hace lo que quiere y llama a las
cosas que no son como si fueren (Romanos 4:17): escupe
en la tierra y hace lodo, lo pone en los ojos de aquel
hombre y le manda a lavarse. Al instante este recobra la
vista ante el asombro de todos (Juan 9:6-7, 11-12).
Este hombre no conoce a Jesús, posiblemente este fue su
primer encuentro con El, y aun después de recibir su
milagro no sabe donde esta Jesús, lo único que sabe es
que ha sido sanado.
Este hombre es llevado delante de los fariseos, es llevado
al templo como parte de la costumbre, para que ellos
puedan dar fe de lo sucedido y es interrogado en varias
ocasiones acerca de lo que paso y el solo sabe que era
ciego y ahora podía ver (Juan 9:13-16).
El encuentro con Jesús no solo cambio a este hombre de
manera física, sino también abrió sus ojos espirituales ya
que el tiene entendimiento de cosas que aun para los
mismos estudiosos de la biblia en ese tiempo eran difíciles
de entender (Juan 9:28-34). El encuentro con Jesús nos
transforma de manera integral, nos da libertad de
pecado, nos da paz y seguridad, nos saca de las tinieblas
a su luz y nos da sabiduría y discernimiento diferentes a
los de este mundo caído.
Este hombre aun no conocía mucho de Jesús, no había
leído ni estudiado porque era ciego, no tenía
conocimiento académico de las escrituras, pero tenia algo
que los otros no, había tenido un encuentro personal y
real con el Señor y eso había transformado su vida de tal
manera que no podía callar lo que le había sucedido.
¿Ha cambiado Jesús su vida? ¿Ha sido testigo del amor
de Dios en su vida y en la vida de su familia? Si no lo ha
sido le invito a abrir su corazón este día y dejarle entrar.
Y si su respuesta ha sido si NO PUEDE QUEDARSE
CALLADO.
Estamos llamados a compartir de Jesús con otros y eso no
es tarea de los pastores o líderes, o de una denominación
en específico, sino de cada hombre y mujer que ha tenido
ese encuentro con Jesús. No se preocupe si aun no
conoce mucho de la palabra o si aún no entiende muchas
cosas, solo comparta lo que ha visto y oído y El Señor
hará el resto.
Oremos:
• Para que, sin importar nuestro tiempo en el Señor,
podamos compartir sin temor el evangelio que
hemos recibido a los que no lo conocen.
• Para que igual que este ciego, seamos capaces de
ver la grandeza y el poder de nuestro Dios, sin
importar si otros que creer conocer y saber mas no
lo hagan.
• Para que en este tiempo en el que estamos
limitados a reunirnos físicamente, podamos
mantener esa comunión, compartiendo el
evangelio y testificando entre nosotros y a otros de
las maravillas de Dios en nuestras vidas.
• Por nuestro país, para que en medio de esta nueva
normalidad encontremos el equilibrio que nos
haga salir adelante como país.
• Por esta pandemia, para que el Señor siga avivando
su obra en medio nuestro.