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Por Gabriel García Márquez

La mitad de los cuentos con que inicié escritor, para poder seguir mi camino,
mi formación se los escuché a mi madre. porque lo que querían era meterme a la
Ella tiene ahora ochenta y siete años y fuerza por otro lado. Llegué inclusive a
De "La nunca oyó hablar de discursos literarios, ser un gran estudiante para que me
bendita ni de técnicas narrativas, ni de nada de dejaran tranquilo y poder seguir leyendo
manía de eso, pero sabía preparar un golpe de poesías y novelas, que era lo que a mí
contar", de efecto, guardarse un as en la manga me interesaba. Al final del cuarto año de
Gabriel mejor que los magos que sacan bachillerato -un poco tarde, por cierto-
García pañuelitos y conejos del sombrero. descubrí una cosa importantísima, y es
Márquez Recuerdo cierta vez que estaba que si uno pone atención a la clase,
(Ollero contándonos algo, y después de después no tiene que estudiar ni estar
& Ramos mencionar a un tipo que no tenía nada con la angustia permanente de las
Editores. que ver con el asunto, prosiguió su preguntas y los exámenes. A esa edad,
Escuela cuento tan campante, sin volver a hablar cuando uno se concentra lo absorbe todo
Internación de él, hasta que casi llegando al final como una esponja.
de Cine y ¬paff!, de nuevo el tipo -ahora en primer Cuando me di cuenta de eso hice dos
Televisión), plano, por decirlo así-, y todo el mundo años -el cuarto y el quinto- con
boquiabierto, y yo preguntándome, calificaciones máximas en todo. Me
¿dónde habrá aprendido mi madre esa exhibían como un genio, el joven de 10
técnica, que a uno le toma toda una vida en todo, y a nadie le pasaba por la
aprender? Para mí, las historias son cabeza que eso yo lo hacía para no tener
como juguetes y armarlas de una forma u que estudiar y seguir metido en rnis
otra es como un juego. Creo que si a un asuntos. Yo sabía muy bien lo que me
niño lo pusieran ante un grupo de traía entre manos. Modestamente, me
juguetes con características distintas, considero el hombre más libre del
empezaría jugando con todos pero al mundo -en la medida en que no estoy
final se quedaría con uno. Ese uno sería atado a nada ni tengo compromisos con
la expresión de sus aptitudes y su nadie- y eso se lo debo a haber hecho
vocación. Si se dieran las condiciones durante toda la vida única y
para que el talento se desarrollara a lo exclusivamente lo que he querido, que
largo de toda una vida, estaríamos es contar historias.
descubriendo uno de los secretos de la
felicidad y la longevidad. El día que
descubrí que lo único que realmente me
gustaba era contar historias, me propuse
hacer todo lo necesario para satisfacer
ese deseo. Me dije: esto es lo mío, nada
ni nadie me obligará a dedicarme a otra
cosa. No se imaginan ustedes la cantidad
de trucos, marrullerías, trampas y
mentiras que tuve que hacer durante mis
años de estudiante para llegar a ser

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