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SUMARIO
- Sumario
- Parte Expositiva
- Artículo único
- Artículo 3. Molestas
- Artículo 6. Alcaldes
- Artículo 8. Ponentes
- CAPITULO III. De las actividades reguladas por este Reglamento [arts. 11 a 28]
- Artículo 18
- Artículo 28
- Artículo 32
- Artículo 33
- Artículo 45
- DISPOSICIONES ADICIONALES
- Cuarta. Vigencia
- Quinta
Máster en Política Territorial y Urbanística.
- DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Artículo 2.
Actividades reguladas
Quedan sometidas a las prescripciones de este Reglamento, en la medida que a cada una
corresponda, todas aquellas «actividades» que a los efectos del mismo sean calificadas como
molestas, insalubres, nocivas o peligrosas, de acuerdo con las definiciones que figuran en los
artículos siguientes e independientemente de que consten o no en el nomenclátor anejo, que
no tiene carácter limitativo.
Artículo 3.
Molestas
Serán calificadas como «molestas» las actividades que constituyan una incomodidad por los
ruidos o vibraciones que produzcan o por los humos, gases, olores, nieblas, polvos en
suspensión o sustancias que eliminen.
Insalubres.
Se calificarán como «insalubres» las que den lugar a desprendimiento o evacuación de
productos que puedan resultar directa o indirectamente perjudiciales para la salud humana.
Nocivas
Se aplicará la calificación de «nocivas» a las que, por las mismas causas, puedan ocasionar
daños a la riqueza agrícola, forestal, pecuaria o piscícola.
Peligrosas
Se consideran «peligrosas» las que tengan por objeto fabricar, manipular, expender o
almacenar productos susceptibles de originar riesgos graves por explotaciones, combustiones,
radiaciones u otros de análoga importancia para las personas o los bienes.
Artículo 4.
Emplazamiento. Distancias
Estas actividades deberán supeditarse, en cuanto a su emplazamiento, a lo dispuesto sobre
el particular en las Ordenanzas municipales y en los Planes de urbanización del respectivo
Ayuntamiento, y para el caso de que no existiesen tales normas, la Comisión Provincial de
Servicios Técnicos señalará el lugar adecuado donde haya de emplazarse, teniendo en cuenta
lo que aconsejen las circunstancias especiales de la actividad de que se trate, la necesidad de
su proximidad al vecindario, los informes técnicos y la aplicación de medidas correctoras. En
todo caso, las industrias fabriles que deban ser consideradas como peligrosas o insalubres, sólo
podrán emplazarse, como regla general, a una distancia de 2.000 metros a contar del núcleo
más próximo de población agrupada.
Artículo 5.
Circunstancias a tener en cuenta
Al hacerse la calificación en los grupos señalados en el artículo 3 y al resolverse la petición de
licencias de apertura de estos establecimientos o ejercicio de las citadas actividades, se
deberán tener en cuenta la importancia de los mismos, considerando en general los pequeños
talleres de explotación familiar como exentos de las prescripciones que se deben fijar para
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establecimientos que por su normal producción constituyen una fábrica, centro o depósito
industrial siendo aquéllas más o menos severas, según la naturaleza y emplazamiento de la
actividad, la importancia de la misma, la distancia de edificios habitados, los resultados de la
información vecinal y, en fin, cuantas circunstancias deban considerarse para que, sin mengua
de la comodidad, salubridad y seguridad de los vecinos, no se pongan trabas excesivas al
ejercicio de las industrias.
CAPITULO II.
Competencia
Artículo 6.
Alcaldes
Independientemente de la intervención que las leyes y reglamentos conceden en esta
materia a otros Organismos, será competencia de los Alcaldes la concesión de licencias para el
ejercicio de las actividades reguladas, la vigilancia para el mejor cumplimiento de estas
disposiciones y el ejercicio de la facultad sancionadora, con arreglo a las prescripciones de este
Reglamento y sin perjuicio de las que correspondan a los Gobernadores civiles.
Ayuntamientos
Será competencia de los Ayuntamientos en esta materia la reglamentación en las
Ordenanzas municipales de cuanto se refiere a los emplazamientos de estas actividades y a los
demás requisitos exigidos que, sin contradecir lo dispuesto en este Reglamento, lo
complementen o desarrollen.
Artículo 7.
Comisión Provincial de Servicios Técnicos
1. Incumbe a la Comisión Provincial de Servicios Técnicos, en la materia objeto de este
Reglamento, y como órgano coordinador que es de los diferentes Organismos técnicos que
actúan en las provincias:
Ordenanzas
a) Informar las Ordenanzas y Reglamentos municipales en lo que se refiere a las actividades
objeto del presente Reglamento antes de que, en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo
109 de la vigente Ley de Régimen Local , sean elevadas a los Gobernadores civiles de las
provincias.
Medidas correctoras
b) Proponer a los Alcaldes las medidas que estimen pertinentes en aquellos casos en que, sin
que exista petición de parte interesada, consideren oportuno la implantación de determinadas
medidas correctoras en actividades ejercidas en los respectivos términos municipales.
Informes vinculantes
2. Los informes que para la calificación de actividades emita la Comisión serán vinculantes
para la Autoridad Municipal en caso de que impliquen la denegación de licencias o la
imposición de medidas correctoras de las molestias o peligros de cada actividad.
Artículo 8.
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Ponentes
Los Jefes provinciales o Delegados de los diferentes Servicios u Organismos representados en
la Comisión Provincial de Servicios Técnicos serán Ponentes ante la misma en los expedientes,
teniendo en cuenta la legislación privativa de cada Departamento.
Artículo 9.
Gobernadores civiles
El Gobernador civil ejercerá la alta vigilancia del cumplimiento de lo dispuesto en este
Reglamento, imponiendo las sanciones que en el mismo se determinen como de su
competencia y exigiendo la debida responsabilidad a las Autoridades municipales que fuesen
negligentes en el cumplimiento de estas normas.
Artículo 10.
Jefes de Sanidad
Será competencia de los Jefes provinciales de Sanidad en las capitales de provincia y de los
Jefes locales en las demás poblaciones emitir los informes que, relacionados con estas
«actividades», les sean solicitados por el Gobernador civil o por los Alcaldes, o sean
consecuencia de la función inspectora a dichos funcionarios encome ndada.
CAPITULO III.
De las actividades reguladas por este Reglamento
SECCION 1ª.
Actividades molestas
Artículo 11.
Disminución de distancias
En relación con el emplazamiento de esta clase de actividades se estará a lo que dispone el
artículo 4 y habrá de tenerse en cuenta para la concesión de las licencias, y en todo caso para
su funcionamiento, que las chimeneas, vehículos y demás actividades que puedan producir
humos, polvo o ruidos, deberán dotarse inexcusablemente de los elementos correctores
necesarios para evitar molestias al vecindario.
Artículo 12.
Pescaderías, carnicerías, etcétera
Las nuevas actividades, cuyo objeto sea almacenar o expender mercancías de fácil
descomposición (pescaderías, carnicerías y similares), que pretendan establecerse en el
interior de poblaciones de más de 10.000 habitantes, deberán estar dotadas obligatoriamente
de cámaras frigoríficas de dimensiones apropiadas.
Artículo 13.
Vaquerías, cuadras, etcétera
1. Queda terminantemente prohibido en lo sucesivo el establecimiento de vaquerías,
establos, cuadras y corrales de ganado y aves dentro del núcleo urbano de las localidades de
más de 10.000 habitantes y que no sean esencialmente agrícolas o ganaderas.
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2. Las actividades comprendidas en el párrafo anterior deberán desaparecer del casco de las
poblaciones en el plazo de diez años a contar de la entrada en vigor del presente Reglamento,
y transcurrido ese plazo serán clausuradas de oficio sin derecho a indemnización alguna.
Artículo 14.
Motores. Grupos electrógenos
Sin perjuicio de las intervenciones que deba ejercer la Delegación de Industria en cada
provincia, en los comercios, casas-habitación, edificios y locales públicos en general, con
ocasión del desempeño de actividades a ella encomendadas, por lo que a este Reglamento se
refiere, y con el fin de evitar vibraciones o ruidos molestos no podrán instalarse en lo sucesivo
motores fijos cualquiera que sea su potencia en el interior de los lugares citados sin la previa
autorización municipal que señalará las medidas correctoras pertinentes. Lo mismo se aplicará
en el caso de instalación de grupos electrógenos de reserva instalados en teatros, cines y
demás locales de pública concurrencia, así como las instalaciones de aireación, refrigeración y
calefacción por aire caliente.
SECCION 2ª.
Actividades insalubres y nocivas
Artículo 15.
Distancias
Sólo en casos excepcionales podrá autorizarse, previo informe favorable de la Comisión
Provincial de Servicios Técnicos, un emplazamiento distinto del que, según el artíc ulo 4 de este
Reglamento, haya de venir impuesto por las Ordenanzas municipales y Planes de Urbanización,
respecto de las industrias fabriles.
Artículo 16.
Minas. Aguas residuales
Para autorizar nuevas explotaciones mineras o cualesquiera otras actividades calificadas
como nocivas que por su emplazamiento afecten a aguas continentales, o que hayan de verter
en las mismas aguas residuales con carácter previo, se aplicarán las disposiciones vigentes
relativas a Pesca Fluvial y a Policía de Aguas contenidas en la Ley de 20 de febrero de 1942 , en
el Real Decreto de 16 de noviembre de 1900 , Decreto de 14 de noviembre de 1958 , y demás
disposiciones complementarias.
Depuración
Estas actividades, entre las que figuran las industrias del papel, celulosa, azuc areras,
curtidos, colas, potásicas, talleres de flotación para el beneficio y concentración de minerales,
fábricas de gas y productos secundarios de la industria del coque, de sosa, textiles y anexas,
etc., deberán estar dotadas de dispositivos de depuración mecánicos, químicos o físico-
químicos, para eliminar de sus aguas residuales los elementos nocivos que puedan ser
perjudiciales para las industrias situadas aguas abajo o en la proximidad del lugar en que se
efectúe el vertido, o para las riquezas piscícola, pecuaria, agrícola o forestal.
Otras soluciones
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Artículo 17.
Peligro de contaminación de aguas
La instalación de nuevas «actividades» insalubres o nocivas, que por su emplazamiento o
vertido de aguas residuales suponga un riesgo de contaminación o alteración de las
condiciones de potabilidad de aguas destinadas al abastecimiento público o privado, no podrá
autorizarse si no se han cumplido las condiciones señaladas en el « Reglamento de Policía de
Aguas y sus Cauces» y demás disposiciones aplicables. Los mismos requisitos serán exigidos
respecto de las que impliquen un peligro sanitario para las aguas destinadas a
establecimientos balnearios.
Queda prohibido a los establecimientos industriales que produzcan aguas residuales,
capaces por su toxicidad o por su composición química y bacteriológica de contaminar las
aguas profundas o superficiales, el establecimiento de pozos, zanjas, galerías o cualquier
dispositivo destinado a facilitar la absorción de dichas aguas por el terreno, así como también
queda prohibido su vertimiento en los ríos o arroyos sin previa depuración.
Se considerará desaparecido el citado riesgo de contaminación y, por tanto, se podrá
autorizar el uso de pozos absorbentes, con el citado fin, cuando éstos se sitúen a 500 o más
metros de todo poblado, y un estudio geológico demuestre la imposibilidad de contaminación
de las capas acuíferas freáticas y profundas.
Solamente será tolerado el vertimiento sin previa depuración en los cursos de agua de los
líquidos sobrantes de industrias o los procedentes del lavado mineral, cuando el volumen de
éstos sea por los menos veinte veces inferior al de los que en el estiaje lleva el curso de agua o
cuando aguas abajo del punto de vertido no exista poblado alguno a una distancia inferior a la
necesaria para que se verifique la autodepuración de la corrien te. En el supuesto de que varíen
proporciones de los líquidos residuales respecto al volumen del curso de agua, de forma que
aumente el peligro de nocividad o insalubridad, la referida tolerancia quedará sin efecto,
debiéndose, no obstante, oír a la Entidad o persona interesada, a fin de que exponga las
razones que crea asistirle en su favor.
Depuración
De no concurrir las circunstancias señaladas en el párrafo anterior, las aguas residuales
habrán de ser sometidas a depuración por procedimientos adecuados, estimándose que éstos
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han tenido plena eficacia cuando las aguas en el momento de su vertido al cauce público
reúnan las condiciones siguientes:
a) Cuando el agua no contenga más de 30 miligramos de materias en suspensión por litro.
b) Cuando la demanda bioquímica de oxígeno medida después de cinco días de incubación a
20º no rebase la cifra de 10 miligramos por litro.
c) Cuando antes y después de siete días de incubación a 30º no desprenda ningún olor
pútrido o amoniacal.
d) Su pH deberá estar comprendido entre 6 y 9.
En ningún caso las aguas residuales depuradas natural o artificialmente, deberán añadir a los
cauces públicos componentes tóxicos o perturbadores en cantidades tales que eleven su
composición por encima de los siguientes límites, ya que éstos condicionan la posibilidad de
ser utilizadas sin riesgo de intoxicación humana.
Límites de toxicidad
Plomo (expresado en Pb), 0,1 miligramos por litro.
Arsénico (expresado en As), 0,2 miligramos por litro.
Selenio (expresado en Se), 0,05 miligramos por litro.
Cromo (expresado en Cr, exavalente), 0,05 miligramos por litro.
Cloro (libre y potencialmente liberable, expresado en Cl), 1,5 miligramos por litro.
Acido cianhídrico (expresado en Cn), 0,01 miligramos por litro.
Fluoruros (expresado en Fl), 1,5 miligramos por litro.
Cobre (expresado en Cu), 0,05 miligramos por litro.
Hierro (expresado en Fe), 0,1 miligramos por litro.
Manganeso (expresado en Mn), 0,05 miligramos por litro.
Compuestos fenólicos (expresado en Fenol), 0,001 miligramos por litro.
Artículo 18.
Las «actividades» calificadas como insalubres, en atención a producir humos, polvo, nieblas,
vapores o gases de esta naturaleza, deberán obligatoriamente estar dotadas de las
instalaciones adecuadas y eficaces de precipitación del polvo, o de depuración de los vapores o
gases, en seco, en húmedo o por procedimiento eléctrico.
Párr. 2 derogado por disp. derog. única.a) de Real Decreto 374/2001, de 6 abril.
Artículo 19.
Energía nuclear
Serán calificadas como insalubres y nocivas las actividades relacionadas con el empleo de la
energía nuclear o atómica, en cuanto puedan dar lugar a la contaminación del suelo, aire,
aguas o productos alimenticios. Las industrias de tratamiento de materiales radiactivos, las
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centrales eléctricas que funcionen a base de energía atómica, las instalaciones de reactores y
experiencias nucleares, así como las que utilicen isótopos radiactivos y cualesquiera otras
relacionadas con dicha energía, adoptarán las medidas preventivas específicas dictadas por los
Organismos técnicos competentes.
SECCION 3ª.
Actividades peligrosas
Artículo 20.
Distancias
Sólo en casos muy especiales, y previo informe favorable de la Comisión Provincial de
Servicios Técnicos, podrá autorizarse un emplazamiento distinto del que, según el artículo 4 de
este Reglamento, haya de venir impuesto por las Ordenanzas municipales y Planes de
urbanización, respecto de las industrias fabriles consideradas como peligrosas, a condición de
que se adopten las medidas de máxima seguridad que se requieran en cada caso.
Artículo 21.
Locales «ad hoc»
En general, tales actividades se instalarán en los locales ya construidos o que se construyan
«ad hoc», y estarán dotados del número suficiente de aparatos, sistemas y toda clase de
recursos que permitan prevenir los siniestros, combatirlos y evitar su propagación (extintores,
depósitos productores de ambientes no comburentes, maquinaria para la aspiración de gases
y vapores inflamantes o inflamables y para la condensación del polvo combustible, etc.). La
construcción de depósitos y almacenes de productos combustibles o inflamables (alcoholes,
éteres, sulfuro de carbono, acetona, petróleo, gasolina, bencina, barnices, aceite, etc.), se
realizará de acuerdo con las normas específicas de aplicación general dictadas para cada
producto por el Organismo técnico competente.
Artículo 22.
Explosivos
Prohibiciones
Estará terminantemente prohibido fumar en el interior de estos locales y la indicación
prohibitiva será lo suficientemente visible. Existirán estratégicamente situados en estos
establecimientos el número necesario de aparatos extintores de incendios.
Artículo 26.
Petróleos
La industria e instalaciones petrolíferas calificadas como peligrosas e insalubres se
someterán a las prescripciones generales de este Reglamento y a lo establecido en la
legislación específica correspondiente.
Garajes y estaciones de servicio
Los locales destinados a garajes públicos, estaciones de autobuses o camiones y estaciones
de servicio ya existentes, como las que en lo sucesivo se instalen, deberán estar dotadas de las
condiciones de seguridad mencionadas en el artículo 21 en proporción adecuada a la
superficie de los locales y al número de vehículos encerrados en los mismos. Las Delegaciones
de Industria y las autoridades municipales inspeccionarán periódicamente estos locales, de
acuerdo con las normas generales dictadas por la Dirección General de Industria.
Artículo 27.
Energía nuclear
Serán calificadas como peligrosas «las actividades» relacionadas con el empleo de la energía
nuclear o atómica, en cuanto puedan dar lugar a incendios, explosiones o riesgos de análoga
gravedad para las personas o los bienes. Las industrias de tratamiento de mineral radiactivo,
las centrales eléctricas que funcionen a base de energía atómica, las instalaciones de reactores
y experiencias nucleares, así como las que utilicen isótopos radiactivos, y cualesquiera otras
relacionadas con dicha energía calificadas de peligrosas adoptarán las medidas preventivas
específicas dictadas por el Organismo técnico competente.
Artículo 28.
Todos los locales en donde se ejerzan «actividades» calificadas como peligrosas deberán
tener bien ostensibles, por medios visuales y gráficos, los avisos de precaución pertinentes.
TITULO II.
Régimen Jurídico
CAPITULO I.
Procedimiento para la concesión de licencias
Artículo 29.
Solicitud de licencia
Al solicitar la licencia municipal exigida por la legislación de Régimen Local, si se trata de
establecer una actividad que pueda estar comprendida en este Reglamento, y, en todo caso,
que figure en el Nomenclátor adjunto, se presentará por triplicado la instancia dirigida al
Alcalde correspondiente y la siguiente documentación: Proyecto técnico y Memoria descriptiva
en que se detallen las características de la actividad, su posible repercusión sobre la sanidad
ambiental y los sistemas correctores que se propongan utilizar, con expresión de su grado de
eficacia y garantía de seguridad.
Artículo 30.
Tramitación municipal
Recibidos los documentos a que se refiere el artículo anterior, la Alcaldía podrá adoptar las
siguientes resoluciones:
1. Denegación expresa y motivada de la licencia por razones de competencia municipal
basadas en los planes de ordenación urbana, incumplimiento de ordenanzas municipales y en
la existencia de una actividad municipalizada con monopolio que pueda resultar incompatible
con la que se pretenda instalar.
2. Informar el expediente en el plazo de treinta días con arreglo a los siguientes trámites:
a) Se abrirá información pública, por término de diez días, para que quienes se consideren
afectados de algún modo por la actividad que se pretende establecer, puedan hacer las
observaciones pertinentes. Se hará, además, notificación personal a los vecinos inmediatos al
lugar del emplazamiento propuesto.
b) Unidas las reclamaciones u observaciones que se presenten al expediente, se someterá a
informe del Jefe local de Sanidad y de los técnicos municipales competentes, según la
naturaleza de cada actividad.
c) A la vista de estos antecedentes, la Corporación Municipal incorporará al expediente su
informe, en el que, entre otros extremos, se acredite si el em plazamiento propuesto y demás
circunstancias están de acuerdo con las Ordenanzas Municipales y con lo dispuesto en este
Reglamento, así como si en la misma zona, o en sus proximidades, existen ya otras actividades
análogas que puedan producir efectos aditivos.
Artículo 31.
Remisión a la Comisión Provincial
En el caso de admitirse a tramitación la solicitud de establecimiento de una nueva actividad
o modificación de alguna existente, el expediente completo será remitido, una vez cumplidos
los requisitos del artículo anterior, a la Secretaría de la Comisión Provincial de Servicios
Técnicos.
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Artículo 32.
La Comisión Provincial de Servicios Técnicos se reunirá para la calificación de las actividades
a que se refiere este Reglamento, pero con anterioridad el Gobernador Civil, Presidente,
designará las Ponencias que hayan de dictaminar los proyectos recibidos, en los cuales estarán
representados los Organismos que tengan relación más directa con la actividad de que se
trate, o por razón de las circunstancias que puedan derivarse de la misma, y en todo caso, la
Jefatura de Sanidad y Delegación de Trabajo provinciales. La calificación que haga la Comisión
Provincial será siempre motivada.
Siempre que hubiere pendientes de calificación actividades de las que se regulan en este
Reglamento, la Comisión se reunirá por lo menos una vez al mes.
Artículo 33.
1. Dentro del mes siguiente a la fecha de recepción del expediente por la Comisión Provincial
de Servicios Técnicos, emitirán su informe los diversos Servicios Provinciales a quienes se pida
y las Ponencias a que se refiere el artículo anterior, y en el plazo de quince días siguientes la
Comisión Provincial procederá a la calificación en el sentido de examinar la g arantía y eficacia
de los sistemas correctores propuestos y su grado de seguridad.
2. La Comisión Provincial podrá aceptarlos o rechazarlos. En este último caso dará audiencia
al interesado por plazo de diez días y adoptará el acuerdo definitivo que proceda dentro de los
quince días siguientes, devolviendo el expediente al Ayuntamiento para que en el plazo de
quince días otorgue o deniegue la licencia solicitada, en consonancia con el acuerdo definitivo
de la citada Comisión. En ningún caso podrán concederse licencias provisionales mientras la
actividad no esté calificada.
3. Transcurridos quince días desde que la Comisión Provincial de Servicios Técnicos haya
adoptado el acuerdo procedente sin que el Ayuntamiento lo haya ejecutado, podrá la parte
interesada recurrir en alzada ante el Ministerio de la Gobernación, que, previa audiencia de los
Ministerios de Industria, de Agricultura, de la Vivienda o, en su caso, del correspondiente por
razón de la materia resolverá lo procedente con carácter ejecutivo para el Ayuntamiento.
4. Transcurridos cuatro meses desde la fecha de la solicitud sin que hubiese recaído
resolución, ni se hubiese notificado la misma al interesado, podrá éste denunciar la mora
simultáneamente ante el Ayuntamiento y la Comisión Provincial de Servicios Técnicos, y
transcurridos dos meses desde la denuncia, podrá considerar otorgada la licencia por silencio
administrativo, salvo en aquellos casos en que la Comisión hubiere notificado su acuerdo
desfavorable y se hallase éste pendiente de ejec ución por parte del Ayuntamiento.
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Artículo 34.
Comprobación
Obtenida la licencia de instalación de una actividad calificada como molesta, insalubre,
nociva o peligrosa, no podrá comenzar a ejercerse sin que antes se gire la oportuna visita de
comprobación por el funcionario técnico competente, no sólo por la actividad de que se trate,
sino también por la naturaleza del daño que pueda causarse. En el caso de que no dispusiere el
Ayuntamiento de tal funcionario, podrá solicitarlo del correspondiente Organi smo provincial.
Artículo 35.
Inspección gubernativa
El Gobernador civil de la provincia podrá ordenar en cualquier momento que por un
funcionario técnico se gire visita de inspección a las actividades que vengan desarrollándose o
instalaciones que funcionen, para comprobar el cumplimiento de las condiciones exigidas en la
licencia. Iguales medidas podrán adoptar las Autoridades municipales.
Artículo 36.
Requerimiento. Plazo
Los Alcaldes, por propia iniciativa, así como por orden del Gobernador civil o a propuesta de
la Comisión Provincial de Servicios Técnicos, requerirán al propietario, administrador o gerente
de las actividades a que se refiere este Reglamento para que en el plazo que se le señale
corrija las deficiencias comprobadas. Este plazo en los casos de peligro, se fijará salvo cuando
éste sea inminente, teniendo en cuenta, de manera discrecional, las posibilidades de
corrección que hayan sido señaladas, las condiciones de la actividad y las contingencias que
puedan derivarse tanto de su paralización como de su continuidad, en las circunstancias en
que se encuentren. Salvo casos especiales, el plazo no podrá exceder de seis meses ni ser
inferior a uno.
Artículo 37.
Comprobación. Resolución
Transcurrido el plazo otorgado por este Reglamento para la corrección de deficiencias, se
girará visita de inspección a la actividad por el Jefe provincial o local de Sanidad u otro
funcionario técnico competente, según la calificación que se haya hecho por la Comisión
Provincial, al objeto de la debida comprobación. Cuando no hayan sido corregidas las
deficiencias señaladas, se hará constar mediante informe del funcionario que haya hecho la
inspección, indicando las razones a que obedezca el hecho. A la vista de este informe, el
Alcalde dictará resolución razonada concediendo o no un segundo e improrrogable plazo, que
no excederá de seis meses, para que el propietario dé cumplimiento a lo ordenado. Si el
Alcalde no cumpliese dicha obligación en el plazo de quince días, corresponderá al Gobernador
Civil adoptar las medidas oportunas.
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CAPITULO II.
Sanciones
Artículo 38.
Comprobación. Audiencia. Sanciones
Agotados los plazos a que se refieren los artículos anteriores sin que por los requeridos se
hayan adoptado las medidas ordenadas para la desaparición de las causas de molestia,
insalubridad, nocividad o peligro, el Alcalde, a la vista del resultado de las comprobaciones
llevadas a cabo y dando audiencia al interesado, dictará providencia imponiendo alguna de
estas sanciones:
a) Multa.
b) Retirada temporal de la licencia, con la consiguiente clausura o cese de la actividad
mientras subsista la sanción.
c) Retirada definitiva de la licencia concedida.
Cuando la ley no permita a los Alcaldes la imposición de multas en cuantía adecuada a la
naturaleza de la infracción, elevarán al Gobernador Civil de la provincia la oportuna y
fundamentada propuesta de multa superior.
Artículo 39.
Gobernadores civiles
Si en virtud de su facultad inspectora los Gobernadores civiles comprobasen que funcionan
en la provincia de su mando actividades que no se ajustan a las prescripciones de este
Reglamento, lo pondrán en conocimiento del Alcalde respectivo para que proceda en
consecuencia y si éste no adoptase las medidas oportunas, podrán imponer por sí mismos
sanciones a que se refiere el artículo anterior.
Artículo 40.
Reiteración
Las multas que se impongan a los titulares de las actividades se graduarán según la
naturaleza de la infracción, el grado de peligro que suponga y la reiteración de las faltas.
Nuevo plazo
En el mismo escrito en que efectúe la notificación de las multas se concederá un nuevo plazo
a los sancionados para que corrijan las deficiencias que motivaron la imposición de aquéllas, al
final del cual se girará visita de comprobación en la forma determinada en el artículo 37 ,
pudiendo retirarse la licencia y procediéndose, por lo tanto, a la clausura y cesación de la
actividad después de impuestas tres multas consecutivas por reiteración en las faltas
mencionadas.
Artículo 41.
Materia delictiva
Las sanciones que se indican en los presentes artículos se aplicarán sin perjuicio de que la
Autoridad gubernativa pase el tanto de culpa a los Tribunales de Justicia si apreciase la
existencia de materia delictiva en la actuación del propietario, tanto por lo que se refiere a los
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fraudes o manipulaciones dolosas como por lo que a desacatos de que pueda ser objeto dicha
autoridad.
CAPITULO III.
Recursos
Artículo 42.
Contra resoluciones de la Alcaldía
Contra las resoluciones de los Alcaldes concediendo o denegando las licencias para el
ejercicio de alguna de las «actividades» a que se refiere este Reglamento se dará el recurso
contencioso-administrativo, previo al de reposición en forma legal.
Artículo 43.
Contra multas de Alcaldes
Contra las sanciones que impongan los Alcaldes en esta materia podrá interponerse recurso
de alzada ante el Gobernador civil de la provincia, quien, oyendo a la Comisión Provincial de
Servicios Técnicos, resolverá, terminando así la vía administrativa.
Este recurso se interpondrá en el plazo y forma que determina el artículo 385 de la Ley de
Régimen Local .
Artículo 44.
Contra multas de Gobernadores civiles
Contra las multas impuestas por los Gobernadores civiles podrá interponerse recurso de
alzada ante el Ministro de la Gobernación en el término de quince días, siguientes a la
notificación de aquéllas, con cuya resolución se agotará la vía administrativa.
Artículo 45.
En el caso previsto en el artículo 39 , si el Gobernador civil hubiese ordenado la clausura o
cese de una «actividad» de las reguladas por este Reglamento, el particular afectado por tal
decisión podrá interponer recurso de alzada ante el Ministro de la Gobernación, quien
resolverá, ultimando con esa resolución la vía administrativa.
DISPOSICIONES ADICIONALES.
Primera.
Libro registro
En todo Ayuntamiento se llevará por el Secretario un libro registro de actividades molestas,
insalubres, nocivas y peligrosas, según el modelo que se publica anexo a este Reglamento, en
el cual deberán constar no sólo las que se autoricen en lo sucesivo, sino también las que
existan a la publicación de este Decreto.
Segunda.
Obligación de declarar
A los efectos de la disposición anterior, todos los que ejerzan actividades o tengan
instalaciones comprendidas en el artículo 3 de este Reglamento deberán ponerlo en
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DISPOSICIONES TRANSITORIAS.
Primera.
Actividades sin licencia
Quienes a la fecha de la publicación de este Reglamento vinieren ejerciendo actividades de
las incluidas en el artículo 3 del mismo sin la debida autorización definitiva de la Au toridad
municipal, lo solicitarán en el plazo de dos meses, a partir de la fecha de entrada en vigor de
este Reglamento, siguiendo los trámites que en el mismo se determinan.
Segunda.
Derechos adquiridos
Máster en Política Territorial y Urbanística.
mariscos envasados
204-2 Conservación de pescados en Idem id.
salazón y escabeche
205 Elaboración de productos de Producción de polvo, ruidos y
molino vibraciones.
209-11 Almazaras Malos olores.
209-2 Obtención de margarinas y Idem id.
grasas concretas
209-33 Obtención de pimentón Producción de polvo.
209-6 Elaboración de piensos Producción de ruidos y
compuestos para ganadería vibraciones.
209-8 Obtención de levaduras Malos olores.
prensadas y en polvo
231-713 Industrias de picado y Producción de polvo y ruidos.
machacado del esparto
232 Fábricas de géneros de punto Producción de ruido y
vibraciones en el mismo
edificio.
241-33 Fabricación de suelas Idem id.
troqueladas
251 Industrias de la primera Producción de ruidos y
transformación de la madera vibraciones.
252 Industrias de la segunda Idem id.
transformación de la madera,
excepto fabricación de
material y artículos diversos
de madera (tornería y
modelistas)
261 Fabricación de muebles de Idem id.
madera
262 Fabricación de muebles Idem id.
metálicos
281 Tipografías (imprentas) Idem id.
285 Industrias de la prensa Idem id.
periódica
311-315 Fabricación de fertilizantes Producción de polvo y ruidos.
fosfatados (superfosfatos,
ordinarios y concentrados)
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hidráulico
339-12 Aserrado, tallado y pulido de Producción de ruido.
la piedra
339-13 Aserrado, tallado y pulido del Idem id.
mármol.
339-14 Fabricación de piedras de Producción de ruidos y polvo.
molino
339-15 Trituración de piedras y su Idem id.
clasificación
341-51 Laminación de aceros en Producción de ruidos.
caliente
341-52 Laminación de aceros en frío Producción de ruidos.
341-53 Fabricación de hojalata Idem id.
342-15 Laminación, forja y Producción de ruidos
estampación del aluminio y
aleaciones ligeras
342-38 Forja, laminación y tubería de Idem id.
cobre y su aleaciones
351-4 Fabricación de artículos de Idem id.
fumistería
351-3 Fabricación de artículos de Idem id.
herrería
352 Fabricación de herramientas Idem id.
353 Fabricación de recipientes Idem id.
metálicos
354 Construcciones metálicas y Idem id.
calderería
356-2 Fabricación de tirafondos Idem id.
358-11 Fabricación de armamento Idem id.
ligero
358-12 Fabricación de artillería Idem id.
36 Construcción de maquinaria, Producción de ruidos y
exceptuando la maquinaria vibraciones.
eléctrica
378-1 Fabricación de acumuladores Malos olores.
eléctricos
381 Construcciones navales y Producción de ruidos.
Máster en Política Territorial y Urbanística.
reparaciones de buques
382 Construcciones de equipos Idem id.
ferroviarios
383 Construcciones de vehículos Idem id.
automóviles
389 Construcción de otro material Caso de existir forja de
de transporte ruidos.***************
424 Derribos y demoliciones Producción de polvo
511-13 Centrales termoeléctricas a Producción de ruidos y gases
vapor
511-14 Centrales termoeléctricas Idem id.
Diesel y a gas
511-15 Centrales mixtas de Idem id.
producción de energía
eléctrica (hidráulicas y
térmicas a vapor, Diesel y a
gas)
522-1 Evacuación local o individual Malos olores
de aguas de albañal
522-2 Evacuación general o con Idem id.
canalización de aguas de
albañal (tipo unitario o de
canalización única)
522-3 Recogida de basuras Idem id.
522-4 Destrucción de basuras por Idem id.
autodepuración
522-5 Destrucción de basuras por Idem id.
depuración biológica
522-6 Destrucción de basuras por Idem id.
procedimientos físicos
522-7 Destrucción de basuras por Idem id.
depuración biológica
611-113 Almacenes al por mayor de Idem id.
carnes si frigorífico
611-118 Almacenes al por mayor de Idem id.
pescado fresco y salado
611-136 Almacenes al por mayor de Idem id.
abonos orgánicos
Máster en Política Territorial y Urbanística.
ANEXO 2.
Concentraciones máximas permitidas en el ambiente interior de las explotaciones
industriales
Gases y vapores.
Sustancias Partes por millón Miligramos por metro cúbico
Acetaldehido (aldehido acético) 200 360
Amilo, acetato (acetato de 200 1.050
amilo)
Acético ácido 10 25
Acético, anhídrido 5 20
Acetona 1.000 2.400
Acroleína 0,5 1,2
Alílico, alcohol 2 5
Alilo, cloruro (cloruro de alilo) 5 15
150-Amil, alcohol 100 360
Amoniaco 100 70
Anilina 5 19
Arsina 0,05 0,2
Máster en Política Territorial y Urbanística.
Cloroformo 50 240
1-Cloro-1-Nitropropano 20 100
Cresol 5 22
o-Diclorobenceno 50 300
p-Diclorobenceno 75 450
Diclorodifluormetano (freón 12) 1.000 4.950
1,1-Dicloroetano 100 400
1-2-Dicloroetano 100 400
1,2-Dicloroetileno 200 790
Dicloroetílico, éter 15 90
Diclorometano 500 1.750
Dicloromonofluormetano 1.000 4.200
(freón 21)
1,1-Dicloro-1-nitroetano 10 60
1,2-Dicloropropano 75 350
Diclorotetrafluoretano (freón 1.000 7.000
114)
Dimetil, sulfato (sulfato de 1 5
dimetilo)
Dimetilanilina 5 25
Dioxano 100 360
Estibamina 0,1 0,5
Estireno, monómero de 100 425
Etanol (alcohol etílico) 1.000 1.900
Etil, éter (éter etílico) 400 1.200
Etil-benceno 200 870
Etileno, óxido 50 90
Etilo, acetato (acetato de etilo) 400 1.400
Etilo, bromuro (bromuro de 200 890
etilo)
Etilo, cloruro (cloruro de etilo) 1.000 2.600
Etilo, formiato (formiato de 100 300
etilo)
Etilo, silicato (orto silicato de 100 850
etilo)
Máster en Política Territorial y Urbanística.
Observaciones.
1º Los datos comprendidos en este anexo constituyen cifras límite máximas, las que pueden
ser reducidas por legislaciones especiales vigentes o que se dicten en lo sucesivo.
2º La publicación de este anexo no excluye la necesaria vigilancia y las medidas
consiguientes en la exposición de tóxicos que no figuren en el mismo.
3º Sobre radiaciones ionizantes se tendrán en cuenta las disposiciones especiales que
regulan esta materia.
ANEXO 3.
Libro de registro de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas
Municipio...
Provincia...
El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por don Manuel Jiménez de Parga y
Cabrera, Presidente, don Tomás Vives Antón, don Pablo García Manzano, don Pablo Cachón
Villar, don Vicente Conde Martín de Hijas, don Guillermo Jiménez Sánchez, doña María Emilia
Casas Baamonde, don Javier Delgado Barrio, doña Elisa Pérez Vera, don Eugeni Gay Montalvo y
don Jorge Rodríguez-Zapata Pérez, Magistrados, ha pronunciado
la siguiente
SENTENCIA
I. Antecedentes
1. El día 28 de octubre de 1998 tuvo entrada en el Registro General del Tribunal un escrito
del Abogado del Estado, en representación del Presidente del Gobierno, mediante el cual
interpuso recurso de inconstitucionalidad contra el núm. 222 de la directriz duodécima, apartado
II, de la letra D) de los principios del anexo de la Ley de las Cortes de Aragón 7/1998, de 16 de
julio, de ordenación del territorio. Directrices generales. En dicho escrito invocó el art. 161.2 CE
respecto del precepto objeto del recurso.
“(222) Se propiciará que la utilización del suelo sea acorde con los intereses de la
Comunidad Autónoma de Aragón. A tal efecto, se tendrá en cuenta lo siguiente:
b) A continuación el Abogado del Estado indica que las competencias estatales afectadas
por el conflicto son prevalentes sobre la competencia autonómica de ordenación del territorio.
Máster en Política Territorial y Urbanística.
“Por otro lado, ha de señalarse que los deberes de colaboración y auxilio mutuo han de
entenderse intensificados cuando se trata de ejecutar una legislación propia del
Estado, de cuya aplicación adecuada y uniforme éste no puede desentenderse, porque
todas las Instituciones Penitenciarias se integran en un sistema único, y, además,
realizan una actividad administrativa que constituye un instrumento al servicio de
otros fines, de la aplicación de un Derecho Penal único y de la ejecución de decisiones
judiciales en materia penal, y están implicados también otras autoridades, tanto
gubernativas del Estado en relación con la seguridad pública (art. 149.1.29 CE) como
los órganos del Poder judicial” (STC 104/1988, FJ 5).
“Resulta de todo ello que las decisiones que afectan a todo ese sistema —como son,
necesariamente, las referidas a su capacidad total, óptima y máxima, y, en
consecuencia, a la capacidad de los establecimientos integrados— han de adoptarse
con carácter general y de forma homogénea para todo el sistema, y, en consecuencia,
por el Estado y en el ámbito estatal de actuación” (STC 104/1988, FJ 7).
Por tanto es indudable que caen bajo la esfera de la competencia estatal las decisiones
sobre las necesidades de instalaciones penitenciarias, la distribución de la población reclusa y la
capacidad de aquellas instalaciones, alcanzando dicha competencia la configuración del sistema
Máster en Política Territorial y Urbanística.
penitenciario global. Cualquier previsión normativa autonómica que limite, dificulte o impida la
toma de aquellas decisiones invadirá la competencia estatal que estamos analizando.
De aquí que, al igual que en el caso de las instalaciones para usos penitenciarios, cualquier
disposición autonómica que menoscabe, dificulte o impida el ejercicio de esta competencia
estatal es inconstitucional.
Finalmente conviene examinar el régimen previsto en la Ley del suelo de 1992 para resolver
los conflictos que pueden plantearse entre el Estado y las Comunidades Autónomas cuando
ejercitan sus competencias en un determinado espacio físico. El art. 244 de esta Ley establece un
régimen que consiste en que el Estado debe requerir, cuando pretenda realizar determinadas
obras, un informe del Ayuntamiento y de la Comunidad Autónoma y atribuir al Consejo de
Ministros la decisión de ejecutar el proyecto, iniciando el expediente para la modificación del
planeamiento. Se trata, pues, de un sistema de coordinación para supuestos de competencias de
Máster en Política Territorial y Urbanística.
distinto objeto jurídico que se ejerzan en el mismo espacio físico, de manera que, en caso de
conflicto entre ambas competencias, la competencia del Estado es prevalente y éste puede, por
ello, tomar la decisión final.
Lo mismo cabe decir del apartado b) de la directriz, que prohíbe “la instalación de
almacenes de residuos nucleares que no hayan sido generados en Aragón”. La Comunidad
Autónoma de Aragón tampoco tiene competencia sobre la planificación de estas instalaciones,
pues el art. 34 de su Estatuto, aunque le otorga competencias en materia de industria, lo hace “sin
perjuicio de lo que determinen las normas generales del Estado por razones de seguridad,
sanitarias o de interés militar y las normas sobre industrias sujetas a la legislación de minas,
hidrocarburos y energía nuclear”. Y su competencia en materia de régimen energético, de
desarrollo legislativo y ejecución de las bases estatales (art. 37 EAAr), no le permite incorporar la
limitación expuesta.
El Abogado del Estado insiste a continuación en que el núm. 222 de la directriz duodécima
produce una invasión de competencias estatales de carácter material y directo, pues no se trata
de una colisión entre las competencias sustantivas estatales sobre las instalaciones penitenciarias
y las instalaciones de residuos nucleares y las competencias de Aragón sobre ordenación del
territorio. Lo que se ha producido es que la Comunidad Autónoma, al ejercer su competencia de
ordenación del territorio, ha regulado explícitamente unas materias que son de competencia del
Estado. Es decir, nos encontramos ante el ejercicio de competencias normativas sobre el mismo
objeto jurídico.
Máster en Política Territorial y Urbanística.
Por todo ello concluye su escrito solicitando que se declare la inconstitucionalidad del
precepto recurrido.
5. Con fecha 30 de noviembre de 1998 se registra un escrito del Presidente del Congreso de
los Diputados, mediante el cual se notifica al Tribunal el acuerdo de la Mesa de dicha Cámara de
no personarse en el proceso ni formular alegaciones.
Sin embargo lo que sucede en este caso es que en ningún momento la Comunidad
Autónoma de Aragón ha impedido al Estado el ejercicio de sus competencias.
Así, por lo que se refiere al art. 149.1.6 CE, en lo relativo a la “legislación penitenciaria”,
entiende la demanda que bajo el título de “legislación penitenciaria” se englobarían las decisiones
sobre las necesidades de instalaciones penitenciarias, la instalación de la población reclusa y la
capacidad de aquellas instalaciones. Esta apreciación, que se pretende apoyar en la STC 104/1988,
no es compartida, pues dicha Sentencia (relativa al art. 3 del Real Decreto 1436/1984, que preveía
una fijación conjunta por parte del Estado y de la Comunidad Autónoma del número de plazas
óptimas y máximas de cumplimiento), señala que dentro de las competencias que corresponden
al Estado al amparo de dicha competencia se encuentra la de fijar normativamente los requisitos
y condicionamientos para la determinación de tales plazas. Es decir, se trata de una facultad
normativa, no de ejecución. Y aunque posteriormente se señalaba que nada impide al Estado que
en uso de esa potestad normativa pueda establecer fórmulas de cooperación con las
Comunidades Autónomas para la fijación conjunta de aquellas plazas, no cabe extrapolar una
total absorción de las facultades de ejecución por las potestades normativas, como pretende la
demanda, amparando bajo el título de “legislación penitenciaria” lo que no es sino mero diseño y
ejecución de los establecimientos penitenciarios, que se inscribe en el ámbito de las potestades
de ejecución.
En cuanto a los títulos competenciales invocados para impugnar la letra b) del núm. 222 de
la directriz duodécima, según la representación procesal autonómica, la demanda las interpreta
expansivamente. En cuanto a las “bases del régimen energético” (art. 149.1.25 CE), podrán
amparar la regulación de las instalaciones de producción energética, pero no la de los almacenes
de residuos, cuya regulación debe acometerse desde el título competencial de protección del
“medio ambiente”, materia sobre la que la Comunidad Autónoma de Aragón ostenta
competencias de desarrollo legislativo y ejecución, además de normas adicionales de protección
(art. 37.3 EAAr).
Es decir, no puede dotarse al título competencial de “bases del régimen energético” de tal
fuerza expansiva que englobe bajo su seno todas las determinaciones o consecuencias referentes
a las instalaciones de producción de energía, pues éstas se ven afectadas por otras legislaciones
sectoriales y en cada caso hay que acudir al correspondiente título competencial.
Por tanto, si bien las instalaciones activas de producción de energía nuclear pueden ser
objeto de la normativa básica del Estado dictada al amparo del art. 149.1.25 CE, las instalaciones
de almacenaje de las mismas caen bajo el ámbito de la legislación de protección del medio
ambiente y deben ser contempladas desde esta óptica.
La demanda invoca otro título competencial en esta materia, cual es el art. 149.1.29 CE, en
el que se engloba la competencia en materia de “protección civil” (SSTC 123/1984 y 133/1990).
Ahora bien, hay que hacer algunas precisiones al respecto. Así, en materia de “protección civil” se
produce una concurrencia competencial, según la STC 133/1990, FJ 5, entre la competencia
estatal prevista en el art. 149.1.29 CE y la asumida por las Comunidades Autónomas de acuerdo
con el art. 148.1.22 CE. Además, como segunda precisión, no puede extenderse el título de
“protección civil” o “seguridad pública” más allá de sus específicos límites, en menoscabo de otros
títulos competenciales. Una cosa es que, de acuerdo con dichos títulos estatales, puedan
aprobarse planes especiales para los riesgos de emergencia nuclear, y otra cosa es que dicho
título ampare la regulación de los almacenes de residuos nucleares.
En suma, el título competencial que entra en juego en este caso es el de “protección del
medio ambiente”, en el cual corresponden a la Comunidad Autónoma las competencias de
desarrollo legislativo y ejecución de las bases estatales.
c) Así pues la Ley recurrida no ha desconocido o vulnerado las competencias estatales, pues
se ha dictado, en lo relativo al precepto impugnado, de acuerdo con las competencias
autonómicas en materia de “ordenación del territorio” y de “medio ambiente” (arts. 35.1.7 y 37.3
EAAr). Pero, además, la demanda no tiene en cuenta el alcance que la legislación aragonesa
otorga a las Directrices generales de ordenación del territorio, por lo que se ha planteado en
realidad un conflicto inexistente.
Máster en Política Territorial y Urbanística.
En efecto, la demanda señala que la directriz recurrida núm. 222 tiene carácter vinculante
para las Administraciones públicas porque así lo establece expresamente el art. 4 d) de la Ley
7/1998 de las Cortes de Aragón. Ciertamente dicho precepto señala que las directrices de
ordenación territorial son vinculantes, siendo de aplicación lo dispuesto en el art. 25 de la Ley
11/1992, de 24 de noviembre, de ordenación del territorio, en relación con el art. 14.2 del citado
texto legal. Y la demanda señala que el art. 25.1 de la citada Ley 11/1992 dispone que las
Directrices generales “vincularán a las Administraciones Públicas”.
Ahora bien, lo que la demanda omite es que el propio art. 25, apartado 2 b), precisa que,
“en especial, las determinaciones de tales Directrices habrán de ser respetadas por ... b) todas las
Administraciones Públicas actuantes en Aragón en aquellas materias que la Comunidad
Autónoma aragonesa tenga competencias”.
De este modo nunca una directriz general de ordenación territorial podrá ser objeto
adecuado de un conflicto de competencias por entender que su carácter vinculante vulnera
competencias del Estado: pues, o bien nos encontramos ante materias que sean competencia de
la Comunidad Autónoma, en cuyo caso nada podrá objetarse a su carácter vinculante, o bien, si se
trata de materias de competencia estatal, la directriz no tendrá carácter vinculante sino
meramente orientativo.
Por todo ello solicita que el Tribunal dicte Sentencia declarando la inexistencia de la
inconstitucionalidad planteada.
De otro lado la demanda aduce el carácter vinculante para las Administraciones públicas
de la directriz recurrida, lo que produce la vulneración competencial planteada.
c) El Abogado del Estado atribuye a la directriz recurrida carácter vinculante para las
Administraciones públicas y particulares porque, efectivamente, le da tal carácter el art. 4 de la
Ley 7/1998, y se ratifica en ello con la remisión que tal precepto realiza a los arts. 14 y 25 de la Ley
aragonesa 11/1992, de ordenación del territorio.
Sin embargo ese carácter vinculante debe ser interpretado de acuerdo con el espíritu de la
Ley 11/1992, que enuncia ya en su preámbulo la necesaria articulación con la política territorial de
la Administración del Estado. Esa necesaria coordinación se tiene en cuenta con los instrumentos
de ordenación territorial que emplea la Ley, el primero de los cuales está constituido por las
Directrices de ordenación territorial, cuya definición y finalidad se contienen en el art. 10.1 y 2 de
Máster en Política Territorial y Urbanística.
dicha Ley. Las directrices conforman “el marco de referencia territorial para la formulación,
desarrollo y aplicación de las políticas sectoriales de las restantes Administraciones Públicas, con
especial incidencia en aquellas materias en que la Administración Autonómica tenga atribuidas las
competencias” (art. 10.3).
Así pues estas Directrices son el marco de referencia, pero ello no significa que ignoren
las políticas sectoriales de otras Administraciones públicas. De hecho, aun cuando el art. 14
establece que las determinaciones vinculantes de los instrumentos de ordenación del
territorio de Aragón “serán de estricta observancia y aplicación, obligando a particulares y
Administraciones Públicas a su cumplimiento”, es necesario precisar tal vinculación. Y el art.
25.2 b) precisa que las determinaciones de las directrices deben ser respetadas por “todas las
Administraciones Públicas actuantes en Aragón en aquellas materias en que la Comunidad
Autónoma Aragonesa tenga competencia”.
Sin embargo, para los supuestos en los que la Comunidad Autónoma de Aragón carece de
competencia, hay que tener en cuenta los procedimientos de gestión coordinada regulados en el
art. 13 de la misma Ley. Su apartado 4 deja muy claro que estos instrumentos habrán de
elaborarse desde el respeto a la normativa sectorial. Los mismos se aprueban mediante convenios
interadministrativos que pretendan la creación de procedimientos administrativos conjuntos.
Termina su alegato la Letrada del Parlamento de Aragón solicitando del Tribunal que
desestime el recurso de inconstitucionalidad.
10. Mediante Auto de 23 de marzo de 1999, el Pleno del Tribunal acordó levantar la
suspensión del número 222 de la directriz duodécima, objeto de este recurso de
inconstitucionalidad.
“Se propiciará que la utilización del suelo sea acorde con los intereses de la Comunidad
Autónoma de Aragón. A tal efecto, se tendrá en cuenta lo siguiente:
por su contenido específico, constituyen normas propias de las materias de competencia estatal
que se entienden conculcadas.
Antes de examinar el fondo del asunto que se debate debemos pronunciarnos sobre el
último de los alegatos de las representaciones procesales del Parlamento y del Gobierno
autonómicos a que hemos hecho referencia; es decir, sobre su indicación de que puede estarse
planteando un conflicto de competencias inexistente. La resolución de esta cuestión debe hacerse
con carácter previo, pese a que en el planteamiento de ambas representaciones procesales dicha
defensa se exponga en último lugar. En todo caso advertimos de partida que “la pretensión de
incompetencia deducida en un conflicto constitucional de competencia puede fundarse no sólo
en la falta de título habilitante de quien ha realizado el acto objeto del litigio, sino también en un
ejercicio de las competencias propias que, al imposibilitar o condicionar el ejercicio de las
competencias ajenas de forma contraria al orden competencial establecido en el bloque de la
constitucionalidad, revele un entendimiento del alcance de las competencias implicadas opuesto
a ese sistema de distribución competencial (STC 243/1993, FJ 2)” (STC 195/2001, de 4 de octubre,
FJ 2).
El Abogado del Estado sostiene que las previsiones normativas contenidas en la directriz
recurrida son vinculantes para todas las Administraciones públicas y por tanto para el Estado,
pues así se deriva de lo establecido en el art. 4 d) de la propia Ley recurrida y de la remisión que
Máster en Política Territorial y Urbanística.
este precepto realiza a los arts. 14 y 25 de la Ley de las Cortes de Aragón 11/1992, de 7 de
diciembre, de ordenación del territorio.
En función de los mismos preceptos legales aludidos la Letrada del Parlamento de Aragón
señala que la directriz debe ser examinada en el marco de la cooperación y coordinación
interadministrativa que preside el espíritu de la Ley 11/1992 y, en concreto, de los procedimientos
de gestión coordinada reguladas en el art. 13 de la misma. De manera que hay que deducir que la
directriz impugnada vincula a la propia Administración autonómica, pero no impide que el Estado
haga uso de sus competencias propias.
Para apreciar la fuerza de obligar que tienen, según la propia legislación aragonesa, las
directrices de ordenación territorial, hay que partir del art. 1 de la Ley 7/1998. Este precepto
aprueba las directrices generales de ordenación territorial, que, a su vez, están integradas por los
siguientes instrumentos de ordenación territorial: estrategias territoriales para el modelo
territorial; criterios orientadores de la política de ordenación del territorio; directrices
instrumentales; y directrices de ordenación territorial.
de noviembre, de Ordenación del Territorio, en relación con el art. 14.2 del citado texto legal”.
Procede, pues, determinar el alcance que se deriva de ambas remisiones.
Y lo propio ocurre con el planteamiento realizado por la Letrada del Parlamento de Aragón,
puesto que la potencialidad coordinadora y cooperadora que aduce que tiene el art. 13 de la Ley
11/1992, si bien no puede ser negada, nada nos aclara para el presente caso, donde el Abogado
del Estado denuncia que el precepto recurrido ha producido de hecho la vulneración de las
competencias del Estado.
posiciones de las partes sobre el encuadramiento competencial del precepto, recordando que
dicho apartado a) establece que “no se permitirá la instalación en usos penitenciarios cuya
capacidad supere a la media de la población reclusa generada en Aragón en los últimos cinco
años”.
Pues bien, para encuadrar este precepto en la materia que le es propia, debemos tener en
cuenta que hemos declarado “que cuando inevitablemente las muchas actuaciones de los
poderes públicos concernidos inciden al mismo tiempo en dos o más ámbitos categoriales
diversos es preciso determinar siempre ‘la categoría genérica, de entre las referidas en la
Constitución y los Estatutos, a la que primordialmente se reconducen las competencias
controvertidas, puesto que es ésta la que fundamentalmente proporciona el criterio para la
delimitación competencial, sin perjuicio de que, en su caso, la incidencia de la actividad
considerada en otros ámbitos obligue a corregir la conclusión inicial para tomar en consideración
títulos competenciales distintos (STC 80/1985, FJ 1)’” (STC 197/1996, de 28 de noviembre, FJ 3).
Complementariamente también dijimos en esta misma Sentencia que “‘el orden de competencias
y la definición de las que, en cada caso, se ejerzan, no pueden quedar a merced de las alegaciones
de las partes, sino que deben ser determinadas en atención a los criterios objetivos que sobre
cada materia establecen la Constitución, los Estatutos de Autonomía y las Leyes a las que éstos y
aquélla se remitan’ (STC 69/1988, FJ 2). Con la consecuencia de que, ‘cuando se ofrezcan por las
partes en el proceso constitucional diversas calificaciones sustantivas de las disposiciones o actos
en conflicto que pudieran llevar a identificaciones competenciales también distintas, ha de
apreciarse, para llegar a una calificación competencial correcta, tanto el sentido o finalidad de los
varios títulos competenciales y estatutarios, como el carácter, sentido y finalidad de las
disposiciones traídas al conflicto, es decir, el contenido del precepto controvertido, delimitando
así la regla competencial aplicable al caso (STC 153/1989, FJ 5, con referencia a las SSTC 252/1988
y 13/1989)’ (STC 69/1988, FJ 5, con referencia a las SSTC 252/1988 y 13/1989)” (STC 197/1996, de
28 de noviembre, FJ 3).
Y ello sin perder de vista que “este Tribunal ha señalado como criterio general a tener en
cuenta en los supuestos de concurrencia de títulos competenciales el de la prevalencia de la regla
competencial específica sobre el de la más genérica (así, en SSTC 87/1987, FJ 2 y 69/1988, FJ 4).
Aunque también se ha dicho que a este criterio no se le puede atribuir un valor absoluto (STC
213/1988, FJ 3)” (STC 197/1996, FJ 4).
Máster en Política Territorial y Urbanística.
Sobre el alcance y la sustantividad que son propios de la indicada materia, este Tribunal
ha dictado una dilatada doctrina, según la cual “en una primera aproximación global al
concepto de ordenación del territorio, ha destacado que el referido título competencial ‘tiene
por objeto la actividad consistente en la delimitación de los diversos usos a que puede
destinarse el suelo o espacio físico territorial’ (SSTC 77/1984, FJ 2; 149/1991, fundamento
jurídico 1.B). Concretamente, dejando al margen otros aspectos normativos y de gestión, su
núcleo fundamental ‘está constituido por un conjunto de actuaciones públicas de contenido
planificador cuyo objeto consiste en la fijación de los usos del suelo y el equilibrio entre las
distintas partes del territorio del mismo’ (SSTC 36/1994, FJ 3; 28/1997, FJ 5). Sin embargo
también ha advertido, desde la perspectiva competencial, que dentro del ámbito material de
dicho título, de enorme amplitud, no se incluyen todas las actuaciones de los poderes públicos
que tienen incidencia territorial y afectan a la política de ordenación del territorio, puesto que
ello supondría atribuirle un alcance tan amplio que desconocería el contenido específico de
otros títulos competenciales, no sólo del Estado, máxime si se tiene en cuenta que la mayor
parte de las políticas sectoriales tienen una incidencia o dimensión espacial (SSTC 36/1994, FJ
3; 61/1997, FJ 16; 40/1998, FJ 30). Aunque hemos precisado igualmente que la ordenación del
territorio es en nuestro sistema constitucional un título competencial específico que tampoco
puede ser ignorado, reduciéndolo a simple capacidad de planificar, desde el punto de vista de
su incidencia en el territorio, actuaciones por otros títulos; ordenación del territorio que ha de
llevar a cabo el ente titular de tal competencia, sin que de ésta no se derive consecuencia
alguna para la actuación de otros entes públicos sobre el mismo territorio [(SSTC 149/1991, FJ
1 B); 40/1998, FJ 30]” (STC 149/1998, de 2 de julio, FJ 3).
misma o distinta naturaleza, o entre aquéllas y los núcleos de población. Ni siquiera, en fin, se
refiere a volúmenes de edificación u otras variables que pudieran conectarse de alguna
manera con los diferentes usos del suelo.
La Ley 25/1964, de 29 de abril, de energía nuclear, declara que tiene como objeto, entre
otros, “fomentar el desarrollo de las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear en España y
regular su puesta en práctica dentro del territorio nacional” y “proteger vidas, salud y
haciendas contra los peligros derivados de la energía nuclear y de los efectos nocivos de las
radiaciones ionizantes” (art. 1). Su art. 2.12 incluye dentro de las “instalaciones nucleares”,
además de las centrales nucleares y de las fábricas de producción y tratamiento de sustancias
nucleares, a “las instalaciones de almacenamiento de sustancias nucleares”. La Ley también
establece la distinción entre “instalaciones nucleares” e “instalaciones radioactivas” (art. 2.12
y 13).
También hay que hacer necesaria referencia a los Reales Decretos 1836/1999, de 3 de
diciembre, y 1349/2003, de 31 de octubre. El primero de ellos, por el que se aprueba el
Reglamento sobre instalaciones nucleares y radioactivas, desarrolla las previsiones de las antes
citadas Leyes 25/1964 y 15/1980. El segundo, sobre ord enación de las actividades de la
Empresa Nacional de Residuos Radioactivos, S.A. (ENRESA), y su financiación, atribuye a dicha
Máster en Política Territorial y Urbanística.
9. Ya hemos expuesto con detalle en los antecedentes que las partes litigantes
discrepan de la materia en que debe incardinarse este artículo, pues mientras que el Abogado
del Estado afirma que lo hace en la materia de “bases del régimen energético” y también,
aunque de modo subordinado, en la de “seguridad pública” (arts. 149.1.25 y 29 CE), las
representaciones procesales del Parlamento y del Gobierno de la Comunidad Autónoma de
Aragón aducen su encuadramiento en las materias de “ordenación del territorio” y de “medio
ambiente”.
Siguiendo los mismos criterios de nuestra doctrina a que hemos hecho referencia en el
precedente fundamento jurídico 6, debemos descartar que el apartado b) del núm. 222 pueda
incardinarse en la materia de “ordenación del territorio”, pues también aquí se aprecia la
inexistencia de correspondencia entre el contenido y la finalidad de este apartado y lo que
constituye el contenido sustantivo propio de las regulaciones relativas a la “ordenación del
territorio”.
Pero es obvio que no es éste el alcance que presenta el artículo que estamos
analizando, que se refiere solamente a la instalación en Aragón de los almacenes de residuos, y
no a las actuaciones que deban emprenderse como consecuencia de accidentes derivados o
conectados más o menos directamente con dicho almacenamiento. Por tanto, tampoco
procede encuadrar este apartado b) en el art. 149.1.29 CE, aunque la conexión con esta
materia, ciertamente, exista.
10. Descartado el encuadramiento del apartado b) del núm. 222 en las materias de
“ordenación del territorio” y “seguridad pública”, se aprecia que la relación que aquél guarda
con las otras dos materias aducidas por las partes, “régimen energético” y “medio ambiente”,
es notoriamente más intensa.
Respecto al “medio ambiente” hemos declarado que “tal y como ha sido descrito, es un
concepto nacido para reconducir a la unidad los diversos componentes de una realidad en
peligro. Si este no se hubiera presentado resultaría inimaginable su aparición por meras
razones teóricas, científicas o filosóficas, ni por tanto jurídicas. Los factores desencadenantes
han sido la erosión del suelo, su deforestación y desertización, la contaminación de las aguas
marítimas, fluviales y subálveas, así como de la atmósfera por el efecto pernicioso de humos,
emanaciones, vertidos y residuos, la extinción de especies enteras o la degene ración de otras y
la degradación de la riqueza agrícola, forestal, pecuaria o piscícola, la contaminación acústica y
tantas otras manifestaciones” (STC 102/1995, de 26 de junio, FJ 7).
Máster en Política Territorial y Urbanística.
De esta orientación, por último, también participa, en principio, nuestra propia doctrina,
pues con carácter general hemos encuadrado en la materia de “medio ambiente” el régimen
de los vertidos industriales y contaminantes al mar territorial, “sea cual fuere el género de
éstos y su destino” [STC 149/1991, de 4 de julio, FJ 4 F)], si bien cabe advertir que no pueden
asimilarse estos vertidos y los residuos nucleares.
En cuanto a la materia de “régimen energético” de entrada ninguna duda existe de que son
encuadrables en la misma las diferentes actividades relativas a la producción, en cualquier
modalidad, de energía nuclear. Sin embargo esta calificación competencial no tiene que
extenderse necesariamente a todas las fases del proceso de desenvolvimiento de esta forma de
energía, pues ello podría conducir al vaciamiento de otras materias. En nuestra STC 197/1996,
referente a otro tipo de energía, ya dijimos que no todas las fases del ciclo económico del sector
de la energía del petróleo son susceptibles de encuadrarse en la materia de “régimen energético”.
Y así, mientras que lo relativo a la producción de carburantes y productos petrolíferos lo
encuadramos, efectivamente, en dicha materia, las actividades de distribución de dichos
productos las inscribimos en la materia de “comercio interior” (STC 197/1996, de 28 de
noviembre, FJ 16).
orientación unitaria y dotada de cierta estabilidad en todo aquello que el legislador considera en
cada momento aspectos esenciales de dicho sector material (STC 223/2000, de 21 de septiembre,
FJ 6, con cita de las SSTC 1/1982, de 28 de enero, 48/1988, de 2 de marzo, 147/1991, de 4 de julio,
y 197/1996, de 28 de noviembre).
12. Partiendo de los criterios doctrinales que se acaban de exponer, debemos profundizar
en el marco normativo estatal relativo a los almacenes de residuos nucleares y radioactivos, con el
fin de apreciar los criterios básicos que, como canon de contraste con el precepto autonómico
que nos ocupa, pueden extraerse de dicho marco.
En este sentido dos contenidos normativos de la Ley 25/1964, de energía nuclear, resultan
relevantes a los efectos que aquí interesan. En primer lugar, que su art. 2 relaciona los diversos
Máster en Política Territorial y Urbanística.
Ambas prescripciones pueden, sin dificultad, ser calificadas de básicas, pues satisfacen
las exigencias materiales y formales de la normas básicas a que antes hicimos referencia.
Materialmente, porque las definiciones de instalaciones nucleares y radioactivas y la inclusión
en ellas de los almacenes de residuos configuran un mínimo común norm ativo de aplicación en
todo el territorio nacional que tiene, sin duda, carácter esencial, pues determina el alcance
material de ambos tipos de instalaciones y su respectiva diferenciación. Y lo propio ocurre con
el sometimiento de la actividad de las instalaciones a un sistema de autorización
administrativa, pues la peligrosidad que su funcionamiento entraña lo justifica. Así,
recientemente, hemos considerado que “el legislador puede optar legítimamente entre alguna
de las alternativas existentes para la regulación de un sector o aspecto del mismo, con tal de
que cumpla los requisitos o exigencias constitucionales que correspondan en cada caso. En
este supuesto, las exigencias materiales de la normativa básica que ahora nos ocupan se
concretan en que el legislador, en ejercicio de su función legítima, ha configurado una
regulación uniforme para todo el territorio nacional, en relación con las autorizaciones de
apertura de las oficinas de farmacia” (STC 109/2003, de 5 de junio, FJ 8).
Una tercera prescripción también debe ser considerada básica, cual es la determinación del
art. 38 de la Ley 25/1964 de que “las instalaciones nucleares y radioactivas que trabajen con
sustancias radioactivas quedan obligadas a contar con instalaciones especiales para
almacenamiento, transporte y manipulación de residuos radioactivos”.
Por último, debe ser resaltada como básica la distinción recogida en la Ley 15/1980, del
Consejo de Seguridad Nuclear, relativa a las instalaciones radiactivas, diferenciándose entre
instalaciones de primera, de segunda y de tercera categoría (disposición adicional primera).
También respecto de ambas prescripciones legales son predicables los razonamientos antes
expuestos sobre el cumplimiento de las exigencias materiales y formales de las normas básicas.
Partiendo de este marco normativo básico, debemos examinar ahora el régimen jurídico de
las autorizaciones de los almacenes de residuos nucleares y radioactivos, que se contiene en el
Máster en Política Territorial y Urbanística.
13. Desde la perspectiva que aquí interesa, el análisis pormenorizado del amplio régimen
autorizatorio regulado en dicho Real Decreto 1836/1999 pone de manifiesto que la relación entre
el sistema de producción de energía nuclear o radioactiva, el transporte de sus residuos y el
almacenamiento de los mismos, se configura de modo abierto en todo el territorio nacional, no
sometiéndose a limitación territorial de carácter intracomuniatrio o de otro alcance, de acuerdo
con las exigencias de un mercado único que hemos declarado en nuestra jurisprudencia (STC
24/1983, de 6 de abril, FJ 6).
También se comprueba que el transporte de los residuos nucleares y radioactivos desde las
instalaciones de producción hasta las de almacenamiento se somete a un “régimen de
declaración”, previa inscripción registral, con indicación, entre otros requisitos, de la localización y
características de las instalaciones de recepción y almacenamiento de los residuos (art. 78), pero,
en todo caso, dicho régimen configura el territorial nacional como un todo unitario.
Por todo lo expuesto podemos afirmar que la normativa básica ha sometido a los residuos
generados en el proceso de producción de energía nuclear a un régimen de gestión de efectos
supracomunitarios. Esta perspectiva unitaria y abierta a todo el territorio nacional afecta, entre
otros aspectos de la gestión de los residuos nucleares a su almacenamiento, de manera que los
criterios esenciales de aspectos tales como el emplazamiento de los almacenes, las garantías de
seguridad de estas instalaciones, o las del transporte de los residuos hasta las mismas desde los
centros de producción, se incluyen en ese ámbito básico.
suma, al legislador básico, en razón a las características estructurales de que se pretenda dotar al
sector de la energía nuclear que le corresponde ordenar, decidir si los residuos generados en una
Comunidad Autónoma han de ser necesariamente almacenados en la misma Comunidad, o si, por
el contrario, resulta más adecuado distribuir estratégicamente los centros de producción y los
almacenes de residuos de esta modalidad de energía, teniendo como referencia el conjunto del
territorio nacional, según las pautas que se estimen convenientes.
Pues bien, desde esta perspectiva se alcanza igual conclusión en cuanto al modelo abierto a
todo el territorio nacional de gestión de los residuos nucleares y radioactivos por el que ha optado
la normativa básica.
Así, el tan citado Real Decreto 1836/1999, al regular las competencias del Estado y de las
Comunidades Autónomas respecto de las instalaciones nucleares y radioactivas, y, por ello, las de
los almacenes de residuos, por la conexión existente entre los apartados 1 y 2 de su art. 2,
atribuye al Ministerio de Industria y Energía las correspondientes a las instalaciones nucleares y a
las radioactivas de primera categoría y a las Comunidades Autónomas las relativas a las
instalaciones radioactivas de segunda y tercera categoría cuando tengan transferidas dichas
funciones. Con la particularidad de que, respecto de estas segundas, el art. 2.3 matiza que las
autorizaciones que se otorguen “tendrán validez para todo el territorio del Estado”, con la
exigencia de que cuando se establezcan delegaciones en otras Comunidades se traslade a las
mismas la acreditación de la autorización obtenida. Con ello se patentiza que la norma básica
otorga validez supracomunitaria a las autorizaciones que concedan tanto el Estado como las
Comunidades Autónomas.
A todo lo anterior hay que añadir que el art. 4 b) y c) del Real Decreto 1349/2003, atribuye
a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos la función de “buscar emplazamientos, diseñar,
construir y operar centros para el almacenamiento temporal y definitivo de los residuos
radioactivos”, en el marco, como señala su Preámbulo, de la atribución a dicha empresa nacional
por sucesivas normas reglamentarias “de la realización por ésta de las actividades a que se refiere
el art. 38 de la Ley 25/1964”, lo que abunda en la orientación de la normativa que hemos
analizado.
14. También alega el Abogado del Estado que la directriz impugnada es contraria a los
principios de solidaridad, cooperación y coordinación en cuanto establece determinadas
Máster en Política Territorial y Urbanística.
Acerca de este planteamiento, hay que señalar que, una vez afirmada la
inconstitucionalidad de la directriz recurrida por las razones que ya han quedado expuestas,
resulta innecesario examinar este nuevo motivo de inconstitucionalidad aducido por el Abogado
del Estado, que se alega de modo complementario al planteamiento principal que ya hemos
abordado. No obstante conviene añadir que dicha tacha, referible, en su caso, a las concretas
directrices impugnadas, sólo podría plantearse sobre la base de aislar dichas directrices del
contexto legislativo en el que se insertan, en el que, según se alega por la Letrada del Parlamento
de Aragón, se contienen llamadas a la coordinación y a la cooperación (Exposición de Motivos y
art. 13 de la Ley 11/1992, de ordenación del territorio de Aragón), orientadas a no menoscabar ni
impedir el ejercicio de las competencias del Estado, lo que excluye la posible tacha de
insolidaridad.
FALLO
Ha decidido
Voto particular que formula el Presidente, don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, a la
Sentencia dictada en el recurso de inconstitucionalidad núm. 4488/98.
Ante una afirmación tan categórica, concluyente, que hace imposible cualquier discusión
sobre su sentido y alcance, el Tribunal Constitucional ha estimado que el artículo trascrito, el
138.1 CE, contiene una disposición que “no puede ser reducida al carácter de un precepto
programático, o tan siquiera el de elemento interpretativo de las normas competenciales. Es por
el contrario, —prosigue el Tribunal Constitucional en su Sentencia 146/1992— un precepto con
peso y significados propios”.
Resulta discutible, por ello, considerar que el alegato de la solidaridad, efectuado por
el Abogado del Estado, se hizo “de modo complementario” (FJ 13 de la Sentencia). La
solidaridad es uno de los soportes estructurales del Ordenamiento constitucional, uno de los
fundamentos de la distribución y orden de las partes importantes del edificio jurídico–político,
al que los principios constitucionales dan su sentido propio por encima del simple agregado de
preceptos casuísticos.
3. La Directriz impugnada de esta Ley de las Cortes de Aragón fue poco respetuosa con el
principio de solidaridad. Incluso teniendo en cuenta las llamadas a la coordinación y a la
cooperación que se recogen en la Sentencia (Exposición de Motivos y art. 13 de la Ley 11/1992, de
ordenación del territorio de Aragón), el texto de la directriz impugnada conculca el principio de
solidaridad..
Firmo este Voto particular con un razonamiento que conduce al mismo fallo de la
Sentencia, pero en el que considero el principio de solidaridad como fundamento y razón de ser
de determinadas normas concretas de nuestro Ordenamiento jurídico–político. Son esas normas
las que se tienen en cuenta y se aplican en la Sentencia, con infravaloración, a mi juicio, del
principio constitucional.