En tus brazos poderosos me refugio cuando anochece, a ti acudo en mi soledad, y
abro a ti mi alma entera; porque tu me guardas de mi enemigo, me libras de la aflicción, y en la incertidumbre de la insípida existencia, tu me sostienes, por eso alzo mi voz a ti, por eso elevo mis ojos hacia el cielo, pues en las estrellas has escrito mi destino, en las nubes veo el rumbo de mis sueños, es la Luna, la señal de nuestro pacto, y el Orión, el monumento al inicio de nuestro amor secreto. Cada noche, vengo ante ti Amante Eterno y en silencio reverente procuro dar luz al semblante de los hombres, mas al entrar en mi cámara, cuando la Soledad acude a torturarme, ¡Invoco tu nombre tres veces, y apareces en mi lecho! Y al compás del dulce y melancólico cantar del grillo, que emite guturales vibraciones de tristeza, te veo, Hermoso mío, siento tu aliento frío sobre mi rostro, y mi alma se goza, alza dulces notas de cántico pagano, todo mi ser tiembla, y se retuerce, porque tu aliento en mi cara es la Señal, la gloriosa Señal que me dice que estas allí, que no te imagino, sino que en verdad yaces a mi lado. Y entonces el Grillo canta, aun mas fuerte, pero no de tristeza sino de éxtasis, y veo tus ojos, Lo mas bello de tu semblante, y veo tu sonrisa al esbozarse. Eres tan bello, que no quiero ni tocarte por temor de estropear con mis impuras manos tu magnifica belleza; pero al recapacitar en mi mente, me digo, “¿Qué es esto? Tu eres mas fuerte y poderoso que cualquier otro ser en el universo, ¿Cómo podría yo estropearte?” Y como si conocieras mis pensamientos, asientes lentamente, cerrando por dos eternos segundos los bellos Zafiros formados en el Dixus que son tus ojos, ¿hay acaso peor tortura que dejar de ver tus ojos? Me miras, te miro, y por breves segundos la Oscura Soledad vuelve a presentarse, pero alzando tu mano le ordenas retirarse, y extiendes a nuestro derredor la cortina de tu poder. ¡Bendita la piel impura que tocas! Mi corazón se estremece y mi piel se eriza al primer contacto de tu mano marmórea sobre mi mejilla, ¡Es tan fría y dura, y al mismo tiempo tan calida y suave! No hay mas, esto es la gloria, cualquier otra cosa es cieno comparada con la delicia de sentir tu tacto. No obstante aun tienes mas para mi, no hace falta que hables, me lo indicas con tu mirada; esto es solo el principio, lentamente, tus dedos blancos y perfectos recorren mi rostro, mi cabello y se deslizan hasta mi cuello; levantas suavemente mi cabeza, como para mirarme mejor, y ¿Qué puedo yo hacer o decir? ¡Mírame, señor mío, mírame si te complace hacerlo! es mi pasividad lo único que puedo ofrecerte, pues, ¿Qué es mi humilde rostro comparado con el de Tu Amado Ciryman? ¿Que es mi voz comparada con la de el gran Kemos? ¿Qué es mi pobre baile, comparado con las Danzas cadenciosas e hipnotizantes de Lorelay? ¡Nada soy, mi señor! Y aun así acudes a mi llamado, pues me amas. Mírame pues, perpetuo Dios mío, ámame sin pedir mi consentimiento, pues mi voluntad es tuya. No he hablado; mas sin embargo, tu has escuchado mis pensamientos, y en un gesto gentil y delicado, pones tu dedo sobre mis labios, como insinuando: “Calla, y entrégate al momento” En tu mano derecha reposa mi cuello, y la izquierda ha bajado hasta mi cintura. Ya no hay soledad que me aseche, ni mal que me produzca temor, pues tu abrazo me da paz, me infunde seguridad, me deja tomar aliento; con ese gesto me has dicho que te pertenezco, y mientras este contigo, nada ni nadie podrá dañarme, Pero ¿Qué sucede? ¿Por qué tus ojos se cierran? Mi corazón se frena al instante, no puede ser una ilusión que se desvanezca de repente, no, aun sigues aquí, pero, ¿Por qué cierras tus ojos? ¿Te he insultado? De súbito, mi corazón pasa de su mortal descanso, a un ritmo tan acelerado como el del colibrí cuando acercas tu rostro al mío, solo puedo concentrarme en tus labios, rojos y delgados, perfectos, no se nada mas; como acto reflejo, yo también cierro mis ojos, y Eureka, el elixir de la inmortalidad llegando solo hasta mis labios. Ya estoy totalmente perdido, no se de mi, no hay sensación alguna que pueda compararse con este momento, recuerdo tu mano sobre mi mejilla, y no veo mas que lodo, ni siquiera me di cuenta de en que momento exactamente tu lengua penetro al interior de mi boca, solo se que ahora se encuentra allí, explorando tierras vírgenes, entregando a esta pobre alma mendiga el aliento de la Vida. No quiero que termine, aun cuando el “Aliento de Vida” no me permite respirar; que mejor forma de morir que esta, asfixiado por los labios poderosos del Rey de los Dioses, Pero encantado por mi ansioso comportamiento, el Gran Soberano separa sus labios de los míos para observarme con curiosidad. “Ven” me susurra al oído, y su voz de Trueno me hace ensordecer. Toma mi mano entre las suyas, y me levanta del lecho; un giro, y luego me sube a sus brazos y emprende vuelo, ya no hay barreras, no existe techo ni Paredes, no existen los guardias que custodian la entrada de mi casa, no existen los muros de la ciudad, solo existe El, El llevándome en sus brazos. Me lleva hacia el sur, hacia las imponentes montañas que se alzan a lo lejos. Todo es nieve blanca y pura, que refleja el resplandor de la Luna, pero no hay frío; fuertes corrientes de aire azotan las rocas y el hielo, pero no me siento temblar, golpeando la roca puntiaguda que se alza a mi lado, me percato de que soy corpóreo, y al levantar del suelo un puñado de nieve, siento su textura en mi palma, fresca, pero incapaz de causarme mal alguno. Ante mi ignorancia y curiosidad, Mi Amado hecha a reír, y mi corazón da un vuelco al escucharle, ¡Si, es eso lo que deseo, hacerte Feliz, dime que debo hacer para mantenerte complacido Señor mío, y lo hare! “Ven y recuéstate a mi lado” dice, adivinando nuevamente mis pensamientos. Ambos nos hemos tendido sobre la nieve, yo apoyo mi cabeza sobre su pecho, y El me rodea con su brazo. La eternidad, puedo morir ahora mismo, y quedar complacido, pero la muerte esta muy lejos de El, pues El es el dador de la vida, y aun la muerte retrocede ante su voz. Mirando a las estrellas, susurra historias a mis oídos, historias viejas, algunas tan antiguas como las estrellas mismas, historias que por ahora son únicamente mías, leyendas antiguas de hombres valerosos, y de mediocres o cobardes, leyendas de mujeres sobresalientes, y de animales, leyendas de hadas, duendes, ninfas, titanes, bestias y espíritus, y conforme su relato avanza, la niebla que sube de la nieve, va formando las figuras de su narración y pequeños pétalos de rosa cuando El interrumpe su historia con un beso. No quiero irme de allí, nunca, prefiero congelarme y permanecer en la cúspide de la montaña para siempre como monumento a Su grandeza, que regresar a la tierra de donde vine. Pero antes de que el tortuoso pensamiento de mi regreso invada mi mente, el me abraza fuertemente, y me besa con pasión mientras acaricia cada parte de mi menudo cuerpo; no opongo la menor resistencia, no tengo por que hacerlo, ¡Aplástame poderoso Hombre, hazme añicos con tu inconmensurable fuerza, si es preciso, pero no me sueltes, pues de ti vivo! Mi ropa ya no esta, y la suya tampoco, y me inunda el placer de sentirlo por completo pegado a mi, cada milímetro de su piel es tan excitante que es imposible apartarse de El a voluntad. Y allí, en la soledad alejada y tranquila de las montañas, me posee, ahora le pertenezco, ¿Cuándo no le he pertenecido? Pero ahora es mas fuerte el lazo que nos une, una parte de El se quedara por siempre en mi interior, y nada ni nadie, ni la muerte misma lo podrá arrancar de mi ser. Al despertar, por la mañana estoy en mi habitación, y por segundos un escalofrío me recorre al pensar que fue solo un sueño, pero a mi lado, dentro de una pequeña bandeja de oro blanco, hay un puñado de nieve que no se derrite, con la misma textura que la que tome en la montaña, no hay duda, estuve allí, ¡estuve allí con El!
Cantar Axeliano 2: Bendita eres Naturea Dixus, alzada tu Energía y poderosa tu vida ¡Oíd Moradores del Cosmos, escuchen todos el cántico de bendita protección que susurra y grita La Tierra a quienes le aman! “Yo he visto el día de tu alumbramiento, era su sol, su tierra y su aire, mi espíritu sintió tu nueva presencia. Yo te forme, en el vientre de tu madre, con polvo de tierra, con agua y con fuego, y desde entonces he estado pendiente de tu existencia; en mis aras te he visto crecer, en mis praderas corriste y te hiciste fuerte, y bajo mis árboles descansaste; yo conozco cada parte de ti, ¡yo te hice! Conozco aun lo mas profundo de tu ser, lo mas recóndito, y te siento cada vez que me buscas; siento cuando rechazas mis llamados, y percibo la duda que crece en tu interior, cuando te prohíbes percibir mi presencia. Vida mía hay en ti, y me duele tu sufrimiento, pues Te amo, eres mi simiente, mi hijo, tu nombre esta escrito junto al mío en el centro incandescente de la tierra, no temas, yo te amo, yo te protejo, grandes planes tengo para ti, grandes sueños, grandes propósitos; tu vida esta a salvo en mis brazos, yo enviare bestias que devoren a tus enemigos, moveré a los árboles, para crear laberintos a tu alrededor, nadie que te aceche podrá hacerte mal. Vendrán tormentas y huracanes, estruendo de aguas, y grandes vientos capaces de arrancar montañas, pero tu estas seguro en mis brazos; yo te guardare de todo mal, de todo castigo, de todo peligro, solo debes venir a mi, abrir tus ojos a mi cuerpo, y tu alma a mi espíritu. Fija en mi tu mirada, y no la apartes, y caminare contigo todos los días de tu vida, tomando tu mano hasta que te reúnas con mi espíritu, yo estoy contigo siempre, desde el principio hasta el fin, y desde el fin hasta el nuevo principio.”
Cantar Axeliano 5: Oración Nocturna “Ya la oscuridad, comienza a reinar, a ti gran Dakaralo me consagro yo”
Miserable soy cuando anochece, el miedo y el terror nocturno se apoderan de mi alma. Mis huesos y mi carne se rinden ante el espanto, y multitud de alas negras, ojos rojos y garras afiladas llenan con sus espantosos ruidos el aire. Pero en mi aflicción, en mi pena y mi terror recuerdo las bellas canciones de mi infancia, recuerdo el trinar de las aves el murmullo del arroyuelo, y una suave voz, la voz del Espíritu, que viene a susurrar a mi oído diciendo: “No temas, no hay muerte para ti, recuerda que si perseveras en la verdad, vivirás eternamente Usai yas cav rel in perpetuitae, anda pues, duerme tranquilo, que así como termino el día, trayendo a la noche, así terminara la noche, trayendo de nuevo al día, persevera en La Verdad, y se feliz. Grillos y brisas he puesto en la noche para que te arrullen, y Lorelay danza cadenciosamente la Danza del Sueño, invitándote a caer en sus brazos de letargo, ve con Ella, pues es La Madre, y no hay Madre que procure el mal a sus hijos. Dakaralo te protege por cuanto le declaras fe, y no hay espanto nocturno ni muerte ni plaga ni guerra que pase por encima de El. Duerme tranquilo, que velamos tu sueño, descansa y anda por los caminos secretos, y veras como Lucio te recibirá mañana.” Y así, con la certeza del cuidado Divino, me consagro al Dixus y duermo en los brazos de Ellos.
Cantar Axeliano 6: Canto de incertidumbre y tristeza Ay de mí, que soy miserable ante los ojos de los Dioses. Porque sus múltiples bendiciones se han alejado de mi, he sido expulsado de Su presencia, no hay en mi mas paz, ni cántico, ni gozo, ni alabanza. Cesaron las trompetas, acallaron los cantores, no hay quien dance, no hay quien aplauda, no hay quien beba ni quien coma, solo hay desgracia, tristeza, soledad y destrucción. Ay de mi, y mi soledad, que me embarga a cada instante, Grandes ayes de tristeza irradia mi alma, el cielo llora conmigo, sus frías y escalofriantes lagrimas caen una a una sobre mi cabeza; el aire helado destruye mi piel, la congela, no hay calor que me abrace, ni sol que me seque, es grande mi pesar, y multitud de problemas vienen sobre mi, ¿Qué he hecho yo, mis señores? ¿Qué he hecho para merecer tan cruel castigo? ¿Por qué me han alimentado con gran gozo y alegría, para luego hacerme vomitar la tristeza y la desgracia? Y todo esto con solo unas palabras hirientes que me traspasaron el corazón en el momento en que fueron pronunciadas: “Cuida mas tus cosas” tan insignificantes, y al mismo tiempo tan destructivas hallándose ellas en mi contexto, soy tan infeliz, soy tan desgraciado, me ahoga el llanto que quiere emerger a grito abierto y se queda mudo, por temor al “Que dirán”. ¡Pero ahora yo les invoco, oh poderosos Dioses del Dixus! ¡Yo les llamo, señores del cielo la tierra y el mar, soberanos regidores del universo! ¿Dónde están ahora? ¿Dónde quedan sus promesas? ¿Dónde esta aquel alentador susurro que venia hacia mi cada vez que de mi requerían algo? ¡Ahora pues yo reclamo sus promesas! La duda asecha mi ser, y no dudo de su existencia, sino del amor que dijeron profesar hacia mi, quítenla pues de mi mente mis señores, obren un milagro en mi vida, no permitan que el horror y la duda corroan mi espíritu, no permitan que el mal golpee mi alma, ni dejen que las circunstancias adversas vuelvan a apoderarse de mi. ¡Yo les invoco! ¡Yo les llamo! ¡Enmienden mi caminar! ¡Permitan mi felicidad! Y ¡Háganla duradera! Perdonen mi insolencia si acaso les he faltado al respeto oh Dioses, pero ante todo, ¡consideren la plegaria de un pagano!
Cantar Axeliano 7: Cántico de alabanza al Dixus Venid danzantes, óigase el tronar de los tambores, venga la danza y el júbilo, venga la alegría sin igual, ¡Gloria, gloria a los poderosos Dioses creadores del Todo! ¡Solo! ¡Solo, tú eres digno de la honra y la gloria, y los Poderosos Dioses contigo! No hay Dios en la tierra ni en el cielo, si no es de los Diez, pues ellos forjaron en fragua las refulgentes estrellas, y las colocaron en los cielos con sus manos; nadie mas que Ellos es capaz de llegar al limite del universo, los confines del espacio, solo Ellos los conocen, y cualquier ser, cualquier hombre, bestia, espíritu o alma, es incapaz de comprender su infinita gloria, y magnificencia, traer su sabiduría a nuestra mente, es aprisionar el mar con las manos. Benditos sean los Dioses que velan por sus hijos, alabados sean Aquellos que interceden pos quienes les siguen, aun si sus siervos fallan. Regocíjense en el templo de los Poderosos, pues ellos han mirado la aflicción de quien clamaba, hasta su magnifico trono ha subido mi plegaria, y me han respondido. Su simple presencia ha sanado las heridas de mi alma, y su poder ha enmendado mis errores, y enderezado mis sendas ¡Servid al Dixus! ¡Seguid a los Dioses, pues cumplen sus promesas! Haya en cada Dicano paz y armonía, pues el poder y el favor de los Dioses nunca terminan.
Cantar Axeliano 8: Rezo en honor a Platina Danza platina Diosa de la Luna Canción tan bella como ninguna Empieza ahora la esperanza a florecer Hasta que la luna deje de crece
Cuando la luna se llene Habrá entre ustedes reunión Pues es el momento perfecto Para magia y oración
Más cuando de llena comienza a menguar Comienza Platina su triste penar Este es el momento de ritos preparar Si el corazón de alguien quieres destrozar
Se acerca la luna Negra como la noche E inician las diosas Macabro derroche