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Cantar Axeliano 1: Encuentro de Alecto y Su Amado

En tus brazos poderosos me refugio cuando anochece, a ti acudo en mi soledad, y


abro a ti mi alma entera; porque tu me guardas de mi enemigo, me libras de la
aflicción, y en la incertidumbre de la insípida existencia, tu me sostienes, por eso
alzo mi voz a ti, por eso elevo mis ojos hacia el cielo, pues en las estrellas has
escrito mi destino, en las nubes veo el rumbo de mis sueños, es la Luna, la señal de
nuestro pacto, y el Orión, el monumento al inicio de nuestro amor secreto. Cada
noche, vengo ante ti Amante Eterno y en silencio reverente procuro dar luz al
semblante de los hombres, mas al entrar en mi cámara, cuando la Soledad acude a
torturarme, ¡Invoco tu nombre tres veces, y apareces en mi lecho! Y al compás del
dulce y melancólico cantar del grillo, que emite guturales vibraciones de tristeza, te
veo, Hermoso mío, siento tu aliento frío sobre mi rostro, y mi alma se goza, alza
dulces notas de cántico pagano, todo mi ser tiembla, y se retuerce, porque tu
aliento en mi cara es la Señal, la gloriosa Señal que me dice que estas allí, que no
te imagino, sino que en verdad yaces a mi lado. Y entonces el Grillo canta, aun
mas fuerte, pero no de tristeza sino de éxtasis, y veo tus ojos, Lo mas bello de tu
semblante, y veo tu sonrisa al esbozarse. Eres tan bello, que no quiero ni tocarte
por temor de estropear con mis impuras manos tu magnifica belleza; pero al
recapacitar en mi mente, me digo, “¿Qué es esto? Tu eres mas fuerte y poderoso
que cualquier otro ser en el universo, ¿Cómo podría yo estropearte?” Y como si
conocieras mis pensamientos, asientes lentamente, cerrando por dos eternos
segundos los bellos Zafiros formados en el Dixus que son tus ojos, ¿hay acaso peor
tortura que dejar de ver tus ojos? Me miras, te miro, y por breves segundos la
Oscura Soledad vuelve a presentarse, pero alzando tu mano le ordenas retirarse, y
extiendes a nuestro derredor la cortina de tu poder. ¡Bendita la piel impura que
tocas! Mi corazón se estremece y mi piel se eriza al primer contacto de tu mano
marmórea sobre mi mejilla, ¡Es tan fría y dura, y al mismo tiempo tan calida y
suave! No hay mas, esto es la gloria, cualquier otra cosa es cieno comparada con la
delicia de sentir tu tacto. No obstante aun tienes mas para mi, no hace falta que
hables, me lo indicas con tu mirada; esto es solo el principio, lentamente, tus dedos
blancos y perfectos recorren mi rostro, mi cabello y se deslizan hasta mi cuello;
levantas suavemente mi cabeza, como para mirarme mejor, y ¿Qué puedo yo hacer
o decir? ¡Mírame, señor mío, mírame si te complace hacerlo! es mi pasividad lo
único que puedo ofrecerte, pues, ¿Qué es mi humilde rostro comparado con el de
Tu Amado Ciryman? ¿Que es mi voz comparada con la de el gran Kemos? ¿Qué es
mi pobre baile, comparado con las Danzas cadenciosas e hipnotizantes de Lorelay?
¡Nada soy, mi señor! Y aun así acudes a mi llamado, pues me amas. Mírame pues,
perpetuo Dios mío, ámame sin pedir mi consentimiento, pues mi voluntad es tuya.
No he hablado; mas sin embargo, tu has escuchado mis pensamientos, y en un
gesto gentil y delicado, pones tu dedo sobre mis labios, como insinuando: “Calla, y
entrégate al momento” En tu mano derecha reposa mi cuello, y la izquierda ha
bajado hasta mi cintura. Ya no hay soledad que me aseche, ni mal que me produzca
temor, pues tu abrazo me da paz, me infunde seguridad, me deja tomar aliento; con
ese gesto me has dicho que te pertenezco, y mientras este contigo, nada ni nadie
podrá dañarme, Pero ¿Qué sucede? ¿Por qué tus ojos se cierran? Mi corazón se
frena al instante, no puede ser una ilusión que se desvanezca de repente, no, aun
sigues aquí, pero, ¿Por qué cierras tus ojos? ¿Te he insultado? De súbito, mi
corazón pasa de su mortal descanso, a un ritmo tan acelerado como el del colibrí
cuando acercas tu rostro al mío, solo puedo concentrarme en tus labios, rojos y
delgados, perfectos, no se nada mas; como acto reflejo, yo también cierro mis ojos,
y Eureka, el elixir de la inmortalidad llegando solo hasta mis labios. Ya estoy
totalmente perdido, no se de mi, no hay sensación alguna que pueda compararse
con este momento, recuerdo tu mano sobre mi mejilla, y no veo mas que lodo, ni
siquiera me di cuenta de en que momento exactamente tu lengua penetro al interior
de mi boca, solo se que ahora se encuentra allí, explorando tierras vírgenes,
entregando a esta pobre alma mendiga el aliento de la Vida. No quiero que
termine, aun cuando el “Aliento de Vida” no me permite respirar; que mejor forma
de morir que esta, asfixiado por los labios poderosos del Rey de los Dioses, Pero
encantado por mi ansioso comportamiento, el Gran Soberano separa sus labios de
los míos para observarme con curiosidad. “Ven” me susurra al oído, y su voz de
Trueno me hace ensordecer. Toma mi mano entre las suyas, y me levanta del
lecho; un giro, y luego me sube a sus brazos y emprende vuelo, ya no hay barreras,
no existe techo ni Paredes, no existen los guardias que custodian la entrada de mi
casa, no existen los muros de la ciudad, solo existe El, El llevándome en sus
brazos. Me lleva hacia el sur, hacia las imponentes montañas que se alzan a lo
lejos. Todo es nieve blanca y pura, que refleja el resplandor de la Luna, pero no
hay frío; fuertes corrientes de aire azotan las rocas y el hielo, pero no me siento
temblar, golpeando la roca puntiaguda que se alza a mi lado, me percato de que soy
corpóreo, y al levantar del suelo un puñado de nieve, siento su textura en mi palma,
fresca, pero incapaz de causarme mal alguno. Ante mi ignorancia y curiosidad, Mi
Amado hecha a reír, y mi corazón da un vuelco al escucharle, ¡Si, es eso lo que
deseo, hacerte Feliz, dime que debo hacer para mantenerte complacido Señor mío,
y lo hare! “Ven y recuéstate a mi lado” dice, adivinando nuevamente mis
pensamientos. Ambos nos hemos tendido sobre la nieve, yo apoyo mi cabeza sobre
su pecho, y El me rodea con su brazo. La eternidad, puedo morir ahora mismo, y
quedar complacido, pero la muerte esta muy lejos de El, pues El es el dador de la
vida, y aun la muerte retrocede ante su voz. Mirando a las estrellas, susurra
historias a mis oídos, historias viejas, algunas tan antiguas como las estrellas
mismas, historias que por ahora son únicamente mías, leyendas antiguas de
hombres valerosos, y de mediocres o cobardes, leyendas de mujeres sobresalientes,
y de animales, leyendas de hadas, duendes, ninfas, titanes, bestias y espíritus, y
conforme su relato avanza, la niebla que sube de la nieve, va formando las figuras
de su narración y pequeños pétalos de rosa cuando El interrumpe su historia con un
beso. No quiero irme de allí, nunca, prefiero congelarme y permanecer en la
cúspide de la montaña para siempre como monumento a Su grandeza, que regresar
a la tierra de donde vine. Pero antes de que el tortuoso pensamiento de mi regreso
invada mi mente, el me abraza fuertemente, y me besa con pasión mientras acaricia
cada parte de mi menudo cuerpo; no opongo la menor resistencia, no tengo por que
hacerlo, ¡Aplástame poderoso Hombre, hazme añicos con tu inconmensurable
fuerza, si es preciso, pero no me sueltes, pues de ti vivo! Mi ropa ya no esta, y la
suya tampoco, y me inunda el placer de sentirlo por completo pegado a mi, cada
milímetro de su piel es tan excitante que es imposible apartarse de El a voluntad. Y
allí, en la soledad alejada y tranquila de las montañas, me posee, ahora le
pertenezco, ¿Cuándo no le he pertenecido? Pero ahora es mas fuerte el lazo que
nos une, una parte de El se quedara por siempre en mi interior, y nada ni nadie, ni
la muerte misma lo podrá arrancar de mi ser. Al despertar, por la mañana estoy en
mi habitación, y por segundos un escalofrío me recorre al pensar que fue solo un
sueño, pero a mi lado, dentro de una pequeña bandeja de oro blanco, hay un
puñado de nieve que no se derrite, con la misma textura que la que tome en la
montaña, no hay duda, estuve allí, ¡estuve allí con El!
 
 
 
Cantar Axeliano 2:
Bendita eres Naturea Dixus, alzada tu Energía y poderosa tu vida ¡Oíd Moradores
del Cosmos, escuchen todos el cántico de bendita protección que susurra y grita La
Tierra a quienes le aman!
“Yo he visto el día de tu alumbramiento, era su sol, su tierra y su aire, mi espíritu
sintió tu nueva presencia. Yo te forme, en el vientre de tu madre, con polvo de
tierra, con agua y con fuego, y desde entonces he estado pendiente de tu existencia;
en mis aras te he visto crecer, en mis praderas corriste y te hiciste fuerte, y bajo mis
árboles descansaste; yo conozco cada parte de ti, ¡yo te hice! Conozco aun lo mas
profundo de tu ser, lo mas recóndito, y te siento cada vez que me buscas; siento
cuando rechazas mis llamados, y percibo la duda que crece en tu interior, cuando te
prohíbes percibir mi presencia. Vida mía hay en ti, y me duele tu sufrimiento, pues
Te amo, eres mi simiente, mi hijo, tu nombre esta escrito junto al mío en el centro
incandescente de la tierra, no temas, yo te amo, yo te protejo, grandes planes tengo
para ti, grandes sueños, grandes propósitos; tu vida esta a salvo en mis brazos, yo
enviare bestias que devoren a tus enemigos, moveré a los árboles, para crear
laberintos a tu alrededor, nadie que te aceche podrá hacerte mal. Vendrán
tormentas y huracanes, estruendo de aguas, y grandes vientos capaces de arrancar
montañas, pero tu estas seguro en mis brazos; yo te guardare de todo mal, de todo
castigo, de todo peligro, solo debes venir a mi, abrir tus ojos a mi cuerpo, y tu alma
a mi espíritu. Fija en mi tu mirada, y no la apartes, y caminare contigo todos los
días de tu vida, tomando tu mano hasta que te reúnas con mi espíritu, yo estoy
contigo siempre, desde el principio hasta el fin, y desde el fin hasta el nuevo
principio.”
 
Cantar Axeliano 5: Oración Nocturna
“Ya la oscuridad, comienza a reinar, a ti gran Dakaralo me consagro yo”
 
Miserable soy cuando anochece, el miedo y el terror nocturno se apoderan de mi
alma. Mis huesos y mi carne se rinden ante el espanto, y multitud de alas negras,
ojos rojos y garras afiladas llenan con sus espantosos ruidos el aire. Pero en mi
aflicción, en mi pena y mi terror recuerdo las bellas canciones de mi infancia,
recuerdo el trinar de las aves el murmullo del arroyuelo, y una suave voz, la voz
del Espíritu, que viene a susurrar a mi oído diciendo: “No temas, no hay muerte
para ti, recuerda que si perseveras en la verdad, vivirás eternamente Usai yas cav
rel in perpetuitae, anda pues, duerme tranquilo, que así como termino el día,
trayendo a la noche, así terminara la noche, trayendo de nuevo al día, persevera en
La Verdad, y se feliz. Grillos y brisas he puesto en la noche para que te arrullen, y
Lorelay danza cadenciosamente la Danza del Sueño, invitándote a caer en sus
brazos de letargo, ve con Ella, pues es La Madre, y no hay Madre que procure el
mal a sus hijos. Dakaralo te protege por cuanto le declaras fe, y no hay espanto
nocturno ni muerte ni plaga ni guerra que pase por encima de El. Duerme
tranquilo, que velamos tu sueño, descansa y anda por los caminos secretos, y veras
como Lucio te recibirá mañana.” Y así, con la certeza del cuidado Divino, me
consagro al Dixus y duermo en los brazos de Ellos.
 
 
Cantar Axeliano 6: Canto de incertidumbre y tristeza
Ay de mí, que soy miserable ante los ojos de los Dioses. Porque sus múltiples
bendiciones se han alejado de mi, he sido expulsado de Su presencia, no hay en mi
mas paz, ni cántico, ni gozo, ni alabanza. Cesaron las trompetas, acallaron los
cantores, no hay quien dance, no hay quien aplauda, no hay quien beba ni quien
coma, solo hay desgracia, tristeza, soledad y destrucción. Ay de mi, y mi soledad,
que me embarga a cada instante, Grandes ayes de tristeza irradia mi alma, el cielo
llora conmigo, sus frías y escalofriantes lagrimas caen una a una sobre mi cabeza;
el aire helado destruye mi piel, la congela, no hay calor que me abrace, ni sol que
me seque, es grande mi pesar, y multitud de problemas vienen sobre mi, ¿Qué he
hecho yo, mis señores? ¿Qué he hecho para merecer tan cruel castigo? ¿Por qué me
han alimentado con gran gozo y alegría, para luego hacerme vomitar la tristeza y la
desgracia? Y todo esto con solo unas palabras hirientes que me traspasaron el
corazón en el momento en que fueron pronunciadas: “Cuida mas tus cosas” tan
insignificantes, y al mismo tiempo tan destructivas hallándose ellas en mi contexto,
soy tan infeliz, soy tan desgraciado, me ahoga el llanto que quiere emerger a grito
abierto y se queda mudo, por temor al “Que dirán”. ¡Pero ahora yo les invoco, oh
poderosos Dioses del Dixus! ¡Yo les llamo, señores del cielo la tierra y el mar,
soberanos regidores del universo! ¿Dónde están ahora? ¿Dónde quedan sus
promesas? ¿Dónde esta aquel alentador susurro que venia hacia mi cada vez que de
mi requerían algo? ¡Ahora pues yo reclamo sus promesas! La duda asecha mi ser, y
no dudo de su existencia, sino del amor que dijeron profesar hacia mi, quítenla
pues de mi mente mis señores, obren un milagro en mi vida, no permitan que el
horror y la duda corroan mi espíritu, no permitan que el mal golpee mi alma, ni
dejen que las circunstancias adversas vuelvan a apoderarse de mi. ¡Yo les invoco!
¡Yo les llamo! ¡Enmienden mi caminar! ¡Permitan mi felicidad! Y ¡Háganla
duradera! Perdonen mi insolencia si acaso les he faltado al respeto oh Dioses, pero
ante todo, ¡consideren la plegaria de un pagano!
 
Cantar Axeliano 7: Cántico de alabanza al Dixus
Venid danzantes, óigase el tronar de los tambores, venga la danza y el júbilo,
venga la alegría sin igual, ¡Gloria, gloria a los poderosos Dioses creadores del
Todo! ¡Solo! ¡Solo, tú eres digno de la honra y la gloria, y los Poderosos Dioses
contigo! No hay Dios en la tierra ni en el cielo, si no es de los Diez, pues ellos
forjaron en fragua las refulgentes estrellas, y las colocaron en los cielos con sus
manos; nadie mas que Ellos es capaz de llegar al limite del universo, los confines
del espacio, solo Ellos los conocen, y cualquier ser, cualquier hombre, bestia,
espíritu o alma, es incapaz de comprender su infinita gloria, y magnificencia, traer
su sabiduría a nuestra mente, es aprisionar el mar con las manos. Benditos sean los
Dioses que velan por sus hijos, alabados sean Aquellos que interceden pos quienes
les siguen, aun si sus siervos fallan. Regocíjense en el templo de los Poderosos,
pues ellos han mirado la aflicción de quien clamaba, hasta su magnifico trono ha
subido mi plegaria, y me han respondido. Su simple presencia ha sanado las
heridas de mi alma, y su poder ha enmendado mis errores, y enderezado mis
sendas ¡Servid al Dixus! ¡Seguid a los Dioses, pues cumplen sus promesas! Haya
en cada Dicano paz y armonía, pues el poder y el favor de los Dioses nunca
terminan.
 
Cantar Axeliano 8: Rezo en honor a Platina
Danza platina Diosa de la Luna
Canción tan bella como ninguna
Empieza ahora la esperanza a florecer
Hasta que la luna deje de crece
 
Cuando la luna se llene
Habrá entre ustedes reunión
Pues es el momento perfecto
Para magia y oración
 
Más cuando de llena comienza a menguar
Comienza Platina su triste penar
Este es el momento de ritos preparar
Si el corazón de alguien quieres destrozar
 
Se acerca la luna Negra como la noche
E inician las diosas Macabro derroche

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