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MONICION DE ENTRADA:

Una de las armas más poderosas del Cristiano con la cual el señor nos pide
actuar es la alegría, en este santo sacrificio encomendamos a un soldado de
cristo al padre Jairo de Jesús Ospina que ha batallado con osadía espiritual
durante 20 Años de Ministerio utilizando la alegría del evangelio con la que
va ha todas partes y en la que se soporta para servir y salvar almas. En esta
celebración le pedimos ha nuestro sacerdote eterno que le otorgue los dones
necesarios para continuar haciendo loable su ofrecimiento sacerdotal.
Parafraseando al cardenal Eduardo Pironio le pedimos al señor que le renueve
en Alegría de la perfecta asimilación del Verbo: de realizar plenamente la
imagen de Cristo en la tierra, de asimilar su alma filial, sacerdotal y de
víctima. De ser plenamente Cristo a los ojos del Padre. Alegría de ser ministro
y dispensador, es decir, instrumento vivo de la Trinidad.
ORACIÓN DE LOS FIELES

MONSEÑOR CESAR: Oremos, hermanos, a Dios todopoderoso y eterno, que


con su Espíritu santifica y gobierna el cuerpo de la Iglesia respondiendo.
R// Consérvanos en tu servicio señor

1. Señor te rogamos Por toda la iglesia para que cada día crezca en confianza
y dócil obediencia a tu santa voluntad. Oremos
2. Señor te rogamos por los que sufren persecución por anunciar tu nombre
para que puedan ser líbrados de todas sus angustias y animados por tu
Amor. Oremos
3. Señor te rogamos por el padre Jairo para que sus caminos sean siempre tus
caminos para que sus proyectos sean siempre los tuyos y para que su
alegría y ministerio sacerdotal sea siempre el tuyo. Oremos
4. Señor te rogamos por nuestros sacerdotes para que renueven la capacidad
de darse siempre: de sentir la alegría de ser devorados por las almas en la
caridad y consumidos por el amor divino en el oficio sacramental.
Oremos
5. Señor te rogamos nos conceda más vocaciones sacerdotales y religiosas de
modo que la fe del pueblo se sostenga y fortalezca Oremos

MONSEÑOR CESAR: Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu


Santo santificas y gobiernas todo el cuerpo de la Iglesia: escucha las
súplicas que te hemos dirigido por todos sus ministros y haz que,
ayudados por el don de tu gracia, los que has elegido para el bien de tu
pueblo sirvan a la Iglesia con toda fidelidad. Por J.C.N.S.

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