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Introducción:
La historia que está registrada en este pasaje del libro de Mateo es una clara ilustración
acerca del perdón. Aquel rey del que habla la historia representa a Dios, el siervo nos
representa a todos nosotros, y el consiervo representa a aquellas personas que en algún
momento de nuestra vida nos han ultrajado, ofendido o lastimado; es decir, nos deben una.
¿Qué tan relevante es perdonar? En estos estudios bíblicos vamos a tomar muy en cuenta el
desenlace de esta historia para responder esta pregunta y para analizar otros factores
importantes relacionados con el perdón.
Según la Biblia, todos los seres humanos somos pecadores que necesitamos ser salvos por
Dios. También dice que la paga del pecado es muerte (Romanos 6: 23). En otras palabras, sin
el perdón de nuestros pecados, estamos muertos.
La historia de Mateo 18 relata que aquel rey, que representa a Dios, fue “movido a
misericordia” (versículo 27). Esto nos enseña que Dios se compadece de nuestra condición,
ve que jamás podremos pagar por nuestros propios medios todas las ofensas que le hayamos
hecho, y nos perdona.
A. Las ofensas que suframos jamás serán peores que lo que nosotros hemos hecho contra
Dios.
Entre todos los detalles interesantes en el relato de Mateo, hay uno que habla de la cuantía de
lo que el siervo debía: 10.000 talentos. Según algunos estudiosos, 1 talento equivalía a 6000
denarios. Un siervo común de aquella época tardaría unos 16 años en ganar esta cantidad.
¿Se puede imaginar cuánto le tardaría ganar 10.000 talentos entonces?
Entre tanto, el consiervo le debía a este hombre solo 100 denarios, muy, pero muy inferior a su
deuda con el rey.
El apóstol Pedro preguntó a Jesús algo que quizá muchos de nosotros hubiéramos
preguntado también: ¿cuántas veces debo perdonar a quien me ofende?
Sería interesante también preguntar: ¿cuántas veces deseo que Dios me perdone a mí?
Recordemos que el final de nuestra historia cuenta que aquel rey castigó a su siervo por no
perdonar y dice enfáticamente “así también mi Padre celestial hará con vosotros si no
perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.”
El versículo 22 de Mateo 18 da un dato: “Setenta veces siete”, en otras palabras, SIEMPRE
debemos perdonar.
A. Castigo.
Leímos en el final del relato de Mateo 18 que si no perdonamos, Dios tampoco nos perdonará.
Los estudios bíblicos nos enseña que antes de presentar nuestra ofrenda a Dios, debemos
estar en paz con nuestro prójimo. Nuestras ofrendas son nuestro servicio a Dios, los sacrificios
que hacemos por Él. Pero si no estamos reconciliados con nuestros semejantes, Dios no
aceptará nada de eso.
C. Enfermedades físicas.
La ciencia ha descubierto que existen unas enfermedades ‘invisibles’ que son causadas por
sentimientos negativos producidos por el remordimiento, el odio y la falta de perdón. Tales
enfermedades han sido denominadas psicosomáticas y hacen un gran daño al cuerpo. Por lo
general se visita al médico y nunca encuentran algo porque se debe todo a emociones
negativas.
Conclusión:
Hemos visto en estos estudios bíblicos que el perdón es una ola refrescante sobre nuestras
vidas. Así como sentimos paz al recibirlo de parte de Dios, se siente un gran alivio al otorgarlo
a quienes nos han hecho daño. Quizá haya muchas personas que han sufrido ofensas muy
graves, pero aún para esas ofensas la cura es el perdón. Sólo Dios puede enseñarnos a
perdonar y lo hace todos los días cuando se lo pedimos. Pero si no perdonamos, Él se
abstiene de perdonarnos también. Mientras estemos con vida, hay tiempo de aprender a
perdonar, que Dios nos guarde de ir a la eternidad con odios y resentimientos.