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DERECHO

AMBIENTAL

Dayana Rodríguez Hernández

Carrera: Derecho

PAO 56
Introducción

El Sumak Kawsay puede ser definido como [una] forma de vida en armonía con
la naturaleza y con otros seres humanos. Esta es la idea que está implícita en
las citadas constituciones. Idea que parte de una concepción de la vida
deseable inspirada en la cultura de los pueblos indígenas, quechuas y aymaras
especialmente, y que se apoya en los principios de equidad social y
sostenibilidad ambiental.

El derecho ambiental pertenece a la rama del derecho social y es un sistema


de normas jurídicas que regulan las relaciones de las personas con la
naturaleza, con el propósito de preservar y proteger el medio ambiente en su
afán de dejarlo libre de contaminación, o mejorarlo en caso de estar afectado.
Sus objetivos son la lucha contra la contaminación, la preservación de
la biodiversidad, y la protección de los recursos naturales, para que exista un
entorno humano saludable.

Entre sus características está su carácter multidisciplinario, ya que requiere la


pericia y el asesoramiento de profesionales ajenos al Derecho (médicos,
biólogos, ambientólogos, físicos, químicos, ingenieros, etc.) y estar en continuo
cambio y actualización, en la misma medida que se producen avances
científicos y técnicos.
Sumak kawsay es un neologismo quechua creado en la década de 1990
como una propuesta política y cultural por organizaciones indígenas y
posteriormente adoptada por los gobiernos del movimiento socialista del siglo
XXI. El término se refiere a una aplicación del socialismo más independiente de
las teorías socialistas europeas y ligada en cambio al pensamiento y
antepasados comunes y al modo de vida de las etnias quechuas, que debería
ser promovido como un nuevo modelo de organización estatal y social. En
Ecuador se ha traducido como buen vivir, aunque quechua los expertos
coinciden en que una traducción más precisa sería la vida en plenitud.

El Sumak Kawsay o “Buen Vivir” es un conjunto de varias aristas en las cuales


se aúnan dos vertientes imprescindibles que es la concienciación acerca de la
cosmovisión de vida, la cual se complementa con la óptica de cohabitar con
respeto a la naturaleza para incentivar el trabajo en comunidad que deja atrás
todo tipo de individualismo. De esta manera, se proyecta un equilibrio
mancomunado en el que es trascendental que se resguarde el eje de
responsabilidad porque todos somos parte del mismo rompecabezas de la vida.
El “Buen Vivir” está incorporado en el marco constitucional ecuatoriano a partir
del 2008 como un concepto innovador que lucha inalcanzablemente por los
derechos, sobre todo por la justicia y la igualdad. Este cambio de cosmovisión
que se remite a la forma de vida ancestral, la cual no requiere de un gran
amontonamiento de riquezas sino de lo suficiente para vivir modestamente,
pero pensando en los demás, parte del punto de que el panorama en
comunidad toma más fortaleza porque los seres humanos, al pertenecer a la
madre tierra, son parte de un solo grupo que habita junto con la naturaleza.
Bajo esta concienciación, que vuelve al ser humano responsable de todas las
actividades que desempeña, se mantiene la idea de salvaguardar el hábitat del
cual formamos parte. Además, la obligatoriedad de la Carta Magna reitera en
su contenido la consecución de que todos somos parte de una sola comunidad
para la realización de un todo que se encuentra en el Sumak Kawsay.

El parágrafo tercero del artículo 275 de la Constitución, prevé que el buen vivir
exigirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades eficazmente
disfruten de sus prerrogativas, y puedan ejercer responsabilidades en el
contexto de la interculturalidad, respetando la diversidad y el convivir conforme
a la naturaleza (Constitución del Ecuador, 2008, Art. 275).

A partir de la redacción constitucional, el “Buen Vivir” involucra a todos para


convivir en armonía con la naturaleza porque en Ecuador confluye la
interculturalidad por la presencia de las diversas culturas que forman parte de
nuestro país. En concordancia con el artículo constitucional citado
anteriormente, el artículo 14 de la Constitución de Montecristi señala que “se
reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir,
Sumak Kawsay” (Constitución del Ecuador, 2008, Art. 14).

Cabe sintetizar que el Buen Vivir, más que una declaración constitucional,
significa una oportunidad para construir colectivamente una nueva forma de
organización de la vida misma (Acosta, 2009). El mandato constitucional, más
allá de ser de carácter obligatorio para la sociedad ecuatoriana, también forma
parte de este cambio de visión. Además, agrupa un punto indispensable que es
la colectividad, porque no se trata de marcar un individualismo sino de crear un
marco en común; es decir, una organización de vida en la cual seamos
partícipes de la edificación de este cambio de paradigma. Es congruente el
aporte a esta nueva estructura conjuntamente integrada por todos.

Hoy por hoy, el rango constitucional del que forma parte el “Buen Vivir” tiene un
asidero posicionamiento en el conjunto de todos los cuatrocientos cuarenta y
cuatro artículos que la contienen. No se reduce a ser una simple anotación
superflua, sino que abarca un compromiso de carácter obligatorio frente a un
nuevo desafío de transformaciones que pretende concienciar a todos
agrupadamente. Por ende, el Sumak Kawsay involucra una visión holística de
la vida, se manifiesta a través de elementos básicos que el ser humano ha
identificado para su coexistencia, cuya funcionalidad se caracteriza en la
corresponsabilidad energética hombre-naturaleza, en la comprensión del
mundo circundante, en la conciencia del tiempo y los espacios de la vida
(Calapucha, 2012, p. 26).

Las normas leyes, principios, reglas, en general, tienen como propósito


defender los recursos naturales y la preversación de los elementos conocidos
como “abióticos” , (que constituyen el suelo, aire y el agua), así como los
elementos bióticos(que forman las especies animales y vegetales con sus
respectivos ecosistemas), la defensa y protección de todos los elementos que
constituyen el patrimonio ambiental cuyos elementos tienen el carácter de
supra individuales y corresponden a los intereses difusos de los seres
humanos.

El Derecho ambiental, tiene las siguientes características: 

Carácter indisciplinaría

La primera de éstas características resulta de la naturaleza interdisciplinaria de


todo lo que ocurre al medio ambiente. El Derecho, requiere en este caso, para
establecer las necesarias medidas de protección, las indicaciones y la
asistencia de otras disciplinas que estudian los aspectos físicos, químicos y
biológicos del medio ambiente y que describen los deterioros de la biosfera, los
evalúan y proponen soluciones que el legislador debe traducir al lenguaje
jurídico teniendo en cuenta, igualmente los datos que economistas y sociólogos
pueden aportar. Esta característica ratifica el carácter interdisciplinario del
derecho ambiental que se nutre de los principios de otras ramas del derecho.

Carácter sistemático.
La segunda característica es consecuencia del sustrato ecológico del
ordenamiento ambiental, frente a la normativa sectorial de carácter sanitario,
paisajístico, defensor de la fauna y regulador de actividades industriales, que
imponen necesariamente a esta nueva disciplina un riguroso carácter
sistemático. La regulación de conductas que comportan no se realizan
aisladamente, lo que era la tónica de las regulaciones administrativas
precedentes, sino teniendo en cuenta el comportamiento de los elementos
naturales y las interacciones en ellos determinadas como consecuencia de la
intervención del hombre.

Carácter supranacional
El tercer rasgo esencial del derecho del medio ambiente es el rol de los
factores cuyos defectos sobrepasan las fronteras de los Estados y destacan la
importancia de la cooperación internacional. Ni el mar, ni los ríos y el aire, ni la
flora y la fauna salvaje conocen fronteras, las poluciones que pasan de un
medio al otro, no pueden ser combatidas sino en un contexto, o dicho de otro
modo, sin la cooperación de otros Estados. Por ejemplo, los problemas
atmosféricos, como son las precipitaciones de lluvia ácida, el agotamiento de la
capa de ozono, los riesgos de cambios que alteren el clima derivados de la
acumulación de dióxido de carbono y otros gases que provocan condiciones de
invernadero no son de uno o de un grupo de países, son de todos.

Dinámico
El derecho Ambiental es un derecho dinámico. La constante evolución de las
ciencias y tecnologías y su puesta en práctica, en ocasiones tienden a
desembocar en una acción y efectos contaminantes o de deterioro del medio
ambiente, situaciones éstas que obligan a realizar una mayor y actualizada
labor legislativa o reglamentaria ambiental, con el fin de contrarrestar o prevenir
sus efectos negativos.

El constante desarrollo de los ordenamientos legislativos ambientales, con


frecuencia es motivo de revisión y/o ampliación de sus ámbitos de aplicación
espacial interna y de manera especial en el campo internacional, por la
importancia que el Derecho Ambiental tiene con respecto a los intereses de los
diferentes estados que conforman la comunidad internacional.
El desarrollo, interrelación e interés, por su aplicación y vigencia en la mayoría
de los países del mundo, es también una muestra notoria del dinamismo del
Derecho Ambiental.

Innovador y solidario

Es un derecho innovador y solidario, pues la visión predominante del


antropocentrismo cultural, tiende a ceder su lugar, ya que por razones
económicas, éticas o de simple sobrevivencia, ante la orientación y la fuerza
del emergente principio del biocentrismo, que rechaza la idea de concebir al
hombre como un ser desarraigado e inmune a la suerte del ente naturaleza,
sino antes bien, comprende que, necesita de ella para poder sobrevivir y en
consecuencia los valores tutelados por la ciencia del Derecho y su objeto se
extienden a un nuevo tipo de modalidad biológica y no biológica (entorno),
reconociendo, tácitamente, el valor intrínseco de la naturaleza como una
entidad que debe ser protegida y por consiguiente ser motivo de regulación
jurídica.

Una rama del derecho se distingue de otras disciplinas jurídicas por la


existencia de una serie de elementos que le son propios, específicos y distintos
de aquellos que caracterizan el desarrollo de otras materias normativas y
doctrinales.
Conclusión

El “Buen Vivir” responde a un cambio de vida profundo que ha sido incluido en


la Constitución ecuatoriana como la búsqueda de una manera de salvaguardar
la visión ancestral y posicionarla firme en el accionar de la sociedad actual. Y
aunque en nuestro país el enfoque del Sumak Kawsay ha avanzado
diligentemente, es necesario fortalecer su visión de respeto a los derechos de
la naturaleza en conexión con el accionar del hombre.

Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad


pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Para aplicar e
interpretar estos derechos se observarán los principios establecidos en la
Constitución, en lo que proceda.
Para garantizar el derecho a vivir en un ambiente sano y ecológicamente
equilibrado, el Estado se compromete a permitir a cualquier persona,
colectividad o grupo humano, ejercer las acciones legales y acudir a los
órganos judiciales y administrativos, para obtener de ellos la tutela efectiva en
materia ambiental. La carga de la prueba sobre la inexistencia de daño
potencial o real recaerá sobre el gestor de la actividad o el demandado.
Bibliografía

 Ecuador, Asamblea Constituyente (2008). Constitución de la


República del Ecuador. Quito: Registro Oficial 449 de 20 de octubre
de 2008

 El Sumak Kawsay desde la perspectiva del sistrema jurídico


ecuatoriano.

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