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La 

eutanasia es la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente


desahuciado con la intención de evitar sufrimientos. El concepto está asociado a
la muerte sin sufrimiento físico.
Concretamente podemos establecer que existen dos tipos de eutanasia. Así, por
un lado, estaría la llamada eutanasia directa que es aquella que viene a definir al
proceso de adelantar la muerte de una persona que tiene una enfermedad
incurable. En este caso, a su vez, aquella se puede dividir en dos clases: la activa,
que básicamente consigue la muerte del citado enfermo mediante el uso de
fármacos que resultan letales; y la pasiva, que es la que consiste en la
consecución de la muerte de aquel mediante la suspensión tanto del tratamiento
médico que tenía como de su alimentación por cualquier vía.

Por otro lado, el segundo gran tipo de eutanasia es la llamada indirecta. Bajo
dicha terminología se encuentra aquella que lo hace es intentar paliar el dolor y
sufrimiento de la persona en cuestión y para ello se le suministran una serie de
medicamentos que como consecuencia no intencionada pueden producir la
muerte de la citada persona.

Los médicos son los responsables de ejecutar la eutanasia, por lo general con el


apoyo de los familiares del enfermo en cuestión. Hay casos, sin embargo, donde
el enfermo se encuentra en condiciones de elegir sobre su propio cuerpo y solicita
la aplicación de la eutanasia. Esta práctica, sin embargo, está prohibida en la
mayoría de los países.

La eutanasia despierta todo tipo de debates éticos. Sus defensores aseguran que
evita el sufrimiento de la persona y que rechaza la prolongación artificial de la
vida que lleva a situaciones que son indignas. Los detractores, en cambio,
consideran que nadie tiene derecho a decidir cuándo termina la vida del prójimo.
Uno de los casos internacionales más conocidos sobre la eutanasia fue la del
español Ramón Sampedro que a los 25 años quedó tetrapléjico por culpa de una
mala caída desde una roca al mar. En una cama vivió desde entonces y siempre
pidió morir dignamente. Él necesitaba ayuda para conseguir dicha muerte e ideó
un plan que le llevó a conseguir su objetivo sin que ninguna de las personas que le
habían ayudado incurriera en delito.

Cabe destacar que, a lo largo de la historia, la eutanasia ha sido utilizada como


excusa para concretar la eliminación de grupos sociales. El nazismo promovía la
eutanasia de los minusválidos o discapacitados por considerarlos inferiores y con
el argumento de ser un acto compasivo.
Esta situación hace que haya sujetos que apoyan la eutanasia, pero siempre que
sea consentida por el enfermo. De esta manera se evita la aplicación en contra de
la voluntad. No es el caso, sin embargo, de pacientes en coma que no pueden
pronunciarse de ninguna manera, ni a favor ni en contra de la eutanasia. Lo mismo
ocurre en el caso de los recién nacidos.

El testamento vital
Resumen: Testamento vital, instrucciones previas y voluntades anticipadas son
solo algunos de los nombres con los que en España se conoce al documento que
recoge los deseos expresados anticipadamente por una persona acerca de los
cuidados que desea o no desea recibir cuando no pueda manifestarlos. A pesar de
la abundante legislación al respecto, hay poca información acerca de la forma de
registrar el documento, la posibilidad de consultarlo o los límites para su
cumplimiento

Por el documento de instrucciones previas, una persona mayor de edad, capaz y


libre, manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto de que ésta se cumpla
en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz
de expresarla personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o,
una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de los órganos
del mismo. Permite que el otorgante designe «un representante para que, llegado
el caso, sirva como interlocutor suyo con el mé- dico o el equipo sanitario para
procurar el cumplimiento de las instrucciones previas». La aplicación de las
instrucciones queda sujeta a que no sean contrarias al ordenamiento jurídico o a la
lex artis. Sin embargo, la ley no prohíbe las instrucciones contrarias al
ordenamiento jurídico en el momento de otorgarlas, en previsión de que sean
legales en el momento de aplicarlas, ya que lo normal es que pasen varios años
desde que se redacta y registra el documento hasta que se produce la muerte del
testador, y las leyes pueden cambiar con el tiempo. Además, dispone que deben
quedar registradas en la historia clínica del paciente, aunque sin señalar cómo, y
que su formalización deberá realizarse «de acuerdo con lo dispuesto en la
legislación de las respectivas Comunidades Autónomas»

Conclusión
En resumen, a pesar del esfuerzo de la administración para difundir los derechos
de los pacientes, en la práctica existe un gran desconocimiento de la legislación y
de los mecanismos existentes para la elaboración y el registro del documento de
instrucciones previas, así como dificultades para su cumplimiento. Todavía queda
un largo camino de la teoría a la práctica del testamento vital, instrucciones
previas o voluntades anticipadas. Los ciudadanos, no solo los pacientes, deben
disponer de la información adecuada para expresar sus deseos referentes a la
atención sanitaria al final de la vida, y los profesionales tienen que conocer los
mecanismos de acceso a los registros para poder respetarlo.

Nicaragüenses se oponen a la eutanasia


Encuesta. La mayoría de nicaragüenses están en contra de esa práctica, en caso
de que una persona enferma lo solicitase, según encuesta de CID Gallup
La mitad de los nicaragüenses se pronuncian “muy en desacuerdo” de aplicar la
eutanasia, en caso de que una persona que padece una enfermedad incurable y
está sufriendo mucho lo solicite, de acuerdo con la última encuesta de opinión
pública de la firma CID Gallup, realizada entre el 6 y el 13 de enero de este año.
Mientras, un 24% de los consultados respondió estar “algo en desacuerdo” en
aplicar la eutanasia.
Según la Real Academia Española, RAE, la eutanasia es la acción u omisión que,
para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte, con su
consentimiento o sin él.
Solamente el 12% de los nicaragüenses se pronunció “muy de acuerdo” en aplicar
la eutanasia a solicitud de la persona enferma, mientras un 10% se mostró “algo
de acuerdo”. El 4% restante no sabe o no quiso responder.
La encuesta aplicada a 1,208 personas de todo el país, exceptuando Corn Island,
tiene un margen de error estimado en +/-2.8% y un nivel de confianza de 95%.

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