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Reglas y orígenes.
Nadie podrá litigar en causa propia o ajena si no es abogado inscrito, sin perjuicio
de las excepciones consagradas en este decreto. Se debe hacer por medio de un
abogado en virtud de un contrato de mandato.
Para ejercer la profesión, en particular ante Tribunales, es indispensable un título
universitario y la inscripción como abogado ante el C.S.J.
La profesión legal: es de las más antiguas. Los operadores han participado como ningún
otro grupo en la configuración de las instituciones políticas y sociales en el establecimiento
de un régimen y una sociedad democrática. Por ejemplo, la participación de abogados en la
causa de la independencia; la comunidad legal fue motor del movimiento independentista.
También los abogados ayudaron al proceso de configuración del Estado Colombiano
obteniendo a su vez cargos directivos y medios en el aparato estatal y empresas privadas.
En Alemania → una amplia colonización de cargos públicos por los operadores jurídicos. |
Imagen y reputación.
La imagen social de los operadores jurídicos es muy negativa, específicamente al ser
asociado a la deshonestidad y la carencia de ética
La cuestión de la corrupción es socialmente construida, y generalmente las cosas son, para
casi todos los efectos, lo que los individuos piensan de ellas, y en ese sentido entre otros, se
habla de construcción social de la realidad.
Cuando la identidad social de los abogados los muestra como seres deshonestos, la
expectativa de los clientes sobre sus roles sociales es que actúen en forma poco ética, pero
eficaz.
En el caso de los jueces la honestidad y la honorabilidad son los valores ideales de la
ocupación. Esto genera otra consecuencia en relación al control sobre la profesión jurídica,
porque si los abogados tienen tal imagen, los mecanismos de control son ineficaces y ese
control sobre la profesión jurídica pierde legitimidad.
También se deslegitima el derecho y la justicia porque no se transmite una sensación de
seguridad a los usuarios para recurrir a la administración de justicia, pues el control posible
sobre el cumplimiento de los valores profesionales de limita a los casos más aberrantes.
Otra de las circunstancias que deterioran la imagen del abogado son las muchas facultades
de derecho que equivalen a la proliferación de abogados malformados.
Los penalistas, no tienen la imagen más favorable puesto que son identificados con
categorías como sagacidad, defensor de mafiosos y mafiosos, egoístas e hipócritas, etc.
Esto generó una ola de violencia contra los penalistas. Incluso se forma una mala imagen de
ellos por la violencia que ronda su trabajo.
Los funcionarios judiciales de escalas inferiores y penales poseen un bajo status. Esto es
problemático al considerar que la legitimidad de la justicia se ve directamente afectada por
este factor.
El prestigio de las autoridades judiciales depende de los mecanismos de selección,
formación y promoción. El ascenso en la estructura judicial es por concurso de méritos,
aunque no parece ser suficiente. Se creó un seguimiento de la elección de magistrados de
las altas Cortes, lo que provocó disminución del status de magistrados pues su creación es
por cuestión de falta de transparencia.
Muchos pronunciamientos de la Corte Constitucional (vivienda o tutela) han llevado a
mejorar el prestigio de la justicia y sus integrantes.
Nivel de ingresos del operador: también influye sobre su status. La situación económica de
los miembros de la profesión es objeto de comunicación a la ciudadanía con una
calificación negativa.
Servicio social. Preeminencia del interés de la sociedad. Prima el servicio público (interés
del Estado) como valor mayor para orientar el ejercicio de la profesión.
La obligación de actuar como defensor de oficio por la vía del ‘amparo de la pobreza’ sin
cobrar honorarios. (Intereses y valores).
“La demanda de asuntos es contraria a la ética profesional, porque una ilimitada
competitividad destruye la imagen pública de la comunidad profesional jurídica, haciéndola
análoga a cualquier otra actividad comercial”.
El derecho de defensa.
Valor esencial y ampliamente reconocido por los integrantes de las ocupaciones jurídicas.
Principio del Estado Social de Derecho, valor e interés de la organización estatal.
Se redefine el derecho de defensa con la adición de los intereses del cliente por parte del
litigante (lo que ocasiona un beneficio para éste también), ocasionando no siempre actuar
con los mejores valores y actuaciones éticas; lo que, sin embargo, para el operador no
constituye una contradicción entre praxis y ética profesional, pues su práctica es vista como
manifestación del derecho de defensa.
En casos de sospechosos de delitos atroces, no es éticamente bien visto por la sociedad que
abogados defiendan a estos, aun si es por una cantidad de dinero considerable. Por lo cual,
los abogados usan el derecho de defensa como una coartada, manteniendo su satus, su ética
y obteniendo el lucro.
Las negociaciones en juicios que favorecen a los abogados son relativamente nuevas en la
cultura jurídica colombiana.
La independencia judicial.
Representa un fundamento de la democracia circunscrita a la libertad. Es también una
protección contra posibles intrusiones que menoscaben el poder de la judicatura.
Autoridades judiciales (C.S.J, Fiscalía, etc.) han propuesto proyectos de reforma
constitucional y legal; los cuales unos han sido aprobados, lo que representa un
quebrantamiento de la división de poderes. Además, estas iniciativas han tenido una
relación directa con sus intereses corporativos.
En la fila de las altas corporaciones el principio de independencia es, simultáneamente, un
instrumento para escudar y promover el poder adquirido por este sector de la profesión,
paralelo a los fines del Estado social de derecho. Por lo cual, será un arma para la
realización de sus intereses profesionales.
La independencia de la justicia es un instrumento fundamental para la realización del
interés público y del valor del servicio social que deben orientar la acción de los operadores
judiciales.
La autonomía judicial puede ser alterada cuando el operador modula sus determinaciones
de acuerdo con las expectativas de rol de los grupos de poder (interpreta las actitudes de las
elites para ajustar la decisión).
La ignorancia de la ley.
Es un valor del sistema jurídico: el deber de obedecer el orden legal se encuentra justificado
en el conocimiento previo de las normas que lo disponen.
No es excusa no conocer la ley. Este principio conspira no en beneficio del interés público,
sino de la dependencia de los usuarios del derecho respecto de los operadores jurídicos.
Contradicción: se supone que los operadores del derecho deben preservar para sí mismos el
dominio sobre el saber jurídico para mantener el poder y realizar sus intereses; pero a la
vez, deben defender la creencia de que toda la población debería conocer las leyes.
El secreto profesional.
Desde el punto de vista de los intereses públicos perseguidos por el Estado, la discreción y
el secreto profesional deben ser protegidos para asegurar condiciones materiales idóneas
para el ejercicio del derecho de defensa.
La discreción (como deber) y el secreto como defensa son indispensables para una relación
de confianza entre el abogado y el cliente. Por lo cual el operador debe reivindicar este
valor en la presentación pública de la profesión, como condición para su éxito profesional.
Sin embargo, el indicio, con todo, sigue siendo una plataforma apropiada para
ejercer el poder.
2. El examen.
Brota un nuevo saber, como técnica para controlar el espacio, el tiempo y los
detalles más insignificantes de la vida de los individuos criminales.
En cuanto a las prisiones, el objeto de la pena ya no es el cuerpo físico (como lo fue
históricamente) sino las mentes; pretende transformar la conciencia y los hábitos de
vida, con el fin de rehabilitar o resocializar al prisionero.
Capitulo Cuarto. Tomo II. De ciertos fines de la justicia y papeles de los operadores.
Los miembros de la jurisdicción tienen un apego a lo religioso donde importantes sectores
de la profesión legal adoptan discursos y símbolos, como también definiciones de rol
provenientes de lo religioso. Quizás el derecho inquisitorial tuvo incidencia en el
nacimiento de la llamada “pena de prisión” de la edad media. Hay muchas normas jurídicas
preñadas de juicios axiológicos. Hay muchas intromisiones ideológicas en el rumbo de la
decisión judicial, ejemplo de esto: deberes de sumisión y obediencia que debe tener la
mujer y una visión no pluralista sobre la organización de la vida en pareja. En la corrupción
pública se entrometen muchas cuestiones de moralidad. Lo mítico religioso injiere en las
fuentes del derecho.
Ética profesional: hay normas que guían la práctica profesional, fundadas en concepción
religiosa de que hay un designio divino como cumplimiento de un deber. La criminalidad
es un atentado contra la moral. Los abogados son los custodios de la moral. La penitencia
es una forma de expiación. La moralidad corresponde a una tipificación en el saber de lo
cotidiano.
Discurso cuasi-religioso:
El status, corresponde al abogado en la figura metafórica de un sacerdote, que se apropian
de la moral como finalidad de la justicia y el objetivo social del juez. Los operadores como
sacerdotes pretenden instaurar los valores de una convivencia racional, justa y equitativa.
Los operadores son ejemplos a seguir, el patrón ideal. Luego se comienzan a limitar esos
patrones. El rol del juez es la misión casi divina de administrar justicia. En el lenguaje:
reato (residuo de pecado), consagrar (establecer). La corte constitucional lanzó unas
resoluciones que frenaron esos moralismos.