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Junio-2012
RESUMEN
En este trabajo he tratado de explicar la importancia que tiene el proceso de
adquisición del lenguaje infantil, ya que éste es la base fundamental para el desarrollo de los
niños.
El lenguaje es vital en el desenvolvimiento del niño en su entorno, puesto que es
imprescindible para su socialización, ya que a través de él, el niño ira adquiriendo valores,
creencias, normas, costumbres..., correspondientes al contexto social al que pertenece, al
tiempo que aprende a saber lo que se espera de él, qué tiene que esperar de los demás y a
comportarse en cada situación de acuerdo con esto.
2. Objetivos y justificación…………………………………………………..…….5
2.1 Objetivos…………………………………………………………………..….5
2.2 Justificación……………………………………………………………….…..5
5. Conclusiones………………………………………………………………...…40
6. Lista de referencias………………………………………………………….…42
El estudio de la adquisición del lenguaje es uno de los temas que más ha sido tratado
en la psicología, ya que es, sin duda, una de las actividades más definitorias del ser humano.
Se puede definir el lenguaje como un “método exclusivamente humano, no instintivo, de
comunicar ideas, emociones y deseos, por medio de un sistema de símbolos producidos de
manera deliberada. Estos símbolos son ante todo auditivos y son producidos por los
órganos del habla” (Sapir, 1956).
Aprender el lenguaje es una tarea que –en general- todos los niños, realizan sin
grandes esfuerzos, siguiendo unos patrones muy parecidos, y que en general no atrae
excesiva atención. Aunque su inicio supone una sensación alegre y de seguridad en el
entorno familiar que rodea al niño. Sin embargo, esta “facilidad” y “rapidez”, con la que,
como se ha apuntado, aparentemente se adquiere el lenguaje, no es sino uno de los mayores
malentendidos en la literatura existente (Bloom, 1991), ya que los niños trabajan duramente
junto con los adultos más cercanos para aprenderlo.
No obstante, nos formulamos una serie de preguntas: ¿cuándo aprende realmente a hablar
el niño?, ¿cuándo aprende a comunicarse?, ¿es independiente el lenguaje de otras
adquisiciones?, ¿qué características posee la comunicación prelingüística?, ¿qué papel tiene
la familia?, ¿y la escuela?
De un modo más amplio, desarrollaré las teorías establecidas por diferentes autores
sobre la adquisición del lenguaje, destacando principalmente dos: la teoría conductista de
Skinner y la innatista o mentalista de Chomsky.
Otro dato relevante son las etapas por las que el ser humano debe pasar para llegar a
adquirir el lenguaje; destacan fundamentalmente dos: la etapa prelingüística, donde se
establecen los primeros recursos de comunicación del niño, especialmente con su madre; y
la etapa lingüística, que comienza sobre el primer año de vida y es más rica en el desarrollo
del lenguaje.
2.1. OBJETIVOS
Los objetivos que pretendo conseguir a través de la realización de este trabajo de fin
de grado son los siguientes:
2.2 JUSTIFICACIÓN
A continuación, procedo a enumerar las capacidades que los niños han de desarrollar en la
Etapa de la Educación Infantil, las cuales aparecen reflejadas en el artículo 13 de dicha ley:
a) Conocer su propio cuerpo y el de los otros, sus posibilidades de acción y aprender a
respetar las diferencias.
b) Construir una imagen positiva y ajustada de sí mismo, y desarrollar sus capacidades
afectivas.
c) Adquirir progresivamente autonomía en sus actividades habituales.
d) Observar y explorar su entorno familiar, natural y social.
Podemos entender por lenguaje aquella facultad exclusivamente humana que nos
sirve para comunicarnos con nuestros semejantes. Éste cumple una serie de funciones y
experimenta una progresión importante que voy a comentar basándonos en unos hitos
significativos claramente apreciables según edades. No obstante, lo primero que hay que
subrayar es la necesidad de contemplar la evolución lingüística desde una perspectiva
global, donde las interrelaciones mutuas con el resto de dimensiones infantiles son
evidentes. Asimismo, tampoco conviene olvidar que el lenguaje infantil es un fiel reflejo del
entorno social en el que el niño se desenvuelve. La influencia del entorno es tan poderosa
que el habla infantil está mediatizada por las expresiones de su medio, siendo la imitación
del lenguaje de los demás, por un lado, y el deseo y la necesidad de comunicarse, por el
otro, las dos variables que hacen que el lenguaje se forme.
El estudio del lenguaje siempre ha sido una tarea apasionante. Y es, sin duda, el
instrumento más importante creado por el hombre, puesto que favorece la comunicación y
participa en el funcionamiento del pensamiento.
La adquisición del lenguaje infantil es una materia por la que los especialistas de
varias ramas se han interesado (psicólogos, sociólogos, lingüistas…). Mientras que los
Lingüistas se basan más en el estudio de la lengua, los psicólogos se centran en el uso que
realizan los hablantes.
(…) En los años cincuenta empieza una nueva etapa en los estudios del lenguaje
estimulados por el nuevo interés que entre los psicólogos despertó el análisis de los
procesos del pensamiento, aunque ellos no tomaron el tema como fin último. El
término “psicolingüista” fue acuñado por estas fechas siendo uno de los primeros
en usarlo Carroll en The study of Languaje (1953). Durante esta década y la siguiente,
se llevan a cabo una serie de análisis de las emisiones de los niños, realizados tanto
Pero, ¿qué entendemos por adquisición del lenguaje? “Es el proceso por el cual el
niño logra un dominio fluido de su lengua nativa” (Hernández Pina, 1984). Es uno de los
múltiples aspectos del desarrollo humano, que tiene lugar en la infancia. En circunstancias
normales todos los niños aprenden a hablar e incluso en circunstancias especiales. El
campo de la patología del lenguaje ha proporcionado abundante información, que
comparada con casos normales de desarrollo ha servido para establecer, matizar o desechar,
en ocasiones, hipótesis sobre la adquisición del lenguaje.
Los estudios recientes sobre la adquisición del lenguaje afirman que éste se inicia
como reflexión acerca de lo que el niño sabe, llegando a convertirse en una influencia que
configura su forma de pensar. Por ello, el conocimiento del lenguaje del niño nos permite
observar sus capacidades mentales, y al estudiar cómo habla nos hacemos una idea de lo
que el niño conoce. En un sentido amplio, el lenguaje se considera, hoy, como una
herramienta o mecanismo mediante el cual el organismo humano logra desarrollar su
potencialidad. El lenguaje es testimonio de la necesidad humana de comunicar y, a su vez,
la comunicación, como afirman algunos autores, es el marco en el que el lenguaje se
desarrolla. Pero podemos preguntarnos ¿Cómo formarnos una idea acerca de lo que el niño
conoce? Se puede pensar que lo único que necesitamos para ello es mirar y pensar, y de
hecho así fue como comenzó el estudio de la adquisición del lenguaje. A partir del siglo
XIX, los lingüistas se han venido interesando, tanto como profesionales como en su papel
de padres, por lo que los hijos decían, y han llevado a cabo diarios sobre el lenguaje
espontáneo de los mismos (de Villiers, 1984, p. 14-15).
A principio de la década de los años 60, se reconoció que los niños pueden no
limitarse a aprender una versión completa del adulto, sino que son capaces de inventar
reglas por sí mismos. De este modo, los lingüistas comenzaron por intentar descifrar el
código del lenguaje infantil. Sin embargo, se encontraron con un obstáculo que era, que los
niños eran muy malos informadores, y su lenguaje constituye la única fuente de
información. Por otra parte, el niño cambia las reglas de la gramática, ya que el lenguaje
infantil no es estático, sino dinámico y cambiante. Aunque el estudio del habla espontánea
es esencial en lo que se refiere a la adquisición del lenguaje, no es el único método del que
suponen los psicólogos. Otro método que podemos señalar, es poder comprobar la
compresión por parte del niño. Los resultados de los test de compresión sorprenden con
frecuencia a los padres, pues por regla general, ven a su hijo actuando en situaciones
corrientes en las cuales no se evita hacerles indicaciones auxiliares, estando seguro de que
las alternativas le confundirán.
1. Los primeros son los factores orgánicos, que comprenden un sistema sensorial en el
cual, la audición es el elemento dominante y un aparato fonador.
2. Los segundos son factores ambientales o sociales relacionados con el medio social y
especialmente con la familia.
3. Los terceros son los factores cognitivos que requieren una capacidad intelectual,
eficiente y una afectividad controlada.
Factores individuales
El desarrollo normal del lenguaje implica el desarrollo y funcionamiento adecuado de:
1. Los órganos fonadores.
2. Los órganos sensoriales, especialmente los auditivos.
3. Las estructuras nerviosas centrales.
4. Las capacidades psicológicas: las intelectuales y afectivas.
Hay que comprender cuales son las potencialidades correspondientes a cada edad, y
saber esperar la evolución natural, teniendo en cuenta que cada niño tiene su propio ritmo
de maduración, que debe respetarse para obtener los máximos beneficios de la educación.
En cuanto a las capacidades intelectuales y afectivas hay numerosos estudios que relacionan
inteligencia y corrección lingüística, y que nos hablan de la importancia de la afectividad en
la evolución del niño, y concretamente en el lenguaje.
1. El nivel socioeconómico suele ir ligado al nivel de educación y cultura de los padres. Los
que gozan de mejores condiciones económicas suelen seguir estudios más
prolongados y, pueden ofrecer al niño modelos más ricos y correctos, en cuanto al
uso de significaciones y al empleo de las reglas de sintaxis.
Así pues, la cantidad y la calidad de los términos que será capaz de emplear, así
como el interés por el lenguaje dependerá en gran parte del nivel socioeconómico y
cultural de su familia, es decir ha más elevado el nivel cultural, mayor estimulación
verbal y en consecuencia mejor dominio del lenguaje.
El del niño que oye y habla dos ó más idiomas desde un comienzo.
El del que sólo ha hablado uno y empieza a aprender otro en la escuela.
El del que ha oído más de un idioma o lengua, los comprende, pero sólo habla
uno.
Entre las teorías más sobresalientes sobre la adquisición del lenguaje, es decir,
atendiendo fundamentalmente al cómo se adquiere, Hernández Pina (1984) señala las
siguientes:
Para este autor, la adquisición del lenguaje tiene lugar a través de los mecanismos del
condicionamiento operante. Al principio, los niños imitan los sonidos que escuchan del
lenguaje de los adultos, después van asociando determinadas palabras a los objetos o
situaciones adecuadas.
La adquisición del léxico, o vocabulario, y de las normas gramaticales se realiza
también por condicionamiento operante del siguiente modo: los adultos que interactúan
con el niño premian (mediante su atención o elogios) los usos adecuados del lenguaje y la
utilización de nuevas palabras. Sin embargo, castigan o desaprueban todo el lenguaje
incorrecto del niño, como enunciados mal construidos, pronunciación incorrecta, etc.
Críticas a Chomsky:
- Chomsky renuncia a explicar la adquisición del lenguaje, no explica el mecanismo
de esta adquisición. Chomsky se dedica a criticar la teoría de Skinner.
- Ignora los factores cognitivos y sociales.
- El lenguaje para él se asemeja a una especie de órgano biológico
especializado.
- Es un modelo instantáneo que no da cuenta del proceso del desarrollo. Desde el
momento en el que el niño lo usa parece que ya lo haya aprendido.
- No da cuenta de un orden de adquisición.
Cada uno de estos desarrollos (verbal y motor) tiene pues un ritmo característico
existiendo ciertas variaciones de un individuo a otro. Sin embargo, la afirmación de que el
medio ambiente era responsable del aprendizaje lingüístico sólo es válida como afirmación
general, pues necesita algunas matizaciones. El hecho de que el medio ambiente sea factor
importante no es para Lenneberg decisivo. El desarrollo lingüístico sigue un proceso
regular a pesar de ciertas carencias ambientales.
Las teorías cognitivas del desarrollo del lenguaje entiende que éste se basa en un
previo desarrollo cognitivo. El papel que el lenguaje desempeña en nuestro desarrollo
cognitivo ha sido y es un tema polémico. Para Luria, Vygotski y la Escuela Rusa, el lenguaje
es un agente principal en el desarrollo cognitivo. Piaget y la Escuela de Ginebra sostienen
que el lenguaje depende del aprendizaje de otros medios para su desarrollo. Para Bruner y
la Escuela de Harvard es el amplificador más poderoso de las facultades humanas. Al
estudiar, el papel del lenguaje en la cognición, muchos psicólogos han adoptado un
enfoque genético o evolutivo. Esta postura teórica denominada epistemología genética se
caracteriza por la atención que se presta a las secuencias evolutivas. Es una metodología de
edades y etapas, implícita en este enfoque está la idea de conocer hasta qué punto el
lenguaje determina a la cognición, para lo cual, es preciso analizar las raíces del
comportamiento dentro del contexto del desarrollo del individuo.
Piaget, Bruner, Vygotski y Luria son seguidores de esta línea. Piaget como Chomsky
a diferencia de los conductistas está interesado en el comportamiento humano. Su teoría
sobre la estructuración del organismo es especialmente útil para ayudar a revelar el
conflicto entre las dos teorías sobre el desarrollo del niño. Es decir, los que sostienen que el
niño recién nacido es como una masa amorfa manipulable por su medio ambiente, y los
que opinan que el niño es un complejo aparato portando (llevando) dentro de sí mismo un
programa completo para su futuro desarrollo.
Teorías sociológicas
2. La fase segunda (que comienza hacia los 16 meses), está marcada por dos
alteraciones importantes: por una parte, asistimos a un cambio en las funciones de
la primera fase. La función ya no será equiparable con el uso y habrá que distinguir
entre “usos” del lenguaje por una parte y el “componente” del sistema lingüístico.
En segundo lugar, en esta fase se observan avances rápidos en el vocabulario,
estructura y aprendizaje del diálogo. El vocabulario reflejará de una forma
inequívoca la lengua del medio tanto en la etapa holofrástica, como en
combinaciones estructurales. En el transcurso de esta segunda fase, es igualmente
transcendente el aprendizaje del diálogo, que se inicia hacia los 18 meses, junto con
el vocabulario propiamente dicho. El diálogo, que Halliday define como “la
El lenguaje infantil tiene varias fases muy diferencias, entre sí. Su evolución es
importante, pues le permite el paso de una imposibilidad total de comunicación concreta al
más completo intercambio de ideas. En el niño normal la adquisición del lenguaje se
desarrolla según un plan cuya regularidad asombra. Sin embargo, aunque el orden es
constante por naturaleza, el ritmo de progresión varía sustancialmente de un sujeto a otro,
considerando que el desarrollo verbal del niño se apoya en el conjunto de su desarrollo
sensomotor y cognitivo.
Existen numerosas discusiones sobre la clasificación del proceso del desarrollo del
lenguaje. Hernández Pina (1984) nos habla de dos etapas esenciales cuyos límites
intermedios son relativamente arbitrarios:
1. Etapa prelingüística.
Etapa prelingüística
La importancia queda establecida por Bruner (1975) y otros, desde el momento del
nacimiento, el niño inicia acciones conjuntas con los adultos. Estas acciones conjuntas o
actos de comunicación se establecen a lo largo del primer año y constituyen las bases del
desarrollo del lenguaje.
Hasta el momento todo se basa en conjeturas más o menos admisibles en vista del
comportamiento verbal del niño. Y éste como sabemos, no parece ser suficientemente
uniforme como para permitir generalizaciones contundentes. De esto se deduce la ausencia
de una teoría única, tanto en lo referente a la producción como a la interpretación
lingüística infantil.
Algunos autores consideran que existe una etapa intermedia entre el balbuceo y las
primeras palabras, la cual se inicia hacia los nueve ó diez meses. Sería característica de esta
etapa la emisión de ciertos vocablos de difícil identificación, y con una pronunciación
relativamente estable. Sin embargo, estas primeras palabras no deben considerarse aún,
como tales, dado el carácter esporádico de su emisión. Sin embargo, se muestra un mayor
control del niño sobre la articulación del lenguaje que en el período anterior.
El paso del balbuceo a las primeras palabras, como señala Villiers (1980), representa
un cambio de dirección en la articulación del lenguaje, desde la práctica de un juego sin
restricciones con los sonidos hasta el lenguaje planificado y controlado que suponen las
palabras.
Etapa lingüística
Hernández Pina (1984, p.91) sostiene que esta etapa se inicia hacia los diez u once
meses. Si la fase anterior se caracterizaba por un vocabulario infantil cuyo principal rasgo
era la ausencia de ciertos índices indicadores para el adulto de la posesión de un sistema
lingüístico, no ocurre lo mismo en este período. A partir de estas fechas, el adulto empezará
a detectar en las emisiones del niño unos componentes que, pese a su esquematismo,
resultan ser inequívocamente “lingüísticos”: la comunicación verbal será cada vez un hecho
más consumado. Los sonidos aparecerán contrastivamente y con una finalidad. Se inicia, de
este modo, una fase sin término que cada hablante llegará a desarrollar de un modo
idiosincrásico.
Sin embargo, este período que se acoge bajo la etiqueta de “habla lingüística” no hay
que interpretarlo monolíticamente. Quedan, por el contrario, diversas fases de desarrollo
que afectaran a los tres niveles tradicionales de distinto modo; de ahí que sea preciso tratar
por separado el desarrollo fonológico, el léxico estructural y el semántico.
El desarrollo fonológico
Varias son las teorías formuladas sobre el desarrollo fonológico que tratan de
conciliar por un lado las características del habla adulta, con la fonología o fonologías
infantiles, y ésta, a su vez, con otros aspectos del desarrollo humano. Además no hay que
olvidar que el desarrollo fonológico no opera automáticamente, sino que funciona
entrelazado con las estructuras y significados de la lengua. Por no entender esto
precisamente han surgido varias confusiones en que han incurrido algunos, que han tratado
de interpretar el balbuceo como un autentico lenguaje con: vocales, consonantes,…
(Hernández Pina, 1984, p.91).
El desarrollo gramatical
Hernández Pina (1984, p.107) afirma que la mayoría de las vocalizaciones emitidas
por el niño son frases de una palabra o un solo elemento, (papá, mamá, nene,...), razón por
la cual se ha venido en denominar esta fase como “etapa holofrástica”.
No hay mucho que decir acerca de la gramática de esas oraciones, ya que en una
expresión como “papá” estaría fuera de lugar hablar de “papá” como sujeto de una oración,
por ejemplo: “papá está ahí”, debido a la imposibilidad de establecer si es sujeto u objeto de
En esta fase como en el desarrollo posterior del lenguaje, la comprensión verbal está
por encima de la producción verbal. El niño comprende y responde adecuadamente a
muchas palabras de las que produce. El vocabulario pasivo es superior al vocabulario
activo.
Los niños utilizan sus primeras palabras de varias formas. Rara vez las emplean
simplemente como nombres, aunque esto ocurre cuando el objeto mencionado despierta
en ellos fuertes emociones; por ejemplo, cuando un niño ve una pelota conocida y dice
“pelota”. Es más normal, por el contrario, cuando vea las zapatillas de su papá, dirá “papá”,
en vez de denominar al objeto.
Esta etapa, al igual que la holofrástica, presenta características propias. Autores como
por ejemplo Crystal (1976: 45), la consideran como transición entre las frases de una
palabra y el habla del niño a partir de los dos años. Para otros autores, como por ejemplo
Slobin (1971: 42), es a partir de este momento (18 meses) cuando se puede empezar, ya a
estudiar la gramática activa del niño. En términos generales los enfoques que hasta ahora,
se han venido dando al estudio de estas emisiones podemos reducirlos a tres básicamente:
Durante la década de los 60, los investigadores del lenguaje infantil utilizaron las
gramáticas pivote para describir el desarrollo gramatical temprano de los niños; (Una
gramática es un conjunto de reglas relativas a la organización de los enunciados). Estas
gramáticas enfatizan una característica del lenguaje infantil, que es qué tiene estructura y
reglas de formación propias, no se trata del mismo lenguaje de los adultos al que faltan
palabras.
Hernández Pina (1984, p.136- 137) señala que el descontento con el enfoque
estructural en función de categorías cerradas y abiertas y con el modelo generativo inicial
haciendo caso omiso de la semántica implícita, ha dado por resultado nuevas posturas
encabezadas por Bloom (1970), Schlesinger (1971) entre otros, quienes entienden que las
emisiones del niño son semánticamente interpretables en sí mismas, poseyendo además,
una sintaxis propia. La idea básica es que las primeras oraciones de dos palabras funcionan
como un medio de comunicación entre el niño y su medio ambiente. Y si bien muchos de los
Entre los dos y los tres años de edad, el niño produce e imita frases cortas de tres,
cuatro ó cinco palabras. Algunas de estas frases ya han empezado a oírse antes de finalizar
la etapa anterior. Pero es a partir de este momento cuando se hará más patente el
incremento de este tipo de frases, comparada con la del adulto el habla de esta tercera etapa
parece incompleta, pues el niño elimina elementos tales como las preposiciones, artículos,
conjunciones, verbos auxiliares,…los cuales pueden ser deducidos tanto por contexto,
como por el comportamiento del niño. De ahí, que se denominará habla telegráfica, ya que
al igual que un telegrama se omiten ciertos términos, permaneciendo las clases abiertas:
sustantivos, verbos y adjetivos. Este tipo de habla presenta dos características:
Desarrollo semántico
El estudio del lenguaje desde un punto de vista semántico, ha sido uno de los
aspectos gramaticales que menos atención ha recibido hasta muy recientemente por parte
de los que se han dedicado al análisis del habla infantil.
Sin embargo, esto nos sorprende dada la dificultad que este campo encierra en sí
mismo. Mientras que la fonología y la gramática se prestan más fácilmente a la observación
y al análisis, la semántica supone entrar en la dinámica interna del lenguaje, viendo la
posible relación que existe entre éste y el mundo extralingüístico de los objetos, las ideas y
las expresiones. Aspectos que incluso en el habla adulta no cuentan con un marco de
estudio adecuado.
El sistema semántico está ya presente desde los primeros intentos que tiene el niño
para expresarse. Los primeros sonidos llevan ya implícito un sonido. Naturalmente se habla
de un significado en un sentido muy amplio incluyendo tanto lo que los lingüistas
entienden por referencia como el significado en el sentido en que no se haya limitado a un
contenido de valor objetivo. Sino que incluye determinaciones simples o conexiones
subjetivas surgidas de la experiencia del hablante.
Se puede, por tanto, afirmar que en un principio muchas de las expresiones fónicas
del niño tienen un significado aunque no tengan siempre un referente. Lo cual nos lleva a
establecer una relación entre el desarrollo semántico y cognitivo. Es decir, lo que el niño
piensa y el modo como lo expresa son dos cuestiones íntimamente relacionadas.
Según Bloom (1973), durante la etapa holofrástica el niño pasaría por tres etapas
progresivas:
- Una primera (hacia los 10 o 12 meses) que sería polisémica, en la cual las palabras
presentarían varios significados.
- Una segunda fase (hacia la segunda mitad del segundo año) más abstracta, aunque
menos difusa que la anterior.
Otro de los aspectos fundamentales del desarrollo del lenguaje, son los mecanismos
para la adquisición del mismo. Entre los principales podemos encontrar:
Debemos ser flexibles y evitar imponer al niño en todo momento nuestro criterio.
Nuestra intervención en la actividad del niño debe enriquecerla, dándole ideas, sugiriéndole
alternativas o como sujeto de sus iniciativas. Haciendo que nuestros mensajes verbales sean
lo menos directivos posibles, favorecemos el incremento de las intervenciones del niño.
Se debe intentar controlar todo tipo de actitud negativa ante el lenguaje del niño. Es
aconsejable controlar las manifestaciones de ansiedad ya que una situación relajada favorece
una emisión más abundante y fluida.
Al mismo tiempo, se trata de un complejo proceso que experimentan todos los niños
y niñas, siguiendo unos patrones y pautas similares. Desde que nacen, ya muestran deseos
de comunicarse con el mundo que les rodea, a través del llanto, gestos, miradas, sonidos,
sonrisas… en muchas ocasiones relacionadas con su estado físico (hambre, dolor,
incomodidad, placer…) o de tipo afectivo. Estas son las primeras bases sobre las que se
asienta el lenguaje. Poco a poco, irá aumentando sus expresiones, explorando las
posibilidades de su aparato articulatorio y fonador, y disfrutando con la emisión de sus
primeras palabras.
Considero que es necesario estimular al niño desde que nace, hablándole, pues
aprenderá a comunicarse si está rodeado de personas que interactúan con él, siendo el
adulto un modelo. Necesita estimulación para poder iniciarse en el aprendizaje de la lengua.
Hemos comprobado, como la ley recoge la importancia del lenguaje, desde la Ley Orgánica
de Educación (LOE), hasta los Decretos de currículum de todas y cada una de las
Comunidades Autónomas. Por ello, como maestra de Educación Infantil, creo que la
escuela tiene un importante papel en el desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje. Un
recurso fundamental que podemos utilizar para estimular el lenguaje en el período
educativo de 0 a 3 años es el juego, pues a través de él, el niño aprende de manera natural y
espontánea.
“El lenguaje es la ciudad para cuya edificación cada ser humano ha aportado una piedra. Emplea el
lenguaje que quieras y nunca podrás expresar sino lo que eres. ”
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Seco Corral y Pérez Romero (2008). Cuerpo de Maestros. Temario de Educación Infantil. Editorial
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