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Siempre he sentido una enorme presión en mi pecho, como si algo más grande que yo implorara

salir a golpes. Nunca he sabido a que se debía, hasta ese día, el día que me enamore de ti.
Una voz resonó en nuestras mentes “VUELO DESTINO COREA DEL SUR, PUERTA 43 LISTOS
PARA EL EMBARQUE”, ninguna de nosotras sabia lo que nos esperaba; ya hacia mas de año y
medio que habíamos debutado en Reino Unido bajo la agencia MAE (Mundial Artist
Enterprise). Jessy, Jade, Perrie, Sunny y yo formábamos un grupo femenino de 4 miembros,
nuestro estilo principal era POP pero lo combinábamos con líneas de rap, en realidad éramos un
experimento de la empresa que se había inspirado en el genero de K-POP coreano que triunfaba
en todo el mundo, para su nueva girlband. En este año y 7 meses habíamos sacado 2 álbumes
completos, 6 mini álbumes y 9 sencillos acompañado de 14 mv. Realmente el estilo musical y
comercial al que nos habíamos sometido era realmente agotador, cada comeback tenía asociado
un sinfín de participaciones en programas de variedad, giras, presentaciones, fansmeatings…
Ahora íbamos volando dirección Corea del Sur donde haremos un álbum completo en
colaboración con una boyband del K-POP.
Esta es nuestra historia

Mi nombre es Ann y como no podía ser de otra forma mi sueño desde muy niña ha sido cantar.
Me crie en Madrid; con mis padres y un hermano mayor; viví feliz durante mucho tiempo. A los
10 años les implore que me apuntaran a una academia del centro que entrenaba a futuros
cantantes y bailarines; quería convertirme en una nueva Hanna Montana o parecido. No fue
hasta los 20 años que pude viajar por primera vez a la gran ciudad de Londres, con una beca por
mis estudios en la academia oficial de danza pude trasladarme, me mude con mi hermano, que
había tenido que irse de España por las malas condiciones que le ofrecían, y su novia a un
pequeño piso en Camden Town donde trabajé en restaurantes de comida rápida, en cafeterías,
tiendas de ropa o cualquier trabajo donde pudiera cobrar con un título de bachillerato. Sobre
todo, intentaba promocionar mi voz en los pequeños bares que ofrecían música en directo,
mientras continuaba con mi educación en danza. Cuando por fin cumplí los 22 años pude reunir
el suficiente dinero entre los trabajos y lo que podían enviar mis padres desde nuestro pueblo,
para pagarme clases de canto profesional en la Royal College of Music. Además, a mi padre le
habían ascendido y mi madre tenía un empleo fijo. Estaba enormemente feliz cuando recibí la
carta de admisión. La escuela a la que asistí durante 4 años es una de las más prestigiosas a
nivel mundial.

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