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Pregúntale a

EDGAR
CAYCE
V'\
índice

La peculiar vida de Edgar C a y c e ................................... 7


• El universo infinito de C ayce................................... 13
• Pequeños gajes del oficio de m édium ..................... 19
• Los orígenes del s a b e r ............................................... 22
• La ARE (Association for Research and
Enlightenment) ........................................................ 26

Las facultades psi o facultades paranormales .............. 29


• Las auras .................................................................... 33
• La numerología ........................................................ 35
• La vida astrológica ................................................... 37
• Los sueños como facultades psi .............................. 41

Los pilares de la medicina h o lístic a .............................. 49


• La enfermedad, producto del pecado en todas
sus formas ................................................................. 53
• La curación p s i .......................................................... 56
• Las medicinas blandas de C ayce.............................. 59
• La ingestión de alimentos como medicina ............ 61
• Las mil y una curaciones................ ........................ 64

La familia y el h o g a r ........................................................ 81
• La familia y el estado superior del s e r ..................... 81
• El significado profundo del sexo ............................ 96
• En qué consiste la autenticidad del h o g a r.............. 100
Los orígenes de la reencarnación................................... ..... 103
• Reencarnación y cristianismo................................... ..... 105
• El redescubrimiento de la reencarnación .............. ..... 109
• El karma de Cayce ................................................... ..... 112
• La enfermedad y el matrimonio kármico .............. ..... 121
• La compleja dinámica de la reencarnación................. 123
• Las reencarnaciones de Cristo ...................................... 131

La creación según C a y c e ................................................. ..... 135


• Las civilizaciones p erd id as............................................. 137
• La A tlán tida.................................................................... 138
• El Egipto de once mil años a.C...................................... 146
• Lemuria, el país de M u ............................................ ..... 152
• El Gobi ........................................................................... 152
• La antigua Indochina .................................................... 153
• P ersia.......................................................................... ..... 154
• La guerra de Troya ................................................... ..... 155
• Los esen ios................................................................. ..... 155

Las profecías ...................................................................... ..... 159


• El libre albedrío ........................................................ ..... 160
• Se avecina un nuevo ciclo en la T ie r r a ........................ 164

6
&

La peculiar vida de Edgar Cayce

Edgar Cayce era un americano sureño con antepasados


de origen francés, probablemente hugonotes. Se llamaba
hugonotes a los calvinistas que tuvieron que huir de Fran­
cia. Los protestantes franceses habían sido masacrados a
finales del siglo XVI; años más tarde, el Edicto de Nan-
tes les reconoció algunos derechos, pero al poco tiempo
estos les fueron retirados y los hugonotes tuvieron que
emigrar hacia Inglaterra, Holanda e incluso hacia Amé­
rica, a finales del siglo XVII. Cayce siempre estuvo muy
marcado por esta herencia francesa que, aunque prácti­
camente perdida, todavía bullía en su sangre.
Cayce nació en 1877 en una granja de Kentucky, uno
de los estados nororientales de Estados Unidos. Siempre
fue un hombre jovial, dotado de un maravilloso sentido
del humor, cualidad que consideraba imprescindible a fin
de tomarse la vida con vitalidad y optimismo.
El y su familia vivían cerca del pequeño pueblo de
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Hopkinsville. Su vida giraba en torno a las tareas del


campo: el cultivo de tabaco, la cría de ganado, la pesca
y la caza. Mientras toda la familia Cayce se volcaba en
las faenas agrícolas, su padre sobresalió entre todos los
otros hermanos granjeros porque prefirió un trabajo muy
distinto, para el que tenía verdadera vocación: fue ele­
gido juez de paz del cantón. Asimismo, al hombre le ha­
bría gustado que su hijo se dedicara a los estudios, para
que pudiera acceder a un oficio o profesión que le ale­
jara del campo, pero Edgar siempre iba muy atrasado en
la escuela y, en realidad, su íntima vocación le empujaba
a ser pastor eclesiástico. De pequeño, Edgar solía ir a la
iglesia presbiteriana y cuando su padre le regaló una Bi­
blia, aseguró que la leería todos los años y así lo hizo;
por esta razón, las lecturas de Cayce están siempre se­
cundadas por citas bíblicas. Se dedicó a dar clases de ca­
tecismo a los niños y a lo largo de toda su vida jamás se
cansó de difundir la sabiduría que contiene la Biblia.
Cuando era pequeño, sus padres no notaron nada di­
ferente en él, se comportaba como cualquier otro chi­
quillo: le gustaba jugar y le costaba concentrarse en las lec­
ciones, aunque sí se dieron cuenta de que solía mantener
conversaciones con las hadas y con su abuelo difunto. Su
padre se enfadaba a menudo con el chiquillo porque era
incapaz de aprenderse las lecciones. Pero una vez descu­
brió algo nuevo en él: un día en el que se mostraba tan
inútil como siempre, el padre desistió de sus esfuerzos por
hacerle estudiar, ya que no entraba ni una sola letra en su
EDGAR CAYCE

cabeza. En un momento dado, Edgar se durmió sobre los


libros de estudio y, al despertar, sorprendentemente, supo
explicar la lección de arriba abajo y con todos los detalles
a su padre. Esta anécdota puede ilustrar cómo Cayce, ya
de pequeño, era capaz de obtener información de forma
subconsciente. El siguiente episodio también recrea los po­
deres especiales que poseía: un día, cuando era joven, re­
cibió un fuerte balonazo en la espalda, que le hizo caer
en coma. Estando en la cama, de repente empezó a ha­
blar con voz fuerte a su madre, ordenándole que le pu­
siera una cataplasma de cebolla y maíz machacados. Su
madre, asustada por los graves síntomas, así lo hizo y, mi­
lagrosamente, al día siguiente despertó como nuevo. Por
lo visto, mientras fue muy joven solamente usó sus po­
deres en situaciones críticas.
En el año 1900, trabajaba de representante de una
papelería de Louisville (la segunda ciudad en importan­
cia de todo el estado) y además se ocupaba de una car­
tera de seguros. Ya hacía tres años que era novio de Ger-
trude, una chica del vecindario, pero hasta entonces no
había podido ahorrar nada para poder casarse. De re­
pente, un día se quedó afónico y, a consecuencia de ello,
tuvo que dejar sus empleos. A pesar de todo, tuvo suerte
porque en seguida se puso a trabajar como asistente de
un fotógrafo, tarea que le satisfacía mucho más y en la
que trabajaría durante toda su vida.
Sin embargo, su afonía no se la quitaba nadie: ni es­
pecialistas ni hipnotizadores pudieron darle remedio. En

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PREGÚNTALE A...

aquella época, las sesiones hipnóticas hacían furor y


Cayce se sometió a ellas varias veces sin éxito. Lo curioso
del caso es que mientras estaba hipnotizado podía ha­
blar con normalidad, pero cuando se despertaba volvía
a perder la voz.
Fue entonces cuando un vecino suyo, llamado
Layne, le sugirió que se quedara dormido de forma na­
tural para practicar la hipnosis de otra manera. Durante
esa sesión, el mismo Layne hizo de hipnotizador y cuando
Cayce quedó dormido, Layne le preguntó qué era lo que
le ocurría al cuerpo (refiriéndose a la afonía). Cayce, dor­
mido pero con voz firme, empezó a hacer una exacta des­
cripción de lo que le pasaba: sus cuerdas vocales sufrían
una parálisis parcial debido a una fuerte tensión nerviosa
y la zona de la garganta necesitaba de una intensa irri­
gación sanguínea para recuperarse. Con la sugestión de
Layne, que ordenó al cuerpo la inmediata irrigación de
la garganta, ésta se empezó a poner roja súbitamente,
luego, Layne ordenó que la irrigación cesara y así fue.
¡Cuando Cayce despertó ya no estaba afónico! Viendo
los increíbles resultados que habían logrado, Layne en se­
guida le pidió que lo curara a él, pues hacía tiempo que
estaba enfermo, pero Cayce estaba algo asustado porque
al despertar no sabía lo que había pasado en realidad ni
lo que había dicho: él había estado durmiendo, no
recordaba nada y nada sabía de medicina ni de farma­
cia. Como Layne insistió, Cayce se sometió otra vez a hip­
nosis, empezó a dar una completa descripción de todos

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EDGAR CAYCE

los síntomas que padecía Layne y le prescribió varias re­


cetas caseras como remedio. Al despertar, Layne le explicó
que aquellos medicamentos se podían tomar sin receta
y no eran peligrosos, así que los probaría inmediatamente.
Al cabo de un tiempo, vio cómo los síntomas de su en­
fermedad desaparecían y se empezaba a encontrar bien.
Fue a partir de estas experiencias que llevaron a cabo en­
tre ellos, cuando Layne le propuso abrir un consultorio
médico en el que Cayce podría prescribir sus diagnósti­
cos y recetas naturistas, y Layne las prepararía. Cayce, al
darse cuenta de sus poderes, no pudo negarse, pero puso
una condición: él nunca vería al paciente ni conocería
su nombre antes de someterse a la hipnosis.
Cayce, pues, empezó con las consultas, que se llama­
ron «lecturas físicas», en las que recomendaba remedios
para cualquier tipo de enfermedad. El padre de Cayce y
su familia asistían ocasionalmente a algunas sesiones y las
aprobaban porque veían que todos los enfermos lograban
curarse. Pero Edgar vivía algo angustiado ya que, a pesar
del bien que estaba haciendo a la gente, no poseía nin­
guna licencia médica que le autorizara a ejercer la profe­
sión. En realidad, sus deseos eran muy distintos a lo que
la vida le deparaba. Quería continuar con su profesión
de asistente de fotógrafo, puesto que eso era realmente lo
que le apasionaba, pero ocurría algo curioso: cuando to­
maba la decisión de dejar las consultas, le desaparecía la
voz repentinamente, así que por fuerza, si quería conser­
varla, tenía que llevar adelante las consultas médicas.

ii
PREGÚNTALE A...

&
Estuvo mucho tiempo sin querer cobrar nada por sus
actividades, ya que no se sentía seguro, pero llegó un mo­
mento en el que decidió que no podía seguir en la pe­
nuria y que, al fin y al cabo, lo que estaba haciendo era
un trabajo que, como cualquier otro, debía tener una
justa compensación. Por fin, en el año 1903, Cayce se
pudo casar con Gertrude Evans, la mujer de su vida.
Layne se había hecho todo un experto en el arte de
guiar las consultas y aprovechaba los ratos en que Cayce
estaba dormido para experimentar con sus poderes. Una
vez, mientras se hallaba en estado hipnótico, le hizo des­
cribir todas las actividades que estarían realizando unos
amigos suyos en París. Cayce, dormido, dio toda clase
de explicaciones sobre lo que ellos estaban haciendo,
incluso citó en lengua francesa los lugares que estaban
visitando en aquellos mismos instantes. Cuando esos
amigos volvieron, Layne se apresuró a contrastar las in­
formaciones de Cayce con las que ellos le relataban y
pudo comprobar que todo lo dicho era exacto: Cayce te­
nía poderes para ver a través del espacio.
Layne supo que los poderes de Cayce eran superiores
a lo que en principio ambos creían y se encargó de pro­
barlos. Una vez, Layne pidió a Cayce que hiciera una lec­
tura física sólo conociendo el lugar donde se encontraba
la persona que quería sanarse. El no sabía que la paciente
en cuestión no estaba presente y, dormido, ofreció su lec­
tura. Cuando esa persona llegó, Layne comprobó que to­
dos los síntomas descritos por Cayce eran correctos.

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EDGAR CAYCE

En cierta ocasión pidió a un paciente que, durante


una hora, se recogiera en la meditación y en la oración,
sin salir de su casa. Solamente sabiendo el nombre y el
lugar donde estaba la persona, Cayce lograba sanar a los
enfermos sin necesidad de que ellos estuvieran presen­
tes. Unicamente con el nombre y las señas del paciente,
podía sintonizar de forma telepática con su espíritu o su
cuerpo y reconocerlo con todo detalle.
En una ocasión daba una lectura para un hombre que
estaba en Cleveland, pero a mitad se interrumpió y sólo
dijo: «Se fue». Y allí terminó la lectura. Al cabo de unos
días, su colaborador recibió una carta del médico desde
Cleveland, que le notificaba la muerte del paciente en el
mismo momento en que la lectura se llevó a cabo.
A la larga, los médicos profesionales lograron impe­
dir que Layne practicara la medicina, ya que no tenía un
título adecuado para ello y, por lo tanto, tampoco tenía
licencia. Layne solamente contaba con ciertos estudios
de osteopatía, especialidad por entonces casi desconocida.

E l universo infinito de Cayce


Las capacidades psíquicas de Cayce estaban aún por des­
cubrir: no sólo veía a través de la distancia, sino también
a través del tiempo, tanto pasado como futuro. El doc­
tor Ketchum, que ocupó el lugar de Layne como cola­
borador del vidente, describió así sus extrañas facultades:

13 —
PREGÚNTALE A..

líA subconsciente de Cayce mantiene una comu­


nicación directa con todas las demás mentes sub­
conscientes, es capaz de interpretar a través de su
mente objetiva y de impartir a otras mentes obje­
tivas las impresiones recibidas, y recoger de esta
manera todos los conocimientos que poseen los in­
contables millones de mentes subconscientes.

Ketchum sigue describiendo de este modo las capacida­


des de Cayce:

JVLientras se encuentra sumido en este sueño, que


es para todos los efectos un sueño natural, su
mente objetiva está completamente inactiva, y sólo
funciona su mente subjetiva. Por medio de la su­
gestión, se vuelve inconsciente a todo tipo de do­
lor; y, cosa rara, realiza su mejor labor cuando
está, al parecer, muerto para el mundo.

El doctor Ketchum trabajaría a partir de entonces con


Cayce y juntos se labrarían una famosa reputación gra­
cias a su trabajo. En 1910 se dan a conocer a través de
la prensa y fundan una sociedad con un empresario ho­
telero. Cayce empieza a trabajar como médium y cu­
randero de forma profesional y reconocida con el título
de diagnosticador videncial. Pero Ketchum tuvo también
problemas con la comunidad de médicos, incluso lo lle­
varon a los tribunales. Sin embargo, cuando Ketchum

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EDGAR CAYCE

propuso al cuerpo médico del tribunal realizar una


prueba con algunos casos difíciles que ellos mismos tu­
vieran para que Cayce diera su diagnóstico, todos se re­
tractaron y el juicio se suspendió.
Poco tiempo después de su asociación con Ketchum,
se separa de él; Cayce tenía remordimientos por la
enorme fama que él y su colaborador estaban logrando.
Algo asustado, por fin decide retirarse de la videncia y
volver a su estudio de fotografía.
Cayce poseía claramente dos personalidades: la que
dormía y la suya propia. Cuando estaba dormido se con­
vertía en un médico sabio, en el mejor de los psiquia­
tras, en el vidente con más fuerza, en el mejor consejero,
pero cuando Edgar Cayce despertaba, era un hombre
simple que no conocía preparados farmacéuticos, que fu­
maba como un carretero, que bebía y comía de todo y
practicaba lo contrario de lo que aconsejaba mientras ha­
cía de médium. A Cayce le gustaban las actividades sen­
cillas que aportan paz al cuerpo y al espíritu: la pesca, la
jardinería... Era un hombre de aspecto normal, casi vul­
gar, que prefería la soledad y la compañía de los niños.
Mientras estaba dormido era capaz de ayudar a cual­
quiera, ya fuera en el ámbito de la salud o del dinero,
pero jamás fue afortunado consigo mismo; cuando se em­
peñaba en ganar algo de dinero, las cosas le salían torci­
das, parecía que el destino le exigía que él nunca llegara
a ser rico. Las veces que intentó alguna lectura personal
para obtener beneficios, sufría fuertes dolores de cabeza,

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PREGÚNTALE A...

o se quedaba repentinamente afónico, o bien tenía se­


veras alteraciones gástricas; lo más probable es que estas
manifestaciones fueran una especie de advertencia divina.
Lo más sorprendente y extraño del caso de Cayce es
el hecho de que un hombre casi analfabeto se convirtiera
en un sabio de la medicina. Mucha gente se lo pregun­
taba, algunos no se lo creían, pero otros eran capaces de
entender que detrás de esas fuerzas solamente podía ha­
ber algo sobrenatural o superior al hombre. Estas son las
palabras de su colaborador Ketchum:

Su terminología psicológica y su descripción de


la anatomía neurológica serían dignas de cual­
quier catedrático. H abla sin titubear y todas sus
frases son claras y concisas. Se hace cargo de los
casos más complejos con la facilidad de cualquier
médico de Boston, cosa que a mí me parece ma­
ravillosa teniendo en cuenta que en su estado nor­
mal es un hombre inculto, sobre todo en cuestión
de medicina, de cirugía o de farmacia, ciencias que
ignora por completo. Se despierta cuando se le su­
giere que no verá más a la persona en cuestión y
que estará despierto al cabo de unos minutos. Si
se le interroga, no recuerda absolutamente nada
de lo que ha dicho, ni a la persona de cuyo caso
ha hablado.

Las lecturas físicas de Cayce funcionaron en un 97% de


EDGAR CAYCE

los casos, una proporción muy elevada; el secreto de su


infalibilidad estribaba en un detalle importante: los mis­
mos pacientes solicitaban las lecturas, realmente cons­
cientes de que Cayce iba a conectar psíquicamente con
ellos y con su cuerpo.
Hay una fecha clave en la vida de Edgar Cayce, él
mismo así lo reconoce. Por primera vez, en 1911, Cayce
(en estado hipnótico) se refiere a la reencarnación. A par­
tir de esta fecha será cuando empiece a dar las lecturas
espirituales.
En esta misma época, Cayce consigue salvar a su es­
posa de una mortal tuberculosis, mediante los remedios
que ofrece en las lecturas. Pero en la vida de Cayce se­
guirían sucediendo fatalidades. Pocos años más tarde, en
1914, su hijo mayor sufrió un tremendo accidente: el
niño, jugando con el equipo fotográfico de su padre, es­
tuvo a punto de perder un ojo a causa de la explosión
del magnesio. Cayce se negó a que los médicos le extir­
paran el ojo y dio una lectura para su hijo, gracias a la
cual el pequeño logró recobrar por completo la visión.
A partir de 1924, y tras algunos avatares en los que
intenta ciertos negocios frustrados, Cayce se resigna a ser
un sanador mediúmnico, aunque él nunca se llamaría a
sí mismo sanador. De esta forma se acabó consagrando a
la labor de curar enfermos. Ese mismo año se trasladó a
Virginia Beach y, con la ayuda financiera de un joven
agente de cambio, pudo construir su propio hospital y
la Universidad Atlantic, ambas en el estado de Virginia.

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PREGÚNTALE A...

í*

La universidad, que en principio estaba destinada al es­


tudio de la parapsicología y el ocultismo, fue reconocida
por las autoridades del condado. Sin embargo, con el crac
financiero de 1929, el hospital tuvo que cerrar y la
universidad no pudo ponerse en marcha. Al mismo
tiempo perdió su casa. La vida de Edgar Cayce resulta a
menudo paradójica: durante aquellos años había podido
ayudar a mucha gente a evitar el crac y, en cambio, no
pudo ayudarse a sí mismo para salir de la ruina econó­
mica. Aunque supo predecir perfectamente el año en que
la economía lograría reactivarse, no se vio favorecido eco­
nómicamente por sus informaciones exclusivas.
El año 1931 supone un duro golpe para Cayce, nada
parece salirle bien: han de vender el edifico del hospital
y, además, es arrestado en Nueva York. Fue detenido dos
veces: una por practicar la medicina sin licencia, y otra,
acusado de adivinación.
Las cosas seguirían yéndole mal hasta su muerte. Du­
rante la Segunda Guerra Mundial tuvo dos hijos movi­
lizados en la Marina. Mientras, le llegaban miles de car­
tas y solicitudes de padres que, como él, tenían sus hijos
en el frente, algunos resultaron heridos o muertos, otros
desaparecidos. Las peticiones de lecturas físicas y espiri­
tuales le llegaban por doquier y Cayce se veía incapaz de
negarse a contestarlas. Solía comunicarse con ciertas vo­
ces que le advertían que su vida y su salud corrían peli­
gro si ofrecía más de dos lecturas al día, pero dado que
acudían a su consulta enfermos y llegaban cartas por do-

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EDGAR CAYCE

quier, no tuvo más remedio que ofrecer hasta seis y siete


lecturas por día.
Acosado por la demanda de consultas, pronto cae en­
fermo del corazón. Muere el 3 de enero de 1945 y, po­
cos meses más tarde, su esposa Gertrude fallece también.

Pequeños gajes del oficio de médium


Cuando Cayce se dormía bajo los efectos de la hipnosis,
podía ver el cuerpo humano en su interior, de forma que
en seguida sabía qué órganos estaban enfermos y qué me­
didas curativas se habían de aplicar. Podía describir per­
fectamente los síntomas de las enfermedades, así como
también era capaz de hacer descripciones psicológicas.
Todos los remedios curativos que prescribía eran natu­
rales, difícilmente podían dañar a nadie. De este modo
pudo curar a miles de personas.
Antes de empezar cualquier lectura (o consulta), se
ponía muy cómodo: se aflojaba la corbata, la camisa y
los pantalones; se quitaba los zapatos y se relajaba para
que su cuerpo estuviera holgado, respiraba honda y pro­
fundamente, entonces se procedía a que alguien de con­
fianza guiara la lectura. La guía de la lectura era como
un rito, seguía unos pasos necesarios por los que se or­
denaba a Cayce que hiciera o dijera esto o aquello. Justo
cuando él cerraba los ojos (nunca un segundo más tarde,
porque entonces existía el riesgo de caer en un sueño pro­

— 19
PREGÚNTALE A..

fundo y no poder hablar), comenzaba la guía de la lec­


tura: se le empezaba a interrogar y a sugestionar. La guía
de las lecturas era una cuestión fundamental, ya que si
ésta no era correcta, la vida de Cayce corría peligro; una
vez permaneció en estado catatónico durante tres días,
y en dos ocasiones los médicos lo dieron por muerto. Esta
es la manera en que su esposa guió una de sus lecturas:

S e ñ o r Cayce, tiene delante de usted el cuerpo y


el espíritu de la señora Berta Gorman, presente
en esta habitación, que viene a pedir consejo, a so­
licitar directrices sobre lo que ella debe hacer, en
los planos mental, físico y espiritual; usted dará
todas las informaciones que le serán útiles a esta
entidad hoy, y responderá a las preguntas que ella
le hará ahora.

Cuando Cayce había prescrito, aún bajo la hipnosis, sus


tratamientos y remedios curativos, necesitaba otra vez de
la guía para llevar a buen puerto la finalización de las se­
siones y su despertar. Estas eran las palabras que se pronun­
ciaban para rehabilitar a Cayce a su condición normal:

Y ahora, señor Cayce, después de haber dado


una excelente descripción de la señora Berta G or­
man, totalmente relajado y distendido, tiene usted
que -despertarse durante los tres minutos siguien­
tes. Usted no sufre ningún tipo de enfermedad, que

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EDGAR CAYCE

habría podido ser traída por la enfermedad de la


paciente, o por el hecho mismo de la consulta, y
va a despertarse en plena forma.

En sus lecturas solía referirse a las personas, llamándolas


«entidades». La entidad Berta Gorman, a la que su mu­
jer Gertrude hace referencia en la lectura, resultó ser una
policía camuflada que, acto seguido, los llevó detenidos
a comisaría por decir la buenaventura. Todas las sesio­
nes que daba Cayce fueron anotadas en taquigrafía por
su secretaria Gladys, que empezó a trabajar con el ma­
trimonio en el año 1923, hasta la muerte de Cayce.
Cayce fue juzgado varias veces en los tribunales de
Nueva York, acusado de decir la buenaventura o de prac­
ticar la medicina ilegalmente, o sea, sin licencia. Había
predicho las dos guerras mundiales y el crac del 1929,
entonces, ¿por qué no pudo descubrir que Berta Gorman
era en realidad una policía, y no una simple paciente? En
dicha lectura, Cayce se permitió recomendar a la policía
algunos baños de vapor y ciertos tratamientos naturales,
pero entre las prescripciones hubo serias advertencias.
Cayce, durante su lectura espiritual a Berta Gorman, trató
de disuadirla moralmente para que no cumpliera con los
designios que se le habían encomendado, cosa que no su­
cedió. Entre sus consejos espirituales, Cayce había in­
tentado persuadir a la policía para que cambiara su com­
portamiento moral, para que dejara de hacer aquello que
estaba a punto de llevar a cabo: detenerlo.

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PREGÚNTALE A..

De todas maneras, al celebrarse el juicio, Cayce ob­


tuvo mucha más popularidad de la que ya tenía con an­
terioridad al escándalo. Al final, el juez desestimó que
Cayce estuviera echando la buenaventura y concluyó que
lo que practicaba era un nuevo tipo de religión, por lo
que acabó absolviéndolo en aras de la libertad de credo.

L os orígenes del saber


El lenguaje de Cayce era muy críptico. Se expresaba en
un dialecto americano sureño procedente del corazón de
Kentucky. Su vocabulario familiar y su originalidad en
las construcciones semánticas destrozaban cualquier ma­
nual del idioma inglés. Mucho peor era cuando estaba
dormido, porque sus expresiones todavía se cerraban más
a la comprensión y entonces tenía que ser traducido al
inglés americano común. En estado hipnótico, el lenguaje
de sus lecturas se retorcía y se volvía casi imposible de
entender. Sin embargo, esta característica es común en
muchos médiums que sirven de puente entre el mundo
de las fuerzas universales y el mundo de los humanos:
todos tienen dificultades en traducir a un idioma aque­
llo que experimentan y sienten en otras dimensiones que
no son las puramente terrenales. Por esta razón a menudo
su lenguaje resulta entrecortado, o al revés, acelerado; y
es bastante difícil descifrar con absoluta claridad todo lo
que van percibiendo.

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EDGAR CAYCE

Para descifrar a Cayce, lo ideal sería haber tenido una


educación de perfecto bilingüe inglés-francés y, además,
conocer la lengua americana del sur. Aun así, la tarea no
resultaría fácil.
Dado que las raíces de la sabiduría de Cayce tienen
sus orígenes en el antiguo Egipto (donde, alrededor del
año 10500 a.C., estuvo reencarnado como sacerdote), el
lenguaje de Cayce tiene todavía ciertas estructuras gra­
maticales de la lengua que en aquella época se hablaba
en la región del Cáucaso y el Irán. En las lecturas de
Cayce todavía quedan vestigios de aquel antiguo idioma,
y pretenden ser una traducción realizada por él del cau­
casiano antiguo al americano coloquial (el que se hablaba
en Kentucky a principios de siglo). Estas son las pala­
bras de Cayce que vienen a corroborar esta tesis:

A n o tad lo así, de paso. L a interpretación de es­


tas informaciones, seguro, no está traducida del
inglés, ni de la lengua que se habla actualmente
en Egipto, pero sí de la lengua aportada a este
país por la tribu a la que pertenecía la entidad.
No es el sánscrito, ni tampoco el antiguo persa.
Se trata más bien de la lengua de los pueblos ori­
ginarios de ese país que actualmente es Irán.

Mientras Cayce estaba dormido, era capaz de todo, en


muchas ocasiones se puso a hablar en varias lenguas ro­
mances y en griego.

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PREGÚNTALE A...

Estos hechos sorprendentes, que en la vida corriente


y cotidiana del hombre no se pueden comprender, pro­
vocan siempre que surja una y otra vez el mismo inte­
rrogante: ¿cómo podía un hombre hablar varios idio­
mas, si apenas contaba con algunos estudios? ¿De
dónde sacaba Cayce esa sabiduría con la que era capaz
de curar enfermos, si él nunca recibió estudios que re­
motamente tuvieran relación con la medicina o la far­
macia?
Cayce explicó en alguna ocasión que toda aquella ex­
traña información que era capaz de transmitir a sus se­
mejantes, mientras dormía plácidamente, la extraía de
una misteriosa biblioteca que conservaba toda y cada una
de las informaciones y movimientos del Universo. Cada
persona estaba descrita y comprendida en su absoluta to­
talidad en alguno de los volúmenes que se encontraban
en aquel inmenso Archivo de la Vida.
Los mencionados archivos se llaman a menudo akás-
hicos. Akasha es el Libro de la Vida que se menciona en
el Apocalipsis. Aunque su existencia no está probada cien­
tíficamente, sí existe la hipótesis de que el Libro de la
Vida constituye una compilación de absolutamente to­
das las vibraciones (o incidencias) de la vida, sucedidas
y por suceder en el Universo. Cualquier suceso, sea
grande o pequeño, importante o intrascendente, tiene su
repercusión o reflejo en una vibración. Esta es la forma
en que Cayce lo describe, aunque su comprensión no sea
sencilla:
EDGAR CAYCE

L a luz se desplaza en el tiempo y el espacio. Y


en este marco, situado entre los dos, cada alma
escribe el registro de sus actividades a través de
las eternidades. E stas «memorias» están escritas
gracias a la conciencia del alma. No solamente a
través de su conocimiento consciente, no sola­
mente en la materia, sino en el pensamiento...

Las actividades humanas, los pensamientos, los sucesos,


las conversaciones, todo tiene una consecuencia en el
Universo. No hay nada que pase desapercibido, sino que
cualquier movimiento o energía tiene su eco, su con­
secuencia. En el Libro de la Vida está el registro supremo
de todo ello, Cayce solamente tenía que consultarlo y
trasladar toda la sabiduría del mundo cósmico y divino
al mundo de lo terrenal y material.
Cayce incluso fue capaz de explicar con detalles lo que
le sucedía mientras se hallaba en trance: en ese momento
se dirigía hacia un enorme edificio donde estaba la Sala
de Archivos. Una vez allí, una mano le tendía uno de los
libros, abierto justamente por la página que se refería a
la persona que quería sanarse. El trabajo de Cayce era
bien sencillo: solamente tenía que leer esa página, su mi­
sión era como la de un transmisor de la información en­
tre dos mundos.
Contrariamente a lo que algunos creyeron, Cayce
nunca tuvo a su lado espíritus malignos o benignos que
lo ayudaran, estaba solo. Con lo único que contaba era
PREGÚNTALE A...

con una inteligencia y unos poderes paranormales supe­


riores, poderes recabados a lo largo de miles de años, de
varias vidas pasadas. Su fuente de información siempre
fue la misma. Cayce era siempre Cayce, o sea, nunca tuvo
un espíritu o un alma errante que se apoderara de él y
actuara a través de su cuerpo, por lo tanto, no era un mé­
dium en el estricto sentido de la palabra. Existen muchos
médiums que actúan a través de almas en pena o difun­
tos que no han logrado la paz. Estas almas pueden reen­
carnarse o manifestarse a través de los seres humanos, al­
gunas veces son almas colaboradoras, pero a menudo
ejercen como de parásitos de cuerpos humanos. Sin ir más
lejos, según el mismo Cayce, la mayoría de casos de lo­
cura, alcoholismo o droga se deben a la posesión del
cuerpo humano por parte de algún espíritu maligno que
se está vengando.
Pero todas las lecturas de Cayce, y esta es una hipó­
tesis aprobada por la ARE, se inspiran directamente en
la fuerza creadora de Cristo, entendido no como perso­
naje histórico, sino como fuerza cósmica eterna.

L a A R E (Association for Research and


Enlightenment)
La asociación de amigos de Edgar Cayce o ARE (Asso­
ciation for Research and Enlightenment) es una fun­
dación absolutamente legal y sin fines lucrativos. Se creó
EDGAR CAYCE

*5

en el año 1931 como resultado de los consejos que


Cayce llevaba dando desde hacía varios años. Su obje­
tivo es la investigación científica y espiritual de todas
las lecturas que él legó y que actualmente están archi­
vadas en la fundación para que las puedan consultar
quienes lo deseen. La ARE es depositaría de catorce mil
doscientas cuarenta y seis lecturas, fruto de los poderes
parapsicológicos de un único individuo, Edgar Cayce,
y del buen trabajo de su secretaria, Gladys Davis. La
fundación se ocupa de archivar, clasificar e investigar to­
dos estos documentos, más la correspondencia de Cayce
y los informes que dejó. El archivo está a disposición
de cualquier estudiante, psicólogo, médico o investiga­
dor que desee profundizar en su estudio. La ARE ac­
tualmente se encarga de celebrar seminarios, cursos,
conferencias, etc., para divulgar toda la sabiduría que
legó Cayce, así como también publica libros y catálogos
que difunden los conceptos y la filosofía de la reencar­
nación, de la medicina cayciana y de la energía para-
normal.

27
&

Las facultades psi


o facultades paranormales

Históricamente, el primer vestigio escrito de facultades psi


está en la Biblia: cuando Moisés volvió a Egipto para li­
berar al pueblo israelita, se presentó con su hermano Aa-
rón ante el faraón. Para que éste se convenciera de los po­
deres de Jehová, Aarón tiró a los pies del faraón el cayado
de Moisés, que al instante se convirtió en serpiente. Los
magos del faraón hicieron lo mismo, sin embargo, el ca-
yado-serpiente de Moisés logró devorar a todos los demás.
Según Cayce, las facultades psi son obra de Dios, po­
deres que Dios ha legado al hombre y que proceden de
El, para que sean aplicados según las leyes divinas, de lo
contrario fracasan, como ocurrió con los encantamientos
de los magos del faraón. Cayce lo explica con gran acierto:

C u a n d o utilizamos las fuerzas de nuestro interior


p ara servir a las Fuerzas Creativas y a Dios, es-

29
PREGÚNTALE A...

tamos usando esas fuerzas correctamente. Pero si


las empleamos para nuestros fines egoístas, las es­
tamos utilizando mal. Entonces llegamos a ser in­
cluso como el Hijo de la Perdición, lo llamemos
como lo llamemos.

Las facultades psi no son exclusivas de unos pocos pri­


vilegiados, toda persona las posee de modo latente. For­
man parte de la misma naturaleza humana, del don di­
vino, aunque la mayoría de personas no confían en estas
posibilidades o las desconocen y no logran desarrollarlas.
Las facultades psi forman parte del legado que las Fuer­
zas Creativas han depositado en el hombre. Si todos pu­
dieran hacerlas resurgir, el hombre se alzaría como un sa­
bio: conocería todas las vibraciones y todo el saber
cósmico del universo. Como cada alma es una porción
de Dios, cada una lleva en sí misma las facultades del
mismo Dios. Mientras estas se empleen en beneficio de
los demás, nunca resultarán dañinas, pero si se emplean
con fines egocéntricos, entonces se vuelven instrumen­
tos perversos.
¿En qué consisten estas facultades? Son, por ejemplo,
la videncia del tiempo pasado y futuro, la videncia a través
del espacio, la comunicación con los espíritus o seres de­
sencarnados, el chamanismo o la facultad de comunicarse
con los animales, plantas y todos los elementos de la na­
turaleza, incluidos sus espíritus; la telepatía, el magnetismo
(a través del cual se pueden desenterrar objetos escondi­

30
EDGAR CAYCE

dos); la interpretación y la ciencia de los sueños, así como


la curación a través de las manos, a través de la plegaria
o del pensamiento, entre otras.
Cayce siempre decía que el auténtico maestro (la per­
sona capaz de desarrollar sus capacidades psi) vuelca sus
poderes en favor de los demás, el maestro es quien ayuda
a los otros hombres a desarrollar por sí mismos estas fa­
cultades. El verdadero maestro psi debe empujar y guiar
hacia el conocimiento propio de dichas capacidades.
Debe estimular en los demás la ampliación y el libre em­
pleo de estos maravillosos atributos, para que un día cada
uno púeda llegar a ser independiente en sus poderes. Tra­
bajar en la búsqueda de estas facultades divinas que se
llevan dentro es algo importantísimo para el desarrollo
espiritual de cada uno:

E n tren a tu mente para llegar a ser consciente de


la divinidad que te habita y, sobre todo, no te dis­
minuyas, sino más bien aprovecha la ocasión para
glorificar esta divinidad presente en el fondo de ti.

Existen tres claves o trucos para acceder al mundo de las


energías psi.
La primera es la relajación corporal previa, sin la cual
es imposible penetrar en aquellos niveles espirituales que
están más allá de la materia física.
La segunda clave son los «soportes de mandas» o téc­
nicas que ayudan a desarrollar la escucha interior, puesto

3i
PREGÚNTALE A...

que cada uno posee una guía espiritual que es posible


atender. Todas las almas, en esta Tierra, están apoyadas
por unos ángeles que vigilan y cuidan el desarrollo po­
sitivo del alma. Estos ángeles pueden ser de gran ayuda,
pero hay que saberlos escuchar y comprender: en el co­
nocimiento profundo de uno mismo encontramos las vo­
ces y los signos de estos ángeles.
Por último, la tercera clave reside en el desarrollo de
los cinco sentidos en favor del sexto. Afinar los canales
de comunicación, no solamente aquellos que sirven de
puerta entre uno y la sociedad, sino también los que es­
tán entre el hombre y el mundo invisible.
Algunas prácticas concretas ayudan al desarrollo de
estas facultades, como por ejemplo, mirar un cirio en­
cendido mientras se está en un lugar oscuro y tranquilo,
confortablemente sentado. También con actividades tan
simples como estar recostado bajo un árbol en plena na­
turaleza; en esos momentos uno se vacía de pensamien­
tos y sólo mira atentamente. La plegaria y el rosario son
también otras dos inestimables ayudas. La recitación en
voz alta y clara del mantra om coordina los ritmos inte­
riores con los exteriores, abre el cuerpo a las energías cós­
micas y permite al espíritu elevarse por encima de lo fí­
sico. Toda conexión con las Fuerzas Creativas favorece
las facultades psi.
La intuición y la imaginación son dos actividades crea­
tivas que sacan al exterior lo mejor de cada uno y resul­
tan muy interesantes. Estas dos cualidades permiten rea­

— 32
EDGAR CAYCE

lizar la voz interior que a veces resulta tan escurridiza y


difícil de atender. Las personas que tienen más facilidad
para escuchar esta voz son quienes no están atrapadas en
o por la materia y, en cambio, confían en el espíritu. La
creatividad y la imaginación son actividades importan­
tes para la autocuración, la visualización, la creación ar­
tística o el sentido del humor.

I
L as auras

El cuerpo humano está rodeado de una aureola luminosa


en la que se puede leer cualquier estado o característica
de la persona: si sufre alguna enfermedad, si es bonda­
dosa, si está alegre o triste, si tiene un buen destino o
no... El aura rodea todo el cuerpo humano, pero es mu­
cho más intensa en la zona de la cabeza y los hombros,
donde se puede ver con más facilidad. La forma y el co­
lor son los motivos a interpretar. El aura está construida
por el espíritu, pero sus características también están
influidas por la nutrición y el entorno ambiental. Es el
reflejo de la suma de energías de la persona, y sus des­
tellos pueden tener diferentes colores a los que corres­
ponden distintas interpretaciones:

Siem pre que pienso en las personas, las relaciono


con sus auras; veo como van cambiando las au­
ras de mis amigos y demás seres queridos por la
PREGÚNTALE A...

enfermedad, el desaliento, el amor y la satisfac­


ción de sus deseos y esperanzas. Para mí, el aura
es la veleta del alma. Indica en qué dirección so­
plan los vientos del destino.

Estos son algunos ejemplos de los colores que se pueden


ver en el aura:

- Rojo: si en el aura se refleja este color, quiere decir que


la persona posee vitalidad y fuerza; si el rojo es oscuro,
tiene un temperamento nervioso, y si es rosáceo de­
nota inmadurez. El rojo es el color de la lucha y del
sacrificio, el color del planeta Marte.
- Naranja: es revitalizante, es el color del sol, de los fru­
tos de la tierra; la persona que tenga naranja en su aura
será una persona abierta a los demás. Si el color es vivo,
quiere decir control de sí mismo; si es oscuro, signi­
fica pereza.
- Amarillo: es el color del planeta Mercurio. Si el ama­
rillo es pálido, indica timidez; un dorado brillante es
sinónimo de salud y felicidad.
- Verde: este color da fortaleza, amistad, servicio. Es el
color de la fertilidad de la naturaleza y también el de
los médicos. Un verde esmeralda significa curación;
si tiende a azul, es que esa persona es de confianza.
Cuanto más amarillo, más débil es.
- Azul: el color del cielo, del espíritu y la plegaria; en
definitiva, quien posea este color tiene los pensamien­

— 34
EDGAR CAYCE

tos más elevados. Si el azul es pálido quiere decir que


esa persona es superficial; si es azul marino, una per­
sona muy trabajadora. El color corresponde al planeta
Júpiter.
— Blanco: es el color perfecto, hacia el que todas las per­
sonas deberían tender. Es el color del aura de Cristo,
el aura más intensa, luminosa y absoluta.

Al principio resulta difícil fijarse en el aura; primero,


uno tendría que entrenarse en esta especial observación.
Si se presta atención a los colores con que normalmente
visten las personas, se puede sacar bastante información
de cómo son. También sus modos de comportamiento
van directamente ligados a su aura: si una persona ríe
normalmente, sin duda llevará el amarillo en su aura;
si es una persona serena y tranquila, es que lleva el azul,
etc. Realizar asociaciones entre personas conocidas y di­
ferentes longitudes de onda de la luz (o sea, los colo­
res), al principio, puede ser como un juego, pero con
su práctica se agiliza una observación que resulta útil a
la hora de ver las auras.

L a numerología
Una de las técnicas para el desarrollo de la intuición es
la numerología. Los números pueden funcionar como in­
dicativo o señal que, en un momento dado, pueda ayu­

35
PREGÚNTALE A..

dar a tomar una decisión, sin caer por ello en su depen­


dencia. Cada individuo vibra con determinados núme­
ros, ya sea debido a la fecha de nacimiento, a su sonido
o a su significación... Cada «entidad» responde a números
determinados según su propia construcción espiritual.
Hay números que aparecen como una fuerza, otros como
una debilidad; algunos de ellos significan ayuda, otros
destrucción. He aquí algunos ejemplos simples de nu-
merología:

- Uno: da la fuerza, el poder, es la unión de las Fuerzas


Creativas.
- Dos: este número representa el fruto de la división y
la contradicción, es el paradigma de la debilidad.
- Tres: se mueve entre dos vertientes, entre la fuerza del
Uno y la debilidad del Dos.
- Cuatro: aporta más división y debilidad, ya que es el
doble del Dos.
- Siete: es el número espiritual, el número mágico por
antonomasia.
- Ocho: si las vibraciones de la persona atraen a este nú­
mero, significa que un cambio le va a suceder.
- Nueve: este número da fuerza y poder. Es el número
de los vencedores.

Las significaciones son únicamente indicaciones relati­


vas que dependen de cada persona y de factores como
las posiciones astrológicas, entre otros. Se puede saber el

36
EDGAR CAYCE

número de nacimiento de cada uno (aunque ya se ha ad­


vertido que existen circunstancias que alteran el simple
resultado) si se suman las fechas del nacimiento; por
ejemplo: una persona nacida el 8 de abril de 1956 su­
mará las cifras del año (3), luego sumará esta cifra a la
del mes (4) y a la del día (8). En total suma 6 y esta será
la base numérica en que su alma llegó al mundo. Luego
existen otros cálculos que permiten acercarse a la co­
yuntura de esa persona y a su futtíro.

L a vida astrológica
La astrología es otra de las facetas de Cayce, aunque de
forma muy sui géneris, puesto que en ella introdujo las
reencarnaciones y las estancias planetarias. Cayce parte
de la base de que cada alma elige su momento de naci­
miento (o de venida a la Tierra) según sean sus necesi­
dades para la óptima evolución espiritual. Los ciclos de
reencarnaciones están determinados según las posiciones
planetarias. Esto significa que, según sea la lección que
el alma debe aprender en el plano terrestre, ésta elegirá
determinado momento astrológico para su nacimiento.
La astrología, además, resume y refleja las anteriores en­
carnaciones, así como la vida de las almas en otros planetas.
Esta teoría, nada fácil de resumir, se debe fundamen­
talmente a que la progresión espiritual de las almas es pa­
ralela a la progresión de las mismas por el sistema solar.

37
PREGÚNTALE A...

Los planetas bajo cuyo influjo se ha nacido pueden


dar cierta inclinación a las tendencias del individuo. El
planeta que más influencia ejerce es el Sol y, a conti­
nuación, los que más cerca están de la Tierra (Mercurio,
Venus, Marte). Pero ante cualquier influencia planeta­
ria prima, sin lugar a dudas, el libre albedrío con que Dios
dotó a cada alma. La voluntad humana es superior al peso
de los planetas. La misma «entidad» es quien se gobierna
a sí misma, la única responsable. Dios no juzga, no con­
dena, no castiga. Gracias a la libertad que le fue confe­
rida por el Creador al principio de los tiempos, el alma
se organiza a sí misma según su propia sinceridad y amor
hacia Dios. El alma decide sus estancias planetarias se­
gún sus necesidades de progresión espiritual.
Los signos del zodíaco son una síntesis de las doce lec­
ciones básicas que deben aprenderse del cosmos; sin em­
bargo, la astrología de Cayce dista mucho de ser deter­
minista. Aporta toda una nueva y rica significación a la
relación entre el hombre y los planetas:

S e debería comprender que es la estancia hecha


por el alma en uno de estos lugares planetarios,
más que las posiciones natales de los planetas, lo
que ejerce una influencia [...]. Una entidad no está
influida sólo por el hecho de que su Luna esté en
el signo de Acuario, o de que su Sol esté en C a ­
pricornio, o de que Venus esté en tal o cual casa
o signo [...]. No. Estas posiciones celestes son im­

38
EDGAR CAYCE

portantes para la entidad a causa de una estan­


cia que ella ha hecho allí en tanto que alma. He
aquí como los planetas tienen la influencia más
fuerte sobre una entidad que habite la Tierra.

Cayce explica el carácter y el destino del hombre según


la relación entre los planetas y la experiencia de su alma.
Cada planeta aporta determinada sabiduría, pero es prin­
cipalmente en la Tierra donde se encuentra todo lo que
es necesario aprender. En la Tierra se debe hacer valer la
suma de los conocimientos que el espíritu, ya ha apren­
dido en otras esferas. Las reencarnaciones en la Tierra son
especialmente importantes porque ponen a prueba to­
das las vibraciones (o enseñanzas) que se han recibido
conforme a las vibraciones del Universo, esas enseñan­
zas se practican y resumen a través de la carne.

C u a n d o el individuo se encarna sobre la Tierra,


ya ha podido haber pasado por todas las otras es­
feras planetarias una vez, dos veces o más. Estos
cambios tienen por objeto aportarle experiencias
que le permitan comprender cada tipo de relación,
expresada en su esfera específica. Sobre la Tie­
rra, las encontramos todas juntas.

Cada entorno planetario se adecúa a determinados ras­


gos de cada alma, por eso cada una sigue una progresión
según las enseñanzas que le conviene seguir. Cuando un

39
PREGÚNTALE A...

alma va a Mercurio, por ejemplo, es que tiene algo que


aprender en relación con la inteligencia; en cambio, si
va a Marte, recibe una lección acerca de la agresividad y
la cólera; si llega a la Tierra, estará en contacto con todo
lo relacionado con la carne (ya que habrá reencarnación).
Si el alma va a Venus, será por cuestiones amorosas; a
Júpiter irá para saber algo más acerca de la fuerza; a
Urano, para desarrollar sus facultades psi, etc.
El Sol y la Luna son también astros que influyen en
la vida y el destino del hombre; son complementarios,
como el yin y el yang. Mientras el Sol representa la vida,
la Luna indica los cambios (o la muerte, entendida como
final de algo y comienzo de otra cosa). La luna permite
una comunicación fluida con los seres desencarnados o
espíritus.
Una vez las almas han aprendido todas las lecciones
(vibraciones) cósmicas, ya pueden liberarse y salir del sis­
tema solar hacia otras galaxias. Cayce siempre hablaba
de la importancia del sol Arturo, el astro que limita nues­
tro universo con otras galaxias. Arturo es la estrella más
grande de la constelación de Boyero, un importante cen­
tro energético de nuestro sistema. Las almas que han te­
nido la «suerte» de haber estado allí, poseen un aura de
especial brillantez, inteligencia, fuerza y poder. Cayce de­
cía: «para el alma que ha estado en Arturo es triste vol­
ver a las tres dimensiones de la Tierra».
En la Biblia aparece un resumen muy esquemático de
todo el proceso por el que las almas buscan la perfección

— 40
EDGAR CAYCE

y la aproximación a Dios. En ella únicamente se men­


ciona el cielo, el infierno y el purgatorio, adonde van a
parar las almas después de la muerte. Cayce afirmaba que
tanto el cielo como el purgatorio representan el ciclo que
el alma sigue en aras de su aprendizaje y perfecciona­
miento, representan el viaje que las almas realizan a tra­
vés de los distintos planetas, incluida la Tierra.

L os sueños como facultades psi

L o s sueños son la correspondencia física de las


fuerzas cósmicas y el subconsciente, y ofrecen
aquellas experiencias al cuerpo-mente para su
desarrollo.

Los sueños son experiencias naturales que vienen dadas


por Dios como vía de conocimiento de nosotros mismos.
Los sueños son la expresión del subconsciente y reflejan
las actividades del alma, aunque algunas pesadillas se de­
ben a causas físicas, como por ejemplo, a indigestiones,
al cansancio, etc. Los sueños caracterizan estados men­
tales y dan lecciones espirituales. Pueden guiar el destino
de los hombres, hacer advertencias y predecir el futuro.
Cayce realizó seiscientas lecturas videnciales sobre sue­
ños, algunas referidas a sueños propios. Las lecturas eran
siempre sobre sueños concretos. A través de uno, por

41
PREGÚNTALE A...

í*

ejemplo, tuvo la premonición del crac de la bolsa de


Nueva York en 1929, gracias a lo cual libró a unos agen­
tes de bolsa de ir a la ruina.
La dificultad de la interpretación de los sueños radica
en que cada individuo tiene ciertas claves o cierto len­
guaje intransferible. Pero existe un lenguaje genérico que
es válido para la mayoría. Así, por ejemplo, si se sueña
con medios de transporte, significa que uno se está refi­
riendo al propio cuerpo; soñar con la muerte puede ser
simplemente la señal de un cambio; las pesadillas suelen
ser descargas de la tensión que se ha llevado a cuestas du­
rante todo el día... Hay un simbolismo genérico que va­
ría según las tradiciones y según el inconsciente colec­
tivo de cada país y grupo humano; y hay un simbolismo
particular que cada uno debería investigar para conocerse
a sí mismo con mayor profundidad.
Existen técnicas para saber interpretar los sueños:
cuando uno se levanta por la mañana puede hacer un re­
paso e intentar retener lo que sueña. También va bien
escribirlos y repasarlos antes de ir a dormir. La medita­
ción y la plegaria antes del sueño son positivas para me­
jorar el control del subconsciente. Cuando se lleva un
tiempo haciendo este tipo de ejercicios se aprenden las
claves personales del lenguaje simbólico del subcons­
ciente, incluso, uno puede empezar a autosugestionarse
en sus sueños con la finalidad de interrogarse a sí mismo
acerca de hechos, situaciones o personas de las que de­
searía saber más cosas. Los sueños son instrumentos úti-

42
EDGAR CAYCE

les que, cuando se logran conocer, resultan guías de con­


sulta excelentes. Los sueños pueden describir vidas an­
teriores y ayudan a aclarar las interrelaciones humanas y
sus problemas.
El sueño es la frontera entre el mundo material y el
espiritual; en esos instantes, el consciente deja paso al pre­
dominio del inconsciente y se facilita la comunicación
con el mundo espiritual. A través de los sueños es posi­
ble comunicarse con los seres que han muerto. La muerte,
al fin y al cabo, es sólo una transición de la vida mate­
rial a la espiritual, para luego, tarde o temprano, volver
a reencarnarse en otra vida. La muerte supone el paso
por el cual la consciencia atraviesa terreno divino. Con
la muerte se destruye el cuerpo, pero la conciencia es in­
destructible ya que pertenece a Dios. Durante la transi­
ción entre vida y vida, la conciencia retorna a Él.
El sueño sirve para algo, además de descansar la mente
y los músculos corporales. La mente subconsciente es
mucho más poderosa que la consciente y durante el sueño
nocturno repasa todo lo que de día ha pasado por el cons­
ciente. En este repaso, el subconsciente escoge y filtra lo
que pudieran ser advertencias o mensajes, todo lo que
puede llegar a ser de utilidad en un futuro:

E l sueño es el momento en que el alma revisa


aquello en lo que ha actuado entre un periodo de
reposo y el siguiente; hace comparaciones, por
así decirlo, que producen armonía, paz, alegría,

43
PREGÚNTALE A...

amor, tolerancia, paciencia, amor fraterno y


amabilidad: frutos del espíritu; u odio, palabras
duras, pensamientos crueles y opresiones, que son
frutos de Satanás. El alma que sueña, aborrece
aquello por lo que ha pasado o bien entra en la
alegría de su Señor.

Cayce distinguía cuatro tipos de sueños:

- Los que son consecuencia de una reacción por pro­


blemas somáticos: alimentación inadecuada, pesadez
gástrica, falta de ejercicio, régimen de vida poco sano,
etcétera.
- Los de autoobservación, o sea, fruto de los deseos, las
expectativas o frustraciones, los conflictos entre el bien
y el mal o los problemas familiares o profesionales...
- Los de percepción videncial, por los cuales se vislum­
bra una situación futura.
- Los de orientación espiritual, que indican las accio­
nes, comportamientos o pensamientos adecuados para
el bien del alma.

Una vez, la secretaria de Cayce, Gladys Davis, le preguntó


cómo se cumplen los sueños, pues ella había tenido uno
que resultó realidad: pudo ver con sus propios ojos una
habitación, decorada tal y como la había visto en sue­
ños y con las mismas personas en su interior. Cayce le
respondió que las leyes de causa y efecto son inmutables:

44 -----
EDGAR CAYCE

C u a n d o el pensamiento, el propósito, el objetivo


y el deseo son puestos en marcha por la mente, el
resultado es cierto y fijo, por lo tanto, previsible.
Pues su fin se ha establecido en aquello de lo que
El, el D ado r de los Cielos y de la Tierra y de las
cosas que hay en ellos, ha establecido su fin.

La interpretación adecuada de los sueños puede resul­


tar un instrumento muy útil para la persona, es una
forma más de hacer consciente una percepción extra-
sensorial, una manera de ejercitar técnicas como la te­
lepatía, la clarividencia y la premonición. He aquí al­
gunas muestras de la simbología de los sueños según
Edgar Cayce:

- Agua: significa la fuente de la vida, el espíritu y el in­


consciente.
- Barco: representa el viaje incierto de la vida, la vida
corporal.
- Ira: puede ser un acto de limpieza o bien de destruc­
ción.
- Hojas secas: representan los excrementos corporales,
escoria y suciedad.
- Barro, cieno, hojas enredadas: necesidad de purifica­
ción y limpieza.
- Figura desnuda: estar abierto o expuesto a la crítica.
- Pez: símbolo de Cristo.
- Animales: fase del ser, según los sentimientos que el

45
PREGÚNTALE A...

í*

individuo tiene respecto a cada animal. Sentimientos


que dependen también de la cultura o la raza y la so­
ciedad en que se está inmerso.
- Casa: representa el mismo cuerpo humano, el habi­
táculo físico del alma.
- Perder el tren o el autobús: necesidad de darse prisa
en reordenar la vida propia.
- Giro hacia la derecha: haber tomado el camino co­
rrecto en una decisión o actuación.
- Giro a la izquierda: haber tomado el camino inco­
rrecto.
- Un solo zapato: una base poco sólida sobre la que ci­
mentar alguna nueva empresa de la vida.
- Alambre de espinos o carretera muy accidentada: ad­
vertencia de que existen graves dificultades en el
camino.
- Conejo: timidez ante alguna situación, o bien algo re­
lacionado con el sexo.
- Muro: falta de amplitud de miras, representa un obs­
táculo ante nuevas ideas.
- Cruzar un río o arroyo: emprender un nuevo proyecto
en el que hay ilusión.
- Niño pequeño: es el comienzo de una nueva etapa que
romperá con todo lo anterior.

Para dar una idea de cómo Cayce interpretaba los sue­


ños, este es un ejemplo en el que una mujer madura, muy
preocupada, describe el sueño que tuvo:

46 -----
EDGAR CAYCE

M i marido, su madre y yo vivíamos juntos en


una casa en Nueva Jersey. O í muchos disparos y
agitación. Todas las ventanas de nuestra casa es­
taban abiertas, afuera llovía y había tormenta.
N os apresuramos a cerrarlas y a echar el pestillo.
Al parecer, un terrible hombre salvaje recorría la
ciudad disparando y alborotando mucho, y la po­
licía lo perseguía.

Cayce explicó a la mujer que el alboroto y la tormenta


estaban, en realidad, dentro de sí misma, era ella quien
estaba agitada en su fuero interno. La mujer había es­
tado reprimiendo toda esa excitación, pero su tempera­
mento descontrolado no la ayudaba precisamente. El
sueño era la advertencia de que le convenía corregir su
propio carácter, que debía controlar y hacer más posi­
tivos sus sentimientos.

47
&

Los pilares de la medicina holística

Con respecto a la salud, Cayce afirma, sencilla y ro­


tundamente, que la mente y el espíritu construyen, una
a una, las células del organismo. Y por esta simple ra­
zón, debido a que todas las enfermedades tienen un ori­
gen mental, también pueden curarse mediante los me­
canismos de la mente y del espíritu.
La fe y el optimismo son dos condiciones indispen­
sables para vivir una vida sana, para que el cuerpo no de­
genere en enfermedad. Cayce decía que «nos convertimos
en aquello que pensamos», todas las enfermedades están
absolutamente relacionadas con la mentalidad.
La medicina holística de la que Cayce fue importante
precursor, aúna la totalidad del hombre en una entidad
indisociable cuyos órganos y actividades mentales o es­
pirituales están íntimamente relacionados. Existen tres
cuerpos que deben cuidarse a la vez: el cuerpo espiritual,
el cuerpo mental y el cuerpo físico.

49
PREGÚNTALE A...

?f

El cuerpo espiritual es el alma, la conciencia de la exis­


tencia, la eternidad. Es en este plano en el que el hom­
bre aprende a relacionar y coordinar su existencia (su
alma) con los otros dos cuerpos.
El cuerpo mental es aquella energía directriz que se
aplica en los sentimientos, emociones y en cualquier ac­
tividad del pensamiento. Por último, el cuerpo físico es
la materialidad del hombre y le permite actuar en la Tie­
rra en las tres dimensiones de que dispone.
En realidad, estos tres cuerpos son uno solo: como
Dios, el Hijo y el Espíritu Santo. Si los tres logran sin­
cronizarse y aunarse de manera que actúen en conso­
nancia, entonces la energía en cualquier actividad hu­
mana es superior. La unión de las tres fuerzas repercute
hacia la perfección y hacia la divinidad.
Dada la importancia que tiene este sentido holístico
del ser humano, Cayce siempre empezaba sus lecturas con
una descripción psicológica y espiritual del paciente, su
relación con el plano astrológico y con sus vidas ante­
riores: todo el bagaje espiritual y mental que cualquier
persona tiene tras de sí. Finalmente, Cayce terminaba las
lecturas con la explicación física de los males que aque­
jaban a la persona. Las lecturas tenían como principal ob­
jetivo tratar de reconducir hacia un mismo plano las tres
vertientes, que se habían distanciado entre ellas.
Existen ciertos puntos corporales importantes a tra­
vés de los cuales se manifiestan tanto la mente como el
espíritu o lo físico. Cayce estimaba que, en las glándu­

- 50
EDGAR CAYCE

las, reside el punto de contacto entre los tres cuerpos: el


espiritual, el mental y el físico. Toda enfermedad, así
como toda sanación, necesariamente había de pasar por
ellas. El sistema glandular es el eje desde el que cualquier
actividad humana (sea psíquica o física) ha de arrancar.
Las glándulas están directamente influidas por el alma,
por la conciencia de la existencia y el Creador y, por lo
tanto, son las que ordenan el rejuvenecimiento o el en­
vejecimiento de cada célula del organismo. Toda la ener­
gía espiritual pasa a través de ellas y se manifiesta me­
diante las reacciones mentales o físicas.
Los centros glandulares mayores son: la glándula pi­
neal (en el cerebelo), la pituitaria (en la nariz), el timo
(entre el esternón y la tráquea), el tiroides (en el cuello),
las glándulas suprarrenales (encima de los riñones), las
células de Lyden y, por último, las gónadas masculinas
y femeninas. Cada una se corresponde con determinada
función; además, se relacionan directamente con un pla­
neta concreto, con un signo astrológico y un elemento
de la Tierra. Las correspondencias con los planetas no
significan que éstos influyen unidireccionalmente sobre
el hombre, sino más bien al contrario: es el hombre quien
tiene cabida en el universo como una de sus auténticas
y más importantes creaciones.
La glándula pituitaria, que es la situada más arriba en
el cuerpo humano, se relaciona con la luz y con el pla­
neta Júpiter. La glándula pineal es la clave por la que se
forma el embrión en el seno de la madre. La glándula
PREGÚNTALE A..

tiroides se acciona en cualquier toma de decisión y se re­


laciona con el planeta Urano. El timo corresponde al co­
razón y al planeta Venus. Las glándulas suprarrenales per­
tenecen a Marte y suponen el centro emocional de la
persona. Las células de Lyden aportan el equilibrio en­
tre la energía masculina y la femenina, son del planeta
Neptuno. Y las gónadas son el motor del cuerpo físico,
a ellas corresponde Saturno.
Cayce profundiza mucho más sobre las glándulas que
segregan las hormonas del organismo. Constituyen una de
las creaciones más indispensables y estratégicas del cuerpo
humano y se conforman en orden a otra de las mayores
creaciones de las fuerzas cósmicas: el padrenuestro. Según
Cayce, cada una de las glándulas mencionadas se relaciona
muy íntimamente con cada uno de los versos del padre­
nuestro. Por ello, la meditación y la plegaria son dos ins­
trumentos que favorecen la estimulación y la apertura de
las glándulas endocrinas: la recitación de forma reflexiva
y meditativa del padrenuestro constituye un ejercicio es­
piritual que cura y estimula las glándulas enfermas. En­
tonces es cuando la mismísima fuerza de Dios actúa
dinamizando estas partes tan sustanciales del organismo.
La glándula pituitaria corresponde a la palabra «cie­
los» del padrenuestro; la pineal, a la palabra «nombre»;
el tiroides, a la palabra «voluntad» del tercer verso de la
oración; el timo corresponde a la palabra «mal», y así su­
cesivamente se encuentra la relación entre cada una de
las partes de la plegaria y las glándulas corporales.
EDGAR CAYCE

La lectura del padrenuestro, pues, repercute positi­


vamente tanto a nivel mental como físico, es una acti­
vidad que aúna la totalidad de los tres cuerpos en un solo
ente existencial, por lo que es muy recomendable adquirir
dicha práctica de forma rutinaria.

L a enfermedad, producto del pecado en todas


sus formas
Cayce se refería al pecado en el sentido de cualquier trans­
gresión de las Leyes Cósmicas o Universales, de la vio­
lación de la fuerza de la creación y la vida. La enferme­
dad es un reflejo de aquellas acciones o pensamientos que
actúan contra la naturaleza divina:

T o d a enfermedad es pecado, no necesariamente


del momento, de la forma en la que el hombre
cuenta el tiempo, sino como fragmento de una ex­
periencia global. Som os psíquicamente lo que he­
mos digerido en nuestro cuerpo físico. No somos
mentalmente lo que pensamos [...], y somos es­
piritualmente lo que hemos digerido en nuestro ser
mental.

El pecado puede provenir de vidas anteriores, pero sus


consecuencias (como, por ejemplo, las enfermedades) se
pueden recibir en vidas futuras. Las leyes cósmicas no sólo
PREGÚNTALE A...

rigen el exterior sino que se encuentran en el interior de


cada ser. Cuando estas leyes, esta naturaleza que lleva con­
sigo la luz y la verdad de la vida, son violadas, aparece
el trastorno o la enfermedad en el cuerpo físico.
Para curarse de cualquier enfermedad es muy im­
portante estar activamente predispuesto: mantener una
actitud positiva en relación a la evolución favorable del
mal. Un primer paso hacia la curación consiste en que
el mismo enfermo sea quien visualice su propia progre­
sión positiva hacia la sanación. Es desde la cabeza que
todo crece o muere.
Una de las causas más importantes de enfermedad es
el miedo. Esta emoción tan primaria es la que provoca
mayores tensiones y sufrimientos en el ser humano y
causa tremendas enfermedades cuyo origen resulta in­
descifrable para la mayoría. El miedo es una sensación
que se extiende cada vez más: se teme a lo desconocido,
a lo que pensarán, a lo que dirán, se tiene miedo de las
personas cercanas, a la insuficiencia material, a la insu­
ficiencia espiritual... ¡hasta de uno mismo se tiene miedo!
La cólera es otro de los venenos que azotan a la hu­
manidad, se trata de un estado de ánimo que estropea
terriblemente el cuerpo y la mente y es nefasta para la
salud, ya que puede desembocar en serias alteraciones de
los órganos.
También la hipocresía es otra de las razones por las
que aparecen graves desequilibrios en el organismo.
Todos estos estados de ánimo en los que el hombre
EDGAR CAYCE

queda atrapado, lo alejan de las leyes cósmicas y de los


ideales de El, del Creador; por esta razón la vida se aleja
de la fuente de la vida, degenera hacia la enfermedad, se
suceden las mutaciones físicas en formas que no corres­
ponden a la verdadera información y al auténtico modo
de ser.
El remedio que Cayce propone para evitar en lo po­
sible la caída en las redes de estos sentimientos y emo­
ciones que generalmente contaminan al ser humano, es
la purificación:

S i reconoces en ti mismo lo que es la Verdad, es


decir, lo que ha sido revelado por la conciencia
crística, cambiarán tus actitudes mentales para
contigo mismo, hacia los demás y para con el
mundo que te envuelve. E s entonces cuando ve­
rás los cambios que se producirán en tu cuerpo
físico, en tu organismo, puesto que también a ti,
Él te dijo en tiempos antiguos: «¡Ve a lavarte y a
volverte limpio de todo!».

Cuando se está limpio de impurezas y de contaminación


es cuando se está dispuesto a recibir de lleno la completa
energía crística. Las mutaciones y transformaciones a que
el hombre no deja de someterse, le llevan a la decrepi­
tud y la enfermedad, mientras su mente y su cuerpo se
alejan de los fundamentos de la vida.
La vejez y la consunción del organismo son producto
PREGÚNTALE A.

de la incompleta eliminación de todos los residuos que


pasan por el cuerpo. La gran mayoría de los alimentos
que el hombre ingiere aportan toxinas al organismo y su
eliminación parcial es lo que provoca la degeneración ce­
lular. El organismo en sí mismo sería «inmortal» si su des­
contaminación fuera absoluta, pero esto es muy difícil
(aunque no imposible); el cuerpo tiene suficientes me­
canismos de regeneración para reproducir tantas veces
como sea necesario cada una de las células, pero cuando
éstas se dañan debido a la intoxicación, se deterioran. El
equilibrio entre lo que se asimila y lo que se desecha es
la clave de la longevidad. La purificación es un paso fun­
damental que debe llevarse a cabo periódicamente para
poder sentir las energías cósmicas.

L a curación psi
La curación psi puede darse mediante las manos, así
como a través de la voz o la mirada. El trasfondo de la
curación psi reside en la energía espiritual que se emplea
en dirección a un enfermo. Esta energía es una fuente
de vida que todas las personas poseen, pero que es ne­
cesario aprender a usar. La fuerza creadora de Dios mora
tanto en el interior como en el exterior de cada indivi­
duo, por lo tanto, esta energía que puede manifestarse
desde el fondo de cada conciencia; es la que tiene el po­
der suficiente para rehabilitar a personas que no están en
EDGAR CAYCE

equilibrio, que son impuras (o sea, que están enfermas).


La fuerza de la curación psi proviene de las vibraciones
espirituales que recorren todo el cuerpo y se pueden irra­
diar a través de las manos, la voz o la simple mirada, así
son de poderosas. Las vibraciones son la misma concien­
cia de Cristo, la fuerza del Universo y de la Creación. El
cuerpo humano es un receptáculo en el que convergen
las energías crísticas, energías con un gran poder revita-
lizador. Cuando el individuo se conciencia, activa esta
energía que antes era incapaz de notar.
El paso previo a cualquier sanación es la fe. La me­
ditación tiene aquí un importante papel: une la vertiente
física y la mental con la espiritual. En la meditación uno
alcanza a conocer cuál es su relación con Él. Su práctica
sirve para despejar el camino hasta esta unión, consiste
en purificar cualquier mal que dificulte el paso hacia la
conciencia creadora y única. La plegaria en la medita­
ción es una forma de sincronizar los tres cuerpos, que si
están disociados provocan disfunciones de innumerables
tipos.
Una de las prácticas más asombrosas y efectivas que
se llevan a cabo en la ARE es, precisamente, la curación
psi a través de la voz. Los enfermos llegan a la funda­
ción, ponen su nombre y firma en un papel y afirman
su fe en su próxima curación. En los grupos psi de la
ARE se forman unos corros para orar en favor de estas
personas que necesitan salvarse, y en el centro (coloca­
dos en fila), unos cuantos miembros no cesan de repe­

57
PREGÚNTALE A..

tir los nombres, una y otra vez, de quienes han acudido


al centro con la voluntad de curarse. Estas simples ce­
remonias, que se desarrollan durante aproximadamente
una hora, son verdaderos torbellinos de energía cósmica
que envían, gracias a la meditación y la oración, todas
sus fuerzas hacia quienes las necesitan. El enfermo ni
siquiera está presente, no se le interviene ni se le toca,
ni siquiera se le reconoce, solamente se le invoca. El
nombre del enfermo lo es todo: es la vibración de todo
su ser, representa mucho más que una simple palabra,
es la invocación de la totalidad de un organismo y una
mente, de un alma que pide ayuda. La nominación es
un reencuentro con la entidad aludida, el espacio y el
tiempo no importan. La persona nominada recibe de
esta forma todo el amor y todo el poder del pensa­
miento que posee el conjunto del grupo psi.
Respecto a los grupos de trabajo, Cayce hacía una ad­
vertencia: aseguraba que las curaciones a partir de los gru­
pos eran positivas, siempre y cuando el grupo canalizara
sus energías provenientes de Dios hacia un conjunto to­
tal que ayudara a aquellas personas enfermas. Cayce in­
tentaba prevenir contra el sectarismo y recordaba que la
fuerza del grupo es la fuerza que la Ley Cósmica ha dis­
puesto para cada uno de los seres humanos. Así pues, el
grupo no es una fuerza sobrenatural o exclusiva y no debe
erigirse como una entidad superior gracias a la capaci­
dad de sus poderes, sino que es un simple transmisor que
debe limitarse a amplificar las potencialidades indivi­

58
EDGAR CAYCE

duales en una sola fuente más potente. Cayce advertía


que las fuerzas no son propiedad exclusiva del grupo, y
que éste no es otra cosa que una fuente más de energía.

L a s medicinas blandas de Cayce


Cayce tenía pacientes de todo tipo, pero sobre todo ve­
nían a él aquellos que habían agotado todos los recursos
convencionales: personas desesperadas que todo lo ha­
bían probado y nada les había funcionado. Sorpren­
dentemente, Cayce las ayudaba a salirse de su enferme­
dad o problema, siempre que siguieran sus consejos al
pie de la letra y no vinieran ya en fase terminal. En va­
rias ocasiones se las tuvo que ver con enfermedades in­
curables, como algunos tipos de cáncer.
Una de las características más relevantes de todos los
remedios medicinales de Cayce es que ninguno supone
una cura o medicina agresiva y desagradable. Los enfer­
mos pueden estar contentos', los consejos de Cayce son fre­
cuentemente agradables para el cuerpo y todos tienen sus
resultados positivos. Nunca aconsejó la cirugía, en su lu­
gar realizaba verdaderos milagros alquimistas. Reco­
mendaba medicamentos en desuso, de aquellos que ha­
bían quedado olvidados en la botica del abuelo, y sacaba
recetas y preparados de los que sólo quedaban vestigios
en los libros más antiguos del farmacéutico. Uno de estos
remedios sorprendentes y muy utilizado por Cayce es el

59
PREGÚNTALE A..

cloruro de oro, que ofrece excelentes resultados para el


reumatismo, el rejuvenecimiento y los órganos con fun­
cionamiento deficiente (además, alivia el dolor y acelera
la curación de heridas, llagas y quemaduras).
Otra de las características sobresalientes de los con­
sejos caycianos para la salud es que se sustentan sobre
múltiples métodos. Cayce tiene un enorme compendio
de remedios de muy diversa naturaleza: masajes, cata­
plasmas, brebajes, osteopatía, cromoterapia, aromatera-
pia, musicoterapia, gemoterapia, etc. Todos tienen su
base común en los recursos de la madre naturaleza, ya
sea a partir de las plantas, de los minerales, de la luz, de
la mecánica... A pesar de la variedad de disciplinas y
métodos, se puede concluir que la medicina física de
Cayce responde a cuatro conceptos básicos:

- Lograr el aumento de la circulación sanguínea y lin­


fática.
- Procurar una perfecta eliminación de toxinas.
- Ayudar a la completa asimilación de alimentos, agua
y oxígeno.
- Llevar una alimentación correcta que respete las ne­
cesidades corporales.

Para Cayce, la eliminación resulta uno de los procesos


clave del cuerpo humano; se lleva a cabo gracias a la ac­
ción conjunta de varios órganos: los riñones, los intes­
tinos, la piel y los pulmones. Cayce creía que gran parte

6o
EDGAR CAYCE

de las enfermedades se debían a procesos incorrectos de


eliminación, por eso es necesario purificar el cuerpo cons­
tantemente, por fuera y por dentro, para que así se des­
poje de toda enfermedad. Las mejoras en la eliminación
se pueden conseguir a través de muy variados métodos:
compresas calientes, baños de vapor, friegas, curas de
ayuno, ejercicio físico, etc.

L a ingestión de alimentos como medicina

Cayce daba una enorme importancia a todo lo que se


come y a la manera de comer y siempre advertía: «es me­
jor no comer nada que comer cuando se está alterado»,
ya que, si se hace así, la asimilación siempre es buena,
de forma que se facilita su eliminación. La alimentación
únicamente resulta correcta cuando se tiene «conoci­
miento», al contrario de lo que ocurre cuando uno come
mientras está alterado, nervioso o aburrido.
Los alimentos pueden convertirse en excelentes me­
dicinas, o bien en tremendos intoxicadores. Tienen dos
potencialidades: sus propiedades y la manera en que se
ingieren y se eliminan, cosa que afecta en gran medida
al efecto que tienen sobre el cuerpo humano. La toxici­
dad de los alimentos dependerá, en parte, de cómo ac­
túa el cuerpo con ellos, y esta actuación puede ser mo­
dificada por el mismo individuo. Para conseguir una
buena eliminación después de las digestiones, Cayce pro­

61
PREGÚNTALE A...

pone tomarse un vaso de agua templada después de las


comidas, lo cual ayuda a limpiar el tubo digestivo y los
intestinos de cualquier impureza.
Tan importante como cuidar lo que se come es, tam­
bién, cuidar la manera de comer. Hay alimentos y for­
mas de cocinar recomendables, pero otras deben evitarse
por completo. Por ejemplo, deben evitarse todo tipo de
frituras y, en su lugar, cocinar los alimentos al vapor,
hervirlos o asarlos. La cocción al vapor o en recipientes
de barro o cristal es mucho más sana que cuando se
cpcina en aluminio o metal. En cuanto al tipo de alimen­
tos, es necesario restringir el consumo de grasas animales
y azúcares; hay que disminuir el consumo de carnes gra­
sas (sobre todo de cerdo) y consumir carnes ligeras: de
ave, de cordero, o pescado. Recomendaba la leche (sin
endulzar) y sus derivados, aunque debían evitarse las
mantequillas. Al mismo tiempo se debía aumentar el con­
sumo de verduras, frutas y hortalizas frescas (sobre todo
crudas). Cayce estimaba en mucho los mariscos por su
alto contenido en yodo; decía sobre las ostras y las al­
mejas que es mejor comerlas crudas para aprovechar sus
propiedades. Los mariscos tonifican la glándula tiroides.
Además, aconsejaba evitar las conservas de todo tipo, así
como los congelados o cualquier alimento refinado o
procesado.
Según Cayce, los alimentos pueden separarse en dos
categorías, dependiendo de si son ácidos o alcalinos. Re­
comendaba los alimentos que aportan alcalinidad al or­

----------- —- ----- 62 — —
EDGAR CAYCE

ganismo, o sea vegetales, y suprimía los alimentos que


aportan acidez: la carne, el azúcar, las féculas y los con*
dimentos. Las combinaciones de alimentos ácidos con
feculentos son especialmente nefastas, como por ejcm«
pío, patatas y carne.
Cayce recomendaba el ayuno parcial de unos cuan­
tos días, compuesto por un solo alimento. Era partida­
rio de los ayunos parciales porque ayudan a desintoxi­
car el organismo y regulan el paso de los alimentos por
el tubo digestivo, arreglan los problemas de estreñi­
miento, la mala digestión y la pesadez de estómago. Acos­
tumbraba a recetar curas de zumos de tres a cinco días,
de manzana, uva o leche con plátano. Al final del ayuno
recomendaba tomarse media taza llena de aceite de oliva
para conseguir una limpieza total. El aceite de oliva tiene
que ser virgen, o sea, extraído de la primera presión en
frío, así es más natural y guarda mejor sus propiedades.
En las lecturas físicas de Cayce se recurre a menudo
al reino vegetal para las composiciones de sus remedios.
Muchas veces daba los nombres científicos de las plan­
tas que debían utilizarse en los preparados. En ocasiones,
los farmacéuticos se volvían locos para encontrarlas por­
que ni siquiera ellos las conocían. Algunas especies eran
poco usuales, otras, solamente corrientes en la cultura in­
dia. Tanto las plantas como los alimentos naturales re­
presentan las píldoras de sus recetas. Recomendaba, por
ejemplo, el verbasco, cuyas infusiones a partir de sus ho­
jas sirven para mejorar la circulación, las hemorroides o

63
PREGÚNTALE A...

las varices, y se pueden usar también como cataplasma.


Las almendras son las «píldoras» más efectivas contra el
cáncer.

L a s mil y una curaciones


Podemos resumir rápidamente los métodos más destaca­
dos de las medicinas blandas de Cayce, como por ejem­
plo las cataplasmas, uno de los sistemas que más utilizaba.
Las recomendaba frecuentemente de uva, de piel de patata,
de arena caliente... La absorción a través de la piel cons­
tituye una forma suave y agradable de curar los órganos
enfermos. Las compresas de aceite de ricino son ideales
para acelerar el flujo linfático (la escasa circulación linfá­
tica contribuye a la intoxicación del cuerpo) y alivian la
tensión del sistema simpático (el sistema simpático siem­
pre reacciona cuando las personas se enfadan o se emo­
cionan). Las cataplasmas de arcilla son imprescindibles para
reponer en el cuerpo algo tan importante como los oli-
goelementos. El agua marina puede también aportarlos,
así como el pescado y el marisco, que él tanto apreciaba.
El agua es otra de las principales protagonistas de la
medicina cayciana. Los baños de toda clase procuran una
limpieza a fondo del organismo. Las aguas termales apor­
tan ciertos elementos necesarios para el cuerpo; el calor
y el efecto beneficioso de los baños previenen el reuma­
tismo y favorecen el funcionamiento glandular. Solía re­
EDGAR CAYCE

comendar los baños con aceites esenciales, almidón, sal­


vado o harina de mostaza.
Los baños de vapor son beneficiosos porque la suda­
ción ayuda a eliminar las toxinas que la piel acumula. La
respiración, la sudación y la eliminación de desechos son
las principales vías por las cuales el cuerpo trata de desem­
barazarse de los elementos tóxicos que albergan enfer­
medades potenciales. No se puede olvidar lo más im­
portante: el agua es para beber y hay que hacerlo
abundantemente, unos seis vasos grandes cada día. Si al
levantarse se toma un vaso de agua algo caliente con una
pizca de sal, el organismo queda purificado. Cayce re­
comendaba fervientemente las lavativas para desintoxi­
car el colon, donde se acumulan las toxinas que se in­
gieren oralmente. Aconsejaba una lavativa de vez en
cuando porque, llevando a cabo periódicamente esta lim­
pieza, las toxinas no se acumulan en las paredes de los
intestinos y, por lo tanto, no son absorbidas por la cir­
culación sanguínea y repartidas por el organismo.
Los aceites son también actores principales de su me­
dicina. El aceite de ricino, el de oliva y el de cacahuete
eran los que frecuentemente recomendaba. El de ricino,
también llamado Palma Christus (o mano de Cristo) sirve
para preparar cataplasmas calientes y aplicarlas sobre el
cuerpo y es bueno para cualquier enfermedad de la piel,
contribuye a reducir las verrugas, los quistes y los luna­
res; estas cataplasmas de ricino también son beneficio­
sas para la psoriasis, los tumores, así como para los có-

- 65
PREGÚNTALE A...

c*

licos, los dolores de cabeza o la fiebre; además, alivian la


congestión y la gota. El aceite de oliva es otro de los gran­
des favoritos de Cayce; además de tomarse después de
cada cura de ayuno, es adelgazante, corrige el estreñi­
miento y drena el organismo. Resulta idóneo para los ma­
sajes: aplicado sobre el cuerpo, dinamiza los músculos y
restablece la circulación sanguínea. Si el aceite se mez­
cla con alcanfor, se pueden hacer cataplasmas que curan
los resfriados, la gripe, los problemas respiratorios en ge­
neral e incluso las quemaduras.
Una de las estrellas caycianas de la medicina son los
masajes. Lo mejor es que, aun sin ser un especialista,
cualquiera puede practicarlos con éxito. En este sentido
hay un par de reglas de oro a las que atenerse. La pri­
mera es que es necesario saber en cada momento si el ma­
saje que se está dando molesta o no a la otra persona.
Todo lo que se haga debe ser agradable, en caso contra­
rio, hay que dejarlo. La segunda regla es que el masaje
siempre ha de dirigirse hacia el corazón, de forma que
si se masajean las piernas, el masaje irá hacia arriba, y si
se masajea la cabeza, hacia abajo. Los masajes tienen que
ser delicados y resultan mucho más agradables si se ha­
cen con aceites vegetales. Los masajes estimulan la es­
tructura ósea y la muscular; un buen masaje completo
puede compararse a un baño corporal. El aceite de
cacahuete y el aceite alcanforado son los dos favoritos de
Cayce. Los masajes realizados con aceites le inspiraban
gran confianza porque, además de fortalecer la muscu­

66
EDGAR CAYCE

latura y los huesos, aseguraba que sus propiedades se ab­


sorbían por la piel y ello tenía unos efectos beneficiosos
considerables.
Cayce conocía la osteopatía, aunque en su época casi
se ignoraba. Esta disciplina también se centra en el sistema
muscular y óseo; su objetivo es tratar de restablecer todas
las articulaciones que han quedado bloqueadas. Cayce
aprobaba y recomendaba soluciones osteopáticas por la
sencilla razón de que consideraba el cuerpo humano como
un todo: cualquier parte u órgano del cuerpo tiene rela­
ción con las otras partes, no se puede tratar aisladamente.
En este sentido, la osteopatía relaciona cada una de las vér­
tebras de la columna con un órgano del cuerpo.
El ejercicio físico tiene un papel importante en la me­
jora de la salud, no sólo como medio preventivo, sino
también curativo, sobre todo si se efectúa al aire libre.
Recomendaba encarecidamente el caminar, la natación,
el tenis, el frontón, el balonmano, el bádminton... To­
dos los ejercicios al aire libre son buenos, tanto para dar
salida al exceso de energías, como para relajar el cuerpo.
El ejercicio constituye una excelente manera de fortale­
cernos contra cualquier amenaza de enfermedad, pero de­
bería practicarse con moderación, evitando que el cuerpo
se resienta de un esfuerzo excesivo. El ejercicio es posi­
tivo contra el estreñimiento, las hemorroides y la mala
circulación, así como para la insuficiencia glandular y las
enfermedades hepáticas y renales.
El ejercicio matutino tiene que hacerse de pie para

67
PREGÚNTALE A..

despertar el cuerpo, que ha permanecido durante mu­


chas horas aletargado en la posición horizontal de des­
canso. Sin embargo, el ejercicio de la tarde es recomen­
dable que se haga en el suelo, porque el sujeto ya está
más cansado a causa de todas las actividades del día; así,
el ejercicio lo relaja y lo prepara para el descanso noc­
turno. Cayce dio algunos ejemplos de ejercicios en el
suelo. Son sencillos pero muy efectivos y todo el mundo
puede practicarlos:

- Movimiento del gato: ponerse a gatas y simplemente


empezarse a mover hacia delante y luego hacia atrás,
estirando todos los músculos y poniendo en juego to­
das las articulaciones fundamentales del cuerpo.
— Balanceo: sentarse en el suelo y con las rodillas le­
vantadas, balancearse hacia los lados, apoyándose pri­
mero en un codo semiextendido y después en el otro;
de esta forma se estiran los músculos de los costados,
a lo largo de las costillas, a la vez que se flexionan las
articulaciones de las caderas y se ejercitan los muslos.
— Marcha sobre las nalgas: sentarse con las piernas esti­
radas y los brazos hacia el techo, se avanza por el suelo
levantando alternativamente una nalga después de la
otra, hacia delante y hacia atrás. Este ejercicio es útil
para el adelgazamiento de las caderas.
- Marcha del oso: ponerse a gatas, con las plantas de los
pies paralelas al suelo y las rodillas rectas, las caderas altas
y los talones y las palmas de las manos sobre el suelo.

68
EDGAR CAYCE

Al desplazarse hacia delante y hacia atrás de esta forma,


los tendones y los músculos de las piernas se tensan, y
ello tiene su efecto en las pantorrillas y en el nervio
ciático, así como en los brazos y los hombros.
- Rotación de los brazos hacia delante y hacia atrás,
como si se tratara de las ruedas de un molino. Este ejer­
cicio es mejor practicarlo de pie, al igual que el de ro­
tación de cabeza y movimiento del cuello.
- Ejercicios de cuello y cabeza: solventan las dificulta­
des visuales, pero también ayudan a todos los órga­
nos que se encuentran en la cabeza, como la boca, la
nariz, los oídos, el cerebro... Estos ejercicios también
son positivos para quienes padecen de calvicie repen­
tina o tienen alguna afección del cabello (aunque para
ello también irían bien las frotaciones del cuero ca­
belludo con aceite de ricino):

S e n tad o con la espalda erguida, inclina la cabeza


tres veces hacia delante; tres veces hacia atrás; tres
veces a la derecha; tres veces a la izquierda; y des­
pués haz girar la cabeza tres veces en cad a sen­
tido. N o te apresures; tómate el tiempo necesario
para hacerlo. Obtendremos resultados.

Cayce recomendaba un ejercicio particular de respiración:


la respiración alternativa, que es un ejercicio de yoga. El
individuo, con la boca cerrada, respira profundamente
por la fosa nasal izquierda mientras, con un dedo, pre­

69
PREGÚNTALE A...

siona la fosa nasal derecha al tiempo que cuenta hasta


cuatro. Luego contiene la respiración hasta llegar a ocho
y, tapando la fosa izquierda, expira por la fosa nasal de­
recha mientras vuelve a contar hasta ocho. Y así, repeti­
damente varias veces. Es un ejercicio muy relajante.
Otra práctica poco conocida en su época era la tera­
pia de las piedras. Las piedras preciosas, duras y semi-
duras, estimulan o bloquean las funciones corporales y
mentales. Pueden influir favorable o desfavorablemente
sobre la persona porque cada uno tiene ciertas afinida­
des y compatibilidades. Las piedras, al contacto con la
piel, provocan alergia o estimulación, al fin y al cabo, el
mineral no es más que una vibración o energía cósmica
materializada. Cada piedra tiene sus características in­
trínsecas: la perla y el coral cuentan, generalmente, con
vibraciones muy positivas para el organismo, el rubí
aporta fuerza y poder, etc.
La cromoterapia es otra disciplina muy ignorada
pero eficiente. El color también presenta una vibración
con una determinada longitud de onda. Cada color es
de distinta longitud y su contacto con el tejido vivo pro­
voca determinados efectos corporales. Las exposiciones
se suelen dar con luz eléctrica y a través de cristales co­
loreados. Si el color es mate y oscuro, las vibraciones
son bajas; en cambio, si es muy brillante o claro, las vi­
braciones son altas y darán una evolución armoniosa.
El color es importante porque se relaciona directamente
con los centros glandulares, ya que a través de ellos los

— ---------- 70 -------------------------- -------


EDGAR CAYCE

colores alcanzan el nivel de la conciencia. Cada centro


glandular tiene un color: las gónadas absorben el rojo;
el tiroides, el azul; el timo, el verde...
Los colores no son un juego, aunque lo parezcan,
no son inofensivos: la terapia por el color que se excede
en el tiempo de exposición o en la intensidad, puede
convertirse en un veneno.
El siguiente pasaje ilustra el principio fundamental de
las terapias de Cayce, que es de igual aplicación en la mu-
sicoterapia, la gemología, la cromoterapia, o en cualquier
otro de sus métodos. Cualquier aplicación trata de re-
conducir las malas vibraciones o defectos que generan las
enfermedades hacia el plano correcto (o natural) en que
esas vibraciones deberían estar:

E x iste dentro del ser toda la curación que se


puede conseguir para el cuerpo. Toda curación
debe venir de lo divino, pues, ¿quién cura tus en­
ferm edades? L a fuente de los suministros univer­
sales. ¿C uán bien quieres estar? ¿E stás dispuesto
a coordinarte con las influencias divinas que pue­
den funcionar en ti y a través de ti, estimulando
los centros latentes con las actividades de la na­
turaleza? Todas estas fuerzas deben proceder de
una única fuente, y las aplicaciones sirven sim­
plemente para estimular los átomos del cuerpo.
Pues cada célula es representante, por sí misma,
de un universo.

7i
PREGÚNTALE A...

La musicoterapia es otra medicina importante (poco co­


rriente y recomendada en determinados casos) que Cayce
conocía muy bien. Cada persona vibra con ciertas lon­
gitudes de onda que se acoplan a las propias. Esto pasa
con el color, con las piedras preciosas y también con los
sonidos. Si existe una enfermedad en el cuerpo significa
que hay ciertas vibraciones o longitudes de onda opues­
tas a las de la persona: el enfermo no tiene el cuerpo co­
ordinado en su justo plano. Las vibraciones de la enfer­
medad destruyen o interfieren las vibraciones normales
o propias de la persona. Cayce recomienda la música en­
carecidamente: es imposible vivir bien sin escuchar mú­
sica, el cuerpo la necesita como si se tratara del agua.
También es bueno el canto, tocar algún instrumento o
pronunciar ciertas palabras, como AREIORUM ; las vibra­
ciones que se derivan de la pronunciación de esta pala­
bra tienen un gran poder curativo, el cuerpo se convierte
en un instrumento de música y ocurre algo parecido a
cuando se recita el padrenuestro.
Para finalizar con este apunte sobre las medicinas
blandas de Cayce, hay que mencionar también la aro-
materapia: la curación a partir de las esencias y perfu­
mes. Esta es una práctica que los egipcios ya utilizaban
para remediar a los enfermos. Aunque hoy día se subes­
timan las influencias que los aromas pueden tener en el
organismo, se han comprobado sus efectos beneficiosos
en determinadas afecciones.
El Libro negro de Cayce es un compendio de recetas

72
EDGAR CAYCE

muy popular de consulta casera. En él pueden encon­


trarse todo tipo de métodos y de soluciones rápidas: desde
un lavaojos (dos partes de agua destilada y una de gli-
cotiomicina) a sorprendentes consejos para purificar el
cuerpo y activar los riñones (la Coca-Cola sin gas), re­
medios para superar las jaquecas, para conseguir un cu­
tis más fino, para recuperar el cabello, para evitar el do­
lor de riñones o lumbalgias, contra la halitosis, los
pinzamientos, etc. La mayoría de ellos son de fácil apli­
cación, pero Cayce también tenía que enfrentarse a en­
fermedades más serias; a continuación se dan algunos
ejemplos de qué es lo que Cayce recomendaba para dis­
tintas afecciones, algunas de ellas graves:

— Diabetes: aplicar un masaje con aceite de cacahuete


en la base de la espalda, en la región del sacro, en las
caderas y en la región ciática.
— Epilepsia: se debe a una falta de coordinación entre el
sistema nervioso y el sistema cerebroespinal. Es nece­
sario el masaje con aceite de cacahuete mezclado con
aceite de oliva a partes iguales. Se fricciona desde la base
del cerebro hasta el final de la columna vertebral, con
movimientos circulares a ambos lados de la columna.
Debe realizarse regularmente una vez por semana.
— Anemia grave: un masaje riguroso cada mañana con
aceite de cacahuete, y una vez a la semana, un masaje
sobre el abdomen y el estómago, la columna vertebral
y el sacro.

73
PREGÚNTALE A...

— Psoriasis: como se debe a una intoxicación, se reco­


mienda una colonterapia regular, baños de vapor con
aceite esencial de pino, masajes y dieta.
— Articulaciones rígidas y artríticas: baños de sulfato de
magnesio. Mejorar la circulación con compresas de sa­
les, dar masajes con aceite de cacahuete, realizar alte­
raciones dietéticas que modifiquen el equilibrio quí­
mico del cuerpo y reducir la ingestión de ciertos
minerales; también son recomendables las manipula­
ciones osteopáticas en la tercera vértebra cervical, en
la novena dorsal y en la cuarta lumbar.
— Trastornos abdominales: compresas de aceite de ricino
para úlceras gástricas, apendicitis, colitis y problemas
vesiculares.
— Para el cansancio de las extremidades inferiores reco­
mendaba baños de café caliente:

B a ñ a r los pies con café caliente, hecho con po­


sos usados, para estimular mejor la circulación y
fomentar las eliminaciones por todo el sistema.
Frotar bien las bolsas de los pies y de las extre­
midades, y el ácido fomentará la circulación.

Para ejemplificar la visión holística que Cayce tenía de


la medicina, sobre el remedio del café caliente, además
de ayudar a aliviar la pesadez de los pies, afirmaba que
«[...] eliminará la pesadez de la garganta y las alteracio­
nes de cabeza». En este mismo sentido, Cayce fue de los

74
EDGAR CAYCE

primeros que aseguró que las úlceras de estómago podían


estar causadas por la mente; según él, cualquier enfer­
medad o afección resulta psicosomática: «Lo que se
guarda en la imagen mental de uno, eso se convierte en
su estado de salud». Este es su parecer al respecto:

L a s actitudes suelen influir sobre los estados fí­


sicos del cuerpo. Nadie puede odiar a su prójimo
sin padecer problemas de estómago o de hígado.
Nadie puede ser envidioso y tolerar la ira de la
envidia sin padecer malas digestiones o trastor­
nos de corazón. Ninguno de estos trastornos está
presente aquí, pero estas actitudes tienen mucho
que ver con las acumulaciones que se han pro­
ducido gradualmente, las tendencias a las reac­
ciones neuro-artríticas.

— Resfriado: el cuerpo propenso al resfriado es el que


tiene un exceso de acidez. El agotamiento y el can­
sancio provocan el aumento de la acidez en el cuerpo.
Es fácil contagiarse si se está en tales condiciones. En
cambio, el cuerpo que tiende a estar alcalino destruye
los microbios con su alcalinidad. Si el cuerpo está de­
masiado recalentado (por ejemplo, a causa de perma­
necer encerrado en una habitación con calefacción ex­
cesiva), es probable que sufra un resfriado porque, al
faltar oxígeno, las defensas del organismo se adorme­
cen, no circulan, y es entonces cuando los microbios

75
PREGÚNTALE A..

pueden atacar. Es preferible tener las habitaciones fres­


cas, aunque conviene evitar las corrientes de aire, y no
comer ni beber en exceso para que no se acidifique el
estómago. A los afectados por un resfriado les decía:
«no intentes seguir adelante, descansa, pues existe la
indicación de un agotamiento en alguna parte; de lo
contrario, el cuerpo no habría sido susceptible». El res­
friado o el catarro, pues, son solamente advertencias
de que en el cuerpo existe un agotamiento o una de­
bilidad en alguna de las zonas mucosas, como en la
cabeza, garganta, pulmones y sistema intestinal, que
se habrán de vigilar.
- Halitosis: el estado de halitosis se produce en el estó­
mago, en la garganta y en la laringe. En la corriente
sanguínea, en los pulmones propiamente dichos, el
cuerpo no recibe el carbono suficiente. Por eso, todo
él está sometido a veces a una tensión, y esto dificulta
que el flujo sanguíneo tenga las propiedades suficien­
tes para surtir a los órganos y para mantener la eficien­
cia de la coagulación en el sistema, allí donde los ór­
ganos utilizan la fuerza y la energía para su
funcionamiento. Por eso, suele advertirse la falta de
eliminación, y ello provoca, en parte, el estado que se
aprecia en los intestinos y en el estómago durante el
estado catarral.
— Jaquecas: «en las actitudes mentales, manténte opti­
mista, incluso cuando todo sale mal». Afirmaba que
la mayoría de jaquecas se deben a congestiones del co-

76
EDGAR CAYCE

Ion. Los venenos allí acumulados producen presiones


sobre los centros nerviosos simpáticos y sobre el sis­
tema cerebroespinal, que provocan los violentos do­
lores de cabeza. Su recomendación era efectuar una
limpieza de colon. También indicaba que se relajara
el cuello, la sexta vértebra dorsal (en la media espalda)
y el eje lumbar.
- Lombrices: aconsejaba tomar col rayada cruda,tres ve­
ces al día, en el desayuno, la comida y la cena. A la
mañana siguiente, habrían desaparecido.
- Cáncer: según Cayce, de una a tres almendras cada día
previenen contra el cáncer. En sólo cinco casos de los
setenta y ocho que se le presentaron, recomendó un
preparado poco usual, un suero preparado a base de
sangre de conejo (un remedio concreto para el cáncer
de tiroides). Veinte años más tarde, en la Universidad
de Detroit se supo que se preparaban sueros a base de
sangre de conejo y de las mismas células cancerosas del
paciente. Cayce contabilizó diecinueve tipos de cán­
cer debidos a trastornos glandulares u orgánicos, o a
fuerzas infecciosas procedentes de heridas.
El cáncer, decía, no es necesariamente hereditario.
Describió de la siguiente manera la diferencia entre un
desarrollo benigno y uno maligno:

L a úlcera es más bien como el bezo o la carne in­


fectada, mientras que el cáncer es como lo que vive
en la fuerza celular por el propio crecimiento.

77
PREGÚNTALE A...

En algunos casos recomendó rayos ultravioleta con lám­


paras de mercurio, filtrados con vidrio verde; también
recomendaba mucho el zumo de remolacha. La causa ge­
neral del cáncer la achacaba a una sobrecarga de sustan­
cias tóxicas del sistema. Para tumores de sarcoma y me-
lanoma, recomendó:

V ive durante cierto tiempo alimentándote sobre


todo de sandía, zanahoria y remolachas, tómalas
casi todos los días. L a sandía es para la actividad
del hígado y del riñón; las remolachas y las za­
nahorias, para purificar la sangre, combinadas
con infusión y ungüento de llantén.

Cuando Cayce hacía una lectura y caía en estado de som­


nolencia era capaz de comunicarse con cada una de las
células del cuerpo al que estaba examinando. Solía de­
cir que cada célula tenía conciencia propia y podía trans­
mitir su mensaje al inconsciente de Cayce. En alguna oca­
sión afirmó que los conflictos entre las células son la causa
física de las enfermedades. Con sus capacidades, podía
observar cada una de ellas y cada uno de los órganos del
cuerpo humano: cada glándula, cada vaso sanguíneo,
cada tejido, cada nervio y cada uno de los huesos. Se in­
troducía en el interior del cuerpo humano como si pu­
diera hacerse tan minúsculo que fuera capaz de viajar a
través de los sistemas simpático y parasimpático, reco­
rriendo cualquier órgano o parte dañada del cuerpo.
EDGAR CAYCE

Sus lecturas estaban más orientadas a dar remedios


que a especificar las causas de las enfermedades, sólo en
ocasiones señalaba sus motivos físicos: golpes, caídas, he­
ridas... Acostumbraba a dar las explicaciones necesarias
para la correcta aplicación de los remedios, con aquellos
detalles necesarios para que los efectos fuesen los más
acertados.
Mientras estaba despierto tenía todo el aspecto de un
hombre vulgar, pero mientras dormía era un caso ex­
cepcional. Esta es la transcripción de una de sus lectu­
ras, en la que ofrece una receta meticulosamente deta­
llada a una paciente, con los ojos cerrados y en estado
inconsciente:

E n primer lugar, tomar ocho onzas de agua des­


tilada y media onza de salvia, un cuarto de onza
de hojas de ambrosía, no muchos tallos, sino ho­
jas; prickly ash \Zanthoxylum americanum\ y man­
zanilla hedionda, un cuarto de onza, y ginseng sil­
vestre, media onza. Reducirlo a la mitad de su
volumen haciéndolo cocer, sin que hierva con mu­
cha fuerza. Colarlo y, mientras está caliente, aña­
dir una onza y media de alcohol de 42,5 grados con
un dram [1,77 g] de bálsamo de tolú disuelto en el
mismo. Añadir a continuación tres gotas de tintura
de cápsico. L a dosis sería de media cucharada de
las de café tomada cuatro veces al día, entre quince
y veinte minutos antes de las comidas.

79
PREGÚNTALE A...

&

Sorprendentemente, nunca prohibió fumar, él mismo era


un empedernido fumador y quizás por eso decía que
cinco o seis cigarrillos al día no causaban daño, sino que
relajaban. El vino era la única bebida alcohólica que re­
comendaba, aunque con moderación: un vaso de vino
con las comidas, preferentemente de vino tinto. Respecto
al café, también tenía su propia teoría:

E l café es un estimulante para el sistema ner­


vioso. E l residuo del café es la cafeína, que no es
digerible por el sistema. C uando se deja que
quede cafeína en el colon, desprende venenos. S i
se elimina, como sucede en este individuo, el café
es un alimento, y es preferible a muchos otros
estimulantes.

Como se ve, no estaba en contra del café, siempre y


cuando pudiera eliminarse totalmente del organismo, lo
que depende del resto de hábitos del individuo. La clave
de toda su teoría reside, sin duda, en el proceso de eli­
minación de las impurezas a las que el cuerpo se somete
constantemente: por fuera y, sobre todo, por dentro. Sin
embargo, no debe perderse de vista la otra vertiente: el
espíritu es el constructor. De él depende que el cuerpo y
sus principales funciones (asimilación, circulación, eli­
minación) sean correctas.

8o
La familia y el hogar

L a familia y el estado superior del ser


Cayce consideraba el matrimonio y el hogar como insti­
tuciones creadas de acuerdo con los planes de Dios para
la humanidad. Creía firmemente que el acto matrimonial
es imprescindible para la estabilidad de la pareja, para que
esta resulte conforme a los designios del Señor. La fami­
lia es una condición excepcionalmente idónea para la rea­
lización del hombre, ya que resulta una formidable opor­
tunidad para el auténtico crecimiento personal y espiritual.
En cuanto a la elección de pareja, hacía esta observación:

D isp o n te para que cuando aparezca la otra parte


de ti del sexo opuesto, puedas reconocerla en tu co­
razón, mente y cuerpo. Porque sin ese comple­
mento, tu yo se convertirá en un cero y se anulará.

81
PREGÚNTALE A...

En dicho reconocimiento hay un factor implícito que


debe estar claro en la pareja desde el primer instante: el
ideal. El ideal humano debe ser la fuerza motriz de cual­
quier matrimonio. A partir del ideal común, de la pla­
nificación conjunta, se construye la vida de pareja. El
ideal, o los ideales, son el nexo íntimo de unión de dos
voluntades que confluyen en una sola y que al juntarse
duplican su fuerza. Los matrimonios que no tienen idea­
les están condenados al fracaso, al no tener brújula se
pierden en múltiples direcciones sin que jamás puedan
llegar a obtener resultados positivos. En una de sus lec­
turas responde a una pareja:

E s t o s que hemos encontrado han sido orientados


espiritual e individualmente, por lo que sus acti­
vidades en la tierra y su relación en el presente
encajan de forma casi tan ideal que se comple­
mentan el uno al otro, tal y como puede esperarse
encontrar en una tierra como América, donde los
grupos estudiados se diferencian tanto... H a habi­
do muchos periodos en que estas actividades en
la Tierra han encajado con otras presentes, por lo
que se podrían reunir en un grupo de individuos
que sirvieran de ejemplo para los demás [...].
Como se indica a menudo a través de estos ca­
nales, individuos como esta pareja tendrían que
trabajar p ara conseguir una unión de propósitos.
E sta es, efectivamente, una pareja donde el pro­

82
EDGAR CAYCE

pósito, el ideal, los enlaza en una unidad. Ateneos


a esto por encima de todo, creced juntos, desa­
rrollad el estudio de la espiritualidad, de los te­
mas espirituales, de Dios, de la relación de Dios
con el hombre, a través de los ejemplos dados en
la persona de Jesucristo.

Dos en uno\ este es el auténtico lema. De todos es co­


nocido que la unión hace la fuerza y la división es sinó­
nimo de debilidad. Cayce responde al respecto de las re­
laciones matrimoniales:

R e c u e rd a que, aunque el mundo pueda parecer


grande, no hay espacio suficiente para que exis­
tan conflictos entre los que sirven debidamente a
aquellas fuerzas que actúan para construir la vida
de cada uno; en la humildad del corazón, en la hu­
mildad de los propósitos, cada uno tiene que res­
ponsabilizarse de cada elemento que pueda sem­
brar conflictos, puesto que no puede haber una
unión de fuerzas perfecta si existen antagonismos.

Las desavenencias se dan muy a menudo a causa de con­


fusiones emocionales que la mente consciente no llega a
entender del todo. Si la reencarnación es un hecho, to­
das las situaciones que la vida plantea se encuentran in­
fluidas por experiencias de una vida pasada, eso explica
el por qué existen algunas relaciones matrimoniales que
se quiebran con el tiempo. Los matrimonios con graves

83
PREGÚNTALE A.

problemas que acaban separándose no hacen más que res­


ponder a los imperativos del karma. El karma es algo así
como cuando se tira una pelota de goma contra la pared
y ésta rebota hacia el lanzador. Constituye un aprendi­
zaje, un rodaje imprescindible para el alma. Cuando en
una vida se ha fallado en determinado aspecto o lección
espiritual, en otra vida se intenta recuperar lo que en su
momento el alma no pudo aprehender correctamente. No
hay que desesperarse, el karma no es un castigo, sino más
bien una reválida para salir a flote de una circunstancia
no superada en su momento. Por este motivo los divor­
cios son el resultado de circunstancias kármicas.
Según Cayce, el divorcio es parecido al aborto: a los
ojos de Dios dos personas fueron hechas una sola me­
diante la ley divina; una vez esto se ha hecho realidad,
no debe ser destruido. Cayce tenía razón al decir que un
problema es sólo una oportunidad para crecer espiritual,
material y físicamente. Si los problemas en el matrimo­
nio vienen a causa de la infidelidad, es preferible en­
frentarse al hecho con una actitud constructiva que se­
pararse. La situación siempre se puede superar mediante
la continuidad del amor, el perdón, la obediencia y la
aplicación del método de la paz.
En cualquier caso, y retomando el tema de los idea­
les, tanto entre las parejas como respecto a otras perso­
nas de las que uno se rodea cotidianamente, Cayce acon­
seja que se piense en el siguiente ideal o disposición de
ánimo para superar con éxito las crisis:
EDGAR CAYCE

A m a al Señor, escapa del diablo. No busques ni


encuentres faltas en los demás. No es que no exis­
tan o que no tengas que ser consciente de ellas,
pero conciénciate más y más de la belleza de cada
uno. Y así encontraremos la felicidad y la alegría.
Tristezas y penas sí existen; pero si se cuenta con
la gloria en su lugar, se creará un nuevo día, una
nueva oportunidad para que cada uno pueda ser
un soporte para el que busque el camino que con­
duce a la bendición de Dios.

Este es uno de los principios más importantes de toda


la filosofía de Cayce: aceptar al prójimo (quienquiera que
sea) con alegría, igual que a uno le gustaría ser aceptado.
El individuo, el ser humano, ha de ser básicamente un
soporte para sus semejantes, nunca un escollo o una di­
ficultad. Y es únicamente siguiendo esta máxima que el
hombre encuentra el consuelo y la serenidad: la paz del
espíritu. Porque es entonces cuando el espíritu humano
está verdaderamente unido a Dios. Y es en esta misma
dirección que han de orientarse los ideales de las pare­
jas, e igual tendría que ocurrir con todos los grupos hu­
manos o con todas las naciones. De alguna forma, to­
dos ellos están construyendo hogares o bien infiernos.
Para que lo último no suceda es imprescindible contar
siempre con el entendimiento, la paz, la toma conjunta
de decisiones y la consideración hacia la otra persona o
parte. A partir de estas condiciones es cuando realmente
PREGÚNTALE A...

se está generando salud en el cuerpo y armonía en el ho­


gar (o en la nación). Esta es la base de una construcción
sólida para cualquier interrelación humana. Cayce des­
cribió una de las dimensiones más importantes de la
mente, que colabora directamente con esas condiciones
indispensables: la paciencia.

D e ja d que este sea vuestro lema: «cuidaré de mi


hermano». ¿Quién es tu hermano? Quienquiera
que sea, dondequiera que esté, lleva la marca del
C reador en la tierra, ya sea negro, blanco, gris o
de otro color; y a sea joven o bárbaro, ya sea rey
o presidente. Todos los que viven en la tierra son
hermanos.

Otro de los ideales a los que comúnmente aspiran los ma­


trimonios es el de ser padres, circunstancia para la cual es
obligada cierta preparación. No hay que olvidar que la
concepción es siempre una creación divina, nunca del
hombre: «la concepción es un regalo de Dios, y como tal
siempre tendría que ser considerada». Cayce responde a
la demanda de una de sus pacientes sobre esta cuestión:

- ¿ P o r qué la concepción no ha tenido lugar?


¡Pregúntatelo a ti misma! Porque a la luz de lo
que acabam os de señalar, sólo tu yo puede ofre­
certe una respuesta. ¿Piensas que D ios te ha visto
capacitada para que tengas lo que buscas? ¿Te has

86
EDGAR CAYCE

preparado a ti misma para ser el mejor cauce de


su consideración? Sólo tu yo puede contestar.
-¿No se había dejado pasar tiempo suficiente
después de la menstruación?
-No se trata de un acto puramente físico. No lo
consideres solamente desde este punto de vista,
porque tú misma estás buscando una respuesta.

La concepción representa algo más que una reacción bio­


química, es la vida. Y la vida es obra divina, por lo tanto
viene por Su voluntad.
Existen cinco tipos de concepción:

- Carnal: en esta solamente existe satisfacción sexual, la


concepción es un resultado puramente físico o mate­
rial, nunca espiritual.
- Mental: el hombre y la mujer tienen una idea muy
fuerte de lo que quieren que sea su hijo. Ambos rea­
lizan una imagen mental muy definida, aunque di­
vergente, y puede que sin verdadero amor.
- Unidad de propósitos: es parecida a la anterior; la pa­
reja tiene un objetivo común claro, están unidos en
relación al mismo objetivo de cómo desean a su hijo.
- Ideal: los padres tienen el mismo ideal y luchan por
él, pero se abren a los designios divinos, son canales
a través de los cuales la divinidad se manifiesta en lo
material. Se orientan en la plegaria y la meditación.
- Inmaculada concepción: el óvulo se llena de vida por
contacto divino, Jesús y María nacieron de esta forma.

87
PREGÚNTALE A..

Para los humanos hoy esto no es posible, pero lo su­


cedido hace dos mil años resalta la idea de que traer
un hijo al mundo es una ocasión para replantearse que
lo material y lo divino confluyen en la unidad.

Muchos padres se preguntan si es posible escoger el


sexo del hijo que va a nacer. El sexo de los bebés no
depende del momento de la concepción, como muchos
creen, en algunos casos se predetermina hasta con años
de antelación, dependiendo de las aportaciones que
hagan el padre y la madre:

E l sexo del niño depende del comportamiento de


los padres y, muy concretamente, del de la madre.
El que sea chico o chica frecuentemente depende
de lo que haya vertido el sexo opuesto; en el caso
de la madre, se generará un niño y en el caso del
padre, una niña.
- ¿ E l sexo del niño se determina con la concep­
ción o con anterioridad?
-Puede determinarse en algunos casos desde
seis hasta diez años antes de su nacimiento. De
aquí que no dependa de la concepción, sino del
desarrollo y del ciclo de aquellas vibraciones de
la pareja que generará la concepción.

El sexo del hijo es el resultado de la confluencia de fuer­


zas y vibraciones entre la pareja, pero también de las ne­
EDGAR CAYCE

cesidades del alma que va a entrar en el mundo. El sexo,


el carácter, las habilidades del futuro niño, el éxito que
tendrá en su vida... en todo ello se puede influir con an­
terioridad al nacimiento, no hay que olvidar que el niño
va a ser una nueva alma viva en la Tierra, pero que ésta
ya viene con la experiencia de sus vidas pasadas (aunque
no las pueda recordar).
Las actitudes durante el embarazo son muy impor­
tantes, pues afectan directamente al feto. Es necesario que
tanto la mujer como el hombre mantengan una actitud
constructiva, colaboradora y creativa; también es im­
portante practicar la meditación y la oración como ru­
tinas de la pareja en la vida diaria para el reforzamiento
de su unión. De todo ello depende en gran parte el ca­
rácter y el destino del ser vivo que van a traer al mundo.
Durante los años previos a la gestación, en la misma con­
cepción y durante el embarazo, las actividades, las acti­
tudes y el comportamiento de ambos van a provocar la
llegada al mundo de una nueva alma. No se trata sólo
de un cuerpo físico, de una masa corporal, sino que, en
el momento de nacer, en ese bebé se alojará un alma, más
o menos experimentada, que ha sido atraída por las con­
diciones en que los padres se encuentran. Un alma que
ha sido llamada a ocupar el puesto idóneo de su perte­
nencia, que viene para desarrollarse en un ambiente, en
determinada familia y determinada cultura, y que se aco­
plará a aquellas condiciones en las que piensa que puede
progresar: «ninguna alma entra [en este mundo] por ca­

89
PREGÚNTALE A...

sualidad, sino para que encuentre lo que ha deseado y


busque su ideal».
La entrada en el plano terrestre está motivada por las
circunstancias espirituales y vibratorias, tanto de la misma
alma como de los padres, y ambas han de coincidir. La
vida que llega lo hace en primera instancia en forma fí­
sica (feto), luego, de forma espiritual. Cayce distingue en­
tre el nacimiento físico y el nacimiento espiritual: el bebé
no nace con el alma, sino que es al cabo de cierto tiempo
de haber nacido cuando el alma entra en su cuerpo.
Mientras el feto crece, el alma todavía no se le ha
unido, sino que queda suspendida y flotante alrededor del
cuerpo de la madre hasta que el niño respira por primera
vez, que es cuando se convierte en alma viva. A veces, el
acoplamiento entre cuerpo y espíritu tarda un poco más:

¿ C u á n t o tiempo transcurre entre el nacimiento


físico y el espiritual?
-U n as cuatro horas y media.

Cayce tiene toda una teoría respecto a la llegada al mundo


de nuevos seres vivos, pero su sustrato es siempre el
mismo: Dios es quien insufla o deniega la vida. Las muer­
tes de los fetos o bebés, o bien la incapacidad para con­
cebir, las explica de la siguiente manera:

D i o s inspira en el hombre el aliento de la vida,


y se convierte en alma viva. Entonces, con la pri­

90
EDGAR CAYCE

mera respiración del niño, se materializa en la


carne un alma que ha sido atraída, llam ada por
todas las influencias y actividades que han parti­
cipado en el proceso durante el período de ges­
tación.
M uchas almas están intentando entrar, pero no
todas son llamadas. Algunas son expulsadas. A
otras se las llama pero súbitamente se las repele,
por lo que su vida en la tierra dura sólo pocos
días... ¡Pero son esas las fuerzas mentales y físi­
cas que se forman, son esas las influencias nece­
sarias para que entre un alma!

Los problemas físicos que algunas parejas tienen para


concebir siempre se remontan a una causa espiritual, ya
sea por parte del karma de los padres o de las almas que
han de reincorporarse al plano terrenal. Por otro lado,
los hijos adoptivos a menudo suelen haber tenido rela­
ciones consanguíneas o de amistad con sus padres de
adopción en vidas precedentes.
Cuando se tienen niños, la responsabilidad de los pa­
dres no disminuye. Sus ideales deben seguir aunados en
la misma dirección por el bien de sus hijos y de toda la
familia en general. Cayce asegura que en los niños in­
fluye más la experiencia de las vidas anteriores que la he­
rencia genética. Los signos astrológicos son una herra­
mienta útil para ayudar a los padres a comprender a los
niños; pueden usarse como señales o pistas, pero su con­

9i
PREGÚNTALE A.

sulta no debe suponer una esclavitud ni deben seguirse


al pie de la letra.
Los padres tienen una misión importante respecto a
sus hijos, que es la de saberles inculcar los verdaderos
ideales. Un método muy efectivo para los padres es con­
feccionar una lista de los ideales que sus niños deben
aprender mientras crecen. Una vez, Cayce recordó a un
paciente qué suponía el amor sin sexo: «lo que sentiste
cuando por primera vez una mano tomó la tuya». De to­
dos los valores, el más importante es el amor, entendido
como conciencia universal de hermandad entre todos los
seres vivos. El máximo exponente y ejemplo histórico es
el nacimiento de Jesús, que representa la auténtica reve­
lación del amor en la conciencia del mundo. El mismo
suceso se repite cada vez que nace un individuo; luego,
según su actuación en la vida, es el espíritu quien se en­
carga de elevarlo o hundirlo en su relación con Dios.
A Cayce le encantaban los niños, era un hombre
tierno, se llevaba muy bien con ellos, sabía cómo tratarlos
y tanto en sus lecturas como en su vida cotidiana dio
ejemplo de ello. Decía que los niños son como maestros,
la relación padres-hijos debería ser bidireccional. A través
de esta relación el niño aprende lo más importante de la
vida, pero los padres también tienen la oportunidad de
realizarse y crecer espiritualmente, sus hijos les dan la
oportunidad de aprender mucho más de la vida. Es pre­
ciso que los padres enseñen a los niños cosas tan difíci­
les como la fe, pero al mismo tiempo son ellos mismos
EDGAR CAYCE

quienes tienen la oportunidad de reflexionar sobre la


cuestión. La teoría no vale nada sin la práctica: la fe
(como cualquier otro ideal), debe materializarse a través
de las actuaciones para ser bien aprendida. Las prome­
sas son bonitas, pero los hechos son sólidos y palpables.
Cayce decía que la coherencia es gemela del compromiso;
cuando se promete alguna cosa o se establece alguna idea,
es necesario que ello siempre vaya acompañado de su rea­
lización material. Enseñar las normas es quizá la parte
más fácil; enseñar con el ejemplo es completar la autén­
tica educación.
Para que un día los padres puedan sentirse orgullosos
de haber realizado su trabajo con éxito, deberán enseñar
a sus hijos a elegir. Una manera de trabajar este aspecto
personal es estimular la creatividad de los hijos. La elec­
ción y la creatividad están íntimamente ligadas, una y otra
ayudan a expresar lo mejor de la persona, reafirmándola
pero también acercándola al mundo espiritual. Muchos
padres descuidan esta parte vital de la educación de los
niños que, tarde o temprano, llegarán a ser adultos. La ca­
pacidad de elección tiene mucho que ver con la propia
responsabilidad: aprender a elegir en la vida es una de las
funciones básicas que redundan en la madurez, en la se­
riedad y en la seguridad y autocontrol de la persona.
Enseñar a canalizar correctamente las distintas ener­
gías creativas que posee el ser humano es una de las ta­
reas más hermosas y difíciles que llevan a cabo los padres.
La energía sexual es una de las energías creativas más po­

93
PREGÚNTALE A...

derosas, por lo que los padres tienen la obligación de ex­


plicar a sus hijos en qué consiste y para qué sirve:

L a s condiciones de la vida social y matrimonial,


en la experiencia de grupos de diferentes tipos, se
enfrentan con el mundo, el país, el hogar y el in­
dividuo de hoy. Cuando hombres y mujeres lle­
gan a la edad de la pubertad, cuando los cambios
biológicos tienen lugar, deberían recibir la edu­
cación, formación y explicación del significado sa­
grado de esa función y factor de su experiencia.
Comprender aquellos órganos tiene un objetivo en
la naturaleza de la creación y que no existen sólo
para la gratificación de los propios deseos, sino
que aquellas fuerzas sirven para la propagación
de la especie, siguiendo el camino de la ley divina;
porque cad a cosa, cada creación, tiene implícita
la capacidad de recrearse, representarse, resuci­
tarse dentro de su propio cuerpo.

Los padres han de evitar las posturas hiperproteccionis-


tas y exageradamente solícitas respecto a sus hijos. Sin
embargo, hay que comprender que los padres son almas
que anhelan construir su camino (no son perfectos), se
equivocan y también deben ser perdonados. Instintiva­
mente, muchos padres tratan de que sus hijos sean co­
pias de ellos mismos. En determinadas circunstancias, los
padres eligen un bando o marcan una línea de división

94
EDGAR CAYCE

respecto a otras personas, ya sea por el estilo de vida, por


la ideología, por causas sentimentales... Cayce aconsejaba
a los padres que no permitieran que cierto aislamiento
se volviera contra sus propios hijos. Las divisiones marcan
demasiado y no son enriquecedoras, cualquier día los ni­
ños pueden sentirse marginados o diferentes, o también
pueden sentir que otros niños son los marcados, y nada
de esto es deseable.
He aquí algunos de los consejos más importantes que
Cayce dio a los padres:

- Razonar con el niño y no perder la paciencia (no ame­


nazar a los niños como si fueran inferiores; en tanto
que almas, tienen tanta experiencia como los adultos).
— Enseñar la belleza del sexo.
- Ayudar a desarrollar la creatividad y la imaginación.
— Utilizar el poder de la oración.
— Utilizar el poder del comportamiento y el poder de la
sugestión.
- Que el padre y la madre actúen como una unidad
(aporta construcción y coordinación).
- Escucharse y ayudarse mutuamente, padres e hijos.
- Magnificar las virtudes y minimizar los defectos.
— Enseñar las virtudes del perdón.
— «Donde esté tu objetivo, estará también tu corazón».
Cayce creía que, para que funcionara cualquier cosa,
no sólo se debía utilizar la cabeza, sino también el co­
razón.

— 95
PREGÚNTALE A..

E l significado profundo del sexo


La energía sexual es la manifestación de la energía crea­
tiva original, y se puede también trasladar a la medita­
ción, a la pintura de un cuadro, a la escritura de un li­
bro, a la recitación de un poema... en general a cualquier
actividad constructiva y útil. El cuerpo es un pincel, un
altar, una mano que crea..., en definitiva, es su buen uso
lo que define al cuerpo como instrumento artístico y crea­
tivo o como canal por el que se manifiestan las fuerzas
divinas. Cayce decía que el cuerpo no debe mantenerse
únicamente sano, sino también útil:

E l cuerpo es el Templo del D ios Viviente. Úsalo


como tal y no como un sitio para lo más bajo de la
tierra. M ás bien, trátalo como el altar de Dios. S a ­
crifica en él tus apetitos y ofrécele esas alabanzas.

El sexo no es un límite: no es una simple función cor­


poral que sirve para gozar ni es únicamente la capacidad
de reproducirse, sino que es una energía creativa. La ener­
gía sexual, al igual que todas las fuerzas y energías, impli­
ca una oportunidad de elección en su empleo. Existe un
factor de voluntad personal imprescindible que canaliza
esa energía concreta, por esta razón se le llama energía cre­
ativa (aunque puede ser destructiva, según su empleo).
Para que la fuerza sexual sea creativa y conforme a las
leyes divinas, el deseo que surge de los bajos instintos ha

-------------------------------- 96 ----------------------------
EDGAR CAYCE

de ser canalizado y moldeado según unos patrones co­


rrectos de voluntad, de manera que se favorezca la unión
entre el espíritu y el Creador:

L a mente es la que construye. Si la mente se


orienta por los caminos que tienen en cuenta la
mayoría de las cosas materiales, entonces el ob­
jetivo será lo carnal [...]. E l espíritu da entendi­
miento y libertad. E l camino está ante ti.

El alma humana fue creada en sus orígenes con voluhtad


propia, con la facultad del libre albedrío, gracias a las con­
cesiones del Creador. Con esta misma divina capacidad
ha de ser capaz de apoderarse del deseo más primario y
material para convertirlo en algo trabajado y útil. La cre­
atividad es uno de los caminos de elevación a los que el
hombre está sometido, y las oportunidades de elección
son métodos de enseñanza para resolver por uno mismo
cuál es el camino correcto. El alma experimentada y evo­
lucionada no permitirá que sus anhelos personales la do­
minen, sino que convertirá los instintos inmediatos en for­
mas sólidas y sustanciosas que rindan homenaje a su
Creador. Cayce jamás censuró un modo de vida u obligó
a llevar determinadas conductas, él siempre aconsejaba
que cada uno escuchara su voz interior para decidir so­
bre su creatividad. Comprendía muy bien que el com­
portamiento humano es el resultado de muchos factores,
a veces difícilmente controlables, como las vidas ante­
PREGÚNTALE A..

riores, las tendencias genéticas, los impulsos astrológicos


o los períodos de aprendizaje en la presente vida:

D e j a que el espíritu sea la fuerza motivadora de


tu deseo, más que la exaltación de la carne, en
cualquier experiencia individual. Porque D ios te
eleva, tanto en la carne como en las fuerzas men­
tales, tal y como tú te lo hayas propuesto o desea­
do. Porque sois dioses en la creación. ¿Qué serás
para los demás hombres si el deseo es la exalta­
ción del ego? Por esto el pecado entró en la carne.

El uso de la carne orientado hacia la pura satisfacción de


los deseos es sencillamente una actuación de exaltación
del ego, un utilitarismo personalista, sin que en él resida
cualquier otro tipo de sentido o profundidad espiritual;
en definitiva una transgresión de las leyes divinas. La
energía sexual es muy poderosa; si se emplea correcta­
mente, se entiende la razón de la existencia, que no ra­
dica en el plano material:

E l propósito de la vida, entonces, no es la satis­


facción de los apetitos ni de los deseos persona­
les, sino del alma, esa entidad que puede hacer de
la tierra, donde encuentra su conciencia, un lugar
mejor donde vivir... Tienes ahora mayor oportu­
nidad de la que puedas tener en cualquier otro pe*
ríodo en esta estancia particular. E s mejor que
EDGAR CAYCE

«fK
estés atento y obres de acuerdo con las leyes de
D ios.

Si la energía sexual se canaliza bien, las glándulas se ilu­


minan y se orientan hacia una conciencia mayor que no
se ciñe a la mera física. Sólo existen dos caminos: la elec­
ción se aplica correctamente en el uso de la energía se­
xual (camino de elevación de la conciencia), o los senti­
dos conducen a través del camino de Adán y Eva.
Existen siete centros glandulares o centros de ener­
gía donde la esencia espiritual se pone en contacto con
la materialidad del cuerpo físico. Estos siete puntos
constituyen siete niveles de conciencia o de percepción:
las siete glándulas endocrinas. La energía sexual tiene
su principio en las células de Leydig, en las gónadas mas­
culinas o en las células de hilar femeninas (las glándu­
las más bajas del cuerpo humano). Ahí se origina la
fuerza sexual y luego asciende por las glándulas supra­
rrenales, el timo, el tiroides, la glándula pineal y, por
último, la pituitaria, por donde sale y alacanza la vía ilu­
minativa.
El sexo, como la comida, es también constructor del
cuerpo y del espíritu de cada uno. Si no se cuidan, tanto
el uno como la otra pueden repercutir negativamente en
forma de enfermedad o de disfunción. Un ejemplo de
esto lo encontramos en las relaciones prematrimoniales,
que pueden tener consecuencias desastrosas e imprevi­
sibles tanto para el organismo como para el espíritu.

--------------- --------------- 99 ----------- ------------


PREGÚNTALE A..

Cualquier acto encaminado a la autosatisfacción indivi­


dual deja de ceñirse a las leyes divinas y, como conse­
cuencia es un acto contrario al orden de Dios:

E l amor es universal, como Dios. Cristalizado,


es hermoso, pero si se minimiza en el egoísmo o
se emplea para la expansión del yo, se convierte
en un escollo sobre el que muchos caen en la im­
paciencia de la gratificación y de las actividades
que satisfacen al yo.

Las acciones del plano material tienen su correspondencia


con la realidad de la mente y del espíritu. Distingue es­
píritu, de mente y cuerpo. El espíritu es la vida que Dios
ha creado, es el alma eterna que aprende las lecciones del
cosmos en cada experiencia. La mente es la constructora
de las acciones de la vida, de los buenos y de los malos
sentimientos, es la responsable terrenal. Y el cuerpo es
el resultado de la anterior. Cayce incluso afirmaba que
cada átomo tiene una pequeña conciencia: «el espíritu
es la vida, la mente construye y el cuerpo es el resultado».

En qué consiste la autenticidad del hogar


A partir del matrimonio y con la llegada de los hijos al
mundo, la familia irá construyendo su hogar, ni más ni
menos que el lugar ideal para el crecimiento de cada uno

— - IO O
EDGAR CAYCE

y de todo el conjunto familiar. En el hogar reside la im­


portancia del correcto crecimiento espiritual:

P o rq u e el hogar es el fundamento de ideales y


propósitos de la nación. Y así tiene que ser; estos
se consagran en las experiencias de aquellos que
le sirven totalmente y sin dudar.

El hogar es el paraíso terrenal, el lugar donde se encuentra


el refugio, el reposo, el cariño de los semejantes...:

E l hogar supone, por tanto, un puerto, un lugar


de abrigo, la representación material de una mo­
rada para el desarrollo de todos aquellos que lo
habitan, como imagen de lo que más adelante será
el hogar celestial o el reino de los cielos.

El hogar es el espacio donde todos los ideales que se han


ido construyendo alrededor de la pareja, se materializan
y se transmiten con palabras y actos, pero sobre todo con
amor. El hogar ha de ser íntimo, el reducto de la esen­
cia familiar, donde se hacen realidad aquellas ideas en las
que se cree. En él se deposita toda la confianza, la co­
municación, la unidad y la seguridad de cada individuo
en relación al grupo humano al que pertenece. Pero ese
reducto ha de estar abierto a nuevas influencias, siem­
pre que no violen los principios ideales. El hogar tam­
bién ha de ser lugar de intercambio y de dinamismo:

IOI
PREGÚNTALE A..

j A trévete a hacer lo correcto y, de acuerdo con


el ideal elegido, constituyelo en el estandarte de
tu hogar! N o importa qué opinen los demás; tan
sólo tu opinión, cómo lo explicarás y cómo te com­
portarás. ¿C uál es, en definitiva, ese ideal para ti?
Debes actuar prescindiendo de lo que otros digan
o hagan. «Otros podrán actuar como deseen, pero
en lo que a mí respecta, mi casa y yo serviremos
a Dios».

El hogar supone la síntesis de todo lo que la pareja es,


de todo lo que ha conseguido. El hogar es el reflejo de
los buenos sentimientos, del bienestar y del amor que
existe entre sus miembros. El hogar bien comprendido
no se reduce a cuatro paredes, supone un estado anímico
que puede llevarse dondequiera que uno vaya. El hogar
empieza en uno mismo y si cada uno lo lleva en el inte­
rior de su corazón, siempre se sabrá construir un lugar
cálido donde encontrar la paz espiritual:

S i cada persona viviera en esta m orada terrenal


como si fuera el hogar eterno, obtendríamos mu­
cha más perfección, más dicha, más paz en defi­
nitiva.

102
?£■

Los orígenes de la reencarnación

La idea de la reencarnación pertenece a una filosofía y a


una postura religiosa que originalmente procede de
Oriente. Los griegos sabían mucho acerca de la reencar­
nación. Primero fueron las teorías órficas las que expli­
caron el dualismo humano entre el cuerpo y el alma;
luego fue Pitágoras quien retomó la misma teoría, y se­
guidamente Sócrates y Platón. Platón desarrolló su co­
nocida teoría de la reminiscencia y su explicación se ase­
meja a la de Cayce, sólo que este es mucho más moderno.
La teoría de la reminiscencia afirma que el alma es in­
mortal y que originariamente se creó en el ámbito di­
vino de las esencias universales y de las ideas, un estado
sagrado en el que las almas están en contacto con la to­
talidad del conocimiento. Debido a alguna falta o pecado,
fueron arrojadas fuera de ese paraíso divino y sometidas
a la materialidad de los cuerpos. Debido a aquel contacto,
el hombre es capaz de recordar los conceptos y las ideas

103
PREGÚNTALE A...

universales, que son entidades inmutables y divinas del


conocimiento y se expresan a través de la psique. Para
Platón, es necesario que el alma del filósofo se abstenga
de placeres, deseos, dolores y miedos. De no ser así, ja­
más su alma podría pasar al Hades en estado puro, se iría
contaminada por el cuerpo y, a causa de esta contami­
nación, el alma habría de caer en otro cuerpo, y así su­
cesivamente se vería siempre encerrada en lo material y
privada de un estado superior de divinidad y pureza.
Después de Platón sería Plotino quien afinaría esa
misma teoría, y luego Orígenes, que defendía la me-
tempsicosis, o migración del alma a otro cuerpo. Plotino
decía en su obra El descenso del Alma que esta es de ori­
gen divino y viene a experimentar en la Tierra todo lo
carnal, material y espiritual; todas estas experiencias se
las lleva consigo para recordar y comparar la diferencia
que existe entre los dos estadios: el humano y el divino.
En resumen, todas las teorías e hipótesis religiosas y
filosóficas describen la reencarnación según una con­
cepción dualista del ser humano: una parte es material
o física (el cuerpo), la otra parte es espiritual o divina (el
alma). La primera perece, pero la segunda es inmortal y
vuelve a la vida con otra forma o aspecto físico, según
hayan sido las ideas, los comportamientos y acciones de
la vida anterior. La misma crucifixión de Cristo y su re­
surrección al cabo de tres días fue un ejemplo para de­
mostrar la facilidad con que se puede abandonar el
cuerpo, ya que éste no es lo verdaderamente importante

104
EDGAR CAYCE

en el hombre, sino que son las almas las que guardan toda
la esencia de la existencia. El cuerpo es solamente una
morada más del alma, un caparazón transitorio.

Reencarnación y cristianismo
El cristianismo predicaba el monoteísmo, la exaltación
de. la humildad e iba contra la esclavitud. Debido a que
todos estos principios corroían las bases del Imperio Ro­
mano, el cristianismo fue perseguido y hubo de susten­
tarse de forma clandestina. Todavía flaqueaba cuando el
emperador romano Constantino proclamó la plena li­
bertad religiosa. Poco más tarde, a finales de la centuria,
el emperador Teodosio nombró al cristianismo religión
oficial del estado, pero a pesar de todo, quienes en la corte
romana se hacían llamar cristianos seguían practicando
la religión del cuerpo: el derroche, los banquetes y la lu­
juria daban todavía muestras de paganismo.
Los comienzos de la propagación del cristianismo no
resultaron nada fáciles. En los anales de la historia ecle­
siástica se dieron importantes disputas acerca de la reen­
carnación, sobre la que unos estaban de acuerdo y otros
no. Orígenes fue un filósofo que desempeñó un impor­
tante papel en la conservación de las Sagradas Escrituras
tal y como fueron escritas en un principio, sin tergiver­
saciones (el Nuevo Testamento es mucho más ambiguo
en cuanto a la reencarnación). Orígenes realizó un traba­

105
PREGÚNTALE A.

jo de indagación sobre la versión original de la Biblia, es­


crita en hebreo. En su obra Héxapla, muestra la colección
de seis versiones distintas de la Biblia dispuestas en seis
columnas paralelas a fin de poder comparar críticamente
las distintas traducciones griegas que acompañan al texto
original en hebreo.
Orígenes aseguraba la preexistencia de las almas, lo
cual provocaría la condena de su doctrina en el año 543
y las famosas controversias origenistas. Sin embargo, lo­
gró tener bastantes seguidores, cuya secta fue muy de­
nostada y perseguida. El filósofo y teólogo explicó el pe­
cado de la humanidad apoyándose en la hipótesis de la
preexistencia de las almas. En su obra Contra Celso des­
cribe cómo cada alma se introduce en un cuerpo u otro,
según hayan sido sus acciones en las vidas anteriores; las
almas que han hecho el bien estarán dotadas de cuerpos
superiores. Según él, las almas son invisibles e inmate­
riales y después de la muerte corporal cambian de cuerpo.
Orígenes recopiló la tradición religiosa y filosófica que
sus antepasados le legaron. Pitágoras decía de sí mismo:

[...] haber recibido de Mercurio el don de recor­


dar todas las transmigraciones de su alma, y el
don de recordar lo que, no sólo su alma sino tam­
bién las de los demás, habían experimentado ante
la muerte y el nuevo nacimiento.

Y Platón aseguraba: «el alma es más vieja que el cuerpo,

106
EDGAR CAYCE

las almas nacen continuamente, una y otra vez, en esta


vida».

¿Por qué la reencarnación no ha quedado como legado


enriquecedor de la cultura cristiana? ¿Es que esta creen­
cia no existió entre los primeros cristianos? Podemos
constatar que en la Biblia no se condena la idea de la re­
encarnación, aunque tampoco se le da apoyo. En Pro­
verbios 8, 22-31 se encuentran estas alusiones:

Y ave me poseyó al principio de Sus caminos, an­


tes de Sus obras, desde antiguo. [...] Desde la
eternidad fui yo establecida; desde los orígenes,
antes que la Tierra fuese [...]. Antes de los abis­
mos, fui engendrada yo [...]; cuando afirmó los
cielos, allí estaba yo; cuando echó los cimientos
de la Tierra, estaba yo con El como arquitecto,
siendo siempre su delicia, solazándome ante Él
todo el tiempo; recreándome en el orbe de la Tie­
rra, siendo mis delicias los Hijos del Hombre.

Estos oscuros pasajes tienen un sujeto misterioso que ha­


bla en primera persona, ¿acaso no pueden referirse a la
conciencia divina, al yo que todos llevamos dentro aun­
que algunos no sepan reconocerlo?

Ya en el primer siglo después de Cristo, las hipótesis teo­


lógicas se dividieron en una confrontación entre dos ban­

107
PREGÚNTALE A...

dos: quienes creían en las dos naturalezas (divina y hu­


mana) de Cristo y los monofisitas. Como el mismo nom­
bre indica, los monofisitas creen que las dos naturalezas
de Cristo se fundieron en una sola: la divina, que ab­
sorbió a la humana.
En el año 451, cuando se respaldaban las enseñan­
zas de Orígenes, los emperadores bizantinos Justiniano
y Teodora convocaron el quinto Congreso Ecuménico
de Constantinopla (553 d.C.), al cual el Papa se negó
a asistir a causa del especial apoyo que Teodora ofre­
cía a los monofisitas. De este modo, las doctrinas
monofisitas se impusieron en aquel congreso y el ori-
genismo se incluyó en la lista de herejías de la religión
cristiana, aunque tales conclusiones jamás fueron rati­
ficadas por la Iglesia. La reencarnación desaparecería
de los Evangelios en el s. VI.
Desde la erradicación de la teoría de la reencarnación,
el cristianismo se ha visto privado de las enseñanzas ori­
ginales de las Sagradas Escrituras, aunque hubo ciertas
corrientes religiosas que conservaron dicha creencia, co­
mo la de los gnósticos. El gnosticismo es una corriente
cristiana bastante diferente de la romana: creía en la re­
encarnación, pero quedó reducido en Europa al movi­
miento cátaro del Languedoc francés.
La Iglesia no ha querido revisar los postulados origi­
nales que se remontan a los principios de su historia,
apenas se han hecho comentarios al respecto. Con una
visión increíblemente adelantada y abierta, el cardenal

108
EDGAR CAYCE

Dopfner advirtió del peligro de la intolerancia y de todo


tipo de persecuciones colectivas, tal y como se habían lle­
vado a cabo durante la Edad Media. El cardenal animó
al constante reciclaje de los postulados religiosos y a que
la Iglesia evitara las posturas sectarias.

E l redescubrimiento de la reencarnación
Cayce descubrió la reencarnación de repente. Cuando él
daba lecturas no podía saber qué había dicho o reco­
mendado, porque estaba dormido, así que se hizo pre­
ciso tomar notas. Gladys fue la secretaria que tomaría los
apuntes taquigráficos durante toda su vida. A la edad de
cuarenta y seis años, Cayce dio una lectura a un hom­
bre y, cuando despertó, pudo leer en sus notas que esa
persona había tenido otra vida: había sido un monje.
Cayce se sorprendió muchísimo, es más, tuvo una crisis
transitoria, ya que él era un ferviente cristiano y en la Bi­
blia no se menciona la reencarnación. Esta es la trans­
cripción de aquella lectura:

E s t e individuo es muy fuerte físicamente. N o obs­


tante, es todavía algo tosco, con el poder de una
naturaleza aún muy arraigada en este siglo. Este
individuo puede llevar con él ciertas fuerzas des­
tructivas por causa de sus apetitos personales, a
menos que haga acopio de su fuerza de voluntad,

109
PREGÚNTALE A...

de sus energías espirituales, para gobernarse [...].


E l está bajo la influencia de Júpiter, con Venus en
la C asa X II [...]. Sus negocios de dinero están in­
fluidos por la posición de Aries y de Septimus
[Plutón], que le dan su fuerza en el plano finan­
ciero [...]. Tiene el poder de controlar a las per­
sonas... Para él ninguna ocasión se pierde. E s al­
guien cuya potencia reside en el desarrollo de su
ser hacia la mediumnidad, las facultades psi. Debe
negociar a la vez con las fuerzas de la Vida, las
de la voluntad y la posición de los astros; de ahí
la dificultad de describir a un individuo tal, sus de­
seos, sus disposiciones... Resumiendo, un ser con
voluntad fuerte, que no cuenta más que consigo
mismo, un individualista... E stá en su tercera ap a­
rición en este plano. En otra ocasión fue monje.

Tras la lectura se sintió en estado de choque: la reencar­


nación es una creencia india, una filosofía de culturas aje­
nas a su América de principios de siglo. Nunca había oído
hablar de reencarnación hasta que dio esa lectura y el mis­
mo hombre le explicó que dicha creencia importada de
Oriente estaba haciendo mella en Europa. Cayce no po­
día haber estado copiando: no sabía nada sobre la reen­
carnación. Tras el incidente repasó sus anteriores lecturas
y se dio cuenta de que en alguna ocasión se había refe­
rido a las vidas pasadas de los pacientes, aunque de forma
tan poco explícita que no le había dado importancia.

IIO
EDGAR CAYCE

Al principio no pudo aceptar esta nueva filosofía de


la reencarnación, porque la consideraba ajena al cristia­
nismo, incluso se asustó porque creyó que algún espíritu
maligno se había apoderado de él y le había inducido a
cometer sacrilegio. Pero después empezó a estudiar y a
leer la Biblia con una nueva visión y extrajo determina­
dos pasajes en los que se hacen crípticas alusiones a la
reencarnación. Ejemplo de esto es aquel pasaje en el que
los primeros cristianos le preguntan a Cristo si era Elias,
que había venido antes que él; los cristianos se referían
a si era una reencarnación de Elias. Además, Cristo dijo:
«si el hombre no nace de nuevo, no podrá entrar en el
Reino de los Cielos». O sea, que el espíritu tiene un re­
nacer constante:

Y o siempre tuve una sensación que no encon­


traba respuesta en las respuestas que se suelen dar
a estas sensaciones. ¿Cómo es que existen algu­
nas personas que, cuando las vemos por primera
vez, sentimos inmediatamente que las hemos co­
nocido de toda la vida, y existen otras que hemos
conocido durante años en esta vida pero todavía
no nos sentimos próximos a ellas ni las compren­
demos? No creo que nadie sea capaz de dar res­
puesta a esto sin reconocer que existe algo más
que esta vida. N ada vuelve a vivir sin morir; hasta
el grano de trigo debe morir para producir aque­
llo que prop agará su propio ser.

ni
PREGÚNTALE A...

Gracias a muchos estudios y a las nuevas lecturas, en las


que cada vez aparecían más casos de reencarnaciones,
Cayce llegó a la conclusión de que el concepto no po­
día ser extraño al cristianismo y que posiblemente la Igle­
sia habría querido esconderlo a propósito. ¿La razón?
Quizás fuera porque si se afirmara la existencia de vidas
futuras las personas no trabajarían espiritualmente sus al­
mas, sino que probablemente relajarían sus costumbres
y podrían aplazar in aeternum las buenas obras.
La ley suprema de Cayce era la ley suprema del buen
cristiano: «Amarás al Señor tu Dios con todas tus fuer­
zas y amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y esta ley
inmutable e importantísima permanecía intacta aunque
él incorporara a su filosofía la reencarnación. Con su nueva
visión, Cayce prosigue el trabajo de los primeros cristia­
nos y de los filósofos antiguos, e integra y redescubre para
la cultura occidental la reencarnación, eso sí, totalmente
desprovista de exotismos orientales; aunque a veces usaba
palabras orientales, como karma o akasha, debido a que
dichos conceptos no existían en la lengua inglesa.

E l karm a de Cayce
El alma no puede recordar sus vidas pasadas porque esto
podría causar tremendos efectos en la psicología de la per­
sona. Cayce solo daba lecturas de vidas pasadas a quie­
nes sabía que podían sobrellevarlo sin problemas. En sus

112
EDGAR CAYCE 1
1
4

lecturas, Cayce sólo mencionaba aquellas vidas que h(t*


bían supuesto más influencia para la entidad que lo (0*
licitaba. Dio lecturas aj más de dos mil quinientas p#f»
sonas que quisieron saber sobre sus vidas anterier§l¡
lecturas que sirvieron para quienes escucharon y apüct*
ron sus consejos.
Las lecturas vocacionales servían para conocer ks hi*
bilidades de las almas (según sus experiencias profeilo*
nales en otras vidas). Estas servían para predecir a loi jó*
venes las materias en las que se habían de entrenar pan
lograr el éxito, tanto personal como material (pues erifl
oficios que habían practicado en otros siglos):

L a Entidad está capacitada para ser director de


orquesta y escribir canciones o poesías. Dichas ap­
titudes formarán parte de su experiencia actual
siempre que el individuo no «se lo crea demasiado»,
ni tenga de sí mismo un concepto más elevado de
lo que debería. Todos tienen los mismos derechoi
que tú, aun cuando en algunos aspectos no hayan
aprendido tanto. Dios no respeta a las personal
por su buen aspecto físico ni por sus aptitudes,
Respeta al individuo por sus objetivos, aspiracio­
nes y deseos. ¡Acuérdate de eso! Anteriormente la
Entidad estuvo en la Ciudad del Oro, en la época
en que tuvo lugar la primera evolución de lac
tierras del Saad, el G ob iy Egipto (10000 a.C). La
Entidad protegía a las dam as de compañía y g#
PREGÚNTALE A...

&

servía de su habilidad para entretener con versos


y canciones. L os empleaba no sólo para divertir
sino también para ayudar al perfeccionamiento de
esas personas.

También le pedían lecturas quienes intentaban solven­


tar sus problemas psicológicos o físicos. Una vez, un jo­
ven pidió a Cayce una lectura porque sufría a causa de
su inclinación homosexual. En la lectura, Cayce descu­
brió que en una de sus anteriores vidas el chico había tra­
bajado como caricaturista en la corte de Luis XVI y se
había dedicado a hacer burla de aquellos que no podían
disimular su condición homosexual. El joven estaba su­
friendo los efectos de su mal karma: «lo que hacemos'a
los demás nos lo hacemos a nosotros mismos», esta es su
mejor definición.
Las reencarnaciones son puras construcciones del
alma, por eso el cuerpo y la mente son simples resulta­
dos del espíritu. Se puede distinguir el karma emocional
del karma físico. En el primero encontramos casos de ma­
trimonios incompatibles, de alcoholismo, de impotencia,
de perversiones mentales... En cambio, en el karma fí­
sico se da la sordera, la ceguera, los defectos en el habla,
leucemia, etc. Cualquier enfermedad es siempre un signo
de pecado, se entiende pecados realizados en vidas ante­
riores. A veces, las dolencias pueden ser consecuencia de
un ajuste de cuentas. Cayce decía que no hace falta re­
cordar, sino que ya «somos lo que recordamos»:

114
EDGAR CAYCE

iVLuchos de nosotros estamos convencidos de qut ’


si analizamos y estudiamos cuidadosamente loí ci­
tados ejemplos, podamos llegar a entender co­
rrectamente los factores básicos que rigen los pen­
samientos y sentimientos del hombre. Las lectura!
de las vidas son interpretaciones de las leyes ei«
pirituales básicas, aplicadas a problemas peno*
nales. Por tanto, al estudiar una serie de ejemplo!,
deberíamos ser capaces de aplicar esas mismas le­
yes a nuestros propios problemas personales.

El karma es como un bumerán, es la ley de causa-cfcctd


que proporciona al alma la oportunidad de crecer y evo­
lucionar espiritualmente (o de degenerar en la materia).
El karma reside mayoritariamente en los aspectos im­
puros del propio yo emocional. La entidad -como Cayce
llamaba a las almas- debe luchar contra todo el mal ba­
gaje de sus vidas pasadas y contra las emociones negati­
vas que frenan su avance espiritual: el egoísmo, la avari­
cia, el miedo... La labor que las almas llevan a cabo en
la Tierra es la de valerse de las vidas sucesivas para equi­
librar esos modelos kármicos positivos y negativos:

iVluy a menudo, el ego está tan extasiado con­


sigo mismo que teme constantemente perder im­
portancia, posición y libertad. Pero para tener más
libertad interior hay que darla, para tener paz den­
tro de uno mismo hay que crearla. Son unas leyes
PREGÚNTALE A..

inmutables. E l que tiene paciencia es dueño de su


alma, se da cuenta de que el cuerpo no es más que
un templo, una construcción externa y que, en
cambio, la mente y el alma son el mobiliario per­
manente, esencial, donde permanecerá siempre.

Cayce veía el cuerpo, la mente y el espíritu no sólo como


una corriente vibratoria de electricidad, sangre y linfa,
sino también como una fuerza capaz de crear la mayor
de las energías: la fe, juntamente con la esperanza y la
caridad. Para Cayce, el cuerpo y el espíritu son un todo,
las enfermedades del cuerpo y los pensamientos están di­
rectamente relacionados, las tragedias o la paz forman
parte de un resultado final que resume las experiencias
del alma en las otras vidas.
El karma es el balance resultante de las vidas pasadas;
según el bien o el mal con que se ha actuado en las vi­
das anteriores, se recibe una cosa u otra. El karma es como
una rueda que no cesa de girar, por la que, si es necesa­
rio, se pasa mil veces a fin de pulir y pagar por aquello
que en su momento no se realizó con la corrección y bon­
dad que se debía. Si, por ejemplo, en una vida dos almas
se enemistan y luchan hasta la muerte física, no cabe duda
que esas dos almas, en una época u otra, habrán de vol­
ver a reencarnarse juntas para hacer las paces. Por eso es
aconsejable no tener enemigos, porque aunque un alma
esté espiritualmente más avanzada que otra, se tendrá que
reencarnar al paso de la que va más lenta para resarcir el
EDGAR CAYCE

mal karma que creó en otra vida. De esta forma se atrasa


la evolución del alma que estaba más avanzada.
Puede parecer que el karma es una especie de castigo
interminable por los pecados que se han cometido, pero
no es así: un alma no paga incesantemente sus pecados.
La multiplicidad de las vidas no ha de ser un infierno,
ya que con cada vida el alma tiene nuevas oportunida­
des de mejorarse. Y la oportunidad de mejora es una con­
dición que depende únicamente de ella misma, gracias
a su condición de alma libre.
En el principio de los tiempos, las almas fueron cre­
adas con la fantástica capacidad del libre albedrío, gra­
cia cedida por el Creador. El libre albedrío es una dis­
tinción divina, una cualidad que distingue a las almas
como parte del mismo Dios. Es un poder maravilloso si
se sabe emplear, es sin duda más fuerte que el destino.
La voluntad de las almas es tan poderosa como la natu­
raleza de sus orígenes; gracias a aquella, estas pueden
construirse a sí mismas:

S i n embargo, la experiencia vital es una mani­


festación de divinidad. Y la mente de la Entidad
es el constructor. Cuando la Entidad lleva a cabo
algo creativo, p asa a estar bajo la ley que opera
entre el karm a y la gracia. Cuando la Entidad ya
no está sujeta a la ley de causa y efecto, o karma,
sino que se halla en Gracia, puede avanzar hasta
la llam ada suprema hecha en El.

117 -
PREGÚNTALE A...

Cada reencarnación es una nueva oportunidad para el


alma, cada vida es un camino de purificación y reden­
ción, por eso la ley kármica no es un castigo inexorable.
La reencarnación de ninguna manera supone un círculo
implacable en el que siempre hay una batalla por ganar.
La ley de causa y efecto del karma es elástica: si después
del pecado hay buena conducta, los pecados no se pa­
gan hasta el final. Dedicándose a hacer el bien, uno puede
librarse de pagar por sus anteriores pecados, y todo el bien
que haga el alma permanecerá eternamente con ella: esa
es la Ley de Gracia.
El Dios al que Cayce se refería es esencialmente amor
y perdón. Si el alma es sincera, si se aparta del mal y se
arrepiente, le será concedida la Ley de Gracia. Este con­
cepto que Cayce introduce no es más que el amor y la mi­
sericordia que Dios siente por todas las almas. Cuando el
alma profundiza en la enseñanza de Cristo, cuando en­
tiende cuál es la vibración correcta, entonces puede librarse
de la rueda kármica. Cuando el alma deja de resistirse y
cede voluntariamente su libre albedrío en favor de las le­
yes del Creador, significa que se está acercando a estas. En­
tonces es cuando le sobreviene la gracia y el perdón.

~ ¿ Q ué karma tengo que superar para liberarme


mental y espiritualmente?
-E l karma es más bien la falta de experiencia en
lo que se tiene que hacer. Así como te perdonan,
perdona a los demás. ¡Así se encuentra el karma!

----------------------------- n8 ----------------------- _
EDGAR CAYCE

Al alma no se le pide lo imposible, su progresión espiri­


tual avanza paso a paso, sin sufrimientos innecesarios,
pero sí con-íí y constancia. Sólo la fe en el Dios bon­
dadoso y misericordioso hace posible que el alma se ana­
lice y corrija a sí misma, ya que la deuda kármica es con
cada uno, nunca respecto a los demás. El karma es siem­
pre una deuda contraída con uno mismo; si se ha actuado
mal en relación a otras personas, el castigo llegará, no a
partir de esas personas, sino a partir de uno mismo. Es
el yo débil el que se ha alejado del camino divino o ar­
monioso, es la relación con Él la que se ha desvirtuado
y hay que volver a enderezar. El hombre siembra lo que
cosecha y constantemente se reencuentra consigo mismo.
En una consulta, Cayce responde claramente que el
karma empuja a rehacer una actitud equivocada:

- ¿ E x i s t e alguna deuda kármica que solucionar,


de alguna forma, o tendría que quedarme con ellos
hasta hacerles sentir que tienen que tratarme más
amablemente?
-¿Q ué es deuda kármica? ¡L a has convertido en
una pesadilla! ¡L a has volcado en ti! ¿Q ué es la
vida sino el regalo de tu Creador con el que pue­
des ser todo uno? ¡Tus relaciones con varios chi­
cos a través de las distintas experiencias en la tie­
rra se realizan a la luz de lo que las Fuerzas
Creativas serían en tus relaciones con el acto
mismo! ¡Y si es una actividad con los que se han

119
PREGÚNTALE A.

individualizado como tu padre, tu madre, tu her­


mano u otros parecidos, es simplemente un en­
cuentro consigo mismos, en relaciones que ellos
están trabando y no por una deuda kármica en­
tre vosotros, sino una deuda kármica con el yo que
se puede realizar entre las asociaciones que exis­
ten en el presente! Y esto vale para cada alma.

Pero, aparte de la fe, ¿existe algún método para llevar a


cabo la perfección del espíritu? Como cada reencarna­
ción sirve para que la mente y el espíritu controlen me­
jor el cuerpo y para dominar más y más la materia fí­
sica, a cualquier alma le conviene tener un ideal, o sea,
un patrón de conducta que le sirva de guía y
comparación. Gracias a este ideal y a través del modelo,
se pueden valorar las diferentes acciones y comporta­
mientos de uno mismo en relación a los demás. El ideal
es una importante referencia que jamás hay que perder
de vista:,en cada actuación y en cada una de las ideas que
cruzan por la cabeza. Con el patrón de conducta ideal
el espíritu nunca se desviará del camino correcto:

L o s pensamientos de la persona y las acciones


que se derivan de tales pensamientos, son la co­
mida de la que se alimenta el alma. Esos pensa­
mientos y acciones han sido, a su vez, generados
por los pensamientos y acciones que los prece­
dieron; y de este modo nos remontamos al naci­
miento del alma.

— 120
EDGAR CAYCE

L a enfermedad y el matrimonio kármico


La enfermedad es siempre producto del karma. Cada uno
tiene lo que se merece, las enfermedades son el reflejo
de ciertas actitudes mentales incorrectas que se tuvieron
en vidas pasadas y que luego se pagan.

C a d a individuo, sin excepción, sigue en el plano


terrenal actual la línea de desarrollo que ha reci­
bido de las circunstancias anteriores; y cada grano
de pensamiento o circunstancia es consecuencia
de otras circunstancias creadas por el ser.

Las enfermedades son secuelas de la falta de concordan­


cia de las almas con la Fuerza Creadora, de su separa­
ción de lo divino; son castigos inflingidos a causa de cierta
inatención en otras vidas. Sin embargo, la curación puede
llegar si la mente es capaz de controlar todas las reacciones
de su cuerpo y su relación con la materia: sus actitudes,
sus egoísmos, sus odios o sus relaciones con los demás.
Si la curación no ha sido posible, sobreviene la muer­
te, pero la muerte no existe a nivel espiritual, ya que el
alma nunca muere. La diferencia entre un alma encajo­
nada en un cuerpo vivo y un alma liberada es sólo una
cuestión de densidad y vibración. La muerte es una puerta
que linda con el mundo material y el espiritual, es sólo
un paso entre dos dimensiones. Gracias a este paso nece­
sario se cierra una cortina y se deja abierta la posibilidad

121
PREGÚNTALE A...

de que otra se abra. Mediante la muerte el alma se des­


poja de su cuerpo físico y se libera del consciente; entonces
sólo queda el subconsciente que aflora y dirige el alma.
El karma enseña y ayuda, sirve para dar un mejor re­
flejo de uno mismo, para que uno se pueda observar tal
y como es. Siempre focaliza el yo no regenerado, es como
una balanza que ayuda a las almas a corregir lo que es­
tuvo mal y a cambio exige una acción constructiva. Es
sólo el reflejo de lo que uno ha creado en otras vidas,
aquello que le quedó por experimentar. También es una
actitud, una emoción profunda: ¡es la relación con uno
mismo, lo que uno se debe a sí mismo!
El karma se manifiesta en todos los aspectos de la vida:
en la salud, en el matrimonio, en las relaciones familia­
res, en la profesión, en las tragedias o sucesos de la vida,
en las condiciones físicas y espirituales...
La pareja es también fruto del karma. El matrimo­
nio se convierte en un importante punto de referencia
para cada uno, una referencia de espacio y tiempo que
permite vislumbrar la obra que se está realizando:

A c tú a hacia tu esposa o hacia tus propias acti­


vidades como te gustaría que los demás actuasen
contigo. No pidas más de lo que puedas dar. No
pidas más de lo que permitiste o permites que te
pidan a ti. El matrimonio, como una asociación,
es la unión de propósitos. Sin unidad de propó­
sitos, no podrá haber armonía. Esto puede reali­

122
EDGAR CAYCE

zarse, pero no tú solo, porque recuerda: en la ex­


periencia anterior organizaste un gran barullo ¡y
sufriste por ello! Será mejor que lo remedies ahora
o ¡la próxim a vez será diez veces peor!

En el matrimonio debe haber paz y amor, y estos dos es­


tados son inalcanzables si en ellos no existe el perdón,
condición indispensable y divina que une los dos mun­
dos: el material y el espiritual. A partir del perdón, me­
diante la aceptación y la obediencia, se reconoce la cua­
lidad del amor universal. Cayce siempre recomendaba la
misma regla de oro:

j V iv e tu yo! D eja que la discordia y la grosería


sean sólo de los demás. ¡D eja que te degraden,
pero ten la paz dentro de ti! Actúa siempre con
los demás como quieres que ellos lo hagan con­
tigo. No importa lo que digan, o lo que hagan.
H az lo que quieras que te hagan; y entonces la paz
que se te ha prometido será verdaderamente tuya.

L a compleja dinámica de la reencarnación


La vida en la Tierra, cualquier forma de vida animal, ve­
getal o humana, es una forma de expresión de Dios. Pero
la reencarnación solamente afecta a las almas más avan­

113
PREGÚNTALE A...

zadas: las humanas. Los animales no tienen reencarna­


ciones y los hombres no pueden reencarnarse en ellos,
aunque sí pueden darse transmigraciones de almas hu­
manas a los animales.
El alma es fruto de sí misma y de Dios. Gracias a los
elementos que ponen las Fuerzas Divinas nacen las al­
mas, pero estas tienen su propia voluntad y capacidad
para unirse (o alejarse) de su fuente de origen. Dios siem­
pre atrae las almas hacia El, pero estas tienen que apren­
der por sí mismas y poner toda su inteligencia para su
reencuentro, para eso se las dispuso de voluntad propia.
Es posible que la voluntad sea la fuerza motriz del alma:

C r e o que todo ser humano tiene un alma, la que


le hace semejante al Creador. Tal como vemos en
las fuerzas que nos rodean, la propia N aturaleza
desea compañía. También la desea Dios. El nos
brinda la oportunidad de ser sus compañeros,
dándonos un alma, que podemos hacer com pa­
ñera suya; pero tenemos que encargarnos noso­
tros de conseguirlo.

Contrariamente a lo que muchos piensan, en cada reen­


carnación no siempre se progresa. También se puede ir
hacia atrás y deshacer el camino espiritual que se logró
hasta el momento. A pesar de todo, la Ley de Gracia, la
ternura y el amor de Dios empujan a todas las almas (sin
excepción alguna) a alcanzar la perfección, evitando así

---------- ------------ ,,4 ------------------------ -------------


EDGAR CAYCE

el infierno eterno para las almas desviadas. La bondad de


Dios es infinita y anima al esfuerzo hacia el bien.
Las almas pueden reencarnarse en otros planetas di­
ferentes a la Tierra, dependiendo de sus necesidades es­
pirituales. Las estancias planetarias de las almas siempre
se dan entre dos reencarnaciones terrestres. Normal­
mente, recorren cada uno de los planetas del sistema so­
lar para aprender de todas las vibraciones del Universo
y cuando finalizan este recorrido ya pueden viajar hacia
otros sistemas más lejanos. Por otra parte, las almas que
no están encarnadas en ningún planeta, pasan a formar
parte del centro del Universo, donde se unen a Él.
El alma accede a la vida terrenal solamente si está lo
suficientemente desarrollada para controlar la materia en
el momento que la criatura recién nacida respira por pri­
mera vez. Cuando el alma entra en el piano terrenal, ya
sabe hacia dónde va:

D e b e saber que entra en el entorno que es nece­


sario para su propio desarrollo. Sabe que ésta es
su oportunidad para pasar por la experiencia para
ese desarrollo.

Las almas siempre escogen a sus padres, pero también es­


tos (con sus actitudes y características) atraen o recha­
zan determinadas almas. La unión física entre dos per­
sonas establece cierto terreno abonado para las almas
candidatas, según sean sus propios espíritus.

125
PREGÚNTALE A.

En la persona quedan muchos rastros de las vidas an­


teriores: las aptitudes y habilidades personales, los mie­
dos y las fobias, los recuerdos, algunos gustos, segurida­
des, desconfianzas... No es que todas sean fruto de las
vidas pasadas, pero muchas sí lo son. En realidad, la per­
sonalidad que se tiene en determinada encarnación es una
pequeña muestra de las características totales del alma:
en cada encarnación se manifiestan determinadas habi­
lidades, caracteres, gustos y personalidades, mientras que
las otras características que conforman la totalidad del
alma quedan latentes en la persona:

N o todas tienen influencia en el momento actual.


Pero esto depende también de lo que usted decida
hacer [...]. L as cosas ocurren de este modo: se
puede estar en un estado, encarnado en una ex­
periencia de vida precisa y, no obstante, no tra­
b ajar en las direcciones exploradas precedente­
mente. E s porque no se experim en ta esa
necesidad. O también, que no se sea consciente
de las actividades anteriores, o bien que no se esté
influido por ellas. L as de sus vidas que han tenido
un impacto directo sobre la actual, ya le han sido
presentadas.

A medida que las almas progresan hacia la luz divina, se


encarnan en personalidades más complejas y capaces de
controlar cada vez con más habilidad los deseos y la ma­


EDGARnCAYCE

terialidad terrestre, estas son las «almas viejas»: almas que


han vivido muchas encarnaciones y que progresivamente
dominan su entorno porque su espiritualidad alcanza
altos niveles de desarrollo. En contraposición están las
«almas jóvenes», almas que tropiezan con cualquier ten­
tación material y que tienen grandes dificultades para
moverse con desenvoltura en el plano material, ya que
caen sucesivamente en todas sus trampas. Estas almas re­
cientes tienen poca experiencia en el plano terrestre, o
sea, han tenido pocas reencarnaciones.
Cayce dio miles de lecturas de reencarnaciones a per­
sonas norteamericanas de su época, muchos habían sido
personajes anónimos en civilizaciones antiguas y desco­
nocidas, pero hubo algunas lecturas curiosas que descu­
brieron personajes famosos de la historia, como por ejem­
plo, las lecturas a quien en una vida anterior había sido
Juana de Arco. Otros personajes que Cayce descubrió en
sus consultas fueron Héctor (de la guerra de Troya), el
patrón de Francia, san Martín de Tours, la madre de
Aquiles, Lázaro, el hermano de san Juan Bautista, etc.
Hay que ser muy cuidadoso al realizar tales investiga­
ciones, pues son personas a las que se puede herir. Una
vez, Cayce dio una lectura a un buen cristiano... ¡y re­
sultó que había sido el mismo Judas! Depende de la per­
sona que sea, es mejor que no sepa nada.
Una de las lecturas más sorprendentes fue la que una
vez dio a un chiquillo de trece años. El segundo hijo de
Edgar Cayce nació en el año 1911 pero murió poco des-

127
PREGÚNTALE A..

pues de nacer, dos meses más tarde. Esto supuso un


trauma para Cayce, ya que él mismo había sido capaz de
salvar muchas vidas, incluida la de su esposa y, sin em­
bargo, fue incapaz de salvaguardar la de su propio hijo.
Por esta razón, Cayce hablaba pocas veces de ello. Una
vez soñó que veía a su hijo y el niño le sonreía; desde
aquel momento Cayce se sintió más tranquilo, pues en­
tonces supo que su hijo estaba bien y era feliz. Pero veinte
años más tarde, los padres de un chiquillo de trece años
vinieron a su consulta para que le hiciera una de sus lec­
turas de vidas anteriores. Cayce se dio cuenta de que el
alma del niño era la misma que la de su hijo muerto ha­
cía bastantes años. Reconociendo a su hijo en aquel jo-
vencito, Cayce pudo explicar su temprana muerte de la
siguiente manera:

H a b ía habido trastornos demasiado importantes


en el nivel mental y práctico en el momento de la
gestación para que esa alma pudiera permanecer
en la Tierra.

Después, Cayce dio algunos buenos consejos para que


los padres cuidaran de la salud del joven.
El mismo Cayce tuvo varias reencarnaciones, también
se dio lecturas para averiguar acerca de él. En dos oca­
siones y en breve espacio de tiempo, lo hizo con el mismo
nombre: Bainbridge. Primero se reencarnó en un soldado
del ejército inglés que había nacido en 1742. Justo antes

-------------- ------------------------------------- 128 ------------------------------------------


\

EDGAR CAYCE

de la Guerra de la Independencia, había estado comba­


tiendo contra los indios en una incursión militar por las
grandes llanuras de Estados Unidos. Era un hombre rudo
al que le gustaban las mujeres y el vino, pero que, sin em­
bargo, murió en un acto heroico: intentando salvar la vida
de un grupo de niños y mujeres indias. Durante la ba­
talla murió ahogado mientras atravesaban en balsa un río.
Curiosamente, la batalla se daba en el sur del país, muy
cerca de donde actualmente se ubica la ARE, en Virgi­
nia Beach. Como por lo visto la vida de este soldado de­
jaba mucho que desear (ya que tenía varios hijos ilegíti­
mos), su alma volvió con el mismo nombre para lavar los
pecados que había cometido en su vida anterior.
Las reencarnaciones son escogidas por las almas y se
acostumbran a dar en países, culturas o sociedades si­
milares a las que el alma ya ha vivido en otras ocasiones.
Cayce formó parte del grupo de americanos sureños que
en su tiempo (al principio de la colonización) todavía es­
tuvieron marcados por la herencia cultural francesa. Fran­
cia era el país del que sus antepasados procedían. En otra
de sus lecturas explica una reencarnación curiosa rela­
cionada con su origen europeo. Entre las dos vidas de
John Bainbridge, se reencarnó en un niño de la corte del
rey de Francia, que resultó ser un bastardo de la hija del
rey y murió de pequeño.
También fue capaz de dar lecturas de reencarnacio­
nes futuras. Según él mismo dijo en una lectura, volve­
ría a nacer en el año 2100 en Nebraska:

129
PREGÚNTALE A..

E l mar cubría, al parecer, toda la parte occiden­


tal del país, pues la ciudad en la que yo vivía es­
taba en la costa. El apellido de la familia era ex­
traño. En mis primeros años, de niño, anuncié que
era E d g ar Cayce, y que había vivido doscientos
años atrás. Hicieron venir a científicos, hombres
de largas barbas, calvos y con gruesas gafas, para
que me observaran. Decidieron visitar los lugares
donde yo decía que había nacido, vivido y tra­
bajado, en Kentucky, Alabama, Nueva York, M i­
chigan y Virginia. L os científicos me llevaron con
ellos a visitar esos lugares en una larga nave vo­
ladora de metal, en forma de cigarro puro, que se
desplazaba a gran velocidad.

La reencarnación es un fenómeno que no tiene lími­


tes, todo el mundo está sometido a la ley de la prueba.
Sus fronteras residen en el impulso de progresión de las
almas, en un recorrido constante en pos de su origen di­
vino.
La fe y las actuaciones corpóreas en la Tierra estimulan
a lograr la perfección y la pureza que residen latentes en
el alma. Las diferentes posesiones corporales la ayudan
a moverse en determinadas direcciones, hacia las metas
que debería alcanzar para pasar a estadios superiores de
conciencia.

----------------------------- ,3o
EDGAR CAYCE

L as reencarnaciones de Cristo
Cuando Cayce daba lecturas de reencarnaciones ofrecía
múltiples detalles de episodios históricos, ya fuera de ci­
vilizaciones conocidas, como de sociedades y mundos ja­
más intuidos por los historiadores. En sus lecturas (se­
gún estas culturas) solía hablar en diferentes lenguas,
como el francés, el italiano, el español, el alemán u otras
que resultaban intraducibies por ser desconocidas. En­
tre las civilizaciones a las que hizo referencia, las más im­
portantes fueron la Atlántida, el Egipto prehistórico y la
época de Jesucristo.
La reencarnación es una ley física y universal, forma
parte de la teoría de la evolución, ya que no solamente
evoluciona el cuerpo sino también el espíritu. Cristo es
el ejemplo de la redención, el modelo de conducta y el
camino que guía a todos los hombres hacia la luz, hacia
la unión con su creador. Cristo fue el alma más evolu­
cionada, capaz de someter el estado físico y material de
la vida al espiritual, y con ello demostró a todos los hom­
bres la grandeza de la fe y de Dios:

D e l mismo modo que una Entidad, que se halla


en uno de los diferentes reinos que abundan en el
sistema solar, asume, no una forma terrenal, sino
un modelo que se ajusta a los elementos de ese pla­
neta o espacio en particular, el Príncipe de la Paz
vino a la Tierra con forma humana para comple­

13 1
PREGÚNTALE A...

tar Su propio desarrollo. Venció a la carne y to­


das las tentaciones. Y por tanto, fue el primero
que venció a la muerte del cuerpo, lo que Le per­
mitió iluminar y revivificar ese cuerpo hasta le­
vantarlo nuevamente, aun cuando los fluidos del
mismo se habían ido por los agujeros que los cla­
vos habían dejado en Sus manos y por la herida
de la lanza en Su costado...

Cristo también se reencarnó varias veces. Él fue la pri­


mera alma que, llegando al plano terrestre, tomó forma
y cuerpo de hombre (habían llegado otras almas, pero
éstas no eran perfectas). El espíritu de Cristo ya se ha­
bía manifestado varias veces en la Tierra antes de su ve­
nida en el cuerpo de Jesús. Y su llegada definitiva fue de­
bida a la fuerza espiritual de un grupo de personas: los
esenios, que dispusieron el canal adecuado para la venida.
Los esenios eran una secta judía que se cuidó de
conservar la integridad de las Sagradas Escrituras, ya que
en su traducción al griego bizantino, al latín clásico y a
los otros idiomas, la Biblia perdió algunos de sus ver­
sículos originales en hebreo. Los esenios también fueron
quienes se encargaron de la educación de Jesús cuando
éste era sólo un niño. Jesús completó posteriormente sus
estudios viajando a la India, donde aprendió a realizar
la desintoxicación mental y corporal; también viajó a
Persia, donde aprendió medicina. Por último, se desplazó
al centro vibratorio más importante de la tierra, Egipto,

132
EDGAR CAYCE

donde profundizó en las enseñanzas del amor, la piedad


y la paz; enseñanzas que eran básicamente iguales a las
que se daban en tiempos del Antiguo Egipto.
Según las explicaciones de Cayce, Jesús se reencarnó
en las siguientes personas:

- Ámilius: apareció en la civilización de la Atlántida. En


esa época existían muchas almas aprisionadas en cuer­
pos híbridos (medio humanos, medio animales), Ami-
lius fue el primer hombre con forma perfecta.
- Adán: Cristo se reencarnó en Adán y cuando éste co­
metió pecado, se separó de Él. Fue modelo de pecador
y representante del género humano por excelencia.
- Enoch: fue otra de las encarnaciones de Cristo, al pa­
recer el autor de un libro profético. Se dice que al fin
del mundo volverá con Elias para predicar contra el
Anticristo.
- Melquisedec: fue consejero de Abraham, sacerdote y
rey de Jerusalén. En la victoria de Abraham, Melqui­
sedec salió a recibirlo con pan y vino para bendecirlo.
- Asaph: maestro de coro del rey David.
- Jéshua: sumo sacerdote en Babilonia y décimo rey de
Israel. Promovió la reforma religiosa para destruir el
culto a Baal, aunque no pudo acabar totalmente con
los cultos idólatras.
- Jesús: Cristo se encarnó en Jesús y fue entonces cuando
sublimó todo el pecado y el mal que había cometido
en la otra vida volviendo a Él.

133
PREGÚNTALE A...

— Zend: encarnación en un personaje profético que


ayudó a restablecer la Ley del Uno.

Jesús fue un hombre de carne y hueso (aunque conce­


bido de forma divina), mientras que Cristo es un men­
sajero: no es un hombre, sino una entidad presente en
todas las épocas de la historia. Cristo es el mismo espí­
ritu que empuja a trabajar a todas las almas, mueve la
voluntad de los hombres y aparta del egoísmo y de las
trampas de la materia que estrechan sus almas.
A Cayce le gustaba mucho recordar el pasaje bíblico
siguiente: «Sed fecundos, multiplicaos y someted la tie­
rra». La última frase es harto significativa para Cayce: «so­
meted la tierra» no quiere decir subyugar todo lo que vive
en la tierra: la naturaleza, los animales o los hombres y
mujeres menos fuertes... Significa sublimar lo que per­
tenece a la materia y a la superficialidad de uno mismo;
quiere decir que es necesario sobreponerse a todo lo que
es físico y terrenal, despojarse de egoísmos, de celos, de
todo lo que conforma el yo individual, para alzarse so­
bre todo lo fútil. El espíritu es más importante que lo
material: la fe, la creencia, la mente... son infinitamen­
te más importantes que el cuerpo y la posesión. Esta es
la esencia de las enseñanzas de Cristo que quedó patente
en su propia vida, vida que Cayce comparaba a las tri­
bulaciones de cada uno de los hombres en la Tierra.

i 34
La creación según Cayce

La Tierra estaba todavía enfriándose de su reciente na­


cimiento de fuego cuando nacieron las almas. Ellas asis­
tieron a la creación de la materia y de la vida. Primero
tuvo lugar la separación de las aguas y las tierras, luego
el surgimiento de la incipiente vida animal. Las almas,
suspendidas a causa de su ingravidez por encima de la
esfera terrestre, eran en el principio formas de pensa­
miento.
En los comienzos de la Creación, Dios no pensaba
darles un cuerpo físico para que lo habitaran; sin em­
bargo, algunas almas atrevidas asistieron a la creación ani­
mal y quisieron ocupar esos cuerpos que se reproducían
a través de la separación de sexos. Pronto, estas almas in­
trusas que habían abusado de la libertad que Dios les ha­
bía concedido se vieron atrapadas en la materia carnal y
dieron lugar a los híbridos: mitad animales, mitad hom­
bres. Estas almas, angustiadas porque no podían escapar

i 35
PREGÚNTALE A.

a la reproducción animal, se vieron aprisionadas en el


mundo de la materia, sin posibilidades de liberación:

D i o s no impide nada, después de haber dado a


las almas el don del libre albedrío, pues, desde el
principio creó las entidades individuales o almas.
Y el pecado consistió en buscar su expresión fuera
del plan previsto por D ios para ellas. De este
modo, fue un error de los individuos, pues les ha­
bía sido dado el libre albedrío y sabían con an­
terioridad lo que tenían que hacer y lo que tenía
que ocurrir, puesto que El es Omnipresente y To­
dopoderoso; es solamente cuando el alma, que es
una parte de Dios, hace su elección, que Dios sabe
como va a acabar todo.

A causa de este suceso, Dios tuvo que crear un cuerpo físico


adecuado para las almas salvadoras y creó al primer hom­
bre completo: Adán. En la época en que animales y
hombres compartían los cuerpos físicos y existían los seres
hermáfroditas, aparecieron las cinco razas humanas (co­
rrespondientes a los cinco sentidos) en cinco sitios distintos
del planeta: la raza blanca, la roja (o atlante), la amarilla,
la morena y la negra (en Lemuria). La raza roja es la raza
de los atlantes y de los americanos; son excepcionales
porque se desenvuelven con gran capacidad en el plano te­
rrestre, ya que aprovechan todos los recursos materiales y
tienen grandes facilidades para el progreso técnico.

136
EDGAR CAYCE

L as civilizaciones perdidas
Cayce decía que, en comparación al de hace 12.000 años,
el hombre actual había degenerado en cuanto a sus ca­
pacidades psíquicas, espirituales e incluso materiales. Se­
gún las numerosas lecturas de Cayce, existieron varias ci­
vilizaciones perdidas de las que no hay pruebas materiales
ni científicas de su existencia, aunque sí algunos indicios.
Estas civilizaciones (anteriores a la época de Jesucristo)
fueron levantadas por hombres que disponían de una tec­
nología muy superior a la actual y unos poderes menta­
les que hoy en día ni siquiera se podrían imaginar. Los
atlantes, por ejemplo, poseían poderes paranormales: te­
lepatía, extrasensorialidad, capacidades psi, etc. Domi­
naban energías como la electricidad, la energía nuclear
y la solar, eran expertos en navegación y en telecomuni­
caciones, así como en ingeniería. También eran singula­
res cirujanos y doctores: hicieron grandes progresos para
alargar la longevidad y, en el campo quirúrgico, practi­
caban técnicas muy complejas que actualmente serían in­
concebibles.
El universo de Cayce es realmente sorprendente: dio
toda clase de detalles y pormenores acerca de estos hom­
bres antiguos cuyas civilizaciones parecían atrasadas y ru­
dimentarias. En cambio, ¡resultaban ser mucho más avan­
zadas que las actuales!
En sus lecturas, Cayce revive épocas del misterioso
continente perdido de la Atlántida (del que también ha-

i 37
PREGÚNTALE A...

í*

bló Platón), de Egipto en el XI milenio a.C., o de civili­


zaciones tan remotas como las del Gobi e Indochina, la
Persia de 8.000 años antes de Alejandro el Magno, la Gre­
cia de la guerra de Troya, el Medio Oriente, Roma y
Egipto en tiempos de Jesucristo, Francia en los siglos XVIII
y XIX, o la América de los primeros colonos. Este volu­
minoso y variado alud de informaciones resulta una in­
cógnita: ¿cómo pudo Cayce, si no era a través de sus po­
deres parapsicológicos, saber siquiera acerca de la
existencia de esos lugares, si apenas tenía estudios?

L a Atlántida

Cayce no inventó el continente perdido de la Atlántida;


hace dos mil quinientos años, Platón lo describió en dos
de sus obras: Critias y Timeo, pero Cayce no había leído
a Platón cuando en noviembre de 1923 empezó por pri­
mera vez a hablar de la Atlántida en sus lecturas. Y, sin
embargo, los relatos de ambos coinciden en muchos de­
talles. La biblioteca de la Fundación Edgar Cayce cuenta
actualmente con dos mil quinientas lecturas que hacen
referencia a esta civilización: un volumen realmente im­
portante de información. Todas estas lecturas, que Cayce
dio a lo largo de veinte años, son sorprendentes por su
alto grado de concordancia. También ha habido escri­
tores que se han referido a la antigua civilización de la
Atlántida, aunque algunos la han convertido en pura fic-

138
EDGAR CAYCE

ción. Lo cierto es que, hasta el año 7000 a.C., existe una


dilatada laguna informativa acerca de lo que fue la civi­
lización humana.
La Atlántida era un continente que ocupaba la ma­
yor parte del actual océano del Atlántico norte, morada
de una civilización que existió durante doscientos mil
años. El comienzo de su esplendor coincide precisamente
con la época del desplazamiento de los polos, cuando la
civilización de Lemuria se hundía en el océano Pacífico:
una cultura moría, otra empezaba. Situado entre el golfo
de México, por una parte, y el Mediterráneo, por otra,
el continente atlante todavía hoy muestra algunos vesti­
gios de su existencia: en los Pirineos, en el País Vasco,
en Marruecos (el Atlas), la Honduras británica, el Yuca­
tán, las Bahamas y las islas Azores. Estos son los restos
todavía visibles de las últimas islas de la Atlántida.
La Atlántida era un continente formado por tres gran­
des masas de tierra cuyos límites occidentales eran lo que
hoy día son las costas de Estados Unidos, antes océano.
Por entonces, la geografía era distinta; el tiempo y el clima
también: la Tierra no tardaba lo mismo que ahora en dar
una vuelta al Sol y el clima de la zona era templado. Se
han realizado estudios del fondo del océano Atlántico y
se han extraído muestras del suelo. En el laboratorio se
ha comprobado que, hace miles de años, el terreno ha­
bía estado en contacto con la atmósfera y en él había
habido agua dulce.
El continente perdido de la Atlántida se encuentra

139
PREGÚNTALE A...

&

ahora mismo bajo el mar de los Sargazos, pero Cayce ase­


guró que un día ha de volver a emerger del fondo del
océano y su reaparición será completa; volverá con las
mismas almas atlantes de sus antiguos habitantes:

A n te s de esto, la entidad estaba en el bello país


de Atla o Poseidia propiamente dicha; entonces,
esta entidad estaba en aquella fuerza que trajo la
civilización y el conocimiento m ás elevados que
han sido conocidos por el plano de la tierra. E n ­
contramos que esto fue casi diez mil años antes
de la llegada del Príncipe de la Paz.

En la profecía, Cayce asegura que Poseidia será la pri­


mera isla que reaparecerá ante la costa de Florida, en
Bímíní, a 100 km al este de Miami. Precisamente muy
cerca de allí encontraron una hermosa columna blanca
del mármol más puro en el fondo del mar. Tenía unos
cinco metros de longitud y podría haber pertenecido a
algún templo de la antigua Atlántida, y hubiera que­
dado expuesta tras la subida del fondo marino. La idea
de la reaparición del continente no resulta tan extraña
si se piensa que en las zonas volcánicas el terreno se
hunde o se eleva de improviso: muchas islas han emer­
gido de esta manera.
Según Cayce, con el resurgimiento vendrán a la Tie­
rra muchas de las almas atlantes que ahora viajan por
otros sistemas planetarios. Son almas muy especiales por­

— ----- ----------------- 140 ------------------ -------


EDGAR CAYCE

que tienen una gran capacidad de influencia sobre los de­


más seres vivos. Las almas atlantes son características por
su radicalidad: o bien son destructivas, o bien progre­
sistas. En el primer grupo se venera la violencia y la lu­
juria, en el segundo se camina al lado de Dios y se ac­
túa sabiamente siguiendo las enseñanzas del amor. Estas
últimas son las almas incorruptas que han de salvar el
resto de la humanidad.
Cayce llamaba a estos dos grupos «Hijos de la Ley del
Uno» (que seguían las prescripciones divinas) e «Hijos
de Belial». Los Hijos de Belial fueron los responsables de
las destrucciones de la Atlántida, ya que únicamente vi­
vían para su ego: no tenían moralidad alguna. Era una
sociedad tecnológicamente muy avanzada pero impru­
dente: los Hijos de Belial abusaban de sus capacidades
tecnológicas y psíquicas para el aprovechamiento de las
fuerzas de la naturaleza y de la transformación de éstas
en comodidades materiales.
Tanto los Hijos de Belial como los Hijos de la Ley
del Uno eran almas con cuerpos humanos perfectos, pero
en la civilización atlántida existían los llamados robots:
eran seres vivos, pero se usaban y explotaban como si fue­
ran animales domésticos porque sus cuerpos eran medio
animales o deformes. Algunos eran gigantes, otros ena­
nos, unos tenían cola o pezuñas, otros contaban con va­
rios sexos a la vez... A pesar de tener alma estaban al ser­
vicio de los poderosos (los Hijos de Belial) como si fueran
esclavos. Eran completamente dependientes de sus due­

141
PREGÚNTALE A...

ños, llevaban una vida miserable y sufrían las humilla­


ciones de pertenecer a una casta inferior.
Al igual que afirmaba Platón, Cayce asegura que la
destrucción y el hundimiento del continente tuvieron
una causa profunda: la desintegración de los valores mo­
rales de la sociedad.
Las catástrofes físicas que acabaron con toda una ci­
vilización se dieron como consecuencia de los abusos que
los Hijos de Belial llevaron a cabo en todos los sentidos:
contra los buenos principios, contra la naturaleza, con­
tra los robots...
Las lecturas que Cayce dio sobre la Atlántida prece­
dieron la caída de la primera bomba atómica, por esto
su explicación acerca de las catástrofes que destruyeron
la Atlántida no puede estar influida por aquel terrible su­
ceso. La causa física de la destrucción de la Atlántida fue
el mal empleo de la energía natural, concretamente de
la solar, que por entonces el hombre usaba como fuente
primaria de energía. El abuso y acopio de las fuerzas na­
turales provocó el resquebrajamiento del continente:

C o n el desprecio continuado de los que guarda­


ban todas las leyes aplicables a los Hijos de Dios,
el hombre introdujo las fuerzas destructoras, que
se combinaron con los recursos naturales de los
gases, de las fuerzas eléctricas, y provocaron la
primera de las erupciones que se despertó desde
las profundidades de la Tierra que se enfriaba len­

142
EDGAR CAYCE

tamente; la parte próxim a a lo que ahora llama­


ríamos el mar de los Sargazos fue la primera en
sumergirse.

La tecnología era muy avanzada, los atlantes habían des­


cubierto una fuente inagotable y poderosísima de ener­
gía; todas las máquinas, la iluminación y los combusti­
bles procedían del mismo recurso. El mal uso que
hicieron de su principal fuente de energía, la piedra Tuaoi
(precursora del rayo láser), los destruyó:

L a actividad de la piedra se recibía de los rayos


del sol. L a concentración a través de los prismas
o vidrios accionaba los instrumentos que estaban
conectados con los diversos medios de transporte
(trenes, barcos, etc.), como se haría hoy día por
control remoto a través de vibraciones o instruc­
ciones de radio.

La piedra estaba alojada en un edificio cubierto con una


cúpula. El techo del edificio era corredizo para dejar pa­
sar los rayos solares, de manera que los atlantes concen­
traban las fuerzas cósmicas y estelares, así como todas las
ondas vibratorias, en una sola roca de fuego. La central
principal era un edifico aislado que abastecía de energía
a las ciudades. Luego, en toda la Atlántida se establecie­
ron diversas centrales de energía con las mismas carac­
terísticas de la primera. La tensión mal regulada de la

i 43
PREGÚNTALE A.

&
principal central (debido a su excesivo aprovechamiento)
provocó el desastre. Los Hijos de Belial (almas de natu­
raleza destructiva) habían forzado de tal manera las po­
sibilidades de la naturaleza que provocaron la fractura del
suelo y las primeras erupciones volcánicas:

E s ta s , no intencionadamente, fueron sintonizadas


a dem asiada potencia, produjeron el segundo pe­
riodo de fuerzas destructivas y disgregaron la tie­
rra en islas, en las que se originaron más tarde
nuevas fuerzas destructoras.

Tras las primeras explosiones, el clima se fue volviendo


más y más tórrido y los atlantes iniciaron una serie de
oleadas migratorias hacia otros continentes. Platón ex­
plicó en sus diálogos que la emigración atlántida intentó
una gran invasión de Atenas que, sin embargo, el ejér­
cito rechazó. Aunque, según la versión de Cayce, los grie­
gos nunca hubieran podido superar a los atlantes si és­
tos se hubieran organizado para una gran invasión. Parece
ser que los griegos solamente rechazaron a un grupo ais­
lado de atlantes: uno de los muchos contingentes que va­
gaban buscando una nueva tierra donde establecerse.
Los Hijos de la Ley del Uno (almas progresistas) emi­
graron hacia América central, Sudamérica, el norte de
Africa, el País Vasco y Egipto. Era una época de mucho
comercio, tenían grandes facilidades de navegación aé­
rea, terrestre y marítima (dada la alta tecnología de que

------------- ----------- i44 ---- -----


EDGAR CAYCE

hacían uso) y además no tenían problemas idiomáticos,


ya que existía una sola lengua. Con la última explosión,
los Hijos de Belial desaparecieron con su continente y
todos sus placeres materiales.
La primera oleada migratoria de almas atlantes pro­
gresistas se dirigió hacia Europa a través de los Pirineos
(lo cual explicaría el origen de los vascos). Luego atra­
vesaron el norte de Africa hasta Egipto, llevando hasta
allí sus ciencias medicinales, el arte del embalsamamiento
y las más sofisticadas técnicas arquitectónicas. También
parece ser que las antiguas civilizaciones mayas cono­
cieron vastas migraciones de gente procedente del este,
que muy bien pudieran haber sido los atlantes. Consigo
llevaron su precisión técnica: los nativos sudamericanos
podían haber aprendido a momificar sus muertos a par­
tir de los conocimientos que poseían los atlantes, de la
misma manera que lo hicieron los egipcios. Además, el
parecido entre las pirámides mejicanas y las egipcias tam­
poco parece ser fruto de la casualidad. Ambas culturas,
tan distantes y lejanas, conocían los mismos saberes téc­
nicos: tanto en cuestión de matemáticas como de ar­
quitectura o astronomía. Tras las destrucciones, y para
que su cultura no se perdiera, los atlantes ocultaron cier­
tos archivos esenciales de su civilización en varias partes
del mundo, como Egipto.
El gran desarrollo material ahogó el desarrollo espiri­
tual de la sociedad: su destrucción fue fruto del excesivo
materialismo con que se vivía. Se abusaba del consumismo

i 45
PREGÚNTALE A...

y de la potencia infinita que sacaban de las diversas fuer­


zas cósmicas. Además, al principio, la sociedad atlante era
monoteísta, pero con el tiempo se abandonaron al culto
a sí mismos y hacia sus vicios, olvidando por completo la
Ley del Uno. Eran muy conscientes de que habrían de
pagar sus deudas kármicas, pero pensaban que en las otras
vidas podrían solucionarlo. «Hay muchos atlantes en la
Tierra en el momento actual», decía Cayce. En efecto: las
almas atlantes que actualmente se han reencarnado pagan
sus deudas kármicas mediante la absoluta reducción de sus
poderes extrasensoriales a los cinco únicos sentidos que hoy
en día poseen los hombres.
El continente perdido es también una referencia im­
portante a tener en cuenta hoy día: su civilización resulta
tremendamente parecida a la actual. En realidad, la des­
cripción de los problemas que hizo Cayce sobre la so­
ciedad atlante se parece a la que hoy se podría hacer de
las sociedades occidentales: abuso de las energías, des­
trucción de la naturaleza, consumismo, derroche, ex­
plotación del hombre por el hombre...

E l Egipto de once mil años a.C.


Occidente descubrió la civilización egipcia a través de las
expediciones de Napoleón a finales del siglo XVIII. Fue
en esa época cuando se expoliaron muchos de los teso­
ros ocultos en las tumbas de los faraones y se consiguie­

146
EDGAR CAYCE

ron resolver los famosos jeroglíficos. Durante el consu­


lado y la esplendorosa época del Imperio Francés se puso
de moda el vestuario, los motivos egipcios, los peinados...,
así como las formas en la arquitectura y el mobiliario de
la sociedad francesa. Hubo un apasionado interés por
todo lo que venía de Egipto: la egiptología se constituyó
en ciencia importante y de renombre. El interés por todo
lo egipcio culmina con la apertura del canal de Suez en
1869 por parte del ingeniero y diplomático francés Fer­
nando de Lesseps.
Es curioso saber que de las doscientas ochenta lectu­
ras sobre reencarnaciones que Cayce dio a personas de
nacionalidad francesa, doscientas veinticinco fueran re­
encarnaciones de antiguas personalidades egipcias. Esto
hace suponer que hubo reencarnaciones de almas en
grupo. Es decir, si hubo una época en que un grupo de
almas formaban parte de determinada tarea que resultó
inacabada, en otra época posterior este mismo grupo de
almas vuelven a reencontrarse para terminar con aque­
lla obra y se reencarnan juntas. Esto es lo mismo que le
pasó a Cayce y a la mayoría de personas miembros y
seguidores de su fundación:

P a r a su propio beneficio, debemos poner en evi­


dencia la relación especial entre esta historia egip­
cia y aquellos que están comprometidos en este
trabajo [la A R E ], puesto que una gran parte de
lo que se intenta hoy día lo fue en esta experien-

147
PREGÚNTALE A..

É*

cía egipcia. He aquí que vuelve de nuevo un ciclo


de tiempo, que nos lleva otra vez a hoy, trae in­
dividuos que fueron antes reunidos en la Tierra
para un trabajo bien definido [...]. Y nada es atra­
ído en esta obra, que no sea el objetivo de esta­
blecer una relación más estrecha con la verdad de
Dios sobre la Tierra (a través de sus explicacio­
nes espirituales, mentales o materiales) que no
haya ya, anteriormente, participado en el mismo
proyecto en Egipto...

A través de las lecturas, Cayce explica la historia (desco­


nocida) anterior a la historia oficial de Egipto. En sus
orígenes, llegaron a Egipto unas tribus caucasianas lide­
radas por un guía espiritual llamado Ra-Ta; este líder re­
sultó ser una de las primeras encarnaciones de Cayce. Las
tribus que llegaban con Ra-Ta a Egipto no lo hacían al
azar, sino que Egipto era la tierra escogida para asentarse
debido a que es un centro activo en el que convergen
fuerzas superiores de la naturaleza y del universo. Por
entonces, la geografía era diferente: el Nilo desembocaba
en el océano Atlántico y no en el Mediterráneo, como
ocurre ahora.
El pueblo nativo de Egipto era principalmente agríco­
la, y las tierras muy fértiles. Era una zona en la que
convivían muchas razas y culturas: árabes, hindúes, afri­
canos... que luego se verían abordados por una masiva
llegada de atlantes. Los nativos egipcios se dejaron con­

---------- --------------------------- 148 -------------


EDGAR CAYCE

quistar fácilmente por la tribu caucasiana, que era de pura


raza blanca.
Ra-Ta estableció una sociedad más humana e igua­
litaria, procurando los mismos derechos para todos los
individuos. En el Egipto predinástico, la mayoría de las
personas conservaban atributos animales, como la cola,
y por esta razón Ra-Ta levantó templos-hospital en los
que se practicaban los sistemas médicos y quirúrgicos
más avanzados: aromaterapia, musicoterapia, cirugía
eléctrica, fitoterapia, se era capaz de blanquear a los ne­
gros y de quitar las plumas y las colas sin grandes difi­
cultades. De esta manera, las personas podían alcanzar
formas perfectamente humanas. A estos hospitales se les
llamaba Templos del Sacrificio, donde además de
desembarazarse de esos atributos, el hombre se desin­
toxicaba físicamente. Por otro lado estaban los Templos
de la Belleza, lugares a los que el hombre acudía para
purificarse espiritual y mentalmente, eran también una
especie de universidades en las que se aprendía a ser
sabio.
A pesar de la justicia y el acierto con que Ra-Ta ejer­
cía, hubo un momento en que algunos envidiosos le ten­
dieron una trampa y tuvo que huir con sus fieles; sin em­
bargo, volvería. Mientras tanto, los atlantes se habían
hecho un hueco en el gobierno de Egipto e influían cada
vez más en el país, trataban como cosas a los hombres-
animales y fue cuando se dieron numerosas revolucio­
nes y una total inestabilidad.

149
PREGÚNTALE A...

Ra-Ta volvió al país como consejero de la princesa rei­


nante; renovó todas las ciencias y las artes, y gracias a su
rejuvenecimiento se mantuvo durante cuatrocientos cin­
cuenta y cuatro años en actividad. Solamente murió al
término de su gran obra, la más importante: la cons­
trucción de las grandes pirámides, levantadas gracias a
la tecnología atlante, de ahí su perfección y gran mate­
mática. Los inmensos y pesados bloques podían ser guia­
dos y levantados por el aire sin esfuerzo humano. La Gran
Pirámide fue la gran obra de Ra-Ta, ella es mucho más
que una tumba o que un enorme edificio: es un inmenso
depósito de todo el saber y de toda la historia de las ci­
vilizaciones, no sólo de las acontecidas hasta entonces,
sino también de todas las que estaban por venir. En su
arquitectura se inscriben todos los detalles de la historia
y del saber humano: la Gran Pirámide se puede compa­
rar a un gigantesco libro de historia. También es un lugar
santo, ya que en su interior hay una sala de iniciación
en la que se experimentaban transformaciones con las
almas. Los iniciados entraban en la sala y si lograban pa­
sar las pruebas, salían con poderes superiores a los nor­
males; si no podían pasar las pruebas aparecían muertos
o inválidos, se trataba de una prueba de fuego. El mismo
Príncipe de la Paz (Jesucristo) sufrió allí mismo su ini­
ciación y proceso.
Por su parte, la Gran Esfinge (anterior a la Gran Pi­
rámide) es depositaría de todos los documentos y archi­
vos de la civilización atlante, que se guardó muy bien de

150
EDGAR CAYCE

conservar todo su saber. Según dice Cayce, algún día se


descubrirán todos estos archivos:

[...] los archivos de la Atlántida desde el principio


de los tiempos, cuando el Espíritu tomó forma y
empezó a descender sobre esta tierra. Con el de­
sarrollo de los pueblos durante su estancia sobre
este continente, con las primeras destrucciones, los
cambios que sobrevinieron [...]. L a historia, tam­
bién, de todas las naciones de la Tierra [...]. L a
historia de la destrucción final de la Atlántida, y
la construcción de la pirámide de iniciación, todo
esto con los nombres de los individuos, los luga­
res, las fechas y los motivos de todo. De este modo
las profecías que se refieren a la fecha y a los tiem­
pos en los que estos archivos contaban la catástrofe
de la Atlántida serán de nuevo abiertos [...] puesto
que, con el cambio de los tiempos, el templo debe
elevarse de nuevo[...]. He aquí su localización: en
el momento en el que el sol se eleva por encima de
las aguas, la línea de sombra o de luz cae entre las
patas de la Esfinge, que ha sido puesta allí como
un centinela, como un guardián del umbral, en el
que no se podrá entrar a las cám aras que se enla­
zan partiendo de su pata derecha más que cuando
los tiempos se habrán consumado y se habrán visto
producirse grandes cambios en la experiencia del
hombre sobre la tierra.

151 ----------- -----------


PREGÚNTALE A...

Lemuria, el país de Mu

Lemuria, según Cayce, fue otro continente perdido.


También fue una importante civilización que alcanzó
épocas brillantes, pero acabó completamente destruida
debido a la degeneración de sus valores espirituales. Le­
muria desapareció entre las erupciones volcánicas y a con­
secuencia del cataclismo se hundió por completo en el
océano. Estaba situada en medio del océano Pacífico y
todavía quedan restos de ella: las islas de Pascua y las Mar­
quesas son testimonios de sus altas cumbres. El pueblo
inca fue sucesor del país de Mu.
Por entonces también había hombres cuyos cuerpos
podían tener alguna parte animal. Lemuria existió antes
de la civilización atlante: su hundimiento data de dos­
cientos mil años a.C., justo cuando la Atlántida empezó
a emerger como nueva civilización. Lemuria fue una po­
derosa sociedad expandida en muchas colonias y dejó tras
sí numerosas influencias, como en el Gobi.

El Gobi
Al norte de la China se extiende actualmente el desierto
del Gobi, pero en sus tiempos la zona nada tenía que ver
con el desierto actual. Allí prosperó un pueblo bajo el co­
mercio y la influencia de Lemuria, en cuyo período dis­
frutó de un gran esplendor. La civilización mongola del

- 152.
EDGAR CAYCE

Gobi era rica: tenían abundancia de oro y piedras pre­


ciosas. Poseían, incluso, la llamada Ciudad del Oro. Cons­
tituían una sociedad muy avanzada: libre en cuanto a de­
rechos humanos e igualitaria entre sexos y clases sociales,
una sociedad mucho más avanzada que la actual. Pero
cuando la Ley del Uno se vino abajo, también cayó el pue­
blo. Todo fue sepultado bajo las arenas del desierto. Los
geólogos que han investigado reconocen que la formación
de las arenas del Gobi es muy tardía. Cayce solía animarlos
para que excavaran bajo las arenas, claro que la superfi­
cie del desierto es inmensa: un millón de quilómetros cua­
drados. De todos modos, ¡podrían encontrar aquella
hermosa civilización!

L a antigua Indochina
Otra de las civilizaciones destruidas a la que Cayce se re­
firió es la de la antigua Indochina. Al igual que el pue­
blo del Gobi, estuvo bajo la dinámica influencia de Le-
muria. Era una sociedad en la que florecían las artes y
las ciencias, y también poseía abundante oro. Curiosa­
mente, en este pueblo quienes tenían el poder en sus ma­
nos eran las mujeres. La civilización también acabó por
extinguirse. La conclusión de Cayce siempre es la misma:
el progreso y mantenimiento de cualquier sociedad tiene
una clave, y ésta no es más que la Ley del Uno, o sea: la
fe en Dios. Esta fe supone ética, supone moral y con-

--------- - — 15 3 ------------ ------ --------


PREGÚNTALE A..

&

fianza en la unicidad de todas las Fuerzas Creativas y de


la Naturaleza. La enseñanza, que fue la misma para Jesús,
para Moisés o para Buda, es la que hace avanzar a las so­
ciedades, pero si estos valores decaen, decae la sociedad
entera.

Persia
Cayce describió Persia en diferentes épocas. Una de ellas
fue cuando se seguía la ruta de la seda, un período inte­
resante de la historia, porque el comercio y el intercam­
bio de información entre Oriente y Occidente era muy
limitado y se circunscribía a los señores que mandaban
aquellas maravillosas caravanas cargadas con toda clase
de productos exóticos.
Cayce dio algunas lecturas a personas que en otras
vidas habían sido reyes persas. El mismo tuvo una en­
carnación en aquella época, posterior a la de Ra-Ta. Fue
un líder de los nómadas con un nombre algo compli­
cado: Uhjltd. Su encarnación no fue única, sino que por
lo visto fue en grupo. Por entonces hubo una serie de
almas que ya habían vivido el esplendor egipcio y qui­
sieron restablecer las antiguas enseñanzas de la Ley del
Uno. Así que Uhjltd volvió acompañado de sus cola­
boradores a lo que hoy es Irán y allí luchó contra Creso,
el rey persa, ganó el gobierno y restableció el mono­
teísmo.

154
EDGAR CAYCE

L a guerra de Troya
No todas las reencarnaciones fueron maravillosas, Cayce
tuvo una poco gloriosa: durante la guerra de Troya fue
Xenón, un guardián de las puertas de la ciudad que mu­
rió en su defensa. En esta reencarnación, Cayce salió per­
diendo de la batalla y del plano espiritual (en las reen­
carnaciones no siempre se progresa). Esto sucedía unos
mil doscientos años a.C. En sus lecturas hay pasajes que
describen cómo aconteció la guerra de Troya y da mu­
chos detalles desconocidos. Un día, mientras daba una
lectura de sus vidas pasadas a un ingeniero estadouni­
dense, descubrió que este había sido el artífice y cons­
tructor del caballo que derrotó la ciudad de Troya.

L os esenios
Los esenios eran una secta dentro de las primeras co­
munidades judías, que se distinguían por su humildad
y por la comunidad de sus bienes. Era una fraternidad
mística y profética que acostumbraba a celebrar ritos y
meditaciones religiosas, además de reuniones secretas para
preparar el día en que sobrevendría el advenimiento del
Salvador. Era una comunidad de alto nivel cultural, y en
tiempos de Cristo fueron dirigidos por una mujer, Judy,
una sabia sacerdotisa capaz de curar a través de la ple­
garia. La comunidad esenia tenía unas facultades psí­

i 55
PREGÚNTALE A.

quicas muy desarrolladas, así como conocimientos eso­


téricos, de astrología, etc.
Los esenios se ocultaban de los judíos ortodoxos y ope­
raban en secreto. Primero sufrieron la persecución de aque­
llos y luego la de los romanos cuando ocuparon Jeruslén;
finalmente, la secta sería aniquilada por los mismos go­
bernantes romanos que ordenaron la crucifixión de Jesús.
Creían en la reencarnación y fueron los únicos que pro­
fetizaron con exactitud la venida de Cristo. También co­
laboraron durante el nacimiento de Jesús y en la huida
hacia Egipto. Toda la familia de Jesús era esenia, así como
sus discípulos y los primeros cristianos y apóstoles. Tam­
bién lo era María, la madre de Jesús, que fue escogida por
la comunidad como el canal idóneo para la llegada de
Cristo. Su concepción, tal y como explica la Biblia, fue
debida al Espíritu Santo. La concepción sin contacto
carnal fue posible gracias a la unión de dos almas hermanas
que se fundieron con la finalidad de hacer avanzar el es­
píritu de la humanidad. Aunque este método de con­
cepción sea extraordinario, las almas que se perfeccionan
espiritualmente pueden concebir y traer al mundo otros
cuerpos, al igual que pudo hacerlo María. El cuerpo, al
fin y al cabo, es solamente un instrumento de comuni­
cación con Él:

O abiendo que la carne es el resultado de la acti­


vidad del ser mental (es decir, del cuerpo espiri­
tual y del cuerpo mental) propulsándose por sí
EDGAR CAYCE

mismo en la materia, y que el Espíritu (como Él


dijo) no es ni masculino ni femenino, sino los dos
a la vez, carne y espíritu no hacen más que Uno.
Cuando el hombre ha logrado el estadio de se­
paración completa con las Fuerzas Creativas en
su espíritu, entonces la carne, tal como nosotros
la conocemos hoy en día, se convierte en una re­
alidad concreta en el plano material. L a «inma­
culada concepción» es, pues, posible cuando lo fí­
sico y lo mental vibran totalmente al unísono con
el espíritu: este puede actuar rápidamente sobre
los mecanismos de la carne.

María tampoco fue concebida por padres humanos, sino


que formaba parte de la misma alma de Jesús desde que
empezaron los tiempos. Ya estaba embarazada cuando
José, que también era esenio, la pidió en matrimonio.
Después del nacimiento de Jesús, María y José reem­
prendieron una vida familiar normal y tuvieron dos hi­
jos. Cayce tuvo la oportunidad de darle una lectura a una
mujer de cuarenta y siete años que había resultado ser,
en otra vida, la hermana de Jesús.

i 57
Las profecías

Muchas almas curiosas quieren saber acerca de su des­


tino y, sin querer, caen en la perdición. Si se desea con­
sultar el futuro por medio de fuerzas paranormales, es
aconsejable recurrir a la propia voz interior en lugar de
obtener ayudas exteriores. Dado que cada alma tiene una
porción de divinidad, es potencialmente accesible a las
facultades psi; sin embargo, hay quienes caen en la ten­
tación de consultar las almas desencarnadas. Cuando se
pide ayuda externa, se corre el riesgo de convertirse en
esclavo de ciertos espíritus malignos que son parasitarios
de cuerpos terrestres. Al invocarlos, aprovechan la opor­
tunidad para asentarse en la Tierra a través del cuerpo
de otras almas, por eso es peligroso.
Además de las facultades psi individuales, existen otras
técnicas igual de válidas para saber acerca del futuro: al­
gunos cristianos protestantes plantean una cuestión y
abren al azar la Biblia, el primer versículo que encuen­

i 59
PREGÚNTALE A...

tran es el que les aporta la solución al problema. Los chi­


nos hacen algo parecido con el libro de I Ching. Estas
son técnicas que no pueden despreciarse, ya que también
aportan su propia sabiduría.

E l libre albedrío
Todas las penas y desgracias que asolan las almas de los
mortales tienen una misma raíz: el mal uso del libre al­
bedrío. El libre albedrío es una oportunidad de apren­
der; es el poder que permite construirse la propia vida
sin interferencias. Es una joya que Dios ha confiado a
cada alma, algunas la cuidan, algunas la echan a perder,
pero aquello que cuidan o que estropean forma parte de
ellas mismas: son ellas mismas. Y, mientras las almas ex­
perimentan con todo ello, mientras aprenden por sí mis­
mas qué es lo verdadero, qué es lo que vale la pena y lo
que no, Dios espera con paciencia y sobre todo con com­
pasión, a que sus hijas vuelvan tarde o temprano a El.
Cuando las almas reconocen que el libre albedrío es sólo
un canal del Señor, que no les pertenece a ellas, sino que,
como ellas, pertenece enteramente a Él, entonces alcan­
zan la gloria de Dios.
El destino del hombre está siempre formado por las
acciones que ha llevado a cabo en otras vidas, pero el fu­
turo no está escrito, nunca está totalmente predetermi­
nado. Gracias al libre albedrío, las almas se alejan o se

160 —
EDGAR CAYCE

unen al Creador. Cada alma, pues, escribe su propia his­


toria. A nivel colectivo, con el destino de los pueblos pasa
lo mismo: el futuro de una sociedad depende del sentir
y del comportamiento de esta, según sean sus acciones,
progresará o se extinguirá.
Cayce puso un ejemplo de cómo el destino hubiera
sido otro con la colaboración de la voluntad de todos
los implicados. Si en el primer tercio de este siglo los
alemanes hubieran actuado con más firmeza ante la as­
censión de Hitler, la Segunda Guerra Mundial no hu­
biera sucedido. Pero Cayce va mucho más allá, esta ley
también es válida para las catástrofes naturales: si los
habitantes de California y de Sudamérica hubieran
abandonado el materialismo y la indiferencia social a
tiempo, no hubieran sido pasto de los terremotos que
han asolado sus tierras.
Las profecías son acontecimientos que se intuyen an­
tes de que ocurran, por medio de las capacidades psi: la
clarividencia, la clariaudiencia, la astrología, los sueños,
etcétera. Las catástrofes naturales, las revoluciones y los
grandes cambios políticos no son sino reflejos del sub­
consciente de las personas. Y las capacidades psi detec­
tan estas vibraciones naturales del subconsciente, vibra­
ciones que luego se convierten en algo tan peligroso como
los terremotos, las inundaciones o las erupciones volcá­
nicas. En realidad todo ello forma parte de una respuesta
o castigo que las Fuerzas Creativas envían a quienes han
violado las Leyes del Cosmos:

161
PREGÚNTALE A..

S a b e d y advertid que la Tierra es del Señor, con


todas sus agitaciones y pendencias, con todos sus
odios y envidias, con todos sus disturbios econó­
micos y políticos. Y Su s caminos no son imposi­
bles de descubrir. Viviéndolos en las cosas pe­
queñas, día a día, puede ser tuya esa seguridad
en Él. Pues Su s promesas han sido y son seguras.
«N o se inquiete vuestro corazón; creed en Dios».
Creed también en el Cristo, que dijo: «Si me amáis,
guardaréis mis mandamientos, y el Padre y Yo
vendremos y estaremos con vosotros siempre».

Pero la Ley de Gracia permite que si los individuos re­


hacen su forma de pensar y, al mismo tiempo, rectifican
sus comportamientos, estas desgracias no ocurran. En la
segunda parte del mandato divino «amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo»,
radica la clave que enlaza la voluntad humana con la
fuerza divina, y es en esta actitud que debe permanecerse
para evitar toda catástrofe y conflicto. Todos los proble­
mas que hoy en día tiene el mundo se solucionarían si
cada uno de los individuos acatara la ley divina. Toda res-
' puesta a las preguntas que formulan las almas pasa por
ser y hacer a través de la esencia misma del saber: la ley
divina.
Las profecías de Cayce casi siempre se refieren a ca­
tástrofes naturales y a situaciones políticas. Profetizó el

------------ ---- — ,62 ---------- -----


EDGAR CAYCE

crac de 1929 e incluso dio los años exactos en los que la


crisis remitiría. Adelantó a su tiempo que en el año 1936
habría una encarnizada lucha por el poder político mun­
dial. En efecto, fue en ese mismo año que la Sociedad
de Naciones se hundió y se inició la Guerra Civil espa­
ñola (como si de un ensayo de la Segunda Guerra Mun­
dial se tratara). Cayce comentó, acerca de la Guerra Ci­
vil española, que no era otra cosa que el pago de una
deuda kármica; la guerra civil es el «peaje» que se hubo
de pagar por los pecados cometidos durante la recon­
quista contra moros y judíos, o bien durante la conquista
de América.
Edgar Cayce predijo la Segunda Guerra Mundial, in­
cluso indicó los años en que empezaría y acabaría. En
1934 dijo lo siguiente: «[...] uno que subirá al poder
en Europa central será aniquilado[...]. El joven rey rei­
nará pronto». Al preguntarle el país de este joven rey,
Cayce respondió: «de Alemania». Al estallar la Segunda
Guerra Mundial dijo, acerca del nazismo, que era un
peligro, ya que cualquier sistema que diferenciara a los
hombres según las razas o religiones constituiría una
amenaza para la humanidad. Pero lo cierto es que Cayce
no fue el único que predijo la llegada de Hitler al po­
der, también lo habían hecho Nostradamus y otros vi­
dentes en siglos anteriores.
Mientras mandaba Stalin, Cayce supo ver el final del
comunismo y predijo que Rusia iba a sufrir grandes cam­
bios para bien: sería el lugar de donde provendría un gran

163
PREGÚNTALE A.

cambio para la humanidad. El bien y la libertad surgi­


rían de este país y su influencia afectaría a todo el mundo:

A través de R usia llega la esperanza del mundo.


No en relación con lo que se llama a veces co­
munismo o bolchevismo, no, ¡sino en relación con
la libertad, la libertad! El principio ha nacido allí.
Tardará años en cristalizar. Pero de Rusia vuelve
a venir la esperanza del mundo.

También predijo la muerte de dos presidentes estado­


unidenses mientras estaban en el cargo: Franklin D. Roo-
sevelt en 1945 y John F. Kennedy en 1963. En los años
cuarenta también tuvo un gran acierto cuando aseguró
que se produciría una subida del mercado inmobiliario
en Virginia Beach, y los pocos que lo creyeron sacaron
buenos beneficios.
Cayce era un calendario viviente, no temía decir el
año exacto en que iba a ocurrir tal o cual cosa. Decía el
año, el mes o la época en que iba a suceder, sin reparo
ni temor alguno de que aquello no sucediera. Un fallo
sí tuvo: antes de 1968 no se llevó a cabo la democrati­
zación y cristianización de China, como él decía.

Se avecina un nuevo ciclo en la Tierra


Cayce aseguraba que, a partir de la segunda mitad del

164
EDGAR CAYCE

s. XX, habría importantes cambios en la Tierra que en


principio pasarían desapercibidos. Estos cambios están
relacionados con el lento desplazamiento de los ejes po­
lares, con la llegada masiva de almas atlantes y, por úl­
timo, con el nuevo advenimiento del Señor.
En 1941, mientras dormía y de forma inesperada,
Cayce profetizó la destrucción de gran parte de las ciu­
dades de Los Angeles, San Francisco y luego Nueva
York. En efecto, en 1964, se comprobó el acierto de
sus predicciones: «la primera parte verá cambios en el
aspecto físico de la costa occidental de América». En
otro de sus sueños, Cayce se vio a sí mismo en una ciu­
dad completamente destruida; no sabiendo dónde se
encontraba, fue a preguntar a unos obreros que esta­
ban allí trabajando y, con gran asombro, los obreros
le respondieron que se encontraba en Nueva York, lo
que dejó a Cayce más asombrado que aquellos. Según
había dicho Cayce, la destrucción de Los Ángeles,
California y Nueva York habría de producirse entre
1958 y 1998. Al mismo tiempo, prevenía a la pobla­
ción de cuáles eran las zonas seguras de Norteamérica:
Virginia Beach, el sur y la parte oriental de Canadá,
Ohio, Indiana e Illinois:

E n ton ces, la zona donde está situada ahora la


Entidad (el sujeto), en Virginia Beach, se encon­
trará entre las tierras seguras, como también lo
serán algunas partes de lo que ahora son los es-

----------------------------- ,r>5
PREGÚNTALE A..

tados de Ohio, Indiana e Illinois, y una buena por­


ción de la parte sur del Canadá, y la parte orien­
tal del C anadá; mientras que las tierras occiden­
tales sufrirán grandes alteraciones; como las
sufrirán, por supuesto, muchas otras tierras.

También vaticinó importantes cambios geológicos en los


estados de Alabama, Connecticut y Georgia. La des­
trucción de ambas costas norteamericanas no es sino una
advertencia a los pobladores para que cambien sus m o­
dos corruptos de vida:

L a s tendencias en los corazones y las almas de


los hombres son tales que provocan estos trastor­
nos geológicos, puesto que, como y a lo hemos in­
dicado aquí muy a menudo, no son el mundo, la
Tierra, las condiciones geológicas, ni incluso las
influencias planetarias [...] que rigen al hombre.
E s más bien el hombre, que por su sumisión a las
leyes divinas, es capaz de poner orden en el caos;
o bien, si desprecia las leyes divinas, si rechaza
asociarse a ellas, puede crear el caos y abrir la
puerta a las fuerzas que destruirán su medio de
vida. Puesto que Él ha dicho: «los cielos y la Tie­
rra pueden pasar; mis palabras no pasarán», se
considera a menudo esta frase como poética. Pero
si ustedes aplican estas palabras a los asuntos
mundiales y al Universo actual, ¿quién es, a fin

166
EDGAR CAYCE

de cuentas, quien lo sostiene todo? ¿Quién es el


que mantiene los cimientos de la Tierra? El Verbo
de Dios.

Hay que someterse a las leyes de Dios para que no haya


destrucción. Y solamente mediante el sincero arrepenti­
miento y la oración, los habitantes pueden alterar los de­
signios de catástrofe y evitar dichas alteraciones geológicas.
En el mismo periodo también predijo importantes ca­
taclismos en el Japón, el hundimiento de algunas de sus
partes, y en el norte de Europa. De hecho, si se incluye
Islandia en la zona norte de Europa, se puede decir que
acertó: las importantes erupciones volcánicas en la isla
dan mucho que pensar. En principio, el gran cambio
tiene que venir por causas naturales, principalmente
geográficas: a causa del desplazamiento del eje de rota­
ción de la Tierra, que se habría iniciado a partir de 1936.
En 1934 hizo una lectura en la que preveía cambios im­
portantes entre el período de 1958 a 1998:

L a Tierra se disgregará en muchas partes. En la


primera parte [del periodo de cuarenta años] se
verá un cambio en el aspecto físico de la costa
occidental de América. Aparecerán aguas abiertas
en las partes norteñas de Groenlandia. Se verán
nuevas tierras en el mar Caribe, y aparecerán tie­
rras firmes [...]. América del Sur será sacudida
desde su extremo superior hasta el finid; y en la An-

---------- ------------------------ 167 --------------------------------------


PREGÚNTALE A...

?$■

tártida, ante la Tierra de Fuego, habrá tierra y un


estrecho con aguas impetuosas. Se producirán le­
vantamientos en el Artico y en la Antártida que
compensarán la erupción de volcanes en la zona
tórrida; y se producirá entonces el desplazamiento
de los polos, de modo que allí donde había reinado
un clima frío o semitropical existirá un clima más
tropical, y crecerán el musgo y los helechos.

Según Cayce, el desplazamiento más reciente de los polos


en la Tierra fue entre los años 50000 y 18000 a.C. En esa
época, la geografía era totalmente distinta: existía el con­
tinente de la Atlántida, ahora desaparecido, y de la actual
Norteamérica sólo existían las regiones de Utah, Nevada
y Arizona, mientras que la cuenca del Mississipi y la parte
central de Estados Unidos estaban bajo el mar. El cambio
de los polos pudo ser una transformación lenta, casi im­
perceptible, pero fue la causante de la destrucción de Le­
muria, cuya costa era lo que hoy día es la costa oeste de
Sudamérica. Además, prueba del cambio radical de los ejes
polares fue la desaparición de algunos animales peligrosos
y de gran tamaño que amenazaban la seguridad del hom­
bre. También fue consecuencia del desplazamiento de los
polos que los papeles climáticos se invirtieran: «... las re­
giones del Ártico o del norte del Ártico se encontraban en
aquella región de los trópicos». O sea, Alaska fue hacia el
año 230000 a.C. una zona tropical hasta quizás el año
50000 a.C. Sorprendentemente, un investigador encon­

168
EDGAR CAYCE

tró algunos fósiles de camello, de elefantes y otros animales


de clima tórrido en Alaska.
Otra de sus más importantes profecías es la del re­
surgimiento del continente de la Atlántida y con él la lle­
gada masiva de almas atlantes a Estados Unidos y Europa.
La reaparición del continente perdido la situaba hacia el
año 68 o 69 en las costas caribeñas. Pero este pronóstico
no tuvo éxito..., ¿o quizás se refería al año 2068? Desde
luego, en el año 1968, la Atlántida no ha surgido, aun­
que Cayce decía que el levantamiento sería gradual. El
advenimiento de la Atlántida ha de provocar radicales
cambios en la naturaleza: terremotos, volcanes en erup­
ción e inundaciones. En cuanto a las destrucciones
nucleares, puso también el ejemplo de la Atlántida: el
hombre fue el culpable de desencadenar el proceso de des­
trucción con su inmoralidad y luego, la naturaleza se
encargaría de hacer el resto. Algunas almas atlantes tie­
nen tendencias destructivas, ya que son almas con gran­
des ambiciones materiales y poseen una gran capacidad
tecnológica. Sus progresos técnicos y mentales les per­
miten hacer todo tipo de barbaridades para superar la pro­
pia naturaleza: son capaces de cambiar el curso de los ríos,
cubrir inmensas superficies de hormigón, hacer grandes
puentes y edificaciones, obras mayores de ingeniería y
contaminar el medio ambiente. Pero, ¿esto no es lo que
ya está ocurriendo ahora?
Cayce siempre aconsejaba a la gente que se fuera a vi­
vir al campo y que cultivaran sus huertos, criaran sus ani­

169
PREGÚNTALE A...

males y se abastecieran con sus propias formas de auto-


consumo. Estos consejos no iban solamente dirigidos a
motivar una vida más sana y sencilla, sino que Cayce tam­
bién preveía una época de escasez de alimentos, pues
quizá en el futuro podrían estar contaminados y ser poco
recomendables.
Cayce insistía en que hacia el año 2000 estaría en
marcha un nuevo ciclo en la Tierra y entre los hombres.
Cuando le interrogaban acerca del porqué de tantos cam­
bios y del nuevo ciclo, Cayce respondía:

¿Q ué es lo que más se necesita hoy en la Tierra?


Que los hijos del hombre estén advertidos de que
se acerca el día del Señor, y de que los infieles de­
ben conocerse a sí mismos en las cosas que pasan
en su experiencia.

Estaba convencido de que un día Cristo volvería al plano


terrestre. Tampoco inventó nada, pues en el mismo pa­
drenuestro existe la petición de su vuelta: «venga a
nosotros tu reino». Fijó el gran advenimiento en el año
1998, época en la que empieza la era de Acuario y en la
que se sucederán grandes cambios políticos, sociales, eco­
nómicos y geológicos. En todo caso, queda poco
tiempo para comprobarlo:

O ue lo que ha sido prometido a través de los pro­


fetas y de los sabios de la antigüedad, del tiempo

170
EDGAR CAYCF,

*5

y del medio tiempo, se ha cumplido y se está cum­


pliendo en este día y en esta generación, y que
pronto aparecerá en la tierra Aquel por el que mu­
chos serán llamados para que se reúnan con los
que están preparando el camino para su día en la
Tierra.

Esta segunda venida se hará realidad...

[...] cuando aquellos que son suyos le hayan des­


pejado el camino. N o creáis que no existirán pro­
blemas, pero los que depositen plenamente su con­
fianza en el Señor no saldrán perdiendo, pues
encontrarán de algún modo, y de alguna manera,
circunstancias muy de agradecer.

Cuando mencionó los problemas, seguramente se refe­


ría a la aparición de Satán, ya que la venida de Cristo
está siempre relacionada con el demonio:

R e le an lo que ha sido escrito, sus promesas, con


las palabras que ustedes han escrito [...]. Reinará
mil años, y Satán estará de nuevo desencadenado
por un período de tiempo.

A pesar de todo, Cayce no era pesimista, sino que con­


fiaba plenamente en la promesa de salvación que hace
la Biblia:

171
PREGÚNTALE A...

í*

A unque caigan los mismos cielos, aunque se cam­


bie la Tierra, las promesas en E l son seguras y se
mantendrán como prueba de tus obras en las vi­
das y en los corazones de tu prójimo.

Pero Cayce no depositaba únicamente su fe en el Señor,


sino también en la humanidad:

C u a n d o se haya eliminado por completo a aque­


llos que han olvidado gradualmente a Dios, y
cuando haya llegado, como llegará a finales del
año siguiente, el periodo en que no existirá nin­
guna parte del globo donde el hombre no tenga
la oportunidad de oír el mensaje «el Señor es
Dios», y cuando se haya cumplido el periodo
[cuando se imponga la palabra de D ios], habrá
de empezar la nueva época, la nueva era.

172
Pregúntale a
E D G A R C A Y C E
“Recuerda que,
aunque el mundo pueda
parecer grande, no h ay espacio
suficiente en él para que existan
conflictos entre los que sirven
debidam ente a aquellas
fuerzas que construyen
la vida de cada uno;
con hum ildad de corazón,
con hum ildad de propósitos,
cada uno tiene que responsabilizarse
de cada elemento que pueda
sem brar conflictos,
puesto que no puede haber
una unión de fuerzas perfecta
si existen antagonism os.”

C a lid a d y M e d io A m b ie n t e
Los lib ro s de Tikal pueden considerarse perm anentes. S u papel se ha fabricado sin e m plear sub sta ncias p erjud iciale s para el m edio
am biente, com o el cloro. La en ergía e lé ctrica utilizad a en la producción es, en g ran parte, de origen hidráulico.
Este p apel es opaco, d e transp arencia m ínim a, y no s e d eteriora con el paso d el tiem po.
Las p ág ina s están co sid as en p lieg o s, sigu ie n d o e l m étodo de encuadernación trad icio nal, y no se desprenden, com o sucede con
frecue ncia c u an d ^ las hojas están sim p lem ente en co lad as. A sí, los lib ro s de Tikal pueden ab rirse com p letam ente sin su frir daño.

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