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¿SE PUEDE SER

CATÓLICO Y MASÓN?
Si se puede ser católico y masón ¿por qué no de-
jan los masones confesarse a su hermano moribun-
do?
No, no se puede ser católico y masón y solo puede
de buena fe afirmar lo contrario quien no sepa lo que
es la masonería, ni lo que es ser católico.
Es esta ignorancia la causa de que haya católicos
que se hacen masones y que afirman que se puede
ser católico y masón al mismo tiempo, puesto que
ellos mismos lo son.
Ellos, de igual manera que han sido católicos sin
saber qué cosa es ser católico, son ahora masones sin
saber qué cosa es ser masón; es decir, son masones
de segunda clase.
Porque es bien sabido que hay dos clases de ma-
sones: los “más-sones” que son los que entienden
bien la masonería y conscientemente ayudan a
desarrollar sus planes, y los “más-son-sitos”, que son
los que no llegan a penetrar en la maldad de la ma-
sonería e inconscientemente contribuyen a ella.

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Pero cualquier persona consciente que se inicia en
la masonería, descubre en el acto el antagonismo que
hay entre ésta y el catolicismo.
Lo primero que se descubre, si tiene ojos para ver,
es que desde un principio se pone a esta religión bajo
un pie de igualdad con las religiones falsas, lo que es
ya desde luego contrario al catolicismo, pues éste
nunca aceptará se ponga la verdad bajo un pie de
igualdad con la falsedad y la mentira.
Después descubre, también si tiene ojos para ver,
que la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo tácita,
descarada o hipócritamente, es negada o desfigura-
da. Que Él es igualado a Krishna, a Buda, a Zoroas-
tro, a Confusio, a Mahoma y a cualquier otro funda-
dor de otra religión, blasfemia que en el más alto
grado pugna contra la Religión Católica, una de cu-
yas tres verdades fundamentales sobre las que des-
cansa, es la Divinidad de Cristo, es decir: Cristo-Dios.
Todavía más, si recibe los tres primeros grados
estudiando la llamada doctrina secreta de la masone-
ría simbólica, descubrirá que se exaltan en ellos las
doctrinas espiritistas, las teosóficas, etc. incompati-
bles con las doctrinas católicas.
No, no se puede ser católico y masón a la vez,
porque no se puede pertenecer a dos partidos anta-
gónicos, y la masonería es enemiga mortal de la Igle-
sia católica, como lo prueba entre otros muchos he-
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chos, que a ella se debe la fundación del espiritismo
por el masón Allan Kardek, la teosofía por la masona
Blavatsky, y en nuestra Patria también el espiritua-
lismo y la vida impersonal, para combatir el catoli-
cismo y que los siga sosteniendo; y como lo prueban
las persecuciones de que hace objeto a la Iglesia cató-
lica cuando aquella llega a entronizarse en el poder.
Siempre que en los siglos últimos ha sido perse-
guida la Iglesia, lo ha sido por un gobierno masónico,
pues son los gobiernos masónicos:
• los que decretan la separación entre la Iglesia y
el Estado;
• la desamortización de los bienes del clero para
robárselos y privar a éste de los medios necesarios
para desarrollar su acción benéfica; e inculparlo de
que nada hace por el bien del pueblo;
• los que implantan la escuela laica, para desca-
tolizar al pueblo;
• los que nacionalizan los templos, sus anexos y
todos los edificios y bienes de las instituciones de
caridad católicas;
• los que expulsan a las órdenes religiosas y se
apoderan de sus conventos, colegios, hospitales y
asilos;

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• los que limitan el número de sacerdotes y po-
nen trabas al culto público y hasta al privado;
• los que procuran la fundación de una iglesia
cismática nacional.

Solo la más mala fe puede negar que la masonería


es enemiga del catolicismo, o es estulto que tiene
ojos y no ve.
No, no se puede ser católico y masón; el católico
que se hace masón, puede seguir yendo equivocada o
hipócritamente a Misa y llamarse católico, pero para
serlo en realidad, se requiere no haber incurrido en
excomunión y todo católico que ingresa a la masone-
ría, ha sido excomulgado no solamente por uno, sino
por 11 Papas.
El primer Papa que excomulgó a los masones fue
el Papa Clemente XII en 1738.
Para fulminar contra los masones esta excomu-
nión, se fundó en muchas razones de las cuales bás-
tenos mencionar aquí el juramento que tiene que
prestar el neófito que quiere entrar a la masonería,
juramento sacrílego, que conserva continuamente a
quien lo presta en pecado mortal mientras no se re-
tracte de él, pues quebranta grave, consciente y li-
bremente, el segundo mandamiento de la Ley de
Dios, jurando a ciegas obedecer lo que se le ordene,
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sin saber, ni poder figurarse lo que esto pueda ser,
supeditando así incondicionalmente su moral a la
voluntad de otra persona que no sabe quien es, ni los
fines que persigue. Nadie tiene derecho para dispo-
ner de sí mismo en forma semejante; el católico que
tal hace, por ese mismo hecho queda excomulgado
de su Iglesia.
Basta para ver cuánta razón han tenido los Papas
para excomulgar a los católicos que se hacen maso-
nes, con ABRIR LOS OJOS y la inteligencia para dar-
se cuenta de lo que es la masonería.

¿QUÉ ES LA MASONERÍA?
Dicen los masones que la masonería es una socie-
dad secreta de hombres LIBRES, que tiene por obje-
to enseñar la verdad y que sus afiliados se ayuden
mutuamente, para mejorarse y hacer el bien, y a la
que todo el mundo puede ser admitido simplemente
con creer en Dios, pero sin distinción de credos reli-
giosos, ni de partido político, ya que los fines que
persigue no son ni religiosos ni políticos.
Ahora bien, desde el momento que la masonería
es una sociedad secreta, es infantil aceptar como
cierto lo que los masones nos digan respecto de ella,
y sobre todo de sus fines, pues es claro que el secreto
más importante es guardar de una sociedad secreta,
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es el fin que persigue, por lo que basta con que nos
afirmen sea uno éste, para que no lo sea, para que
más bien sea lo contrario.
Dicen los masones que el fin de la masonería es
enseñar la verdad ¿qué verdad? pues ¿qué no vino ya
acaso a enseñárnosla nuestro Señor Jesucristo?
Y que es una sociedad de hombres LIBRES, ¡de
hombres libres, que no son libres ni de dar a conocer
a su esposa que se han hecho masones; -que no son
libres ni de confesarse a la hora de la muerte; -que se
obligan mediante un juramento indigno, a obedecer
cualquier cosa que les ordene alguien que les es
completamente desconocido!
Y que tiene por objeto hacer el bien; si efectiva-
mente lo fuera ¿para qué tanto puñal, tanta espada,
tanta venganza de que hablan a sus iniciados? ¿para
qué tanto secreto cuando a nadie se le prohibe hacer
el bien, salvo a los religiosos católicos en los países
gobernados por la masonería?
Y luego ¿cuál es ese bien que hacen? ¿en dónde
está? ¿cuáles son los asilos, los hospitales, los orfana-
torios, los colegios fundados y sostenidos por la ma-
sonería? ¿en dónde está siquiera uno de ellos?
Y si nos atenemos no a los que DICEN los maso-
nes, sino a los HECHOS SUYOS que presenciamos,

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descubriremos que la masonería es una asociación
netamente política, revolucionaria y anti-católica.
En efecto: -nos descubre que la masonería persi-
gue fines políticos, la gran cantidad de masones que
ocupan puestos en el gobiernos de las naciones en
que se ha desarrollado. Así por ejemplo, Francia, que
en 1912 tenía 40,000,000 de habitantes, de los cua-
les tan solo 36,000 eran masones, y sin embargo, de
los 580 diputados, 300 eran masones, como lo eran
180 de los 300 senadores.
Y bien sabido es cómo tienen monopolizados los
masones en México, los puestos públicos.
- Nos descubre que la masonería es una sociedad
revolucionaria la gran cantidad de revoluciones que
ha provocado desde la época del terror en Francia,
pues Robespierre, Marat, Danton, Diderot, y todos
los jefes de ella fueron masones; y en Italia era ma-
són Garibaldi, el que invadió los Estados Pontificios;
y en Rusia los soviets que derrocaron el gobierno de
Kerenski; y en México todos los presidentes desde el
derrocamiento de Iturbide hasta las últimas revolu-
ciones.
- Y nos descubre el odio de la masonería a la Igle-
sia católica, además de la persecución de que la ha-
cen objeto cuando se apoderan del gobierno de un
pueblo, como hechos dicho, los testimonios de los
propios masones, como que hayan condecorado al
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general Calles el día 26 de mayo de 1926, en los mo-
mentos en que comenzaba a desarrollar su sangrien-
to plan de persecución contra la Iglesia católica “para
hacer público testimonio de que los masones recono-
cían, aplaudían y secundaban su patriótica labor”; y
que hayan formado espontánea y voluntariamente,
cubiertos de sus ridículas insignias, en la manifesta-
ción organizada del 1 de agosto de 1926, aprobando
la criminal campaña anticatólica del general Calles.
- Y los artículos que publican en sus magazines,
como el titulado “FRATERNIDAD”, órgano de la Lo-
gia Valle de México, en cuyo número del 15 de febre-
ro de 1929, página 4, se lee:
“Nuestros principios masónicos pugnan contra las
prédicas de los infames mercaderes del templo, des-
de el individuo que pomposamente se hace llamar
Papa, hasta el último esbirro de sotana”.
Y en cuyas páginas 6, 7, 8 y 9 se publica un artícu-
lo contra Nuestro Señor Jesucristo en el que se le
califica de “degenerado físico y mental”. Y otro con-
tra el “Gran Arquitecto del Universo” en el que se da
testimonio de que tal frase no es “sino una fórmula
que se adapta a todos los gustos, aún al de un ateo”.

Acción Cívica Nacional

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