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Bazán González Diana Quetzalli

Hölderlin: lo que permanece, lo fundan los poetas, de Helena Cortés Gabauden:

Contengo la respiración y mi pecho se llena de asombro. Antes de que yo me diera cuenta,

alguien más también concibió en su cabeza y enunció en voz alta, la necesidad de transformar el

mundo. Existió alguien que miró más allá de la apariencia estética griega y se fue a la

profundidad del modo de existencia humana. La necesidad de caminar en colectivo le dio pauta a

Hölderlin para incitar la fusión estetica de lo racional y la experiencia física.

Hölderlin entendía la experiencia desde el concepto griego y en la ínfima sustancia: Acuerpar el

πάθος, que permite insistir en la existencia de un espíritu, y de este modo, recibir la otredad en la

subjetividad propia. Permitir que el espíritu, que es el que contiene la experiencia del otrx, se

adentre en nuestro cuerpo físico y padecer o experimentar la asimilación del exterior en los

semejantes, impulsa la búsqueda de libertad para todxs.

De integrar el πάθος ajeno dentro del propio cuerpo (εν), nace la empatía.

De percibir con los sentidos (αισθάνομαι), la realidad inmediata (τικός) nace la noción de

estética; y de la urgencia de extender lo sublime al interior de los otros para integrar el todo,

surge la poesía filosófica de Hölderlin.

El sentimiento de fraternidad y la contradicción de mantener su identidad de poeta, dieron como

resultado, la búsqueda de la democracia a través de la poesía. Es por ello que la subjetividad de

Hölderlin se torna subversiva y hasta cierto punto utópica, dado que busca la unión en

colectividad, al mismo tiempo que mantiene el ideal hermitaño de poeta que indaga en la belleza

sublime y tenebrosa de la naturaleza.

Conocer el abismo y acuerparle, permite la distincion entre lo divino y lo terreno, las ventajas de

encarnar lo uno y lo otro.


La manifestación apolínea en la naturaleza, es la exaltación de su contraparte en el mismo

universo; asirse a lo dionisíaco es transgredir la individualidad y volcarse en la oscuridad

desconocida, donde se distorsiona todo atisbo de subjetividad categorizable, distinguible,

inteligible. Es por ello que sólo en la embriaguez, en la distorsión de lo racionalizable, pueden

desaparecer las barreras que nos impiden concebirnos iguales, y es por ello que el amor se

dispersa como un impulso irracional que no conoce distinción ni obstáculos, porque en las

noches dionisíacas no se distingue con los sentidos, solo se manifiesta la experiencia (πάθος)

donde manan los sentires mas profundos.

Buscar la libertad de las personas que le rodean através de la conformación de una República

democrática, es el ideal griego que Hölderlin encontró como solución para la salvación del

mundo. Mis nervios se paralizan un segundo: él al igual que yo, hemos encontrado un punto de

unión entre la creación de la mitología griega, la mimesis (el acto poiético) y la exaltación sorora

(o fraterna). La creación de una mitologia, de una figura metafísica en la cual creer ante la

adversidad, nos permite enfrentarnos a lo desconocido con un ancla imperceptible, pero

sensorial. La mímesis permite la liberación de las pasiones internas (πάθος) provocadas por la

percepción senso-emotiva del mundo, y por ultimo, el reconocimiento de la forma en que se

padece la sensibilidad interna, permite la apertura de la percepción a la experiencia del otrx, y

por ello la libertad no es concebible sino de forma colectiva, concluyendo así que la poesía puede

salvar al mundo, porque puede unir lo racional, lo estético y lo sensorial-emotivo al mismo

tiempo que difunde educación, filosofía y un pensamiento critico. Hölderlin decide aferrarse

como buen alemán, a encarnar su oficio y no transgredirlo ni por la experiencia mas profunda del

amor. Busca la libertad para toda la nación, y decide ser poeta antes que humano. Si el lema era

buscar la libertad en la igualdad de los espíritus, no se podía aferrar a un oficio, porque el


espíritu no se manifiesta en libertad cuando se le fuerza a encarnar una sola cosa, es

inmensurable al grado de lo no definible. La libertad como una fuerza unificadora, desde la

Concepción propia del amor y la expansión de la empatía.

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