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Tema_4º_segunda_parte

EL PODER EJECUTIVO

El Poder Ejecutivo está atribuido al Gobierno en el artículo 97 de la Constitución: dirección de


la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Todo ello
es la función ejecutiva, pero además ejerce la potestad reglamentaria.

Nuestro modelo es parlamentario. Ello implica que el presidente del Gobierno es elegido por
el Parlamento. La figura del jefe del estado, el rey, está diferenciada de la del presidente. Por
el contrario, existe también el llamado modelo presidencial, en el que el presidente del
Gobierno y el jefe del Gobierno coinciden, siendo elegido directamente por los ciudadanos.

En España las funciones ejecutivas la ejerce el presidente del Gobierno; el rey, a través del
órgano constitucional denominado “la Corona” ejerce las funciones de alta representación del
Estado.

Debemos insistir en que las funciones del Poder Ejecutivo no son meramente ejecutivas
(ejecutar las leyes), ya que junto a ella está la de la dirección de la política del Estado. Y una de
la formas de conseguir esa dirección, plasmada normalmente en su programa político, es
proponiendo leyes al Parlamento. En efecto, el Gobierno tiene iniciativa legislativa. Propone
leyes al Parlamento, aunque la última palabra la tiene ese otro poder, que puede alterar la
propuesta, aprobando las modificaciones e introduciendo las enmiendas que crea
conveniente.

El Gobierno goza, además, de la potestad reglamentaria, creando normas jurídicas con rango
inferior a ley: decreto, órdenes, resoluciones… Incluso la propia Ley aprobada por Las Cortes
pueden establecer que el Gobierno desarrolle la misma. Es una manifestación de esa potestad
reglamentaria.

LA ADMINISTRACIÓN COMO COMPLEJO ORGANIZATIVO DEL GOBIERNO

Para el cumplimiento de sus funciones el Gobierno precisa del aparato organizativo de la


Administración Pública (en adelante, AP). Este aparato organizativo es profesional y debe ser
políticamente neutro, ya que está al servicio del Gobierno. Por eso la AP goza de un estatus de
permanencia, de modo que cambian los Gobiernos (por decisión democrática de los
ciudadanos) pero la AP permanece. Los Gobiernos tienen ideología política; la AP no debe
tenerla.

En una primera aproximación para clasificar la Administración del Estado podemos diferenciar:

o ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL
o ADMINISTRACIÓN INSTITUCIONAL

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ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL

Constituida por aquellas entidades públicas que tiene como base un territorio determinado,
una comunidad de ciudadanos y unos fines generales:

 Administración General del Estado (Central y Periférica) [depende del Gobierno de


España].
 Administración Autonómica [depende del Gobierno de cada Comunidad Autónoma].
 Administración Local (Provincias, islas y Municipios) [depende de Diputaciones,
Cabildos o Consejos y Ayuntamientos, respectivamente].

ADMINISTRACIÓN INSTITUCIONAL

Constituida por entes públicos que carecen de una demarcación territorial precisa y cuyos
fines nos son generales, sino específicos. Se pueden clasificar en organismos autónomos,
sociedades estatales, entes públicos y corporaciones [Dependerán del Gobierno que los crea,
ya sea estatal, autonómico o local].

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Admón. del
Admón. Admón. Local Administración
Estado
Autonómica Institucional

CENTRAL PERIFÉRICA
MUNICIPIO PROVINCIA Organismos Autónomos

Corporaciones

Entes Públicos

Sociedades estatales

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ADMINISTRACIÓN CENTRAL

Es aquella cuya competencia se extiende a todo el territorio nacional. Los órganos superiores
del estado son el Consejo de Ministros, las Comisiones Delegadas del Gobierno, el presidente
del Gobierno y los ministros.

Todos los demás órganos de la Administración del estado se hallan bajo la dependencia del
presidente del Gobierno o del ministro correspondiente.

ADMINISTRACIÓN PERIFÉRICA DEL ESTADO

Las funciones de la Administración central del estado pasan a ser ejercidas en las provincias y
en las Comunidades Autónomas por órganos dependientes de los órganos centrales:

DELEGADOS DEL SUBDELEGADOS DEL Directores Insulares


GOBIERNO GOBIERNO
(en las Islas)
(en las Comunidades (en las provincias)

En España la actividad de la Administración Periférica del Estado se ha ido reduciendo a


medida que se desarrolló el proceso de transferencias de competencias a las Comunidades
Autónomas. Hasta entonces los directores provinciales de los Ministerios tenían gran
importancia. Hoy, en cambio, prácticamente han desaparecido y solo queda el Delegado del
Gobierno, bajo cuyo mandato se encuentran los Subdelegados del Gobierno en las provincias
y los Directores Insulares en las Islas Canarias e Islas Baleares. El delegado del Gobierno es el
representante del Gobierno del España en la Comunidad Autónoma. Tiene como misión dirigir
y coordinar la Administración del estado en la Comunidad Autónoma y mantener las
necesarias relaciones de cooperación y coordinación de la Administración del Estado con la
Comunidad Autónoma.

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LA ADMINISTRACIÓN AUTONÓMICA: LAS COMUNIDADES
AUTÓNOMAS

Según el artículo 137 de la Constitución: “el Estado se organiza territorialmente en municipios,


en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades
gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses”.

En España existen 17 Comunidades Autónomas (en adelante, CC.AA.) y dos ciudades


autónomas, ubicadas en el norte del continente africano: Ceuta y Melilla, que en la era
preconstitucional se tenían el estatuto jurídico de “plazas de soberanía”.

Los Estatutos de Autonomía son la norma institucional básica de cada Comunidad, una especie
de “Constitución” en cada Comunidad Autónoma, ya que las restantes normas d ela
Comunidad están subordinadas al Estatuto.

Sin embargo, la Constitución, en su artículo 138.2 recuerda algo que parece haber sido por
quienes rigen algunas CC.AA.: “Las diferencias entre los estatutos de las diferentes
Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o
sociales”.

Todos los Estatutos deberán tener el siguiente contenido mínimo:

1. La denominación de la Comunidad.

2. La delimitación de su territorio.

3. La denominación de las instituciones autonómicas propias.

4. Las competencias asumidas.

El artículo 152 de la Constitución establece la posibilidad de descentralización política y


territorial de España. Aunque la autonomía no es un proceso obligatorio, el con junto del
territorio se acogió a este sistema, resultando de ello, como ya se señaló, un conjunto de 17
CC.AA. y dos ciudades autónomas. Nos encontramos, por tanto, ante un reparto territorial del
poder. Se otorgó poder ejecutivo y legislativo propio a cada Comunidad, siendo dotadas de
una organización similar:

 Poder Legislativo propio, con una Asamblea Legislativa, unicameral y elegida por
sufragio universal por los ciudadanos residente en la Comunidad, por un periodo de
cuatro años. Los parlamentos autonómicos ejercen la potestad legislativa mediante
elaboración de leyes en el ámbito de su competencia, estando sometidas al control de
Tribunal Constitucional.

 Poder Ejecutivo propio, con Consejo de Gobierno y un presidente elegido por la


Asamblea, asumiendo la representación suprema de la Comunidad y conformando el
Gobierno de la Comunidad Autónoma.

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Del mismo modo que el Gobierno de España dispone del complejo organizativo de la
Administración Pública, de igual modo las CC.AA. cuenta con respectiva Administración
Pública.

No tienen Poder Judicial propio, ya que este es único para toda España. Hay un
Tribunal Superior de Justicia que culmina la organización judicial en el ámbito
territorial de cada Comunidad, pero que pertenece a la organización general del Poder
Judicial del Estado.

Acceso a la autonomía

1ª) Vía lenta art.143.1. La iniciativa lo toman los representantes del pueblo (diputaciones,
cabildos, ayuntamientos). Se constituye una asamblea que elevará el proyecto a las Cortes
Generales para su tramitación como Ley. Las competencias que pueden asumir estas
comunidades son las establecidas en el artículo 148.1.

2ª) Vía rápida art. 151.1 La iniciativa la toman los representantes del pueblo, pero con una
mayoría de municipios que representen, al menos, la mayoría del censo electoral de cada
una de las provincias afectadas. Esta iniciativa debe someterse a referéndum. Se considerará
que la iniciativa ha prosperado si obtiene el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los
electores de cada provincia. Posteriormente se constituye una Asamblea compuesta por los
Diputados y Senadores de las provincias que quieren constituir la Comunidad Autónoma,
quienes elaboran un texto que es elevado a la Comisión Constitucional del Congreso de
los Diputados, que los estudia junto a una delegación de la Asamblea y hace, si hay acuerdo,
la formulación definitiva, que será sometida a referéndum, debiendo obtener la mayoría
de votos afirmativos emitidos en cada provincia. Si prospera, se somete a ratificación de
Congreso y Senado y, finalmente, se convierte en Ley, promulgada y sancionada por el Rey. La
única Comunidad que siguió este procedimiento fue Andalucía.

Las competencias de estas Comunidades serán todas las del art. 148 y aquéllas del art.149
que puedan corresponder a una C. Autómoma.

3ª) Vía rápida art. 151.1 (abreviada). Algunas Comunidades aligeran o abrevian el
procedimiento porque se liberan del referéndum de iniciativa y sólo celebran el de
ratificación del Estatuto. Conforme a la Disposición Transitoria segunda: Los

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territorios que en el pasado hubiesen plebiscitado afirmativamente proyectos de Estatuto de autonomía y
cuenten, al tiempo de promulgarse esta Constitución, con regímenes provisionales de autonomía, podrán
proceder inmediatamente en la forma que se prevé en el apartado 2 del artículo 148, cuando así lo
acordaren, por mayoría absoluta, sus órganos preautonómicos colegiados superiores, comunicándolo al
Gobierno. El proyecto de Estatuto será elaborado de acuerdo con lo establecido en el artículo 151.2, a
convocatoria del órgano colegiado preautonómico.”
Las únicas comunidades que se podían acoger a esta disposición eran Cataluña, Euskadi y Galicia, que
así lo hicieron. Es por ello que se ha interpretado que son estas las “Comunidades históricas”, aunque
directamente la C.E. no las denomine así.

4ª) Vía asimilada al art. 151.1. Algunas Comunidades (Valencia y Canarias) alcanzaron
competencias de la vía máxima, a pesar de tramitarse por la vía del art. 43, aplicando lo establecido en el
artículo 150.2 C.E.: “El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante Ley
Orgánica, facultades orrespondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean
susceptibles de transferencia o delegación. La Ley preverá en cada caso la correspondiente
transferencia de medios financieros, así como las formas de control que se reserve el Estado.” En efecto,
tras la aprobación de los Estatutos deAutonomía de Valencia y Canarias se aprobaron las respectivas
Leyes Orgánicas de Transferencias para Valencia y Canarias, conocidas como LOTRAVA y LOTRACA. Así
quedaron asimiladas a las autonomías de primer grado, con una diferencia, que las competencias
transferidas no eran propias de esas Comunidades, algo que ocurrió años más tarde, cuando ambas
Comunidades reformaron sus Estatutos y las recogieron ya dentro de sus respectivos textos como propias.

Aunque en apariencia la C.E, establece un sistema asimétrico del marco autonómico, reconoce que
transcurridos cinco años los Estatutos pueden reformarse y aumentar las competencias.

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Vías

Art. 151.1 (procedimiento abreviado, sólo referéndum de aprobación del Estatuto): Cataluña. País Vasco,
Galicia.

Art. 151.1 (procedimiento normal, con 2 referéndums, de iniciativa y de aprobación del Estatuto):
Andalucía.

Art. 143,1 (asimilados a la vía del art. 151, gracias al art. 150.2, LOTRACA Y LOTRAVA): Canarias y Valencia.

Art. 143.1: Todas las restantes.

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Caso particular: Comunidad Foral de Navarra

No fue necesario dotarle de esa autonomía porque ya la tenía en virtud de la citada legislación de
1841, cuando dejó de ser un reino para convertirse en una Diputación Foral dentro del Reino de
España. Como ha señalado el propio Tribunal Constitucional, se constituyó en una comunidad foral
con régimen, autonomía e instituciones propias, de acuerdo con los rasgos propios del régimen
foral navarro. Este acceso a la autonomía al margen de las determinaciones del Título VIII de la

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Constitución, se amparaba plenamente en la Disposición Adicional primera. Esto lo confirmaría el
propio artículo 2.1.

“Los Derechos originarios e históricos de la Comunidad Foral de Navarra serán respetados y


amparados por los poderes públicos con arreglo a la ley de 25 de octubre de 1839, a la ley
paccionada de 16 de agosto de 1841 y disposiciones complementarias, a la presente ley orgánica y a
la Constitución, de conformidad con lo previsto en el párrafo primero de su disposición adicional
primera”

Las sentencias del Tribunal Constitucional 16/1984, de 6 de febrero y 104/1990, de 20 de


septiembre, hacen referencia a la vía peculiar de acceso al régimen autonómico navarro,
precisamente amparándose en la disposición Adicional primera de la Constitución.

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LOS GOBIERNOS LOCALES: PROVINCIAS Y MUNICIPIOS

El gobierno de las provincias en territorio peninsular corresponde a las Diputaciones Provinciales,


cuyo disputado se eligen por un sistema electoral indirecto. Tras la implantación del estado de las
Autonomías han ido perdiendo peso, pues la mayoría de sus competencias han pasado a la
Comunidad Autónoma correspondiente. En Canarias, en cambio, su equivalente, los Cabildos
Insulares gozan disfrutan de competencias propias, junto a las delegadas o transferidas por la
Comunidad Autónoma de Canarias. En el mismo caso se encuentran los Consejos Insulares de
Baleares. Todas estas instituciones disponen de su propia Administración Pública para el desarrollo
de sus funciones.

El Gobierno y Administración de los Municipios corresponde a los Ayuntamientos, integrados por


Alcaldes y Concejales. Los Concejales son elegidos por los vecinos del municipio por sufragio
universal y los Alcaldes pueden ser elegidos por los Concejales, en la mayor parte de los casos, o
por los vecinos (en municipios muy pequeños). Igualmente dispone de un complejo organizativo,
que junto a las Diputaciones, Cabildo y Consejos constituyen la Administración Local.

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La función judicial consiste en juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Los Juzgados y
Tribunales, en su conjunto, integran Administración de Justicia, especializándose por razón
de la materia:

• Tribunales de lo Civil: Conocen de las cuestiones civiles, mercantiles, de Derecho


Privado y de todas aquellas otras materias que no estén atribuidas a otro orden
jurisdiccional.
• Tribunales de lo Penal: Conocen las causas y juicios criminales.
• Tribunales de lo Contencioso-Administrativo: Conocen de los asuntos planteados
entre la Administración pública y los ciudadanos.
• Tribunales de lo Social: Conocen de los conflictos individuales y colectivos que se
manifiestan en el mundo de las relaciones laborales. También conoxcen de las
reclamaciones sobre Seguridad Social.

Es necesario precisar que el tribunal que se ocupa de las garantías constitucionales y última
instancia en materia de protección los derechos fundamentales, el Tribunal Constitución,
no pertenece a la estructura del Poder Judicial. La Constitución lo regula en un título
distinto al Poder Judicial, en el Título IX.

EL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL

El Consejo General del Poder Judicial es un órgano constitucional, colegiado, autónomo,


integrado por jueces y otros juristas, que ejerce funciones de gobierno del Poder Judicial
con la finalidad de garantizar la independencia de los jueces en el ejercicio de la función
judicial frente a todos.
La función de Gobierno del Consejo versa sobre materias tales como los nombramientos,
ascensos, y traslados; la inspección del funcionamiento de los Juzgados y Tribunales y la
exigencia de responsabilidad disciplinaria a los miembros de la Carrera Judicial. Mediante la
atribución de este tipo de competencias al Consejo, se evita que otro poder del Estado,
particularmente el Poder Ejecutivo, pueda influir directa o indirectamente sobre la
independencia judicial.
Es importante señalar que la actuación del Consejo General del Poder Judicial no es de
carácter jurisdiccional, pues este tipo de actividad está reservada, tal y como proclama
el artículo 117 de la Constitución, a los Jueces y Tribunales. La labor de gobierno del
Consejo es equiparable, en buena medida, a los actos administrativos y, al igual que estos
últimos, sus resoluciones están sujetas al control de legalidad por parte de los Juzgados y
Tribunales del orden contencioso-administrativo.
La función de gobierno de los Jueces y Tribunales no recae exclusivamente en el Consejo
General del Poder Judicial, ya que las Salas de Gobierno del Tribunal Supremo, de la
Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de Justicia ostentan también

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competencias en esta materia, si bien, en última instancia sus resoluciones son revisables
por el Consejo.
El Consejo ha de velar por el mantenimiento a ultranza de la independencia judicial, y así, si
un Juez o Magistrado es perturbado o inquietado en el ejercicio de la función jurisdiccional,
el artículo 14 de la Ley Orgánica del Poder Judicial faculta al Consejo para poner fin a esta
intromisión.
La defensa de la independencia judicial no acaba con la adopción de este tipo de medidas,
ya que el propio Consejo debe ser escrupulosamente respetuoso con dicha independencia
y, en consecuencia, ha de abstenerse de realizar cualquier tipo de indicación, instrucción,
orden o mandato dirigido a los Jueces y tribunales, sobre el modo en que estos han de
interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico.
La gestión de los recursos materiales y personales del sistema judicial corresponde al Poder
Ejecutivo, principalmente al Ministerio de Justicia o a las Comunidades Autónomas que han
asumido las competencias en esta materia.
El Consejo elabora, ejecuta y controla con interventores el cumplimiento de su presupuesto
anual. Da cuenta de la liquidación del presupuesto al Tribunal de Cuentas.
El CGPJ tiene la obligación de remitir a las Cortes Generales la Memoria anual sobre el
estado, funcionamiento y actividades del CGPJ y de los Juzgados y Tribunales de España. La
memoria incluye las necesidades que, a su juicio, existen en materia de personal,
instalaciones y recursos para el correcto desempeño de las funciones atribuidas al Poder
Judicial.
Las Cortes Generales podrán debatir el contenido de la Memoria y reclamar, en su caso, la
comparecencia del presidente del CGPJ o del miembro en quien delegue. Los
parlamentarios pueden formular mociones y preguntas, de obligada contestación por parte
del Consejo.
[fuente: http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Consejo-General-del-Poder-
Judicial/Informacion-Institucional/Que-es-el-CGPJ ]

Composición

El Consejo General del Poder Judicial es un órgano colegiado compuesto por:


 Veinte miembros, llamados vocales, nombrados por el rey, elegidos por las Cortes
Generales (Congreso y Senado) entre jueces y juristas de reconocida competencia.
 Un presidente, designado por el Pleno del Consejo en su sesión constitutiva. Es
elegido entre miembros de la Carrera Judicial o juristas de reconocida competencia.

Los vocales son nombrados por un período de mandato de cinco años, a partir de la fecha
de la sesión constitutiva. El CGPJ se renueva en su totalidad, una vez transcurridos los cinco
años de mandato, aunque el Consejo saliente continúa en funciones hasta la toma de
posesión del nuevo.

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Los vocales no pueden ser reelegidos en el Consejo siguiente. El mandato del presidente del
Tribunal Supremo y del CGPJ se vincula al del Consejo que lo propuso; pero el presidente
puede ser reelegido y nombrado por una sola vez para un nuevo mandato.
En caso de cese anticipado de algún vocal, se procede a su sustitución por el mismo
procedimiento por el que fue nombrado el vocal cesante; el mandato del vocal sustituto se
agota con el del CGPJ en el que se integra.
Los miembros del Consejo General del Poder Judicial son elegidos por una mayoría
cualificada de tres quintos de las Cámaras de la siguiente forma:

Entre Jueces y Entre juristas de TOTALES


Magistrados reconocida
competencia
Vocales propuestos 6 4 10
por Congreso
Vocales propuestos 6 4 10
por Senado
TOTAL VOCALES 12 8 20
Presidente Elegido por el Pleno del CGPJ entre 1
miembros de la carrera judicial o juristas de
reconocida competencia.

[Fuente: http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Consejo-General-del-Poder-Judicial/Informacion-
Institucional/Que-es-el-CGPJ ]

Uno de los temas más polémicos, y por el que se ha cuestionado la independencia del
CGPJ, es el de la composición. La Constitución señala 12 miembros son elegidos entre
Jueces y Magistrados en la manera que determine la correspondiente Ley Orgánica; los
otros 8 son elegidos por Congreso y Senado (cuatro cada uno) entre juristas de reconocido
prestigio. La primera Ley Orgánica del Poder Judicial contempló que la elección de los 12
miembros jueces o magistrado la hicieran los propios jueces. Sin embargo, el primer
Gobierno socialista cambió la Ley, entendiendo que este grupo de 12 también debería ser
elegido por Congreso y Senado. Por eso en la actualidad todos los miembros son elegidos
por la Cortes. Para algunos eso les resta independencia, pues aunque formalmente son
independientes, pueden estar comprometidos moralmente con el partido político que los
propuso. El actual partido en el Gobierno, a través del Ministerio de Justicia prometió
volver al sistema anterior, pero no ha cumplido.

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