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Las serpientes son reptiles de cuerpo muy alargado y habitualmente cilíndrico, aunque existen también de cuerpo
aplanado, como la serpiente marina y muchas arborícolas. Estos reptiles carecen de extremidades externas, aunque
algunas conservan vestigios de las patas traseras, cuales son visibles en la base de la cola de las grandes boas y
pitones. Tienen el cuerpo cubierto de escamas, que están compuestas de un material epidérmico corneo y están
dispuestas en hileras regulares y, por lo general solapadas como las tejas de un techo.

Las serpientes cambian la piel y de forma periódica, por lo general, en una sola pieza. Este cambio incluye la
cubierta dura y transparente de los ojos, cual protege la visión, puesto que estos reptiles carecen de párpados
móviles y los ojos permaneces constantemente abiertos. La frecuencia de la muda varía de una especie de
serpiente a otra. Las más jóvenes, de crecimiento rápido, cambian la piel con más frecuencia que las adultas, de
crecimiento lento. En algunas especies de serpientes, la muda se produce aproximadamente cada 20 días, en otras,
la muda se produce solo una vez al año.