Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Presentado por:
Jesús Eduardo Sanabria Moyano
Código: 3000715
Presentado por:
Jesús Eduardo Sanabria Moyano
Código: 3000715
Trabajo de Grado para optar por el título de Magister en Derecho Público Militar
Presentado a:
Dra. Fernanda Navas-Camargo
2
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN ......................................................................................................................... 4
PALABRAS CLAVES: ...................................................................................................... 4
ABSTRACT ....................................................................................................................... 4
KEY WORDS .................................................................................................................... 5
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................. 5
CAPITULO I
CRITERIOS DE LA CORTE INTERAMERICANA EN MATERIA DE REPARACIÓN. 8
1.1 Obligación de reparación en la Corte Interamericana de Derechos Humanos ..... 8
1.2 La víctima como sujeto de reparación................................................................ 11
1.3 Elementos para una reparación integral ............................................................ 15
1.3.1 Daño material ............................................................................................. 18
1.3.2 Daño inmaterial.......................................................................................... 21
CAPITULO II
REPARACIONES ORDENDAS POR LA CORTE INTERAMERICANA EN LOS
CASOS COLOMBIANOS. ............................................................................................... 27
2.1 Casos individuales: ............................................................................................ 27
2.2 Masacres perpetradas en el Estado colombiano y su relación indemnizatoria: .. 40
CAPITULO III
IMPLICACIONES DE LOS CRITERIOS DE REPARACIÓN EN EL ESTADO
COLOMBIANO ............................................................................................................... 58
3.1 Avance normativo y jurisprudencial. ................................................................. 59
3.1.1 Ley de Justicia y Paz. ................................................................................. 59
3.1.2 Ley de Víctimas y Restitución de Tierras ................................................... 62
3.1.3 Implicaciones en las decisiones del Consejo de Estado. ............................... 64
3.2 La reparación como criterio de transformación ................................................. 71
CONCLUSIONES ............................................................................................................ 73
REFERENCIAS ............................................................................................................... 80
3
RESUMEN
PALABRAS CLAVES:
Reparación integral; Corte Interamericana de Derechos Humanos; restitución;
indemnización; satisfacción; no repetición; rehabilitación.
ABSTRACT
The article addressed the development of the question, which has been the application of
the criteria of integral reparation development by the I/A Court H.R. in Colombian cases?
In addition to the objective of determine the application of the measures included in the
integral reparation as conventional obligation in the cases decided by the I/A Court H.R.,
respect Colombia. The fulfilment of the objective was obtained through the development
of qualitative, basic and juridical research, that uses analytical inductive and deductive
method, and center its study -as principal font- in the jurisprudence of I/A Court H.R.,
which allowed the identification of the standards in terms of integral reparation. Obtaining
as result, that the measures granted are divided into compensation, restitution,
satisfaction, rehabilitation and non- repetition, and its application vary depending, if the
case is related with the violation of human rights of one person or a group of persons.
4
KEY WORDS
Integral reparation; Inter-American Court of Human Rights; restitution; compensation;
satisfaction; non- repetition; rehabilitation.
INTRODUCCIÓN
5
En este sentido, para determinar las reparaciones correspondientes a violaciones de
derechos humanos se requiere evaluar factores individuales y colectivos, puesto que las
implicaciones de resarcir el daño causado son trascendentales para las consecuencias y
efectos que se puedan generar. Al respecto, es más fácil ordenar medidas que permitan
satisfacer el daño de una víctima en concreto y su núcleo familiar, que crear y otorgar las
medidas generales para un colectivo de víctimas, dónde se han presentado múltiples
violaciones a los derechos humanos. Es evidente que, en los primeros casos, las
reparaciones cuando son cumplidas por el Estado tendrán un efecto directo y favorable
sobre la víctima y será más fácil terminar sus consecuencias. Mientras tanto, en los casos
colectivos para el cumplimiento de las medidas de reparación, generalmente implica
cambios institucionales para el Estado, además de involucrar a diferentes órganos
internos, que en algunos casos deben iniciar desde la búsqueda e identificación de la
víctima hasta la creación de programas especiales para dar cumplimiento de las medidas
ordenadas, por lo cual, la trascendencia y las consecuencias de la reparación no se podrán
medir de igual forma que en un caso individual.
De todas formas, el tribunal interamericano siempre debe hacer una valoración integral
entre los hechos, las aflicciones individuales, familiares y sociales que pueden perdurar o
no en el tiempo y las víctimas directas e indirectas como sus beneficiarios, además de las
capacidades del Estado para cumplir, al momento de determinar las medidas idóneas de
reparación (Núñez & Zuluaga, 2012, p. 214).
Por otro lado, la metodología aplicada en el presente trabajo tiene como referencia el
desarrollo de una investigación jurídica y básica, debido que se tiene como finalidad
ampliar y profundizar el conocimiento de la realidad práctica, interpretativa y valorativa
que hacen los jueces de la Corte Interamericana, con el fin de ayudar a la construcción
del saber científico denominado Estándares de Reparación Integral en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. Asimismo, será cualitativa, ya que se busca
interpretar, comprender, descomponer y destacar el objeto de estudio y relacionarlo con
la valoración a las reparaciones que son otorgadas a las víctimas en los casos del sistema
interamericano, en específico en los dieciséis casos colombianos.
6
Entre tanto, los métodos base serán el analítico, el cual permitirá la comparación de lo
trabajado por la Corte Interamericana en la fase de forma y fondo. Primero desde la
deducción, tomando como fundamento los precedentes de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en materia de reparaciones, lo que ayudará a describir los
conocimientos generales y compartimentados existentes a hoy; así como el acercamiento
a conclusiones primarias – apriorísticas -.
CAPITULO I
CRITERIOS DE LA CORTE INTERAMERICANA EN MATERIA DE
REPARACIÓN.
En relación con el fin que representa el otorgar una reparación, ésta consiste en
desaparecer los efectos de las violaciones que han sufrido las víctimas, y para determinar
su naturaleza y su monto dependen del daño ocasionado en la esfera material como
8
inmaterial (Corte IDH., 2006, párr. 175). Por ende, la reparación a imponer debe tener un
nexo causal con los hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados, así
como las medidas solicitadas tanto por la Comisión Interamericana como por las víctimas
o sus representantes. Por tanto, la Corte Interamericana tiene el deber de observar dicha
concurrencia de elementos para pronunciarse no solo debidamente sino conforme a
derecho (Corte IDH., 2008, párr. 110).
Para el doctrinante Héctor Faúndez, siguiendo al antiguo juez Cançado Trindade, describe
que las reparaciones por violaciones a los derechos humanos proporcionan a las víctimas
tan sólo los medios adecuados para soportar su sufrimiento (Faúndez, 2004, p. 802), ya
que las mismas no representan un punto final a lo ocurrido, sino solamente evitan que se
agraven sus consecuencias por la indiferencia del medio social, por la impunidad, o por
el olvido. Por lo tanto, las reparaciones revisten un doble significado: “a) proveer
satisfacción a las víctimas, o a sus familiares, cuyos derechos han sido violados, y b)
restablecer el orden jurídico quebrantado por dichas violaciones” (Faúndez, 2004, p. 803).
Por consiguiente, se podría afirmar que las reparaciones ordenadas por la Corte
Interamericana por violaciones a los derechos humanos buscan satisfacer dos factores:
uno individual que busca reparar el perjuicio sobre la víctima directa y a cada miembro
de su familia como víctimas indirectas; y de otro lado, el factor colectivo que afecta a la
sociedad en general y a los conjuntos que la conforman (Nash, 2009, p. 39; Corte IDH.,
2001, párr. 40).
9
constituir en un elemento de la reparación que ordena la Corte Interamericana, pero no es
la única medida que el Estado responsable debe asumir para cumplir con su deber de
reparación (Corte IDH., 1993, párr. 54; 1999., párr. 32).
10
El día en que la labor de determinar reparaciones debidas a las víctimas de
violaciones de derechos humanos fundamentales se redujese exclusivamente a
una simple fijación de compensaciones en la forma de indemnizaciones, ya no
se necesitaría del conocimiento pacientemente adquirido, asimilado y
sedimentado a lo largo de años de lecturas, estudios y reflexión: para eso bastaría
una máquina calculadora. El día en que esto ocurriese, que espero que nunca
llegue, - la propia labor de un tribunal internacional de derechos humanos estaría
irremediablemente desprovista de todo sentido. La Convención Americana, por
el contrario, posibilita, y requiere, que se amplíen, y no se reduzcan, las
reparaciones, en su multiplicidad de formas. La fijación de las reparaciones debe
basarse en la consideración de la víctima como ser humano integral, y no en la
perspectiva degradada de “hombre económico” de nuestros días. (Corte IDH,
2001a, voto razonado en: párr. 37).
Por ende, las expectativas de las víctimas son también un aspecto clave en la construcción
de cualquier decisión sobre la reparación, ya que lo que es reparador no depende tanto de
la medida en sí, sino de cómo se articule con el impacto, sus necesidades o procesos. En
términos jurídicos, eso implica que, en el momento de plantear las medidas de reparación,
se debe realizar un estudio acucioso para determinar de manera precisa, los daños de
cualquier naturaleza que han sufrido las víctimas directas e indirectas, como resultado de
la violación. Precisamente, es a través de la valoración del daño que se puede llegar a
determinar la medida de reparación en el sistema interamericano. Por tanto, es un
indicador para orientar ese aspecto del litigio y para prevenir posibles efectos negativos
de medidas inadecuadas de reparación.
11
entenderse por víctima o lesionado aquella persona sobre la cual "recaen directamente los
efectos del desconocimiento de las normas de los derechos humanos. La víctima es
entonces, aquella persona que sufre las consecuencias de la relación causal entre un hecho
dañino y sus efectos nocivos" (Acosta, 2003, p.77). En otras palabras, la víctima de una
violación de los derechos humanos es aquella que ha sufrido un daño (Henao, 1998, p.
84).
Por ello, la presunta víctima directa como indirecta, así como los posibles beneficiarios
de las medidas de reparación, adquieren un papel importante en el procedimiento ante el
Sistema Interamericano, porque a través de su representante podrán solicitar las medidas
que consideren idóneas ante la Corte IDH a través del documento denominado “Escrito
de solicitudes argumentos y pruebas” (García, 2008).
De este modo, surge el interés para de la Corte Interamericana antes de ordenar las
medidas de reparación, en contar, en lo posible con la plena identificación e
individualización de las víctimas o de la parte lesionada en cada caso. Ello implica, tener
en cuenta las víctimas presentadas por la Comisión Interamericana y los Representantes
de las víctimas. Sin embargo, en los casos relacionados con masacres, el tener el pleno
conocimiento de las víctimas beneficiarias de las medidas de reparación, adquiere mayor
complejidad, debido a la naturaleza de las violaciones. En estos casos surge la obligación
para el Estado demandado, el deber de iniciar todos los procesos necesarios, tendientes a
la identificación e individualización de la parte lesionada quienes serán los beneficiarios
de las medidas de reparación.
12
Para tal efecto, el reglamento de la Corte Interamericana dispone en su artículo 35
numeral 2 la posibilidad de considerar víctima o no, a las que no se encuentran
identificadas: “Cuando se justificare que no fue posible identificar a alguna o algunas
presuntas víctimas de los hechos del caso por tratarse de casos de violaciones masivas o
colectivas, el Tribunal decidirá en su oportunidad si las considera víctimas” (Corte IDH,
2009, art. 35.2).
13
Cabe resaltar que la Corte Interamericana ha precisado en su jurisprudencia que el titular
de la reparación de los daños materiales e inmateriales es la víctima de la violación, y que
éste derecho se trasmite por sucesión a sus herederos, quienes son considerados
beneficiarios. Asimismo, ha indicado que no sólo los herederos de una víctima pueden
ser considerados sus beneficiarios, sino también aquellas personas que, sin ser sucesores
de ésta, han sufrido alguna afectación consecuencia del hecho ilícito (Corte IDH., 1993,
párr.67).
Bajo este criterio, para otorgar reparaciones por concepto de daño material respecto de
terceros, la Corte Interamericana ha señalado que los familiares de la víctima o los
terceros, en algunas situaciones, pueden reclamar una reparación, fundándose en un
derecho propio. Siempre y cuando puedan demostrar ciertas condiciones para acceder a
la reparación, estas son: La víctima debe haber efectuado habitualmente prestaciones a
favor del tercero; la relación entre la víctima y el tercero debió ser de modo tal que permita
suponer que habría continuado en el tiempo; y debe haber tenido una necesidad
económica que por lo general era cubierta por la víctima (Corte IDH., 1998a, párr.59;
1996a, párr. 43-46; 1996b, párr.63-65; 1997a, párr. 60-61; 1998, párr. 50).
Por último, es pertinente mencionar que la solicitud de medidas de reparación por parte
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos debe hacerse en el informe de
Sometimiento del Caso ante la Corte, de igual forma, para los representantes de las
víctimas debe hacerse en el escrito de solicitudes argumentos y pruebas, momento
procesal oportuno para solicitar las respectivas medidas de reparación, de lo contrario
serán extemporáneas y no serán consideradas por la Corte Interamericana (Corte IDH.,
2012, párr.377).
A manera de colofón, la obligación de reparar para los Estados que son parte de la
Convención Americana y que han otorgado la competencia a la Corte Interamericana,
irradia deberes tanto para las víctimas como para la Comisión Interamericana y para el
Estado denunciado. Por un lado, para las víctimas y sus representantes, así como para la
Comisión Interamericana, tendrán que presentar en sus primeros escritos ante la Corte
Interamericana, la solicitud de reparación integral incluyendo las medidas que consideren
necesarias y con las cuales las víctimas sientan a satisfacción la reparación del daño
sufrido. Por otra parte, para la Corte Interamericana surge el deber de analizar e identificar
14
el nexo de causalidad con los hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños
acreditados, así como las medidas solicitadas tanto por la Comisión Interamericana como
por las víctimas o sus representantes. Y por último, para el Estado el deber de
implementarlas y aplicarlas conforme a lo ordenado en la sentencia y al seguimiento
periódico que realiza la Corte Interamericana.
15
19. La restitución, siempre que sea posible, ha de devolver a la víctima a la
situación anterior a la violación manifiesta de las normas internacionales de
derechos humanos o la violación grave del derecho internacional humanitario. La
restitución comprende, según corresponda, el restablecimiento de la libertad, el
disfrute de los derechos humanos, la identidad, la vida familiar y la ciudadanía, el
regreso a su lugar de residencia, la reintegración en su empleo y la devolución de
sus bienes.
20. La indemnización ha de concederse, de forma apropiada y proporcional a la
gravedad de la violación y a las circunstancias de cada caso, por todos los
perjuicios económicamente evaluables que sean consecuencia de violaciones
manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos o de violaciones
graves del derecho internacional humanitario, tales como los siguientes: a ) El
daño físico o mental; b) La pérdida de oportunidades, en particular las de empleo,
educación y prestaciones sociales; c ) Los daños materiales y la pérdida de
ingresos, incluido el lucro cesante; d ) Los perjuicios morales; e ) Los gastos de
asistencia jurídica o de expertos, medicamentos y servicios médicos y servicios
psicológicos y sociales.
21. La rehabilitación ha de incluir la atención médica y psicológica, así como
servicios jurídicos y sociales.
22. La satisfacción ha de incluir, cuando sea pertinente y procedente, la totalidad
o parte de las medidas siguientes: a ) Medidas eficaces para conseguir que no
continúen las violaciones; b ) La verificación de los hechos y la revelación pública
y completa de la verdad, en la medida en que esa revelación no provoque más
daños o amenace la seguridad y los intereses de la víctima, de sus familiares, de
los testigos o de personas que han intervenido para ayudar a la víctima o impedir
que se produzcan nuevas violaciones; c) La búsqueda de las personas
desaparecidas, de las identidades de los niños secuestrados y de los cadáveres de
las personas asesinadas, y la ayuda para recuperarlos, identificarlos y volver a
inhumarlos según el deseo explícito o presunto de la víctima o las prácticas
culturales de su familia y comunidad; d ) Una declaración oficial o decisión
judicial que restablezca la dignidad, la reputación y los derechos de la víctima y
de las personas estrechamente vinculadas a ella; e ) Una disculpa pública que
incluya el reconocimiento de los hechos y la aceptación de responsabilidades; f )
La aplicación de sanciones judiciales o administrativas a los responsables de las
violaciones; g ) Conmemoraciones y homenajes a las víctimas; h ) La inclusión
de una exposición precisa de las violaciones ocurridas en la enseñanza de las
normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional
humanitario, así como en el material didáctico a todos los niveles. 23. Las
garantías de no repetición han de incluir, según proceda, la totalidad o parte de las
medidas siguientes, que también contribuirán a la prevención: a ) El ejercicio de
un control efectivo por las autoridades civiles sobre las fuerzas armadas y de
seguridad; b ) La garantía de que todos los procedimientos civiles y militares se
ajustan a las normas internacionales relativas a las garantías procesales, la equidad
y la imparcialidad; c ) El fortalecimiento de la independencia del poder judicial; d
) La protección de los profesionales del derecho, la salud y la asistencia sanitaria,
la información y otros sectores conexos, así como de los defensores de los
derechos humanos; e ) La educación, de modo prioritario y permanente, de todos
los sectores de la sociedad respecto de los derechos humanos y del derecho
internacional humanitario y la capacitación en esta materia de los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, así como de las fuerzas armadas y de
seguridad; f ) La promoción de la observancia de los códigos de conducta y de las
normas éticas, en particular las normas internacionales, por los funcionarios
16
públicos, inclusive el personal de las fuerzas de seguridad, los establecimientos
penitenciarios, los medios de información, el personal de servicios médicos,
psicológicos, sociales y de las fuerzas armadas, además del personal de empresas
comerciales; g ) La promoción de mecanismos destinados a prevenir, vigilar y
resolver los conflictos sociales; h ) La revisión y reforma de las leyes que
contribuyan a las violaciones manifiestas de las normas internacionales de
derechos humanos y a las violaciones graves del derecho humanitario o las
permitan (ONU, 2005, pp. 19-23).
Entre tanto, la rehabilitación tiene por objeto reducir los padecimientos físicos y
sicológicos de las víctimas, por medio de medidas dirigidas a brindar orientación,
atención médica y sicológica que permitan el restablecimiento de la integridad personal
y su calidad de vida.
17
A su turno, las medidas de satisfacción se centran en compensar las afectaciones a través
de la justicia y la verdad, ordenando la investigación y enjuiciamiento de los autores de
violaciones de derechos humanos, el conocimiento y la difusión de la verdad, la búsqueda
de los desaparecidos, la localización y entrega de los restos de los familiares muertos, el
reconocimiento público del estado, así como la presentación de disculpas públicas y
testimonios oficiales, implementar programas permanentes de derechos humanos en las
escuelas de formación de las Fuerzas Armadas (Corte IDH, 2003, párr.268).
Por su parte, con las medidas de no repetición se busca generar conciencia sobre lo
sucedido para que la memoria colectiva no olvide y no permita en el futuro, hechos
violatorios a los derechos humanos (Cárdenas & Suárez, 2014, pp. 39-40); en este campo,
se obliga a los Estados partes a adoptar medidas de carácter político, social, público,
administrativo, judicial o legislativo, tendiente a que las víctimas no vuelvan a ser objeto
de violaciones a sus derechos humanos, igualmente se ordena la realización de homenajes
y conmemoraciones a las víctimas, la creación de espacios simbólicos o monumentos
(Corte IDH, párr. 222).
En el caso de la víctima fallecida se entenderá como todos aquellos ingresos que ésta dejó
de percibir como consecuencia de la violación de sus derechos y se buscará que sean
restablecidos a sus familiares (Corte IDH, 2014, párr.319). Por otro lado, en el caso de
víctimas sobrevivientes, la Corte Interamericana ha señalado que para el cálculo de la
indemnización se debe tener en cuenta entre otros factores, el tiempo que la víctima
permaneció sin trabajar como consecuencia de las mismas violaciones. Para la
cuantificación del lucro cesante, la Corte ha tomado como base el salario que la víctima
percibía al momento en que ocurrieron los hechos y le suma los intereses corrientes hasta
la fecha de la sentencia o cesación del hecho ilícito (Corte IDH, 2014a, párr.254).
19
Aquellos casos en que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y los
representantes de la víctima no han aportado datos precisos en lo que respecta a los
ingresos que la víctima tenía al momento en que ocurrieron los hechos, o que ésta no
trabajaba, han llevado a la Corte Interamericana a utilizar el salario mínimo vigente en el
país en cuestión como punto de referencia para el cálculo del lucro cesante (Corte IDH,
1999a, párr. 58).
El cálculo del lucro cesante se ha realizado sobre la base de doce salarios al año, más las
bonificaciones anuales correspondientes de acuerdo a la legislación de cada Estado.
Asimismo, para su cálculo se toma en consideración el período que media entre la edad
que tenía la víctima al momento en que ocurrieron los hechos y el término de expectativa
de vida o esperanza de vida en el Estado en cuestión. A esa cantidad, la Corte
Interamericana le ha restado un 25% por concepto de gastos personales, y posteriormente
le ha sumado los intereses corrientes (Corte IDH, 2001, párr.81).
Como un tercer aspecto, tenemos el daño patrimonial al grupo familiar, aspecto del cual
la Corte Interamericana ha hecho uso en sentido estricto como lo hizo en el caso Catillo
Páez vs Perú, en el cual consideró que, en términos reales, existió un daño patrimonial
general ocasionado al grupo familiar por la desaparición de un miembro de ella, por
motivos imputables al Estado, lo cual generó a la familia trastornos económicos y de otra
índole que deben ser reparados. Para tal efecto cuantificó en equidad el monto de la
reparación (Corte IDH, 1998a, párr. 76). De esta forma podemos considerar que el daño
patrimonial al grupo familiar puede ser estimado como un daño independiente al lucro
cesante, pues debe razonarse como una determinación del mismo, ya sea mediante la
víctima directa de la violación o sus familiares, dependiendo el contexto.
Por último y en lo referente a las costas y gastos del proceso, éste criterio ha sido
considerado por la Corte Interamericana como un elemento del concepto de reparación,
toda vez que la actividad desplegada por las víctimas con el fin de obtener justicia, tanto
a nivel nacional como internacional, implica erogaciones que deben ser compensadas
cuando la responsabilidad internacional del Estado es declarada mediante una sentencia
condenatoria. Para determinar dichos gastos, la Corte Interamericana ha considerado los
gastos generados ante las autoridades de la jurisdicción interna, así como los generados
en el curso del proceso ante el Sistema Interamericano, teniendo en cuenta las
20
circunstancias del caso concreto y la naturaleza de la jurisdicción internacional de
protección de los derechos humanos. Esta apreciación puede ser realizada con base en el
principio de equidad y tomando en cuenta los gastos señalados por las partes, siempre
que su quantum sea razonable (Corte IDH, 1998, párr.82; 2012b, párr. 314).
Por su parte, el daño inmaterial puede comprender tanto los sufrimientos y las aflicciones
causados a las víctimas directas y a sus allegados, el menoscabo de valores muy
significativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en
las condiciones de existencia de la víctima o su familia (Corte IDH, 2012b, párr. 307).
No siendo posible asignar al daño inmaterial un preciso equivalente monetario, sólo
puede, para los fines de la reparación integral a las víctimas, ser objeto de compensación,
y ello de dos maneras. En primer lugar, mediante el pago de una cantidad de dinero o la
entrega de bienes o servicios apreciables en dinero, que la Corte Interamericana
determine en aplicación razonable del arbitrio judicial y en términos de equidad. Y, en
segundo lugar, mediante la realización de actos u obras de alcance o repercusión públicos
que tengan efectos como la recuperación de la memoria de las víctimas, el
reconocimiento de su dignidad, el consuelo de sus familiares o la transmisión de un
mensaje de reprobación oficial a las violaciones de los derechos humanos de que se trata
y de compromiso con los esfuerzos tendientes a que no vuelvan a ocurrir (Corte IDH,
2001 párr. 53; 2001b, párr. 84; 2002, párr.77).
En razón al pago de la suma de dinero por daño inmaterial, de acuerdo a lo señalado por
la Corte, se busca disminuir y aliviar hasta donde sea posible las secuelas en el tiempo de
dichos hechos, a sabiendas de que éstos pertenecen a un orden de realidades que elude
toda tasación monetaria precisa, más no se busca colmar en iguales proporciones el vacío
que surgió por los hechos ocurridos (Corte IDH, 2001a, pág.1).
21
De igual forma, la Corte Interamericana ha ido construyendo su jurisprudencia de manera
tal que hoy en día en los casos donde han existido violaciones al derecho a la vida no es
necesario demostrar el daño inmaterial causado a los padres, cónyuge o compañero
permanente e hijos de la víctima. Un ejemplo puede ser el caso Aloeboetoe y otros vs.
Surinam, en el cual se afirma que se puede admitir la presunción de que los padres han
sufrido moralmente por la muerte cruel de sus hijos, pues es propio de la naturaleza
humana que toda persona experimente dolor ante el suplicio de su hijo (Corte IDH, 2001,
párr. 76).
Asimismo, al cuantificar el daño inmaterial sufrido por los familiares de las víctimas, en
este mismo caso la Corte fijó un monto mayor a aquellos familiares que no se le habían
entregado los restos de las víctimas. Y es de acuerdo a lo anterior que la Corte
Interamericana ha generado un gran avance respecto a las compensaciones pecuniarias
por concepto de daño inmaterial, ya que en los casos de ejecuciones extrajudiciales y
desapariciones lo que también se pretende es disminuir los efectos de dolor,
intranquilidad, impotencia y frustración ante la indiferencia de los entes públicos; pues
estos muchas veces no realizan una investigación efectiva de los hechos que motivaron
la violación de derechos humanos, y mucho menos castigan a los responsables.
22
enseñanza adecuada y una asistencia médica básica. Como consecuencia, la Corte
Interamericana ordenó a Surinam reabrir la escuela del lugar de los hechos y dotarla de
personal docente y administrativo para que funcionara permanentemente además de
dotarlo con el fin de garantizar su operatividad. Medida que fue ordenada en otros casos
como “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala (Corte IDH, 2001)
y Trujillo Oroza vs. Bolivia (2002) donde se ordenó un centro educativo en memoria de
las víctimas de cada caso.
Recibir los cuerpos de sus seres queridos es de suma importancia para sus
familiares, ya que les permite sepultarlos de acuerdo a sus creencias, así como
cerrar el proceso de duelo que ha estado viviendo a lo largo de estos años.
Adicionalmente, la Corte resalta que los restos de una persona fallecida y el lugar
en el cual sean encontrados, pueden proporcionar información valiosa sobre lo
sucedido y sobre los autores de las violaciones o la institución a la que pertenecían,
particularmente tratándose de agentes estatales (Corte IDH, 2012b, párr. 266;
2012c, párr.333; 2014b, párr. 563).
A su vez, la entrega de los restos mortales es un acto de justicia, porque permite saber
dónde se encuentran los restos mortales de la víctima. Para cumplir con esta obligación,
la Corte Interamericana ha ordenado que:
26
CAPITULO II
Para describir de una forma adecuada las reparaciones ordenadas por la Corte
Interamericana en los casos colombianos sometidos a su jurisdicción, se hace necesario
dividirlos entre los que la reparación fue ordenada a un grupo específico, individualizado
y determinado, en razón a que los hechos que generaron la responsabilidad internacional
sucedieron en situaciones que afectaron a una víctima directa y a su círculo individual o
colectivo, lo que se podría denominar como casos individuales. Y de otro lado, los casos
en los que existen múltiples víctimas, además de la gravedad de las violaciones a los
derechos humanos se suscitaron en contextos complejos, donde las reparaciones fueron
generalizadas por las características propias de las condiciones de las víctimas colectivas,
a este espacio se puede denominar como casos de masacres o violaciones colectivas.
Una situación particular que se puede identificar en cada uno de los casos, y que se
reflejan en el análisis de fondo como de las reparaciones ordenadas, se podría decir que
la Corte en cada uno de los casos, se ve enfrentada, a un análisis de violaciones a los
derechos humanos en diferentes grupos vulnerables (sindicalistas, indígenas, defensores
de derechos humanos, políticos, periodistas, personas LGBTI), lo que genera la
expectativa de identificar en las reparaciones dictaminadas, medidas especiales aplicables
a los grupos de protección en específico, lo cual, como se entrara a detallar, no sucede en
todos los casos.
27
El primer caso, Caso Caballero Delgado y Santana, los hechos objeto de análisis y de
reparación, acontecen el 8 de diciembre de 1995 (fondo) y 29 de enero de 1997
(reparaciones y costas), por la desaparición de dos miembros del movimiento 19 de abril
(Isidro Caballero Delgado y María del Carmen Santana), perpetrada por miembros del
Ejército y varios civiles que trabajaban con ellos. En este caso, la Corte IDH no estimó la
existencia de elementos suficientes para demostrar torturas y malos tratos durante la
detención de los desaparecidos (Corte IDH. 1995, párr. 3). Teniendo en cuenta los
elementos fácticos, la Corte determinó en las reparaciones, la existencia de un daño
material que debía ser ponderado para los familiares de las víctimas de la siguiente forma:
“…la que colocada al interés a una tasa nominal produzca mensualmente la suma de los
ingresos que pudiesen haber recibido de las víctimas durante la vida probable,
entendiendo el daño material como el valor presente de una renta de sus ingresos
mensuales durante el resto de la vida probable, que es inferior a la suma simple de sus
ingresos, a este resultado se suman los intereses desde la fecha de la muerte de la víctima
hasta la de la sentencia de reparación, deduciendo los gastos personales en que
probablemente la victima hubiese incurrido durante su vida probable, apreciada en una
cuarta parte de los ingresos” (Corte IDH. 1995, párr. 39).
De esta manera, para Isidro Caballero, se tuvo en cuenta el salario que hubiese obtenido
desde el 07 de febrero de 1989 hasta el término de su vida y la expectativa de vida en
Colombia, deduciendo la cuarta parte de los ingresos (25%) y agregando los intereses al
6% anual desde su desaparición hasta la presente sentencia (Corte IDH. 1995, párr. 43).
Para María del Carmen Santana por la poca información obtenida, la Corte IDH no ordenó
el pago de la indemnización, sin perjuicio de que se resolviera a nivel interno para dar
cumplimiento a la sentencia (Corte IDH. 1995, párr. 45).
Para el daño moral se concede a los familiares de los dos desaparecidos una
indemnización, sin embargo, no se argumenta ampliamente el porqué de dichos tributos
(Corte IDH. 1995, párr. 50- 50.2 a). En cuanto que las reparaciones no pecuniarias, la
Corte considera que la sentencia de fondo sobre la responsabilidad internacional del
Estado colombiano, y el reconocimiento de responsabilidad reiterado constituyen una
adecuada reparación y no procede a decretar otras medidas adicionales (Corte IDH. 1995,
párr. 16).
Ahora bien, en el caso del señor Wilson Gutiérrez Soler (Corte IDH. 2005a), el 24 de
agosto de 1994, fue privado de su libertad por el comandante de una unidad urbana de la
28
Unidad Nacional Antiextorsión y Secuestro de la Policía Nacional (UNASE), y un primo
ex oficial del Ejército, lo condujeron a un sótano a la fuerza, fue esposado y sujeto a
quemaduras, golpes y lesiones con el propósito de extraerle una confesión mediante
tortura, abriéndole proceso por el delito de extorsión (Corte IDH. 2005a, párr. 48.1- 48.4).
A nivel interno, la víctima presentó recursos tanto en la jurisdicción ordinaria como en la
jurisdicción penal militar, que no fueron estimados (Corte IDH. 2005a, párr. 48.6- 48.10).
Debido a las denuncias el señor Gutiérrez Soler y su hijo Kevin fueron amenazados
teniendo que exiliarse en Estados Unidos donde actualmente residen (Corte IDH. 2005a,
párr. 48.14). Hasta el 26 de agosto de 2002, el señor Gutiérrez Soler fue absuelto del
delito de extorsión (Corte IDH. 2005a, párr. 48.12).
29
acreditaron el daño (Corte IDH. 2005a, párr. 85)1. De otro lado, se hace referencia al
proyecto de vida apreciando un daño (Corte IDH. 2005a, párr. 87-89), pero no lo
cuantifica económicamente sino mediante medidas de satisfacción y garantías de no
repetición (Corte IDH. 2005a, párr. 89).
1
Los familiares de las víctimas que acreditaron el daño son: Yaqueline Reyes, Luisa Fernanda Gutiérrez
Reyes, Paula Camila Gutiérrez Reyes, Leonardo Gutiérrez Rubiano, Leydi Caterin Gutiérrez Peña, Sulma
Tatiana Gutiérrez Rubiano, Ricardo Alberto Gutiérrez Rubiano y Carlos Andrés Gutiérrez Rubiano.
30
los centros carcelarios; y iii) acceso a funcionarios de organismos de control o de
protección de derechos humanos (Corte IDH. 2005a, párr. 112).
El siguiente caso, es el de Escué Zapata (Corte IDH. 2007), los hechos objeto de la
controversia se originan el 01 de febrero de 1988 cuando un informante indígena se
dirigió al Ejército Nacional de Colombia en Loma Redonda, cerca del Resguardo de
Jambaló, departamento del Cauca, e informó que en una casa de Vitoyó existían armas.
En el desarrollo de la operación, los militares se dirigieron a la residencia del señor
Germán Escué Zapata y sus familiares, ingresaron a la vivienda, registraron la misma y,
mientras le preguntaban dónde estaban las armas lo calificaban de guerrillero y lo
golpeaban. Germán Escué fue detenido y llevado por los militares hacia las montañas
donde después de haber caminado por tiempo de veinte minutos, un miembro del Ejército
se retrasó unos metros junto con Escué Zapata, a quien golpeó en el estómago con la
culata del fusil que portaba, haciendo que se doblegara. El señor Escué Zapata suplicó al
militar que no lo matara, pero el agente estatal retrocedió y le disparó varias veces
causándole la muerte. Momentos después, su cadáver fue encontrado por sus familiares
en el camino que de Vitoyó conduce a Loma Redonda (Corte IDH. 2007, párr. 34- 39).
Para la reparación del daño material se indemniza por concepto de pérdida de ingresos
durante su vida probable (Corte IDH. 2007, párr. 141-143) y por los gastos derivados de
la muerte del señor Escué Zapata (sepultura e investigación) en equidad debido a la
ausencia de comprobantes que acrediten el gasto (Corte IDH. 2007, párr. 138-140).
En el daño inmaterial, la Corte estableció la suma de US$ 50,000.00 por las violaciones
a los derechos humanos causadas al señor Germán Escué Zapata, distribuidos de la misma
forma que el daño material. En cuanto las indemnizaciones de los familiares, en las que
se ordenó por los daños inmateriales causados a partir del sufrimiento por los hechos de
la siguiente manera: US$ 25.000,00 a favor de la hija, US$ 20.000,00 para la compañera
permanente, US$ 20.000,00 para cada uno de sus padres, y US$ 5.000,00 a favor de cada
uno de sus hermanos (Corte IDH. 2007, párr. 147-158).
Como medida de reparación del pueblo indígena ordena crear un fondo de desarrollo
comunitario en memoria de Germán Escué Zapata destinando US$ 40.000,00 a un fondo
con su nombre, donde la Comunidad invertirá en obras o servicios colectivos, de acuerdo
a su decisión, usos, costumbres y tradiciones (Corte IDH. 2007, párr. 168). También
Medidas para garantizar la educación superior de Myriam Zapata Escué, donde el Estado
le otorgará una beca para realizar estudios universitarios en una universidad pública
colombiana escogida entre ella y el Estado que cubrirá los gastos (Corte IDH. 2007, párr.
170).
Por lo tanto, ordenó de manera adicional a lo otorgado en sede interna, como medidas de
indemnización, frente a María Nelly Valle Jaramillo el pago de US$ 30.000,00 ya que
ésta se vio obligada a presenciar la muerte violenta de su hermano, lo que generaba en
ella que fuera víctima directa a la integridad personal (Corte IDH. 2008a, párr. 208).
De igual forma, la Corte IDH ordenó al Estado por concepto de daño material respecto
del lucro cesante del señor Carlos Fernando Jaramillo Correa, la suma fijada en equidad
de US$ 30.000,00 por haber probado que, para la fecha de los hechos, trabajaba en un
depósito de madera del cual se vio forzado a exiliarse y a dejar de percibir ingresos. En
cuanto al daño emergente, ocasionado a la misma persona y a su familia por la pérdida de
bienes y propiedades la Corte consideró que no fue probado el nexo causal, por tanto, no
había merito a otorgarlo (Corte IDH. 2008a, párr. 216).
Para la reparación daño inmaterial, fue determinante la prueba de exilio del señor Carlos
Fernando Jaramillo Correa, por lo cual la Corte estimó una indemnización de US$
40.000,00, asimismo se indemnizaron en equidad US$ 10.000,00 a los familiares Gloria
Lucía Correa, Carlos Enrique Jaramillo Correa, María Lucía Jaramillo Correa y Ana
33
Carolina Jaramillo Correa, esposa e hijos de Carlos Fernando Jaramillo Correa (Corte
IDH. 2008a, párr. 223-226).
En el caso del senador Manuel Cepeda Vargas (Corte IDH. 2010a) los hechos datan del
09 de agosto de 1994, alrededor de las nueve de la mañana, cuando el Senador de la Unión
Patriótica Manuel Cepeda Vargas se desplazaba en su vehículo, en compañía del
conductor y de su escolta, a la altura de la avenida Américas frente al inmueble No. 74-
05 del Barrio Mandalay, fue ejecutado extrajudicialmente por varios individuos
pertenecientes al Ejército de Colombia. El Senador Cepeda Vargas era comunicador
social y líder del Partido Comunista Colombiano (en adelante “PCC”) y del partido
político Unión Patriótica (en adelante “Unión Patriótica” o “UP”). Se alegó que su
ejecución se enmarcó en un patrón sistemático de violencia contra los miembros de la UP
y del PCC y que fue perpetrada mediante la supuesta coordinación operativa entre
miembros del Ejército y grupos autodefensa, a través del llamado “plan golpe de gracia”
(Corte IDH. 2010a, párr. 2).
34
En este caso la Corte consideró la aceptación parcial de responsabilidad internacional
hecha por el Estado colombiano por las violaciones a los derechos humanos contemplados
en los artículos 4, 5, 11, 13 y 23 de la Convención respecto de la víctima directa Manuel
Cepeda Vargas. Por lo cual, ratifico que el Estado incumplió su obligación de investigar
las violaciones de derechos humanos, debido a la deficiencia de los procedimientos de
investigación que reflejaban el ocultamiento de la ejecución extrajudicial como crimen
complejo con la participación de agentes estatales y miembros de grupos paramilitares.
Y determinó que el Estado tendría que realizar las siguientes medidas: a) investigar los
hechos y antecedentes, (la existencia del “plan golpe de gracia” u otros planes dirigidos a
amedrentar y asesinar a miembros de la UP); b) determinar las personas involucradas en
la planeación y ejecución del hecho; c) remover los obstáculos para la debida
investigación, no podrán aplicar leyes de amnistía, ni el principio ne bis in idem, u otro
excluyente para excusarse de esta obligación; d) asegurar la participación en la
investigación con las debidas garantías; e) la aplicación del principio de oportunidad o
concesión no debe generar obstáculo y f) asegurar que los paramilitares extraditados
continúen cooperando con el esclarecimiento de la verdad. Los resultados de dichos
procesos deberán ser públicamente divulgados (Corte IDH. 2010a, párr. 212).
Por último, el Estado tendría el deber de garantizar la seguridad de los familiares del
Senador Cepeda Vargas, y prevenir que deban desplazarse o salir del país nuevamente
por amenazas, entre otros (Corte IDH. 2010a, párr. 214- 218).
35
que una escuela del distrito de la ciudad de Bogotá lleve el nombre del Senador. d)
Creación de la beca “Manuel Cepeda Vargas” para periodistas del semanario Voz 2,
igualmente que la atención médica y psicológica a las víctimas (Corte IDH. 2010a, párr.
220).
Otro caso que se enmarca en este espacio convencional es Caso Vélez Restrepo y
familiares (2012e) el señor Luis Gonzalo Vélez Restrepo, era un camarógrafo en el
programa nacional de noticias “Colombia 12:30” (Corte IDH. 2012e, párr. 71); el día 29
de agosto de 1996 se encontraba en el Municipio de Morelia, Departamento de Caquetá,
cubriendo los acontecimientos de una de las protestas, conocidas como “marchas
cocaleras”, contra la política gubernamental de fumigación de los cultivos de coca (Corte
IDH. 2012e, párr. 78). Ejerciendo su actividad de camarógrafo, notó que algunos de los
soldados golpeaban a los campesinos con las culatas de sus rifles, por lo que comenzó a
grabar el incidente” (Corte IDH. 2012e, párr. 80). Los militares al darse cuenta del
registro efectuado por el señor Vélez, decidieron propinarle golpes, posteriormente se le
incauto de forma ilegal su cámara y fue destruida, pero no la cinta de video, lo que
permitió que el hecho quedara grabado y se difundiera masivamente en los medios de
comunicación a partir de ese mismo día (Corte IDH. 2012e, párr. 81). A mediados de
septiembre de 1996 el señor Vélez Restrepo recibió amenazas en contra de él y su familia
(Corte IDH. 2012e, párr. 84), así que decide denunciar ante la Fiscalía para que el Estado
iniciara una investigación (Corte IDH. 2012e, párr. 88).
Por tanto, en el daño material la Corte estimó que el exilio ocasionado en la víctima
directa generó un detrimento en su labor de periodista, por consiguiente, otorgó en
equidad la suma de US$ 50,000. Por el daño emergente, si bien los representantes no
aportaron prueba que permitiera establecer los daños ocasionados en este concepto, la
Corte fijo en equidad la suma de US$ 40,000 (Corte IDH. 2012e, párr. 295-298).
36
profesional como periodista del señor Vélez y las consecuencias de orden inmaterial o no
pecuniario que sufrieron, fijando en equidad US $ 60,000 a favor de Luis Gonzalo Vélez
Restrepo, US$ 40,000 a favor de la señora Aracelly Román Amariles, así como la
indemnización de US$ 30,000 para Mateo Vélez Román y de US$ 20,000 para Juliana
Vélez Román (Corte IDH. 2012e, párr. 299- 302).
Entre tanto, con respecto a la reparación integral, como medida de restitución, dictaminó
que el Estado debía de garantizar las condiciones para que la familia Vélez Román pueda
volver a residir en Colombia (Corte IDH. 2012e, párr. 265). En rehabilitación, ordenó la
atención integral en salud a las víctimas. Como medida de satisfacción solicitó la
publicación y difusión de la sentencia. Y en los mecanismos para garantizar la no
repetición, dictaminó la capacitación a las Fuerzas Armadas en protección a los derechos
humanos de libertad de expresión a los periodistas, además de la obligación de investigar
los hechos que generaron las violaciones e identificar, juzgar y, en su caso, sancionar a
los responsables (Corte IDH. 2012e, párr. 269).
En el Caso Duque (2016) la víctima convivio con su pareja del mismo sexo hasta su
fallecimiento el día 15 de septiembre de 2001, como consecuencia del Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). El señor J.O.J.G, pareja del señor Duque, estaba
afiliado a la Compañía de Fondos de Pensiones y Cesantías (COLFONDOS S.A.), razón
por la cual el señor Duque el 19 de marzo de 2002 solicitó se le indicaran los requisitos para
obtener la pensión de sobrevivencia de su compañero; el 3 de abril de 2002 COLFONDOS
respondió que no ostentaba la calidad de beneficiario en virtud de la ley 100 de 1993
artículo 74 que no contempla la unión entre dos personas del mismo sexo (Corte IDH. 2016,
párr. 70-75). El señor Duque interpuso acción de tutela para solicitar el reconocimiento de
la pensión de sobrevivencia, denegada por el Juzgado Décimo Civil Municipal de Bogotá,
resolución que fue impugnada por el señor Duque y confirmada en su integridad el 19 de
julio de 2002 por el Juzgado Doce Civil del Circuito de Bogotá, el 26 de agosto de 2002
el expediente de tutela fue radicado en la Corte Constitucional, pero no fue seleccionado
para su estudio y revisión (Corte IDH. 2016, párr. 77-80). Desde el 2007 la Corte
Constitucional ha reconocido jurisprudencialmente a parejas del mismo sexo los
beneficios de pensión, seguro social y derechos de propiedad. En el 2008 concluyó a
mediante sentencia C-336 que las parejas permanentes del mismo sexo que acrediten
37
dicha calidad tienen derecho a la pensión de sobrevivientes. Desde el 2010 consideró que
la muerte de uno de los miembros de la pareja del mismo sexo hubiera acaecido antes de
la notificación de la sentencia C-336 de 2008 no justificaba la negación de la pensión de
sobrevivencia al miembro supérstite (Corte IDH. 2016, párr. 80- 82).
La sentencia en favor señor Duque conceptúa o define tanto el daño material como el
inmaterial entendiendo la Corte que el primero abarca “la pérdida o detrimento de los
ingresos de las víctimas, los gastos efectuados con motivo de los hechos y las
consecuencias de carácter pecuniario”. En el caso, la Corte estima la vulneración al
derecho a la igualdad ante la ley concluyendo que el señor Duque no tuvo acceso en
condiciones de igualdad y sin discriminación a la posibilidad de reclamar una pensión de
sobrevivencia. Por otra parte, los representantes no probaron un daño emergente, en
consecuencia, no corresponde otorgar medida de reparación ya que es un daño incierto o
eventual, además el lucro cesante podrá ser declarado a nivel interno, con el
reconocimiento retroactivo de la pensión (Corte IDH. 2016, párr. 216-217).
En cuanto que el daño inmaterial “comprende tanto los sufrimientos y las aflicciones
causados a la víctima directa y a sus allegados, el menoscabo de valores muy
significativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en
las condiciones de existencia de la víctima o su familia” (Corte IDH. 2005b, párr.244;
2015, párr. 412; 2016, párr. 220). Dado que no es posible asignar un equivalente
monetario preciso, la Corte IDH determina la indemnización en equidad, concluyendo
como anteriormente se citó la violación al derecho a la igualdad y no discriminación en
perjuicio de Ángel Duque al no permitírsele en igualdad la pensión de sobrevivencia
viéndose privado por más de trece años de los ingresos económicos más aún cuando le
había sido diagnosticada una enfermedad como el VIH. En atención a lo anterior se fija
la suma de USD 10.000 (Corte IDH. 2016, párr. 220-221).
38
amplia circulación nacional de Colombia, y b) y el contenido completo de la sentencia en
un sitio web oficial del Estado durante un tiempo de un año (Corte IDH. 2016, párr. 203).
Por último, la Corte resalta y no encuentra responsable al Estado por adecuación del
derecho, ni por el derecho a la igualdad con la norma actual, ni por el derecho a la
protección judicial por inexistencia de los recursos para solicitar una pensión ni a las
garantías judiciales. Asimismo, en la capacitación de funcionarios no existe
responsabilidad. El Tribunal consideró que la emisión de la sentencia y las reparaciones
ordenadas en la misma resultan suficientes y adecuadas (Corte IDH. 2016, párr. 207).
De otro lado, a pesar de que algunos casos individuales reflejen que las violaciones que
activan la obligación convencional de reparar se enmarcan en diferentes contextos de
grupos vulnerables o sujetos de especial protección, la Corte no aplica una reparación
diferencial, quizás en el único caso que se logra identificar una medida especial es en el
de Escúe Zapata (Corte IDH. 2007) donde la Corte dictaminó reparar a la comunidad
39
indígena Páez y en especial al resguardo de Jambaló con una suma de dinero destinada a
ser invertida en obras o servicios colectivos, de acuerdo con su decisión, usos, costumbres
y tradiciones; por los demás casos, no se identifica una medida que marqué la diferencia
o amplié la baraja de acciones tendientes a reparar violaciones a los derechos humanos
de personas de especial protección.
Los siguientes casos conocidos por la Corte Interamericana, se dan en el marco del
conflicto armado interno, por enfrentamientos entre grupos paramilitares, guerrillas y
fuerzas armadas del Estado, llevando consigo graves violaciones a los derechos humanos
sobre múltiples víctimas, incluso algunas determinadas, pero no individualizadas, los
cuales generan compromisos ulteriores para el Estado.
Así entonces, el primer caso que integra este acápite, es el de Las Palmeras (Corte IDH.
2002c, párr. 203), los hechos objeto de la responsabilidad internacional ocurrieron el 23
40
de enero de 1991 cuando el Comandante Departamental de la Policía de Putumayo ordenó
a sus miembros llevar una operación armada en la localidad de Las Palmeras, apoyados
por efectivos del Ejército (Corte IDH. 2002c, párr. 35). Ese día en la escuela rural de Las
Palmeras, detuvieron y asesinaron a dos trabajadores (Julio Milciades Cerón Gómez y
Artemio Pantoja) que reparaban un tanque séptico, así como a los hermanos William
Hamilton Cerón Rojas y Edebraes Norverto Cerón Rojas quienes estaban en un predio
siguiente, al maestro Hernán Javier Cuarán Muchavisoy que estaba por llegar a la escuela,
y a otra persona no identificada que podría ser Moisés Ojeda o Hernán Lizcano
Jacanamejoy. Asimismo, hirieron al menor Enio Quinayas Molina cuando abrieron fuego
desde un helicóptero. Posteriormente los miembros de la Policía Nacional y del Ejército
presentaron siete cadáveres como pertenecientes a subversivos muertos en un presunto
enfrentamiento (Corte IDH. 2002c, párr. 36).
41
Como medidas de satisfacción encomendó la publicación de la sentencia en el Diario
Oficial y en un boletín de prensa de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas de
Colombia, por una sola vez, la sentencia de fondo, así como la sentencia de reparaciones
y costas (Corte IDH. 2002c, párr. 74-75). Además de entregar los restos de Hernán
Lizcano Jacanamijoy a sus familiares, para una adecuada sepultura (Corte IDH. 2002c,
párr. 77).
Los siguientes casos que se enmarcan en el contexto de graves violaciones a los derechos
humanos y que cronológicamente fueron decididos por la Corte Interamericana entre el
periodo (2004- 2007), son 19 comerciantes (2004b)2, Masacre de Mapiripán (2005)3,
2
Hechos: Entre el 6 y 7 de octubre de 1987, miembros de un grupo paramilitar detuvieron a 17 comerciantes
quienes se dedicaban a actividades comerciales, estos fueron inmovilizados, por el caserío de Puerto
Araujo, requisados, asesinados, descuartizados y por último lanzados sus cuerpos a un rio (aguas del caño
“El Ermitaño”, afluente del río Magdalena, frente al sitio “Palo de Mango). Quince días después, los señores
Juan Alberto Montero Fuentes, cuñado de la presunta víctima Víctor Manuel Ayala Sánchez- y José Ferney
Fernández Díaz, fueron en búsqueda de los desaparecidos, pero en el transcurso de la búsqueda miembros
del grupo ilegal los detuvieron y cometieron las mismas violaciones que con las anteriores víctimas (Corte
IDH. 2004b, párr. 85).
3
Hechos: El 12 de julio de 1997 un centenar de miembros de las AUC aterrizaron en el aeropuerto de San
José de Guaviare en vuelos irregulares procedentes de Neclocí y Apartadó, recogidos por miembros del
Ejército, y facilitándoles el transporte de los hasta Mapiripán, al llegar el 14 de julio de 1997 los
paramilitares tomaron control del pueblo, comunicaciones y oficinas públicas, intimidando a los habitantes,
secuestrando y produciendo la muerte de otros. Desde el 15 hasta el 20 de julio de 1997, el grupo de las
AUC separaron a 27 personas que fueron torturadas y descuartizadas presuntamente por ser colaboradores
o de las FARC. Asimismo, impidieron la circulación a los habitantes de dicho municipio, y torturaron,
desmembraron, desvisceraron y degollaron aproximadamente a 49 personas arrojando sus restos al río
Guaviare, las AUC destruyeron gran parte de la evidencia física, para obstruir la recolección de la prueba.
(Corte IDH. 2005, párr. 96).
42
Masacre de Pueblo Bello (2006a)4, Masacre de Ituango (2006b)5 y Masacre de La
Rochela (2007a)6. Como exigencia general de estos casos, la Corte Interamericana estimó
que la reparación requiere, siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in
integrum), de la situación anterior a la violación y de no ser posible, deberá determinar
4
Hechos: El 14 de Enero de enero de 1990 en la noche un grupo de aproximadamente 60 hombres, de la
organización paramilitar "los tangueros" incursionaron en el corregimiento de Pueblo Bello en dos
camiones aparentemente hurtados, divididos en cuatro grupos los paramilitares saquearon algunas
viviendas, maltrataron a sus ocupantes y sacaron de sus casas a un número indeterminado de hombres, a
quienes llevaron a la plaza del pueblo, toda vez que los pobladores habían colaborado a la guerrilla con el
hurto de un ganado a Fidel Castaño . Ordenaron que las mujeres y los niños permanecer al interior de la
iglesia del corregimiento y a los hombres que salieran a la plaza, los colocaron boca abajo y con una lista
fueron amordazados y obligados a subir a los camiones. Los Camiones se dirigieron a la finca “Santa
Mónica”, sin que fueran requisados por el retén ubicado entre Pueblo Bello y San Pedro de Urabá. En la
finca fueron llevados hasta una playa del río Sinú e interrogados por Fidel Castaño Gil durante los
interrogatorios, a algunos secuestrados les cortaron las venas, las orejas, los órganos genitales o les
chuzaron los ojos, perdiendo la vida 20 personas, y quienes quedaron vivos para ese entonces fueron
interrogados el 15 de enero de 1990, siendo golpeados a patadas y puñetazos, hasta su muerte. EL 15 de
enero de 1990 familiares de los secuestrados se dirigieron a la base militar de San Pedro de Urabá donde el
Teniente Fabio Enrique Rincón Pulido les indicó que los camiones no habían pasado por el retén, los
familiares recibieron poca ayuda de las autoridades. Ocho días después de los hechos, hombres vestidos de
militar, supuestamente provenientes de la base militar de Carepa, llegaron a Pueblo Bello en helicóptero y
repartieron sobres con 50.000 pesos entre familiares de las personas desaparecidas, pero muchas de ellas
no los recibieron. Se interpusieron recursos en la jurisdicción penal militar, jurisdicción penal ordinaria,
procedimiento administrativo disciplinario y procesos contenciosos administrativos (Corte IDH. 2005, párr.
95).
5
Hechos: El 11 de junio de 1996 cerca de 22 hombres armados con fusiles y revólveres, miembros de
grupos de las autodefensas, se dirigieron en dos camionetas al municipio de Ituango, corregimiento de La
Granja. El grupo de las autodefensas pasó corta distancia de un comando de policía, sin que éstos adoptaran
medida alguna para detenerlos. Al arribar al corregimiento de La Granja las autodefensas tomaron control
e iniciaron ejecuciones selectivas, sin oposición de la fuerza pública y a la vista de los pobladores. Se
elevaron varias comunicaciones a autoridades estatales para garantizar la vida y la integridad de la
población civil sin respuesta efectiva. Entre el 22 de octubre y 12 de noviembre del 1997 las autodefensas
incursionaron en el corregimiento de Builópolis, más conocido en la región de Ituango como El Aro. La
cadena de ejecuciones selectivas tuvo la aquiescencia y apoyo de miembros de la fuerza pública. El 22 de
octubre de 1997 aproximadamente 30 hombres armados y vestidos con prendas de uso militar llegaron por
vía terrestre a la finca del señor Omar de Jesús Ortíz Carmona. Allí reunieron a todos los trabajadores y les
preguntaron acerca de la guerrilla. Seguidamente, aislaron del grupo a los señores Omar de Jesús Ortíz
Carmona y Fabio Antonio Zuleta Zabala y les propinaron varios impactos de bala que les ocasionaron la
muerte. Al salir del embarcadero en Puerto Escondido, las autodefensas asesinaron a Olcris Fail Díaz Pérez,
José Darío Martínez Pérez y a Otoniel de Jesús Tejada Jaramillo, de igual forma este grupo en su recorrido
del 23 de octubre de 1997 asesinaron al niño Wilmar de Jesús Restrepo Torres, de 14 años de edad, y al
señor Alberto Correa, cuando se encontraban realizando labores de agricultura en la finca Mundo Nuevo
(Corte IDH. 2005, párr. 125).
6
Hechos: Los hechos se produjeron dentro del marco de las violaciones contra funcionarios judiciales,
dirigidos a impedir sus labores, intimidarlos, amedrentarlos, situación reconocida en sentencias del Consejo
de Estado, y aceptada por Colombia en este proceso internacional. Asimismo, el contexto hace relación al
Caso 19 Comerciantes, cuyos hechos acaecieron en octubre de 1987. El 18 de enero de 1989, en la Rochela,
quince miembros de la comisión judicial se dirigían a La Rochela, con el fin de investigar las ejecuciones
cometidas en perjuicio de 19 comerciantes (diligencia probatoria), fueron interceptados por un grupo
paramilitar de 15 hombres armados y uniformados que se identificaron e hicieron pasar como miembros
del grupo ilegal FARC. Los 15 miembros de la Comisión Judicial fueron atados, subidos a dos automóviles
y llevados al sitio denominado La Laguna, donde les empezaron a disparar. Tres personas sobrevivieron.
No se investigaron efectivamente las vulneraciones (Corte IDH. 2005, párr. 2, 81, 82 y 106).
43
medidas para garantizar el respeto de los derechos conculcados, reparar las consecuencias
y establecer, una indemnización como compensación por los daños ocasionados (Corte
IDH. 2006b, párr. 347).
En estos casos, la Corte IDH expresa frente al daño material “entendiéndose este como
aquellos ingresos dejados de percibir” (Corte IDH. 2004b, párr. 243), que debe estimarse
con base en elementos de prueba ciertos (Corte IDH. 2006a, párr. 247), sin embargo
debido a la magnitud de las vulneraciones en esta clase de hechos, se origina complejidad
al momento de determinar los daños causados a las víctimas, ya que en algunas
circunstancias no se aporta constancia de los ingresos dejados de percibir, aún más porque
no todas las víctimas han podido ser identificadas, es por lo anterior que la Corte decide
fijar este criterio de reparación en equidad y establece el pago de las indemnizaciones
correspondiente a dichas víctimas así: el 50% entre los hijos; el otro 50% al cónyuge, o
compañera permanente; de no tener hijos, ni cónyuge, la indemnización se distribuirá: el
50% a sus padres, el restante 50% repartirá entre los hermanos (Corte IDH. 2005, párr.
259).
Respecto a los acuerdos conciliatorios que se han llevado dentro el Estado colombiano la
Corte los tiene en cuenta positivamente y entra a determinar quienes ya fueron
indemnizadas dentro del derecho interno para no decretar nuevamente una reparación
económica (Corte IDH. 2006b, párr. 371- 378). La cual, según lo dispuesto en el caso
Masacre de La Rochela, esta compensación económica factor de la reparación del daño
material, debe incorporar tanto el daño emergente como el lucro cesante (Corte IDH.
2007a, párr. 245).
Ahora bien, por daño inmaterial se configura en estos casos, aquellos sufrimientos
ejercidos a la victimas que conllevan una vulneración de los derechos humanos. Al
respecto se tienen en cuenta los tratos cometidos a los 19 comerciantes con anterioridad
a su fallecimiento, toda vez que pudieron temer y prever que serían privados de su vida
de manera arbitraria y violenta, asimismo la Corte IDH recuerda que los familiares fueron
víctimas de las vulneraciones a los derechos 5, 8.1 y 25 de la Convención, en relación con
el artículo 1.1 de dicho tratado (Corte IDH. 2004b, párr. 150); en igual sentido, en el caso
de Mapiripán relaciona la indemnización por haber tenido que experimentar un gran
44
sufrimiento, angustia, terror e inseguridad (Corte IDH. 2005, párr. 288); en la masacre de
Pueblo Bello se estima frente a las víctimas, que fueron desaparecidas y privadas de la
vida, vulnerando su integridad personal, los familiares de las personas desaparecidas y
privadas de la vida, también sufrieron daños como consecuencia de la desaparición o
muerte de las mismas, por la falta de apoyo de las autoridades en la búsqueda de los
desaparecidos y el miedo a iniciar o continuar con las búsquedas de sus familiares; en el
caso de Ituango las condiciones de familiares y testigos revelan la atrocidad y barbarie de
los hechos, debido al sometimiento de las víctimas a graves torturas psicológicas en
correspondencia a los hechos de La Granja el 11 de junio de 1996 y en El Aro entre el 22
de octubre y 12 de noviembre de 1997 (Corte IDH. 2006b, párr. 385).
1. El Estado debe investigar los hechos que generaron las violaciones, e identificar
y sancionar a los responsables: en casos como 19 comerciantes, Masacre de
Pueblo Bello, Mapiripán y la Rochela la Corte IDH reitera el derecho a la verdad
(Corte IDH. 2004b, párr. 261; 2006a, párr. 266; 2005, párr. 297; 2007a, párr. 289)
como forma de reparación, recordando la necesidad de un plazo razonable en los
procesos internos que no conlleven a una situación de impunidad respecto de la
investigación y sanción (Corte IDH. 2004b, párr. 257), siendo inaceptables las
disposiciones de amnistía reglas de prescripción y establecimiento de excluyentes
de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los
responsables de las violaciones graves de los derechos humanos, ejecuciones y
desapariciones (Corte IDH. 2005, párr. 304).
Igualmente implica para el Estado los deberes de a) remover los obstáculos de
facto y de jure; b) utilizando los medios disponibles; y c) otorgando garantías de
seguridad adecuadas para el buen término de las investigaciones (Corte IDH.
2006b, párr. 400). En este acápite la Corte valora los proyectos y políticas públicas
creadas en el caso de la masacre de Ituango como el Proyecto de Política Pública
de Lucha Contra la Impunidad por Violaciones de los Derechos Humanos y
D.I.H.; política pública sobre desplazamiento y protección a testigos; y Plan de
acción para la población en situación de desplazamiento implementado en virtud
de la Sentencia de la Corte Constitucional T- 025 de 2004 (Corte IDH. 2006b,
párr. 401).
2. Buscar, identificar, entregar y dar sepultura a las víctimas de las masacres: Para
la efectiva identificación de las víctimas, el Estado publicará en un medio de
radiodifusión, televisión y prensa escrita, de cobertura nacional y regional en el
lugar de las violaciones (Corte IDH. 2006a, párr. 272), un anuncio informando del
requerimiento de identificación de las víctimas (Corte IDH. 2005, párr. 306);
recuperar los restos mortales toda vez que la entrega de los restos en casos de
desaparición es un acto de justicia y reparación en sí mismo (Corte IDH. 2004b,
párr. 266), y de no ser posible la entrega, deberán sepultarlos en el cementerio de
46
su ciudad de origen (Corte IDH. 2005, párr. 310), cubriendo en cualquiera de los
casos los gastos de entierro (Corte IDH. 2006a, párr. 273).
47
seguridad necesarias para todas personas que rindieron declaración ante el
Tribunal y sus familias (Corte IDH. 2004b, párr. 279- 280).
48
En este caso, frente al daño material e inmaterial, la Corte constata y aprecia que
familiares de las víctimas fallecidas fueron reparados dentro del Estado, mediante el
proceso contencioso administrativo, razón por la cual no corresponde ordenar
reparaciones pecuniarias adicionales. Sin embargo, bajo el principio de subsidiariedad de
la Corte, quienes no acudieron a la vía contencioso administrativa a nivel interno, deberá
otorgárseles y ejecutar, en un año las indemnizaciones y compensaciones pertinentes a
las dictaminadas para las víctimas identificadas de los procesos internos (Corte IDH.
2012f, párr. 334-338).
51
los procesos de reparación directa se realizará conforme a la decisión interna (Corte IDH.
2014, párr. 570).
Para las víctimas de tortura y tratos crueles y degradantes, la Corte estima las
indemnizaciones por las afectaciones sufridas fijando US$ 10.000,00, por concepto de daño
material a favor de la señora Yolanda Santodomingo Albericci y los señores Orlando
Quijano, Eduardo Matson Ospino y José Vicente Rubiano Galvis (Corte IDH. 2014, párr.
591-599).
52
Por tratarse de desapariciones forzadas, se hace indispensable el paradero de las víctimas
mediante una comisión de trabajo que en la mayor brevedad conozca el paradero de las
víctimas y entregue los restos con el propósito de terminar el padecimiento e incertidumbre
de los familiares (Corte IDH. 2014, párr. 563-564).
Luego, se encuentra el caso Yarce y otras (2016a), donde la Corte conoció de los hechos
ocurridos en el marco del conflicto armado que se presentaba en la Comuna 13 de la ciudad
de Medellín. Por tanto, el poder Ejecutivo emitió el decreto 1837 del 11 de agosto de 2002,
mediante el cual declaró un estado de conmoción interior, con el fin de controlar el orden
público en la zona y emprendió la realización de unas operaciones militares, situación que
se desencadeno en un desplazamiento interurbano (Corte IDH. 2016a, párr. 106). Además,
las acciones de grupos armados ilegales (paramilitares) que operaban en la zona y realizaron
amenazas a las víctimas, bajo la sospecha de ser pertenecientes a la guerrilla. En específico,
la Corte conoció de la situación de tres grupos familiares o víctimas directas de la situación,
las cuales se caracterizaban por ser mujeres líderes dentro de la comunidad y defensoras de
los derechos humanos: Señora Rúa y sus familiares, los cuales fueron víctimas de
desplazamiento y la destrucción de su vivienda por grupos paramilitares (Corte IDH.
2016a, párr. 107); la señora Ospina y familiares, quienes fueron víctimas de
desplazamiento, intromisión a su vivienda y posterior destrucción por grupos paramilitares
(Corte IDH. 2016a, párr. 109); señoras Naranjo, Mosquera, Yarce y sus familiares, las
cuales fueron detenidas arbitrariamente por agentes del Estado, luego fueron intimidadas
por los grupos paramilitares, desplazadas de sus viviendas y posteriormente luego de haber
53
denunciado las amenazas, la señora Yarce fue asesinada por un desconocido que le disparó
(Corte IDH. 2016a, párr. 112).
Por último, en cuanto a la reparación indemnizatoria, por daño material a los familiares de
señoras Ospina, Rúa, Mosquera y Naranjo, la suma de USD $15,000.00; a los grupos
familiares de la señora Luz Dary Ospina Bastidas y la señora Myriam Eugenia Rúa
Figueroa USD $20,000.00, como forma de reparación del detrimento de su propiedad
privada; en cuanto a la muerte de la señora Yarce, la Corte estimó razonable fijar la suma
de USD $40,000.00. Por daño inmaterial, la Corte considera que, como consecuencia de la
ilegalidad y arbitrariedad de su detención, las señoras Yarce, Mosquera y Naranjo deben
ser compensadas en equidad con un monto de USD $5,000.00; a cada una de las víctimas
de derecho de circulación y de residencia la suma de USD $5.000,00 y respecto de las
víctimas que no fueron desplazadas, pero si afectadas al derecho de familia, la suma de
USD $5.000,00 a cada una, así como de la afectación del grupo familiar de la señora Yarce,
que fueron indemnizados con la suma de USD $20,000.00 para los hijos y de USD
$15,000.00 para los hermanos de la víctima. De igual forma, por la falta de diligencia para
contrarrestar la amenaza contra la señora Yarce, ordenó pagar al Estado la suma de USD
$30,000.00 para ser repartido entre los tres hijos (Corte IDH. 2016a, párr. 362- 370).
54
En cuanto, a las costas y gastos, se ordenó pagar USD $4,841.06 al fondo de asistencia legal
de la Corte y la cantidad de USD $50,000 para los representantes de las víctimas (Corte
IDH. 2016a, párr. 362- 370).
55
valoró las medidas reparación colectiva propuestas por el Estado contempladas en el
Decreto 4800 de 2011 (Corte IDH. 2017, párr. 289).
Por otro lado, en relación con las medidas económicas, por daño material, la Corte ordenó
la suma de USD$ 3.000,00 por cada grupo familiar por concepto de daño emergente.
Aunque, reconoció bajo criterios objetivos y razonables la reparación otorgada en sede del
Tribunal Administrativo de Antioquia, por lo cual no emitió otra medida adicional a la
otorgada en sede interna. Excepto por las víctimas que no fueron indemnizadas en los
procesos internos, a los cuales la Corte, ordenó pagar la suma de US$ 10.000 a los
familiares de Juan Crisóstomo Cardona Quintero, Miguel Ancízar Cardona Quintero, Jaime
Alonso Mejía Quintero, Orlando de Jesús Muñoz Castaño, Javier de Jesús Giraldo Giraldo,
todos por concepto de indemnización por daño material (Corte IDH. 2017, párr.300)
Ahora bien, la reparación de daño inmaterial, la Corte valora nuevamente los esfuerzos de
compensación por este rubro otorgados en sede interna a sesenta y un familiares de nueve
víctimas directas, por sumas de US$ 35,310.10 a cada cónyuge e hijos, y de US$ 17,651.55
a cada hermano. Dichos montos fueron considerados como razonables y equitativos, por
tanto, la Corte ordenó pagar bajo estos mismos criterios a los demás familiares que no
lograron acudir o les fue negada la reparación en sede interna (Corte IDH. 2017, párr. 306-
312).
Por otro lado, la Corte nuevamente tiene especial consideración por los familiares de las
víctimas de desaparición forzada, debido a la naturaleza y gravedad de la violación y estima
pertinente fijar, en equidad, la cantidad de US$ 5.000 (cinco mil dólares de los Estados
Unidos de América) a favor de madres, padres, hijas e hijos, y cónyuges de las referidas
víctimas de desaparición forzada y ejecución; y US$ 3.000 (tres mil dólares de los Estados
Unidos de América) a favor de los hermanos y hermanas de dichas víctimas interna (Corte
IDH. 2017, párr. 306- 312).
Así mismo, por las víctimas directas de desaparición forzada, y al identificar la Corte que
ellas no fueron reparadas por daño moral en sede interna, ordena el pago de US$ 100.000,00
(cien mil dólares de los Estados Unidos de América) a favor de las doce víctimas directas
de desaparición forzada, y US$ 80.000,00 (ochenta mil dólares de los Estados Unidos de
América) a favor de Javier Giraldo Giraldo interna (Corte IDH. 2017, párr. 306- 312).
56
Por último, la Corte ordena que, si las víctimas o alguna de ellas se encontraren fallecidas,
los restos mortales deberán ser entregados a sus familiares, previa comprobación fehaciente
de identidad, a la mayor brevedad posible y sin costo alguno para ellos. Además, el Estado
deberá cubrir los gastos fúnebres, en su caso, de común acuerdo con los familiares, y
conforme a sus creencias interna (Corte IDH. 2017, párr. 306- 312).
A manera de conclusión, la evolución en las medidas de reparación otorgadas para los casos
de masivas violaciones se caracteriza por reconocer que existe un marco diferencial para la
titularidad personal de las violaciones en casos individuales y otro, cuando identifica que el
Estado tendrá el deber de reparar masivamente a numerosas víctimas, empezando porque
la Corte entiende que se presenta un exceso en los tribunales internos para garantizar la
reparación integral. Por tanto, acepta que sean planteados programas administrativos de
reparación como medida exequible para dar cumplimiento a esta obligación internacional.
Aunque manifieste que es insuficiente, porque no incluyen por su naturaleza otras medidas,
como garantizar la verdad y la justicia.
Además, se identifica que la Corte exige una legitimidad de la reparación a las víctimas en
casos de violaciones colectivas bajo estos programas de administrativos. En el sentido, a
que ellas se les debe dar el espacio para la consulta y participación, en aspectos como los
siguientes: una adopción de medidas de buena fe; el nivel de inclusión social que permiten
las medidas a otorgar; la razonabilidad y proporcionalidad de las medidas pecuniarias; el
tipo de razones que se esgrimen para hacer reparaciones por grupo familiar y no en forma
individual; los criterios de distribución entre miembros de una familia, y parámetros para
una justa distribución que tenga en cuenta la posición de las mujeres entre los miembros de
la familia (ONU. 2008; Corte IDH. 2013a, párr.470; 2016a, 326).
Por tanto, el marco normativo colombiano, así como las políticas institucionales y los
planes de reparación que han sido llevados al proceso interamericano con el fin de que la
Corte considere el marco de reparación adecuado para las víctimas de graves, masivas o
colectivas violaciones a los derechos humanos, han tenido el beneplácito de esta, además
porque identifica que los tribunales internos han aplicado un control de convencionalidad
en cuanto a las reparaciones (Corte IDH. 2017, párr.261; 2012f, párr. 143; 2011, párr. 239;
2016b, párr. 230; 2016b, párr. 163). Lo que ha permitido: 1. Que las medidas económicas
no sean tan considerablemente cuantiosas, sino que se puedan fijar por criterios de equidad
57
para las víctimas que aún no fueron reparadas en sede interna conforme a las que ya fueron
reparadas; 2. El avance normativo y las políticas institucionales que desarrollan los
estándares interamericanos en materia de reparación; y 3. El principio de
complementariedad se ve reflejado en pro de las víctimas con el fin de que la reparación
sea lo más integral posible.
CAPITULO III
58
cuanto, no se limita a la Convención Americana, sino que comprende otros instrumentos
internacionales de similar naturaleza (Corte IDH. 2006c, párr. 125). Criterio que fue
mantenido y desarrollado en el voto razonado del Juez Ferrer MacGregor (Corte IDH.
2010c, párr. 6), considerando que los documentos relacionados con la Corte
Interamericana son sólo el “estándar mínimo” que deberá ser ampliado por todos y cada
uno de los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por el Estado
(Bustillo, 2015).
El primer ejemplo de lo anterior, es la ley 975 de 2006, la cual buscaba facilitar los
procesos de paz y la reincorporación individual y colectiva a la vida civil de los miembros
59
de grupos armados al margen de la ley, garantizando los derechos de las víctimas a la
verdad, la justicia y la reparación; asimismo regular la investigación, procesamiento,
sanción y beneficios judiciales de las personas vinculadas que hubieren decidido
desmovilizarse y contribuir decisivamente a la reconciliación nacional (Ley 975 de 2006,
art. 1 - 2).
Sin embargo, la aplicación de la ley ha sido ineficaz, opacada por las amnistías, indultos
u otros beneficios consagrados en la ley (beneficios otorgados a personas vinculadas con
grupos armados ilegales que buscan ser reinsertados a la vida civil), que originan
impunidad al evitar la investigación y juzgamiento de los responsables, generando en
consecuencia que las víctimas no sean reparadas correctamente e inaplicando los
estándares internacionales, vulnerando así los derechos de las víctimas.
60
Asimismo, recuerda la inadmisibilidad de las disposiciones de amnistía y el
establecimiento de excluyentes de responsabilidad, con el fin de garantizar la
investigación y sanción de los responsables para que las violaciones a los derechos
humanos no queden en la impunidad (Corte IDH. 2007 a, párr.294).
Con esta serie de recomendaciones, es claro que para la Comisión IDH, diferente a las
decisiones de la Corte IDH, emite tareas más precias en relación con las medidas que se
deben otorgar para garantizar una reparación integral, además de las condiciones y las
garantías que deben tener los procesos internos para acudir a ellas, e incluso detalla
medidas diferenciales por grupos vulnerables como mujeres, grupos indígenas,
afrodescendientes y niños. Lo cual es un avance a tener en cuenta al momento de emitir
normas, políticas y sentencias internas donde se garanticen y se decidan las medidas de
reparación de las víctimas.
62
El segundo ejemplo normativo, es la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448
de 2011) la cual tiene como objeto establecer medidas judiciales, administrativas, sociales
y económicas, individuales y colectivas, en beneficio de las víctimas del conflicto armado
interno, dentro del marco de la justicia transicional, que posibiliten el goce efectivo de
sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de no repetición, de modo
que se reconozca su condición de víctimas y se dignifique a través de la materialización
de sus derechos constitucionales (art. 1).
Por su parte el artículo 24 indica que el Estado deberá adelantar una investigación efectiva
que esclarezca las violaciones, la identificación de los responsables, y su respectiva
sanción, donde las víctimas tengan acceso a las medidas de atención, asistencia y
reparación contempladas en la presente ley y otros instrumentos legales sobre la materia
(Ley 1448 2011, art.24).
Por último, el artículo 25 expone el derecho de las víctimas a ser reparadas de manera
adecuada, diferenciada, transformadora y efectiva por el daño sufrido, comprendiendo las
medidas de restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no
repetición, en sus dimensiones individual, colectiva, material, moral y simbólica.
Igualmente se reconoce el efecto reparador de las medidas de asistencia establecidas en
la presente ley, las cuales incluyen criterios de priorización, así como características y
elementos particulares que responden a las necesidades específicas de las víctimas (Ley
1448 2011, art.25).
Esta ley, ha sido un instrumento activo en los alegatos de los agentes del Estado
colombiano en las defensas ante el Sistema Interamericano, sobre todo en los últimos
cinco casos, en los que se presentan violaciones colectivas a los derechos humanos y en
el marco del conflicto armado no internacional. Por tanto, ha sido objeto de un control de
63
convencionalidad directo en sede de la Corte Interamericana, la cual ha considerado las
siguientes posiciones:
1. Reconoce los esfuerzos del Estado Colombiano en crear una serie de mecanismos
administrativos mediante esta ley para otorgar las medidas de reparación bajo
estándares interamericanos para que las víctimas del conflicto armado puedan acceder
a ellas. Incluso en las decisiones de la Corte, como se ha visto anteriormente, ordena
al Estado a incluir a las víctimas reconocidas en las sentencias a los programas de
dicha ley (Corte IDH, 2014, párr. 463 y 472; 2017, párr. 265).
2. Sin embargo, la Corte no ha tenido la oportunidad de revisar en los casos
colombianos la aplicación efectiva de los mecanismos otorgados en esta ley para
reparar a las víctimas de los casos, a lo cual, la Corte ha manifestado que el programa
de reparación en abstracto podrá ser considerado como adecuado para la reparación
integral a las víctimas (Corte IDH, 2014, párr. 463 y 472).
3. Por último, la Corte le da un mensaje directo al Estado Colombiano, en cuanto a la
integralidad de las medidas de reparación, las cuales deben garantizar todos los
elementos de la misma, por tanto, el mecanismo de reparación administrativo de esta
ley, se queda insuficiente con la necesidad de las víctimas de conocer la verdad y
recibir una justicia por lo sucedido, medida que debe ser efectiva a través de procesos
judiciales. Por lo tanto, para la Corte, aunque la ley mencione los elementos de la
reparación integral, queda claro que es insuficiente para incluir todas las medidas que
requieren la reparación integral, la cual debe ser garantizada de forma complementaria
por otras acciones judiciales que no pueden ser excluyentes. En este sentido, la Corte
se refiere directamente al artículo 20 de la ley 1448, para que la interpretación de la
misma no sea entendida como la imposibilidad de la víctima de acudir a una acción
de carácter judicial y a su vez activar el programa administrativo de reparación
contenido en la Ley 1448 de 2011 por no ser excluyentes (Corte IDH, 2017, párr. 264-
265).
64
En virtud de los lineamientos dictaminados por la Corte Interamericana, el Consejo de
Estado como máximo órgano dentro de la jurisdicción contencioso administrativa,
encargada de dirimir los conflictos entre los particulares y el Estado, con fundamento en
el artículo 90 de la Constitución Política, que lo obliga a reparar por los daños
antijurídicos que le sean imputables; ha implementado los criterios de reparación integral
con el propósito de adecuar y en consecuencia garantizar a las víctimas dichas medidas,
como se entrará a relacionar a continuación:
65
emergente y el lucro cesante y el daño inmaterial; iii) la rehabilitación; iv) Satisfacción
y; v) garantías de no repetición (Consejo de Estado. 2008).
Igualmente señaló que la reparación integral supone tanto el resarcimiento de los daños y
perjuicios derivados de la violación de las garantías reconocidas nacional e
internacionalmente, como el restablecimiento del statu quo, debiéndose adoptar medidas
simbólicas y conmemorativas, que restituyan el núcleo esencial del derecho o derechos
infringidos (Consejo de Estado, 2012, p.24).
Por último, los hechos de la sentencia con radicación 31326 de 06 de mayo de 2015,
igualmente de reparación directa, hacen referencia a la declaración de responsabilidad
administrativa en contra del Ministerio de Salud por los perjuicios materiales y morales
de los familiares por la muerte del señor Miguel Ángel Mejía Barajas, la cual se dio como
consecuencia de una falta o falla del servicio. En este caso se advierte la obligatoriedad
de los criterios de convencionalidad en derechos humanos, como el deber de todo juez de
realizar un examen de compatibilidad entre las disposiciones internas con los tratados
internacionales y la jurisprudencia de la Corte IDH (Consejo de Estado, 2015, p. 7). En
este sentido argumentó el Consejo de Estado que: “para garantizar el derecho a la
reparación integral, se debe ceder el fundamento procesal del principio de congruencia
ante la primacía del principio sustancial de la “restitutio in integrum”, especialmente
cuando existe una vulneración grave de derechos humanos. Por lo tanto, el resarcimiento
66
del daño se orienta a llevar a la víctima a un punto cercano al que se encontraba antes de
la ocurrencia del daño, mediante medidas simbólicas y conmemorativas, que no tiende
explícitamente a la reparación de un daño en sentido estricto, sino la restitución del núcleo
esencial del derecho o derechos infringidos (Consejo de Estado, 2015, p. 95-97).
Ahora bien, en cuanto a las medidas que conforman la reparación integral, el Consejo de
Estado emitió el “Documento ordenado mediante Acta No. 23 del 25/sep/2013 con el fin
de recopilar la línea jurisprudencial y establecer criterios unificados para la reparación de
los perjuicios inmateriales” en el cual hace un efectivo control de convencionalidad difuso
o indirecto en materia de reparaciones, con el fin de dar unas directrices al momento de
conceder las medidas de reparación pertinentes a unas situaciones específicas y para ello,
consideró como apropiadas una serie de acciones que se encuentran equiparables a las de
la Corte Interamericana, entre las más importantes y reiteradas en su jurisprudencia se
pueden identificar las siguientes:
67
6. La inclusión en el registro único de la ley de víctimas para que los familiares
accedan a los programas administrativos de reparación (Consejo de Estado, 2012;
2012a; 2013; 2014; 2014 a; 2015; 2015a).
7. Por último, el Consejo de Estado ha considerado que en caso de no ser eficaces
los recursos internos para garantizar la reparación integral, exhorta a las entidades
demandadas para que acudan ante instancias internacionales de protección de
derechos humanos como la Comisión Interamericana, Corte Interamericana y el
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para que se pronuncien
acerca de las sistemáticas violaciones de los derechos humanos que han sido
perpetradas por el grupos armados insurgentes durante el conflicto armado interno
(Consejo de Estado, 2011 a- l, 2012; 2012a; 2013; 2014; 2014 a; 2015; 2015a).
Esta última medida de reparación, genera cierta suspicacia y contrariedad, aún más
teniendo en cuenta que de las cincuenta y dos sentencias (60) estudiadas de la Sección
Tercera del Consejo de Estado para la presente investigación entre los periodos 2007 a
2017, diecisiete (18) incluyeran esta medida de acudir a órganos internacionales de
protección de derechos humanos para que establecieran la responsabilidad internacional
de grupos armados por las violaciones a los derechos humanos en el marco de un conflicto
armado (Salamanca, 2015, pp.97- 101).
68
decisiones y medidas otorgadas por el Consejo de Estado y ordenen de manera subsidiaria
otras medidas para la efectiva reparación integral.
De igual forma, en un fallo de tutela de la Sección Quinta del Consejo de Estado cuando
decidió el amparo al debido proceso del Ministerio de Defensa en el caso de la Masacre
de Bojayá, en aquella oportunidad y en lo referente a la medida ordenada de instar al
demandado a llevar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos con el fin
de buscar la responsabilidad internacional del grupo armado FARC sobre las violaciones
a los derechos humanos, señaló:
69
exhorta al Estado colombiano a poner en conocimiento de los órganos internacionales las
violaciones a los derechos humanos objeto de las decisiones internas, sino que solicita
que sean enviadas las copias de las sentencias con el fin de ser incluidas en los diferentes
informes:
(10) : (i) del Relator Especial para las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o
arbitrarias de las Naciones Unidas que elabore actualmente los informes de
Colombia, para que se incorpore la información que comprende esta providencia;
(ii) a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
para que en su informe del país tenga en cuenta esta decisión judicial; (iii) a la
Fiscalía de la Corte Penal Internacional para que conozca y tome en cuenta en sus
informes del país esta decisión judicial; y, (iv) a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos para que en su próximo informe tenga en cuenta esta sentencia
(Consejo de Estado, 2016a, p.60).
Por último, es menester resaltar que el Consejo de Estado, en los casos relacionados con
los actores del conflicto armado como generadores de las violaciones a los derechos
humanos, evita solicitar al Estado colombiano el someter el caso objeto de la decisión en
70
conocimiento de instancias internacionales de protección de derechos humanos, con el
fin de que dichos grupos puedan ser responsables internacionales. Para ello, el
cumplimiento de dicha obligación, lo deja en sede interna, ordenando al Gobierno
Nacional y el Congreso a crear y activar los mecanismos que permitan garantizar a las
víctimas, la verdad y la justicia como elementos indispensables de la reparación integral:
De lo anterior, se deduce que el Consejo de Estado ha tenido una dinámica positiva por
incorporar los estándares interamericanos en materia de reparación integral al derecho
interno, claro está, en la medida que sus competencias lo permiten, incluso el Consejo de
Estado ordena al poder judicial adelantar las investigaciones independientes, serias e
imparciales con el fin de garantizar la verdad y la justicia como componente necesario
para garantizar la reparación integral. De igual forma, ha sido muy activo concediendo
otras medidas, más allá de las compensatorias por daño material e inmaterial porque ha
utilizado los componentes de satisfacción, rehabilitación, restitución y no repetición como
criterios orientadores en su ejercicio jurisdiccional en materia de reparaciones.
Lo anterior, tiene sustento en la idea de que una restitutio in integrum, busca devolver a
las víctimas la situación anterior a la ocurrencia de la violación de los derechos humanos,
parece apropiada en Estados que relativamente no tenían exclusión social, con gobiernos
71
democráticos y que después de la dictadura o del conflicto, donde se generaron las
violaciones a los derechos humanos, las desigualdades sociales no eran extremas, en
dicho evento, la reparación como retroceso a su situación anterior se convirtió en una
reparación viable para continuar con el normal desarrollo de la sociedad, ejemplo Chile,
Argentina y Uruguay (Uprimny & Saffon, 2009).
A contrario sensu, cuando los factores de las violaciones a los derechos humanos se
derivan de un conflicto interno cuyas causas naturales son la desigualdad, la falta de
oportunidades, la exclusión social y, además las víctimas son personas de escasos
recursos, marginados o discriminados la restituto in integrum como se encuentra
actualmente es inapropiada, porque de nada sirve la reparación como restitución al estado
anterior si la víctima vivía en iguales o peores circunstancias.
La anterior afirmación, genera el dilema si las reparaciones que se conceden para corregir
el daño efectuado sirven o contribuyen para superar estructuralmente una sociedad injusta
golpeada por la violencia, la desigualdad y el olvido estatal, es por esta razón, que la
propuesta que se presenta es la reparación como factor de transformación.
Por último, la labor de aplicar una reparación transformadora implica ampliar el análisis
del contexto donde surge la violación, identificar los patrones y conductas sistemáticas
para poder implementar con diferentes medidas de carácter político, jurídico,
administrativo, legislativo, social y económico las garantías necesarias para que la
sociedad vulnerable y el Estado, encuentren caminos viables para el desarrollo no solo en
materia de respeto y protección de los derechos humanos sino en soluciones pacíficas,
viables y duraderas que pongan fin a cualquier conflicto.
CONCLUSIONES
La Corte Interamericana para ordenar las medidas de reparación en cada caso tendrá en
cuenta los factores que causaron las violaciones y los efectos que han generado en el
pasado, que siguen generando en el presente y qué de no ser atendidos, seguirán
generando en el futuro. En este sentido, al momento de fijar las reparaciones y el posible
alcance que puedan efectuar, los jueces hacen una interpretación integral de los hechos
que causaron la violación, el dolor y sus consecuencias materiales e inmateriales en el
tiempo.
Es evidente que no es tarea fácil afrontar una reparación integral por violaciones a los
derechos humanos o crímenes atroces, pues esta, no siempre será satisfactoria o bien
73
recibida por la víctima, debido que los efectos de una violación son muy difíciles de
cuantificar o de cualificar y depende de un examen exhaustivo en el daño sufrido a cada
víctima lo que da la posibilidad de determinar una reparación integral.
Por otro lado, la obligación de reparar integralmente a las víctimas por violación de
derechos humanos para el Estado debe tener una importancia igual o superior a las
obligaciones convencionales de respetar, garantizar y adecuar dichos derechos, toda vez
que, la interpretación evolutiva del derecho internacional implica, la obligación de reparar
bajo los estándares emanados por los órganos de protección de derechos humanos, deben
ser una materia a incorporar al interior de los ordenamientos jurídicos internos, lo cual
permitiría para los Estados no resultar condenados en sede internacional, bajo elementos
que pueden ser otorgados en instancias internas.
Asimismo, para otorgar una reparación bajo el criterio de daño material, se debe abarcar
tanto la pérdida de los ingresos dejados de percibir a la que llaman “vida probable”, como
los gastos derivados de la violación, entre estos, las investigaciones judiciales y
administrativas, búsqueda de los cuerpos y sepultura y la compensación del daño al
patrimonio familiar.
Por otro lado, en materia de medidas ordenadas por la Corte Interamericana, tanto en los
casos Colombianos como en los demás Estados partes, se ha identificado una serie de
medidas que podrían denominarse genéricas, en razón a que son ordenadas en la mayoría
de los casos, estás son: i) investigar los hechos del caso, e identificar, juzgar y sancionar
a los responsables; ii) como medida de rehabilitación, brindar gratuitamente en
instituciones de salud públicas especializadas un tratamiento médico y psicológico o
psiquiátrico, a las víctimas que lo soliciten, incluyendo el suministro de medicamentos
conforme a evaluación individual de cada uno; iii) publicar las partes pertinentes de la
sentencia dictada por la Corte; iv) educar en derechos humanos a los cuerpos armados y
organismos de seguridad, demás agentes estatales y la sociedad en general; v) difundir y
aplicar la jurisprudencia del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos
sobre la jurisdicción penal militar y demás jurisdicciones del derecho interno; vi) buscar
e identificar a las víctimas en los casos que debido a la magnitud de las violaciones sea
complejo determinar la identidad de cada una de ellas, asimismo recuperar los restos y
entregarlos a sus familiares cubriendo todos los gastos que se generen por ello; vii) crear
un mecanismo oficial de seguimiento del cumplimiento de las reparaciones ordenadas;
viii) garantizar la seguridad de los familiares y ex habitantes que como consecuencia de
las violaciones hayan tenido que salir del lugar de los hechos y decidan regresar xix)
75
realizar un disculpa pública o cualquier otra como reconocimiento de responsabilidad
internacional; instaurar medidas de conmemoración y homenaje a las víctimas como
monumentos o placas que rememoren los hechos de vulneraciones ocurridas.
De otro lado, es pertinente resaltar que la Corte Interamericana valora los reconocimientos
de responsabilidad, así como las reparaciones otorgadas en sede interna por parte del
Estado colombiano, un ejemplo de lo anterior puede evidenciarse en el caso de las
masacres de Ituango que aprueba los acuerdos conciliatorios entre Colombia y los
familiares de las víctimas, además valora los proyectos de políticas públicas como el de
la lucha contra la impunidad por violaciones de los Derechos Humanos y D.I.H.; política
pública sobre desplazamiento y protección a testigos; y Plan de acción para la población
en situación de desplazamiento implementado en virtud de la Sentencia de la Corte
Constitucional T- 025 de 2004 (Corte IDH. 2006b, pár. 401).
76
Invitación que genera un conflicto en el derecho interno colombiano, debido a que las
medidas de reparación que puede otorgar el Consejo de Estado no pueden igualar a las
otorgadas por la Corte Interamericana, en razón a la organización de los poderes públicos
del Estado colombiano, además de los criterios de responsabilidad y los conflictos que se
crean a partir de ello, así como el marco normativo de protección. Sin embargo, es
evidente que, en materia de reapariciones, ha sido de recibo por parte del Consejo de
Estado la reparación integral y en el ámbito de sus competencias, ha otorgado medidas de
reparación siguiendo los lineamientos de la Corte Interamericana.
Asimismo, en el caso Duque se evidencia que la Corte Interamericana constata que si bien
existe una vulneración a los derechos humanos a la igualdad y protección judicial del
señor Duque, el Estado no se encuentra responsable internacionalmente por incumplir su
deber convencional de adecuación, porque al momento de proferir la sentencia, Colombia
ya contaba con el ordenamiento jurídico acorde a los estándares interamericanos, por
ende, la Corte Interamericana solo ordenó reparar conforme a la legislación interna
solicitando activar los mecanismos y recursos disponibles.
De lo anterior y a criterio de quien escribe estas líneas, se puede identificar que el Sistema
Interamericano de protección carece de los elementos necesarios para determinar
probatoriamente la calidad de víctima y la determinación de los daños sufridos por ella,
con el fin de lograr identificar de manera correcta las medidas de reparación adecuadas y
77
efectivas para resarcir las violaciones a los derechos humanos. Dicha tarea, se queda en
una carga probatoria compartida entre los representantes de las víctimas y el Estado, con
lo que logren acreditar y dejando la tarea para que la Corte IDH, ordene las medidas de
reparación en equidad, lo cual no es lo ideal para un asunto que involucra la protección
de los derechos humanos y que requiere una justicia material para las víctimas, que no
fue recibida en sede interna. Por tanto, sería indispensable fortalecer el marco probatorio
del proceso ante los órganos del Sistema Interamericano, ya sea con la posibilidad de
ordenar y practicar pruebas de oficio dentro del Estado denunciado, o con la creación de
un órgano interamericano especializado para la recolección y evaluación de las mismas.
Por otro lado, a manera propositiva desde la investigación- académica, sería ideal hacer
un seguimiento multidisciplinario de las sentencias de la Corte IDH, para identificar la
efectividad de las medidas que componen la reparación integral directamente en las
víctimas que fueron beneficiarias de las medidas otorgadas. Dicho estudio permitiría
contrastar de forma aplicada si el fin de una reparación es efectivamente devolver a la
víctima a la situación anterior del hecho que le genero la violación del derecho humano,
o si será necesario, replantear el término y la aplicación por una reparación con enfoque
transformador, en especial en aquellas situaciones donde la víctima se encuentra en
condiciones de situación vulnerable, donde devolverlas a dicho escenario no debe ser una
opción acorde al objeto y fin de la reparación integral.
78
reparación integral es que tenga una vocación colectiva y transformadora de la sociedad,
que busque la real y efectiva garantía de no repetición, para que no se generen factores
que faciliten la creación de nuevos contextos de violaciones a los derechos humanos.
Por tanto, los retos en materia de reparación de víctimas, en especial para el caso
colombiano donde el número de víctimas es increíblemente alto, si solo se cuentan las
ocasionadas en el marco del conflicto armado interno, porque de contarse las víctimas en
general de violaciones de derechos humanos seria verdaderamente impactante; el Estado
debe crear políticas macro que garantice la no repetición, no solo con combatir la
impunidad, sino que permitan identificar y prevenir las violaciones a los derechos
humanos, con planes sociales que permitan la creación de oportunidades e integración de
grupos vulnerables al resto de la sociedad. Porque de nada sirve otorgar reparaciones
integrales de forma individual con efectos cíclicos de revictimización.
79
REFERENCIAS
80
Consejo de Estado de Colombia. (19 de octubre de 2007). Exp. N.° 29273A. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (20 de febrero de 2008a). Exp. N.° 16996. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (24 de abril de 2008b). Exp. N.° 15981. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (4 de junio de 2008c). Exp. N.° 15657. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (16 de julio de 2008d). Exp. N.° 16775. Sala de lo
Contencioso. Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (1 de octubre de 2008f). Exp. N.° 27268. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (13 de noviembre de 2008g). Exp. N.° 17009. Sala de
lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (13 de noviembre de 2008h). Exp. N.° 16741. Sala de
lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (28 de enero de 2009a). Exp. N.° 30340. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (29 de enero de 2009b). Exp. N.° 16975. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (11 de febrero de 2009c). Exp. N.° 16337. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (11 de febrero de 2009d). Exp. N.° 17318. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (1 de abril de 2009f). Exp. N.° 16836. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (27 de mayo de 2009g). Exp. N.° 15186. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (11 de noviembre de 2009h). Exp. N.° 35529. Sala de
lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (10 de diciembre de 2009i). Exp. N.° 35528. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (18 de febrero de 2010a). Exp. N.° 18436. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (3 de marzo de 2010b). Exp. N.° 36282. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
81
Consejo de Estado de Colombia. (17 de marzo de 2010c). Exp. N.° 18101. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (14 de abril de 2010d). Exp. N.° 18860. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (26 de mayo de 2010e). Exp. N.° 18888. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (9 de junio de 2010f). Exp. N.° 18677. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (31 de enero de 2011a). Exp. N.° 17842. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (21 de febrero de 2011b). Exp. N.° 20046. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (9 de marzo de 2011c). Exp. N.° 28270. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (10 de marzo de 2011d). Exp. N.° 17738. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (24 de marzo de 2011e). Exp. N.° 20437. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (30 de marzo de 2011f). Exp. N.° 20294. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (14 de abril de 2011g). Exp. N.° 20145. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (9 de mayo de 2011h). Exp. N.° 19976. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (9 de mayo de 2011i). Exp. N.° 36912. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (25 de mayo de 2011j). Radicados acumulados números
15838, 18075 y 25212. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (22 de junio de 2011k). Exp. N.° 20716. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (31 de agosto 2011l). Exp. N.° 19195. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (1 de febrero de 2012) Exp. No. 21274. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (16 de marzo de 2012a) Exp. No. 19807. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
82
Consejo de Estado de Colombia. (17 de octubre de 2013). Exp. N.° 45679. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (3 de diciembre de 2014). Exp. N.° 45679. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (3 de diciembre de 2014a). Exp. N.° 45433. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (06 de mayo de 2015). Exp. 31326. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (10 de agosto de 2015a). Exp. 51167. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (29 de febrero de 2016). Exp. 38.039. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (14 de marzo de 2016a). Exp. 40744. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Consejo de Estado de Colombia. (7 de mayo de 2018). Exp. 33948. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera.
Corte IDH. (1993). Caso Aloeboetoe y otros Vs. Surinam. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 10 de septiembre de 1993. Serie C No. 15.
Corte IDH. (1995). Caso Caballero Delgado y Santana vs. Colombia. Fondo. Sentencia
08 de diciembre de 1995. Serie C. No. 22.
Corte IDH. (1996a) Caso El Amparo vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sentencia de
14 de septiembre de 1996. Serie C. No.28.
Corte IDH. (1996b) Caso Neira Alegría y otros vs. Perú. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 19 de septiembre de 1996. Serie C. No. 29.
Corte IDH. (1997) Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua. Fondo reparaciones y Costas.
Sentencia del 29 de enero de 1997. Serie C. No. 30.
Corte IDH. (1997a) Caso Caballero Delgado y Santana vs. Colombia. Reparaciones y
Costas. Sentencia de 29 de enero de 1997. Serie C. No. 31.
Corte IDH. (1998) Caso Garrido y Baigorria vs. Argentina. Reparaciones y Costas.
Sentencia del 27 de agosto de 1998. Serie C No. 39.
Corte IDH. (1998a) Caso Castillo Páez vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27
de noviembre de 1998. Serie C. No. 43.
Corte IDH. (1998b) Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de
27 de noviembre de 1998 Serie C. No. 42.
Corte IDH. (1999). Caso Blake Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22
de enero de 1999. Serie C No. 48.
83
Corte IDH. (1999a). Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 20 de enero de 1999. Serie C. No. 44.
Corte IDH. (2001). Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs.
Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77.
Corte IDH. (2001a). Voto razonado en: Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán
Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de
2001. Serie C No. 77
Corte IDH. (2001b). Caso Cantoral Benavides vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 3 de diciembre de 2001. Serie C. No. 88.
Corte IDH. (2001c) Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala.
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2001. Serie C No. 76.
Corte IDH. (2001d) Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros) vs.
Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Voto concurrente del juez A. A. Cançado Trindade.
Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.
Corte IDH. (2002). Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones y Costas. Sentencia de
27 de febrero de 2002. Serie C. No. 92.
Corte IDH. (2002a) Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 29 de agosto de 2002. Serie C No. 95.
Corte IDH. (2002b). Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 22 de febrero de 2002.Serie C No. 91.
Corte IDH. (2002c) Caso Las Palmeras vs. Colombia. Reparaciones y Costas. Sentencia
del 26 de Noviembre de 2002. Serie C. No. 96.
Corte IDH. (2003). Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2003. Serie C. No. 101.
Corte IDH. (2004). Caso de la Masacre de Plan de Sánchez vs. Guatemala. Reparaciones.
Sentencia de 19 de noviembre 2004. Serie C. No. 116.
Corte IDH. (2004a) Caso Carpio Nicolle y otros vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 22 de noviembre 2004. Serie C No. 117.
Corte IDH. (2004b) Caso 19 Comerciantes vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 5 de julio de 2004. Serie C. No. 109.
Corte IDH. (2006b) Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2006, Serie C.
No. 148.
Corte IDH. (2006c). Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006.
Serie C No. 154.
Corte IDH. (2007) Caso Escué Zapata vs. Colombia. Fondo Reparaciones y Costas.
Sentencia del 4 de Julio de 2007. Serie C. No. 165
Corte IDH. (2007a). Caso de la Masacre de la Rochela vs. Colombia. Fondo, reparaciones
y costas. Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie C. No. 163.
Corte IDH. (2008). Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2008. Serie C No. 191.
Corte IDH. (2008a) Caso Valle Jaramillo y otros vs Colombia. Fondo reparaciones y
costas. Sentencia 27 de noviembre de 2008. Serie C. No. 192.
Corte IDH. (2010). Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010 Serie C No. 216.
Corte IDH. (2010a). Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C.
No. 213.
Corte IDH. (2010b) Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie
C No. 220.
Corte IDH. (2011). Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24
de febrero de 2011. Serie C No. 221.
Corte IDH. (2012). Caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños vs. El salvador.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012. Serie C. No. 252.
Corte IDH. (2012a) Caso Furlan y Familiares vs. Argentina. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C. No. 246.
Corte IDH. (2012b). Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012. Serie C. No. 250.
85
Corte IDH. (2012c). Caso Gudiel Álvarez y otros (“Diario Militar”) Vs. Guatemala.
Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 noviembre de 2012 Serie C No. 253.
Corte IDH. (2012d). Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239.
Corte IDH. (2012e). Caso Vélez Restrepo y Familiares vs Colombia. Excepciones
preliminares, reparaciones y costas. Sentencia 3 de septiembre de 2012. Serie C. No. 248.
Corte IDH. (2012f). Caso Masacre de Santo Domingo vs. Colombia. Excepciones
Preliminares, Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie
C. No. 259.
Corte IDH. (2013). Caso de Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) vs.
Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de
agosto de 2013.Serie C. No. 268.
Corte IDH. (2013a). Caso de las comunidades afrodescendientes desplazadas de la cuenca
del río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C. No. 270.
Corte IDH. (2014) Caso Hermanos Landaeta Mejías y otros vs. Venezuela. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 2014. Serie C.
No. 281.
Corte IDH. (2014). Caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia)
vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14
de noviembre de 2014. Serie C No. 287.
Corte IDH. (2014a) Caso Rochac Hernández y otros vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2014. Serie C. No. 285.
Corte IDH. (2015). Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2015 Serie C No.298.
Corte IDH. (2016). Caso Duque vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de febrero de 2016. Serie C. No 310.
Corte IDH. (2016a). Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.
Corte IDH. (2016b). Caso Tenorio Roca y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2016. Serie C No. 314.
86
Corte IDH. (2016c). Caso Andrade Salmón Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de diciembre de 2016. Serie C No. 330.
Corte IDH. (2017). Caso Vereda La Esperanza Vs. Colombia. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 341.
RÍOS SÁNCHEZ, Wilfredo. (2005). La reparación del daño en las sentencias de la corte
interamericana de derechos humanos casos Perú. En: derecho y Cambio Social. ISSN:
2224-4131, Depósito legal: 2005-5822 2013.
ROUSSET SIRI, Andrés Javier. (2010). El concepto de reparación integral en la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Revista Internacional
de Derechos Humanos / ISSN 2250-5210 / 2011 Año I – N0 1, p. 59- 79.
RUEDA PRADA, Diana. (2014). “La indemnización de los perjuicios extrapatrimoniales
en la jurisdicción de lo contencioso administrativo de Colombia”. Tesis de Maestría en
Derecho (Con énfasis en Derecho Público). Bogotá D. C. Universidad del Rosario
Facultad de Jurisprudencia.
http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/10162/1010184203-
2015.pdf?sequence=2
SAAVEDRA ÁLVAREZ, Yuria. (2013). Teoría de las reparaciones a la luz de los
derechos humanos. Primera Edición. México: Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Oficina en México del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2013. ISBN: 978-607-
468-545-9 (Obra completa) ISBN: 978-607-468-552-7 (Módulo 7).
88
SALAMANCA NUVÁN, Natalia Andrea. (2015). Aportes del Sistema Interamericano
de Derechos Humanos en la Reparación Integral de Víctimas: Análisis del Caso
Colombiano Tesis presentada como requisito para optar al título de: Magíster en Derecho.
Bogotá D.C: Universidad Nacional de Colombia Facultad de Derecho, Ciencias Políticas
y Sociales, Departamento de Derecho.
89