COMPETENCIAS COMUNICATIVAS,COGNITIVAS, LECTURA Y ESCRITURA
INTEGRANTES:
JUAN MANUEL CUELLAR TRUJILLO
ADMINITRACIÓN FINANCIERA
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
IDEAD NEIVA 2019
Los Mulos de Mi abuelo
En el año de 1991 cuando la banda considerada más famosa, mejor vendida y más influente de la historia de la música lanza su segundo álbum Nevermind con su primer sencillo Smells Like Teen Spirit un 11 de febrero nací yo un niño de solo 35 semanas en el lugar más tranquilo, hermoso y considerado el paraíso folclórico del Huila; primer hijo de Maria Belen Trujllo Suarez y Jose Ricado Cuellar Rojas campesinos humildes y que solo llevaban 10 meses de matrimonio. Crecí y empecé a dar mis primeros pasos en el campo rodeado de gallinas, caballos, vacas, y 2 mulos macho y hembra, estos últimos causándome gran curiosidad ya que tenían cara de burro y cuerpos de caballo, los consideraba y admiraba al mismo tiempo, ya que en tiempos de cosecha iban y venían cargados hasta ya más o poder de esa pepita roja que le quita el sueño a más de uno. Dos animales raros para mí en algún momento y más aún un poco difícil lograr entender su procedencia, pero eran los mulos de mi abuelo, el papa de mi papa una persona muy callada muy sencilla y muy tranquila, el cual veías e inspiraba tranquilidad, pero no entendías como dos animales los cuales tu nunca lograste atrapar para ponerle una silla de carga porque tenías que correr por toda una vega tratando de huir de sus patadas y brincos, llegaba el y con solo mirarlos estos no hacían nada y ni las orejas movían. Más adelante comprendí dicha procedencia de estos animales y buscaba todos los días un romance entre el pobre burrito de mi vecino y la yegua rosilla de mi papa, pero nunca logrando consumar dicho amorío, veía ir y venir al mulo y a la mula de mi abuelo los cuales por más que pasaban los años nunca los veía viejos o eso quería ver porque si ellos lo hacían mi abuelo también. Como dos animales pueden durar tanto, que después de 18 años y una semana después de que la familia Cuellar Rojas despidiera a su progenitor, llegue de nuevo al campo y encontré a una de ellos, la mula comiendo cerca a la casa, caminando despacio con una mirada de cansancio después de cientos y miles de costales cargados en hombros, ahí si note el pasar de los años, nunca supe que paso con el macho, me aleje de esa paz y tranquilidad que ofrece esa parte del mundo cambiándolo por el ruido y estrés de la ciudad. Entendí que somos mulas de carga en este mundo y en esta sociedad, que vamos y venimos todos los días tratando encajar, que agachamos la cabeza y nos quedamos quietos mientras que otras personas nos ponen la silla de carga, que buscamos encajar en un mundo como el tetris, sin entender y comprender que nadie es igual y que nadie son Los Mulos de mi Abuelo.