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LECTURA, FELICIDAD DE LA IMAGINACIÓN

Los libros podrían definirse como cuadernos llenos de texto, que llevan historias, pero a veces son
mucho más que eso, son portales que nos llevan a otros universos, mundos inimaginables dentro
de la concepción de la mente humana común, también pueden relatar hechos, dentro de la ciencia
e historia, o pueden mostrar diferentes estilos de pensamiento, dentro de la filosofía. Dentro de lo
personal la felicidad a la hora de leer no existe en el ámbito de si la historia es perfecta y
estereotipada, ni de si la historia horrible dónde uno se burle de los protagonistas, sino una
historia con altibajos, donde se note un amplio espectro de trama entretenida. Pero a la hora del
gusto por la lectura y la felicidad por leer tomaremos en cuenta solo una variable, las novelas. Las
novelas son definidas como una "Narración en prosa, generalmente extensa, que cuenta una
historia de ficción o con un desarrollo más completo en cuanto al argumento y los personajes, que
los relatos breves o cuentos." Por el diccionario de Oxford, estás nos pueden llevar a otras
ciudades, países o mundos, con otras leyes de la naturaleza y física. En estás existen géneros
diversos, tales como el romance, la tragedia, la alegría, la depresión, los viajes, entre otros muchos
más que nos pueden transportar por todo el espectro emocional, pero en realidad la felicidad
sería leer o sería los momentos felices de los libros.

Para mí la felicidad en los libros es poder escapar de este mundo, y ver otra perspectiva de una
manera sin igual. Otro mundo, en el que, por un momento, podría cambiarse la realidad de uno
mismo. Sentirse protagonista de ese mundo; ser otra persona. Como ya he dicho, es escapar de la
realidad. Es lo más cerca a aplazar nuestras preocupaciones, como nunca se ha hecho.

La magia de leer y sentirse identificada es algo que solo Dios podría explicar con claridad. Sea
cuales sean los sucesos marcados allí, suele ser mejor, a veces, que el mundo que vivimos. Y con
“mundo” no me refiero a la sociedad como tal sino a nuestra vida, el cómo la vivimos, las
decisiones malas o buenas que tomamos.

Esa oportunidad de escapar y ser alguien más que incluso podría no existir, es algo que dura de
momento. Los buenos lectores, lo críticos, los lectores promedio, todo tipo de lectores, suele
utilizar el arma de la lectura y enfrascarse allí, así sean unos minutos, días, meses, lo que sea.
Porque no importa la cantidad de horas leyendo o la capacidad de consumir varios libros en el
menor de tiempo posible, no, no es una competencia. En mi opinión, vaga y sin experiencia
alguna, importa la calidad con la que el lector se deja llevar a ese mundo, sea cual sea. No importa
si es política, si es romance antiguo o moderno, si es comedia, si es filosofía pura, sea lo que sea;
cuando el lector conecta con el libro correcto, ahí ocurre la magia: un mundo nuevo con inicio y
fin. Y sea cual sea el fin del libro, para el lector de corazón, el acceso a ese mundo está al volver a
abrir ese libro. Porque no es un final cuando dice “FIN” en mayúscula y con negrita, sino es final
cuando el lector deja de leer el libro.

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