A pesar de las difíciles condiciones, los ucranianos
fundaron y reconstruyeron ciudades y pueblos, crearon misiles espaciales y centrales nucleares, desarrollaron tecnologías médicas e inventaron nuevos métodos de soldadura. Algunos de los ordenadores desarrollados en Ucrania fueron de los primeros que vieron el mundo, por no hablar de la importante contribución a la cultura y el arte mundiales (vanguardia el constructivismo, el futurismo, el cine y la música experimentales).
Ucrania estuvo en el centro de la Segunda Guerra
Mundial no una, sino dos veces: primero en la época de la ofensiva y ocupación de Hitler, y luego durante la sangrienta expulsión de los nazis. Un total de 8 millones de ucranianos murieron entre 1939 y 1945, la mayoría de ellos civiles. 1,5 millones de judíos de Ucrania fueron víctimas del Holocausto. La verdad histórica sobre todas las víctimas de la Segunda Guerra Mundial fue censurada durante mucho tiempo en la Unión Soviética y comenzó a restablecerse a finales de la década de 1980, poco antes del colapso de la URSS. 3 millones de soldados perdieron la vida en las batallas contra los nazis y en el cautiverio, muchos desaparecieron, murieron en los hospitales durante la guerra y en los primeros años de la posguerra. Los ucranianos lucharon contra Hitler y sus aliados en los ejércitos de Polonia y la URSS, Canadá y Francia, Estados Unidos y Checoslovaquia, en los teatros de guerra de Europa, África y Asia, en los océanos Pacífico y Atlántico.
Tras la guerra y hasta su independencia, muchos
independentistas, defensores de los derechos humanos y disidentes ucranianos contribuyeron con sus esfuerzos a derrocar el régimen comunista totalitario, lo que finalmente les salió.
En 1991 Ucrania declaró su independencia para
construir un Estado libre, democrático y soberano dentro de u