Está en la página 1de 8

Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

La desesperanza del mundo actual


La Edad Moderna nace en el siglo XVI dando con ello fin a una larga etapa de avances en
las reflexiones filosófico-teológicas de la Edad Media. Esta etapa del pensamiento del hombre se
inaugura con la ruptura espiritual en el mundo europeo que, encandilado por sus nuevas
innovaciones tecnológicas y la apertura a un nuevo mundo en desarrollo comercial y científico,
da paso a nuevos paradigmas centrados y fundamentados en el hombre (E. Coreth y H.
Schöndorf, 1987).

La visión antropológica de la que parte esta nueva etapa de la historia, no solo hizo un
gran esfuerzo por desplazar de su mundo cualquier influencia del pensamiento religioso, sino que
se esmeró por eliminar del horizonte del pensamiento humano toda trascendencia fundamentada
en Dios. El desarrollo de esta emancipación evoluciona progresivamente desde el escepticismo
de Descartes (1596-1650) y el “desencanto” metafísico inaugurado por Kant (1724-1804) hasta
la muerte de Dios declarada por Nietzsche en la edad contemporánea (1844-1900).

Este nuevo enfoque que aleja al hombre de Dios y le quita el fundamento trascendente
que la Edad Media había sostenido y atesorado durante tanto tiempo, tiene sus consecuencias
dentro de la existencia humana. El mismo Nietzstche es reflejo de este nuevo hombre que
volcado hacia sí mismo critica fuertemente a toda institución social y a todo fundamento sobre la
que repose o se haya afianzado cualquier esperanza, juzga “el progreso” y a la misma
modernidad como una idea falsa, debilita las pretensiones de la verdad en las ciencias exactas y,
posteriormente, en contra de todos los espiritualismos, declara la muerte de Dios (Giovanni
Reale y Darío Antíseri, 1988).

La experiencia de las guerras en el siglo XX llevarán al hombre a plantearse nuevamente


su existencia y a buscar su fundamento; sin embargo, habrá que buscar nuevos métodos para
anclar al hombre a su existencia. Edmund Husserl (1859-1938) con la fenomenología intenta
superar la oposición entre objetivismo y subjetivismo; Martin Heidegger (1889- 1976) replantea
el problema del ser desde una ontologia fundamental, pero al develar al hombre bajo esta

J. Isbaal Varela Guarista 1


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

plataforma de pensamiento lo describe como un ser para muerte. A fin de cuentas Heidegger
prepara una renuncia a toda actitud básica científico-tecnomórfica que conduce al nihilismo (E.
Coreth, P Ehlen, G. Haeffner y F. Ricken, 1989); A su vez , Max Scheler (1875-1928) se opone al
moralismo kantiano del deber y desarrolla una ética basada en el valor, que le permite llevar
acabo un análisis crítico del subjetivismo ético en el mundo moderno, es decir, la antropología
del burgués, el cual es un hombre desconfiado y resentido que se fanatiza de los valores útiles
pero es insensible ante el valor de lo trágico (Giovanni Reale y Darío Antíseri, 1988).

Ya en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Th. Adorno (1903-1969) y M.


Horkheimer (1895-1973), representantes de la Escuela de Frankfurt, después de la desilusión al
no ver cumplidas las expectativas que progreso que la modernidad prometió, exponen lo
siguiente: “Lo que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la
humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un nuevo
género de barbarie” (M. Horkheimer y Th. W. Adorno, 1994. Pág 51).

El desarrollo del hombre a partir del giro antropocéntrico que generó la modernidad, sin
duda ha sido un camino al descubrimiento de qué es el hombre; sin embargo, la constante lucha
por liberarse de toda atadura lo llevó a desvincularse incluso del fundamento primordial que lo
sostenía: Dios. Ahora vemos al hombre sumergido en su propio ego, lejos de Dios y carente de
esperanza. Es como si la humanidad se encontrase, como en la Comedia de Dante, frente a las
puertas del infierno cuyos dinteles rezan: “perder cuantos entrais toda esperanza” o en las
palabras del Zygmunt Bauman: “abandonen toda esperanza de unidad, tanto futura como pasada,
ustedes, los que ingresan al mundo de la modernidad fluida (Z. Bauman, 2000).

Sobre la relación entre fe y la esperanza


En este contexto y después de analizar la historia del pensamiento del hombre a partir de
la modernidad podemos preguntarnos: ¿Existe una relación entre la pérdida de fe y la pérdida de
la esperanza? ¿Encontró el hombre moderno la seguridad y la libertad que pretendía alcanzar con

J. Isbaal Varela Guarista 2


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

la ciencia y la técnica, fascinado por la promesa progresista del nuevo mundo, y que lo llevó a
alejarse de toda influencia religiosa, metafísica y espiritual?

En la teología de Santo Tomás de Aquino, al mencionar las virtudes teologales y al


preguntarse si existe un orden en el cual preceda una virtud de la otra, el Teólogo identifica dos
órdenes fundamentales: el orden de perfección y el orden de generación. En cuanto al orden de
perfección la caridad es mencionada como la virtud mayor, pero en cuanto al orden de
generación Santo Tomás afirma:

“La fe precede a la esperanza, y la esperanza, a la caridad, en cuanto a sus actos. Pues el


movimiento apetitivo no puede tender a algo esperando o amando a no ser que sea aprehendido
por el sentido o por el entendimiento”. Poco después el Teólogo concluye: “Por lo tanto, en

el orden de generación, es necesario que la fe preceda a la esperanza y a la


caridad” (Summa Theologiae, IIa.IIae q.62 a.4).

Por su parte, en Papa Benedicto XVI en su encíclica Spes Salvi, es más profundo en su
declaración al afirmar que “la fe es la sustancia de la esperanza” (Spes Salvi 10); para ello, el
actual Papa emérito se auxilia del presupuesto bíblico de la carta de los Hebreos que dice: “La fe
es la hypostasis de lo que se espera y prueba de lo que no se ve” (Hb 11,1)1. La fe es la sustancia
de lo que se espera. Citando a Tomás de Aquino, el Papa explica que, en esta concepción, la fe es
vista como el habitus, es decir, como la constante disposición del ánimo, con la cual comienza
en nosotros la vida eterna y la razón se siente inclinada a aceptar aquello que no se ve (Spes
Salvi 7). Vemos en esta teología una relación estrecha entre fe y esperanza. La fe que nos permite
aprehender aquello que está más allá de nuestros sentidos externos y la esperanza que dispone al
creyente a una vida nueva.

Por otro lado, para el papa Francisco, la característica de la fe es iluminar toda la


existencia humana y ésta nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su

1El Papa Benedicto hace referencia al término desde la traducción griega para aclarar el concepto de
substantia que se traduce en la versión latina de la carta a los Hebreos.

J. Isbaal Varela Guarista 3


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la
vida (Lumen Fidei 4). La fe es la respuesta del hombre a ese encuentro con el Dios vivo, el Dios
que se revela. Al responder, el hombre acoge esta Palabra como roca firme, para construir sobre
ella un sólido fundamento (LF 10). El Papa para ello se auxilia del vocablo utilizado en la biblia
hebrea: ’emûnah derivado del término ’amán, cuya raíz significa “sostener”. Para Francisco este
término puede significar tanto la fidelidad de Dios como la fidelidad del hombre. El hombre se
abandona en las manos de Dios; y Dios cumple sus promesas al hombre (LF 12).

Francisco sostiene que creer significa: “confiarse del amor misericordioso de Dios, que
siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se manifiesta en su capacidad
de enderezar lo torcido de nuestra historia” (LF 13). El gran aporte de Francisco al declarar esto
radica en subrayar el valor redentor y misericordioso de la fe. La fe no solo tiene la capacidad de
sostener la existencia humana, sino también por medio de la misericordia es capaz de acoger,
perdonar y enderezar la historia del hombre, algo que promueve en el interior de la persona la
esperanza de la salvación.

Contrario a esto, los pensadores contemporáneos sostienen que en el hombre no


solamente ha colapsado la confianza, sino que padece de una decadente voluntad de
compromiso. Bauman citando a Pierre Bourdieu, afirma que a la habilidad de hacer proyecciones
a futuro, le es conditio sine qua non todo pensamiento “transformativo” y todo esfuerzo por
reexaminar y reformar el estado actual de las cosas; sin embargo, estas proyecciones a futuro
difícilmente aparecen en aquellos que no tiene control de su presente (Bauman, 2000).

Ante toda esta situación vemos que la falta de solidez de la sociedad actual la cual “tiende
a menudo a aceptar como verdad solo la verdad tecnológica porque es funcional y más práctica
para la vida (LF 25), llevó al hombre moderno y contemporáneo a menospreciar las verdades de
fe por “antojase” como un espejismo que le impedía avanzar como hombres libres al futuro (LF
2); sin embargo, este mismo esfuerzo por privilegiar la “luz de la razón autónoma” no logró

J. Isbaal Varela Guarista 4


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

iluminar suficientemente el futuro, dejando al hombre en obscuridad y con miedo a lo


desconocido (LF 3).

Dar razón de la fe y la esperanza


Ante todo este panorama y a la luz de la visión de Santo Tomás y los dos Pontífices vale
la pena plantearse el valor de la fe y la esperanza para el mundo contemporáneo. El hombre
actual que vive en la obscuridad con frecuencia se pregunta sobre su existencia y la
responsabilidad que tiene ante él mismo, para lo cual se descubre necesitado de salvación. Karl
Rahner lo expone así:

El hombre como sujeto libre está encomendado responsablemente a sí mismo, en tanto que él ha
devenido para sí mismo como objeto de su auténtica y originaria acción una de la libertad, la
cual afecta al todo de su existencia humana, puede hablarse ahora de que el hombre tiene una
salvación y de que la auténtica pregunta personal de la existencia es en verdad una pregunta de
salvación (K. Rahner, 2007. Pág 59).

Pero esta salvación, en la que el hombre es redimido y liberado se lleva acabo por medio
de la fe en nuestro Señor Jesucristo, que murió y padeció por nosotros (Rom. 5,1-11), por Él
hemos sido liberados (Gal 5,1); y esta fe que nace de un encuentro que se produce en la historia e
ilumina el camino a lo largo del tiempo, tiene necesidad de trasmitirse a través de los siglos (LF
38) y está destinada a pronunciarse y convertirse en anuncio (LF 22) para ser compartida por la
Iglesia y así formar un solo cuerpo y un solo espíritu (LF 47).

Para que esta fe sea fecunda y pueda generar una verdadera esperanza es necesario que
no sea solamente la transmisión de una noticia, debe de trasformar la vida del hombre. Quien
tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva (Spes Salvi 2). Dios que se ha
revelado y que ha mostrado su Rostro en Cristo no es para el cristiano algo informativo sino
performativo, es decir, esta experiencia puede transformar la vida del hombre hasta hacerlo
sentir redimido por la esperanza (Spes Salvi 4).

J. Isbaal Varela Guarista 5


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

El cristiano, sabiendo que nada contra corriente en un mundo secular que vive
desesperanzado y falto de fe, está llamado a dar razón de nuestra fe y esperanza a todo aquel
que nos la pida (1Pe 3,15). “Aun en momentos duros y tiempos de cruz nada puede destruir su
alegría sobrenatural que se adapta y se transforma y permanece como brote de luz, ya que vive
en una seguridad interior, serenidad esperanzada que le permite una satisfacción espiritual
incomprensible para los parámetros mundanos” (Gaudate et Exultate 125). Quien ha salido de las
tinieblas y conoce al que es la Verdad y vive en la esperanza del mundo futuro, está dotado de un
fuerza sobrenatural que con frecuencia el mundo no comprende.

La sociedad líquida sobre la que camina el hombre actual, ha hecho evidente que frente a
los impetuosos vientos en contra y la falta de sustento para permanecer de pie, ante los
cuestionamientos más profundos de su existencia y al no encontrar un fundamento sólido en el
que pueda sostenerse, la humanidad es impulsada a gritar: ¡Sálvame! mientras se hunde en su
propia realidad (Mt 14,30). Las consecuencias del secularismo al despojar al hombre de todo
fundamento religioso e intentar expulsar a Dios de la realidad humana, solo llevaron al hombre a
una existencia desesperanzada y carente de sentido.

La fe que se nos ha dado como don, es el inicio de un camino de renovación del hombre
que lo lleva a una existencia llena de esperanza y solidez, que lo faculta de seguridad interior y
serenidad, pero sobre todo que le ayuda a comprenderse a sí mismo en la persona de Cristo,
quien es la luz que ilumina su existencia y fin último de perfección al que aspira.

J. Isbaal Varela Guarista 6


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

Bibliografía:

Aquino Tomás, Summa Theologiae, IIa.-IIae. q. 62 a.4

Bauman Zygmunt, 2000, Modernidad Líquida, Argentina.

Benedicto XVI, 2007, Spe Salvi, Roma, Editrice Vaticana.

Conferencia Episcopal Española, 1998, Biblia de Jerusalén, Bilbao,

Coreth Emerich, H Schöndorf, 1987, Filosofía de los siglos XVII y XVIII, Barcelona.

Coreth E., P. Ehlen, G, Haeffner, F. Ricken, 1989, Filosofia del siglo XX, Barcelona.

Francisco, 2013, Lumen Fidei, Ciudad del Vaticano, Editrice Vaticana. 




Francisco, 2018, Gaudate et exultate, Ciudad del Vaticano, Editrice Vaticana.

Horkheimer M. y Th. W. Adorno, 1994, Dialéctica de la Ilustración, Madrid.

Rahner Karl, 2007, Curso Fundamental sobre la fe, Introducción al concepto del cristianismo,
Barcelona.

Reale Giovanni, Darío Antiseri, 1988, Historia del pensamiento filosófico Teológico y Científico
III del romanticismo hasta hoy, Barcelona. 


J. Isbaal Varela Guarista 7


Recuperar la fe en un mundo desesperanzado: las consecuencias de la secularización

J. Isbaal Varela Guarista 8

También podría gustarte