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Los diplomáticos no pueden ser detenidos aunque

sean descubiertos delinquiendo


El término jurídico “inmunidad diplomática” se refiere a la dispensa de penas e
incluye el derecho de los diplomáticos y sus familias a no ser llamados a juicio ni
estar obligados a testificar en un país extranjero. Los diplomáticos tienen por
tanto inmunidad de jurisdicción penal, es decir, no pueden ser responsabilizados
por actos delictivos o ser detenidos incluso si son descubiertos en delito
flagrante, y administrativa y civil, como un contencioso con la administración o
una denuncia no criminal. Con todo, los diplomáticos deben respetar las leyes del
Estado receptor.

Las misiones y sus miembros gozan además de ciertos “privilegios


diplomáticos”, como exenciones fiscales y arancelarias. El personal técnico y
administrativo de las embajadas también posee inmunidad penal limitada al
ejercicio de sus funciones oficiales, pero no tienen los mismos privilegios, pues,
por ejemplo, pueden ser sujetos a inspección de aduanas.

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