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En cuanto a los rios Pepiry Guazú y San Antonio hacia una referencia
especial como articulo 2 9; pero expresando solamente que son los que
fueron reconocidos por los demarcadores del tratado de 1750. El Con
greso de la Confederación Argentina, al aprobar el tratado de 1857,
consignó en ia ley respectiva que “era entendido por los rios Pepiry
Guazú y San Antonio, que se designan como limites en el articulo l 9 del
tratado, son los que se hallan más al Oriente con estos dos nombres, se
gún consta de la operación a que se refiere el articulo 2° del mismo”, esto
es, del reconocimiento efectuado en 1759 por los demarcadores. Esta
aclaración no satisfizo al Brasil, y el tratado de 1857 quedó sin efecto,
pues no fue posible realizar el canje de las ratificaciones.
Finalmente, cumpliendo un acuerdo del 7 de setiembre de 1889 ¡os
gobiernos argentino y brasileño sometieron la cuestión de limites al arbi
traje del Presidente de los Estados Unidos. El fallo, dado el 5 de febrero
de 1895 por el Presidente Cleveland, admitió la tesis del Brasil.
Los gobiernos argentino y brasileño firmaron un tratado el 6 de
octubre de 1898* fijando los limites como consecuencia de ese laudo. La
demarcación en el terreno quedó terminada en 1904.
^ 3. La cuestión de límites con Chile fue la más trabajosa y delicada
de todas las que sostuvo la República Argentina.
Al erigirse ambos paises como independientes era indudable que la
frontera estaba constituida por la Cordillera de los Andes. Según la Real
Cédula del 21 de mayo de 1681, la “Cordillera Nevada” dividía “el Reino
de Chile de las provincias del Río de la Plata” . Posteriormente, docu
mentos públicos de la mayor importancia declaraban eso mismo: la
Constitución chilena de 1833 y el tratado de paz y reconocimiento entre
Chile y España de 1846. En el tratado de paz, amistad, comercio y
navegación entre Argentina y Chile del 30 de agosto de 1855 (art. 39) se
consignó el principio del uti possidetis , que por lo visto aludía a la Cordi
llera: ambos paises reconocieron en aquél como “limites de sus respecti
vos territorios los que poseian como tales al tiempo de separarse de la
dominación española el año de 1810”, y convinieron en aplazar las cues
tiones que habían podido o pudieren suscitarse sobre esta materia para
discutirlas después amigablemente sin recurrir a la violencia y en caso de
no arribar a un completo acuerdo someter la decisión al arbitraje de un
pais amigo.
. Sin embargo, un nuevo factor habíase introducido en el problema de
precisar los limites de la frontera: la fundación por Chile, dentro del
Estrecho de Magallanes, de Fuerte Bulnes, trasladado poco después a
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Punta Arenas. Aquel hecho motivó en 1847 una reclamación del gobier
no argentino. Chile no ocultaba su aspiración a poseer la Patagonia
desde el rio Diamante (Mendoza) hasta el Cabo de Hornos. En 1872,
cuando se iniciaron negociaciones diplomáticas para fijar los limites,
aquellas pretensiones fueron reducidas un tanto: Chile, estimando que le
interesaba sobre todo asegurarse el Estrecho de Magallanes y las tierras
adyacentes a uno y otro lado, propuso adoptar como limite “el paralelo
43 desde ei Atlántico a la Cordillera de los Andes” . A esta proposición
oponía la Argentina sus derechos a toda la Patagonia, fundados en el uti
possidetis de 1810. que alcanzaba hasta la Cordillera de los Andes, estaba
demostrado por el hecho de que la Patagonia dependía de las autorida
des de Buenos Aires y ese hecho habia sido bonificado con la fundación
de poblaciones realizadas por ellas tanto en la época colonial (Puerto
San José, Carmen de Patagones, San Julián y Puerto Deseado), como
ulteriormente (Puerto Santa Cruz, en 1859, y Rawson en 1865). Los
negociadores no pudieron llegar a un entendimiento, y la situación diplo
mática se tornó muy delicada.
En 1874, Chile redujo sus aspiraciones, proponiendo fijar el limite en
el rio Santa Cruz; pero el gobierno argentino declaró que no cederia
tierra alguna sobre el Atlántico. En esta situación, un incidente, acaecido
en 1876 —precisamente cuando se reanudabán las negociaciones— ,
estuvo a punto de provocar la guerra: una nave chilena habia apresado,
en la boca del rio Santa Cruz, a la barca francesa Jeanne Amélie, que
poseia permiso de las autoridades argentinas para cazar lobos marinos en
esas costas. Vista la imposibilidad de resolver la cuestión de limites por
entendimiento directo, subscribiéronse en 1878 dos convenciones con el
propósito de finiquitarla por medio del arbitraje; pero esos convenios no
fueron ratificados .31
Dos años después, con los buenos oficios desempeñados por los
representantes de Estados Unidos en Santiago y en Buenos Aires, se dio
el paso decisivo: fue el Tratado Irigoven-Echeverria, firmado en esta
última ciudad el 23 de julio de 1881.* Este tratado adoptó como limite de
•" Eran la convención Elizalde-Barros Arana, del 18 de enero de 1878. que sometia ia
cuestión de limites al arbitraje y resolvía ei incidente de la Jeanne Amélie-, y la convención
Fierro-Sarratea. del 7 de diciembre de 1878. en la que. reconociéndose la jurisdicción
argentina en las costas del Atlántico, incluso la boca oriental del Estrecho de Magallanes, y
la jurisdición de Chile dentro de éste, sin que todo ello constituyera derecho, acordábase
que una comisión arbitral mixta resolviera la cuestión de limites con arreglo a derecho y
som etiendo a un tercero los puntos en que no se llegara a un acuerdo definitivo.
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Norte a Sur la Cordillera de los Andes hasta el paralelo 529 y desde éste
una linea convencional que asigna a C hile‘el Estrecho de Magallanes y
divide en dos partes la Tierra del Fuego. Con esto Chile desistia de toda
pretensión a la Patagonia y Argentina al Estrecho de Magallanes.
franja de doce millas, a partir de las lineas de base del mar territorial. Es
decir, que por razones de defensa hay otra linea de jurisdicción marítima
exclusiva.
Como lo hemos señalado antes, el Tratado del Rio de la Plata no
sólo es un instrumento que fija limites, sino también abarca otros aspec
tos que lo hacen un verdadero estatuto del rio y del frente marítimo. Esas
disposiciones las analizaremos más adelante, al referirnos a la navega
ción, pesca, etc., en los ríos internacionales. Sólo creemos necesario
destacar aqui que en el artículo 87 referente a solución de controversias
que no pudieren solucionarse por negociaciones directas, se prevé un
recurso a la Corte Internacional de Justicia, por demanda de cualquiera
de las partes. De acuerdo con el procedimiento conciliatorio considera
do para el Rio de la Plata por intermedio de la Comisión Administrativa,
si dicha comisión no llegara a acuerdo, lo comunicará a ambos paises
para que se intente solucionar la cuestión por negociaciones directas y si
dentro de ciento ochenta días no hubiere solución, se abre la via de la
Corte, a demanda de cualquiera de las partes.
6. La República Argentina sostiene su soberanía en las Islas Geor
gia del Sur y Sandwich del Sur y dentro del casquete triangular del
Antártico comprendido entre el paralelo 60? de latitud Sur y los meridia
nos 25? y 74? de longitud Oeste de Greenwich hasta llegar al Polo,
abarcando las Islas Oreadas del Sur y Shetland del Sur y la Tierra de
Graham con otras isias menores adyacentes. Funda su derecho en las
actividades desarrolladas en esa zona desde 1904, en la ocupación efecti
va y en la contigüidad geográfica.”
” La Corbeta Uruguay, perteneciente a la marina de guerra, salió de Buenos Aires el
8de octubre de 1903 en busca del explorador Otto Nordenskióld y sus acom pañantes, entre
los cuales figuraba un oficial de ia arm ada argentina, a quienes rescató en la Isla Seymour y
trajo de regreso. El 2 de enero de 1904 el gobierno argentino fundó en las Islas Oreadas un
observatorio astronómico y magnético, que desde entonces funciona perm anentem ente con
personal relevado cada año. A fines de 1904, la corbeta Uruguay hizo otro viaje en auxilio
de la expedición Charcot. ilcanzando hasta los 64» 57' de latitud Sur. En 1905 se estableció
en la Bahía Cumberland (Georgia del Sur), ia Compañía Argentina de Pesca, primera
empresa que se dedicó a la caza de ballenas en esas regiones. En 1927 el establecim iento de
las Islas Oreadas fue m ejorado con la instalación de una estación radiotelegráfica. M á s
adelante, el gobierno argentino consolidó su posición en la peninsula de Graham y s u s
adyacencias, erigiendo un faro en la Isia Gamm a del archipiélago M elchior(l942). instalan
do la baliza Lanusse en la Bahía M argarita (1943). una estación m eteorológica y radiolele-
gráfica en la Isla Gamma, un faro en Punta Py y una baliza luminosa en Cabo Ana (1947). y
estableciendo destacam entos en la Isla Decepción (1948). Almirante Brown v Base General
San M artin (1951), Bahia Esperanza (1952), Bahia Luna (1953) y Base General Manuel
Belgrano (1955).
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33 Caillet-Bois, Ricardo R.( Una Tierra Argentina. Las Islas Malvinas. Buenos AlTes,
1948, p ág s. 299-311.
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41 H acia fines del siglo XVI el archipiélago figura en algunos mapas con el nombre de
“ Ascensión’-. Pero esta nueva denominación no ofrece interés del punto de vista jurídico,
porque todos los mapas en que ella aparece son posteriores a los mapas españoles que han
sido m encionados más arriba.
Existen mapas hechos en Alemania, desde 1548 hasta 1598, en que tam bién figura el
archipiélago, ya sea con nombre o sin él. Se inspiran en el mapa español de Santa Cruz,
según lo observa Goebel ( op. cií., cap. I, nota 81), y su aplicación en los paises germ ánicos
era consecuencia de la unidad política existente en la época de Carlos V entre España y
Alemania.
41 Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Copias de documentos del Archivo General de
Indias, t. 37, doc. 839.
44 Dice el libro de bitácora: “A los 4 del dicho y año (léase 4 de febrero de 1540), de
mañana por la m añana, vimos tierra, la cual nos paresció unas ocho o nueve islas, que en la
carta están, é por sernos ya metidos entre tierras, que teníamos tierra al Nor-Nordeste por
la parte de babor, y tam bién nos salla tierra por el Sur. E ansí por nos parescer é á mi é á
todos ser en las dichas islas, nos dejamos ir corriendo, paresciéndom e que entre ellas, según
amostraba la carta, habia canales para poder pasar, por estar en la carta sentada cada isla
sobre si, é todas limpias sin ningún bajo. Y nos ansí yendo a horas de medio día, vimos ser
toda la tierra una solam ente, que metía adentro grandes ensenadas con unas m ontañas muy
altas, a m anera de islas, é luego miramos a notro bordo, para ver si podríamos doblar la
tierra que víamos al Noroeste. Velejamos todo aquel día hasta la noche sin la poder doblar,
é viniendo la noche, viramos en la vuelta del Sur, por si por la otra parte podíamos pasar”
(Torres de M endoza, Colección de Documentos Históricos en los Archivos de Indias, t. 5, pág.
551).
45 G oebel, op. cit., págs. 17-28.
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51 Al evacuar Puerto Egmont los ingleses colocaron una placa de plomo con una
inscripción expresando que las Islas Falkland pertenecen de derecho a Gran Bretaña y que
se deja esa placa com o m arca de posesión. Tan singular proceder carece de efecto jurídico.
En cuanto a la forma, porque tratarlase de una m anifestación anónima -pues no emana de
docum ento oficial abonado por firma auténtica-, un hecho revelador, cuando más, de que
otras personas, ahora ausentes, han estado antes en el lugar; y, en el supuesto de que fuese
viable como advertencia de un presunto derecho, constituiria tan sólo un acto unilateral
que no se hace llegar, sin embargo, a terceros interesados por conducto diplomático, esto
es, del modo que siem pre ha sido de rigor para que ellos puedan adoptar la actitud
correspondiente. En cuanto al fondo, la m encionada inscripción resulta innocua, porque
invocaría, en lodo caso, una posesión ficticia, inadmisible ya en aquella época, y más
todavía una posesión carente de todo valor ante la evidencia de que están presentes las
autoridades españolas ejerciendo posesión efectiva y consentida.
“ Se ha pretendido que la ocupación de Port Louis y su transferencia ulterior a
España no atribuyen derechos de posesión a ésta porque, según el art. 6' del "Pacto de
Familia” subscripto el 15 de agosto de 1761, los reyes de España y de Francia se
garantizaban m utuam ente sus respectivos territorios, y por lo tanto los franceses no podían
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transferir a España una posesión que no habían obtenido. Esta objeción no alcanza a anular
los derechos de España a las Malvinas, fundados principalmente «n la prioridad de la
ocupación efectiva.
La instalación de Bougaiville tuvo los efectos jurídicos de una gestión de,negocios en
cosa ajena; pues España, invocando precisamente el "Pacto de Familia", recibo de manos
de Bougainville el establecim iento erigido en Port Louis, indemnizándole por los gastos
efectuados, y perm itió perm anecer en el lugar a los colonos franceses que lo desearan, todo
lo cual significa que España reivindicó y obtuvo como suyos los derechos y deberes
inherentes a la instalación y mantenimiento de aquella posesión. V si por vía de hipótesis se
adm itiera que la ocupación francesa, por ser ilícita, no otorgó derechos posesorios a
E s p a ñ a desde el 2 de febrero de 1764. día en que se había realizado, no debe olvidarse que
ilícita fue, sin duda alguna, la ocupación realizada poV los ingleses en el año 1776. porque a
ellos estaba prohibido, en virtud de tratados vigentes, navegar y ocupar territorios en los
dominios españoles, resultaría en consecuencia que, siendo ilícitas y sin valor ambas
ocupaciones -tanto la francesa como la inglesa-, quedaría en píe en todo caso como prim era
y única ocupación incuestionable la iniciada por España el 2 de abril de 1767. esto es, el dia
en que se retiraron los franceses y quedaron instaladas autoridades españolas.
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