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LA SEXUALIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

 ¿Cuándo comenzar a hablar con tus hijos sobre sexualidad?

Desde que los niños/as son pequeños/as tienen una enorme curiosidad por el cuerpo, por la
sexualidad. Habitualmente, hacia los dos años o dos años y medio, los niños/as se manipulan los
genitales y empiezan a surgir cuestiones relacionadas con los genitales masculinos y femeninos, las
diferencias entre niños y niñas, las mujeres embarazadas, cómo vienen los bebés al mundo, etc.
Desde que los niños/as adquieren el lenguaje y empiezan a mostrar este tipo de inquietudes, se
puede comenzar a hablar de sexualidad, aunque no existe una edad fija a la que se recomiende
empezar a tratar este tema. Como venimos diciendo, depende un poco de las curiosidades o
manifestaciones que exprese el niño/a.

En cualquier caso, más importante incluso que la edad adecuada para hablar al niño/a de
sexualidad, es la actitud que se transmite mediante el lenguaje no verbal al contestar a este tipo de
cuestiones, esto es: el tono de la voz, la seguridad en las informaciones, el mostrar tranquilidad y
naturalidad al hablar… Todos estos aspectos (dotados de un significado implícito respecto a la
actitud de los adultos sobre lo relacionado con la sexualidad y su comodidad para compartir con los
niños/as diferentes inquietudes de estos últimos) son captados de inmediato por el niño/a,
condicionando la expresión de sus curiosidades sobre la sexualidad en el futuro. Asimismo, es
también muy importante, adaptar el lenguaje a su edad, y a su nivel de conocimiento y comprensión.

 ¿Cómo comenzar a hablar con ellos/as sobre este tema?

Es importante que se hable con normalidad, de forma natural y espontánea a medida que vaya
surgiendo, aprovechando situaciones como las comentadas, sin esperar a que llegue el momento
idóneo y sin pretender tener largas charlas sobre sexualidad, ni censurar la opinión que el niño/a
manifieste (sin que esto implique estar de acuerdo en todas sus decisiones). También es importante
no forzarlos a hablar, ni transmitir la información de manera formal como si de un discurso se
tratase. A veces, puede convenir hablar de las propias inquietudes, sensaciones o miedos respecto
a la sexualidad. Esto también es una forma de que ellos/as se abran, y pongan en duda el concepto
de la sexualidad como tema tabú, al apreciar una actitud abierta por parte de los padres.

No debemos esquivar el tema, sino tratar de concebir estos momentos como una ventaja para
aumentar la intimidad y afectividad entre padres-hijos, abrir caminos de discusión y sobre todo
proporcionarles seguridad para generar en ellos/as una disposición favorable a hablar sobre la
sexualidad.

 ¿Qué hay sobre la masturbación en niños y niñas?

Entre los dos y tres años, suelen manipularse los genitales por puro placer, son los primeros pasos
para el descubrimiento de su la sexualidad. Conforme van creciendo, este interés por sensaciones
agradables puede aumentar; y sobre los 6/7 años, el niño/a ya conoce ligeramente el significado de
lo que hace. Según establece la Asociación Española de Pediatría, uno de cada tres preescolares se
masturba, experimentando. Una actitud negativa o de desaprobación ante este hecho por parte
de los padres, lo llevarán a vivir con angustia las situaciones sexuales y a construir una concepción

Fuente: https://www.psicohuma.com/
negativa en torno al sexo y a la exploración de su cuerpo. Sí es importante inculcar al niño/a los
conceptos de intimidad y de respeto tanto hacia él/ella como a los demás. Y de la misma forma, los
padres deberán mostrar los mismos valores que transmiten.

 ¿Qué aspectos sobre sexualidad son importantes para transmitirle a los hijos/as? ¿Cuáles
son los intereses sexuales de los niños/as según las edades?

Como hemos dicho, por norma general, a partir de los dos años o dos años y medio, una vez que
tengan adquirido el lenguaje, es conveniente hablarles sobre las inquietudes que manifiesten.
Muchas de ellas, suelen estar relacionadas con las diferencias en el cuerpo de hombres y mujeres
(“mamá, ¿por qué yo tengo un pito y tú no?”), todo lo relacionado con la reproducción (fecundación,
embarazo y parto: “¿de dónde vine yo?”, “¿cómo salí de tu barriguita?”, “¿cómo me hicieron?”).
Todo lo preguntado puede ser contestado, al igual que respecto a cualquier área de la vida del
niño/a, adaptándonos por supuesto, a su capacidad de compresión y madurez.

A partir de los 7 u 8 años, suelen tocarse los genitales teniendo ya una idea sobre la connotación
sexual que implica, y aumenta su interés por jugar a juegos con algún comportamiento sexual (ej.
jugar a los novios), miran a los demás cuando están desnudos, pueden mostrarse más resistentes
a desvestirse delante de los otros… Este tipo de comportamientos forman parte del desarrollo
evolutivo de los/as pequeños/as, y han de ser entendidos y tratados con naturalidad mostrando una
actitud abierta para responder las cuestiones que planteen y ayudarles a forjar una actitud favorable
hacia el diálogo con los padres sobre lo relacionado con la sexualidad.

Ya sobre los 11 años aproximadamente, los/las preadolescentes suelen cuestionarse si son


“normales” en relación a su cuerpo o sus emociones, se preocupan por el tamaño del pene, pechos
o glúteos, y se interesan en hablar sobre sexualidad con los iguales, aunque no sepan con seguridad
el significado de lo que hablan. Así, es importante anticipar las cuestiones relacionadas con el
desarrollo madurativo. Conviene hablarles antes de que estos cambios aparezcan para que los
vivan de forma natural (p. ej. a los chicos: aparición de las primeras vellosidades, eyaculaciones,
cambio físico general, cambios de voz; y a las chicas: qué es y qué significado tiene la menstruación,
la aparición del vello en determinadas zonas del cuerpo, o el cambio físico que va a experimentar su
cuerpo…). Asimismo, es muy importante atender a las emociones que manifiestan, hablar con
ellos/as cuando se muestren preocupados por su cuerpo o su identidad, dialogar sobre las
diferentes orientaciones sexuales, etc.

En la etapa adolescente, además de lo anterior, también es preciso informarles acerca de las


enfermedades de transmisión sexual, los distintos métodos anticonceptivos, cómo o cuándo
empezar a tener los primeros encuentros sexuales… siempre favoreciendo el diálogo con ellos, y
promoviendo una actitud responsable y respetuosa respecto al sexo (con quién, cómo y dónde, uso
de anticonceptivos, ETS…).

Como conclusión, el desarrollo de una sexualidad saludable se indicia ya en la infancia, siendo la


misma uno de los pilares para el autoconcepto, la autoestima y la seguridad en la vida adulta. Es
responsabilidad de los adultos ocuparnos de que nuestros hijos/as, alumnos/as y pacientes puedan
vivir su sexualidad con tranquilidad, curiosidad y aceptación.

Fuente: https://www.psicohuma.com/

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