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Paradigma

El concepto de paradigma (un vocablo que deriva del griego paradeigma) se utiliza
en la vida cotidiana como sinónimo de ejemplo o para hacer referencia a algo que
se toma como modelo. En principio, se tenía en cuenta a nivel gramatical (para
definir su uso en un cierto contexto) y se valoraba desde la retórica (para hacer
mención a una parábola o fábula). A partir de la década del ’60, los alcances de la
noción se ampliaron y paradigma comenzó a ser un término común en el
vocabulario científico y en expresiones epistemológicas cuando se hacía
necesario hablar de patrones.
En este sentido, en su acepción como modelo, podríamos establecer un ejemplo
como el siguiente: “El trabajo de Valentino es un paradigma para muchos jóvenes
diseñadores”.
Una de las primeras figuras de la historia que abordaron el concepto que ahora
nos ocupa fue el gran filósofo griego Platón que realizó su propia definición de lo
que él consideraba que era un paradigma. En este sentido, el citado pensador
expuesto que esta palabra venía a determinar a lo que son las ideas o los tipos de
ejemplo de una cosa en cuestión.
El estadounidense Thomas Kuhn, un experto en Filosofía y una figura destacada
del mundo de las ciencias, fue quien se encargó de renovar la definición teórica de
este término para otorgarle una acepción más acorde a los tiempos actuales, al
adaptarlo para describir con él a la serie de prácticas que trazan los lineamientos
de una disciplina científica a lo largo de un cierto lapso temporal.
De esta forma, un paradigma científico establece aquello que debe ser observado;
la clase de interrogantes que deben desarrollarse para obtener respuestas en
torno al propósito que se persigue; qué estructura deben poseer dichos
interrogantes y marca pautas que indican el camino de interpretación para los
resultados obtenidos de una investigación de carácter científico.
Paradigma científico
El uso contemporáneo del término paradigma se empleó por primera vez a
propósito de las ciencias, y es fruto del pensamiento de Thomas Kuhn (1922-
1996), un físico, historiador de la ciencia y filósofo estadounidense, a partir de
1960.
Según él, un paradigma es “una completa constelación de creencias, valores y
técnicas” que definen el ejercicio de una disciplina científica en un momento
determinado de su historia, esto es, su modo general de entenderse a sí misma:
los métodos que elige, los problemas que aborda y las teorías que acepta y da por
sentadas.
Paradigma interpretativo
El Paradigma de investigación Interpretativo es una perspectiva o modo de
concebir la realidad. Desde esta perspectiva, entre el investigador y el hecho que
se estudia se construye una relación dialéctica.
Paradigma crítico
El paradigma crítico por tanto, se caracteriza por ser emancipador, ya que invita al
sujeto a un proceso de reflexión y análisis sobre la sociedad en la que se
encuentra implicado y la posibilidad de cambios que el mismo es capaz de
generar.

Enfoque empírico analítico: Círculo de Viena


Círculo de Viena: El Círculo de Viena se originó a comienzos de los años veinte
como un grupo de discusión informal en la Universidad de Viena, presidido por
Moritz Schlick, sus planteamientos se conocen el nombre de neopositivismo o
Positivismo lógico.
Asume una actitud anti metafísica y enfatiza que en la ciencia todo debe
someterse a observación directa y comprobación mediante la experimentación. Lo
fundamental del Círculo de Viena fue el principio de verificación, según el cual sólo
tienen sentido las proposiciones que pueden verificarse empíricamente
(es aquel basado en la experiencia, en último término, en la percepción), a través
de los hechos de la experiencia y de la lógica. Únicamente tiene por verdadero y
pleno de sentido lo que expresa un estado de cosas de manera objetiva; se sigue,
entonces, que en la ciencia todo debe someterse a observación directa y a
comprobación mediante la experimentación. Utilizaban el método Inductivo (de lo
particular a lo general, hechos adquiridos a través de la observación) cuyos
postulados fundamentales son:
- La investigación científica comienza con la observación parcial o experiencia
personal.
- Las observaciones son formuladas mediante hipótesis primarias o enunciados
singulares, totalmente libres de prejuicios mentales, describiendo un determinado
acontecimiento o estado de las cosas en un lugar y un momento prefijados.- Los
enunciados singulares derivan en enunciados universales.
- Mediante el procedimiento se llega a la elaboración de teorías generales que se
someten a contrastación por medio de un método adecuado de observación o
experimentación para verificar sus implicaciones.
- Si la contrastación tiene éxito se acepta la teoría; de otro modo se rechaza. Que
el conocimiento se deriva objetivamente de los hechos objetivos vacíos de
opiniones personales los filósofos continentales del siglo XVII sostenían que el
alma tiene que ser inmortal porque el alma es una sustancia.

Falsacionismo de Popper
El falsacionismo es una doctrina epistemológica aplicada a las ciencias que
propone la falsabilildad como criterio para distinguir lo que es ciencia de lo que no.
Como tal, es una teoría filosófica obra del metodólogo Karl Popper, postulada en
1934 en su obra La lógica de la investigación científica.
El falsacionismo sostiene que para constatar una teoría es necesario intentar
refutarla mediante un contraejemplo. ¿Por qué? Pues porque la única forma de
corroborar la validez provisional de una teoría es cuando no es posible refutarla.
Desde este punto de vista, ninguna teoría puede considerarse absoluta o
definitivamente verdadera, sino aún no refutada. Así, el criterio de verificación de
una teoría no será el de su verificabilidad, sino el de su falsabilidad.
El falsacionismo de Popper también critica el principio de verificabilidad, lo cual
implica que, independientemente de que tengamos muchas pruebas para afirmar
una cosa, eso no significa que a continuación no encontremos una prueba que
eche por tierra nuestras observaciones previas.
Un ejemplo típico para ilustrar esto es el de los cuervos. No porque todos los
cuervos que hemos visto hasta el momento sean negros implica necesariamente
que todos lo sean. En cambio, al toparnos con uno que no lo es sí podemos
afirmar que no todos los cuervos son negros.
De allí que el método del falsacionismo proponga el avance de las ciencias
falsando sucesivas teorías para, de este modo, conociendo lo que no es, estar
cada vez más cerca de aquello que sí es.
Dentro del falsacionismo metodológico existen dos corrientes principales:
 Falsacionismo ingenuo, que es la teoría inicial de Popper, con su crítica al
principio de la verificabilidad y la consecuente necesidad de la refutación como
forma de validación, y
 Falsacionismo sofisticado, que es aquel desarrollado tardíamente por
Popper y criticado y reformulado por Imre Lakatos, según el cual la ciencia no
avanza únicamente mediante la refutación de teorías (pues muchas teorías
científicas nacen refutadas), sino con el programa de investigación científica,
que es una estructura que sirve de guía a la futura investigación.

El paradigma de Kuhn, lakatos,


laudan
En 1962 Thomas Kuhn publicó La
estructura de las revoluciones
científicas y, como consecuencia, el
término ‘paradigma’ se convirtió en una
expresión común entre los científicos. Sin
embargo, no se ha entendido
adecuadamente que Kuhn utilizó el
término con una teoría de la cognición
científica en mente que surge a partir del trabajo empírico en psicología. En
cambio, en muchos círculos se consideró que Kuhn sostenía una visión
irracionalista o escéptica de la ciencia. Me propongo articular la teoría de los
paradigmas de Kuhn como teoría de ejemplares y mostrar cómo el trabajo en
psicología y ciencia cognitiva después de la publicación de La estructura ofrece un
respaldo a la teoría de Kuhn. Esta teoría merece un mejor reconocimiento y una
investigación más profunda por parte de los científicos.
A partir de los años 60 y 70 del siglo pasado, la filosofía comienza a centrarse de
un modo mucho más específico en la ciencia. Si bien hay temas alrededor de la
ciencia que son anteriores (el problema de demarcación planteado por Popper
puede ser un buen ejemplo) será a partir de los sesenta cuando la filosofía de la
ciencia se constituya en una rama autónoma dentro de la filosofía, que se ha ido
desarrollando después de un modo imparable, constituyéndose en uno de sus
nervios centrales. La obra de Kuhn y Lakatos fue, en este sentido, pionera, y un
auténtico precedente de todo lo que vendría después.
Kuhn comenzó su formación centrándose en la historia de la ciencia, con lo que se
rompieron muchos de los prejuicios que el autor tenía sobre la ciencia. Gracias a
este estudio, Kuhn descubrió que la ciencia es también un producto histórico (de
ahí la palabra "revolución" en su obra, concepto típicamente historiográfico) y
social (de ahí derivará el concepto de paradigma). Kuhn intenta ofrecer una
imagen de la ciencia ajustada a su historia, con lo que hay que replantearse una
visión idílica de la ciencia que la identifica con un saber eterno y atemporal, con
esa imagen clásica de la ciencia que la concibe como la disciplina que atesora a
verdad. Kuhn resume el cambio científico con el siguiente esquema:

Wittgenstein
Wittgenstein sostiene que toda proposición filosófica es un error gramatical, y que
a lo más que podemos aspirar con la discusión filosófica es mostrar a los demás
que la discusión filosófica es un error. No son los problemas científicos los que
realmente importan: «Aunque todos los problemas científicos estén solucionados,
sentimos que no se han rozado siquiera los problemas vitales». Para él, lo
importante era delimitar por fuera el campo del conocimiento y del lenguaje y
señalar con ello el inicio del ámbito de la intuición, del sentimiento y del silencio. El
respeto a «lo más alto». En el punto (6.4) del Tractatus dice: «Todas las
proposiciones valen lo mismo», es decir, no valen nada. La secuela de lo místico
es que ayuda a dejar de hablar (pensar). Dice Russell, en una carta a una amiga
suya: «...creo que lo que más valora (Wittgenstein) del misticismo es su capacidad
de apartarle de pensar». Lo libera del peso agobiante del pensamiento y la
obsesión por encontrarle el sentido último a lo Real. En carta al editor Von Ficker
en pleno proceso de negociación de una eventual publicación de su obra en Der
Brenner dice: «el sentido del libro es ético (...) mi obra se compone de dos partes:
de la que aquí aparece, y de todo aquello que no he escrito.
Enfoque hermenéutico simbólico
La hermenéutica es la filosofía de la interpretación y su acción está ligada al hecho
de valorar el ser desde su proximidad integral con el lenguaje. El hombre, en tanto
ser que se desenvuelve en una cultura plural, y al mismo tiempo guarda
diferencias en su interpretación individual sobre los hechos y sobre las cosas de
dicha cultura, es objeto de estudio de la hermenéutica que lo liga a conceptos
como tiempo, energía, transformación, creatividad y sentido.
La hermenéutica se presenta como un canal de comprensión del sistema
simbólico, como una adecuación de lo imaginario, lo que en la simbología
hermenéutica llamaríamos: el diálogo entre el Eros y el Logos; lo imaginario y la
ley simbólica respectivamente.
Una de las preocupaciones más latentes de la hermenéutica actual es el lenguaje
y su sentido; y su estudio ha desembocado en las llamadas mediaciones
simbólicas. Existen actividades interdisciplinarias que estudian e investigan sobre
las situaciones en las que el hombre emprende las campañas heroicas del
conocimiento. La hermenéutica aparece entonces como una vinculación directa de
dichas campañas o acciones en vías del encuentro con un hombre hermanado
con la dialéctica. Es así como varias disciplinas como la filosofía, la antropología,
la sicología, la poética, entre otras, introducen el problema de la comprensión del
sentido y la comunicación entre el hombre y el mundo, y entre el hombre y el
hombre mismo; entre la unidad y la multiplicidad, la luz y la sombra, la verdad y la
mentira, la esclavitud y la libertad.
Para llegar a esa comprensión, estas disciplinas han tomado de la mano al mito y
le han pedido que hable, pues no es un problema del pasado que hay que
superar, la verdad es otra y su voz podría clarificar ciertos problemas de la
interpretación de nuestros días, del quehacer cotidiano que en su insistir en lo
mismo replantea una y otra vez el pensamiento de la aniquilación que nos
devuelve al vacío donde espera toda semilla el tiempo de su creación; y sigue
esperando, porque la vida ha tomado otro camino y se ha separado de su muerte
y parece que no nos volveremos a encontrar, sin que importe el lado en que nos
hallemos. Por eso debemos actuar en virtud de una conciencia creadora,
interpretando la posesión viva de la muerte, el sentarse con nosotros mismos para
asumir esa muerte, porque “asumirse a sí mismo es hoy rebelarse contra la
muerte enajenada y asumir la muerte propia” (Ortiz-Osés, 1986, p. 3).
Los símbolos también son lenguaje, a pesar de ser símbolos abstractos; pero en el
momento de una interpretación, más que símbolos, necesitamos palabras,
relaciones. Y para comprender el sentido que se desprende de la interpretación
debemos emplear ese sentido, activarlo en una comprensión efectiva para, de ese
modo, vincularlo al lenguaje que como dice Octavio Paz (1986): “En su realidad
última, se nos escapa” (p. 31).
Escuela de frankfurt habermas adorno y horkheimer
La designación Escuela de Frankfurt reúne la producción de una serie de
pesadores que iniciaron sus estudios en torno a la teoría marxista para, después,
hacer una reflexión crítica sobre las sociedades industrializadas.
Sus integrantes se reunieron en el Instituto de Investigación Social de la
Universidad de Frankfurt creado en 1924.
La escuela, de carácter interdisciplinaria, abarca estudios que van desde aspectos
sociales y económicos hasta los culturales. Con ella, se pone en crisis el concepto
de razón y la teoría tradicional, para dar paso a la denominada como teoría crítica.
Pero, ¿qué es la teoría crítica? ¿Cuál es el objeto de estudio de la escuela?
¿Quiénes son los principales representantes?
En 1924 surge el Instituto de Investigación Social adscrito a la Universidad de
Frankfurt bajo la dirección de Carl Grünberg hasta 1931, año en que Max
Horkheimer se puso al frente.
En este centro de investigación, de orientación marxista, se forman los filósofos
que, en la década de los 60, pasarían a denominarse como “Escuela de Frankfurt”.
En un primer momento, destacan las influencias de Hegel y Heidegger, también la
de Marx y Freud. Sin embargo, con el tiempo, rechazan algunas teorías de estos
pensadores, incluso critican el marxismo clásico. Poco a poco, el objeto de estudio
de la escuela se expande hacia la industria cultural.
Escuela de Frankfurt: Theodor Adorno, Walter Benjamín, Max Horkheimer, Herbert
Marcuse, Jürgen Habermas, Oskan Negt o Hermann Schweppenhäuser, Erich
Fromm, Albrecht Wellmer y Axel Honneth entre otros.
Desde esta perspectiva la Teoría Crítica se opone a la Teoría Tradicional como a
la teoría que surge en el círculo de Viena llamado Positivismo Lógico y esto en dos
niveles.
En el Plano Social: ya que la ciencia depende, en cuanta ordenación sistemática
de la orientación fundamental que damos a la investigación, como de la
orientación que viene dada dentro de la dinámica de la estructura social.
En el plano teórico-cognitivo: denuncia la separación absoluta que presenta el
positivismo entre el sujeto que conoce y el objeto conocido. Es decir, que cuanto
menos se meta el investigador en lo investigado, gracias al método, más objetivo y
verdadero será la investigación. De esta manera, se pierde el aporte del sujeto
que hace ciencia, se absolutizan los hechos y se consolida, mediante la ciencia,
un orden establecido.
JURGEN HABERMAS
(Düsseldorf, 18 de junio de 1929)
Es un filósofo y sociólogo alemán, conocido sobre todo por sus trabajos en
filosofía práctica (ética, filosofía política y del derecho).
Su pensamiento entronca con la Teoría Crítica de la Escuela de Fráncfort, su obra
adopta perfiles propios que le conducen a profundas divergencias con sus
maestros y predecesores.
Su primera gran obra fue su escrito de habilitación (1962), traducido al español
como Historia y crítica de la opinión pública.
A diferencia de Marx, Habermas entiende que el cambio social debe darse en un
ámbito simbólico, en el ámbito de la comunicación y el entendimiento entre los
sujetos. De este modo, esta crítica se asemeja a la reflexión que realizan Theodor
Adorno y Max Horkheimer.
Apel y las corrientes etnograficas y vivencialista
El primer contacto de Apel con la hermenéutica de Gadamer se produce a través
de la lectura de Verdad y método1. Sin embargo, el problema de la comprensión y
de las ciencias del espíritu en general no era ajeno a Apel, sino que formaba parte
de su formación e incluso es abordado en sus primeros trabajos. La tesis doctoral
de Apel, presentada en 1950 y dirigida por Erich Rothacker, se ocupa del
problema del conocimiento en Heidegger a través de un prisma kantiano2. En
1955, Apel publica un importante artículo sobre el concepto de comprensión3 y
comienza a trabajar en la elaboración de una historia de la filosofía moderna del
lenguaje que pusiera de relieve una tradición "olvidada", en la cual destaca el
carácter de apertura de mundo del lenguaje. Esos estudios comienzan con un
trabajo sobre Nicolás de Cusa para luego convertirse en el detallado análisis que
parte de Dante y concluye en Vico, y que conformará su trabajo de habilitación,
donde se acuña el término de hermenéutica trascendental para definir dicha
concepción del lenguaje4 opuesta a la tradición racionalista y de la búsqueda de
un "lenguaje universal" en la línea de Leibniz. Si se tienen en cuenta estos detalles
histórico-filosóficos, se puede observar claramente el punto de contacto entre los
propios intereses de Apel y esa gran obra fundacional que es Verdad y método5.
También Gadamer pone en valor y "rescata" la tradición humanista y de las
ciencias del espíritu, poniendo el acento en la importancia de la lingüisticidad de la
experiencia. En ese sentido, seguramente la publicación de Verdad y método
debió haber despertado en Apel un interés inmediato. Tal vez eso explique un
poco, al mismo tiempo, la radicalidad de la respuesta a esa obra que se ubicaba
en la tradición y el campo de intereses del cual Apel formaba parte. De hecho, en
La transformación de la filosofía6, Gadamer ocupa, en cuanto interlocutor, un lugar
muy destacado.
Sin embargo, la importancia de Gadamer para la filosofía apeliana no se reduce a
su etapa formativa y primera sistematización, a saber, desde sus inicios (1950)
hasta la publicación de su primera y más conocida gran obra (1973). Por el
contrario, en trabajos muy posteriores e incluso recientes, Apel ha seguido
teniendo como referente a Gadamer y no solo, como podría pensarse, como
objeto de una reconstrucción de sus propias tesis, sino como interlocutor
propiamente dicho. Dado que aquellos trabajos posteriores a La transformación de
la filosofía no han sido objeto de un análisis detallado en la literatura especializada
me propongo aquí analizar tres de ellos, en los que se abordan cuestiones ligadas
a la hermenéutica filosófica. Entiendo que tal indagación puede contribuir tanto al
análisis de la "historia efectual" de Verdad y método (principal fuente de Apel)
como a la historia de la pragmática trascendental, pero más allá de ello puede
servir incluso como plataforma para el abordaje de los problemas mismos.
Las referencias y comentarios a la hermenéutica de Gadamer son casi
permanentes en la obra de Apel y no hay un abordaje diferenciado por temas o
categorías, sino que el lector se encuentra generalmente con posicionamientos
sobre el conjunto, cuyas formulaciones reiteradas van abriendo matices
diferenciados. Sin embargo, por razones metodológicas y de exposición, creo
conveniente seleccionar una serie de textos y abordarlos de manera separada.
Perspectiva de Humberto Maturana, morin
Humberto Maturana Romesín es biólogo, filósofo y epistemólogo chileno, nace el
14 de septiembre de 1928 en Santiago de Chile. En 1947, a los 19 años de edad,
al egresar del Liceo Manuel de Salas, se inscribe en el programa de Medicina en
la Universidad de Chile. Siete años después, en 1954, gracias a una beca de la
Fundación Rockefeller para estudiar neurofisiología y anatomía, ingresa al
University College of London, y ya en 1958, a los 30 años de edad, había obtenido
el Doctorado en Biología en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. En
1960 volvió a la Universidad de Chile, y allí en la Escuela de Medicina en la que
había estudiado 11 años atrás, se desempeña como auxiliar en la asignatura
Biología.
Desde 1960 Maturana investigaba de manera profunda en dos campos científicos
separados entre sí, la percepción y la organización del ser vivo, y
simultáneamente se cuestionaba por la naturaleza y los límites del lenguaje
humano en tanto acción descriptiva de conocimiento, debido a que sus trabajos
sobre percepción del color en palomas le estaban haciendo dudar seriamente de
la validez de la supuesta objetividad cognoscitiva que el método científico
postulaba como logro esencial de sus afirmaciones explicativas.
La mente ya no es considerada una sustancia, sino un proceso, la causa es el
conocer. Por eso el pensamiento constructivista hace del hombre pensante el
único responsable de su pensamiento, de su conocimiento y hasta de su conducta
(conocer no es tener una representación del mundo exterior, sino acción inmediata
encarnada, que implica una disposición emocional, lingüística y corporal).
A su vez, este pensamiento se caracteriza por concebir la autonomía como
superadora de la visión mecanicista y determinista anteriormente mencionada.
Como explica Morin, “la definición de sujeto supone la autonomía-dependencia del
individuo”, en donde aparece una palabra clave como la de “autopoiesis”: de cómo
nos producimos a nosotros mismos (la construcción de sí mismo). Y es más, los
sistemas autopoiéticos no se caracterizan por su autoconservación estática, sino
por la autoproducción: por la capacidad de cada estado del sistema de participar
constitutivamente en la producción del estado subsiguiente, que solo se actualiza
en virtud de interacciones ambientales siempre condicionadas y reguladas por la
autorreferencia del sistema, es decir, que los componentes estructurales cambian
todo el tiempo.
El conocimiento entonces es construido a partir de las experiencias individuales.
Todos los tipos de experiencia son esencialmente subjetivos, y gracias a que
nuestra cognición y a nuestro sustrato biológico se superponen, forman aquella
vivencia que es la más familiar y al mismo tiempo la más indescifrable, la que nos
forma a nosotros mismos. Y es así como un organismo cognoscente evalúa sus
vivencias, sus experiencias, sus prácticas y porque las evalúa, las ajusta y las
calcula, entonces tiende a hacer que se repitan unas y sean evitadas otras. Von
Glasesfeld hace una referencia a esto diciendo que: “el saber es construido por el
organismo viviente para ordenar lo más posible el flujo de la experiencia en
hechos repetibles y en relaciones relativamente seguras”.

¿Cómo conocer al ser humano en la actualidad?


Somos seres racionales pero podemos decir que tenemos tres dimensiones: la
racionalidad, la voluntad y la afectividad. El hombre tiene distintas formas de
conocer:
 Conocimiento espontáneo: lo que se capta por los sentidos externos o el
sentido común. El hombre pide más: de ahí los niños y su constante “por
qué”: el hombre reclama profundidad.
 Conocimiento científico-experimental: capacidad de comprender cómo
funcionan las cosas o cómo es la realidad mediante un método según la
ciencia de la que se trate (biología, historia, química…). Corroborar con la
experimentación las hipótesis y conjeturas que surgen del conocimiento
espontáneo.
 Conocimiento intelectual: capacidad de trascender lo conocido. Formar
ideas, juicios, razonamientos… acercarse a lo esencial de la realidad y no
quedarse sólo en la superficie.
 Conocimiento por testimonio: por relación personal con otro.
 Conocimiento afectivo: empatía: reconocer la bondad o maldad de una
situación cotidiana; o intuir lo que le ocurre a alguien por lo que la
conocemos, por su reacción, por su mirada, por sus gestos.
Hay conocimientos teóricos y conocimientos prácticos. Lo que está claro es que
todos los conocimientos se dan en el hombre y no de manera exclusiva, a veces
se mezclan para llegar mejor a la verdad. El hombre es capaz de conocer aquello
que ve, pero también aquello que no ve porque profundiza y alcanza a
comprender el fondo de las cosas y de las personas. Para conocer el origen del
conocimiento humano es necesario analizar la forma de conocer de los más
pequeños, esto se aprende de manera práctica en el Grado Superior en
Educación Infantil Bilingüe.
“Nada es querido si no es previamente conocido”: la operación de la voluntad es
querer. La inteligencia nos hace conocer lo verdadero y la voluntad querer lo
bueno. Todos tenemos una tendencia natural a lo bueno: nadie busca hacerse
daño a sí mismo. Todos nos movemos entre el deseo y el querer. Lo ideal es que
deseo y querer vayan de la mano y que el deseo no ciegue querer lo bueno.
La voluntad es tan importante como la inteligencia, al igual que dedicamos tiempo
a estudiar para desarrollar la primera, no podemos dar por hecho que nuestra
voluntad ya está educada, hemos de conseguir adueñarnos de nuestra voluntad.
Saber qué queremos e ir a por ello. Para esto es necesario ejercitar las virtudes.
¿Cómo se ejercitan? La virtud se llega a conseguir con la repetición de actos
buenos que facilitan a la persona hacer lo que realmente quiere y no dejarse llevar
siempre por los deseos o las apetencias más básicas.

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