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Fisher nació en Saugerties, cerca de Nueva York. Murió ochenta años después, en 1947,
en Nueva York. Por su trayectoria vital, podemos decir que Fisher no solamente fue
economista, sino también estadístico, inventor y eugenista declarado. Entre sus
principales aportaciones destaca el haber contribuido a la difusión de la economía
neoclásica en Estados Unidos.
Aunque siempre mostró predilección por las matemáticas, decidió dirigir su camino a la
economía. Ello pudo estar causado por su padre, pastor congregacionalista, que le
inculcó la importancia de ser útil a la sociedad. Estudió en la Universidad de Yale,
donde obtuvo excelentes resultados, y en la cual fue el primer estudiante en obtener un
doctorado en economía, en 1891.
Como activista social, Fisher intentó influenciar en Roosevelt, en relación con las
medidas necesarias para superar la crisis. También fue un activista por la paz, se
posicionó en contra del alcohol y el tabaco e, incluso, promovió el veganismo. Además,
fue un activista contra la guerra, durante 1914, e hizo campaña por la adhesión de
Estados Unidos a la Liga de las Naciones Independientes.
Ecuación de Fisher
Fisher aportó a las matemáticas financieras la ecuación de Fisher. Con esta herramienta,
se calcula la tasa interna de retorno de una inversión. Ello se logra calculando las
relaciones entre las tasas de interés reales y las nominales, sin olvidar la inflación. Esta
ecuación se basa en la hipótesis de que la tasa de interés real es independiente de las
medidas monetarias y no está determinada por la tasa nominal.
Teorema de Fisher
Según este teorema, cuando los mercados de capitales son perfectos, las decisiones de
los inversores dependen únicamente del rendimiento que esperan y del tipo de interés.
Las circunstancias personales del sujeto que las adopta no tienen ninguna repercusión en
ello. Si éste puede financiar sus decisiones de inversión con un préstamo bancario, sus
preferencias temporales por el consumo no tienen por qué interferir en sus decisiones de
inversión.
Fisher trató de ofrecer una explicación de la Gran Depresión. Según su teoría, la crisis
fue causada por la explosión de una burbuja crediticia. Como consecuencia, se dieron
una serie de efectos que impactaron negativamente en la economía real.
Entre estos efectos, Fisher destacaba un recorte de gastos y ventas de liquidación para
pagar deudas e intereses, una reducción de préstamos que significó una caída en la
oferta de dinero, una bajada en el nivel de precios de los activos, una reducción de la
producción y, por tanto, del comercio y del empleo, o una caída en las tasas de interés
nominales y un aumento en las tasas de interés reales ajustadas por la deflación, entre
otros.
Esta teoría del pasado siglo señala que existe una diferenciación clara entre decisiones
de consumo y las de financiación, ya que individuos o empresas con capital pueden
financiar con el mismo a otros que no cuenten con suficiente nivel de capital para
acometer un determinado proyecto. Mediante esta relación ambas partes tienen la
posibilidad de acceder a un cierto nivel de provecho económico.
Al mismo tiempo, Fisher indica que las preferencias de carácter subjetivo están
relacionadas en cambio con las decisiones de consumo. Es decir, Fisher establece dos
pasos dentro del teorema, el primero de inversión y el segundo de consumo.
Esto sucede así porque si se actuara sin seguir este criterio y se escogiesen por ejemplo
proyectos con VAN negativo y no positivo la rentabilidad sería menor, a la vez que los
beneficios obtenidos. En otras palabras, sería más difícil acceder a los anteriores niveles
de posibilidades de consumo presentes y futuros.
Irving Fisher, quien es el creador de la ecuación que lleva su mismo nombre, la define
como una ecuación que, en el ámbito de la economía, relaciona los tipos de interés
reales y las tasas de inflación previstas o esperadas para un futuro ya sea cercano o
lejano. Se tiene que el término nominal significa el tipo observado en el mercado, un
ejemplo que aclare el término sería los prestamistas dado que requieren un aumento
neto en su poder de adquisición y que es del 3% anual y prevén una tasa de inflación del
2%, por lo que el tipo de interés nominal será del 5%.
Dicha ecuación establece mediante una igualdad, la forma en que se relaciona el tipo de
interés, tanto nominal como real, y la inflación prevista. La fórmula de la ecuación es la
siguiente:
i = r + pi
Siendo «i» el interés, «r» el valor real y «pi» la inflación.
Entre las interrogantes acerca de la aplicación de la ecuación tenemos el ¿por qué es útil
la ecuación de Fisher para explicar los tipos de interés?
Por lo que se concluyó que la ecuación de Fisher se cumple puesto que cuando la
inflación es alta, los tipos de interés nominales tienden a ser elevados y cuando es baja,
tienden a ser reducidos.
Esta estrecha relación que siguen las dos tasas puede comprobarse para diferentes
países dando más argumentos a la afirmación de que la ecuación de Fisher es una
fórmula a tener en cuenta si queremos predecir adecuadamente el comportamiento de
los tipos de interés.
Por otro lado dicha ecuación es apreciada por muchos inversores de Bolsa dado que los
precios de los bonos varían inversamente con los tipos de interés de forma que si se
predice apropiadamente la evolución de los tipos de interés, nuestras rentabilidades
en inversiones bursátiles pueden aumentar. Muestra de ello, es que empresas de Wall
Street contratan profesionales encargados de vigilar los movimientos de políticas
monetarias e inflación con tal de predecir mejor los tipos de interés.