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Hacia una Cultura de Paz

En la actualidad vivimos en un mundo en el que podemos encontrar ejemplos de


violencia en todas partes. Aunque se nos haya querido transmitir y hacernos creer el
mensaje de que vivimos en un mundo en desarrollo, progreso y bienestar, en dicha
realidad la violencia sigue existiendo, por tanto, ¿cómo es posible hablar de bienestar?
¿al bienestar de quién se está refiriendo?

A pesar de estar sumergidos en una realidad tan violenta, podemos encontrar


alternativas y movimientos sociales han dado claves para combatir el sistema en el que
vivimos y crear una sociedad que se sustente en valores de paz y que más positivamente
valoramos o incluso deseamos. Cambiar nuestra sociedad puede parecer una realidad
muy utópica, pero necesitamos de dichas utopías para creer que el cambio es posible y
trabajar en él. Además, como bien pudimos ver en el fragmento del libro Utopía para
realistas, lo que hoy parece imposible mañana puede darse.

La urgencia de un cambio en el planeta es innegable, y ya no solo desde la


perspectiva de las relaciones humanas y la sociedad, sino desde la perspectiva de la
naturaleza. El sistema capitalista se rige por la competitividad e individualismo, y es
capaz de arrasar con lo que se encuentre por el camino para conseguir el objetivo
principal que son las ganancias económicas. Ejemplo de ello son la explotación de las
personas, de los animales y de la naturaleza. Si hasta ahora no teníamos suficientes
luchas que llevar a cabo para combatir el machismo, capitalismo, racismo, etc. ahora se
nos suma a la lista el cambio climático o la crisis del medioambiente y el futuro de
nuestro planeta.

Es imprescindible que como futuros docentes creamos en la posibilidad del


cambio, y así se los trasmitamos a nuestro alumnado, pero a su vez, es necesario crear
mentes críticas. Es decir, no es suficiente con mostrarle que el sistema capitalista,
heteropatriarcal, colonialista, y un largo etc. actual es insostenible, sino que hay que
hacerles reflexionar sobre qué estilo de vida quieren llevar, qué valores quieren reforzar,
cuál va a ser su compromiso con el cambio, etc. Como bien sabemos a través de la
socialización naturalizamos muchas conductas, hábitos o valores, y por eso, es necesario
que los individuos se den cuenta de cómo han llegado a naturalizarlos sin que tal vez
quisieran que así fuera; allí es donde surge la posibilidad de cambio, al no compartir lo
que te han enseñado que es lo correcto con lo que desearías.

Dicha posibilidad de cambio además no hay que trasmitirla como un proceso


individual, donde se entiende que si cada uno lleva a cabo un proceso de deconstrucción
conseguiremos que la sociedad en su conjunto será diferente. Sino que hay que hay que
trasmitirlo como un proceso donde colectivamente se van construyendo las herramientas
para la transformación, relaciones basadas en otros valores, y priorizando el cuidado al
que le da gran importancia el feminismo. La individualización de la responsabilidad a
través de la creencia de que somos seres libres, es otro de los grandes engaños del
sistema neoliberal; pues es evidente que los seres humanos nacemos en un contexto
socioeconómico determinado que nos condiciona.

La Carta de la Tierra puede darnos la clave sobre el futuro en el que queremos


vivir, pues es un referente ético que nos puede guiar en el camino hacia el futuro. La
idea del cuidado en este documento se traslada ya no solo a las relaciones personales,
sino también a la naturaleza. Además, la Carta de la Tierra se crea desde abajo a arriba,
es decir, no es algo que viene impuesto desde las élites políticas, como, por ejemplo, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. No pongo en duda el valor de ésta
última declaración, pero no debemos olvidar su origen, en cómo se basa en los valores
impulsado por Occidente, y el énfasis que los países de Occidente tienen en extenderlo
al mundo. Al fin y al cabo, un acto más para imponer su visión e ideas al resto del
mundo.

La Carta de la Tierra, en cambio, se crea incorporando las propuestas de


diferentes movimientos y luchas de todo el planeta, es decir, es un documento que
involucra todas las visiones del mundo, sin excluir culturas o regiones. Y como bien he
dicho, se crea desde las bases de la sociedad, un aspecto muy destacable a mi parecer
¿No se supone que las élites políticas deberían de escuchar las demandas de su pueblo?
¿Por qué esta Carta no ha llegado a ser vinculante? Si este documento se convirtiese
realmente vinculante (digo realmente porque en muchas ocasiones se dice que son pero
luego en la práctica no se cumple lo acordado como con la Declaración de los
Derechos Humanos), el sistema y modelo socioeconómico actual en el que vivimos
desaparecería. Por lo que está claro que no interesa impulsar lo propuesto por la Carta
de la Tierra, ya que va en contra de los que quieren mantener el status quo.

Por otro lado, considero que no es necesario que exista un documento como la
Carta de la Tierra para que nos comprometamos a buscar alternativas al sistema, pues
con el malestar que produce y siendo consciente de ello debería de salir de nosotros
mismos. Además, si queremos asegurar que las generaciones futuras tengan donde vivir
será necesario que comencemos a cuidarla y protegerla, al igual que trasmitir a las
siguientes generaciones la importancia de hacerlo.

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