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Corona de Castilla

país de Europa (1230-1715)

La corona de Castilla (en latín, Corona Castellae), como entidad histórica, se suele considerar
que comienza con la última y definitiva unión de las Coronas de León y de Castilla, con sus
respectivos reinos y entidades, en 1230, o bien con la unión de las Cortes, algunas décadas más
tarde. En este año de 1230, Fernando III «el Santo», rey de Castilla desde 1217 (incluyendo el
reino de Toledo) e hijo de Alfonso IX de León y su segunda mujer, Berenguela de Castilla, se
convirtió en rey de León (cuyo reino incluía el de Galicia), tras la renuncia de Teresa de Portugal,
la primera mujer de Alfonso IX, a los derechos de sus hijas, las infantas Sancha y Dulce al trono
de León en la Concordia de Benavente.[1] ​

Historia

Del reino de León a los de León y Castilla


Véanse también: Reino de León y Reino de Castilla.
Animación que muestra la evolución geográfica de la Corona de Castilla a lo largo de los siglos

Alfonso X el Sabio

El reino de León surgió a partir del reino de Asturias, que ocupaba también la Asturias de
Santillana tras el pacto entre Pedro duque de Cantabria y don Pelayo de Asturias, que sellaron
con el casamiento de sus hijos. Castilla fue en principio un condado dentro del reino de León. En
la segunda mitad del siglo x, durante las guerras civiles leonesas, se comportó con cada vez
mayor independencia, para caer finalmente en la órbita navarra en el reinado de Sancho III el
Grande, que aseguraría el condado para su hijo Fernando Sánchez a través de su esposa
Muniadona, tras el asesinato del conde García Sánchez en 1028.[2] ​

En 1037, Fernando I se rebeló contra el rey de León, Bermudo III,[3] ​que murió en la batalla de
Tamarón,[4] [5]
​ ​convirtiéndose en rey de León a través de su matrimonio con la hermana de
Bermudo, Sancha.[6] ​El condado castellano se convirtió así en parte del patrimonio regio.
Desde el comienzo de la Reconquista la
frontera del Ebro había sido disputada entre Corona Castellae

Corona de Castilla
musulmanes, leoneses, navarros y aragoneses.
El Reino de Nájera y la Diócesis de Calahorra ←

fue incorporado finalmente a la Corona de ←

Castilla en 1176 después de pasar de mano en 1230-1715 →

mano desde el 923, destacando su ←

importancia en el Camino de Santiago


impulsado por santo Domingo de la Calzada y
por san Millán de la Cogolla.

A la muerte de Fernando, dividió sus estados


entre sus hijos. Su favorito, Alfonso, recibió el Bandera Escudo
reino de León[7] ​y la primacía que este título le
otorgaba sobre sus hermanos. A Sancho le
correspondió el estado patrimonial de su
padre, el condado de Castilla, elevado a
categoría de reino,[7] [8]
​ ​y el menor, García,
recibió Galicia.[9] ​La división duró poco: entre
1071 y 1072 Sancho derrocó a sus hermanos y
se anexionó sus estados,[10] ​pero murió La corona de Castilla hacia 1400
asesinado este último año,[11] ​con lo que su
Capital Corte itinerante[a] ​

hermano Alfonso VI logró reunificar de nuevo Madrid (1561-1601),


la herencia de Fernando I, que permaneció Valladolid (1601-
1606), Madrid (desde
indivisa hasta 1157. Este año falleció el
1606)[b] ​
emperador Alfonso VII, legando León a
Idioma principal Latín (hasta 1260)

Fernando II y Castilla a Sancho III. Sancho fue


Castellano (desde
sucedido por Alfonso VIII de Castilla, y 1260)
Fernando II fue por Alfonso IX, de cuyo Otros idiomas Asturleonés, gallego,
matrimonio con Berenguela de Castilla, hija de vasco y árabe
Alfonso VIII engendró a Fernando, el futuro Rey andalusí

Santo. Gobierno Monarquía

Rey
Al morir el hijo y sucesor de Alfonso de
 • 1230-1252 Fernando III
Castilla, Enrique I, en 1217, Fernando III heredó  • 1700-1746 Felipe V
de su madre el Reino de Castilla y accedió en
Legislatura Cortes de Castilla
1230, tras la muerte de su padre y renuncia de
las infantas Sancha y Dulce, al de León. Historia
 • Unión de Castilla y
Asimismo, aprovechó la debilidad del reino 1230
León
almohade para avanzar enormemente la  • Conquista de
2 de enero de 1492
Reconquista, tomando el valle del Guadalquivir Granada
mientras que su hijo Alfonso conquistaba el  • Descubrimiento de
12 de octubre de 1492
América
Reino de Murcia.
 • Unión de las
Coronas de Castilla y 14 de marzo de 1516
Los reyes de la corona de Castilla (Juana I)
Aragón
poseían los títulos de Rey de Castilla, León,  • Decretos de Nueva
1715
Navarra, Granada, Toledo, Galicia, Murcia, Jaén, Planta

Córdoba, Sevilla, los Algarves, Algeciras y Superficie


 • 1516[c] ​ 380 000 km²
Gibraltar y de las islas de Canaria y de las Indias
e islas y Tierra Firme del mar Océano y Señor de Población
 • 1516[c] ​est. 4 500 000 
Vizcaya y Molina.[12] ​Su heredero portaba el
     Densidad 11,8 hab./km²
título de Príncipe de Asturias.
 • 1594[c] ​est. 8 206 000 

Reinos de la Corona de Castilla


Moneda Real español,
maravedí

Notas
1. Burgos y Toledo se disputaban la prelación
en Cortes. Primacía de la Diócesis de
Toledo. Valladolid fue capital judicial desde
1371 (Real Chancillería de Valladolid) hasta
la creación de una segunda Chancillería en
Granada en 1505.
Unificación de las Cortes
2. Como capital de la Monarquía Hispánica.

3. No se incluyen los territorios de ultramar.

María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las


Cortes de Valladolid de 1295 Óleo sobre lienzo de Antonio
Cortes de Valladolid de 1295. Óleo sobre lienzo de Antonio
Gisbert Pérez. 1863. Congreso de los Diputados

La unión de los reinos bajo un soberano, tuvo como consecuencia aunque de forma no
inmediata la unión de las Cortes de León y Castilla. Se articulaban en tres brazos que
correspondían respectivamente a los estamentos noble, eclesiástico y ciudadano y aunque el
número de ciudades representadas en Cortes fue variando a lo largo del tiempo, fue el rey Juan I
el que fijó de una manera definitiva las ciudades concretas que tendrían derecho a enviar
procuradores a Cortes: Burgos, Palencia, Toledo, León, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Zamora,
Segovia, Ávila, Salamanca, Cuenca, Toro, Valladolid, Soria, Madrid, Guadalajara y Granada (a
partir de 1492).

Con Alfonso X, la mayoría de las reuniones de Cortes son conjuntas para todos los reinos. Las
Cortes de 1258 en Valladolid son De Castiella e de Estremadura e de tierra de León y las de
Sevilla en 1261 De Castiella e de León e de todos los otros nuestros Regnos. Posteriormente se
realizarían algunas Cortes separadas, como por ejemplo en 1301 (Burgos para Castilla, Zamora
para León), pero los representantes de ciudades piden que se vuelva a la unificación:

Los representantes castellanos solicitan: Pues yo agora estas cortes fazía aquí en Castiella
apartada miente de los de Estremadura de tierra de León, que daquí adelante que non fiziese nin lo
tomase por huso

Al igual que los leoneses: que quando oviere de facer Cortes que las faga con todos los omnes de
la mi tierra en uno en tierras leonesas.

Aunque en un principio los reinos singulares y las ciudades conservaron sus derechos
particulares (entre los cuales se hallaban el Fuero Viejo de Castilla o los diferentes fueros
municipales de los concejos de Castilla, León, Extremadura y Andalucía), pronto se fue
articulando un derecho territorial castellano en torno a las Partidas (h. 1265), el Ordenamiento
de Alcalá (1348) y las Leyes de Toro (1505) que continuó vigente hasta 1889, año en que se
promulga el Código Civil español.

El patronazgo y el pago del Voto

La justificación providencialista de los orígenes de cada reino y su primacía eran una cuestión
importantísima (no solo en la Edad Media, sino durante todo el Antiguo Régimen), y se
suscitaron debates en cuanto a la entidad sobrenatural que debía ejercer el patronazgo y en qué
territorio en concreto, con consecuencias incluso fiscales. El origen se remontaba a batallas
mitificadas de los siglos VIII al X, de las que las crónicas recogían intervenciones milagrosas: la
batalla de Covadonga, la batalla de Clavijo o la batalla de Simancas.

Véanse también: Voto de Santiago, Millán (santo) y Virgen de Covadonga.

La lengua castellana y las universidades

Universidad de Salamanca

Universidad de Alcalá

En el siglo XIII existían en los reinos de León y Castilla numerosas lenguas como el castellano, el
astur-leonés, el euskera o el gallego. Pero en este siglo el castellano comienza a ganar terreno
como instrumento vehicular y cultural (por ejemplo el Cantar de Mío Cid).

En los últimos años de Fernando III, el castellano se comienza a utilizar para ciertos
documentos. Pero la lengua castellana alcanza el título de oficial con Alfonso X. A partir de
entonces todos los documentos públicos se redactarán en castellano; asimismo las
traducciones en vez de verterse al latín se realizarán a dicha lengua:

Mandólo trasladar del arábigo en lenguaje castellano porque los homnes lo entendiesen mejor et
se supiesen del más aprovechar

Hay quien considera que la sustitución del latín por el castellano se debe a la fuerza de la nueva
lengua, mientras que otros consideran que se debió a la influencia de intelectuales hebreos,
hostiles al latín por ser la lengua de la iglesia cristiana.

También en el siglo XIII comenzarán a fundarse gran cantidad de universidades en los territorios
que formarían la Corona de Castilla, algunas, como las de Palencia, Salamanca o Valladolid,
serán de las primeras universidades europeas. En 1492 con los Reyes Católicos se publicará de
la primera edición de la Gramática sobre la Lengua Castellana, de Antonio de Nebrija.

A Alfonso X le sucedería su hijo Sancho IV en 1284 y a este, su hijo Fernando IV en 1295, que
durante su minoría de edad, regentaría el Reino su madre la reina María de Molina.

Siglos XIV-XV: reinado de los Trastámara

Batalla naval de La Rochelle (miniatura francesa del siglo xv). En ella la flota de la marina castellana, formada por naves
cántabras y vascas, obtiene una victoria contundente frente a la armada inglesa, pasando el control del canal de la
Mancha a manos de la Corona de Castilla

Ascenso de los Trastámara al trono


Cuando muere Fernando IV en 1312, accede al trono su hijo Alfonso XI, con otro período de
regencia por minoría de edad. Para proteger sus intereses de los ataques de los nobles, las
ciudades organizan en las Cortes de Burgos de 1315 una Hermandad General que sería
suprimida más tarde por el monarca, además de promulgar el Ordenamiento de Alcalá de 1348
como símbolo del fortalecimiento de la autoridad real.[13] ​A la muerte de Alfonso en 1350 se
inicia un conflicto dinástico enmarcado en la guerra de los Cien Años entre sus hijos Pedro y
Enrique. Alfonso XI había contraído matrimonio con María de Portugal, de la que tuvo a su
heredero, el infante Pedro. Sin embargo, el rey también tuvo con Leonor de Guzmán varios hijos
naturales, entre ellos el infante Enrique, conde de Trastámara, que disputaron el reino a Pedro
una vez este accedió al trono.

En su lucha contra Enrique, Pedro se alió con Eduardo, príncipe de Gales, llamado el «Príncipe
Negro». En 1367 el Príncipe Negro derrotó a los partidarios de Enrique en la Batalla de Nájera. El
Príncipe Negro, viendo que el rey no cumplía sus promesas, abandonó el reino, circunstancia
que aprovechó Enrique, refugiado en Francia, para retomar la lucha. Finalmente Enrique venció
en 1369 en la batalla de Montiel, y dio muerte a Pedro. En 1370, al morir su hermano Tello, señor
de Vizcaya, Enrique incorporó definitivamente el Señorío de Vizcaya al patrimonio real. En 1379
accede al trono su hijo Juan de Trastámara que siguiendo la estela centralizadora de sus
antecesores, creará el Consejo Real en 1385.

Como Juan de Gante, hermano del Príncipe Negro y duque de Lancáster, había contraído
matrimonio en 1371 con Constanza, hija de Pedro, en 1388 reclama la Corona de Castilla para
su mujer, heredera legítima según las Cortes de Sevilla de 1361. Llega a La Coruña con un
ejército, toma primero esa ciudad y, más tarde, Santiago de Compostela, Pontevedra y Vigo y
pide a Juan que entregue a Constanza el trono.

Pero este no acepta y propone el matrimonio de su hijo el infante Enrique con Catalina, hija de
Juan de Gante y Constanza. La propuesta es aceptada, se casan en 1388 y simultáneamente se
instituye el título de Príncipe de Asturias que ostentaron por primera vez Enrique y Catalina. Esto
permitió culminar el conflicto dinástico, al afianzar la Casa de Trastámara y establecer la paz
entre Inglaterra y Castilla.

Relaciones con la Corona de Aragón


 

Pintura alusiva a la entrada de Jaime I en Murcia el 2 de febrero de 1266, obra de Federico Mauricio Ramos

Durante el reinado de Enrique III se restaura el poder real, desplazando a la nobleza más
poderosa. En sus últimos años delega parte del poder efectivo en su hermano Fernando de
Antequera, quien sería regente, junto con su esposa Catalina de Lancaster, durante la minoría de
edad de su hijo, el príncipe Juan. Tras el Compromiso de Caspe en 1412, el regente Fernando
abandonó Castilla, pasando a ser rey de Aragón.

A la muerte de su madre, Juan II alcanzó la mayoría de edad, con 14 años, y contrajo


matrimonio con su prima María de Aragón. El joven rey confió el gobierno a Álvaro de Luna, la
persona más influyente en su corte y aliado con la pequeña nobleza, las ciudades, el bajo clero y
los judíos. Esto trajo las antipatías de la alta nobleza castellana y de los Infantes de Aragón, lo
que provocó entre 1429 y 1430 la guerra entre Castilla y Aragón. Álvaro de Luna ganó la guerra y
expulsó a los infantes.

Segundo conflicto sucesorio

Enrique IV intentó restablecer sin éxito la paz con la nobleza, rota por su padre. Cuando su
segunda esposa, Juana de Portugal, dio a luz a la princesa Juana, esta fue atribuida a una
supuesta relación adúltera de la reina con Beltrán de la Cueva, uno de los privados del monarca.

El rey, asediado por las revueltas y las exigencias de los nobles, tuvo que firmar un tratado por el
que nombraba heredero a su hermano Alfonso, dejando a Juana fuera de la sucesión. Tras la
muerte de este en un accidente, Enrique IV firma con su hermanastra Isabel el Tratado de los
Toros de Guisando, en el cual la nombra heredera a cambio de que se casase con el príncipe
electo por Enrique.

Los Reyes Católicos: unión con la Corona de Aragón


 

Vista de la sala del Trono del Alcázar de Segovia, con el lema de los Reyes Católicos Tanto monta en el frontal del dosel

La rendición de Granada, obra de Francisco Pradilla

En octubre de 1469 se casan en secreto, en el palacio de los Vivero, de Valladolid, Isabel y


Fernando, príncipe heredero de Aragón. Este enlace tuvo como consecuencia la unión dinástica
de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón en 1479 al acceder Fernando a la corona
aragonesa, aunque no se hace efectiva hasta el reinado de su nieto, Carlos I. Isabel y Fernando
estaban relacionados familiarmente y se habían casado sin la aprobación papal por lo que
fueron excomulgados. Posteriormente, el papa Alejandro VI les concederá el título de Reyes
Católicos.

Debido al matrimonio de Isabel y Fernando, el rey y hermanastro de Isabel Enrique IV considera


roto el Tratado de los Toros de Guisando por el cual Isabel accedería al trono de Castilla a su
muerte siempre que contase con su aprobación para contraer matrimonio. Enrique IV, además,
quería aliar la corona castellana con Portugal o Francia en vez de con Aragón. Por estas razones
declara heredera al trono a su hija Juana la Beltraneja frente a Isabel. Al morir Enrique IV en
1474 comienza una guerra civil, que durará hasta el año 1479, por la sucesión al trono entre los
partidarios de Isabel y los de Juana, en la que vencen los partidarios de Isabel.

Así pues, tras la victoria de Isabel en la guerra civil castellana y la ascensión al trono de
Fernando, las dos coronas estarán unidas bajo los mismos monarcas, pero Castilla y Aragón
estarán separadas administrativamente, cada corona conservará su identidad y leyes, las cortes
castellanas permanecerán separadas de las aragonesas, y la única institución común será la
Inquisición. A pesar de sus títulos de Reyes de Castilla, de León, de Aragón y de Sicilia, Fernando
e Isabel reinaban más cada cual en los asuntos de sus respectivas Coronas, aunque también
tomaban decisiones comunes. La posición central de la Corona de Castilla, su mayor extensión
(3 veces el territorio aragonés) y población (4,3 millones frente a los cerca de 1 millón de la
Corona de Aragón) harán que tome el papel dominante en la unión.

La aristocracia castellana era poderosa gracias a la Reconquista (como pudo comprobar


Enrique IV). Los monarcas necesitan imponerse a los nobles y el clero. En el año 1476 se funda
el Consejo de la Hermandad, que será conocido como la Santa Hermandad. Además se toman
medidas contra la nobleza, se destruyen castillos feudales, se prohíben las guerras privadas y se
reduce el poder de los adelantados. La monarquía incorpora a las órdenes militares bajo el
Consejo de las Órdenes en el 1495, se refuerza el poder real en la justicia a expensas de los
feudales y la Audiencia pasa a ser cuerpo supremo en materia judicial. El poder real también
busca controlar más a las ciudades: así en las Cortes de Toledo en 1480 se crean los
corregidores para supervisar los concejos de las ciudades. En el aspecto religioso se reforman
las órdenes religiosas y se busca la uniformidad. Se presiona para la conversión de los judíos y
en algunos casos son perseguidos por la Inquisición. Finalmente en 1492, para aquellos no
conversos, se decide su expulsión, estimándose que unas 50 000 a 70 000 personas debieron
abandonar la Corona de Castilla. Desde 1502 también se busca la conversión de la población
musulmana.

Entre 1478 y 1496 se conquistan las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife. El 2 de enero de
1492 los reyes entran en la Alhambra de Granada, con lo que se da fin a la Reconquista.
Aparecerá la importante figura de Gonzalo Fernández de Córdoba (apodado el Gran Capitán). En
1492 Cristóbal Colón descubre las Indias occidentales y en 1497 se toma Melilla. Tras la toma
del reino nazarí de Granada para la Corona de Castilla, la política exterior girará hacia el
Mediterráneo. Castilla ayudará con sus ejércitos a Aragón en sus problemas con Francia, lo que
culminará con la recuperación de Nápoles en 1504 para la Corona de Aragón. Más tarde, en ese
mismo año, fallece la reina Isabel.

Siglos XVI-XVII: del Imperio a la crisis

Castillo de la Mota

Comercio internacional castellano de la época. Consulado del Mar y Hermandad de las Marismas. Más adelante estas
rutas comerciales se vieron opacadas por el comercio de la Casa de la Contratación de Indias

Periodo de regencia

Isabel había excluido a su marido de la sucesión a la Corona de Castilla, la cual pasaba a manos
de su hija Juana (casada con Felipe de Austria, apodado el Hermoso). Pero Isabel sabía la
enfermedad que padecía su hija (por la cual era conocida como Juana la Loca) y nombra
regente a Fernando en caso de que Juana no quisiere o pudiere entender en la gobernación de
ellos. En la Concordia de Salamanca (1505), se acuerda el gobierno conjunto de Felipe,
Fernando y la propia Juana. Sin embargo, las malas relaciones entre él (apoyado por la nobleza
castellana) y su suegro, el rey Fernando el Católico, hacen que este último renuncie al poder en
Castilla para evitar un enfrentamiento armado. Por la Concordia de Villafáfila (1506), Fernando
se retira a Aragón y Felipe es proclamado rey de Castilla. En 1506 muere Felipe I y Fernando el
Católico vuelve de nuevo a la regencia.

Fernando continúa la política de expansión de ambas coronas, Castilla hacia el Atlántico y


Aragón hacia el Mediterráneo. En 1508 se conquista el Peñón de Vélez de la Gomera para
Castilla, entre 1509 y 1511 se conquistan Orán, Bugía y Trípoli y se somete a Argel. En 1515 se
toma Mazalquivir. Al morir Gastón de Foix, sus derechos sucesorios al reino de Navarra pasaban
a manos de Germana de Foix, esposa de Fernando. Utilizando estos presuntos derechos
sucesorios, el Tratado de Blois firmado por los reyes de Navarra con Francia en 1512, y con
ayuda de los navarros beaumonteses, Fernando ocupa el reino de Navarra con sus tropas, unos
20 000 soldados bien equipados bajo las órdenes del Duque de Alba y además, Fernando
también tiene el apoyo de su hijo, el arzobispo de Zaragoza con más de 3000 hombres que
sitiarán Tudela, donde hubo una fuerte resistencia. Las Cortes de Aragón y la propia ciudad de
Zaragoza no le dieron autorización hasta principios de septiembre, tras proclamarse la bula
papal Pastor Ille Caelestis, y cuando ya quedaban pocas resistencias en el Reino. No informó en
cambio a las Cortes de Castilla, por lo que éstas no le dieron permiso. En 1513, Fernando es
reconocido como rey de Navarra por las Cortes navarras (a las que solo asistieron
beaumonteses). Entre 1512 y 1515 Navarra forma parte de la Corona de Aragón.[14] ​Finalmente,
en 1515 en las Cortes de Castilla reunidas en Burgos se acepta la anexión del territorio a la
Corona de Castilla. A esta reunión no acudió ningún navarro.[15] ​

A la muerte de Fernando en 1516, le sucede como regente el cardenal Gonzalo Jiménez de


Cisneros para pasar las coronas de Navarra y Aragón a su nieto, hijo de Juana y Felipe: el futuro
Carlos I

Carlos I

 
Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo, de Antonio Gisbert Pérez. 1860. (Congreso de los Diputados de
España, Madrid)

María Pacheco recibiendo la noticia de la muerte de su marido en la Guerra de las Comunidades de Castilla. Óleo del siglo
XIX

Corona de Castilla (en azul) durante el reinado de Carlos I

Carlos I recibe la Corona de Castilla, la de Aragón y el Imperio debido a una combinación de


matrimonios dinásticos y muertes prematuras.

De su padre Felipe (fallecido en 1506) hereda los Países Bajos

Al morir Fernando el Católico (su abuelo) recibe la Corona de Aragón en 1517 y también la de
Castilla (junto con América) al estar su madre (Juana I de Castilla) incapacitada para
gobernar.

Y como nieto de Maximiliano, recibe en 1519 el Sacro Imperio Romano Germánico bajo el
nombre de Carlos V.

Carlos I no fue bien recibido en Castilla. A ello contribuía el que era un rey extranjero (nacido en
Gante), y que ya antes de su llegada a Castilla, concede cargos importantes a flamencos y que
dinero castellano se usa para financiar su corte. La nobleza castellana y las ciudades estaban
cerca de un levantamiento para defender sus derechos. Muchos castellanos preferían a su
hermano menor Fernando (criado en Castilla) y de hecho el Consejo de Castilla se opone a la
idea de Carlos como rey de Castilla.

En las Cortes castellanas en Valladolid en 1518, se nombra presidente a un valón (Jean de


Sauvage). Esto provoca airadas protestas en las Cortes, que rechazan la presencia de
extranjeros en sus deliberaciones. A pesar de las amenazas, las Cortes (lideradas por Juan de
Zumel, representante por Burgos) resisten y consiguen que el rey jure respetar las leyes de
Castilla, quitar de puestos importantes a los extranjeros y aprender a hablar castellano. Carlos,
tras su juramento, consigue una subvención de 600 000 ducados.

Carlos I es consciente de que tiene muchas opciones para ser emperador y necesita imponerse
en la Corona de Castilla y acceder a su riqueza para su sueño imperial. Castilla era uno de los
territorios más dinámicos, ricos y avanzados de la Europa del siglo XVI, y comienza a darse
cuenta de que puede quedar inmersa en un imperio. Esto junto a la falta a su promesa por parte
de Carlos, hace que la hostilidad hacia el nuevo rey aumente. En 1520 se convocan Cortes en
Toledo para otra subvención (el servicio), que las Cortes rechazan. Se vuelven a convocar en
Santiago con el mismo resultado. Finalmente se convocan en La Coruña, se soborna a un
importante número de representantes, a otros no se les permite la entrada, y consigue que le
aprueben el servicio. Los representantes que votaron a favor son atacados por el pueblo
castellano y sus casas quemadas. Las Cortes no será la única oposición con la que se
encontrará Carlos: al salir de Castilla en 1520, dejando como regente a su antiguo preceptor, el
cardenal Adriano de Utrech, estalla la Guerra de las Comunidades de Castilla. Los comuneros
fueron derrotados en Villalar un año más tarde (1521). Tras la derrota, las Cortes fueron
reducidas a un mero órgano consultivo.[cita requerida]

La guerra en Navarra se reprodujo varias veces en los años siguientes a la muerte de Fernando
el Católico, debido a los intentos de reconquista de los reyes navarros, ayudados por el reino de
Francia. Uno de ellos nada más acceder al trono Carlos I, en 1516, que fue pronto atajado. El
más importante se produjo en 1521, donde además de la entrada de tropas por el norte se
produjo un apoyo de la población navarra (incluida la beaumontesa), con una sublevación
generalizada que llevó a expulsar al ejército de Carlos I de todo el territorio navarro.
Seguidamente Carlos I envió un ejército de 30 000 hombres bien pertrechados, que en poco
tiempo y tras la cruenta Batalla de Noáin le devolvió el control de la mayoría del territorio
navarro. Aun quedaron dos focos de resistencia posteriores, en el Castillo de Maya en 1522 y en
el de Fuenterrabía en 1524, además de en la Baja Navarra, donde las incursiones del ejército de
Carlos I eran inestables. Finalmente, en 1528, Carlos I se retiraría del territorio de Baja Navarra al
no poder defenderlo eficazmente, y abandonando sus pretensiones sobre él, y sin que existiera
ningún tratado formal entre los reyes de Navarra y Carlos I.

Política imperial de Felipe II

Palacio de Pimentel, lugar de nacimiento de Felipe II

Felipe II siguió la misma política que Carlos I. Pero a diferencia de su padre, hizo de Castilla el
centro de su imperio, centralizando su administración en Madrid. El resto de estados
mantuvieron su autonomía gobernados por virreyes.

Desde Carlos I la carga fiscal del imperio recaía principalmente en Castilla, y con Felipe II se
cuadruplicó. Durante su reinado, además de subir los impuestos existentes, implantó otros
nuevos, entre ellos el excusado en 1567. Ese mismo año Felipe II ordena la proclamación la
Pragmática. Este edicto limitaba las libertades religiosas, lingüísticas y culturales de la
población morisca, y provoca la Rebelión de las Alpujarras (1568-1571) que Juan de Austria
reduce militarmente.

Castilla entra en recesión en 1575, lo que provoca la suspensión de pagos (la tercera de su
reinado). En 1590 se aprueba en las Cortes el Servicio de Millones, un nuevo impuesto que
gravaba los alimentos. Esto terminó por arruinar a las ciudades castellanas y eliminó sus
débiles intentos de industrialización. En 1596 se produjo una nueva suspensión de pagos.

Reinado de los Austrias menores

En los reinados anteriores los cargos en las instituciones de los reinos se proveían con gentes
con estudios, los administrativos de Felipe II solían provenir de las universidades de Alcalá y
Salamanca. A partir de Felipe III los nobles imponen de nuevo su estatus para gobernar, al ser
necesario demostrar una limpieza de sangre. La persecución religiosa llevó a Felipe III en 1609 a
decretar la Expulsión de los moriscos.

Ante el colapso de la hacienda castellana para mantener la hegemonía del Imperio español
durante el reinado de Felipe IV, el Conde-duque de Olivares, valido del rey de 1621 a 1643,
intenta llevar a cabo una serie de reformas. Entre estas está la Unión de Armas, un intento de
que cada territorio dentro de la Monarquía Hispánica contribuyera de forma proporcional a su
población en el sostenimiento del ejército, para así aliviar la carga fiscal que padecía Castilla,
pero este propósito no solo no prosperó, sino que debilitó a la monarquía de Felipe IV. El Conde-
duque perdió el favor real y le sucedió su sobrino Luis de Haro como valido de Felipe IV entre
1659 y 1665. Su objetivo fue acabar con los conflictos interiores levantados por su predecesor
(sublevaciones de Portugal, Cataluña y Andalucía) y alcanzar la paz en Europa.

A la muerte de Felipe IV en 1665 y ante la incapacidad de Carlos II para gobernar, se sucede el


letargo económico y las luchas de poder entre los distintos validos. En 1668 la monarquía
hispánica acepta la independencia de Portugal en el Tratado de Lisboa (1668); simultáneamente
se hace efectiva la incorporación de Ceuta a Castilla que había escogido no sumarse a la
sublevación y mantenerse fiel a Felipe IV. La muerte de Carlos II en 1700 sin descendientes
provoca la Guerra de Sucesión Española.

Véanse también: Casa de Austria e Imperio español.

Entidades territoriales menores

Véase también: Anexo:Administración territorial en la corona de Castilla


 

Territorios representados por las ciudades con voto en Cortes en el siglo XVI. Sse colorea también el territorio de las
Provincias Vascongadas o exentas, de régimen foral propio, que no enviaban procuradores a Cortes (tampoco el reino de
Navarra, que ya estaba incorporado, pero conservaba sus propias Cortes). El reino de Galicia estaba representado a través

de la ciudad de Zamora y Extremadura a través de la ciudad de Salamanca. Estas circunscripciones creadas a finales del
siglo XVI, que reciben en ocasiones la denominación de provincias, carecían de cualquier valor jurídico o administrativo y
tenían un carácter meramente fiscal, por lo que se debe evitar confundir este concepto de provincia con el actual.

Archivo del Adelantamiento de Castilla en Covarrubias

En la península ibérica
Reino de Galicia

Principado de Asturias

Reino de León

Extremadura

Reino de Castilla
Señorío de Vizcaya

Reino de Toledo

Señorío de Molina

Reino de Murcia

Reino de Córdoba

Reino de Jaén

Reino de Sevilla

Reino de Granada

Reino de Navarra

En África
Ceuta

Melilla

En ultramar
Reino de Canarias

Virreinato de las Indias (1492 - 1537)

Virreinato de Nueva España (a partir de 1535)

Virreinato del Perú (a partir de 1542)

Véase también

Anexo:Monarcas de Castilla

Reino de Asturias

Reino de León

Reino de Galicia

Reino de Castilla

Condado de Castilla

Las Extremaduras

Provincia de Extremadura
Archivo General de Simancas

Referencias

1. Unión definitiva de Castilla y León (http://www.artehistoria.com/v2/contextos/6088.htm)

2. Martínez Díez, 2007, pp. 80-81 y 135-151.

3. Martínez Díez, 2007, p. 197.

4. Sánchez Candeira, 1999, pp. 113-114.

5. Martínez Díez, 2007, pp. 197, 199-200.

6. Martínez Díez, 2007, p. 202.

7. Sánchez Candeira, 1999, p. 230.

8. Martínez Díez, 2003, p. 31.

9. Martínez Díez, 2003, p. 33.

10. Martínez Díez, 2003, p. 38.

11. Martínez Díez, 2003, p. 43.

12. Títulos de reyes europeos (http://nobhist.narod.ru/castile.html)

13. Julio Valdeón (1981). «La Baja Edad Media». Historia 16: 52-54.

14. Spain under the Habsburgs. Volume one: From Nation State to World Empire. John Lynch.

15. Tomás Urzainqui Mina. "Navarra Estado europeo" pg. 264; ISBN 84-7681-397-X

Bibliografía

Martínez Diez (2003). Alfonso VI. Señor del Cid, conquistador de Toledo. Madrid: Temas de
Hoy. ISBN 978-84-8460-251-4.

Martínez Díez, Gonzalo (2007). Sancho III el Mayor Rey de Pamplona, Rex Ibericus (http://book
s.google.es/books?id=VGdKDh-faJMC&lpg=PA150&pg=PA181#v=onepage&q&f=true) .
Madrid: Marcial Pons Historia. ISBN 978-84-96467-47-7.

Sánchez Candeira, Alfonso (1999). Rosa Montero Tejada (edición patrocinada por Fundación
BBV, Fundación Ramón Areces, Caja Madrid Fundación), ed. Castilla y León en el siglo X,
estudio del reinado de Fernando I. Madrid: Real Academia de la Historia. ISBN 978-84-
8951241-2.

  Datos: Q217196

  Multimedia: Crown of Castile (https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Crown_of_C


astile)

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