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Fortalecer 

la cultura de paz a través del respeto a los derechos humanos


Los derechos humanos surgieron como una medida contra los abusos del poder político, por lo
que es posible encontrar distintos antecedentes que hicieron posible la evolución y construcción
de los derechos humanos actuales. Uno de los antecedentes más remotos de los derechos
humanos es el denominado “cilindro de Ciro”, un cilindro de barro donde el rey de Persia, Ciro el
Grande, decretó que los integrantes de la ciudad de Babilonia, recién anexada por medio de la
conquista persa, tenían el derecho de escoger su religión; con ello, estableció la igualdad racial
entre ambas civilizaciones y liberó a los esclavos.

Otro de los hechos históricos que tuvo una importante influencia en los derechos humanos
actuales fue la declaración de independencia de Estados Unidos de América, en la que se expresó
que todos los hombres son iguales. Filosóficamente, la declaración hace énfasis en dos temas:
derechos individuales y el derecho de revolución. Estas ideas llegaron a ser ampliamente
aceptadas por los estadounidenses y también influyeron en particular a la Revolución Francesa
(Unidos por los Derechos Humanos, 2016).Aunado a estos eventos históricos, las consideraciones
de pensado-res como Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Locke y Rousseau, representantes del
racionalismo, fundaron las bases para la Revolución Francesa de 1789, movimiento que nos legó el
documento que probablemente ha influido con mayor énfasis en la elaboración de los derechos
humanos actuales: la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, que otorgaba la
titularidad de derechos por el simple hecho de ser personas. Los derechos tutelados por esta
declaración se centraban en el individuo, reconociendo los derechos civiles y políticos bajo la
premisa de los pilares de Libertad, Igualdad y Fraternidad, lemas de la Revolución Francesa.

¿Qué son los derechos humanos?

Los derechos humanos son el conjunto de facultades, prerrogativas, libertades, pretensiones de


carácter civil, político, económico, social y cultural, incluidos los recursos y mecanismos de
garantía de todas éstas, que se reconocen al ser humano, considerado individual y colectivamente.

La aplicación de los derechos humanos a la que se encuentran obligadas todas las autoridades se
rige por los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

-Universalidad. Característica que señala que los titulares de los derechos humanos son todas las
personas físicas. 

-Interdependencia. Los derechos humanos constituyen una red interconectada, que permite estar
ligado a otros derechos, de tal manera que el reconocimiento de uno de ellos, así como su
ejercicio, implica necesariamente que se respeten y protejan entre sí.

-Indivisibilidad. Característica íntimamente relacionada con la anterior. Ésta hace referencia a que
los derechos humanos no pueden dividirse debido a su constante interacción con los demás y
a falta de uno de ellos se rompería esa red que protege la dignidad humana. 

-Progresividad. Como las personas y las sociedades que las mismas constituyen son cambiantes,
los derechos humanos también deben ir cambiando y adecuándose a las necesidades de las
nuevas sociedades.
-Inalienabilidad. Esta característica consiste básicamente en que al titular del derecho no le está
permitido perderlo; es decir, no le está permitido realizar ningún tipo de actos materiales de
sacrificio o jurídicos de no ejercicio, que en la práctica equivalgan a la pérdida del derecho. 

Los derechos civiles y políticos son aquellos derechos que tratan de garantizarla libertad de las
personas, su función principal consiste en proteger al individuo de los excesos del Estado y limitar
la intervención del poder en la vida privada de las personas, así como garantizar la participación de
todos en los asuntos públicos. Los derechos civiles más importantes son: derecho a la vida,
derecho a la libertad ideológica y religiosa, derecho a la libre expresión y derecho a la propiedad.

La inclusión social desde la perspectiva de la cultura de paz y los derechos humano


La igualdad de oportunidades es, sin duda, un principio compartido y una aspiración generalizada
en las sociedades modernas y avanzadas. Para las personas con discapacidad, dicho principio se ha
traducido en la lucha contra la discriminación y en la búsqueda de la normalización en todas las
esferas de su vida. En los primeros años de reivindicaciones produjo una importante evolución en
la aplicación de este principio en entornos como el sanitario o el escolar. En la actualidad, sin
embargo, un ámbito clave para la inclusión lo constituye el entorno laboral. La participación de las
personas con discapacidad en los procesos económicos y productivos, si bien encuentra todavía
muchos obstáculos, aún es un ámbito prioritario de la acción encaminada a la búsqueda de la
igualdad de oportunidades.

Vulnerabilidad y grupos vulnerables

Definición de vulnerabilidad, riesgo y exclusión. “Todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos,” es la primera frase de la Declaración Universal de Derechos Humanos,
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1948. Hoy, casi 70 años más tarde,
aún existen millones de personas con discapacidad cuyos derechos humanos se encuentran
seriamente limitados o totalmente negados. Es cierto que en todos estos años se han conquistado
derechos, pero aún queda un largo camino por recorrer, que garantice a todas las personas una
vida plena en igualdad de condiciones para disfrutar de la salud, la educación o la inserción social y
laboral. La zona de vulnerabilidad social está situada entre la zona de integración —trabajo estable
y pilares sociales y familiares sólidos— y la de exclusión —carencia de trabajo y aislamiento
sociofamiliar—, caracterizándose, por tanto, por ser una zona más inestable, con trabajos
precarios, desempleo intermitente y pilares sociofamiliares menos sólidos. Se trata de una
zona intermedia, con el consiguiente riesgo de introducirse en el espacio de la exclusión.

¿Qué es la inclusión social?

La inclusión social es un proceso que asegura que aquellas personas en riesgo de pobreza y de
exclusión social aumenten las oportunidades y los recursos necesarios, para participar
completamente en la vida económica, social y cultural, así como para gozar de unas condiciones
de vida y de bienestar que se consideran normales en la sociedad en la que viven. La inclusión
social asegura que se tenga mayor participación en la toma de decisiones que afectan a sus vidas y
el acceso a sus derechos fundamentales.
Diferencia entre discapacidad, deficiencia y minusvalía. Antes de continuar, consideramos
importante hacer una matización de tipo conceptual con relación a los conceptos de deficiencia,
discapacidad y minusvalía, así como su posterior evolución al de necesidades educativas especiales
y, en fechas más recientes, a la denominada atención a la diversidad. En 1980, la Organización
Mundial de la Salud sugirió las siguientes definiciones de estos tres primeros términos:

•Deficiencia. Es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica


o anatómica.

• Discapacidad. Es toda restricción o ausencia, debida a una deficiencia, de la capacidad de realizar
una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano.

• Minusvalía. Situación desventajosa para un individuo determinado a consecuencia de una


deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un papel que es normal en
su caso, ya sea en función de su edad, sexo y factores sociales y culturales.

Concepto de dependencia

Un término que va cobrando importancia en los últimos años es el de dependencia o persona


dependiente. La dependencia es la situación permanente en la que se encuentran las personas
que por diversas causas —edad, enfermedad, discapacidad, etcétera— han perdido parte o
toda su autonomía física, mental, intelectual o sensorial y necesitan de la ayuda de otra persona
para realizar las actividades básicas de la vida diaria, o de otros apoyos para su
autonomía personal. Tengamos en cuenta que no es lo mismo discapacidad que dependencia, ya
que una persona puede tener una discapacidad de diferente intensidad, pero no ser dependiente.
La dependencia se da cuando la persona con discapacidad tiene limitaciones en su actividad que
requieren el apoyo imprescindible de una o más personas para realizar, en forma adecuada, las
tareas más elementales, como su cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la
movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas
sencillas.

Cultura de paz y su impacto en el bienestar social

Como lo recoge la ONU (1998), la cultura de paz es un conjunto de valores, actitudes, modos de
comportamiento y de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos, al abordar sus
causas desde el origen para solucionar los problemas mediante el diálogo entre individuos, grupos
y/o naciones. De esta forma, podemos definir a la cultura de paz como una filosofía fundamentada
en un conjunto de actuaciones basadas en el respeto al ser humano y a su dignidad, que ponen el
acento sobre los derechos humanos y manifiestan rechazo a la violencia en todas sus formas. La
cultura de paz promueve la libertad, la justicia, la solidaridad y la tolerancia, así como la
comprensión entre los diferentes grupos, las diversas sociedades y las personas, a pesar de
sus diferencias. Con ello, destacamos la relevancia que se otorga a la dignidad humana, a
los derechos de las personas y a la promoción de la igualdad, la solidaridad y la justicia social, con
el fin de promover el bienestar de las sociedades. De este modo, el bienestar social podría
entenderse como un fin de la cultura de paz, estado que se alcanza con la promoción social y la
gestión pacífica de los conflictos. Por tanto, es necesario incidir en el concepto de bienestar social.

Mediación como método alternativo de solución de conflictos


La mediación se define como un procedimiento que hace hincapié en la responsabilidad de los
participantes de tomar decisiones que influyen en sus vidas; esto es, constituye un procedimiento
que confiere autoridad sobre sí a cada una de las partes (Folberg y Taylor,1996). De igual modo, la
mediación es un proceso por el cual las personas son capaces de gestionar en forma positiva sus
conflictos, con el objetivo de encontrar soluciones eficaces. Es un proceso novedoso que introduce
la concepción del conflicto como situación neutral, inherente a las relaciones humanas y cuyos
resultados y repercusiones van a depender de la gestión que las personas desarrollen en torno a la
situación conflictiva.

La cultura de paz promueve acciones dirigidas hacia la gestión positiva de conflictos, la igualdad


social, la tolerancia y la convivencia entre los diferentes grupos socia-les para generar lazos y
vínculos emocionales que favorezcan el bienestar. Podemos decir, por tanto, que una sociedad
construida sobre los cimientos de la cultura de paz podrá trabajar para garantizar la inclusión, el
reconocimiento y el bienestar de todos sus grupos sociales, entre los que se encuentra el grupo de
personas con discapacidad.

La mediación, como método gestor de conflictos, es una estrategia que promueve la inclusión, la


participación, la autodeterminación y la legitimación, y es generadora de compromiso, diálogo y
paz. Ésta puede desarrollarse a nivel de intervención, dando respuesta a los conflictos que
experimenten las personas con discapacidad, o con carácter preventivo, favoreciendo la cultura
inclusiva y la empatía en la sociedad. Las sociedades erigidas bajo la óptica de la cultura de paz
respetan todos los grupos sociales que las integran y promueven el desarrollo de estrategias para
favorecer su inclusión plena y garantizar su bienestar social.

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