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Aspe Ctos É Ticos de La Asiste Ncia Clínica e N Los Trastornos Adictivos
Aspe Ctos É Ticos de La Asiste Ncia Clínica e N Los Trastornos Adictivos
*Servicio de Psiquiatría. Hospital Clínico Universitario de Valencia. Servicio Valenciano de Salud (SVS). **Unid. de Conductas Adictivas
(Valencia). SVS. ***Unid. de Alcohología (Alicante). SVS. ****Dirección General de Drogodependencias. Generalitat Valenciana.
ficence, and especially autonomy are extraordinary degeneración de las costumbres ocasiona patología
relevant in clinical practice and will become more mental. Como puede apreciarse, la historia de las rela-
so as a result of the revolution of health care, which ciones entre ética y psiquiatría ha sido compleja 4.
is part of a wider one, that of post-modern decons- La ética es una rama de la filosofía cuyo fin nada
tructionist social thinking. tiene que ver, a priori, con el sentimiento o las emo-
Conclusions: Clinical management of drug ad- ciones. Se trata de un discurso formal, racional y sin-
diction cannot ignore ethical norms, such as the tético. De un examen de la rectitud o de la ilicitud de
need to select minimally restrictive therapeutical las acciones humanas y se orienta, desde su perspecti-
interventions for the benefit of the patient, as well va, hacia un ideal humano y por ello puede caracteri-
as the need to find an expert opinion in those areas zarse su enfoque por un lado finalista y, por otro lado,
where there is a lack of experience; the need to stay de máximas.
up-to-date with the scientific development, and La ética nace del conflicto y suele utilizarse como
that the patient needs to be accepted as an equal by instrumento para justificar la propia posición. En el
his own right in the therapeutic process. The pa- mejor de los casos, la ética (al igual que la psicotera-
tient-therapist relationship needs to be based in pia) ofrece una concienciación del conflicto, de las
trust and mutual respect, which is what allows the motivaciones, de los impulsos y los valores. Además
patient to take free and informed decisions. de una reflexión respecto a la mente y la cultura. La
KEY WORDS: Ethics. Behaviors. Addictive. Profes- ética es un aspecto fundamental de la identidad huma-
sional autonomy. na y de las relaciones interpersonales, y en una época
de cambios culturales, apelar a ella se convierte en un
aspecto importante, tanto de la vida cívica como del
autoentendimiento, y supone un intento intelectual de
Introducción comprender lo que está bien y lo que está mal 3.
Para una mejor comprensión del tema, se tiene que
La ética, como parte de la filosofía que trata de la realizar una reflexión antropológica, pues tal como es-
moral y de las obligaciones del hombre, se divide en tableció el prof. Demetrio Barcia en la Conferencia
general y especial o deontológica; recogida ésta últi- Inaugural del IV Congreso de la Sociedad Española de
ma en los diferentes códigos profesionales. La ética Toxicomanías (SET) (Valencia, 1994) 5, la antropolo-
general es primariamente personal y cada ser humano gía médica es uno de los saberes básicos de la medici-
es quien, dentro de la situación en que se encuentra, na que permite conocer rasgos y características de la
ha de proyectar y decidir lo que va a hacer 1. La diver- personalidad del hombre y su enfermedad, que pasan
sidad de las culturas afecta a las normas éticas cir- desapercibidas desde planteamientos médicos tradi-
cunstanciales y a su fundamentación religiosa o laica, cionales. En esta línea cabe recordar la definición de
pero existen unos principios éticos universales 2 y, la OMS sobre la Salud, en el sentido de no ser mera-
aunque podría convenir repasarlos, esta revisión se mente ausencia de enfermedad, sino el desarrollo ple-
centrará en la ética especial o deontológica, principal- no del bienestar físico, psíquico y social.
mente en las bases éticas psiquiátricas de los trastor- Por otra parte, la asistencia de los trastornos adicti-
nos adictivos. vos es una rama muy joven en la intervención clínica,
Las tradiciones éticas de la profesión médica se re- tanto en su vertiente médica como psicológica, que
montan 2.400 años, con los escritos del culto pitagóri- como establece el comité científico del VIII Congreso
co, que se convertiría más tarde en lo que se conoce de la SET 6, ha estado plagada de concepciones poco
como cuerpo hipocrático, el cual simboliza los ideales contrastadas. Muchas de ellas marcadas por exigen-
éticos de la profesión médica y sirvió de guía a los có- cias «de escuela», que pretendían explicar todos los
digos éticos de otros profesionales. Debido a que se aspectos de la conducta adictiva y su intervención te-
preocupa por el bien y el mal, el término ética acos- rapéutica. Ante la crítica de resultados, la salida habi-
tumbra a emplearse como sinónimo de moralidad 3. En tual fue que la metodología de evaluación cuantitativa
este sentido, recordemos que a partir del siglo XVIII no podía dar cuenta de la riqueza de matices del pro-
surge el concepto de dos tipos de locura, una que afec- ceso terapéutico. Por fortuna, tal como establece la
ta a las facultades intelectuales, la intellectual insa- misma editorial, las distintas concepciones teóricas
nity, y otra que afecta a las costumbres y pasiones, la están planteando sus alternativas de una forma más
moral insanity. Este último tipo de locura afecta a los honesta y realista. Sin embargo, todavía no se ha con-
hábitos de vida y encierra también la tesis de que la seguido la normalización asistencial. Y hay muchos
aspectos, como los programas de agonistas, las desin- cialistas en ética sobre si la enfermedad mental no de-
toxicaciones ultrarápidas, los programas en comuni- bería ser considerada enfermedad moral, tema que
dad terapéutica, el bajo uso de fármacos anticraving arranca de Spinosa y llega hasta Fromm, según la re-
en el alcoholismo, el debate sobre la prescripción de visión hecha por Sabater 2. Se debe a este mismo autor
heroína o las altas disciplinarias, por citar ejemplos, una serie de tesis filosóficas sobre las drogas, que
hacen pensar que aún existen marcadas diferencias de aunque desde el punto de vista clínico no son acepta-
funcionamiento, que justifican la necesidad de este ar- bles, no pueden dejar de citarse en una revisión como
tículo. Cabe recordar nuevamente que la ética nace la que nos ocupa, sobre todo las referentes a la legali-
del conflicto y suele utilizarse como instrumento para zación de las drogas. Ella sola podría dar lugar a va-
justificar el propio posicionamiento. rios artículos sobre ética, pero no es esta el objeto de
Finalmente, no podemos olvidar que la ética de la esta revisión.
asistencia clínica debe obligar a todos los profesiona- Para entender los dilemas éticos inherentes a la
les (médicos, psicólogos, ATS/Dues, trabajadores so- práctica de la psiquiatría, se debe entender primero las
ciales, etc.) que trabajan en la asistencia a pacientes teorías de las que emanan la mayoría de los principios
que padecen algún tipo de trastorno adictivo. éticos, que son la teoría utilitaria y la de la autonomía.
La teoría utilitaria se basa en la obligación de inten-
tar ocasionar la mayor felicidad posible al mayor nú-
Marco te órico de re fe re ncia mero de personas. No reconoce el derecho a la verdad,
a la confidencialidad, y solamente se contemplan en
El estudio del tema pone en evidencia que hay con- función de si dan lugar a mayor felicidad o un menor
ceptos limítrofes que conviene aclarar semánticamen- sufrimiento. El utilitarismo ha sido la base del pater-
te. Quizá el principal sea el de la filosofía de la medi- nalismo médico.
cina, la cual debe contemplarse como una reflexión Frente a esta teoría, la de la autonomía establece la
crítica en torno al ejercicio terapéutico que puede con- relación terapéutica como deontológica e implica una
tribuir y clarificar enormemente la acción médica, sus obligación moral entre las dos partes. Al paciente adul-
luces y sus sombras. Por ello, la ética médica forma to se le supone la capacidad y el derecho de tomar de-
parte de esta filosofía, es decir, una cierta concepción cisiones racionales y responsables sobre su vida. Esta
de lo que es la medicina y de lo que debiera ser en el teoría acepta la obligación de proporcionar felicidad y
mundo ideal. disminuir el sufrimiento. No obstante, a diferencia de
Se han descrito cuatro elementos básicos en la ética la teoría utilitaria, prohíbe conseguir dichos objetivos
médica: 1) lo promulgado por la profesión; 2) la con- sin su conocimiento, y sostiene que el tratamiento pa-
ciencia personal del médico; 3) lo dictado por la cultu- ternalista está solamente justificado cuando dichas per-
ra o la ley, y 4) aquello que es posible concluir me- sonas carecen de la capacidad de ser autónomos (ni-
diante el análisis racional de la naturaleza misma de la ños, retrasados mentales y algunos psicóticos) 7.
medicina. En los trastornos adictivos, las cualidades de la re-
La metodología de estudio y análisis de la bioéti- lación médico-paciente o psicólogo-paciente, no son
ca (y su derivado, la ética asistencial o ética de la habitualmente objeto de estudio. Por esta razón cobra
relación clínica) se vale de unos principios casi uni- una gran importancia la actitud previa, o los prejuicios
versalmente aceptados (no-maleficencia, justicia, con los que el profesional o el paciente se enfrentan
autonomía y beneficencia) y de la consideración y en la relación terapéutica. Actitudes rígidas u opinio-
ponderación de las consecuencias –ciertas o previsi- nes preestablecidas impiden con frecuencia entender
bles– de la actividad clínica. Todo ello encaminado a el trastorno dentro de un contexto biográfico, e inclu-
la deliberación, entendida como el diálogo intersubje- so pueden dificultar la búsqueda de soluciones a de-
tivo, argumentado, razonable y abierto entre los acto- mandas concretas 4.
res o afectados de una situación o acción 4.
Debido a la naturaleza particular de los trastornos
psíquicos y del comportamiento, los principios de be- Proble mas é ticos e n la práctica asiste ncial
neficencia y autonomía pueden ser intepretados de
manera contradictoria, y pueden llevar a conflictos, Es lógico entender, pero conviene remarcarlo, que
actuales o potenciales, en cuanto a los valores y las en todo momento haremos referencia a pacientes que
creencias acerca del tratamiento apropiado. Incluso, si acuden a tratamiento clínico, con criterios operativos
quisiéramos ir más alla, hay dudas entre algunos espe- de dependencia según las clasificaciones más utiliza-
das (DSM y CIE), y en ellos se aplicarán los cuatro luntariedad o no del tratamiento adictivo, la incapaci-
principios ya descritos. En este sentido, conviene des- tación legal, las complicaciones infecto-contagiosas y
tacar la magnífica revisión hecha en un libro de re- riesgo a terceros, el embarazo o el diagnóstico dual
ciente publicación, Ética y praxis psiquiátrica 4, que son ejemplos de este tipo de problemas. Desde los
nos sirve de guía en este apartado. años sesenta, la peligrosidad (de dañarse a uno mismo
En primer lugar se abordarán los problemas éticos o a los demás) ha sido un claro criterio de hospitaliza-
relacionados con la no maleficencia, sin entrar aquí en ción involuntaria, pero quedan, por lo general fuera
temas de gran importancia como la confidencialidad, del tratamiento involuntario, tres grupos, entre los que
la necesidad de usar técnicas terapéuticas probadas y destaca el de los trastornos adictivos que, con frecuen-
que deben ser llevadas a cabo por profesionales acredi- cia por fallos del Sistema Asistencial, terminan en el
tados y formados, aunque para los gestores resulten Sistema Penal. Por otro lado hay un tema importante
más caros y menos manejables. Entre los problemas de que es la sustitución de las sanciones penales por tra-
la no maleficencia destaca el diagnóstico, que debe ser tamiento, en el caso de drogodependientes con conde-
muy calibrado ante el riesgo de estigmatización de es- nas pendientes, lo cual enlaza con el primer punto, el
tas patologías. Un segundo aspecto a resaltar es el tra- de la no maleficencia, en lo referente a la importancia
tamiento, frente al que hay posibilidades terapéuticas del diagnóstico. Por ejemplo, no es lo mismo un pa-
muy distantes que pueden variar, desde la abstinencia a ciente con dependencia que tiene conducta antisocial,
las terapias de mantenimiento o los programas de re- que un trastorno antisocial con dependencia añadida.
ducción de daños. Esto se une con un tercer punto, re- En este caso, el orden de los factores sí que altera el
lacionado con la buena práctica clínica, como es el de producto. Por otro lado, la propia definición de depen-
los trastornos concomitantes que van desde las enfer- dencia describe a un grupo de pacientes que han per-
medades infecto-contagiosas (hepatitis, SIDA, tuber- dido su libertad y la mayor parte de sus conductas se
culosis, etc.) a las psiquiátricas, que dentro del llamado ocupan de conseguir y consumir las sustancias de las
diagnóstico dual pueden dar lugar a una importante que son dependientes. Frente a todas estas cuestiones,
parte de los problemas éticos. y a modo orientativo, parece razonable argumentar
El segundo principio ético es el de justicia, que obli- que la drogodependencia puede afectar a la competen-
ga a proporcionar a todos los sujetos las mismas opor- cia, que debe ser evaluada longitudinalmente. Cuando
tunidades, no discriminando, ni marginando. Sin duda, existen terceros en riesgo debe intentarse ponderar
la postura social de rechazo de estas patologías (desde éste. La incapacidad debe plantearse como una medi-
el alcoholismo a la adicción a la heroína) agrava el fe- da de protección en cuadros graves y nunca como es-
nómeno de marginación que de por sí producen estas cusa para actuar coercitivamente.
drogas, y lleva a que la red asistencial sea de lo más he- El cuarto y último principio ético es el de benefi-
terogénea en el Estado. Solamente cuando razones de cencia, que significa hacer el bien para el paciente. En
Salud Pública pusieron a la sociedad contra las cuerdas pocos campos está tan hipertrofiado este punto que
se ampliaron servicios asistenciales, programas de man- sirvió para justificar graves errores de enfoque tera-
tenimiento con metadona y programas de reducción de péutico, que no solamente se justificaban en criterios
daños, que por otra parte siguen siendo motivo de con- técnicos, sino en un mayor o menor rechazo de estas
troversia. Por todo ello, tal y como establecen los auto- patologías y, apoyándose en la beneficencia, implanta-
res de ética y praxis psiquiátrica: parece atinado afir- ban orientaciones coercitivas que entraban en conflic-
mar que queda mucho por realizar para poder hacer to con el principio de autonomía.
del drogodependiente un ciudadano más que requiere
de nuestra asistencia profesional. Por otra parte hay
que reconocer que en la actualidad está vigente una De la mode rnidad a la postmode rnidad:
nueva Estrategia Nacional sobre Drogas 2000-2088 que la psiquiatría fre nte a las psiquiatrías
tiene como objetivo terminar con estas discriminacio-
nes y deja abierta la puerta a una asistencia normalizada La ciencia moderna pretendía ser objetiva a partir
en todo el Estado, dentro de la Red Sanitaria del Siste- de la valoración neutral de un observador, pero en rea-
ma Nacional de Salud, como de hecho ya sucede en al- lidad la ciencia no era objetiva ni subjetiva. La tradic-
gunas autonomías del Estado español. ción científica desempeña un papel esencial en el en-
El tercer principio, el de la autonomía, abre muchos tendimiento de la comunidad científica y ofrece el
interrogantes, pues la capacidad/competencia para de- marco adecuado para el respeto de la diferentes tradi-
cidir nos lleva a diversos problemas prácticos. La vo- ciones culturales.
En contradicción con el marco postmoderno, que no pueden obviar la Declaración de Madrid, hecha por
radica en el principio de la autonomía, la ética médica la Asociación Mundial de Psiquiatría el 26 de agosto
metacultural radica en el principio de beneficencia. de 1996 de la que resaltamos tres puntos:
Incluso se está planteando si la ética médica podría ser 1. «… el deber de seleccionar intervenciones tera-
el paradigma de las éticas aplicadas y del desarrollo péuticas mínimamente restrictivas para la libertad del
del diálogo intercultural, que inevitablemente debe- paciente, buscando asesoramiento en las áreas del
mos desarrollar, con el fin de buscar elementos comu- trabajo en las que no se tuviera la experiencia nece-
nes que trasciendan las particularidades culturales 9. saria…».
Aunque los problemas difieren en función del tipo 2. «… el deber de mantenerse al tanto del desarro-
de psiquiatría que se practique, algunos de ellos son llo científico…».
una constante. Éstos incluyen la forma de evaluar los 3. El paciente debe ser aceptado en el proceso tera-
costes y beneficios morales de sus acciones; el modo péutico como un igual por derecho propio. La relación
de mantener la confidencialidad en situaciones de terapeuta-paciente debe basarse en la confianza y en
conflicto de resultados; cómo conseguir el consenti- el respeto mutuos, que es lo que permite al paciente
miento del paciente para los procedimientos terapéuti- tomar decisiones libres e informadas.
cos; la definición de los límites de la labor profesional Quizá hay que recordar que estos tres principios de
sin caer en la arrogancia ni en la cicatería; cómo en- la declaración ya fueron planteados en el Quijote,
contrar un equilibrio entre el carácter igualitario del como se recoge en una revisión sobre la ética de las
contrato y el paternalismo benevolente; cómo satisfa- desintoxicaciones ultracortas en dependientes de opiá-
cer los intereses de los pacientes, de sus familias y de ceos 11, cuando Sancho Panza, tras intentar tomarle el
la comunidad en su más amplio sentido, sobre todo pelo el médico Pedro Recio, le insulta y amenaza con
cuando colisionan entre sí; cómo evitar la discrimina- un garrote, y le reprocha su mala conducta médica en
ción y el abuso de los pacientes; y cómo defenderlos comparación con la apropiada que Sancho ensalza con
cuando a menudo carecen de poder y de derechos 10. estas palabras: «… que a los médicos sabios, pruden-
Para terminar este artículo, resaltar que los princi- tes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los hon-
pios éticos en el abordaje de las drogodependencias raré como a personas divinas.»
Bibliografía