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Revolución rusa

A principios del siglo XX, el Imperio de Nicolás II era un gigante con pies de barro. El zar
gobernaba sobre un territorio inmenso . Pero era uno de los Estados más atrasados de
Europa.
En el ámbito político, Rusia continuaba siendo una autocracia: el zar gobernaba
directamente el imperio y no estaba sujeto a ninguna Constitución, ni tenía que rendir
cuentas ante ningún Parlamento.
Los partidos políticos estaban prohibidos y una eficaz policía (Ojrana) reprimía cualquier
oposición. La Iglesia ortodoxa era muy importante en la política y la sociedad

La economía
La economía rusa se sostenía en una agricultura técnicamente muy atrasada y con una baja
producción, que a duras penas conseguía alimentar a toda la población.
La moderna industrialización y el capitalismo solo habían llegado a la parte más occidental
del imperio.

La sociedad
La sociedad era una de las más desiguales de Europa. En la cúspide se hallaba la nobleza,
que era Ia propietaria de la mayor parte de Ia tierra.
En el otro extremo se encontraban los campesinos, la inmensa mayoría de Ia población.
Vivían en condiciones de extrema pobreza, sometidos a un duro ritmo de trabajo y la
mayoría eran analfabetos.

En medio de ambos, se situaban los kulaks, medianos propietarios, que se habían


enriquecido acumulando tierras.
En las ciudades industriales se había concentrado un importante grupo de obreros. Muchos
de ellos eran antiguos campesinos que habían emigrado en busca de trabajo huyendo de Ia
miseria rural.
La mayoría trabajaba en grandes empresas, percibía salarios bajos y vivía en condiciones
precarias. La débil industrialización comportaba que Ia burguesía fuese numéricamente
escasa y tuviera poca influencia en los ámbitos del poder.

2.1. Unas reformas insuficientes

Las reformas iniciadas tras la revolución de 1905 quedaron muy lejos de transformar las
arcaicas estructuras sociales y políticas del Imperio. El sufragio para elegir a la Duma se
hizo favorable al zar para impedir el auge de las fuerzas opositoras.

El poder del Parlamento era escaso y el zar y sus ministros no eran responsables ante él.
Además, la reforma agraria había favorecido a los kulaks 3, que habían aumentado sus
propiedades a costa de los campesinos más pobres o de las tierras de las comunas rurales.

En 1914 parecía que el zarismo había superado (o al menos adormecido) sus problemas.
EI poder del zar controlaba a la Duma, que era clausurada cuando le interesaba. La
industrialización de las ciudades crecía a buen ritmo (gracias a las inversiones de dinero
francés e inglés) y los problemas en el campo parecían apagados. Sin embargo, Ia
participación de Rusia en Ia Primera Guerra Mundial al lado de las potencias aliadas creó la
coyuntura para un nuevo estallido revolucionario de mayor envergadura que el de 1905.

2.2
La economía rusa se orientó en abastecer al ejército. La mayoría de las fábricas se
transformaron en industrias de guerra y el reclutamiento de campesinos hizo disminuir la
producción agraria.
Los productos de primera necesidad comenzaron a escasear, los precios subieron y Ia
capacidad adquisitiva de los asalariados disminuyó. La escasez y el hambre se extendieron
entre la población.A este malestar se sumaron las derrotas militares ante Alemania. EI
ejército ruso estaba poco equipado, deficientemente armado y mal dirigido. Las bajas entre
los combatientes, procedentes mayoritariamente de las clases populares, eran enormes y
muchos soldados desertaban.
Para frenar las críticas, el zar disolvió Ia Duma y el malestar político aumentó. La confianza
en el zar se había hundido y el Estado se desintegraba.

Los complots se sucedían en una corte en la que el monje Rasputín, un personaje muy
discutido, que tenía cada vez mayor influencia sobre la familia Romanov. Rasputin fue
asesinado por un complot nobiliario en 1916.

El desastre militar, la penuria económica y el descontento político condujeron a la revolución


de febrero de 1917

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