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Filosofía del pensamiento

humano
LA UNIVERSIDAD POPULAS AUTONOMA DE VERACRUZ “UPAV”
LICENCIATURA EN CONTADURIA PÚBLICA

Proyecto: Proyecto de investigación

Maestra: Evelia Hernández Hernández

Nombre Alumno/a: Sandra contreras Téllez

Materia: Filosofía del pensamiento humano

Cuatrimestre: primer cuatrimestre

Grupo: 101

Fecha de Entrega: 05/12/2020


Índice

Índice.................................................................................................................................. 3
Introducción......................................................................................................................... 4
Tema II: Humanismo y debate de la modernidad................................................................5
1. La dimensión humanista de la ciencias moderna.........................................................7
1.1 El conocimiento y la plenitud humana...................................................................8
1.2 El humanismo como apropiación del mundo.........................................................9
2. El humanismo de la ilustración...................................................................................10
2.1 El progreso humanista........................................................................................11
2.2 El humanismo con universalismo........................................................................12
Tema III: Reformulaciones del humanismo del siglo XX....................................................14
1. Las guerras mundiales y la necesidad de replantear una guía ética y moral para
occidente........................................................................................................................... 15
1.1 Crisis Civilizatoria y nuevos valores....................................................................17
1.2 La reducción del humano....................................................................................18
1.3 Humanismo y tecnología.....................................................................................19
2. El humanismo y la des fundamentación de la metafísica de los derechos humanos.....21
2.1 El problema de la definición de lo humano..............................................................23
2.2 El acuerdo acerca de los humanos en el derecho internacional..........................25
2.3 La dignidad humana y el sentido de la vida........................................................26
3. Democracia: el humanismo como pluralismo................................................................28
3.1 Los nuevos ámbitos del humanismo........................................................................29
3.2 La diversidad cultural desde la perspectiva humanista............................................31
COMO CONCIBE EL HUMANISMO LA CULTURA.......................................................31
Introducción

En el trabajo a presentar por medio de una serie de investigaciones daremos a


conocer los temas correspondientes del humanismo y el debate de la modernidad,
las dimensión humana de la ciencia moderna, el humanismo de la ilustración como
segundo tema principal es La reformulaciones del humanismo del siglo xx con sus
corre ponentes subtemas las guerras mundiales y la necesidad de replantear una
guía ética y moral para occidente, el humanismo y la des fundamentación de la
metafísica de los derechos humanos, democracia: el humanismo como pluralismo
A lo largo de toda la historia ha surgido una gran variedad de ideologías,
movimientos y corrientes, el humanismo es una más de ellas. Aun así, el hecho de
que haiga muchas, no las hace de menor importancia. Para tomar conciencia, en
este documento se tratarán diversos temas sobre el humanismo: el panorama del
mundo antes de este, los cambios que ha sufrido a través de las décadas, en que
se ha convertido y como se puede ver reflejado en la actualidad; todo desde su
comienzo hasta la actualidad. Se hará resaltar la importancia de esta ideología
además de sus características y ventajas. Se proveerá información de relevancia
sobre el tema para que el lector pueda crear y darle forma a su propia opinión al
respecto.
Es importante siempre tomar en cuenta lo que uno siente y piensa sobre una
situación antes de realizar algo respecto a ella, analizar las cosas con calma y
pensar cómo repercutirá la acción a futuro. La capacidad de razonar es algo que
diferencia al ser humano de las otras especies vivientes en la Tierra. Hay que
saber utilizar esta cualidad única para bien, y no conformarse solo con eso, sino
llevarlo a cabo. Este es, de forma resumida, el principio básico del humanismo.
Tema II: Humanismo y debate de la modernidad

El Humanismo es una filosofía o "manera de interpretar el mundo". Se trata de un


conjunto de ideas sobre cómo la gente debería vivir y comportarse. Las personas
que se rigen siguiendo esta manera de pensar se denominan "Humanistas". Estas
son algunos de sus principios.
Una de las ideas Humanistas más relevantes es que el ser humano merece
respeto. Si todos respetamos al prójimo, todos viviremos en paz.
o Otro principio Humanista es que todos deberíamos poder decidir cómo
queremos vivir nuestra vida. Los Humanistas creen que si todos
reflexionamos acerca de lo que está bien y lo que está mal, todos
conoceremos la diferencia, y por tanto tomaremos las decisiones correctas.
Al hecho de pensar sobre los problemas le llaman razonamiento.
o Los Humanistas creen que todos deberíamos usar el razonamiento lógico.
Creen que nadie debería practicar una  religión o seguir una doctrina
filosófica o política sin haberla            Erasmo de Rotterdam puesto  antes a
prueba utilizando el razonamiento lógico.                   
o Para los Humanistas algo es bueno si ayuda a conseguir una vida mejor. Si
surge algún problema, ellos creen que es importante utilizar el
razonamiento para intentar solucionarlo.
Si en la Edad Media los ideales de perfección fueron el guerrero o el monje, ahora
será el cortesano, el caballero renacentista; conocedor de las lenguas clásicas,
griego y latín, de la poesía y de la historia; capaz de escribir en prosa y en verso;
conocedor y practicante de la música, el dibujo y la pintura; hábil en el manejo del
caballo; además galante y gentil. La dama debía cultivar las letras, la pintura y la
música.
El objetivo era una formación integral, es decir, saber de todo. Por supuesto, eso
era el ideal.y aunque la realidad, en ocasiones, era muy distinta, algunos
personajes del Renacimiento si fueron un reflejo de este espíritu.
Los humanistas solían reunirse para cambiar impresiones. Por lo general lo hacían
en la corte, en las academias o en casa de sus mecenas. Aunque el latín era la
lengua culta de la época, ellos escribían sus obras en la lengua de su país. Esto
contribuyó al surgimiento de las literaturas nacionales.
Las ideas humanistas tuvieron gran influencia en la manera de pensar de la
época. Muchos filósofos comenzaron a debatir sobre la iglesia, el gobierno, la
educación y los derechos humanos. Por este motivo, al periodo de historia
europea comprendida entre 1600 y 1800 se le conoce como La Edad de la Razón.
Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Isaac Newton, Galileo Galilei y Copérnico
fueron algunos de los filósofos y pensadores más importantes de la época.

El objetivo de este trabajo es reflexionar acerca de las relaciones entre el


humanismo, la modernidad y la posmodernidad, a partir de la exposición y el
análisis de la propuesta interpretativa que el filósofo de la ciencia Stephen Toulmin
realizó en dos obras como Cosmópolis. El trasfondo de la modernidad (1990)
y Regreso a la razón (2001). Según Toulmin, la era moderna tuvo un primer inicio
humanista, en el que destacan autores de espíritu escéptico, práctico y tolerante
con la diversidad y la ambigüedad del mundo, como Erasmo y Montaigne; si bien,
luego, fue arramblada por la modernidad cientificista, dogmática y abstracta,
inspirada en Descartes, cuya hegemonía continental fue tal que pasó a
identificarse de forma casi exclusiva con la “modernidad”. Este eclipse de los
orígenes humanistas del pensamiento moderno no sólo nos impide pensar la
modernidad, sino también la posmodernidad, que puede ser entendida como un
intento de recuperar algunas de las características específicas del humanismo, sin
que ello suponga renunciar a todos los aciertos de la etapa anterior
1. La dimensión humanista de las ciencias moderna

Una faceta importante de la ciencia es la producción de conocimiento nuevo, pero


no es la única. Plantear problemas forma parte de su desarrollo, aun cuando no se
encuentren respuestas inmediatas ni aplicaciones prácticas a esas respuestas. Tal
vez en el planteo de un problema esté el eje de toda práctica científica.
Las ciencias sociales y humanas tienen el valor agregado de ser disciplinas que
estudian las acciones e ideas de las personas, indagando de modo crítico sus
actos sobre y con los demás y las concepciones del mundo. Son las disciplinas
que se ocupan de humanizar la labor científica.
La ciencia y el humanismo son dos buenas causas en las que ocupar la vida. Dos
grandes motivos para vivir plenamente. Pasión científica, sentido humanista, son
significados intensos, calificaciones que ennoblecen el quehacer de un ser
humano. Pero, ¿se excluyen entre sí?, ¿la vocación científica se conjuga bien con
el sentimiento humanista?, ¿puede hallarse un equilibrio entre ambas? Por una
parte, la actividad científica tiene mucho de especialización, de abstracción, de
aislamiento creativo. Por otra, el humanismo conduce con frecuencia al
compromiso social y está más próximo de lo global que de lo individual.
Si echo la vista atrás, una duda viene y va por mi pensamiento. He orientado la
parte más sustancial de mis energías a las matemáticas, me he comprometido
tanto como he podido con la renovación educativa, he trabajado por una
universidad innovadora e internacional. Matemáticas, educación, universidad: ¿es
esta mezcla de sensibilidades una forma errática de no decidirse, simplemente, de
ir de un tema a otro sin un pensamiento bien fundado que oriente el camino?,
¿este planteamiento vital es dispersión o es, por el contrario, una actitud ante la
vida que podía calificarse de humanista? No tengo la misma certeza sobre cuál es
la respuesta acertada que la que se tiene cuando se demuestra un teorema, pero
aspiro a que esa aparente indeterminación sea una forma fértil de entender el
humanismo.
1.1 El conocimiento y la plenitud humana
El conocimiento es la acción y efecto de conocer, es decir, de adquirir información
valiosa para comprender la realidad por medio de la razón, el entendimiento y la
inteligencia. Se refiere, pues, a lo que resulta de un proceso de aprendizaje.
Se puede hacer referencia al conocimiento en varios sentidos. En su sentido más
general, la palabra conocimiento alude a la información acumulada sobre un
determinado tema o asunto. En un sentido más específico, el conocimiento es
definido como el conjunto de habilidades, destrezas, procesos mentales e
información adquiridos por el individuo, cuya función es ayudarle a interpretar la
realidad, resolver problemas y dirigir su comportamiento.
La plenitud humana es algo que buscan todos los individuos, y para lograrlo
existen varios factores que van a influir en ello, uno de ellos es el amor, pero
debemos primero de tener o reconocer el amor a nosotros mismos, ya que
debemos aceptarnos tal y como somos para poder ofrecer a los demás lo mejor
que tenemos, ya que este amor nos humaniza, nos hace crecer como personas y
nos lleva a el amor social; debemos también tener amor a lo espiritual, sea cual
sea nuestra religión, necesitamos de un amor superior aunque en muchas
ocasiones lo buscamos para que se nos solucionen ciertas circunstancias, el amor
es la base que nos mueve a realizar muchos de nuestros propósitos en la vida,
parte de un amor individual, para después convertirse.
El objetivo de enseñar a ser y a convivir: que cada uno sea capaz de llegar a ser el
que debe ser, sencillamente porque cada uno debe ser capaz de convivir,
expresión clara de que es capaz de ser.
La plenitud de felicidad de la persona humana sólo puede venir de la perfecta
armonía de relaciones interpersonales. Y la religión es esencialmente una relación
personal del hombre con Dios. La relación más profunda que pueda haber por
referirse a la persona de mayor dignidad que puede existir: Dios, cuando
hablamos de relación más profunda nos referimos a una experiencia espiritual o
religiosa. esto independientemente de la religión que se profese, siempre se cree
en algo más superior que nos da energía o fe para actuar ante ciertas
circunstancias; y por experiencias podríamos entender sentimientos, emociones
por medio de los cuales nos conectamos con algo que nos trasciende, no solo en
el tiempo sino en la vida misma.
Lo espiritual es aquello que se encuentra detrás de una vida bien equilibrada, bien
templada y bien intencionada; lo espiritual puede ser una revelación parcial del
impulso en marcha que hay tras la vida en algún estado de perfección.
1.2 El humanismo como apropiación del mundo
Los ideales y las formas de vida de la humanidad están siendo gravemente
zarandeados en el momento presente por la aparición de un conjunto de factores
nuevos: toda una serie de logros tecnológicos, que van a ser de inmediata
aplicación a gran escala -la masiva utilización de la energía atómica, la
automación en la industria, la aplicación de la cibernética en los campos de la
producción, de la información y de la organización, las nuevas posibilidades de la
medicina, la conquista del espacio, etc. - permiten prever un rápido y radical
cambio de los hábitos de vida y de pensamiento de los humanos. Voces
apocalípticas o mesiánicas clamarán que estamos asistiendo al fin de una
civilización o al nacimiento de otra. · Es natural que esta conciencia de novedad y
de cambio nos afecte particularmente a los que creíamos conveniente fomentar
una postura espiritual de mirada hacia el pasado, fundados en la convicción- o al
menos en: la esperanza - de que el pasado del hombre es capaz de iluminar su
presente y ayudarle a descubrir y estimar un sistema de valores de validez sólida.
~esta. Se puede decir que ha sido esencialmente la postura humanista: se daba
por admitido que no había que acudir al pasado en busca de técnicas, métodos o
procedimientos, pero sí en busca de lo que podían ser valores y fines últimos, o
ideales de vida humana.1 Hasta hace muy poco, era relativamente frecuente oír
todavía fervorosas profesiones de fe en la validez de unos principios de vida
~individual y comunitaria que se decían derivados del humanismo grecorromano.
Espero que no estaré cometiendo un fatal pecado de hybris si me atrevo a
constatar que hoy día nos encontramos con que los fundamentos de aquella fe
están a los ojos de las gentes totalmente minados, y que esto nos coloca a
nosotros, liturgos de la fe humanista, en una innegable posición de incomodidad,
cuando no de desasosiego desesperado. En nuestros conventículos todavía
intentamos a veces reanimarnos contándonos mutuamente nuestros pe" sueños
éxitos proselitistas en un mundo declaradamente infiel al humanismo. Pero si
optáramos por ser simplemente sinceros admitiríamos que el humanismo de
inspiración clásica- porque han nacido además otras muchas "sectas" humanistas
-ha pasado de ser inspiración universal de la cultura de occidente, a ser una
minúscula secta ignorada del mundo, cuyos miembros podemos hacer generosos
esfuerzos por mantener un disminuido fervor, pero que sólo a fuerza de idealismo
iluso podemos pretender influenciar con nuestro kerygma a un mundo
determinado a no hacernos caso.
2. El humanismo de la ilustración
Los ideales de la Ilustración trajeron un impulso de emancipación del individuo y
de la sociedad civil dentro del Estado moderno, que no sólo encontró su base en
credos políticos, sino en una importante renovación de los fundamentos filosóficos
sobre la verdad, la historia y la misma condición humana. El desarrollo histórico de
esos ideales encaró desde el principio numerosos escollos en su realización, pero
también fue revisado, casi en sus albores desde diversas tendencias filosóficas.
En el siglo XX, sobre todo a partir de la fractura de la confianza en la razón
científico-técnica y los ideales democráticos que supusieron los importantes
conflictos bélicos, ya desde la primera Guerra Mundial, la filosofía se tornó cada
vez más suspicaz y escéptica. Aunque no dejó de pensar alternativas y revisiones
en profundidad de los ideales ilustrados y humanistas; sabiendo que su abandono,
a pesar de la ingenuidad o atropismo que muchas veces los perlaban, abocaba a
un renacimiento cada vez más crudo de la opresión, la irracionalidad o la tiranía.
Tanto las corrientes de pensamiento más influyentes del siglo XX en sus inicios
(fenomenología, marxismo, psicoanálisis, Nietzsche), como las nuevas, o no tan
nuevas, situaciones de hecho que se iban imponiendo (crisis del Estado de
derecho, totalitarismos, problemas en el orden internacional, multiculturalismo,
movimientos migratorios, nacionalismos, nuevos fanatismos religiosos…), fueron
haciendo necesario un pensamiento crítico, en alerta constante, acaso
representado de modo paradigmático por la Teoría crítica de la Escuela de
Frankfurt, o la nueva filosofía francesa (post)estructuralista. Alerta y sospecha que
a la vez deberá abrirse a nuevos métodos del mismo pensar, o retomar con fuerza
algunos ideales no resueltos de la misma Ilustración (la misma idea de Humanidad
y de lo humano, las relaciones entre derecho y moral individual o el
cosmopolitismo como actitud vital).
Luego de dos años de encarnizada guerra civil, las posiciones geopolíticas de
conservadores y liberales en el país se habían entablado. Los dos gobiernos
nacionales, uno emanado del Plan de Ayutla e institucionalizado por la
Constitución de 1857, era encabezado por Benito Juárez, quien había instalado la
sede del gobierno en el puerto de Veracruz; el otro, surgido del Plan de Tacubaya
y contra la Carta Magna de 1857, despachaba en el Palacio Nacional, en la
Ciudad de México, y era dirigido por el general Miguel Miramón. Uno y otro decían
ser legítimos. Tanto el gobierno liberal como el conservador surgieron del
cuartelazo, del mismo modo que los gobiernos predecesores también emanaron
de las botas y las bayonetas.
2.1 El progreso humanista

El progreso viene del latín progressus que significa ir hacia adelante Muchos
afirman que el progreso es algo diabólico, algo perverso y que en el pasado
fuimos mejores seres humanos, que estamos tan enfrascados en el progreso que
no vemos más allá; que la tecnología reemplaza al hombre, que un trabajo antes
lo realizaban miles de manos, hoy lo realiza una máquina, que hemos llegado a
otros planetas en donde se ha invertido millones de dólares, mientras en otros
países hay una desigualdad terrible, miseria, hambre, enfermedad y subdesarrollo.
El progreso es el conjunto de valores declaradamente humanistas susceptibles de
ser cuantificados y medidos que aumentan con el transcurso del tiempo tales
como vida, salud, sustento, abundancia, paz, seguridad, libertad, igualdad de
derechos, alfabetización, conocimiento, inteligencia, felicidad u oportunidades de
disfrutar. En base a ellos, medidas del bienestar humano (excluidas las virtudes
religiosas, románticas o aristocráticas), el mundo ha hecho progresos
espectaculares y no hay motivos para pensar que no vaya a seguir siendo así.
Pero como están ausentes de los medios de comunicación y de los foros
intelectuales, casi nadie lo sabe, a pesar de estar a disposición de todos en
páginas web como 'Our World in data' o 'Human Progress', entre otras.
Distinguir el progreso está al alcance de todos, constatarlo, también. Solo requiere
la voluntad de hacerlo, abordar el futuro en positivo y huir de las mentes
destructivas. Para salir de la situación y afrontar los grandes retos de la nueva
realidad postpandemia, Extremadura necesita una acción conjunta de todas las
fuerzas políticas, sociales, económicas, culturales y ciudadanas, regida por la
razón, la ciencia, el humanismo y el progreso.
Para poder hacer del progresismo humanista una herramienta positiva en favor del
hombre se debe eliminar los dogmas que impiden el desarrollo. Que los dogmas
religiosos no limiten nuestro actuar positivo en favor del hombre, el progreso va de
la mano con el humanismo y tiene que volver a su origen la preocupación del
hombre por el hombre. Entonces es deber erradicar la miseria y el hambre en el
mundo. Las acciones positivas generan más acciones positivas. Que el hombre no
es un ser inferior, porque él siempre estará primero, luego las maquinas, que el
miedo no nos detenga, pero tampoco nos haga actuar en contra de la humanidad.
Nos veremos beneficiados si aplicamos el progreso humanista en favor del
hombre no en contra, creo que limitarnos va en contra de nuestra naturaleza
porque el hombre es un ser evolutivo, la naturaleza humana lo exige.

2.2 El humanismo con universalismo

El Ser Humano El Humanismo Universalista define al Ser Humano como el ser


histórico cuyo modo de acción social transforma su propia naturaleza. Un ser
abierto al mundo, de dimensión histórico social, cuya conciencia es activa y
cuya actividad es transformadora del mundo de acuerdo con su intención.
Intención lanzada a la superación del dolor y el sufrimiento, que lo lleva a
humanizar la naturaleza, la sociedad, su propio cuerpo y a sí mismo.
El Humanismo Universalista, también llamado Nuevo Humanismo, se caracteriza
por destacar la actitud humanista. Dicha actitud no es una filosofía sino una
perspectiva, una sensibilidad y un modo de vivir la relación con los otros seres
humanos. El humanismo universalista sostiene que en todas las culturas, en su
mejor momento de creatividad, la actitud humanista impregna el ambiente social.
Así, se repudia la discriminación, las guerras y, en general, la violencia. La libertad
de ideas y creencias toma fuerte impulso, lo que incentiva, a su vez, la
investigación y la creatividad en ciencia, arte y otras expresiones sociales. En todo
caso, el humanismo universalista propone un diálogo no abstracto ni institucional
entre culturas, sino el acuerdo en puntos básicos y la mutua colaboración entre
representantes de distintas culturas, basándose en momentos humanistas
simétricos”.
En la sociedad actual la convivencia entre diferentes culturas es un hecho
cotidiano. Pero lo extraordinario de este momento histórico es que se trata de un
momento de mundialización en donde todas las culturas se acercan y se influyen
mutuamente, como nunca antes había sucedido.
Es importante distinguir entre este proceso de mundialización creciente y la
globalización. La tan mentada globalización no es sino otra cosa que el tradicional
comportamiento que han impulsado los centros imperiales. Como ha sucedido
reiteradamente en la historia, estos imperios se instalan, se desarrollan y hacen
girar alrededor a otros pueblos tratando de imponer su lengua, sus costumbres, su
vestimenta, su alimentación y todos sus códigos. Finalmente esas estructuras
imperialistas terminan generando violencia y caos, producto de su ingenuo
atropello y la confrontación cultural. Hoy es necesaria la formación de ámbitos
donde se rescaten las ideas, las creencias y las actitudes humanistas de cada
cultura que, más allá de toda diferencia, se encuentran en el corazón de los
diferentes pueblos e individuos.

Objetivos:
En términos generales la Convergencia de las Culturas se propone facilitar y
estimular el dialogo entre las culturas, luchar contra la discriminación y la violencia
y llevar su propuesta a todas las latitudes.

En particular:
a) Promover la relación entre las diferentes culturas
Mediante la organización de encuentros y ámbitos de intercambio entre las
personas de diferentes culturas. No solo con la intención de hacer conocer las
propias culturas, sus inquietudes y aspiraciones, sino también para que ese
intercambio permita un dialogo verdadero orientado hacia la búsqueda de puntos
comunes presentes en el corazón de los diferentes pueblos e individuos.
b) Denunciar y luchar contra toda forma de discriminación manifiesta o larvada
A través de campañas de distintos tipos que permitan la vigencia plena de los
derechos humanos. Por la libre circulación de los seres humanos en el planeta y
por la posibilidad de que cada uno pueda elegir el lugar y las condiciones en las
cuales quiere vivir. Para mejorar el presente y construir un futuro común.
c) Difundir sus ideas y actividades
Tomando contacto con todas las culturas en los distintos países, con la intención
de difundir y nuclear a personas y organizaciones entorno al estudio y las
actividades de la Convergencia de las Culturas.
Aspectos generales
Estos lineamientos tienen por objetivo definir un modelo de organización y
funcionamiento común en sus aspectos más generales. Convergencia de las
Culturas es una organización de carácter mundial; en este sentido sus miembros,
independientemente del lugar dónde actúan, se sienten parte de una misma
acción mundial humaniza dora que se expresa de manera diversa pero
convergente. Por lo tanto es fundamental la homogeneidad de contenidos
ideológicos en todas sus manifestaciones. Sus formas de participación son
abiertas y flexibles. Se trata de una organización de base humana en la que cada
persona se hace responsable de aquello que impulsa y construye. Las estructuras
básicas de Convergencia de las Culturas son los “equipos de base” que
desarrollan sus actividades en barrios, escuelas, universidades, lugares de
trabajo, por Internet, etc.

Tema III: Reformulaciones del humanismo del siglo XX

Humanismo: conjunto de ideas que expresan respeto hacia la dignidad humana,


preocupación por el bien de los hombres, por su desarrollo multilateral, por crear
condiciones de vida social favorables para el hombre. Constituye una de las
escuelas que influyeron en la conformación de la Psicología como ciencia.El
término humanismo ha sido utilizado con diferentes significados durante la
Modernidad.
En el Renacimiento se aplicó este término a la tendencia de convertir al hombreen
el centro del universo y meta de todo pensamiento; en el Romanticismo del Siglo
XIX se identificó con las corrientes intimistas e irracionalistas que
pretendían rescatar al hombre de su disolución en la civilización tecnológica; en el
periodo contemporáneo se identificó con diversas reflexiones acerca del
destino del hombre, muy relacionadas con el fracaso de la era tecnológica del
Siglo XX para resolver los grandes problemas de la humanidad y
traer la felicidad universal prometida por la ciencia.
Se define un humanismo "marxista", que nace de la propia reflexión de Karl Marx
acerca del hombre como hacedor de su propia historia; un humanismo teológico
relacionado con el pensamiento cristiano contemporáneo que intenta reforzar una
ética personal a partir de las doctrinas religiosas; y por último el llamado
humanismo "existencialista", resultado de una progresión de la
Fenomenología a la luz de los acontecimientos de la primera mitad del Siglo XX.
Finalmente se identifica como "Psicología Humanista" o "Humanismo" una
corriente psicológica nacida en la segunda mitad del siglo XX, que marcó con
fuerza la Psicología en su práctica y su teoría. Pero antes de comprender este
impacto en la historia contemporánea de la Psicología, es necesario abordar
algunas de sus fuentes, en primer lugar, el pensamiento existencialista europeo
heredero de la Fenomenología
1. Las guerras mundiales y la necesidad de replantear una guía ética y
moral para occidente

La crisis civilizatoria y nuevos valores


El ser humano tiene dos actitudes posibles ante la vida: vivir de la tradición o de la
innovación. Vive de la tradición quien se somete al mundo en el que se inserta sin
cuestionarlo ni cuestionarse en él. Es la tendencia predominante en este mundo
globo colonizado en el que vivimos hoy. El modo de la tradición expropio de los
animales, incapaces de innovar su hábitat. Son atávicamente presos de la
naturaleza.
Al ser humano le es dado el poder de innovar, de distanciarse de la naturaleza de
sí mismo, de preguntarse por el sentido de la vida y los valores a asumir ante el
abanico de opciones que se abre a su libertad. Porque somos esencialmente
seres históricos llamados a hacer historia.
La libertad no es dar rienda suelta a los deseos. Añádase que, con frecuencia,
nuestros deseos no son propiamente nuestros. Son deseos de otros infundidos en
nosotros por la publicidad y la trivialidad. Libre es quien se distancia de la
tradición, de las presiones circundantes y, al indagar por el sentido, actúa de
acuerdo con la inteligencia

La reducción de lo humano

Las expresiones de lo cabalmente humano surgen, indica Aristóteles, cuando está


resuelto todo lo relativo no sólo a la subsistencia, sino también al ornato de la vida,
es decir, resuelto también lo que hoy denominaríamos dignidad del entorno,
empezando por la propia casa. Como todo animal, el hombre tiende a desplegar
las capacidades con las que se halla dotado por naturaleza. El asunto es
determinar bien cuáles son las que caracterizan al hombre en el seno de la
animalidad, pues si es frenado en estas, el eventual desarrollo de otras, no
impedirá que ese animal quede mutilado en su especificidad. Obviamente si la
lucha por la subsistencia se convierte para el ser humano en casi exclusivo fin,
entonces, a la vez que es mutilado en su capacidad de conocer es mutilado en su
capacidad de simbolizar.

El hombre ha domesticado individuos de la especie canis-lupus canalizando y


utilizando las facultades naturales de los mismos hasta hacer de ellos aliados y
cómplices en la lucha contra la adversidad del entorno. Mas tanto para ser eficaz
vigilante de las tierras o el rebaño, como para ser auxiliar en la caza, el lobo-perro
ha de permanecer tal,ha de mantener la agudeza de sus facultades, ha de
conservar rasgos esenciales de su condición específica, cosa que no ocurren
cuando es confinado en un ámbito de exposición o en un angosto espacio
urbano

Humanismo y tecnología

La tecnología despierta grandes expectativas en los países del Tercer Mundo en


busca de su progreso. Para estas naciones, alienadas en general de una
tecnología de primera línea e integrada socialmente, algunos expertos
internacionales sugieren la "transferencia de tecnología" en unos casos y, en
otros, la "tecnología intermedia"; el problema del subdesarrollo se busca abordar
como si fuera meramente atraso tecnológico
El progreso de una sociedad no se debe de medir por su tecnología su
competitividad, más bien el progreso debe de traducirse como bienestar individual
y social. El paradigma humanista se opone a la concepción del Positivismo, el
cual hace una canonización ideológica del hombre capitalista, fabricante y
poseedor de objetos, de la sociedad tecnológica y competitiva. La historia humana
se reduce a la producción, a la lucha del poder y al avance científico
deshumanizado.
1.1 Crisis Civilizatoria y nuevos valores

En primer lugar, podemos afirmar en una visión general, que la actual crisis del
capitalismo mundial nos comprueba, categóricamente, la crisis y ruptura social
mundial y terminal de la era del neoliberalismo 1 expresada, íntegramente, en el
colapso y derrumbe de la racionalidad económica de la “superioridad de las
capacidades y virtudes del universalismo del mercado”, en el agotamiento y
quiebre de la ideología del “fin de la historia y el triunfo de la democracia
occidental” y, de manera innegable, en la actual crisis y recomposición del orden
político mundial, producido por la crisis de la hegemonía de los Estados Unidos,
expresado en las actuales disputas inter-imperialistas por la hegemonía mundial.
Pero, sobre todo, este proceso nos reveló que estamos asistiendo, no sólo a la
más grave, prolongada e inédita crisis económica del capitalismo como sistema
histórico, sino a la crisis integral del proceso humano.
En realidad, vivimos y asistimos al fin de una época y estamos ante la presencia
de una profunda bifurcación histórica –en el tiempo y en el espacio- de las
diversas formas y dilemas de coexistencia y/o supervivencia del proceso
civilizador mundial que, como señalara, en diversos momentos, el Amauta hace
más de 85 años, han puesto en riesgo global la continuidad misma de la existencia
de la civilización humana. Mariategui, en un primer momento, lo dice así:
En la crisis mundial [actual] se están jugando los destinos del mundo” 2. “Sobre la
necesidad de difundir el conocimiento de la crisis mundial…presentar al pueblo la
realidad contemporánea, explicar al pueblo que…en esta gran crisis
contemporánea no es un espectador; es un actor…a suceder a la declinante, a la
decadente, a la moribunda civilización capitalista, individualista y burguesa...Es la
crisis de las instituciones de la civilización occidental…ahora en un periodo de
crisis definitiva, de crisis total…La crisis mundial es, pues, crisis económica y crisis
política. Y es, además, sobre todo, crisis ideológica…Éste es, indudablemente, el
síntoma más grave de la crisis, es el indicio más definido y profundo de que no
está en crisis únicamente la economía de la sociedad burguesa, sino de que está
en crisis integralmente la civilización 3.
En un segundo momento y espacio, Mariátegui, en una trascendente polémica,
anticipa las características centrales de lo que, hoy día, constituye la
mundialización del capital financiero internacional y, de manera específica y lúcida,
la disputa inter-imperialista entre grandes intereses económicos y financieros del
capital corporativo transnacional por el control y la hegemonía de la economía
mundial y el mercado internacional.

1.2 La reducción del humano

Es su visión del mundo, el prisma que usa para leer cifras, a las que reduce el
sufrimiento y las necesidades humanas, como si esto pudiese ser la única forma
de explicar y entender condiciones de exclusión, pobreza y marginalidad, que
nunca ha vivido, que no conoce y con la que nunca tendrá un contacto. El teórico
usa sus trucos desde detrás de algún cómodo escritorio, ojalá en la capital, para
desechar en lugar de explicar.
El "experto" vive sobre la base de una realidad fragmentada, sólo teniendo en
cuenta esa perspectiva parcial que le confiere su disciplina, respecto de la que ha
recibido una formación proveniente de otros "expertos", quienes desde sus
castillos construidos en las nubes, se reproducen dentro de sus parcelas de
conocimiento, repartiéndose publicaciones y debatiendo para ellos, cada uno
desde sus compartimientos, como si la vida se estructurara sobre la base de
estancos, en que cada especialidad no puede relacionarse con la otra, a la que
miran incluso con desprecio.
Los profesores Taylor, Walton y Young, denominan a este fenómeno el del análisis
desde el ángulo del chauvinismo enclaustrado, desde el que se aprecia la totalidad
de la sociedad en función de sus propios valores, para no adoptar una postura
crítica al margen de ellos. Estamos construyéndonos y pretendemos seguir
adelante, no sobre la base de la participación ciudadana, sino que a partir de las
lecturas de analfabetos sociales con muchos títulos universitarios, absolutamente
desconectados de lo que ocurre en el mundo. Peor si detrás de estos trabajos y
financiamiento se encuentra la burocracia y la política.
Esta reducción del ser humano a cifras para uniformarlo, cuando es pura
diversidad, puede implicar el que se adopten políticas públicas construidas desde
la ignorancia, para ser aplicadas a quienes no las necesitan.
Las encuestas y mediciones son útiles insumos y no constituyen material sagrado
para avalar cambios radicales o sostener el anquilosamiento de un modelo social.

1.3 Humanismo y tecnología

Cada día nos sorprende con nuevos cambios. Sin embargo, ese agitado
movimiento se va revelando más y más como un proceso en extremo ambivalente
y contradictorio. La técnica, "(...) cuya misión es resolverle al hombre problemas,
se ha convertido de pronto en un nuevo y gigantesco problema”.
Estas palabras de J. Ortega y Gasset ilustran con bastante precisión el estado de
cosas en que ha devenido hoy día el complejo y multifacético ámbito de la relación
tecnología-sociedad. Hoy más que nunca se hace sentir la urgencia de pensar en
el movimiento de la técnica y la industria. Desastres ecológicos y amenazas sobre
la biosfera se suceden a un ritmo inquietante. Las tecnologías dan la posibilidad
de crear rápidamente nuevas especies animales y vegetales, así como
transformar el modo de reproducción humano. Nuevas maneras de pensar y de
ser en conjunto se elaboran en el mundo de las comunicaciones y la informática.
Los espacios del trabajo, del pensamiento y la comunicación dependen, también
de ellos, de la incesante metamorfosis de las disposiciones y dispositivos
informacionales. Por el establecimiento de conexiones siempre más numerosas en
dirección del universo no humano (la naturaleza, sus flujos, sus campos y fuerzas,
la materia como fuente de energía o soporte de acciones), la técnica es una de las
dimensiones en las que se juega el auto transformación del mundo humano.
Resulta innegable el hecho de que, independientemente de otros factores, la vida
social se encuentra influida en apreciable medida por el estado y los avatares de
la técnica y la industria. "Una parte esencial de los problemas políticos de nuestro
tiempo -afirma Pierre Levy-se juegan en el terreno de la técnica (...)" y, pudiera
agregarse, una gran parte de los proyectos científicos, tecnológicos y económicos
se acometen con intenciones políticas.
Es agobiante el acoso impuesto mediante esas alusiones, mitos y falacias que las
grandes trasnacionales y potencias desarrolladas divulgan sobre la necesidad del
cambio tecnológico permanente por motivos mercantiles que no tienen en cuenta
las necesidades reales de humanidad. Tales mensajes aluden sutil o
explícitamente a la idea de que quién no se ponga a tono con las últimas
novedades del estado del arte en la tecnología, se encontrará de forma
irremediable, amenazado, discriminado, humillado y condenado al fracaso.
Generalizan un discurso que modifica de forma sutil, imperceptible, la escala de
valores del hombre moderno; unen la necesidad de competitividad con la noble
búsqueda de algo llamado excelencia, excelencia típicamente entendida como la
consecución de calidad de un producto, cualquiera que este sea.
Semejantes mensajes son muy frecuentes hoy en empresas, escuelas y todo tipo
de locaciones y relaciones sociales. ¿Se aspira en las empresas a esto o a un tipo
de competitividad y excelencia con un sentido más amplio y abarcador que el
productivo, capaz de garantizar la mayor calidad de vida, la excelencia social y la
sustentabilidad de cada país? "Construimos nuestros edificios, remarcó una vez
Winston Churchill (a raíz de una propuesta para un nuevo edificio del parlamento),
luego nuestros edificios nos construyen a nosotros".
El problema radica en que las tecnologías, como regla bastante general, son
ambiguas, ambivalentes desde el punto de vista de su significación social. Si se
considera que valor es aquello que tiene significación social, ellas constituyen un
valor. Ahora, si se parte de la compresión del valor como un concepto que, por un
lado expresa las necesidades cambiantes del hombre y, por el otro, fija la
significación social positiva de los fenómenos naturales y sociales para la
existencia y el desarrollo progresivo de la sociedad, el asunto se complica
sobremanera, principalmente por dos razones.
Primera: no existe un criterio objetivo para discriminar cuáles de las denominadas
necesidades cambiantes del hombre son superfluas y cuáles esenciales en un
momento histórico-concreto dado.
Segunda razón: la propia idea del progreso y su criterio de determinación son
bastante discutibles desde la perspectiva de los tiempos actuales. Al igual que
existen argumentos y hechos esenciales para justificar la tesis de que la sociedad
progresa, también existe una "bolsa" similar de argumentos y hechos esenciales
para fundamentar lo contrario.
Es, por tanto, en extremo difícil establecer el sentido ascendente o descendente
de la línea que resulta del enfrentamiento de las tendencias progresivas y
regresivas si se consideran estas en su interacción dinámica objetiva, esto es en
la unidad real de todos los aspectos y matices que caracterizan el complejo y
multifacético movimiento social. Quizás lo más sensato sea hablar de un progreso-
regreso de la humanidad o de un regreso-progreso o de ambas cosas a la vez.
En resumidas cuentas las interrogantes caen por su propio peso. ¿Existe
progreso en la sociedad? ¿Son la ciencia, la tecnología y la industria moderna un
valor, un anti-valor, un valor anti-valor, un antivalor valor? Al parecer las cosas del
hombre, que ama lo absoluto, lo bello y lo perfecto, están condenadas a lo relativo
y lo sublime. El propio concepto de verdad no escapa a esta realidad. Si bien es
cierto que la noción acerca de la existencia de la verdad ha orientado la búsqueda
humana durante siglos, también es cierto que las festinadas y bizantinas disputas
por su tenencia han dificultado la mejor comprensión y comunicación entre los
hombres. Del mismo modo, la idea del progreso, siendo un estímulo positivo para
la creación, también ha conducido al absurdo de creer (el hombre exhibe una
insólita capacidad para auto engañarse y creer las propias falacias que se inventa)
que toda invención o cambio realizado o en proyecto constituyen un desarrollo, sin
embargo, el asunto no para ahí.

2. El humanismo y la des fundamentación de la metafísica de los derechos


humanos
A) El problema de la definición de lo humano.
El concepto del ser humano, depende de nuestra cosmovisión, es decir, de la
percepción de nuestro yo y del mundo que nos rodea; esta cosmovisión es el
resultado de la ciencia, la filosofía y la creencia adquirida por cada uno de
nosotros
La definición del ser humano comprende tres elementos:
 El yo
 El otro
 El universo
B) El acuerdo acerca de lo humano en el derecho internacional
El movimiento internacional de los derechos humanos se fortaleció con la
aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos por parte de la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
Redactada como “un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben
esforzarse”, en la Declaración, por primera vez en la historia de la humanidad, se
establecen claramente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales básicos de los que todos los seres humanos deben gozar.
La Declaración Universal, junto con el Pacto Internacional de Derechos Civiles
Políticos y sus dos protocolos facultativos, y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, forman la llamada “Carta Internacional de
Derechos Humanos”.

Uno serie de tratados internacionales de derechos humanos y otros instrumentos


adoptados desde 1945 han conferido una base jurídica a los derechos humanos
inherentes y han desarrollado el conjunto de derechos humanos internacionales.
 La obligación de respetarlos, significa que los Estados deben abstener sede
interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos.
 La obligación de protegerlos, exige que los Estados impidan los abusos de
los derechos humanos contra individuos y grupos.
 La obligación de realizarlos, significa que los Estados deben adoptar
medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos

C) La dignidad humana y el sentido de la vida.


La dignidad humana significa el valor interno e insustituible que le corresponde al
hombre en razón de su ser, no por ciertos rendimientos que prestara ni por otros
fines distintos de él mismo. También se puede expresar, por tanto, aplicándole la
noción de fin en sí. Por contraposición a fin en el sentido de objetivo o meta, que
sólo es tal en la medida en que alguien se lo propone, el fin en sí lo es por su
propia naturaleza, respaldando la legitimidad de los fines variables pretendidos y
evitando, por tanto, su arbitrariedad. La dignidad humana como fin en sí misma
ofrece un primercriterio de contrastación para la valoración ética de las finalidades
particulares perseguidas
2.1 El problema de la definición de lo humano

Dentro de la problemática del hombre estamos metidos nosotros como hombre, y


comprender el problema antropológico significa también, comprendernos poco
apoco a nosotros mismos
Que es el ser humano
El concepto del ser humano, depende de nuestra cosmovisión, es decir, de la
percepción de nuestro yo y del mundo que nos rodea; esta cosmovisión es el
resultado de la ciencia, la filosofía y las creencias adquiridas por cada uno de
nosotros.
La decisión del ser humano comprende tres elementos: el yo, el otro y el universo.
 El yo personal necesita:
 Descubrirse, reconocerse y construirse
 De relaciones humanas bien entendidas
 No basta con saber que somos personas, hace falta saber quién es la
persona para saberlo ser de verdad
 Construir una visión de yo y del otros en armonía con el universo
 Determinar un modo, una calidad de ser persona humana
Que es la persona
 Animal racional
 Unidad sustancia de alma y cuerpo
 Cuerpo espiritualizado
 Un espíritu de apertura, Dialogo y comunicación
 Inteligencia consciente
 Corporalidad que siente
 Espíritu consciente y libre
 Cuerpo y espíritu con capacidad para decidir
 El aspecto corpóreo y espiritual es el rasgo distintivo con respeto de los
demás vivientes
La antropología es una de los tratados más antiguos de la filosofía y designa
cualquier doctrina que nos hable sobre el hombre, su naturaleza y su situación en
el universo.
La antropología estudia al hombre desde su ser bilógico (llamada antropología
física), su ser cultural (llamada antropología cultural) y su ser personal (llamada
antropología filosófica)

Que es la antropología filosófica


Es el estudio sistemático de la naturaleza humana y el modo de acceder al YO de
la intimidad personal, de tal forma que la persona queda construir su propia
identidad, como única e irrepetible en el camino del conocimiento de ella misma.
Ciencia o disciplina acerca del hombre
La etimología de la palabra proviene del griego:
Athropos= hombre
Logos= ciencia
La antropología estudia al hombre desde sus diferentes aspectos
Antropología física: estudia al hombre en cuanto al animal abarcando dos ramas:
la primera estudia el cuerpo humanos desde la anatomía y la fisiología, llamada
somatología, y una segunda que trata el origen y la evolución de las especies
llamadas paleontología.
Antropología cultural: estudia los orígenes y la evolución de los
comportamientos humanos a lo largo de la historia. A ella pertenecen: la etnología,
la arqueología, la lingüística, el folclor y la historia cultural.
Antropología filosófica: estudia al hombre como sujeto personal y lo estudia en
su globalidad, su sentido ultima, su sentido de la vida humana y su libertad esta
antropología física.
2.2 El acuerdo acerca de los humanos en el derecho internacional

El movimiento internacional de los derechos humanos se fortaleció con la


aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos por parte de la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Redactada
como “un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse”,
en la Declaración, por primera vez en la historia de la humanidad, se establecen
claramente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales
básicos de los que todos los seres humanos deben gozar. A lo largo de los años lo
establecido en la Declaración ha sido ampliamente aceptado como las normas
fundamentales de derechos humanos que todos deben respetar y proteger. La
Declaración Universal, junto con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y sus dos protocolos facultativos, y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, forman la llamada “Carta Internacional de
Derechos Humanos”.
Una serie de tratados internacionales de derechos humanos y otros instrumentos
adoptados desde 1945 han conferido una base jurídica a los derechos humanos
inherentes y han desarrollado el conjunto de derechos humanos internacionales.
En el plano regional se han adoptado otros instrumentos que reflejan las
preocupaciones específicas en materia de derechos humanos de la respectiva
región, y en los que se establecen determinados mecanismos de protección. La
mayoría de los Estados también ha adoptado constituciones y otras leyes que
protegen formalmente los derechos humanos fundamentales. Si bien los tratados
internacionales y el derecho consuetudinario forman la columna vertebral del
derecho internacional de derechos humanos, otros instrumentos, como
declaraciones, directrices y principios adoptados en el plano internacional
contribuyen a su comprensión, aplicación y desarrollo. El respeto por los derechos
humanos requiere el establecimiento del estado de derecho en el plano nacional e
internacional. El derecho internacional de los derechos humanos establece las
obligaciones que los Estados deben respetar. Al pasar a ser partes en los tratados
internacionales, los Estados asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del
derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos.
La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de
interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. L a obligación de
protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos
contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los Estados
deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos
básicos. A través de la ratificación de los tratados internacionales de derechos
humanos, los gobiernos se comprometen a adoptar medidas y leyes internas
compatibles con las obligaciones y deberes dimanantes de los tratados

2.3 La dignidad humana y el sentido de la vida

El término "dignidad" (en griego axion) designa en latín lo que es estimado o


considerado por sí mismo, no como derivado de algo otro. Se aplica, por ejemplo,
a los axiomas como verdades que merecen ser reconocidas inmediatamente como
evidentes, en oposición a las verdades mediatas o deducidas y a los postulados,
que no son de suyos evidentes. La dignidad humana significa el valor interno e
insustituible que le corresponde al hombre en razón de su ser, no por ciertos
rendimientos que prestara ni por otros fines distintos de él mismo.
También se puede expresar, por tanto, aplicándole la noción de fin en sí. Por
contraposición a fin en el sentido de objetivo o meta, que sólo es tal en la medida
en que alguien se lo propone, el fin en sí lo es por su propia naturaleza,
respaldando la legitimidad de los fines variables pretendidos y evitando, por tanto,
su arbitrariedad. La dignidad humana como fin en sí misma ofrece un primer
criterio de contrastación para la valoración ética de las finalidades particulares
perseguidas. Su más célebre expresión aparece en una de las formulaciones del
imperativo categórico kantiano: "Actúa de tal modo que trates a la humanidad,
tanto en tu persona como en la persona del otro, no como un mero medio, sino
siempre y al mismo tiempo como fin".
Así entendida, la dignidad se presenta como un principio negativo que no se debe
traspasar, exigiendo respeto, más bien que como un principio positivo o motor
para acciones particulares debidas. Mientras las máximas prescriben modos
variables de actuación para su sujeto, el imperativo categórico es una ley que
tiene validez objetiva y que, al impedir que los hombres sean instrumentalizados
unos a otros como puros y simples medios, lleva a la noción de la humanidad en
su conjunto como reino de los fines o conjunto en el que cada hombre es fin
objetivo para sí mismo y para los demás. He aquí una primera comparecencia de
la dignidad humana.
Pero también la dignidad recae sobre aquellos actos personales que tienen
carácter de fin objetivo. A este respecto la filosofía kantiana no nos presta ayuda,
por cuanto escinde la disposición interna (Gesinnung) de respeto a la ley moral
tanto de sus realizaciones externas como de sus móviles psicológicos. La noción
tradicional de finís operis alude, en cambio, a la categoría de fin que poseen de
suyo ciertas acciones y que se la comunican al sujeto que las realiza, con tal que
no las subordine a un fin distinto, sino que se apropie el fin correspondiente a la
acción convirtiéndolo en finís operantis.

Por ejemplo, prestar una ayuda es un fin en sí mismo digno y hace digno al sujeto
que lo asume; pero si se presta la ayuda para sobornar, se está haciendo pasar lo
que es un fin por naturaleza por un mero material, por sí mismo indiferente, del
que se usa para otro fin principal, que es el que confiere en tal caso la cualificación
a la acción, por ser lo que la guía en su realización.
Si bien se mira, no se trata de dos acepciones separadas de la dignidad, ya que
una y otra están estrechamente emparentadas a partir de su fundamento
inmediato. Basta con que nos preguntemos por lo que otorga respectivamente el
carácter digno a la persona y a sus actos.
La persona es digna, dada la capacidad que tiene de dirigirse por sí misma hacia
el bien: sin la intimidad precisa para poder dirigir sus actos (aunque de hecho no
los esté dirigiendo ahora ni siquiera sea consciente de este poder) no habría
dignidad, pero tampoco la habría si no pudiese poner en relación con el bien
aquello que decide; basta con advertir que las características morales, como la
responsabilidad o la conciencia de mérito, en las que se manifiesta su dignidad, se
desvanecerían sin los dos rasgos señalados.
La Axiología contemporánea ha señalado esta proximidad entre los dos aspectos
de la dignidad al decir que la persona es toda ella en cada uno de sus actos.
Traducido a nuestra terminología: la dignidad que poseen los actos buenos es la
misma dignidad de la persona, ya que son actos que la manifiestan en lo que es y
que refluyen sobre ella misma. La reciprocidad señalada se hace patente también
en la medida en que el fundamento inmediato de la dignidad de la persona está en
su aptitud para auto determinarse hacia el bien y el fundamento inmediato de la
dignidad de los actos buenos reside en que con ellos la persona incrementa en sí
misma el bien por el que se auto determina. Resulta, pues, que en su fundamento
ambas dimensiones de la dignidad se implican.

3. Democracia: el humanismo como pluralismo


La democracia; es decir, como articulación de las luchas contra las diferentes
formas de subordinación -de clase, de sexo, de raza, así como de aquellas otras a
las que se oponen los movimientos ecológicos, antinucleares y anti institucionales.
Esta democracia radicalizada y plural, que proponemos como objetivo de una
nueva izquierda, se inscribe en la tradición del proyecto político «moderno»
formulado a partir de Iluminismo, e intenta prolongar y profundizar la revolución
democrática iniciada en el siglo XVIII, continuada en los discursos socialistas en el
siglo XIX, y que debe ser extendida hoy a esferas cada vez más numerosas de la
sociedad y del Estado. Nuestra tesis es que para llevar a su conclusión un
proyecto tal, es necesario abandonar un cierto número de tesis epistemológicas
del Iluminismo, ya que es sólo a través de una crítica del racionalismo y del
esencialismo cómo es posible dar cuenta, de una manera adecuada, de la
multiplicidad y diversidad de las luchas políticas contemporáneas.
Pluralismo más amplio en el campo cultural que al nivel de «lo político». Tomo en
cuenta la especificidad de la democracia moderna en tanto que nuevo régimen
político que se constituye por el reconocimiento del pluralismo. Por pluralismo
quiero significar en este contexto el fin de una idea sustantiva de la vida buena, lo
que Claude Lefort llama «la disolución de los indicadores de certidumbre» [the
dissolution of the markers of certainty]. 5 El pluralismo apunta a una profunda
transformación del ordenamiento simbólico de las relaciones sociales. Éste es un
aspecto absolutamente ignorado por liberales como John Rawls cuando se
refieren al hecho del pluralismo. Existe por supuesto esta realidad que es la
diversidad de concepciones del bien común, pero la diferencia relevante no es de
tipo empírico sino que atañe a la legitimación de la división y del conflicto, y
concierne al nivel de lo simbólico. De lo que se trata es de la emergencia de la
libertad individual y de la afirmación de la libertad equitativa para todas y todos.
Desde el momento en que se percibe la democracia pluralista como un régimen
cuyos principios ético-políticos son la libertad y la igualdad para todos y todas,
podemos comprender el serio error que supone el principio liberal de la neutralidad
del Estado. No cabe duda de que, con el fin de respetar la libertad individual y el
pluralismo, un estado democrático liberal moderno no debería intentar imponer
una única concepción del bien común en asuntos concernientes a los valores
políticos, dado que por definición postula ciertos valores ético-políticos que
constituyen sus principios de legitimidad. Lejos de ser neutral, el Estado
democrático liberal es la afirmación de valores específicos, libertad e igualdad, que
informan su particular ordenamiento simbólico de las relaciones sociales. Es por
ello que no puede aceptarse el pluralismo en lo que respecta a los principios de
legitimidad. Esto significa que quienes se oponen a la libertad y a la igualdad y
desearían reinstaurar una concepción holística y jerárquica de la sociedad no
pueden esperar ver sus demandas legitimadas en nombre del pluralismo

3.1 Los nuevos ámbitos del humanismo

Europa salió de los tiempos de tinieblas del Medievo gracias al Humanismo del
Renacimiento. Fue entonces cuando, recuperando los valores de la cultura
clásica, este movimiento filosófico, intelectual y cultural, reemplazó la visión
teocéntrica imperante por el antropocentrismo, esto es, por dar valor y significado
al ser humano como medida de todas las cosas, a la vez que impulsaba una
moralidad altruista y un anhelo de construir un mundo más justo para el conjunto
de la humanidad: ahí están, por ejemplo, las ideas de pensadores como Tomás
Moro y su célebre Utopía, obra en la cual plasma el sueño de una sociedad ideal,
justa y solidaria.
Este espíritu humanista, símbolo de modernidad, ha formado parte de la identidad
de la cultura europea durante cinco siglos y ha servido también para conformar los
valores esenciales de la actual Unión Europea, tal y como recordaba el filósofo
holandés Rob Riemen, articulando así un modelo sociedad progresista y solidaria
que ha sido capaz de superar la herencia de los dramáticos conflictos armados
que, en tiempos pasados, ensangrentaron al continente europeo.
No obstante, hoy en día parece que este humanismo, que representa lo mejor de
los valores que dignifican al ser humano, está siendo ignorado, incluso atacado
desde distintos ámbitos, aludiendo a él de forma despectiva como un ingenuo
«buen ismo», tal y como se ha puesto de manifiesto en temas tan candentes como
la reciente crisis migratoria y la actitud de acogida hacia las personas que llegan a
nuestra Europa soñando con construir un futuro mejor alejado de guerras y de
miserias. Estos ataques a los valores humanistas provienen tanto de los
emergentes movimientos xenófobos, racistas o abiertamente fascistas, como de
un rampante y deshumanizado neoliberalismo adorador del «Dios Dinero», todo lo
cual ofrece un panorama preocupante y peligroso, por lo que representan y por el
riesgo futuro que tras ellos se intuye. Y es que en estos tiempos los valores
humanistas, como señalaba Jorge Riechmann, se hallan «aplastados bajo la
avalancha de la basura mediática, el consumismo nihilista y la degeneración de la
democracia».
Pese a estas amenazas, los valores del Humanismo siguen vivos,
afortunadamente, en estos tiempos de crisis e incertidumbres, como lo ponen de
manifiesto la labor de multitud de oenegés que, inspiradas en el espíritu de
solidaridad, justicia y acogida, intentan paliar infinidad de dramas sociales y
personales. Es por ello que se habla de la existencia de un Pos humanismo y éste
toma diversas formas tal y como señalaba Rosi Braidotti, pues todas ellas parten
de «tradiciones emancipadoras», entre las que cita el antifascismo, los
humanismos socialistas, el feminismo, el pensamiento des colonial y los
ambientalismos.

En este contexto, es donde hay que situar la importancia creciente del Humanismo
ecológico, aquel que ve el mundo no como un lugar de saqueo y expolio, sino
como un lugar que debemos preservar y en consecuencia, el ser humano deja de
ser un dominador del medio ambiente, sino su guardián y celoso administrador
para preservarlo para las generaciones futuras. Y dentro del mismo, se hallaría
también el Eco socialismo y el Eco feminismo, concepto en el cual se englobaría,
como señala Carmen Magallón, «la tríada devaluada por la historia», esto es, la
defensa de las mujeres, a la naturaleza y a la paz, cuyos valores reivindica. Ya lo
decía Francia Márquez, líder de los derechos medioambientales en Colombia
frente a los abusos y destrozos y efectos devastadores de las industrias mineras
sobre el medio ambiente en su país al señalar que «somos parte de la naturaleza,
no sus dueños». Son en estos planteamientos, radicalmente distintos a los de la
política dominante, donde la conciencia femenina aporta una visión alternativa,
necesaria y progresista, al igual que ocurre con el Feminismo pacifista desde que
se fundase en 1915, en pleno fragor de la I Guerra Mundial, la Liga Internacional
de Mujeres por la Paz y la Libertad.
Por todo ello, más que nunca resulta necesario reivindicar un nuevo Humanismo,
en sus diversas facetas, que haga frente a los principales retos que amenazan a la
Humanidad. En esta línea, el teólogo José Ignacio González Faus manifestaba
que «una forma de trabajar por la justicia, además de incorporar el feminismo y la
ecología a este nuevo Humanismo, sería también «la lucha contra el desafuero del
consumismo». En consecuencia, necesitamos, como apuntaba Roy Scranton,
«formas nuevas de pensar sobre nuestra existencia colectiva».

3.2 La diversidad cultural desde la perspectiva humanista

El término “diversidad cultural” ha sido cargado de diferentes interpretaciones y


cambios derivados algunas veces de la historia, como el colonialismo, y de
sutilezas lingüísticas o semánticas. Como señala Nina Obuljen (2006:21)
“cualquier tentativa de escribir un resumen de la historia del debate de la
diversidad cultural no puede empezar sin el reconocimiento de la existencia de
múltiples definiciones del término. La carencia de una sola definición o de alguna
diversidad de definiciones, representa el mayor obstáculo en identificar los más
importantes instrumentos y foros que en el pasado se han ocupado de los temas
de diversidad cultural” 1.
Aun así, es posible distinguir dos acercamientos generales a la diversidad cultural:
la diversidad “dentro” de los estados y la diversidad “entre” estados. En las
grandes ciudades occidentales la cuestión de la diversidad interna está ligada
indiscutiblemente al fenómeno de la inmigración, pese a que la diversidad cultural
interna puede ser independiente a este fenómeno como lo es en los estados en
los que la diversidad cultural se encuentra ligada a las minorías étnicas que han
permanecido a la largo de los años en dichos territorios. Esta aproximación mira a
los individuos como poseedores potenciales de identidades múltiples y
características culturales heterogéneas que en forma conjunta construyen una
nación u otra forma de identidad.
Este acercamiento se puede entender también como “multiculturalismo”, y aunque
recientemente se discuta y hable de sociedades multiculturales, la primera
legislación multicultural del mundo fue adoptada en 1988 en Canadá, que
reconoció en su “Acta del Multiculturalismo” que la diversidad cultural era una
característica fundamental de su sociedad y creó una serie de políticas y de
programas de gobierno para protegerla y realzarla (Pérez de Cuellar, 1996). La
diversidad cultural “entre” estados o naciones se centra en la necesidad del
intercambio cultural equilibrado de bienes y servicios entre los estados y/o las
culturas. Este acercamiento se caracteriza por el desarrollo de la relación entre la
cultura y el comercio, o la cultura y la economía; así como la capacidad de los
estados para “intervenir” en mercados culturales afín de sostener su producción
“local” o “nacional” asegurándoles un espacio en los mercados, es decir, con un
intercambio equilibrado entre culturas.

COMO CONCIBE EL HUMANISMO LA CULTURA


Se trata de explicar cómo concibe el humanismo la cultura. Una perspectiva que
se aleja mucho de lo que ordinariamente se entiende por cultura. Cuando
hablamos de cultura solemos referirnos al patrimonio cultural de un país o
continente, a los conocimientos científicos acumulados con el paso del tiempo, a la
historia del pensamiento, a las obras de interés histórico-artístico, a las
costumbres o a la historia de los pueblos, a la historia de sus instituciones.
Al conocimiento de todo esto lo solemos llamar cultura, pero solamente es su
aspecto exterior u objetivo. También solemos hablar de cultura al referirnos a las
organizaciones dedicadas a la conservación de bienes culturales o histórico-
artísticos, o a la promoción de las bellas artes, o a la organización de eventos
culturales. Como casi todo ello está subvencionado se habla de “cultura de la
subvención”. Pero esta tampoco es la cultura que interesa al humanismo.
Existe otro sentido más profundo de la cultura.
Cultura es el cultivo del hombre, lo mismo que agricultura es el cultivo del campo.
El cultivo del hombre es un largo empeño que se logra a través de la educación.
Pero no la educación que se limita a transmitir datos. A esto se le llama
“información”. Ya lo señaló uno de los primeros humanistas, Petrarca, cuando se
preguntó de qué servía conocer la naturaleza y los instintos de los animales
salvajes, si desconocíamos la naturaleza del hombre y el objetivo de su existencia.
Para el humanismo, la cultura es el conjunto de saberes que permite al hombre
vivir dignamente como ser humano. ¿Cómo se desarrolla este proceso?
Intentaremos resumirlo.
La parte del ser humano que no es cuerpo es el espíritu. El espíritu se compone
de inteligencia, voluntad y capacidad de actuación.
A través de una inteligencia metódica llegamos a la “sabiduría”, que abarca tres
áreas: 1) una visión general del mundo que dé respuesta a las preguntas básicas
sobre el sentido de la vida, de dónde venimos, a dónde vamos, que es la felicidad,
como afrontamos el dolor y la muerte; 2) una concreción de criterios morales que
guíe la conducta y permita distinguir el bien del mal;3) un conocimiento de las
cosas humanas, los comportamientos individuales y sociales y los sentimientos 
para relacionarnos con los demás.
A través de una voluntad formada llegamos a la “virtud”, como la llamaban los
clásicos, que abarca tres áreas:1) la disciplina personal para llevar una conducta
libre, consciente y racional; 2) la honestidad que nos inclina hacia la justicia y la
honradez; 3) la ordenación de los amores, amistades y afectos hacia personas y
hacia ideales.
A través de la capacidad de actuar, se aprende a hacer cosas, a ejecutar
proyectos y a sacar adelante las propuestas que nos imponemos,
aprovechándonos de la experiencia de otros y aplicando nuestro propio ingenio..
El humanismo es un ideal de educación que cultiva las humanidades, es decir,
aquellas artes y saberes que contribuyen a que el espíritu del hombre adquiera
verdadera forma humana.

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