Está en la página 1de 1

98 FRANKLIN PEASE G.Y.

MITOS E HISTORIAS DIVERSAS 99

visión cristiangjjjjgjarpgresivamente se había hecho europea. Sejiip Guarnan Poma precisó una imagen..de edades..del mundo paralela-
comienzo a una alegorización de los mitos ¿riegos. y romanos, que los. mente expuestas en su Nueva corónica, en ésta las edades andinas son
despojó de su propia sacralidad y los convirtió en alegorías, en historias así colocadas frente a las europeas. Sin embargo, el propio cronista
falsas, pueriles ó dé moraleja." " Las tradiciones escandinavas pasaron a ánSlríó reelaboró la versión -quizás inicial y no exenta de influencia
ser literatura de trovadores, mientras gue. algunos ciclos míticos -sajo- cristiana-para,proponer que, siendo los hombres^andinos descendientes
nes, por ejemplo- pasaban a poblar los argumentos de las novelas de de Ñoé, la generación humana procedente de Adán y Eva, y del diluvio,
caballerías. La memoria europea distinguía así la calidad de sus propios se^xfé"n3!a"a~3?ífrérica por medio de un ignorado hijo de Noé. La pri-
recuerdos, otorgándoles una situación histórica que distinguía la histo- rñé7a^á^*aré*nombres andinos -Üari ÜiracocHa runa- era entonces pro-
ria verdadera, permitiendo sin embargó espacios donde la verdad y la cedente de la original generación bíblica. En Guarnan Poma, la imagen
/afítasT5"po3láñ convalidarse, como ocurría en las hagiografías. de un caos entre las edades -tan viva en Avila- se atenúa, sin embargo.
Dentro_de.._esta tendencia,, las,, imlge.nes,,..acerca de otros pueblos De su lectura se infiere la adopción de criterios cristianos, a veces no
adquirían ^progresiva. importancia. Desde un primer momento de la óflciáles^cpmó la versión del origen judío de los hombres americanos,
vida medieval donde al lado del pasado único existía un único otro con- laTHela preHicacToñ'apos'tólica, la aceptación de la evangelízación y el
figurado por el Islam -eí imperio bizantino era un espacio intermedio y reconocimiento de la inminencia del Juicio Final, pues Guarnan Poma
decreciente- se pasó aT conocimiento fantaseado de los mundos distin- se consideró a sí mismo como un anunciador de la segunda venida de
toTy lejanos: Cipango y Catay dieron nombre a los imperios orientales Cristo [154].
apenas orillados "por los relatos de Marco Polo o John Mandeville, rriien- ""'Dentro de tal versión, los incas serían una generación, destruida por
trá__TPreste j^^^ just¿|jcaj^a }os m¡ciales esfuerzos evangeíizadores de la presencia española; sin embargo, al aceptar Guarnan Poma la versión
extendidos a Santo Tomás o San Bartolomé, dé la historia cristiana con su cercano fin escatológicq, escamotea el
qüT~ajDTiriañí"^ctes'püés de una breve mirada al África, la India y las asunto, convirtiendo a los incas en idólatras e ilegítimos gobernantes de
IriSíasque sólo un cartógrafo aléman^Martin Waldeesemuller- denomi- urfuniverso de contradicciones textuales que revela la compleja confu-
sión en que se_hallaba.__Sii forma de solucionar el impase en su propio
nó América, pues las cartas de Américo Vespuccio le habían hecho
razonamiento fue establecer que Huáscar había donado el Tahuan-
entender que así rjendía_H¿nX£liaje,. al ..relator, que no al "descubridor".
tiñsüyü~al rey de España -asunto que propuso antes Hernando Cortés
PércTIo? otros eran siempre los infieles que había que convertir as [ T^S^~yasí, contra su propia afirmación de la ilegitimidad de los incas,
tiempo que ingresaban en la historia, y así adquirían legitimidad. aceptabá~T3Fá*™coñtinuidad entre el Inca y el Rey. Es visible que ésta
Una sociedad como la andina, en cambio, concebía un pasado limi- róTSpeTir*imagen de la discontinuidad de las edades, pero también es
tado al "tiempo de la ordenación del mundo por una divinidad una muestra de la introducción en los Andes de las nociones históricas
-Huiracocha, por ejemplo- [151], pero ese pasado era el de una humani- dé~T3cc!afénte. Tal ingreso es, ciertamente, diferente al proporcionado
dacTerr un largo contexto de humanidades sucesivas: el texto de los en las" crónicas hispánicas, que se limitaron a llevar a cabo un ejercicio
informantes de Huarocnirí, recopilado por Francisco de Avila, lo atesti- fefSnco que llevó a la conversión de los mitos andinos en alegorías.
^.tó,,»»™**™-**"™"" -• - ,-•.„,-•,..-, - . . . . . . . . . . . . . . Q. .
gua: las edades de dioses son a) Yanañamca Tutañamca, b) Huallallo 3e otro lado, debe anotarse que la imagen de la identidad del Inca y
Carhuincho, c) Pariacaca, d) Cuniraya [152]. As^lajente andina consi- el Rey de España tiene otras facetas interesantes que vale la pena men-
deraba que sucesivas edades de hombres finalizaban en caos que las cionar. En primer lugar, la versión de la Tragedia del fin de Atawallpa,
séparaBáñ; el inicio de cada nueva edad suponía la destrucción de la publicada años atrás por Jesús Lara [156], pone en boca del rey, de
generación anterior. Debe considerarse que, esta última noción perma-
tewwww^,. i .• 1 v
>••"'•. • •
España la afirmación de que el rostro del Inca -cuya cabeza llevó
nece en la población andina contemporánea, que informa de_generacio- Pizarro a España en el relato- es igual al suyo [157]. La versión de la
liéTünterTorelí de hombres -edades- como ocurre con el informante de Tragedia, recogida en Chayanta es ciertamente posterior al tiempo de
Puq^iio_gu_e_relató a José María Arguedas el mito de Incarrí: "cuál será redacción de la Nueva corónica, pero es obvio que se trataba de una
tan lejana distancia... La antigua generación anterior a Atahualpa la versión generalizada y no originada en una improbable lectura andina
w
° 5 * * de la obra de Guarnan Poma.

También podría gustarte