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La atención es el fundamento de la felicidad. Una persona infeliz no puede hacer la
paz. La felicidad individual es el fundamento para crear la paz en el mundo. Para traer
la paz, nuestros corazones deben ser paz.
Entonces nosotros sabemos qué hacer para vivir alegremente y en paz con nuestro
alrededor.
Existen dos prácticas importantes que nos ayudan a cultivar la energía de la atención:
el respirar atentamente y el caminar atentamente. Nuestra respiración y nuestros
pasos están siempre con nosotros y podemos usar estos dos simples actos cotidianos
para calmar nuestras emociones y nutrir nuestra alegría.
EL RESPIRAR ATENTAMENTE
El inhalar atentamente es darnos cuenta de que el aire está entrando en nuestro
cuerpo y exhalar atentamente es saber que el aire está saliendo de nuestro cuerpo. En
el momento en el que nuestra mente está atenta al contacto entre nuestro cuerpo y el
aire, nosotros también estamos en contacto con nuestra mente tal como es. Se
necesita solamente una respiración conciente para entrar en contacto con nosotros
mismos y con el mundo alrededor nuestro. De este modo, con cada respiración
conciente se restablece el alivio en nuestro cuerpo y en nuestra mente.
EJERCICIO PARA EL RESPIRAR ATENTAMENTE
Para practicar el respirar atentamente, sólo observe el ritmo natural de su respiración.
Por favor, haga esto sin forzar que sea más largo, más profundo o más lento. Con
atención y en poco tiempo su respiración va a profundizarse naturalmente, por sí
misma.
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Usted puede practicar la respiración atenta en cualquier situación: mientras está
sentada(o), en pie, yaciendo, trabajando, conduciendo etc.
Hablar y escuchar con compasión son las prácticas esenciales para una comunicación
no violenta. La comunicación atenta significa darse cuenta de lo que estamos
haciendo y usar concientemente un habla amorosa, también significa escuchar
profundamente a la otra persona para escuchar lo que está siendo dicho y lo que no
está siendo dicho. Podemos usar estos métodos en cualquier situación, en cualquier
momento, donde sea que nos encontremos.
Para que nuestro cuerpo esté sano, nuestro corazón debe bombear un fluido
constante de sangre, para que nuestras relaciones sean sanas, necesitamos un fluido
constante de comunicación atenta. Aún así, mucha gente encuentra difícil
comunicarse efectivamente; esto es porque dentro de esta gente hay mucha
frustración y rabia asentada. Aunque nos acerquemos a una persona con deseo
sincero y la intención de escuchar, si no somos incapaces de usar calma y habla
amorosa, no hay esperanza de que la otra persona nos escuche y entienda lo que
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estamos tratando de decir. Nosotros, podría ser que intentásemos usar la calma y el
habla amorosa pero, con frecuencia, tan pronto como empezamos a hablar, emergen
nuestro dolor, desesperación y miedo y, a cambio de nuestras mejores intenciones,
nosotros empezamos a acusar, quejarnos y a juzgar rudamente. Nuestra habla
empieza a reverberar con la clase de energía que vuelve a las personas en contra
nuestra porque no pueden soportar escuchar lo que estamos diciendo; la
comunicación se rompe.
Cuando nuestra atención y conciencia son fuertes, es mucho más fácil mirar
profundamente en una situación y dar nacimiento al entendimiento y a la compasión.
Con la energía del estar atentos, podemos sobreponernos a nuestro a nuestro propio
dolor y podemos usar el habla amorosamente.
Dentro de nuestro corazón sabemos que lo que tenemos que hacer es escuchar y no
hay duda que con frecuencia intentamos lo mejor, y aún así, con frecuencia, después
de pocos minutos no podemos soportar escuchar una sola palabra más. Nos sentimos
abrumados, aplastados, no podemos hacer aquello por lo que hemos votado por
hacer; nuestras buenas intenciones se evaporan porque somos incapaces de asumir
al dolor que vive dentro de nosotros.
Si pudiéramos permanecer y escuchar durante tan sólo una hora la otra persona
obtendría un gran alivio.
Tal escucha requiere entrenamiento y práctica. Al mismo tiempo, con las prácticas de
respirar atentamente y caminar atentamente, la siguiente meditación puede ayudar a
transformar las semillas de rabia e irritación dentro de nosotros y permitir abrir
nuestros corazones para escuchar con amor y comprensión a la otra persona:
MEDITACIÓN PARA ALCANZAR LA ESCUCHA COMPASIVA
1. Inhalar…… yo sé que estoy inhalando. Exhalar…. yo sé que estoy exhalando.
Adentro…. Afuera.
2. Inhalar…. calmo mi cuerpo. Exhalar…. sonrío. Calma……..Sonrisa.
3. Inhalar…. yo sé que he sufrido. Exhalar…. sonrío con compasión.
Mi sufrimiento……..Sonrisa compasiva.
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4. Inhalar….. yo sé que has sufrido. Exhalar….. sonrío con compasión. Tu
sufrimiento….. Sonrisa compasiva.
5. Inhalar…… yo sé que ambos sufrimos. Exhalar….. deseo que ambos tengamos
una nueva oportunidad. Nuestro sufrimiento…… Una nueva oportunidad.
6. Inhalar…. yo escucho. Exhalar…… yo oigo. Escucho…..Oigo
7. Inhalar….. oigo tu amargura. Exhalar….. te abrazo en mi corazón. Amargura……
Abrazarte.
8. Inhalar….. escucho tu percepción errada. Exhalar…… no ardo en rabia. Percepción
errada…….. No arder.
9. Inhalar…… yo sé que te hecho sufrir. Exhalar…… lo siento.
Tú has sufrido……….. Lo siento.
10. Inhalar…….. abro mi corazón. Exhalar……. en mi corazón hay espacio para ti.
Abrir mi corazón …….. Espacio para ti.
11. Inhalar…… deseo ser feliz. Exhalar…… deseo que seas feliz. Mi felicidad ……. Tu
felicidad.
12. Inhalar……. nos veo felices. Exhalar…… eso es todo lo que yo deseo. Nuestra
felicidad…….. Es todo lo que deseo.
ACERCA DEL AUTOR
El venerable Tic Nhat Hanh renombrado escritor a nivel mundial, catedrático, líder
espiritual y monje budista zen. Desde los 16 años ha sido monje budista,
pacifista, y buscador del Camino. Ha sobrevivido dos guerras en Vietnam y treinta
años de exilio de su país natal al ser repudiado por comunistas y anti-comunistas
por su participación en establecer grupos de servicio para afrontar pacíficamente la
violencia que él vió afectar a su gente. Él aún es líder de uno de los templos más
prominentes en Vietnam.
Thich Nhat Hanh atrajo la atención mundial durante la guerra de Vietnam cuando
trabajó incansablemente por la reconciliación entre Vietnam del Norte y Vietnam del
Sur y encabezó la delegación budista en las conversaciones de paz en París. Movido
por la destrucción y el caos que vió a su alrededor, estableció organizaciones de
auxilio para reconstruir aldeas devastadas, instituyó la Escuela Juvenil de Servicio
Social , fundó una revista de paz y urgió a los líderes mundiales a usar la no violencia
como instrumento.
Corrientemente vive en la Aldea Ciruela una comunidad monástica en Francia que él
fundó, así como otros centros en los Estados Unidos donde el enseña, escribe, hace
jardinería y trabaja para ayudar a refugiados del mundo entero, dirige retiros en todo
el mundo sobre el arte de la atención y coordina retiros especiales para
estadounidenses veteranos de la guerra de Vietnam, sicoterapistas, artistas,
ambientalistas y niños.