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CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

CASO HERNÁNDEZ VS. ARGENTINA

SENTENCIA DE 22 DE NOVIEMBRE DE 2019

(Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas)

En el caso Hernández Vs. Argentina,

la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interamericana”, “la Corte”
o “este Tribunal”), integrada por los siguientes jueces*:

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, Presidente;


Eduardo Vio Grossi, Vicepresidente;
Humberto Antonio Sierra Porto, Juez;
Elizabeth Odio Benito, Jueza;
L. Patricio Pazmiño Freire, Juez, y
Ricardo Pérez Manrique, Juez

presente además,

Pablo Saavedra Alessandri, Secretario,

De conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la Convención”) y con los artículos 31, 32,
42, 65 y 67 del Reglamento de la Corte (en adelante “el Reglamento” o “Reglamento de la Corte”),
dicta la presente Sentencia, que se estructura en el siguiente orden:

El Juez Eugenio Raúl Zaffaroni, de nacionalidad argentina, no participó en la tramitación del presente caso ni en
la deliberación y firma de esta Sentencia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo19.1 del Reglamento de la Corte.
I INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA ............................................... 3
II PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE ............................................................................................ 4
III COMPETENCIA ........................................................................................................................ 5
IV EXCEPCIÓN PRELIMINAR ........................................................................................................ 5
A. EXCEPCIÓN POR FALTA DE AGOTAMIENTO DE LOS RECURSOS INTERNOS ...................................................... 5
A.1. Argumentos del Estado y observaciones de la Comisión y de los representantes ............... 5
A.2. Consideraciones de la Corte ....................................................................................... 6
V PRUEBA..................................................................................................................................... 8
A. ADMISIBILIDAD DE LA PRUEBA DOCUMENTAL .................................................................................... 8
B. ADMISIBILIDAD DE LA PRUEBA TESTIMONIAL Y PERICIAL ....................................................................... 9
VI HECHOS ................................................................................................................................... 9
A. DETENCIÓN Y CONDENA DE JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ ............................................................................ 9
B. CONDICIONES DE LA DETENCIÓN DE JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ Y DENUNCIAS SOBRE SU ESTADO DE SALUD .............. 10
C. DEMANDA CIVIL DE DAÑOS Y PERJUICIOS ...................................................................................... 16
VII FONDO ................................................................................................................................. 17
VII-1 DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL Y DERECHO A LA SALUD ................................... 17
A. Argumentos de la Comisión y de las partes ......................................................................... 17
B. Consideraciones de la Corte .............................................................................................. 18
B.1. El contenido del derecho a la integridad personal de las personas privadas de libertad ... 18
B.2. La afectación del derecho a la integridad personal del señor José Luis Hernández .......... 20
B.3. El derecho a la salud .............................................................................................. 21
B.4. La afectación del derecho a la salud del señor José Luis Hernández ............................. 30
B.5. Conclusión ............................................................................................................ 34
VII-2 DERECHOS A LA LIBERTAD PERSONAL Y A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA ................... 34
A. Argumentos de la Comisión y de las partes ......................................................................... 34
B. Consideraciones de la Corte .............................................................................................. 35
VII-3 DERECHOS A LAS GARANTÍAS JUDICIALES Y A LA PROTECCIÓN JUDICIAL .................... 41
A. Argumentos de la Comisión y de las partes ......................................................................... 41
B. Consideraciones de la Corte .............................................................................................. 42
B.1. Respecto de las denuncias de la madre del señor Hernández ...................................... 43
B.2. Respecto de la solicitud de excarcelación extraordinaria ............................................. 46
B.3. Respecto de la demanda civil de daños y perjuicios ................................................... 48
B.4. Conclusión ............................................................................................................ 49
VII-4 DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL RESPECTO DE LOS FAMILIARES DE LA PRESUNTA
VÍCTIMA ................................................................................................................................. 50
A. Argumentos de la Comisión y de las partes ......................................................................... 50
B. Consideraciones de la Corte .............................................................................................. 50
VIII REPARACIONES .................................................................................................................. 51
A. PARTE LESIONADA ............................................................................................................... 52
B. MEDIDAS DE SATISFACCIÓN, REHABILITACIÓN Y GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN .......................................... 52
B.1. Medida de satisfacción ........................................................................................... 52
B.2. Medida de rehabilitación ......................................................................................... 53
B.3. Garantías de no repetición ...................................................................................... 53
C. INDEMNIZACIONES COMPENSATORIAS .......................................................................................... 54
D. COSTAS Y GASTOS ............................................................................................................... 56
E. MODALIDAD DE CUMPLIMIENTO DE LOS PAGOS ORDENADOS ................................................................. 57
IX PUNTOS RESOLUTIVOS.......................................................................................................... 58

2
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA

1. El caso sometido a la Corte. – El 8 de febrero de 2018 la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos (en adelante “la Comisión Interamericana” o “la Comisión”) sometió a la
jurisdicción de la Corte el caso “José Luis Hernández” contra la República de Argentina (en
adelante, “el Estado” o “Argentina”). De acuerdo con lo indicado por la Comisión, el caso se
relaciona con la violación a la integridad personal de José Luis Hernández mientras se encontraba
privado de libertad debido a que la enfermedad que adquirió mientras estuvo detenido no se trató
oportunamente, ni en condiciones de equivalencia a una persona no privada de libertad, lo cual
tuvo secuelas neurológicas como la pérdida absoluta de visión en un ojo, incapacidad parcial y
permanente de un brazo, y pérdida de memoria; la violación a su libertad personal y a la
presunción de inocencia por ser sometido a prisión preventiva obligatoria y al estar privado de su
libertad un año y seis meses en una comisaría policial; la falta de acceso a un recurso judicial
efectivo para tutelar su derecho a la salud; y la violación a la integridad personal en perjuicio de
su madre, la señora Raquel San Martín de Hernández, por la angustia que le provocó la privación
de la libertad personal de su hijo.

2. Trámite ante la Comisión. – El trámite ante la Comisión fue el siguiente:

a) Petición. – Mediante comunicación de 30 de junio de 1998, los representantes (en


adelante “los peticionarios”) presentaron la petición inicial ante la Comisión.

b) Informe de Admisibilidad. – El 21 de julio de 2011, la Comisión aprobó el Informe de


Admisibilidad No. 82/10 1.

c) Informe de Fondo. – El 5 de septiembre de 2017 la Comisión aprobó el Informe de Fondo


No. 96/17 (en adelante también “el Informe de Fondo” o “el Informe No. 96/17”), de
conformidad con el artículo 50 de la Convención, en el cual llegó a una serie de
conclusiones y formuló varias recomendaciones al Estado 2.

d) Notificación al Estado. – El 8 de noviembre de 2017 fue notificado al Estado el Informe


No. 96/17, otorgándole un plazo de dos meses para informar sobre el cumplimiento de
las recomendaciones.

e) Informes sobre las recomendaciones de la Comisión. – El Estado no dio respuesta alguna


al Informe de Fondo.

f) Sometimiento a la Corte. – El 8 de febrero de 2018, la Comisión sometió a la jurisdicción


de la Corte Interamericana la totalidad de los hechos y violaciones de derechos humanos
descritos en el Informe de Fondo3.

3. Solicitudes de la Comisión Interamericana. – La Comisión solicitó a este Tribunal que


concluya y declare la responsabilidad internacional del Estado por las violaciones contenidas en el
Informe de Fondo y que ordene a Argentina, como medidas de reparación, las recomendaciones

1
El mismo fue notificado a las partes el 27 de julio de 2011.
2
Conclusiones. – La Comisión concluyó que el Estado era responsable por la violación de los derechos establecidos
en los artículos 5.1, 5.2, 7.1, 8.1, 8.2 y 25.1 de la Convención Americana, en relación con las obligaciones establecidos
en los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Hernández. Además, concluyó que el Estado violó
el artículo 5.1 en perjuicio de Raquel San Martín de Hernández. Finalmente, la Comisión concluyó que el Estado no es
responsable por la violación de los derechos establecidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana, respecto
de la demanda civil de daños y perjuicios.
3
La Comisión designó, como sus delegados ante la Corte, al Secretario Ejecutivo Paulo Abrão y al Comisionado
Luis Ernesto Vargas Silva.

3
incluidas en el mismo (supra párr. 2.c).

II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE

4. Notificación al representante y al Estado. – El sometimiento del caso por parte de la Comisión


fue notificado por la Corte a los representantes de las presuntas víctimas (en adelante “los
representantes”) y al Estado el 10 y 13 de abril de 20184, respectivamente.

5. Escrito de solicitudes, argumentos y pruebas. – El 8 de junio de 2018, los representantes


presentaron ante la Corte su escrito de solicitudes, argumentos y pruebas (en adelante “escrito
de solicitudes y argumentos” o “ESAP”). Los representantes remitieron y se adhirieron a la
descripción de hechos efectuada por la Comisión. De igual manera, se adhirieron a los alegatos
de la Comisión en cuanto a la excepción preliminar y el fondo del asunto, con excepción de que
los representantes alegaron que el Estado es responsable por la violación a los derechos
establecidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención, respecto a la demanda civil de daños y
perjuicios. Finalmente, solicitaron a la Corte que ordenara al Estado la adopción de diversas
medidas de reparación y el reintegro de costas y gastos.

6. Escrito de contestación. – El 28 de agosto de 2018 el Estado5 presentó ante la Corte su


escrito de contestación (en adelante “escrito de contestación”) al sometimiento e Informe de
Fondo y al escrito de solicitudes y argumentos. El Estado presentó una excepción preliminar. Dicho
escrito fue notificado a las partes y a la Comisión el 12 de octubre de 2018.

7. Observaciones a las excepciones preliminares. – El 6 y 12 de noviembre de 2018 la


representación de las presuntas víctimas y la Comisión, respectivamente, presentaron sus
observaciones a la excepción preliminar interpuesta por el Estado.

8. Audiencia Pública. - Mediante resolución del Presidente de 20 de marzo de 20196 se convocó


a las partes y a la Comisión Interamericana a una Audiencia Pública para recibir sus observaciones
finales orales sobre la excepción preliminar, el fondo y eventuales reparaciones y costas. La
Audiencia Pública fue celebrada el 6 de mayo de 2019, durante el 60° Período Extraordinario de
Sesiones de la Corte, llevado a cabo en Montevideo, Uruguay7.

9. Alegatos y observaciones finales escritas. – Los días 31 de mayo y el 5 de junio de 2019 los
representantes y el Estado, respectivamente, remitieron alegatos finales escritos. El 3 de junio de
2019 la Comisión presentó sus observaciones finales escritas.

10. Deliberación del presente caso. - La Corte inició la deliberación de la presente Sentencia el

4
La diferencia de fechas ocurre por el envío de documentos vía Courier.
5
Mediante comunicación de 17 de mayo de 2018 el Estado designó como Agentes al señor Alberto Javier Salgado,
Director de Contencioso Internacional en Materia de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto,
en carácter de agente titular, y al señor Ramiro Cristóbal Badía, Coordinador de Asuntos Internacionales en Materia de
Derechos Humanos de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, en carácter de agente
alterno.
6
Cfr. Caso Hernández Vs. Argentina. Convocatoria a audiencia. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 20 de marzo de 2019. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/hernandez_20_03_19.pdf
7
A esta audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: el asesor Erick Acuña Pereda, y b) por el
Estado de Argentina: los señores Ramiro Cristóbal Badía, Director Nacional de Asuntos Jurídicos Internacionales en Materia
de Derechos Humanos de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación y Gonzalo Bueno, Asesor
Legal de la Dirección de Contencioso Internacional en Materia de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores
y Culto. Mediante escrito de 2 de mayo de 2019 los representantes comunicaron que no se presentarían a la audiencia por
razones de índole personal.

4
21 de noviembre de 2019.

III
COMPETENCIA

11. La Corte Interamericana es competente para conocer del presente caso, en los términos del
artículo 62.3 de la Convención Americana, en razón de que Argentina es Estado Parte de la
Convención desde el 5 de setiembre de 1984 y reconoció la competencia contenciosa de este
Tribunal en esa misma fecha.

IV
EXCEPCIÓN PRELIMINAR

A. Excepción por falta de agotamiento de los recursos internos

A.1. Argumentos del Estado y observaciones de la Comisión y de los


representantes

12. El Estado alegó que el señor Hernández contó con la posibilidad cierta de obtener una
reparación mediante la acción de daños y perjuicios, recurso idóneo y eficaz para conseguir la
debida reparación, pero que se utilizó con impericia, toda vez que la demanda fue presentada en
forma extemporánea cuando ya había caducado la acción. Por esta razón, todas las instancias
judiciales que conocieron el proceso interno coincidieron en que dicha acción no podía prosperar
al haber excedido el plazo máximo para interponerla. De esta forma, el Estado alegó que no podía
ser considerado responsable de la acción de daños y perjuicios y se debía considerar que no se
agotaron en “buena y debida forma” los recursos de la jurisdicción interna, conforme lo dispuesto
por el artículo 46.1.a de la Convención Americana.

13. La Comisión sostuvo que el señor Hernández cumplió con el requisito de agotamiento de
los recursos internos, tomando en cuenta que interpuso una serie de denuncias y solicitudes con
el fin de conseguir condiciones adecuadas de detención y tratamiento médico acorde a la
enfermedad que padecía, y que la petición no se refiere exclusivamente a la acción de daños y
perjuicios, sino que se relaciona con una serie de condiciones anteriores y posteriores a su
diagnóstico. Asimismo, estimó que el señor Hernández agotó los recursos internos vinculados a
su solicitud de excarcelación y con su derecho a la salud. En relación con la acción de daños y
perjuicios, la Comisión alegó que el deber de reparar surge de la responsabilidad internacional del
Estado sin que sea necesario activar los mecanismos judiciales para lograr la reparación que deriva
de la violación de la Convención Americana. Adicionalmente, la Comisión manifestó que la
excepción preliminar es extemporánea pues durante la etapa de admisibilidad el Estado planteó
la excepción de “cuarta instancia” y no la de indebido agotamiento de los recursos internos. En
ese sentido, expresó que no corresponde a los órganos internacionales subsanar la falta de
precisión de los alegatos de un Estado que no interpuso la excepción preliminar en el momento
procesal oportuno.

14. Los representantes alegaron que el señor Hernández promovió la acción civil reparatoria
el 2 de abril de 1993 porque no podía intentarla mientras se encontraba sometido al control
excluyente de quienes le ocasionaron el daño, y que al mismo tiempo serían personalmente
demandados, pues de hacerlo se habría colocado en una situación de mayor riesgo.
Adicionalmente, alegaron que aun cuando el señor Hernández obtuvo su libertad condicional el 29
de mayo de 1991, seguía bajo el control excluyente del Estado y por lo tanto se encontraba en
una situación de riesgo y vulnerabilidad. Por esta razón, el señor Hernández no pudo haber
ejercido la acción civil resarcitoria con anterioridad, y sostenerlo constituye una argumentación
puramente formal. Además, hicieron notar que la presunta víctima no tuvo conocimiento cabal de
los daños, extensión y secuelas sufridas sino hasta el 4 de abril de 1991. En consecuencia,

5
alegaron que el señor Hernández intentó agotar debidamente los recursos internos pero que fue
impedido de hacerlo, lo que además configuró la excepción del artículo 46.2.b y constituyó una
violación a los artículos 8 y 25 de la Convención. Finalmente, alegaron que la excepción preliminar
es extemporánea.

A.2. Consideraciones de la Corte

15. La Corte ha señalado que el artículo 46.1.a) de la Convención dispone que, para determinar
la admisibilidad de una petición o comunicación presentada ante la Comisión, de conformidad con
los artículos 44 o 45 de la Convención, es necesario que se hayan interpuesto y agotado los
recursos de la jurisdicción interna, conforme a los principios del Derecho Internacional
generalmente reconocidos8. Al respecto, el Tribunal ha desarrollado pautas para analizar una
excepción basada en un presunto incumplimiento del requisito de agotamiento de los recursos
internos. Primero, ha interpretado la excepción como una defensa disponible para el Estado, y
como tal, puede renunciar a ella, ya sea expresa o tácitamente. Segundo, esta excepción debe
presentarse oportunamente con el propósito de que el Estado pueda ejercer su derecho a la
defensa. Tercero, la Corte ha afirmado que el Estado que presenta esta excepción debe especificar
los recursos internos que aún no se han agotado, y demostrar que estos recursos son aplicables
y efectivos9. La Corte ha reiterado que el Estado debe precisar con claridad ante la Comisión,
durante la etapa de admisibilidad, los recursos que en su criterio no se habían agotado 10. Por otra
parte, los argumentos que dan contenido a la excepción preliminar interpuesta por el Estado ante
la Comisión durante la etapa de admisibilidad deben corresponder a aquellos esgrimidos ante la
Corte11.

16. A partir de lo anterior, en el presente caso, la Corte considera necesario examinar si la


excepción de agotamiento de los recursos fue presentada de forma clara en el momento procesal
oportuno12. En ese sentido, el Tribunal constata que el Estado, en la comunicación de 6 de junio
de 2003, mediante la cual responde a la petición de los representantes ante la Comisión
Interamericana, aludió a la “naturaleza coadyuvante o complementaria de los sistemas de
protección internacional” conocida como la fórmula de la “cuarta instancia”, precisando que “José
Luis Hernández gozó de las garantías del debido proceso e hizo de todas las instancias judiciales
habiendo cumplido el Estado con las obligaciones asumidas en los arts. 8 y 25 de la Convención
Americana”13. Para demostrar lo anterior, señaló que “la sentencia tachada de arbitraria por el
peticionario por resultar contraria a sus pretensiones se fundamentó en normas legales,
procedimentales y de fondo, y fue dictada conforme a las reglas del debido proceso” 14. Asimismo,

8
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie
C No. 1, párr. 63, y Caso Perrone y Preckel Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 8 de octubre de 2019. Serie C No. 384., párr. 33.
9
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares, Excepciones Preliminares. Sentencia de
26 de junio de 1987. Serie C No. 1, párr. 88, y Caso Favela Nova Brasília Vs. Brasil, Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de febrero de 2017. Serie C No. 333, párr. 76.
10
Cfr. Caso Brewer Carías Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de mayo de 2014, párr. 77, y
Caso Herzog y otros Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de marzo de
2018. Serie C No. 353., párr. 51.
11
Cfr. Caso Furlan y Familiares Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2012 Serie C No. 246, párr. 29, y Caso Herzog y otros Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de marzo de 2018. Serie C No. 353., párr. 51.
12
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie
C No. 1, párr. 88 y, Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6
de marzo de 2019. Serie C No. 375., párr. 26.
13
Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente
de prueba, folios 261 y 262).
14
Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente
de prueba, folio 262).

6
el Estado alegó que ante el rechazo de la acción civil reparatoria por encontrarse prescrita, el
peticionario se encontraba “en busca de una nueva ‘instancia’ para pretender ‘rever’ estos
pronunciamientos judiciales […] y que a todas luces -maguer el esfuerzo del peticionario en negar
tal posibilidad- nos introduce en la doctrina de la llamada ‘cuarta instancia’ ”15.

17. La Corte advierte que el alegato del Estado ante la Comisión en la etapa de admisibilidad
estaba dirigido a sostener que el actuar de las autoridades judiciales cumplió con las obligaciones
previstas en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, y que por esa razón la Comisión
Interamericana debía declarar inadmisible la petición del señor Hernández para evitar así actuar
como una cuarta instancia. En ese sentido, la Corte constata que es hasta su escrito de
contestación que el Estado plantea, por primera vez, que el señor Hernández no habría agotado
en buena y debida forma los recursos de la jurisdicción interna, conforme a los principios de
derecho internacional generalmente reconocidos (artículo 46.1.a). Al respecto, la Corte recuerda
que una excepción preliminar basada en la falta de agotamiento de los recursos internos debe ser
presentada en el momento procesal oportuno, es decir durante la etapa de admisibilidad ante la
Comisión16. Esto no ocurrió en el presente caso, pues el Estado alegó su inadmisibilidad ante la
Comisión sobre la base de que no se habría violado garantía alguna protegida por la Convención
Americana en perjuicio del señor Hernández 17, y ante la Corte el Estado alegó que no se habrían
agotado los recursos de la jurisdicción interna. En consideración de lo anterior, la Corte estima
que el Estado no alegó dicha excepción preliminar durante el trámite de la admisibilidad y, por lo
tanto, fue interpuesta de forma extemporánea.

18. Adicionalmente, la Corte ha señalado que “de existir mecanismos nacionales para determinar
formas de reparación [que satisfagan] criterios de objetividad, razonabilidad y efectividad para
reparar adecuadamente las violaciones de derechos reconocidos en la Convención declaradas”,
tales procedimientos y sus resultados “pueden ser valorados”. De tal modo, las acciones civiles
de reparación de daños intentados por las víctimas a nivel interno pueden ser relevantes tanto en
la calificación y definición de determinados aspectos o alcances de la responsabilidad estatal, como
en la satisfacción de ciertas pretensiones en el marco de una reparación integral 18. Por ello, lo
decidido a nivel interno en esos procesos ha sido tomado en cuenta al momento de valorar las
solicitudes de reparaciones en un caso ante el Sistema Interamericano19. Sin embargo, tal
valoración se ha realizado en atención a las circunstancias de cada caso específico, según la
naturaleza del derecho que se alega violado y de las pretensiones de quien lo ha incoado. Tal
análisis puede corresponder, consecuentemente, al fondo del asunto o, en su caso, a la fase de
reparaciones20. Por ende, en este caso no corresponde efectuar una valoración sobre la idoneidad
y efectividad del referido juicio civil de daños y perjuicios para establecer la responsabilidad estatal

15
Dictamen de la Subsecretaría de Justicia de la Provincia de Buenos Aires dirigido al Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación, de 21 de mayo de 2003. Anexo a la comunicación del Estado de
21 de julio de 2003 (expediente de prueba, folio 20).
16
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie
C No. 1, párr. 88, y Caso Terrones Silva y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2018. Serie C No. 360, párr. 22.
17
Cfr. Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente
de prueba, folio 262).
18
Cfr. Caso Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 246; y Caso García Ibarra y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de noviembre de 2015. Serie C No. 306, párr. 186.
19
Cfr. Caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia. Fondo. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No.
134, y Caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de noviembre de 2014. Serie C No. 287, párrs. 548 y 549.
20
Cfr. Caso de la Masacre de Santo Domingo vs. Colombia, Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones.
Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C No. 259, párrs. 37 y 38; y Caso García Ibarra y otros Vs. Ecuador,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de noviembre de 2015. Serie C No. 306, párr.
186.

7
por los hechos del presente caso o para reparar las consecuencias de los mismos, pues no era
necesario que la presunta víctima o sus familiares lo agotaran 21.

19. Asimismo, el Tribunal advierte que el presente caso se relaciona con alegadas violaciones a
los derechos a la integridad personal y a la libertad personal mientras estuvo detenido. En ese
sentido, la Corte constata que el señor Hernández presentó recursos que estuvieron dirigidos a
proteger los derechos antes mencionados a lo largo del tiempo que estuvo sujeto a proceso. En
concreto, la Corte constata las múltiples denuncias presentadas por la señora Raquel San Martín
de Hernández para que se le brindara atención médica adecuada a su hijo, y las subsecuentes
órdenes dictadas por el Juez dirigidas a las autoridades carcelarias para que se le brindara atención
médica22, así como el incidente de excarcelación presentado por el abogado del señor Hernández
en octubre de 1990, cuyo objetivo era permitir que la presunta víctima continuara el proceso en
libertad23. Las denuncias y el incidente intentados constituyeron un ejercicio de los recursos
internos disponibles para la protección de los derechos a la salud, integridad personal y libertad
personal del señor Hernández. En consecuencia, es claro que la controversia del presente caso no
está limitada a verificar si la acción de daños y perjuicios constituyó una violación a los derechos
a las garantías judiciales y la protección judicial del señor Hernández, sino que también se
relaciona con la conducta estatal en relación con la protección a otros derechos. Dichas cuestiones
requieren ser analizadas como una cuestión de fondo en la presente Sentencia.

20. En consecuencia, al confirmarse que el alegato del Estado sobre la falta de agotamiento de
los recursos es extemporáneo, que no corresponde en esta etapa realizar una valoración sobre la
idoneidad y efectividad de la acción de daños y perjuicios, y que la controversia en el presente
caso se refiere a otros derechos que requiere un análisis de fondo, se rechaza la excepción
preliminar por falta de agotamiento de los recursos internos intentada por el Estado.

V
PRUEBA

A. Admisibilidad de la prueba documental

21. El Tribunal recibió diversos documentos presentados como prueba por la Comisión, los
representantes y el Estado, así como también aquellos solicitados por la Corte o su Presidencia
como prueba para mejor resolver, los cuales, como en otros casos, admite en el entendido que
fueron presentados en la debida oportunidad procesal (artículo 57 del Reglamento) 24 y su

21
Cfr. Mutatis mutandi Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C
No. 4, párr. 64, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 25.
22
Cfr. Informe del Secretario del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 6 de julio de 1989; Escrito
del abogado del señor Hernández dirigido al Juez en lo Criminal de 1 de agosto de 1990 y Escrito del abogado del señor
Hernández dirigido a la Cámara en lo Criminal de 12 de febrero de 1991 (prueba para mejor resolver, folios 507, 576 y
339 y 340). Así como escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003
(expediente de prueba, folio 258).
23
Cfr. Resolución de la Causa No. 15,494 emitida por la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Departamental de 19 de octubre de 1990 que desestimó de los recursos de apelación interpuestos por el abogado del
señor Hernández y por el propio señor Hernandez y confirmó la diversa la resolución del incidente de excarcelación (prueba
para mejor resolver, folios 640 y 641).
24
La prueba documental puede ser presentada, en general y de conformidad con el artículo 57.2 del Reglamento,
junto con los escritos de sometimiento del caso, de solicitudes y argumentos o de contestación, según corresponda, y no
es admisible la prueba remitida fuera de esas oportunidades procesales, salvo en las excepciones establecidas en el referido
artículo 57.2 del Reglamento (a saber, fuerza mayor, impedimento grave) o salvo si se tratara de un hecho superviniente,
es decir, ocurrido con posterioridad a los citados momentos procesales. Cfr. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2011. Serie C No. 237, párrs. 17 y 18, y Caso Rodríguez Revolorio
y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2019. Serie C
No. 387., párr. 26.

8
admisibilidad no fue controvertida ni objetada.

B. Admisibilidad de la prueba testimonial y pericial

22. Asimismo, la Corte estima pertinente admitir el dictamen pericial rendido ante fedatario
público en el marco del presente caso25, en lo que se ajuste tanto al objeto que fue definido por
la Presidencia en la Resolución mediante la cual se ordenó recibirlos, como al objeto del presente
caso26. Asimismo, el Presidente declaró inadmisible la declaración jurada de la señora Raquel San
Martín de Hernández en virtud de su extemporaneidad27.

VI
HECHOS

23. En atención a los alegatos presentados por las partes y la Comisión, se expondrán los hechos
relevantes del caso en el siguiente orden: a) la detención y condena del señor Hernández, b) las
condiciones de detención del señor Hernández y las denuncias sobre su condición de salud, y c)
la demanda civil de daños y perjuicios. Al respecto, el Tribunal advierte que debido a la falta de
acceso al expediente médico del señor Hernández mientras se encontraba detenido, todas las
referencias relacionadas con su enfermedad y el tratamiento médico recibido tienen como base la
información del expediente penal ofrecido por el Estado como prueba.

A. Detención y condena de José Luis Hernández

24. El señor José Luis Hernández fue detenido el 7 de febrero de 1989 por el delito de robo
calificado en grado de tentativa 28. Con motivo de su detención se instruyó la causa penal N°
24.498 caratulada “Hernández José Luis [y otro], Tva. Robo Calificado” en el Juzgado en lo
Criminal N° 4 del Departamento Judicial Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires (en
adelante, “Juez de la Causa”)29.

25. El 14 de febrero de 1989, el Juez de la Causa dictó el fallo de prisión preventiva respecto de
la detención del señor José Luis Hernández. En dicha resolución precisó que con base en las
constancias sumariales, prima facie, procedía a recalificar el delito a “robo agravado por el empleo
de arma”, figura que se encuentra prevista y sancionada por el artículo “166 inc. 2° del Código
Penal”, “con semiplena prueba de la autoría y responsabilidad penal de José Luis Hernández [y
otro] en el hecho descripto”30. En razón de ello, el Juez de la Causa resolvió convertir la detención
en prisión preventiva31.

25
La Corte acusó recibo del dictamen pericial rendido ante fedatario público por la señora Corina Giacomello, el 30
de abril de 2019 (expediente de fondo, folios 419 y 395 a 418).
26
La Comisión Interamericana, a través de la Jefa de Gabinete de la Secretaría Ejecutiva, informó a la Corte el 29
de abril de 2019, que se desistió del ofrecimiento del peritaje del señor Manuel Fruns (expediente de fondo, folio 432).
27
En las cartas suscritas por el Secretario de la Corte dirigidas a los señores agentes del Estado, a los abogados de
las presuntas víctimas y a la Comisión Interamericana, todas emitidas de 5 de junio de 2019, se les informó que la
declaración jurada de la señora Raquel San Martín de Hernández fue remitida junto con el escrito de alegatos finales de
los representantes y no en el plazo establecido en la Resolución de Convocatoria del Presidente, por lo que resultaba
extemporáneo, así que el Presidente determinó su inadmisibilidad (expediente de fondo, folios 519, 522, 525 y 528).
28
Cfr. Resolución del Comisario de Monte Grande de 7 de febrero de 1989 y Audiencia del Juzgado en lo Criminal
No. 5 de Monte Grande de 9 de febrero de 1989 (prueba para mejor resolver, folios 361, 394 y 395).
29
Cfr. Expediente penal sobre el delito de “Robo Calificado” contra José Luis Hernández, Causa No. 24498, Juzgado
en lo Criminal y Correccional, Provincia de Buenos Aires, 1989 (prueba para mejor resolver, folio 349).
30
Resolución del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 14 de febrero de 1989 (prueba para mejor
resolver, folio 427).
31
Cfr. Resolución del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 14 de febrero de 1989 (prueba para
mejor resolver, folio 430).

9
26. El 28 de septiembre de 1990, el señor Hernández fue condenado a cinco años de prisión,
accesorias legales y costas por el delito de robo agravado por su comisión con arma de fuego 32.
El 21 de mayo de 1991, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal modificó tanto la calificación
legal del delito como el monto de la pena del señor Hernández a “tentativa de robo agravado por
la comisión con armas” y a dos años y ocho meses de prisión de cumplimiento efectivo,
respectivamente33. El 29 de mayo de 1991, y derivado de que el señor Hernández había observado
buena conducta, se había sometido a los reglamentos carcelarios, había cumplido más de dos
terceras partes de la pena de 2 años 8 meses de prisión que había impuesto y no era reincidente,
se resolvió concederle la libertad condicional 34. El señor Hernández permaneció privado de su
libertad por un periodo aproximado de dos años y tres meses.

B. Condiciones de la detención de José Luis Hernández y denuncias sobre su


estado de salud

27. El señor José Luis Hernández estuvo detenido del 7 de febrero de 1989 al 3 de agosto de
1990 en la Comisaría de la localidad de Monte Grande, Provincia de Buenos Aires (en adelante
“Comisaría de Monte Grande”) 35. El día de su detención, y una vez trasladado a la Comisaría de
Monte Grande, el señor Hernández fue sometido a un examen físico practicado por un médico en
el cual se determinó que se encontraba “lúcido… y auto-psíquicamente ubicado, sin signos de
intoxicación y al examen de la superficie corporal no presenta[ba] lesiones traumáticas
recientes”36.

28. El 20 de marzo de 1989, el entonces Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (en
adelante “Jefe de la Policía”) solicitó el traslado del señor Hernández de la Comisaría de Monte
Grande a la Unidad Carcelaria correspondiente, fundamentando el pedido en “la gran cantidad de
detenidos que se hayan alojados en esta seccional estableciéndose que existe en dicha población
malestar por el estado en que se hallan, al no tener espacio físico suficiente”37. El 29 de marzo de
1989 el Juez de la Causa ordenó su traslado a la Unidad Carcelaria N° 1 del Servicio Penitenciario
de la Provincia de Buenos Aires (en adelante “la Unidad Carcelaria”) 38. El señor Hernández fue
trasladado a dicha Unidad Carcelaria el día 3 de agosto de 1990 39.

29. El 6 de julio de 1989 la señora Raquel San Martín de Hernández, madre del señor Hernández,
manifestó ante el Juzgado de la Causa que su hijo padecía un “estado gripal muy pronunciado y
además una afección en el oído que requiere una atención médica que hasta la fecha no ha podido
ser otorgada, por lo que requiere la intervención de S.Sa. para que se le brinde el trato adecuado”.
Además, manifestó que su hijo debía ser trasladado a una Unidad Carcelaria pues el estado en

32
Cfr. Fallo del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 28 de septiembre de 1990 (prueba para mejor
resolver, folio 587).
33
Cfr. Sentencia de la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Criminal y Correccional Departamental de
Lomas de Zamora de 21 de mayo de 1991 (prueba para mejor resolver, folios 682 y 683).
34
Cfr. Sentencia del Juez de la Causa de 29 de mayo de 1991 (prueba para mejor resolver, folio 752).
35
Cfr. Resolución del Comisario de Monte Grande de 7 de febrero de 1989 sobre la detención del señor Hernández
y Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 3 de agosto de 1990
que informa su ingreso a la Unidad Carcelaria No. 1 (prueba para mejor resolver, folios 361 y 362 y 562).
36
Informe del Médico de Policía de la Comisaría de Monte Grande de 7 de febrero de 1989 (prueba para mejor
resolver, folio 378).
37
Nota 319 del Comisario de Monte Grande dirigida al Juez en lo Criminal de Lomas de Zamora de 20 de marzo de
1989 (prueba para mejor resolver, folio 487).
38
Cfr. Comunicación de peticionarios de 19 de agosto de 1998 (expediente de prueba, folio 285) y acuerdo del Juez
en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 29 de marzo de 1989 (prueba para mejor resolver, folio 488).
39
Cfr. Oficio del Prefecto de la Unidad de Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 3 de
agosto de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 562).

10
que se hallaba “e[ra] deplorable puesto que en este momento ha[bía] más de 40 detenidos, lo
que supera[ba] la capacidad de esa dependencia”40. El mismo día, el Juez de la Causa ordenó que
se le realizara un reconocimiento médico y que se le “brind[ara] el tratamiento adecuado” en caso
de detectarse alguna enfermedad 41. El señor Hernández no fue asistido médicamente 42. El 16 de
enero de 1990, el Jefe de la Policía refrendó la solicitud de traslado a la Unidad Carcelaria
correspondiente, como “consecuencia de la gran cantidad de detenidos alojados en esta y de
carecer de espacio físico suficiente”43.

30. El 1 de agosto de 1990 la señora San Martín de Hernández denunció ante el Juez de la Causa
que desde hacía aproximadamente una semana el señor Hernández sufría serios dolores
encefálicos. Manifestó que no había “hecho fruto alguno la atención médica que se le dispensó por
medios de la Comisaría de Monte Grande donde se encuentra alojado”, por lo que solicitó le fuera
brindado un examen médico y se verificaran las condiciones sanitarias de la Comisaría a fin de
determinar la posible existencia de un brote de hepatitis entre los detenidos 44. El mismo día, el
Juez de la Causa ordenó que “se le brinde a José Luis Hernández la correspondiente atención
médica y asimismo se verifique el posible brote de hepatitis entre la población carcelaria” 45.

31. El 2 de agosto el Jefe de la Sección policial de la Comisaría informó vía telefónica al Juzgado
que el señor Hernández había sido atendido y se le había diagnosticado con presunta hepatitis46.
El mismo día el Juez de la Causa ordenó el traslado inmediato del señor Hernández al Hospital del
Servicio Penitenciario Provincial y, en atención a ello, el Secretario del Juzgado solicitó al Jefe de
la Unidad Carcelaria “se sirva a disponer el alojamiento de[l] [señor Hernández] e inmediata
internación en el Hospital de dicha Institución a los fines se le brinde la correspondiente atención
médica en razón de habérsele diagnosticado en la fecha un cuadro de hepatitis presunta”47. El 3
de agosto de 1990 el señor Hernández fue trasladado de la Comisaría de Monte Grande a la Unidad
Carcelaria48.

32. El 14 de agosto de 1990, el Juez de la Causa ordenó que se brindara atención médica al
señor José Luis Hernández y se le informara sobre su estado de salud y el tratamiento al que fue

40
Cfr. Informe del Secretario del Juzgado en los Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 6 de julio de 1989 (prueba
para mejor resolver, folio 507) y Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio
de 2003 (expediente de prueba, folio 258).
41
Cfr. Determinación del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 6 de julio de 1989 (expediente de
prueba para mejor resolver, primera parte, folio 508).
42
Cfr. Comunicación de peticionarios de 19 de agosto de 1998 (expediente de prueba, folio 286) y Escrito de
información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente de prueba, folio 258).
43
Nota No. 01 del Comisario de Monte Grande de 16 de enero de 1990 (expediente de prueba para mejor resolver,
primera parte, folio 536).
44
Cfr. Escrito del abogado del señor Hernández dirigido al Juez en lo Criminal de 1 de agosto de 1990 (prueba para
mejor resolver, folio 576) y Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de
2003 (expediente de prueba, folio 258).
45
Determinación del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 1 de agosto de 1990 y oficio de la misma
fecha del Secretario del referido Juzgado dirigido al Comisario de Monte Grande informando la orden del Juez de la Causa,
(prueba para mejor resolver, folios 577 y 578).
46
Cfr. Acuerdo del Secretario del Juzgado (prueba para mejor resolver, folio 556).
47
Determinación del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 2 de agosto de 1990 y oficio de la misma
fecha del Secretario del referido Juzgado dirigido al Jefe del Servicio Penitenciario informando la orden del Juez de la Causa
(prueba para mejor resolver, folios 556 y 557).
48
Cfr. Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 3 de
agosto de 1990 que informa del ingreso del señor Hernández a la Unidad Carcelaria No. 1 (prueba para mejor resolver,
folio 562), y Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente
de prueba, folio 258).

11
sometido49. El 15 de agosto de 1990, el Prefecto de la Unidad Carcelaria informó al Juez de la
Causa del traslado del señor Hernández al Hospital San Juan de Dios de la ciudad de la Plata por
“presentar un cuadro de meningitis, deshidratación y mal estado general” 50.

33. El 29 de agosto de 1990, el Prefecto de la Unidad Carcelaria emitió un nuevo informe dirigido
al Juez de la Causa, mediante el cual expresó que el “día 15-08-90 el causante fue trasladado al
Hospital San Juan de Dios de la Plata, por presentar un cuadro de Meningitis aguda de etiología
por T.B.C.” (en adelante también, “meningitis T.B.C.”); asimismo, indicó que se encontraba “bajo
tratamiento específico por su afección, siendo su cuadro clínico de evolución favorable” 51. El mismo
día, el Prefecto de la Unidad Carcelaria emitió otro informe dirigido al Juez de la Causa para
informarle que el señor Hernández había sido trasladado del Hospital San Juan de Dios al Hospital
Alejandro Korn de Melchor Romero, Sala Neuropsiquiátrica 52.

34. El 6 de septiembre de 1990, el Prefecto de la Unidad Carcelaria hizo saber al Juez de la


Causa sobre un informe de salud de 1 de septiembre de 1990 “evacuado por el servicio Clínica
Médica”53, donde se manifestaba que el señor Hernández “paciente internado en el Hospital de
Romero, Alejandro Korn, bajo tratamiento por meningitis T.B.C. […] presenta un catéter de
drenaje ventricular […] se encontraba mejorando, responde a respecto a estímulos dolorosos” 54.
El 18 de septiembre de 1990, el señor Hernández reingresó a la Unidad Carcelaria55. Tras una
nueva denuncia de la madre del señor Hernández, el 27 de septiembre de 1990, el Juez de la
Causa ordenó la inmediata internación del señor Hernández en el Hospital San Juan de Dios, para
que “sea brindada la atención médica adecuada, y determine si posee SIDA”56.

35. El 2 de octubre de 1990, el Jefe de la Unidad Carcelaria informó que el señor Hernández no
pudo ser recibido en el Hospital San Juan de Dios por “carecer de cama libre aquel nosocomio”,
por lo que fue “derivado a consultorio privado”; asimismo, informó que no se pudo trasladar en
ambulancia al señor Hernández debido a que el Servicio Penitenciario no contaba con el móvil

49
Cfr. Determinación del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 14 de Agosto de 1990 (prueba para
mejor resolver, primera parte, folio 563).
50
Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 15 de agosto
de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 566 y Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida por el juez de primera
instancia de La Plata, en autos caratulados: “Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Pcía. De Bs. As. y otr.s/Daños
y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”. Anexo a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio de 2000 (expediente de
prueba, folio 5).
51
Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 29 de agosto
de 1990 (expediente de prueba para mejor resolver, primera parte, folio 569) y Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida
por el juez de primera instancia de La Plata, en autos caratulados: “Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Pcía.
De Bs. As. y otr.s/Daños y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”. Anexo a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio
de 2000 (expediente de prueba, folio 5).
52
Cfr. Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 30 de
agosto de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 570) y Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a
la Comisión de 6 de junio de 2003 donde el Estado manifiesta que el traslado al Hospital Alejandro Korn fue para “el
suministro de tratamiento específico de Meningitis aguda T.B.C. Hernández es trasladado del Hospital San Juan de Dios al
Alejandro Korn, y el 18 de septiembre de 1990, reingresa a la Cárcel de Olmos” (expediente de prueba, folio 258).
53
Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 6 de
septiembre de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 571).
54
Oficio del Prefecto de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 6 de
septiembre de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 571).
55
Cfr. Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida por el juez de primera instancia de La Plata, en autos caratulados:
“Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Policía. De Bs. As.y otr.s/Daños y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”.
Anexo a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio de 2000; Comunicación de peticionarios de 19 de agosto de
1998 y Escrito de información adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (prueba para
mejor resolver, folios 5, 287 y 258).
56
Determinación del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora dirigida al Director del Hospital San Juan de
Dios, de 27 de septiembre de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 579).

12
adecuado y no se podía acceder a una ambulancia debido a que esta solo se brindaba en
emergencias57. En el parte médico generado en la Unidad Carcelaria se señaló al señor Hernández
como “paciente portador de meningitis TBC con secuelas neurológicas” quien aún se encontraba
“hemodinámicamente compensado, afebril, lúcido, en tratamiento específico” 58.

36. El 8 de octubre de 1990, la Jefatura de la Unidad del área de Seguridad y Tratamiento de la


Unidad Carcelaria de Olmos informó al Juez de la Causa respecto de la situación de salud del señor
Hernández, para lo cual transcribió el contenido de un parte médico que indicaba lo siguiente:

“Paciente desubicado en tiempo y espacio. Atención conservada, fallas amnésicas que dificultan
el interrogatorio. Ptosis palpebral derecho con compromiso del motor ocular común derecho.
Pupilas midriáticas, simétricas que responden a la luz. Disminución agudeza visual. Parresia leve
de miembro superior izquierdo. El resto de la motilidad activa y fuerza muscular conservada.
Disminución de la consistencia de masas musculares en miembros inferiores (adelgazamiento).
Reflejos profundos presentes y simétricos. Sensibilidad profunda S/P. Marcha sosteniéndose de
terceros, marcada ataxia de tronco que le prohíbe la deambulación sin sostén. Pruebas talón
rodillas S/P. Pruebas índice nariz: muestra discreto temblor al finalizar el movimiento.
COMENTARIO: Dado los antecedentes y el cuadro neurológico para evolución y tratamiento (ya
fue evaluado por el servicio de neurocirugía quien solicitó TAC de cerebro para control cuyo
trámite ya se inició)” 59.

37. El 17 de octubre de 1990, el Juez de la Causa negó un incidente de excarcelación presentado


por el abogado del señor Hernández, basando su decisión en “la gravedad de la pena impuesta” y
en que el señor Hernández se encontraba recibiendo “asistencia médica adecuada”60. La defensa
del señor Hernández presentó un recurso de apelación, el 19 de octubre de 1990 fue desestimado
y se confirmó la resolución del Juez de la Causa. Sin perjuicio de lo resuelto en el recurso de
apelación, se solicitó al Juez de la Causa que ”arbitrar[a] los medios pertinentes, conforme a su
“imperium”, a fin de que se brinde al encausado la asistencia médica que requiere su estado actual
de salud, disponiendo, de ser menester, su internación donde corresponda” 61.

38. El 22 de octubre de 1990 la defensa del señor Hernández presentó un Habeas Corpus pero
fue rechazado toda vez que “la cuestión traída […] no se encuentra dentro de las provisiones del
artículo 403 inc.12° del Código de Procedimiento Penal.- por lo que debe ser rechazada la acción
intentada”62. El 23 de octubre de 1990 la madre del señor Hernández dirigió una carta al Juez de
la Causa en la que expresó que su hijo “se encuentra internado en el hospital de dicha unidad
afectado de una enfermedad infecciosa que ha dejado a mi hijo prácticamente irrecuperable”, por
lo que solicitó “que le otorgue una excarcelación”63.

57
Cfr. Oficio del Jefe de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de Buenos Aires de 2 de octubre de 1990 (prueba
para mejor resolver, folio 590).
58
Cfr. Oficio del Jefe de la Unidad Olmos, del Servicio Penitenciario de Buenos Aires de 2 de octubre de 1990 (prueba
para mejor resolver, folio 590).
59
Oficio del Prefecto Mayor Jefe de la Unidad del área de Seguridad y Tratamiento de la Unidad Olmos del Servicio
Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 8 de octubre de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 605).
60
Cédula de notificación dirigida al abogado del señor Hernández y Escrito de demanda de recurso de apelación
dirigido al contra la providencia interlocutoria de 18 de octubre de 1990 (prueba para mejor resolver, folios 634 y 614 a
617), y Anexo a la comunicación de los peticionarios de 19 de agosto de 1998 (expediente de prueba, folios 233 y 288).
61
Resolución de la Causa No. 15,494 emitida por la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Departamental de 19 de octubre de 1990 que desestimó de los recursos de apelación interpuestos por el abogado del
señor Hernández y por el propio señor Hernandez y confirmó la diversa la resolución del incidente de excarcelación (prueba
para mejor resolver, folios 640 y 641).
62
Resolución de la Primera Sala de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional departamental de 23 de
octubre de 1990 que rechazó la acción de Habeas Corpus (expediente de prueba para mejor resolver, primera parte, folio
619).
63
Escrito de la madre del señor Hernández dirigido al Juez de la Causa de 23 de octubre de 1990 (expediente de
prueba para mejor resolver, primera parte, folio 622).

13
39. El 24 de octubre de 1990, el Prefecto Mayor de la Jefatura de Seguridad y Tratamiento de la
Unidad Carcelaria informó al Juez de la Causa que se intentó trasladar al señor Hernández al
Hospital San Juan de Dios de la ciudad de La Plata, tal como fuera ordenado, pero ello no pudo
cumplirse en razón de la falta de camas libres en el pabellón solicitado 64.

40. El 31 de octubre de 1990, se emitió un informe de un médico forense de la oficina de asesoría


pericial departamental en el que se hizo saber al Juez de la Causa que el señor Hernández padecía
de una “patología infecciosa con afectación neurológica [por lo que] resulta que el mismo requiere
de internación en un servicio de neurología donde se proceda a su correcto estudio y
tratamiento”65. El médico consideró que “dada la falta de camas en el Hospital San Juan de la
Plata, centro capacitado para ello, se solicit[ara] dicha internación al Policlínico San Martin de la
Plata o al Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero” 66.

41. El 31 de octubre de 1990, el Juez de la Causa ordenó la internación del señor Hernández en
el Hospital San Martín de la Plata67. El mismo día, el Juez dirigió un oficio al Director de dicho
centro médico solicitando que “ordene la urgente internación del [señor Hernández] en el
Nosocomio a su digno cargo y se le brinde la adecuada atención médica del caso”68. El 2 de
noviembre de 1990, el señor Hernández fue internado en el Hospital San Martín de la Plata.
Posteriormente, durante el mes de noviembre, el señor Hernández fue trasladado de nuevo a la
Unidad Carcelaria69.

42. El 6 de diciembre de 1990 el Juez de la Causa ordenó al Jefe de la Unidad Carcelaria que le
informara de la evolución del estado de salud del señor Hernández, y que en lo sucesivo se le
debería suministrar un informe semanal al respecto y sobre las distintas medidas que a criterio
de los profesionales médicos fuera necesario adoptar70. En atención a dicha orden, el 12 de
diciembre de 1990, la Unidad Carcelaria informó que el señor Hernández fue examinado por el
Servicio de Clínica Médica del Hospital Central Penitenciario, arrojando el siguiente dictamen:

“El interno fue trasladado de alta desde el Hospital Gral. San Martin e internado nuevamente
en la sala 3 cama 2 de este H.C.S.P. correspondiendo dicha sala al servicio de Neurotisiología.
Dicho servicio lo encontró a su ingreso estable y en fase de consolidación de su tratamiento
con tuberculostáticos continuando con la medicación específica (Xifampicina y Nicotina). Con
fecha 30/11 se reciben resultados de análisis de laboratorio con valores biológicos dentro de
parámetros normales. El criterio consignado en la K.C. por el servicio de neumotisiología es el
de contar con el tratamiento tuberculostático ya que la evolución clínica ha sido favorable. Con
fecha 5-12-90 el interno pesaba 55 kgs y solo presentaba mareos ante los cambios de decúbito
y cefaleas. Por tal motivo el médico tratante solicitó interconsulta con neurología. Este último

64
Cfr. Oficio del Prefecto Mayor Jefe de Unidad de Seguridad y Tratamiento de la Unidad Olmos, del Servicio
Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires de 24 de octubre de 1990 (expediente de prueba para mejor resolver, primera
parte, folio 623).
65
Oficio del Médico Forense de la oficina de asesoría pericial departamental, dirigido al Juez en lo Criminal No. 4 de
Lomas de Zamora, de 31 de octubre de 1990 (expediente de prueba para mejor resolver, primera parte, folio 629).
66
Oficio del Médico Forense de la oficina de asesoría pericial departamental, dirigido al Juez en lo Criminal No. 4 de
Lomas de Zamora, de 30 de octubre de 1990 (expediente de prueba para mejor resolver, primera parte, folio 629).
67
Cfr. Determinación del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 30 de octubre de 1990 y oficio del
referido juez dirigido al Jefe de la Unidad No. 1 del Servicio Penitenciario Provincial de 31 de octubre de 1990 (expediente
de prueba para mejor resolver, primera parte, folios 630 y 631).
68
Oficio del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 31 de octubre de 1990 (expediente de prueba para
mejor resolver, primera parte, folio 632).
69
Cfr. Comunicación de peticionarios de 19 de agosto de 1998 (expediente de prueba, folio 290).
70
Cfr. Oficio del Juez en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora, de 6 de diciembre de 1990 (prueba para mejor
resolver, folio 335).

14
servicio se efectuó con fecha 07-12-90 una evolución neurológica en donde refiere una
evolución favorable no encontrando signos neurológicos de evolutividad de su afección”71.

43. El 22 de febrero de 1991, la defensa del señor Hernández expresó al Juez de la Causa que
el Director del Hospital de Olmos le hizo saber a la señora San Martín que su hijo habría adquirido
SIDA durante su alojamiento en la Unidad Carcelaria, lo cual habría sido confirmado a partir de
un segundo examen que se le habría practicado. En virtud de ello, solicitó que se requirieran los
informes y exámenes pertinentes72. El 27 de febrero de 1991 el Juez de la Causa solicitó a la
Unidad Carcelaria que informara sobre “el estado actual de salud del [señor Hernández] y si con
motivo de la patología que padece, se le somet[ió] a estudios periódicos y tratamiento adecuado”.
Asimismo, indicó que “deberá informar si [el señor Hernández] adquirió durante su alojamiento
en esa Unidad Carcelaria el Síndrome de la inmunodeficiencia adquirida, evolución de la
enfermedad y tratamiento indicado, o alteraciones de salud registradas durante su alejamiento en
dicha Unidad”73.

44. Debido a la ausencia de respuesta por parte de la Unidad Carcelaria, el 1 de abril de 1991
el Juez de la Causa ordenó a la Unidad Carcelaria que informara sobre el estado de salud del señor
Hernández en un término de 24 horas 74. El 3 de abril de 1991 el Servicio Penitenciario Provincial
informó al Juez de la Causa sobre las secuelas neurológicas que el señor Hernández padeció hasta
ese momento75. En dicho informe describió que padecía: “neurológica – parálisis 6° cranial
derecho, traumatismo quirúrgico; signos de hipertensión endocranial. Con falla amnésico
ptosipalpebral, pupilas mediatrices, disminución de agudeza visual, paresis de miembro superior
derecho”76.

45. El 12 de abril de 1991 el Secretario del Juzgado de la Causa informó al Juez de la Causa que
el señor Hernández habría manifestado que “recibe buena atención médica, pero que a su parecer
la medicación es insuficiente ya que vuelve a sentir los dolores de cabeza que sintió antes de ser
atendido hace 6 meses […] que se le informó antes de las fiestas del fin de año pasado que se le
debería efectuar otra operación en la cabeza por su afectación de meningitis, que a la fecha no se
ha[bía] realizado”. Asimismo expresó que en lo demás “se encuentra mejorando” 77.

46. El 29 de mayo de 1991, el señor Hernández obtuvo su libertad condicional 78. Como
consecuencia de la meningitis que padecía, el señor Hernández sufrió afectaciones neurológicas
consistentes en la pérdida de la visión de un ojo, adquirió una incapacidad parcial y permanente
del miembro superior izquierdo, y pérdida de memoria 79. El señor Hernández falleció el 24 de

71
Oficio del Prefecto de la Unidad Carcelaria dirigido al Juez de la Causa, de 12 de diciembre de 1990 (prueba para
mejor resolver, folio 338).
72
Cfr. Escrito del abogado del señor Hernández dirigido a la Cámara en lo Criminal de 12 de febrero de 1991 (prueba
para mejor resolver, folio 339-340).
73
Oficio del titular del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora dirigido al Director de la Unidad No. 1 del
Servicio penitenciario Provincial, de 27 de febrero de 1991 (prueba para mejor resolver, folio 343).
74
Cfr. Oficio del titular del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora dirigido al Director de la Unidad No.
1 del Servicio penitenciario Provincial, de 1 de abril de 1991 (prueba para mejor resolver, folio 345).
75
Cfr. Alegato de la defensa del señor Hernández sobre la excepción de prescripción interpuesta en su momento
por el Jefe de la Unidad Carcelaria Olmos (expediente de prueba, folio 31).
76
Oficio del Oficio del Prefecto de la Unidad Carcelaria dirigido al Juez de la Causa, de 3 de abril de 1991 (expediente
de prueba para mejor resolver, primera parte, folio 346) y Comunicación de peticionarios de 19 de agosto de 1998
(expediente de prueba, folio 289).
77
Informe del Secretario del juzgado de la causa dirigido al Juez de 12 de abril de 1991, Oficio del Prefecto de la
Unidad Carcelaria dirigido al Juez de la Causa, de 12 de diciembre de 1990 (prueba para mejor resolver, folio 348).
78
Cfr. Resolución del Juez de la Causa de 29 de mayo de 1991, (prueba para mejor resolver, folio 752).
79
Cfr. Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida por el juez de primera instancia de La Plata, en autos caratulados:

15
diciembre de 2015, a la edad de 47 años80.

C. Demanda civil de daños y perjuicios

47. El 2 de abril de 1993, el señor José Luis Hernández presentó una demanda civil de daños y
perjuicios en contra de la Jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, de Carlos Alberto
Pallero y de Lorenzo Alfredo Núñez, por la enfermedad que contrajo mientras se encontraba
detenido, así como la falta de atención adecuada y sus secuelas 81. El 10 de octubre de 1995, se
dictó fallo en el que el Juez de Primera Instancia determinó rechazar la demanda al aplicar la
prescripción de dos años prevista en el Código Civil, considerando que el cómputo para ejercer
la acción civil debía iniciar en el mes de octubre de 1990 ya que el daño ya estaba instalado en
el actor. Así las cosas, se consideró que para el 2 de abril de 1993 la acción civil ya estaba
prescrita82.

48. El Juez de Primera Instancia desestimó la afirmación del señor Hernández de que fue hasta
el 4 de abril de 1991 -fecha en la que el informe sobre secuelas elaborado por el Servicio
Penitenciario Provincial fue recibido por el Juez de la Causa- que conoció de las secuelas físicas
causadas con motivo del informe elaborado por el Servicio Penitenciario Provincial 83. Al respecto,
el Juez de Primera Instancia razonó que “al efecto cabe reparar que el daño ya se encontraba
instalado en el actor [29 de octubre de 1990, f. 182 causa penal] y el mismo recuperó su libertad
el 19 de mayo de 1991 de lo que desprendió que el demandante pudo conocer la afección que lo
aquejaba, si es que no la conocía desde antes” 84.

49. El 12 de septiembre de 1996 la Sala Primera de la Cámara 1° de Apelación confirmó la


resolución del Juez de Primera Instancia 85. Posteriormente, el 3 de octubre de 1996 el señor
Hernández interpuso un recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley de nulidad ante la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. El 17 de diciembre siguiente, se
determinó que la sentencia apelada estaba fundada en expresas normas legales 86. El 8 de abril
de 1997 fue rechazado el recurso extraordinario solicitado por la presunta víctima a fin de que la
Corte Suprema de Justicia de la Nación conociera de su demanda. El 17 de diciembre de 1996 el

“Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Pcía. De Bs. As. y otr.s/Daños y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”. Anexo
a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio de 2000, y Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de
19 de agosto de 2008 (expediente de prueba, folios 5 a 9 y 290).
80
Cfr. Escrito de argumentos y pruebas (expediente de fondo, folio 117).
81
Cfr. Dictamen de la Subsecretaría de Justicia de la Provincia de Buenos Aires dirigido al Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación, de 21 de mayo de 2003. Anexo a la comunicación del Estado de
21 de julio de 2003, y Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de 19 de agosto de 2008 (expediente de
prueba, folios 20 y 290).
82
Cfr. Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida por el juez de primera instancia de La Plata, en autos caratulados:
“Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Pcía. De Bs. As. y otr.s/Daños y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”. Anexo
a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio de 2000, y Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de
19 de agosto de 2008 (expediente de prueba, folios 9 y 290).
83
Cfr. Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida por el juez de primera instancia de La Plata, en autos caratulados:
“Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Pcía. De Bs. As. y otr.s/Daños y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”. Anexo
a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio de 2000 (expediente de prueba, folio 7).
84
Decisión de 10 de octubre de 1995 emitida por el juez de primera instancia de La Plata, en autos caratulados:
“Hernández José Luis c/Jefatura de Policía de la Pcía. De Bs. As. y otr.s/Daños y Perjuicios. Juzgado no. 4 (B) P.C.”. Anexo
a la comunicación de los peticionarios de 24 de julio de 2000, y Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de
19 de agosto de 2008 (expediente de prueba, folio 290).
85
Cfr. Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de 19 de agosto de 2008 y Escrito de información
adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente de prueba, folios 291 y 259).
86
Cfr. Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de 19 de agosto de 2008 y Escrito de información
adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente de prueba, folios 291 y 259).

16
recurso de queja promovido ante la misma Corte Suprema también fue rechazado 87.

VII
FONDO

50. Conforme a lo señalado por las partes y la Comisión, el Tribunal advierte que las
controversias en el presente caso se relacionan con las acciones u omisiones de las autoridades
en relación con las condiciones carcelarias en que se encontraba el señor Hernández mientras se
encontraba detenido, así como el tratamiento médico que recibió; la resolución de 14 de febrero
de 1989 que ordenó la prisión preventiva; la respuesta de las autoridades ante las denuncias de
la madre para que se le brindara atención médica al señor Hernández; la resolución del Juez de
la Causa a la solicitud de excarcelación extraordinaria presentada por sus abogados; la respuesta
a la demanda civil de daños y perjuicios, y los sufrimientos que experimentó la madre del señor
Hernández por el deterioro de la salud de su hijo. En razón de lo anterior, la Corte analizará el
presente caso en el siguiente orden, en relación con el señor Hernández: a) la presunta violación
al derecho a la integridad personal y a la salud; b) la presunta violación al derecho a la libertad
personal, y c) la presunta violación a las garantías judiciales y la protección judicial. Asimismo,
analizará si existió una violación al derecho a la integridad personal de la señora Raquel San
Martín, madre de la presunta víctima.

VII-1
DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL 88 Y DERECHO A LA SALUD89

A. Argumentos de la Comisión y de las partes

51. La Comisión manifestó que surgen dos obligaciones esenciales de los Estados frente a la
salud de las personas privadas de libertad: i) una atención médica oportuna en aras de la
realización de un diagnóstico médico integral, y ii) un tratamiento adecuado de conformidad con
el principio de equivalencia. En relación con el presente caso, la Comisión alegó que en múltiples
ocasiones las autoridades omitieron proveer una atención médica que permitiera el diagnóstico
oportuno de los padecimientos del señor Hernández, y que estas omisiones tuvieron lugar por un
periodo prolongado no explicado ni justificado por el Estado. La Comisión consideró que frente a
los síntomas del señor Hernández, era una obligación de todas las autoridades adoptar todas las
medidas necesarias para obtener un diagnóstico y proveer un tratamiento específico para la
meningitis. En cuanto al tratamiento recibido por el señor Hernández, la Comisión alegó que éste
no cumplió con los estándares internacionales sobre el principio de equivalencia. Adicionalmente,
estimó que los impactos que la meningitis tuvo en la presunta víctima son un elemento más para
acreditar la falta de atención médica adecuada. La Comisión concluyó que el Estado es responsable
por la violación del derecho a la integridad personal del señor Hernández y a no ser sometido a
tratos crueles, inhumanos y degradantes.

52. Los representantes señalaron que el Estado argentino privó al señor Hernández de su
derecho a ser cuidado encontrándose bajo su exclusiva responsabilidad. Manifestaron que el
Estado se desentendió de su obligación de prestarle los cuidados necesarios a fin de preservar al
menos el estado de salud que tenía antes de ingresar al sistema penal de privación de libertad.
En concreto, alegaron que el Estado violó el derecho a la integridad personal y a la salud del señor
Hernández por la falta de un oportuno diagnóstico y atención médica adecuada y en condiciones
de equivalencia, mientras se encontraba preso y bajo la guarda excluyente del Estado, omisiones
reiteradas que fueron la causa de los graves perjuicios y secuelas permanentes en su salud física

87
Cfr. Escrito de petición inicial presentado ante la Comisión de 19 de agosto de 2008 y Escrito de información
adicional suscrito por el Estado dirigido a la Comisión de 6 de junio de 2003 (expediente de prueba, folios 291 y 259).
88
Artículo 5 de la Convención Americana.
89
Artículo 26 de la Convención Americana.

17
y psíquica. Asimismo, solicitaron que en atención al principio iura novit curia la Corte declare la
violación al derecho a la vida, toda vez que su deterioro físico y muerte fue resultado de sus
padecimientos iniciados mientras se encontraba detenido.

53. El Estado alegó que no existen elementos para considerar que antes del 10 de julio de 1990
el estado de salud del señor Hernández estuviera afectado, pues no hubo denuncias ante el juez
a pesar de varios planteamientos que su representante realizara. El Estado explicó que el estado
gripal informado por la madre del señor Hernández en julio de 1989 no constituyó un peligro para
su salud y que no existe medio probatorio alguno que permite sustentar dicha afirmación. Sostuvo
que fue hasta el 2 de agosto de 1990 que se puso en conocimiento del juez que el señor Hernández
había sido diagnosticado con una posible hepatitis, ordenándose una serie de estudios e
internación inmediata. En esa lógica, el Estado alegó que el tratamiento médico recibido desde
entonces fue efectuado de manera constante y permanente en uno de los más prestigiosos
nosocomios públicos de la provincia de Buenos Aires, el Hospital “San Juan de Dios” de la Ciudad
de la Plata. Adicionalmente, el Estado sostuvo que no es posible asimilar las dolencias que el señor
Hernández presentó en julio de 1989 con aquellas que derivaron en un cuadro de meningitis del
15 de agosto de 1990. De esta forma, el Estado desconoció que exista alguna relación entre ambas
patologías y sostuvo que esta relación debió ser demostrada con una pericia médica. Finalmente,
sostuvo que de las declaraciones de la madre de la presunta víctima, ocurridas el 23 de octubre
de 1990, se desprende que no existieron tratos crueles e inhumanos en perjuicio del señor
Hernández. En consecuencia, el Estado solicitó que se declare que el Estado no es responsable
por la violación a los artículos 5.1 y 5.2 de la Convención.

B. Consideraciones de la Corte

54. El Tribunal advierte que la controversia en este apartado consiste en determinar si el Estado
es responsable por la violación a la integridad personal del señor Hernández como consecuencia
de las condiciones carcelarias en las que se encontraba detenido, así como por la alegada falta de
tratamiento médico adecuado mientras estuvo privado de libertad y por las consecuencias que
dicho tratamiento –o la falta de él- pudo tener en su salud. La Corte advierte que ni la Comisión
ni los representantes alegaron de manera expresa la violación del artículo 26 de la Convención,
en lo que respecta al derecho a la salud. Sin embargo, en virtud de principio iura novit curia, del
cual se ha valido reiteradamente la jurisprudencia internacional, en el sentido de que el juzgador
posee la facultad para estudiar la posible violación de las normas de la Convención que no han
sido alegadas en los escritos presentados ante ella, en la inteligencia de que las partes han tenido
la oportunidad de expresar sus respectivas posiciones en relación con los hechos que las
sustentan90, el Tribunal se pronunciará respecto del derecho a la salud. En razón de lo anterior,
en el presente apartado la Corte abordará la cuestión en el siguiente orden: a) analizará los
alegatos respecto de la vulneración a la integridad personal, y b) procederá a analizar si en el
presente caso se violó el derecho a la salud del señor Hernández.

B.1. El contenido del derecho a la integridad personal de las personas privadas


de libertad

55. La Convención Americana reconoce en su artículo 5 que toda persona tiene derecho a que
se respete su integridad física, psíquica y moral, prevé que nadie debe ser sometido a torturas ni
a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, y establece que toda persona privada de
libertad deberá ser tratada con el respeto debido a la dignidad inherente del ser humano. La Corte
ha establecido que la infracción a la integridad personal es una clase de violación que tiene
diversas connotaciones de grado y cuyas secuelas físicas y psíquicas varían de intensidad según

90
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 163,
y Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de marzo de 2019.
Serie C No. 375, párr. 204.

18
los factores endógenos y exógenos que deberán ser demostrados en cada situación concreta 91. El
Tribunal también ha señalado que el derecho a la integridad personal es de tal importancia que
no puede ser suspendido bajo ninguna circunstancia92. Asimismo, la Corte ha señalado que de las
obligaciones generales de respetar y garantizar los derechos que establece el artículo 1.1 de la
Convención Americana derivan deberes especiales determinables en función de las particulares
necesidades de protección del sujeto de derecho, ya sea por su condición personal o por la
situación específica en que se encuentre93.

56. En tal sentido, en relación con las personas que han sido privadas de su libertad, la Corte
ha determinado que el Estado se encuentra en una posición especial de garante, toda vez que las
autoridades penitenciarias ejercen un fuerte control o dominio sobre quienes se encuentran
sujetos a su custodia94. Lo anterior, como resultado de la interacción especial de sujeción entre la
persona privada de libertad y el Estado, caracterizada por la particular intensidad con que el Estado
puede regular sus derechos y obligaciones y por las circunstancias propias del encierro, en donde
al privado de libertad se le impide satisfacer por cuenta propia una serie de necesidades básicas
esenciales para el desarrollo de una vida digna95. En consecuencia, de conformidad con el artículo
5.1 y 5.2 de la Convención, toda persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones
de detención compatibles con su dignidad personal. Esto implica el deber del Estado de
salvaguardar la salud y el bienestar de las personas privadas de libertad y de garantizar que la
manera y el método de privación de libertad no excedan el nivel inevitable de sufrimiento
inherente a la misma96.

57. Asimismo, la Corte ha establecido que la integridad personal se halla directa e


inmediatamente vinculada con la atención a la salud humana97, y que la falta de atención médica
adecuada puede conllevar la vulneración del artículo 5 de la Convención98. Este Tribunal ha
señalado que la falta de atención médica adecuada a una persona que se encuentra privada de la
libertad y bajo custodia del Estado podría considerarse violatoria del artículo 5.1 y 5.2 de la
Convención, dependiendo de las circunstancias concretas de la persona en particular, tales como

91
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33, párr. 57, y
Caso Girón y otro Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de
2019. Serie C No. 390., párr. 78.
92
Cfr. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 157, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs.
Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312,
párr. 167.
93
Cfr. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia, Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140, párr.
111; y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 168.
94
Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 19 de enero de 1995. Serie C No. 20, párr. 60, y
Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 168.
95
Cfr. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 152, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs.
Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312,
párr. 168.
96
Cfr. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 159, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs.
Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312,
párr. 169.
97
Cfr. Caso Albán Cornejo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de
2007. Serie C No. 171, párr. 117, y Caso Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2019. Serie C No. 387., párr. 90.
98
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004. Serie C No. 114, párrs. 156 y 157, y Caso Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2019. Serie C No. 387., párr. 90.

19
su estado de salud o el tipo de dolencia que padece, el lapso transcurrido sin atención, sus efectos
físicos y mentales acumulativos99 y, en algunos casos, el sexo y la edad de la misma, entre
otros100. La Corte recuerda que numerosas decisiones de organismos internacionales invocan las
Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de Reclusos a fin de interpretar el
contenido del derecho de las personas privadas de la libertad a un trato digno y humano, como
normas básicas respecto de su alojamiento, higiene, tratamiento médico y ejercicio físico, entre
otros101.

58. Con base en los criterios establecidos en los párrafos precedentes, el Tribunal procederá a
analizar si las condiciones de detención del señor Hernández constituyeron una afectación de su
derecho a la integridad personal.

B.2. La afectación del derecho a la integridad personal del señor José Luis
Hernández

59. El Tribunal ha señalado que la falta de atención médica adecuada no satisface los requisitos
materiales mínimos de un tratamiento digno conforme a la condición de ser humano en el sentido
del artículo 5 de la Convención Americana. En casos de personas privadas de libertad, la ausencia
de propósito por parte de las autoridades de humillar o degradar a una víctima no lleva
inevitablemente a la conclusión de que no ha habido violación al artículo 5.2 de la Convención. En
el régimen de la Convención Americana, el sufrimiento y el deterioro a la integridad personal
causado por la falta de atención médica adecuada –y el consecuente daño a su salud- de una
persona privada de libertad pueden constituir por sí mismos tratos crueles, inhumanos y
degradantes.

60. Asimismo, la Corte recuerda que de conformidad con el artículo 5 de la Convención, toda
persona privada de libertad tiene derecho a vivir en situación de detención compatible con su
dignidad personal. En ese sentido, el Tribunal ha señalado que las lesiones, sufrimientos, daños a
la salud o perjuicios sufridos por una persona mientras se encuentra privada de libertad pueden
llegar a constituir una forma de pena cruel cuando, debido a las condiciones de encierro, exista
un deterioro de la integridad física, psíquica y moral, estrictamente prohibido por el inciso 2 del
artículo 5 de la Convención, que no es consecuencia natural y directa de la privación de libertad
en sí misma102. En relación a las condiciones de las instalaciones en las cuales se encuentran las
personas privadas de libertad, mantener a una persona detenida en condiciones de hacinamiento,
con falta de ventilación y luz natural, sin cama para su reposo ni condiciones adecuadas de higiene,
en aislamiento e incomunicación o con restricciones indebidas al régimen de visitas constituye una
violación a la integridad personal 103. Como responsable de los centros de detención, el Estado debe

99
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) Vs. Venezuela, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150, párr. 103, y Caso Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2019. Serie C No. 387., párr. 90.
100
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala, Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 74, y Caso Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2019. Serie C No. 387., párr. 90.
101
Cfr. Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005.
Serie C No. 133, párr. 99; y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 174. Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el
Tratamiento de Reclusos, adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1995, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus
resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXVII) de 13 de mayo de 1977.
102
Cfr. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2004.
Serie C No. 119, párr. 101 y Caso del Penal Miguel Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2005. Serie C No. 160, párr. 314.
103
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre

20
garantizar a los reclusos condiciones que respeten sus derechos fundamentales y dejen a salvo su
dignidad104.

61. En relación con lo anterior, la Corte recuerda que el señor Hernández nunca fue examinado
por un médico para verificar cuáles eran las causas del estado gripal y el dolor del oído que su
madre denunció el 6 de julio de 1989, a pesar de que el Juez de la Causa ordenó que se realizara
un reconocimiento médico y se le brindara tratamiento; que estuvo detenido en la Comisaría de
Monte Grande desde el 7 de febrero de 1989 hasta el 3 de agosto de 1990, aun cuando no existía
espacio físico suficiente para albergar al número de detenidos, situación que fue denunciada por
el Jefe de la Policía el 20 de marzo de 1989, y por la madre del señor Hernández el 6 de julio de
1989; y que aun cuando existieron órdenes constantes del Juez de la Causa respecto a que se le
brindara atención médica a la presunta víctima una vez que se tuvo conocimiento de su meningitis,
las autoridades carcelarias cumplieron dichas ordenes de manera tardía o no las cumplieron. La
Corte considera que dichas omisiones estatales, si bien no se encontraban dirigidas a humillar o
castigar al señor Hernández, sí constituyeron un trato degradante que la presunta víctima
experimentó mientras se encontraba bajo la custodia del Estado.

B.3. El derecho a la salud

62. Por otro lado, el Tribunal advierte que, en el presente caso, uno de los problemas jurídicos
identificados se relaciona con los alcances del derecho a la salud entendido como un derecho
autónomo que deriva del artículo 26 de la Convención Americana. En este sentido, el abordaje en
este apartado sigue la aproximación adoptada por este Tribunal desde el caso Lagos del Campo
Vs. Perú105, y que ha sido continuada en decisiones posteriores 106. Al respecto, la Corte recuerda
que ya en el caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile señaló lo siguiente:

Así, resulta claro interpretar que la Convención Americana incorporó en su catálogo de


derechos protegidos los denominados derechos económicos, sociales, culturales y
ambientales (DESCA), a través de una derivación de las normas reconocidas en la Carta de
la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como de las normas de interpretación
dispuestas en el propio artículo 29 de la Convención; particularmente, que impide limitar o
excluir el goce de los derechos establecidos en la Declaración Americana e inclusive los
reconocidos en materia interna. Asimismo, de conformidad con una interpretación
sistemática, teleológica y evolutiva, la Corte ha recurrido al corpus iuris internacional y
nacional en la materia para dar contenido específico al alcance de los derechos tutelados
por la Convención, a fin de derivar el alcance de las obligaciones específicas de cada
derecho107.

de 2004, párr. 150 y Caso del Penal Miguel Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre
de 2006, párr. 315.
104
Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr.
223, y Caso del Penal Miguel Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie
C No. 160, párr. 315.
105
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31
de agosto de 2017. Serie C No. 340., párrs. 141–150 y 154.
106
Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344., párr. 192; Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie C No. 348., párr. 220; Caso Poblete Vilches y
otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018. Serie C No. 349., párr. 100, Caso Cuscul
Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018.
Serie C No. 359., párr. 73, Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375., párr. 175.
107
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349., párr. 103, y Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 170.

21
63. En este apartado, la Corte se pronunciará respecto del derecho a la salud, en particular sobre
el derecho a la salud de las personas privadas de libertad, de manera autónoma, como parte
integrante de los DESCA y para tal efecto seguirá el siguiente orden: a) el derecho a la salud como
derecho autónomo y justiciable; b) el contenido del derecho a la salud, y c) la afectación del
derecho a la salud en el presente caso.

B.3.1. El derecho a la salud como derecho autónomo y justiciable

64. Para identificar aquellos derechos que pueden ser derivados interpretativamente del artículo
26, se debe considerar que este realiza una remisión directa a las normas económicas, sociales y
sobre educación, ciencia y cultura contenidas en la Carta de la OEA. De una lectura de este último
instrumento, la Corte advierte que reconoce a la salud en 34.i108 y 34.l109 de la Carta de la OEA
establece, entre los objetivos básicos del desarrollo integral, el de la “[d]efensa del potencial
humano mediante la extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica”,
así como de las “[c]ondiciones que hagan posible una vida sana, productiva y digna”. Por su parte,
el artículo 45.h110 destaca que “el hombre sólo puede alcanzar la plena realización de sus
aspiraciones dentro de un orden social justo”, por lo que los Estados convienen en dedicar
esfuerzos a la aplicación de principios, entre ellos el: “h) Desarrollo de una política eficiente de
seguridad social”. De esta forma, la Corte reitera que existe una referencia con el suficiente grado
de especificidad para derivar la existencia del derecho a la salud reconocido por la Carta de la
OEA. En consecuencia, la Corte considera que el derecho a la salud es un derecho protegido por
el artículo 26 de la Convención111.

65. Corresponde entonces a este Tribunal reiterar los alcances del derecho a la salud, en
particular del derecho a la salud de personas privadas de libertad en el marco de los hechos del
presente caso, a la luz del corpus iuris internacional en la materia. La Corte recuerda que las
obligaciones contenidas en los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana constituyen, en
definitiva, la base para la determinación de responsabilidad internacional a un Estado por
violaciones a los derechos reconocidos en la Convención112, incluidos aquellos reconocidos en
virtud del artículo 26. Sin embargo, la misma Convención hace expresa referencia a las normas
del Derecho Internacional general para su interpretación y aplicación, específicamente a través

108
El artículo 34.i de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros convienen en que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la plena
participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros, objetivos básicos del
desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las siguientes
metas básicas: […] i) Defensa del potencial humano mediante la extensión y aplicación de los modernos conocimientos de
la ciencia médica”.
109
El artículo 34.l de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros convienen en que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la plena
participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros, objetivos básicos del
desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las siguientes
metas básicas: […] l) Condiciones urbanas que hagan posible una vida sana, productiva y digna”.
110
El artículo 45.h de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: h) Desarrollo de una política eficiente de seguridad social”.
111
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 106, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359, párr. 99.
112
Cfr. Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134,
párr. 107, y Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 174.

22
del artículo 29, el cual prevé el principio pro persona113. De esta forma, como ha sido la práctica
constante de este Tribunal114, al determinar la compatibilidad de las acciones y omisiones del
Estado, o de sus normas, con la propia Convención u otros tratados respecto de los cuales tiene
competencia, la Corte puede interpretar las obligaciones y derechos en ellos contenidos a la luz
de otros tratados y normas pertinentes115.

66. De esta forma, la Corte reiterará las fuentes, principios y criterios del corpus iuris
internacional como normativa especial aplicable en la determinación del contenido del derecho a
la salud. Este Tribunal señala que la utilización de la normativa antes mencionada para la
determinación del derecho en cuestión se utilizará en forma complementaria a la normativa
convencional. Al respecto, la Corte afirma que no está asumiendo competencias sobre tratados en
los que no la tiene, ni tampoco está otorgando jerarquía convencional a normas contenidas en
otros instrumentos nacionales o internacionales relacionados con los DESCA116. Por el contrario,
la Corte realizará una interpretación de conformidad con las pautas previstas por el artículo 29, y
conforme a su práctica jurisprudencial, que permita actualizar el sentido de los derechos derivados
de la Carta de la OEA que se encuentran reconocidos por el artículo 26 de la Convención. La
determinación del derecho a la salud dará un especial énfasis a la Declaración Americana, pues
tal y como lo estableció este Tribunal:

[…] [L]os Estados Miembros han entendido que la Declaración contiene y define aquellos
derechos humanos esenciales a los que la Carta se refiere, de manera que no se puede
interpretar y aplicar la Carta de la Organización en materia de derechos humanos, sin
integrar las normas pertinentes de ella con las correspondientes disposiciones de la
Declaración, como resulta de la práctica seguida por los órganos de la OEA117.

67. En el mismo sentido, este Tribunal ha señalado en otras oportunidades que los tratados de
derechos humanos son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución
de los tiempos y las condiciones de vida actuales. Tal interpretación evolutiva es consecuente con
las reglas generales de interpretación establecidas en el artículo 29 de la Convención Americana,
así como con la Convención de Viena118. Además, el párrafo tercero del artículo 31 de la
Convención de Viena autoriza la utilización de medios interpretativos tales como los acuerdos o la
práctica o reglas relevantes del derecho internacional que los Estados hayan manifestado sobre la
materia del tratado, los cuales son algunos de los métodos que se relacionan con una visión

113
Cfr. Caso familia Pacheco Tineo Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de noviembre de 2013. Serie C No. 272, párr. 143, y Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 174.
114
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 103; Caso I.V. Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
30 de noviembre de 2016. Serie C No. 329, párr. 168; Caso Familia Pacheco Tineo Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2013. Serie C No. 272, párr. 129; Caso Atala Riffo y
niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239, párr. 83; Caso
Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221, párr. 78 y 121, y Caso
Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de
2018. Serie C No. 359, párr. 100.
115
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 176.
116
Cfr. Caso familia Pacheco Tineo Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de noviembre de 2013. Serie C No. 272, párr. 143 y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359, párr. 175.
117
Cfr. Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en el marco del artículo
64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-10/89 de 14 de julio de 1989. Serie A
No. 10. párr. 43, y Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6
de marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 175.
118
Cfr. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso
Legal. Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de 1999. Serie A No. 16, párr. 114, y Caso Muelle Flores Vs. Perú.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 176.

23
evolutiva del Tratado. De esta forma, con el objetivo de determinar el alcance del derecho a la
salud, en particular del derecho a la salud de personas privadas de libertad, tal y como se deriva
de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura de la Carta de la OEA, el
Tribunal hará referencia a los instrumentos relevantes del corpus iuris internacional.

68. A continuación, este Tribunal procede a verificar el alcance y contenido de este derecho para
efectos del presente caso.

B.3.2. El contenido del derecho a la salud

69. De conformidad con lo señalado anteriormente, los artículos 34.i y 34.l de la Carta de la OEA
establecen, entre los objetivos básicos del desarrollo integral, el de la “[d]efensa del potencial
humano mediante la extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica”,
así como de las “[c]ondiciones que hagan posible una vida sana, productiva y digna”. Asimismo,
el artículo 45.h119 destaca que “el hombre sólo puede alcanzar la plena realización de sus
aspiraciones dentro de un orden social justo”, por lo que los Estados convienen en dedicar
esfuerzos a la aplicación de principios, entre ellos el: “h) Desarrollo de una política eficiente de
seguridad social”.

70. Asimismo, el artículo XI de la Declaración Americana permite identificar el derecho a la salud


al referir que toda persona tiene derecho “a que su salud sea preservada por medidas sanitarias
y sociales, relativas a […] la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los recursos
públicos y los de la comunidad”120.

71. De igual manera, el artículo 10 del Protocolo de San Salvador establece que toda persona
tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental
y social, e indica que la salud es un bien público121. El mismo artículo establece que, entre las
medidas para garantizar el derecho a la salud, los Estados deben impulsar “la total inmunización
contra las principales enfermedades infecciosas”, “la prevención y el tratamiento de las
enfermedades endémicas, profesionales y de otra índole”, y “la satisfacción de las necesidades de
salud de los grupos de más alto riesgo y que por sus condiciones de pobreza sean más
vulnerables”.

72. En el ámbito universal, el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos 122


establece que “a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios
sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad,

119
El artículo 45.h de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: h) Desarrollo de una política eficiente de seguridad social”.
120
Aprobada en la Novena Conferencia Panamericana celebrada en Bogotá, Colombia, 1948.
121
El artículo 10.1 del Protocolo de San Salvador establece: “[t]oda persona tiene derecho a la salud, entendida
como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. 2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud
los Estados partes se comprometen a reconocer la salud como un bien público y particularmente a adoptar las siguientes
medidas para garantizar este derecho: a. la atención primaria de la salud, entendiendo como tal la asistencia sanitaria
esencial puesta al alcance de todos los individuos y familiares de la comunidad; [y] b. la extensión de los beneficios de los
servicios de salud a todos los individuos sujetos a la jurisdicción del Estado”.
122
Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (iii) del 10 de diciembre de 1948 en
París. El artículo 25 establece que: “1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como
a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios
sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u
otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. 2. La maternidad
y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de
matrimonio, tienen derecho a igual protección social”.

24
invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.” Por su parte, el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) entiende el derecho a la salud como el derecho “a un
nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial
la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;
tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez
u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su
voluntad”.

73. Adicionalmente, el derecho a la salud se reconoce en el artículo 5 apartado e) de la


Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial 123; el
artículo 12.1 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer124; el artículo 24.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño 125; el artículo 28 de la
Convención sobre la Protección de los Trabajadores Migratorios y sus Familiares 126, y el artículo
25 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad 127. Este derecho también
se encuentra plasmado en varios instrumentos regionales de derechos humanos, como en el
artículo 17 de la Carta Social de las Américas 128; el artículo 11 de la Carta Social Europea de
1961129, en su forma revisada; el artículo 16 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los

123
Adoptada por la Asamblea General de la ONU en su Resolución 2106 A (XX), de 21 de diciembre de 1965. Entrada
en vigor el 4 de enero de 1969. Entrada en vigor internacional para Chile el 19 de noviembre de 1971. Artículo 5. En
conformidad con las obligaciones fundamentales estipuladas en el artículo 2 de la presente Convención, los Estados partes
se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda persona
a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color y origen nacional o étnico, particularmente en el goce de los derechos
siguientes:
[…] e) Los derechos económicos, sociales y culturales, en particular:
[…] iv) El derecho a la salud pública, la asistencia médica, la seguridad social y los servicios sociales […]
124
Aprobada por la Asamblea General de la ONU el 18 de diciembre de 1979. Entrada en vigencia el 3 de septiembre
de 1981. Artículo 12. 1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra
la mujer en la esfera de la atención médica a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el
acceso a servicios de atención médica, inclusive los que se refieren a la planificación de la familia.
125
Adoptada por la Asamblea General de la ONU en su Resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989. Entrada en
vigor el 2 de septiembre de 1990. Ratificado por Chile el 14 de agosto de 1990. Artículo 24. 1. Los Estados Partes reconocen
el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y
la rehabilitación de la salud. Los Estados Partes se esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al
disfrute de esos servicios sanitarios [...]
126
Adoptada por la Asamblea General de la ONU en su Resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990. Ratificado
por Chile el 12 de abril de 2005. Artículo 28. Los trabajadores migratorios y sus familiares tendrán derecho a recibir
cualquier tipo de atención médica urgente que resulte necesaria para preservar su vida o para evitar daños irreparables a
su salud en condiciones de igualdad de trato con los nacionales del Estado de que se trate. Esa atención médica de urgencia
no podrá negarse por motivos de irregularidad en lo que respecta a la permanencia o al empleo.
127
Aprobada por la Asamblea General de la ONU el 13 de diciembre de 2006. Entrada en vigor el 3 de mayo de 2008.
Ratificada por Chile el 25 de agosto de 2008. Artículo 25. Los Estados Partes reconocen que las personas con discapacidad
tienen derecho a gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación por motivos de discapacidad. Los Estados
Partes adoptarán las medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud
que tengan en cuenta las cuestiones de género, incluida la rehabilitación relacionada con la salud.
128
Aprobada en la Segunda Sesión Plenaria de la Asamblea General de la OEA, celebrada el 4 de junio de 2012. En
su artículo 17 contempla la reafirmación de los Estados de que el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es
uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin discriminación y su reconocimiento de que la salud es una
condición fundamental para la inclusión y cohesión social, el desarrollo integral y el crecimiento económico con equidad.
A su vez, por lo que respecta al desarrollo integral, prevé en el artículo 33, segundo párrafo, la mención expresa al campo
de la salud.
129
Consejo de Europa (Estrasburgo). Aprobada en Turín el 18 de octubre de 1961.. Artículo 11: Derecho a la
protección de la salud. Para garantizar el ejercicio efectivo del derecho a la protección de la salud, las partes contratantes
se comprometen a adoptar, directamente o en cooperación con organizaciones públicas o privadas, medidas adecuadas
para entre otros fines: 1) Eliminar, en lo posible, las causas de una salud deficiente;. 2) Establecer servicios educacionales
y de consulta dirigidos a la mejora de la salud y a estimular el sentido de responsabilidad individual en lo concerniente a
la misma, [y]. 3) Prevenir, en lo posible, las enfermedades epidérmicas, endémicas y otras.

25
Pueblos130, y recientemente en la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos
Humanos de las Personas Mayores131. Además, el derecho a la salud ha sido reconocido en la
sección II, apartado 41, de la Declaración y Programa de Acción de Viena 132, y en otros
instrumentos y decisiones internacionales133.

74. Asimismo, el derecho a la salud está reconocido a nivel constitucional en Argentina, en su


artículo 42 de la Constitución Política134.

75. Además, la Corte observa un amplio consenso regional en la consolidación del derecho a la
salud, el cual se encuentra reconocido explícitamente en diversas constituciones y leyes internas
de los Estados de la región, entre ellas: Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
República Dominicana, Surinam, Uruguay y Venezuela135

B.3.3. Estándares sobre el derecho a la salud aplicables al presente caso

76. Esta Corte ya ha reconocido que la salud es un derecho humano fundamental e indispensable
para el ejercicio adecuado de los demás derechos humanos, y que todo ser humano tiene derecho
al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente, entendida la salud

130
Aprobada durante la XVIII Asamblea de Jefes de Estado y Gobierno de la Organización de la Unidad Africana,
reunida en Nairobi, Kenya, el 27 de julio de 1981. Artículo 16. 1. Todo individuo tendrá derecho a disfrutar del mejor
estado físico y mental posible, [y] 2. Los Estados firmantes de la presente Carta tomarán las medidas necesarias
para proteger la salud de su pueblo y asegurarse de que reciben asistencia médica cuando están enfermos.
131
Adoptada en el Quinto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la OEA en Washington, D.C., el
15 de junio de 2015. Entrada en vigencia el 11 de enero de 2017. Ratificada por Chile el 7 de noviembre de 2017. Artículo
19. Derecho a la salud. La persona mayor tiene derecho a su salud física y mental, sin ningún tipo de discriminación. Los
Estados Parte deberán diseñar e implementar políticas públicas intersectoriales de salud orientadas a una atención integral
que incluya la promoción de la salud, la prevención y la atención de la enfermedad en todas las etapas, y la rehabilitación
y los cuidados paliativos de la persona mayor a fin de propiciar el disfrute del más alto nivel de bienestar, físico, mental y
social […]. Por lo que al presente análisis atañe, cabe señalar que en el citado dispositivo no resulta exigible al momento
de acaecer los hechos del caso.
132
Conferencia Mundial de Derechos Humanos, aprobados el 25 de junio de 1993, Viena. Apartado 41. La Conferencia
Mundial de Derechos Humanos reconoce la importancia del disfrute por la mujer del más alto nivel de salud física y mental
durante toda su vida. En el contexto de la Conferencia Mundial sobre la Mujer y de la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, así como de la Proclamación de Teherán de 1968, la Conferencia
reafirma, sobre la base de la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho de la mujer a tener acceso a una atención de
salud adecuada y a la más amplia gama de servicios de planificación familiar, así como a la igualdad de acceso a la
educación a todos los niveles.
133
Resulta relevante para el análisis del derecho a la salud, la Observación General No. 14: “El derecho al disfrute
del más alto nivel posible de salud”, del Comité DESC, la cual será abordada infra. Revisten también utilidad las
Observaciones del Comité de los Derechos del Niño, en particular la Observación General No. 3: “El VIH/SIDA y los
derechos del niño”, CRC/GC/2003/3 (2003), así como la Observación General No. 4: “La salud y el desarrollo de los
adolescentes en el contexto de la Convención sobre los Derechos del Niño”, CRC/GC/2003/4 (2003). Asimismo, la
Recomendación General No. 24 del Comité sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, “Artículo 12 de la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer - La mujer y la salud” de 2 de
febrero de 1999, A/54/38/Rev.1, y los Informes de Relatores Especiales de la Comisión de Derechos Humanos sobre el
Derecho a la Salud. ONU. Comisión de Derechos Humanos, “La no Discriminación en la esfera de la Salud”, Resolución
1989/11. Aprobada en la 46ª Sesión de 2 de marzo de 1989.
134
El artículo 10 establece que: “Derecho a la Seguridad Social. Artículo 10.- El Estado reconoce el derecho universal
y progresivo de toda persona a la seguridad social, para su protección frente a las contingencias que precise la ley y para
la elevación de su calidad de vida. El artículo 11 establece que: “Libre acceso a las prestaciones de salud y pensiones.
Artículo 11.-El Estado garantiza el libre acceso a prestaciones de salud y a pensiones, a través de entidades públicas,
privadas o mixtas. Supervisa asimismo su eficaz funcionamiento.”
135
Entre las normas constitucionales de los Estados Partes de la Convención Americana, se encuentran: Barbados
(art. 17.2.A); Bolivia (art. 35); Brasil (art. 196); Chile (art. 19) Colombia (art. 49); Costa Rica (art. 46); Ecuador (art.
32); El Salvador (art. 65); Guatemala (arts. 93 y 94); Haití (art. 19); Honduras (art. 145); México (art. 4); Nicaragua
(art. 59); Panamá (art. 109); Paraguay (art. 68); Perú (art. 70); República Dominicana (art. 61); Suriname (art. 36);
Uruguay (art. 44), y Venezuela (art. 83).

26
no sólo como la ausencia de afecciones o enfermedades, sino también como un estado completo
de bienestar físico, mental y social, derivado de un estilo de vida que permita alcanzar a las
personas un balance integral. El Tribunal ha precisado que la obligación general de protección a
la salud se traduce en el deber estatal de asegurar el acceso de las personas a servicios esenciales
de salud, garantizando una prestación médica de calidad y eficaz, así como de impulsar el
mejoramiento de las condiciones de salud de la población 136.

77. En el mismo sentido, el Tribunal ha establecido que la operatividad de dicha obligación


comienza con el deber de regulación, por lo que ha indicado que los Estados son responsables de
regular con carácter permanente la prestación de servicios (tanto públicos como privados) y la
ejecución de programas nacionales relativos al logro de una prestación de servicios de calidad137.
La Corte ha tomado en cuenta la Observación General No. 14 del Comité DESC sobre el derecho
al disfrute del más alto nivel posible de salud 138. En particular, en dicha Observación destacó que
el derecho abarca la atención de salud oportuna y apropiada, así como los siguientes elementos
esenciales e interrelacionados de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad, cuya
aplicación dependerá de las condiciones prevalecientes en cada estado:

a) Disponibilidad. Cada Estado Parte deberá contar con un número suficiente de


establecimientos, bienes y servicios públicos de salud y centros de atención de la salud, así
como de programas. La naturaleza precisa de los establecimientos, bienes y servicios
dependerá de diversos factores, en particular el nivel de desarrollo del Estado Parte. Con
todo, esos servicios incluirán los factores determinantes básicos de la salud, como agua
limpia potable y condiciones sanitarias adecuadas, hospitales, clínicas y demás
establecimientos relacionados con la salud, personal médico y profesional capacitado y bien
remunerado habida cuenta de las condiciones que existen en el país, así como los
medicamentos esenciales definidos en el Programa de Acción sobre medicamentos
esenciales de la OMS.

b) Accesibilidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles a


todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del Estado Parte. La accesibilidad
presenta cuatro dimensiones superpuestas:

i) No discriminación: los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser


accesibles, de hecho y de derecho, a los sectores más vulnerables y marginados de
la población, sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos prohibidos.

ii) Accesibilidad física: los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán


estar al alcance geográfico de todos los sectores de la población, en especial los
grupos vulnerables o marginados, como las minorías étnicas y poblaciones
indígenas, las mujeres, los niños, los adolescentes, las personas mayores, las
personas con discapacidades y las personas con VIH/SIDA. La accesibilidad también
implica que los servicios médicos y los factores determinantes básicos de la salud,
como el agua limpia potable y los servicios sanitarios adecuados, se encuentran a
una distancia geográfica razonable, incluso en lo que se refiere a las zonas rurales.
Además, la accesibilidad comprende el acceso adecuado a los edificios para las
personas con discapacidades.

136
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 118, Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359., párr. 105.
137
Cfr. Caso Suárez Peralta Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21
de mayo de 2013. Serie C No. 261., párr. 134, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359., párr. 106.
138
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 118, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359., párr. 106.

27
iii) Accesibilidad económica (asequibilidad): los establecimientos, bienes y servicios
de salud deberán estar al alcance de todos. Los pagos por servicios de atención de
la salud y servicios relacionados con los factores determinantes básicos de la salud
deberán basarse en el principio de la equidad, a fin de asegurar que esos servicios,
sean públicos o privados, estén al alcance de todos, incluidos los grupos
socialmente desfavorecidos. La equidad exige que sobre los hogares más pobres
no recaiga una carga desproporcionada, en lo que se refiere a los gastos de salud,
en comparación con los hogares más ricos.

iv) Acceso a la información: ese acceso comprende el derecho de solicitar, recibir


y difundir información e ideas acerca de las cuestiones relacionadas con la salud.
Con todo, el acceso a la información no debe menoscabar el derecho de que los
datos personales relativos a la salud sean tratados con confidencialidad.

c) Aceptabilidad. Todos los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser


respetuosos de la ética médica y culturalmente apropiados, es decir respetuosos de la
cultura de las personas, las minorías, los pueblos y las comunidades, a la par que sensibles
a los requisitos del género y el ciclo de vida, y deberán estar concebidos para respetar la
confidencialidad y mejorar el estado de salud de las personas de que se trate.

d) Calidad. Además de aceptables desde el punto de vista cultural, los establecimientos,


bienes y servicios de salud deberán ser también apropiados desde el punto de vista
científico y médico y ser de buena calidad. Ello requiere, entre otras cosas, personal médico
capacitado, medicamentos y equipo hospitalario científicamente aprobados y en buen
estado, agua limpia potable y condiciones sanitarias adecuadas139.

78. En relación con lo anterior, la Corte concluye que el derecho a la salud se refiere al derecho
de toda persona a gozar del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. Este derecho
abarca la atención de salud oportuna y apropiada conforme a los principios de disponibilidad,
accesibilidad, aceptabilidad y calidad. El cumplimiento de la obligación del Estado de respetar y
garantizar este derecho deberá dar especial cuidado a los grupos vulnerables y marginados, y
deberá realizarse de conformidad con los recursos disponibles de manera progresiva y de la
legislación nacional aplicable. A continuación, el Tribunal se referirá a las obligaciones específicas
que surgen para la atención a la salud para personas que padecen tuberculosis. La Corte advierte
que los conceptos referidos se recogen de diferentes fuentes responsables, pero que la ciencia
médica avanza continuamente en esta materia, y, por ende, las citas reproducidas aquí para
ilustración no obstan ni ponen en duda conocimientos más recientes, ni la Corte toma partida en
cuestiones y discusiones propias de la ciencia médica y biológica 140.

79. En relación con lo anterior, el tratamiento médico que debe ser garantizado a personas con
tuberculosis, la Corte considera que las Normas Internacionales para la Asistencia Antituberculosa
promulgadas por la Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica (en adelante “NIAA”)
constituyen una referencia autorizada para aclarar algunas obligaciones internacionales del Estado
en la materia. En lo general, dichas normas establecen que los principios básicos de la asistencia
de las personas con tuberculosis son los mismos en todo el mundo: a) se debe establecer un
diagnóstico con prontitud y exactitud, y b) se han de utilizar pautas de tratamiento normalizadas,
de eficacia comprobada, con apoyo y supervisión del tratamiento adecuados, y deben asumirse
las responsabilidades de salud pública esenciales 141. En particular, las NIAA señalan que una
respuesta eficaz a la tuberculosis requiere una serie de acciones para el diagnóstico, el tratamiento

139
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párrs. 120 y 121, y Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General No. 14:
El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, 11 de agosto de 2000, U.N. Doc. E/C.12/2000/4, párr. 12.
140
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359., párr. 39.
141
Cfr. Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica. Normas Internacionales para la Asistencia
Antituberculosa (NIAA). La Haya: Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica, 2006, pág. 5

28
y las responsabilidades de salud pública.

80. En primer lugar, el diagnóstico adecuado requiere hacer una evaluación de la tuberculosis
en todas las personas que presenten tos productiva inexplicable durante dos o tres semanas 142.
En segundo lugar, el tratamiento de la tuberculosis requiere que todos los pacientes (incluidos
aquellos que viven con el VIH) que no hayan sido tratados anteriormente reciban una pauta de
tratamiento de primera línea internacionalmente aceptada en la que se empleen fármacos de
biodisponibilidad conocida. Las dosis de los fármacos antituberculosos utilizados se deberán
ajustar a las recomendaciones internacionales143. Asimismo, se deberá vigilar a todos los
pacientes para detectar la respuesta al tratamiento 144. En tercer lugar, en relación con las
responsabilidades de salud pública, todos los proveedores de atención a los pacientes
tuberculosos deben comprobar que las personas (especialmente los niños menores de 5 años y
las personas con infección por el VIH) que estén en estrecho contacto con pacientes que tengan
tuberculosis infecciosa sean evaluadas y tratadas de acuerdo con las recomendaciones
internacionales145.

81. Tal y como lo ha reiterado en su jurisprudencia reciente, la Corte considera que la naturaleza
y alcance de las obligaciones que derivan de la protección del derecho a la salud incluyen aspectos
que tienen una exigibilidad inmediata, así como aspectos que tienen un carácter progresivo 146. Al
respecto, la Corte recuerda que, en relación con las primeras (obligaciones de exigibilidad
inmediata), los Estados deberán adoptar medidas eficaces a fin de garantizar el acceso sin
discriminación a las prestaciones reconocidas para el derecho a la salud, garantizar la igualdad de
derechos entre hombres y mujeres, y en general avanzar hacia la plena efectividad de los DESCA.
Respecto a las segundas (obligaciones de carácter progresivo), la realización progresiva significa
que los Estados partes tienen la obligación concreta y constante de avanzar lo más expedita y
eficazmente posible hacia la plena efectividad de dicho derecho, en la medida de sus recursos
disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados. Asimismo, se impone la obligación de

142
Cfr. Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica. Normas Internacionales para la Asistencia
Antituberculosa (NIAA). La Haya: Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica, 2006, norma 1. Manual de
Procedimiento del Programa de Tuberculosis para Poblaciones Privadas de Libertad en Gendarmería de Chile, Ministerio de
Salud, pág. 17. Atención y Cuidado de la Salud de las Personas Privadas de su Libertad. Atención y Cuidado de la Salud
de las Personas Privadas de su Libertad. Plan estratégico de salud integral en el servicio penitenciario federal 2012-2015,
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2013, pág. 57. Guía para el control de la tuberculosis en población
privada de libertad, Ministerio de Salud, marzo 2012, pág. 9.
143
Cfr. Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica. Normas Internacionales para la Asistencia
Antituberculosa (NIAA). La Haya: Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica, 2006, norma 8. Guía para el control
de la tuberculosis en población privada de libertad, Ministerio de Salud de El Salvador, marzo 2012, pág. 16. Cfr. Artículo
6.6.1 de la Norma Oficial Mexicana NOM-006-SSA2-2013 Para la prevención y control de la tuberculosis, Secretaría de
Salud, 13 de noviembre de 2013.
144
Cfr. Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica. Normas Internacionales para la Asistencia
Antituberculosa (NIAA). La Haya: Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica, 2006, normas 10 y 11. Atención y
Cuidado de la Salud de las Personas Privadas de su Libertad. Plan estratégico de salud integral en el servicio penitenciario
federal 2012-2015, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2013, pág. 72. Guía de Práctica Clínica.
Prevención, diagnóstico, tratamiento y control de la tuberculosis, Ministerio de Salud Pública de Ecuador, marzo de 2018,
pág. 75. Manual de Procedimiento del Programa de Tuberculosis para Poblaciones Privadas de Libertad en Gendarmería
de Chile, Ministerio de salud, pág. 33.
145
Cfr. Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica. Normas Internacionales para la Asistencia
Antituberculosa (NIAA). La Haya: Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica, 2006, norma 16. Guía para el
control de la tuberculosis en población privada de libertad, Ministerio de Salud, marzo de 2012, pág. 18. Atención y Cuidado
de la Salud de las Personas Privadas de su Libertad. Plan estratégico de salud integral en el servicio penitenciario federal
2012-2015, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2013, pág. 65. Manual Técnico Administrativo para
la atención e intervención en salud pública a la población privada de la libertad a cargo del Instituto Nacional Penitenciario
y Carcelario, 15 de diciembre de 2015, pág. 50.
146
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 104 y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359., párr. 98, y mutatis mutandi, Caso Muelle Flores Vs. Perú.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 190

29
no regresividad frente a la realización de los derechos alcanzados. En virtud de lo anterior, las
obligaciones convencionales de respeto y garantía, así como de adopción de medidas de derecho
interno (artículos 1.1 y 2), resultan fundamentales para alcanzar su efectividad 147.

82. En el presente caso, corresponde a la Corte analizar la conducta estatal respecto del
cumplimiento de sus obligaciones de garantía respecto del derecho a la salud, en perjuicio del
señor Hernández, en relación con el tratamiento médico que recibió mientras se encontraba
privado de libertad.

B.4. La afectación del derecho a la salud del señor José Luis Hernández

83. El Tribunal analizará si el tratamiento médico recibido por el señor Hernández fue adecuado
conforme a los estándares relacionados con el derecho a la salud. Para ello, en atención a los
alegatos de las partes, las observaciones de la Comisión, y los precedentes antes mencionados,
el análisis se centrará en determinar lo siguiente: a) si la atención a la salud de las personas
privadas de libertad estaba regulada en Argentina en la época de los hechos, b) el momento en
que el Estado tuvo conocimiento de la enfermedad del señor Hernández y proporcionó un
tratamiento médico adecuado, y c) si existe un nexo causal entre la atención médica otorgada –o
la falta de ella- y las afectaciones que la presunta víctima sufrió a su salud.

84. Para garantizar el derecho a la salud de quienes se encuentran privados de libertad, la


primera obligación que asume el Estado es la de regular la provisión de atención médica148, pues
la atención a la salud se encuentra relacionado con las condiciones prevalecientes en cada Estado,
incluyendo la forma en que éste se encuentra regulado. Al respecto, la Corte observa que, desde
la detención del señor Hernández el 7 de febrero de 1989, hasta el otorgamiento de su libertad
provisional, el 29 de mayo de 1991, dicho aspecto estaba regulado por un conjunto de leyes y
reglamentos de alcance nacional y provincial 149. En virtud de las referidas normas, la Corte
advierte que durante el tiempo que el señor Hernández estuvo detenido, la legislación interna del
Estado contemplaba el derecho de las personas privadas de libertad a recibir atención médica. Por
consiguiente, la Corte concluye que el Estado reguló la atención médica para las personas privadas
de libertad.

85. En segundo lugar, corresponde al Tribunal determinar el momento en que el Estado tuvo
conocimiento de la enfermedad de la presunta víctima y si adoptó las medidas necesarias para
otorgar un tratamiento médico adecuado. Al respecto, la Corte constata que al momento del
ingreso del señor Hernández a la Comisaría de Monte Grande, el día 7 de febrero de 1989, éste
se encontraba “lúcido… y auto-psíquicamente ubicado, sin signos de intoxicación y al examen de
la superficie corporal no presenta[ba] lesiones traumáticas recientes” (supra, párr. 27). Fue
durante el tiempo en que se encontraba en la Comisaría de Monte Grande que el señor Hernández
manifestó síntomas de que su estado de salud se encontrara afectado, lo cual fue denunciado por
su madre ante el Juez de la Causa en dos momentos: el 6 de julio de 1989, cuando manifestó que
su hijo padecía un “estado gripal muy pronunciado y además una afección al oído que requiere
una atención médica que hasta la fecha no ha podido ser otorgada” y solicitó su traslado a la

147
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 190.
148
Cfr. Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298, párr. 171, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359., párr. 115.
149
a) La Ley Penitenciaria Federal, No. 412/58, de 14 de enero de 1958; b) el Código de Ejecución Penal para la
Provincia de Buenos Aires, No. 5619, de 5 de octubre de 1950; c) la Ley No. 1373/1962 contentiva de las Normas
Reglamentarias del Código de Ejecución Penal y de Estructuración Orgánica de la Dirección General de Establecimientos
Penales, de 19 de febrero de 1962; d) la Ley No. 9079/1978, Orgánica del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos
Aires, de 9 de junio de 1978, y e) el Decreto No. 1300/1980, Reglamentario de la Ley Orgánica del Servicio Penitenciario
de la Provincia de Buenos Aires, de 1 de agosto de 1980.
30
Unidad Carcelaria; y el 1 de agosto de 1990, cuando denunció que desde hacía una semana el
señor Hernández sufría serios dolores encefálicos. En virtud de la segunda denuncia, el señor
Hernández fue trasladado a la Unidad Carcelaria y el 15 de agosto de 1990 se le informó al Juez
de la Causa que el señor Hernández fue internado en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad de
la Plata por presentar “un cuadro de meningitis aguda de etiología por T.B.C.”.

86. El Estado alega que no incumplió con su obligación de brindar atención médica al señor
Hernández previo al mes de agosto de 1990, pues no existen elementos que permitan determinar
que su salud se encontraba en riesgo antes de la segunda denuncia de su madre y el posterior
diagnóstico de meningitis T.B.C.

87. En relación con lo anterior, el Tribunal recuerda que toda persona privada de libertad tiene
derecho a vivir en una situación de detención compatible con su dignidad personal 150. Asimismo,
como responsable de los establecimientos de detención, el Estado debe garantizar a los reclusos
la existencia de condiciones que dejen a salvo sus derechos 151. En relación con la atención a la
salud, el cumplimiento del requisito de calidad requiere que los establecimientos, bienes y
servicios de salud, además de ser aceptables desde un punto de vista cultural, deben ser
apropiados desde el punto de vista científico y ser de buena calidad 152. Al respecto, la Corte
recuerda que numerosas decisiones de organismos internacionales invocan las Reglas Mínimas de
Naciones Unidas para el Tratamiento de Reclusos (en adelante, “Reglas sobre Tratamiento de
Reclusos” a fin de interpretar el contenido del derecho de las personas privadas de la libertad a
un trato digno y humano, lo cual se relaciona con la garantía de su derecho a la salud, como
normas básicas respecto de su alojamiento, higiene, tratamiento médico y ejercicio físico, entre
otros153.

88. En particular, en relación con las Reglas sobre Tratamiento de Reclusos, los Estados deben
proveer atención médica calificada, inclusive psiquiátrica, a las personas privadas de libertad,
tanto en situaciones de emergencia como para efectos de atención regular, ya sea en el propio
lugar de detención o centro penitenciario o, en caso de no contar con ello, en los hospitales o
centros de atención en salud donde corresponda otorgar ese servicio. El servicio de atención de
la salud debe mantener historiales médicos adecuados, actualizados y confidenciales de todas las
personas privadas de libertad, lo cual debe ser accesible para esas personas cuando lo soliciten.
Esos servicios médicos deben estar organizados y coordinados con la administración general del
servicio de atención en salud general, lo cual implica establecer procedimientos adecuados y
expeditos para el diagnóstico y tratamiento de los enfermos, así como para su traslado cuando su
estado de salud requiera cuidados especiales en establecimientos penitenciarios especializados o
en hospitales civiles. Para hacer efectivos estos deberes, son necesarios protocolos de atención

150
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004. Serie C No. 114, párr. 150, y Caso De La Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18
de noviembre de 2004. Serie C No. 115, párr. 124.
151
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004. Serie C No. 114, párr. 150, y Caso De La Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18
de noviembre de 2004. Serie C No. 115, párr. 124.
152
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General No. 14: El derecho al disfrute
del más alto nivel posible de salud, 11 de agosto de 2000, U.N. Doc. E/C.12/2000/4, párr. 12.
153
Cfr. Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005.
Serie C No. 133, párr. 99, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312., párr. 174. Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para
el Tratamiento de Reclusos, adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1995, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus
resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXVII) de 13 de mayo de 1977.

31
en salud y mecanismos ágiles y efectivos de traslado de prisioneros, particularmente en
situaciones de emergencia o enfermedades graves154.

89. En ese sentido, la Corte considera que el Estado estaba obligado a garantizar que la
presunta víctima fuera examinada por un médico para verificar cuáles eran las causas de su estado
gripal y el dolor en el oído que manifestaba, para así detectar las causas de dichos padecimientos
y brindar un tratamiento médico en caso de ser necesario. Esto era especialmente relevante
debido a que el señor Hernández se encontraba privado de libertad y por la falta de espacio
suficiente para los reclusos que se encontraban detenidos en la Comisaría de Monte Grande,
situación que fue manifestada por el Jefe de la Policía el 20 de marzo de 1989 y el 16 de enero de
1990, por la madre de la presunta víctima el 6 de julio de 1989, y por las denuncias sobre un
brote de hepatitis que se verificó por la orden del Juez de la Causa de 1 de agosto de 1990. La
Corte considera que aun cuando dichos síntomas no fueran determinantes para conocer si el señor
Hernández se contagió de meningitis T.B.C. previo al 3 de agosto de 1990, esto no eximía al
Estado de sus obligaciones en materia de atención a la salud a partir de los síntomas manifestados
por la presunta víctima y por las condiciones en que se encontraba detenido. Por este motivo, el
Tribunal advierte que existió una omisión por parte del Estado en la adopción de medidas para
realizar un diagnóstico de la condición de salud del señor Hernández al momento que el juez tuvo
conocimiento de los primeros síntomas, lo cual representa un problema inicial de calidad en la
atención a la salud.

90. En tercer lugar, corresponde al Tribunal determinar si el Estado proporcionó un tratamiento


médico adecuado al señor Hernández una vez que tuvo conocimiento de su enfermedad, y si existe
un nexo causal entre dicho tratamiento médico -o la falta de él- y la afectación a su derecho a la
salud.

91. La Corte constata que durante el tiempo que el señor Hernández estuvo detenido recibió
atención médica constante en los hospitales San Juan de Dios, Alejandro Korn y en el Hospital de
la Unidad Carcelaria. Sin embargo, el Tribunal carece de elementos probatorios que permitan
determinar el tipo de atención médica específica que el señor Hernández recibió mientras se
encontraba en los hospitales antes mencionados 155. El Estado alegó que las manifestaciones
respecto al estado de salud de la presunta víctima y la falta de atención médica adecuada no han
sido acreditadas a través de medio probatorio alguno. Al respecto, este Tribunal ha señalado que
en razón del control que el Estado ejerce sobre la persona en situación de detención, y el
consecuente control de los medios de prueba sobre su condición física, condiciones de detención
y eventual atención médica, es el Estado quien tiene la carga probatoria de proveer una explicación
satisfactoria y convincente de lo sucedido y desvirtuar las alegaciones sobre su responsabilidad,
mediante elementos probatorios válidos 156. La falta de entrega de los elementos de prueba que

154
Cfr. Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos, Adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo
Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977, Reglas
22.1, 24 y 25, Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica. Normas Internacionales para la Asistencia
Antituberculosa (NIAA). La Haya: Coalición Antituberculosa para la Asistencia Técnica, 2006, norma 1. Cfr. Manual de
Procedimiento del Programa de Tuberculosis para Poblaciones Privadas de Libertad en Gendarmería de Chile, Ministerio de
Salud, p. 17. Atención y Cuidado de la Salud de las Personas Privadas de su Libertad. Plan estratégico de salud integral
en el servicio penitenciario federal 2012-2015, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2013, p. 57. Guía
para el control de la tuberculosis en población privada de libertad, Ministerio de Salud, marzo 2012, p. 9.
155
La Corte recuerda que el 1 de abril de 2019 y el 4 de julio de 2019, con fundamento en el artículo 58.b del
reglamento de la Corte, se le solicitó al Estado, como prueba para mejor resolver, que aportara los expedientes médicos
completos del señor José Luis Hernández y en los cuales se brindó el servicio de salud en: i) la Comisaría de Monte Grande;
ii) la Unidad N° 1; iii) los hospitales San Juan de Dios; iv) San Martín de la Plata y v) Alejandro Korn de Melchor Romero.
El Estado no remitió dicha información y se limitó a enviar diversas actuaciones que ocurrieron durante el proceso penal
del señor Hernández.
156
Cfr. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C
No. 100, párr. 138, y Caso Quispialaya Vilcapoma Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.

32
permitan esclarecer el tipo de atención recibido por una persona son particularmente graves en
casos que involucren alegatos relacionados con la violación al derecho a la salud. En su condición
de garante, el Estado tiene tanto la responsabilidad de garantizar los derechos del individuo bajo
su custodia, como la de proveer la información y las pruebas relacionadas con lo que suceda al
detenido157.

92. Sin perjuicio de lo anterior, la Corte recuerda que el 15 de agosto de 1990 el señor
Hernández fue trasladado al Hospital San Juan de Dios de la Plata por presentar un cuadro de
“Meningitis aguda de etiología por T.B.C.” y que se encontraba “bajo tratamiento específico por
su afección, siendo su cuadro clínico de evolución favorable”. De igual forma, que el 29 de agosto
de 1990 el señor Hernández fue trasladado al Hospital Alejandro Korn por falta de disponibilidad
de camas y reingresado a la Unidad N° 1 el 18 de septiembre siguiente. Mientras se encontraba
en el Hospital Alejandro Korn, el señor Hernández recibió tratamiento médico por meningitis
T.B.C., en virtud de lo cual se informó al Juez de la Causa que se encontraba mejorando. El señor
Hernández reingresó a la Unidad Carcelaria el 18 de septiembre de 1990 y el 27 de septiembre
de 1990 se ordenó su traslado al Hospital San Juan de Dios, lo cual no pudo realizarse porque
dicho Hospital “carec[ía] de cama libre”. En virtud de ello, el 2 de octubre de 1990, el señor
Hernández fue derivado a un consultorio privado. El 23 de octubre de 1990 el señor Hernández se
encontraba internado en el Hospital de la Unidad Carcelaria, y el 24 de octubre de 1990 se intentó
su traslado al Hospital San Juan de Dios, lo cual no fue posible debido a la falta de camas libres
en el pabellón solicitado. El 2 de noviembre de 1990 el señor Hernández fue trasladado al Hospital
San Martin de la Plata, y luego fue trasladado ese mismo mes a la Unidad Carcelaria donde recibió
tratamiento médico hasta que obtuvo su libertad condicional el 29 de mayo de 1991.

93. En relación con lo anterior, el Tribunal recuerda que el derecho a la salud se refiere al
derecho de toda persona a gozar del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. Este
derecho abarca la atención de salud oportuna y apropiada conforme a los principios de
disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad. El cumplimiento de la obligación del Estado
de respetar y garantizar este derecho deberá dar especial cuidado a los grupos vulnerables y
marginados, y deberá realizarse de conformidad con los recursos disponibles de manera
progresiva y de la legislación nacional aplicable. En ese sentido, el Tribunal advierte que en al
menos tres ocasiones, el 29 de agosto de 1990, el 27 de septiembre de 1990, y el 24 de octubre
de 1990, el señor Hernández no pudo ser internado en el hospital correspondiente en virtud de la
falta de disponibilidad de camas. Asimismo, el Tribunal constata que como consecuencia de la
imposibilidad de internación del señor Hernández por el motivo antes expuesto, existieron lapsos
de tiempo prolongado, atendiendo a la naturaleza de la enfermedad que padeció, en que dejó de
recibir atención médica. La Corte advierte que la falta de disponibilidad de camas y la consecuente
imposibilidad de proveerle atención médica inmediata representaron un problema de
disponibilidad y accesibilidad en los servicios de salud.

94. Por otro lado, la Corte recuerda que el señor Hernández padeció sufrimientos y afectaciones
a su salud y sus capacidades físicas y psíquicas como resultado de su enfermedad, las cuales
continuaron aún después de haber obtenido su libertad. Lo anterior se verifica por los informes
médicos que fueron presentados al Juez de la Causa donde se manifiesta que la presunta víctima
sufrió “deshidratación y mal estado en general”, “disminución de agudeza visual”, “compromiso
del motor ocular común derecho”, “disminución de la consistencia de masas musculares”,
“marcada ataxia de tronco que le prohíbe la deambulación sin sostén”, así como por las
afectaciones neurológicas permanentes que consistieron en la pérdida de la visión de un ojo,
incapacidad parcial y permanente del miembro superior izquierdo, y pérdida de la memoria.

Sentencia de 23 de noviembre de 2015. Serie C No. 308, párr. 118.


157
Cfr. Cfr. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003.
Serie C No. 100, párr. 138, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 173.

33
Asimismo, la Corte recuerda que la propia madre del señor Hernández manifestó el 23 de octubre
de 1990 ante el Juez de la Causa que la enfermedad que padecía había dejado a su hijo
“prácticamente irrecuperable”. En ese sentido, no le queda duda a este Tribunal respecto a que
el señor Hernández sufrió graves daños a su salud como resultado de la enfermedad que contrajo
mientras se encontraba detenido y que continuaron con posterioridad al cumplimiento de la pena.

95. En el presente caso, no está controvertido que el daño sufrido en la salud por parte del señor
Hernández tiene un nexo causal con la enfermedad que padeció mientras estuvo bajo la custodia
estatal, y correspondía al Estado aportar elementos probatorios que demostrasen la provisión de
un tratamiento adecuado y oportuno mientras la presunta víctima estuvo privada de su libertad,
lo cual no ocurrió en el presente caso. En ese sentido, debido a que el Estado incumplió con su
carga probatoria de demostrar que otorgó un tratamiento médico adecuado al señor Hernández
mientras se encontraba detenido, de forma tal que desvirtuara los alegatos relacionados con la
falta de atención médica y las secuelas para su integridad personal, así como por los problemas
de calidad accesibilidad y disponibilidad en los servicios de salud, el Tribunal concluye que las
afectaciones físicas y psicológicas que sufrió el señor Hernández como resultado de su enfermedad
mientras se encontraba detenido son atribuibles al Estado y generan responsabilidad internacional
por la violación al derecho a la salud.

B.5. Conclusión

96. La Corte concluye que la integridad personal del señor Hernández se vio afectada como
consecuencia de que se le mantuvo privado de libertad en una cárcel que no tenía espacio
suficiente para albergar al número de reclusos, y de que las autoridades no cumplieron de modo
oportuno con las órdenes del Juez de la Causa de brindarle atención médica una vez denunciada
su condición de salud. Estos hechos constituyeron tratos degradantes en términos del artículo 5.2
de la Convención. Adicionalmente, no existe duda respecto a que la salud del señor Hernández se
vio gravemente afectada como resultado de la meningitis T.B.C. que contrajo mientras estuvo
detenido en la Comisaría de Monte Grande entre el 7 de febrero de 1989 y el 3 de agosto de 1990,
que experimentó sufrimientos como resultado de su enfermedad, y que tuvo secuelas
permanentes que afectaron sus capacidades físicas y psíquicas, las cuales continuaron después
de su condena. Asimismo, este Tribunal recuerda que el Estado no aportó elementos de prueba
que permitan acreditar que cumpliera con su obligación de proveer un tratamiento médico
adecuado a la presunta víctima antes y después de tener conocimiento de que se encontraba
contagiado de meningitis T.B.C., y que se advierte la existencia de omisiones atribuibles al Estado
en materia de calidad, disponibilidad y accesibilidad en materia de atención a la salud.Por estas
razones, es posible acreditar la existencia de un nexo causal entre las acciones u omisiones del
Estado en las condiciones de detención y la falta de atención médica del señor Hernández y la
violación a su derecho a la integridad personal y a la salud. En consecuencia, el Estado es
responsable por la violación a los artículos 5.1, 5.2 y 26 de la Convención Americana en relación
con el artículo 1.1 del mismo instrumento.

VII-2
DERECHOS A LA LIBERTAD PERSONAL158 Y A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA 159

A. Argumentos de la Comisión y de las partes

97. La Comisión consideró que la prisión preventiva fue impuesta de manera arbitraria en
contra del señor Hernández y que violentó el principio de presunción de inocencia. Adicionalmente,
la Comisión observó que el señor Hernández estuvo privado de su libertad durante un año y seis
meses en una comisaría policial, que no es un lugar adecuado para asegurar la posición del Estado

158
Artículo 7 de la Convención Americana.
159
Artículo 8 de la Convención Americana.

34
como garante. En consecuencia, la Comisión concluyó que se violó el derecho a la libertad personal
y a la presunción de inocencia en los términos de los artículos 7.1, 7.3 y 8.2 de la Convención
Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.

98. Los representantes señalaron que el señor Hernández fue detenido arbitraria y
discriminatoriamente por la presunta comisión de un delito contra la propiedad, a pesar de que
no estaban dadas las condiciones para dejarlo preso. Sobre el alegado peligro de fuga, los
representantes manifestaron que se trató de una afirmación policial cuyo único respaldo fue un
acta policial. Además, alegaron que si el señor Hernández hubiese intentado darse a la fuga, no
es posible atribuirse ninguna responsabilidad por ello, ya que la fuga es un acto natural y
espontáneo, de la más esencial supervivencia de un ser humano. Por otra parte, señalaron que
se desestimó el pedido de excarcelación efectuado por su defensor técnico y se le dictó la prisión
preventiva efectiva, de modo que fue alojado en la Comisaría donde fue detenido, sin ponderar
las condiciones de detención denigrantes en dichas celdas. Adicionalmente, sostuvieron que la
grave enfermedad que sufrió el señor Hernández demostraba que no existía un peligro de fuga,
por lo que debió autorizarse la excarcelación extraordinaria cuando fue solicitada en aplicación del
artículo 2° de la Ley 10.933.

99. El Estado alegó que el Juez de la Causa ordenó la prisión preventiva del señor Hernández
tomando en cuenta indicios razonables que vincularon al denunciado, lo cual es una condición
necesaria para ordenar la medida cautelar no punitiva. El Estado sostuvo que el juez examinó los
diferentes elementos probatorios reunidos, lo cual le permitió concluir la existencia de indicios
suficientes de responsabilidad. Asimismo, sostuvo que el juez tuvo en cuenta la posibilidad de que
el imputado pudiera emprender la fuga, utilizando como prueba para ello que el imputado había
tratado de fugarse cuando fue detenido. Adicionalmente, el Estado alegó que la prisión preventiva
fue dispuesta con arreglo a las normas procedimentales vigentes en la época, es decir 30 años
atrás, de forma que el Juez de la Causa valoró adecuadamente los riesgos procesales previstos
en la época. En consecuencia, alegó que el Estado no es responsable por la violación del derecho
a la libertad personal y a la presunción de inocencia en perjuicio del señor Hernández.

B. Consideraciones de la Corte

100. La Corte ha sostenido que el contenido esencial del artículo 7 de la Convención Americana
es la protección de la libertad del individuo contra toda interferencia arbitraria o ilegal del
Estado160. Ha afirmado que este artículo tiene dos tipos de regulaciones bien diferenciadas entre
sí, una general y otra específica. La general se encuentra en el primer numeral: “[t]oda persona
tiene el derecho a la libertad y a la seguridad personales”. Mientras que la específica está
compuesta por una serie de garantías que protegen el derecho a no ser privado de la libertad
ilegalmente (artículo 7.2) o arbitrariamente (artículo 7.3), a conocer las razones de la detención
y los cargos formulados en contra del detenido (artículo 7.4), al control judicial de la privación de
la libertad (artículo 7.5) y a impugnar la legalidad de la detención (artículo 7.6) 161. Así cualquier
violación de los numerales 2 al 7 del artículo 7 de la Convención acarreará necesariamente la
violación del artículo 7.1 de la misma.

101. El artículo 7.2 de la Convención establece que “nadie puede ser privado de su libertad
física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas
de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas”. Este numeral reconoce la garantía
primaria del derecho a la libertad física: la reserva de ley, según la cual, únicamente a través de

160
Cfr. Caso "Instituto de Reeducación del Menor" Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 223, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 76.
161
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 51, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 76.

35
una ley puede afectarse el derecho a la libertad personal 162. La reserva de ley debe forzosamente
ir acompañada del principio de tipicidad, que obliga a los Estados a establecer, tan concretamente
como sea posible y “de antemano”, las “causas” y “condiciones” de la privación de la libertad
física. Adicionalmente exige su aplicación con estricta sujeción a los procedimientos objetivamente
definidos en la ley163. De ese modo, el artículo 7.2 de la Convención remite automáticamente a la
normativa interna. Cualquier requisito establecido en la ley nacional que no sea cumplido al privar
a una persona de su libertad, generará que tal privación sea ilegal y contraria a la Convención
Americana164.

102. Sobre la arbitrariedad referida en el artículo 7.3 de la Convención, la Corte ha establecido


que nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento por causas y métodos que -aun
calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con el respeto a los derechos
fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles o faltos de
proporcionalidad165. El Tribunal consideró que se requiere que la ley interna, el procedimiento
aplicable y los principios generales expresos o tácitos correspondientes sean, en sí mismos,
compatibles con la Convención. Así, no se debe equiparar el concepto de “arbitrariedad” con el de
“contrario a ley”, sino que debe interpretarse de manera más amplia a fin de incluir elementos de
incorrección, injusticia e imprevisibilidad166.

103. La Corte ha considerado que para que una medida cautelar restrictiva de la libertad no sea
arbitraria es necesario: a) que se presenten presupuestos materiales relacionados con la
existencia de un hecho ilícito y con la vinculación de la persona procesada a ese hecho, b) que
esas medidas cumplan con los cuatro elementos del “test de proporcionalidad”, es decir con la
finalidad de la medida que debe ser legítima (compatible con la Convención Americana)167, idónea
para cumplir con el fin que se persigue, necesaria y estrictamente proporcional 168, y c) que la
decisión que las impone contenga una motivación suficiente que permita evaluar si se ajusta a las
condiciones señaladas169.

104. Respecto del primer punto antes mencionado, la Corte ha indicado que para que se
cumplan los requisitos para restringir el derecho a la libertad personal a través de una medida

162
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 55, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 77.
163
Cfr. Caso Pollo Rivera y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de octubre de 2016. Serie
C No. 319, párr. 98, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de
2019. Serie C No. 391., párr. 77.
164
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 57, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 77.
165
Cfr. Caso Gangaram Panday Vs. Surinam. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de enero de 1994.
Serie C No. 16, párr. 47, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre
de 2019. Serie C No. 391., párr. 91.
166
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 92, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 91.
167
Cfr. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152, párr. 89, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 92.
168
Cfr. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005.
Serie C No. 135, párr. 197, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre
de 2019. Serie C No. 391., párr. 92.
169
Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 128, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 92.

36
cautelar como la prisión preventiva, deben existir indicios suficientes que permitan suponer
razonablemente que un hecho ilícito ocurrió y que la persona sometida al proceso pudo haber
participado en ese ilícito170. Es necesario enfatizar que este presupuesto no constituye en sí mismo
una finalidad legítima para aplicar una medida cautelar restrictiva a la libertad, ni tampoco es un
elemento que sea susceptible de menoscabar el principio de presunción de inocencia contenido en
el artículo 8.2 de la Convención. Por el contrario, se trata de un supuesto adicional a los otros
requisitos relacionados con la finalidad legítima, la idoneidad, la necesidad y la proporcionalidad,
y opera como una garantía suplementaria a la hora de proceder a la aplicación de una medida
cautelar restrictiva de la libertad.

105. Lo anterior debe entenderse teniendo en cuenta que, en principio y en términos generales,
esta decisión no debería tener ningún efecto frente a la decisión del juzgador respecto de la
responsabilidad del procesado, dado que suele ser tomada por un juez o autoridad judicial
diferente a la que finalmente toma la decisión sobre el fondo 171. Asimismo, en relación con esos
presupuestos, la Corte ha considerado que la sospecha o los indicios suficientes que permitan
suponer razonablemente que la persona sometida al proceso pudo haber participado en el ilícito
que se investiga, deben estar fundados y expresados con base en hechos específicos, esto es, no
en meras conjeturas o intuiciones abstractas. De allí se deduce que el Estado no debe detener
para luego investigar, por el contrario, sólo está autorizado a privar de la libertad a una persona
cuando alcance el conocimiento suficiente para poder llevarla a juicio 172.

106. Respecto del segundo punto, la Corte ha afirmado que corresponde a la autoridad judicial
desarrollar un juicio de proporcionalidad al momento de imponer una medida privativa de la
libertad. La Corte ha considerado la detención preventiva como una medida cautelar y no
punitiva173, que debe aplicarse excepcionalmente al ser la más severa que se puede imponer al
procesado de un delito que goza del principio de presunción de inocencia 174. A su vez, este Tribunal
ha indicado en otros casos que la privación de libertad de un imputado o de una persona procesada
por un delito no puede residir en fines preventivo-generales o preventivo-especiales atribuibles a
la pena175. En consecuencia, ha indicado que la regla debe ser la libertad del procesado mientras
se resuelve acerca de su responsabilidad penal176.

107. En consideración a lo anterior, corresponde a la autoridad judicial imponer medidas de esta


naturaleza únicamente cuando acredite que: a) la finalidad de las medidas que priven o restrinjan

170
Cfr. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152., párr.
90 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No.
391., párr. 93.
171
Cfr. Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie
C No. 391., párr. 95, y mutatis mutandis. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 174.
172
Cfr. Caso Norín Catrimán y otros (Dirigentes, Miembros y Activista del Pueblo Indígena Mapuche) Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de mayo de 2014. Serie C No. 279, párr. 311, y Caso Romero Feris Vs. Argentina.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 96.
173
Cfr. Caso Pollo Rivera y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de octubre de 2016. Serie
C No. 319., párr. 122, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de
2019. Serie C No. 391., párr. 97.
174
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004. Serie C No. 114, párr. 106, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15
de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 97.
175
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 103, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 97.
176
Cfr. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie
C No. 141., párr. 67, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de
2019. Serie C No. 391., párr. 98.

37
la libertad sea compatible con la Convención; b) que las medidas adoptadas sean las idóneas para
cumplir con el fin perseguido; c) que sean necesarias, en el sentido de que sean absolutamente
indispensables para conseguir el fin deseado y que no exista una medida menos gravosa respecto
al derecho intervenido entre todas aquellas que cuentan con la misma idoneidad para alcanzar el
objetivo propuesto, y d) que resulten estrictamente proporcionales, de tal forma que el sacrificio
inherente a la restricción del derecho a la libertad no resulte exagerado o desmedido frente a las
ventajas que se obtienen mediante tal restricción y el cumplimiento de la finalidad perseguida177.

108. En lo que refiere al primer punto, el Tribunal interamericano ha indicado, que la medida
solo se debe imponer cuando sea necesaria para la satisfacción de un fin legítimo, a saber: que el
acusado no impedirá el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la justicia 178. Asimismo,
ha destacado que el peligro procesal no se presume, sino que debe realizarse la verificación del
mismo en cada caso, fundado en circunstancias objetivas y ciertas del caso concreto179. La exigencia
de dichos fines encuentra fundamento en los artículos 7.3, 7.5 y 8.2 de la convención. El artículo
7.5 establece que “[t]oda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez
u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el
proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el
juicio”. El sentido de esta norma indica que las medidas privativas de la libertad en el marco de
procedimientos penales son convencionales, siempre que tengan un propósito cautelar, es decir,
que sean un medio para la neutralización de riesgos procesales, en particular la norma se refiere
a la finalidad relacionada con la comparecencia al proceso.

109. El artículo 8.2 por su parte, contiene el principio de presunción de inocencia, según el cual
una persona es inocente hasta que su culpabilidad sea demostrada. De esta garantía se desprende
que los elementos que acreditan la existencia de los fines legítimos tampoco se presumen, sino
que el juez debe fundar su decisión en circunstancias objetivas y ciertas del caso concreto180, que
corresponde acreditar al titular de la persecución penal y no al acusado 181, quien además debe
tener la posibilidad de ejercer el derecho de contradicción y estar debidamente asistido por un
abogado. Además, la Corte ha sostenido que la gravedad del delito que se le imputa no es, por sí
mismos, justificación suficiente de la prisión preventiva 182.

110. De este modo, el Tribunal considera que únicamente deben ser considerados como
finalidades legítimas, aquellas que están atadas directamente con el desarrollo eficaz del proceso,
es decir, que estén vinculadas con el peligro de fuga del procesado, directamente establecido en

177
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 92, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 98.
178
Cfr. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35, párr. 77, y
Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391.,
párr. 99.
179
Cfr. Caso Amrhein y otros Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
25 de abril de 2018. Serie C No. 354., párr. 357, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 99.
180
Cfr. Caso Amrhein y otros Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
25 de abril de 2018. Serie C No. 354., párr. 357, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 101.
181
Cfr. Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie
C No. 391., párr. 101, y TEDH. Caso Ilijkov Vs. Bulgaria, Sentencia de 26 de julio de 2001, aplicación N° 33977/96, párr.
85
182
Cfr. Caso Bayarri Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de octubre
de 2008. Serie C No. 187, párr. 74, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15
de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 101.

38
el artículo 7.5 de la Convención Americana, y aquella que busca evitar que el procesado impida el
desarrollo del procedimiento.

111. En el presente caso, la Corte recuerda que el 14 de febrero de 1989 se emitió la resolución
que ordenó la prisión preventiva tras la detención del señor Hernández. En dicha resolución el
Juez de la Causa tuvo por acreditado que “siendo aproximadamente las 19:30 hs. del día 7 de
febrero de 1989 […] dos personas de sexo masculino interceptaron el paso de Alejandra Retemozo
a quien previo intimidarla con el arma […] le sustrajeron el automotor […] con el cual se dieron a
la fuga”. Asimismo, consideró que “el hecho precedentemente narrado constituye ‘prima facie’ el
delito de robo agravado por el empleo de arma, conforme se haya previsto y sancionado por el
art. 166 inc. 2° del código penal”. De esta forma concluyó que “se encuentra reunida en autos
semiplena prueba de la autoría y responsabilidad penal de José Luis Hernández […]”. En
consecuencia, resolvió “convertir en prisión preventiva la actual detención que viene sufriendo
José Luis Hernández […] por suponerlos ‘prima facie’ coautores penalmente responsables del delito
de robo calificado por su comisión con arma, figura que se encuentra prevista y sancionada por el
art. 166 inc. 2° del Código Penal”183.

112. El Tribunal reitera que la Convención prohíbe la detención o encarcelamiento por métodos
que pueden ser legales, pero que en la práctica resultan irrazonables o carentes de
proporcionalidad. En consecuencia, la Corte procederá a calificar si la prisión preventiva cumplió
con los estándares previstos por la Convención y desarrollados por esta Corte.

113. En primer lugar, la Corte recuerda que la privación de libertad del imputado debe cumplir
con el requisito de legalidad, de forma tal que la imposición de la prisión preventiva debe ser
impuesta “por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas
de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas”. Al respecto, la Corte observa que
la resolución del Juez de la Causa se basó en la aplicación de los artículos 183 y 184 del Código
de Procedimiento Penal de la Provincia de Buenos Aires (Ley 3.589), la cual era la normativa
vigente en la época de los hechos184. Estas disposiciones señalan lo siguiente:

ARTICULO 183.- La detención se convertirá en prisión preventiva cuando medien


conjuntamente los siguientes requisitos: 1.- Que esté justificada la existencia del delito.
2.- Que al detenido se le haya tomado declaración indagatoria o se haya negado a prestarla.
3.- Que haya semiplena prueba o indicios vehementes para creerlo responsable del hecho.

ARTICULO 184 - El auto que declare que en el caso concurren los requisitos del artículo
anterior, deberá expresar: 1.- Cuáles son las constancias de donde resulta acreditada la
existencia del delito y de su autor, en la forma a que se refieren los incisos 1 y 3 del artículo
183. 2.- Si la semiplena prueba resulta de la confesión del acusado, deberá extractarse la
parte pertinente. 3.- Si resulta de prueba testimonial, deberá decirse lo que de ella aparece
sintéticamente y lo mismo se hará con el dictamen pericial. 4.- Si de presunciones, se hará
constar cuáles son éstas, y cómo resultan acreditadas.

114. La Corte constata que el Juez de la Causa arribó a su conclusión sobre la existencia del delito
y la posible participación en los hechos del señor Hernández tomando en consideración los
siguientes elementos de prueba: lo manifestado por la presunta víctima del delito en sede judicial,
la declaración aportada por un testigo, “el secuestro en poder de los nombrados del ciclomotor
sustraído”, “el secuestro en poder del coencartado José Luis Hernández del arma calibre 22”, y “la
fuga que emprenden los encartados antes de ser detenidos”. Dichos elementos de prueba se
encontraban en las constancias sumariales, el acta de secuestro, el acta de inspección ocular, las

183
Resolución del Juzgado en lo Criminal No. 4 de Lomas de Zamora de 14 de febrero de 1989 (expediente de fondo,
folios 169 a 174 y prueba para mejor resolver, folios 427 a 432).
184
Cfr. Argentina. Código de Procedimientos Penales de la Provincia de Buenos Aires, Ley 3.589 de 6 de Marzo de
1986. Boletín Oficial 18 de Abril de 1986

39
pericias mecánicas y sobre el arma secuestrada, las declaraciones testimoniales de dos personas
y la declaración indagatoria del señor Hernández. En este sentido, el Tribunal considera que la
resolución que ordenó la prisión preventiva cumplió con el requisito de legalidad, pues se
encontraba fundamentada y motivada en consideración a los artículos 183 y 184 del Código de
Procedimiento Penal de la Provincia de Buenos Aires. Este análisis permitió al Juez de la Causa
verificar la existencia de indicios que permitían suponer razonablemente la conducta delictiva del
señor Hernández y sobre esa base ordenar la prisión preventiva.

115. En segundo lugar, el Tribunal recuerda que la privación de libertad del imputado sólo debe
tener como fin legítimo el asegurar que el acusado no impedirá el desarrollo del procedimiento ni
eludirá la acción de la justicia185. El peligro procesal no se presume, sino que debe realizarse la
verificación del mismo en cada caso, fundado en circunstancias objetivas y ciertas del caso
concreto186. En este sentido, el Estado alegó que la finalidad de la prisión preventiva fue evitar
que el señor Hernández se diera nuevamente a la fuga y por ende asegurar los fines del proceso.
Al respecto, la Corte advierte que el Juez de la Causa realizó en efecto un pronunciamiento sobre
el intento de fuga del señor Hernández como uno de los elementos para dictar la prisión
preventiva, concluyendo que “[l]a fuga que emprenden los encartados antes de ser detenidos […],
por el momento y dado el contexto probatorio […] reunido, no puede sino refutarse en forma
adversa a la inocencia de estos”. Sin embargo, la Corte advierte que no existen elementos que
permitan desprender que dicho pronunciamiento fuera tomado en consideración respecto al riesgo
que existía de la posible fuga del señor Hernández. Lo anterior se verifica por el hecho de que la
argumentación del Juez de la Causa estuvo dirigida en todo momento a probar la responsabilidad
prima facie de los presuntos responsables del delito, tal y como lo requería la legislación de la
época, y a que el intento de fuga del señor Hernández fue valorado “en forma adversa a la
inocencia de [este]”.

116. La Corte considera que la verificación de la existencia de indicios que permitan suponer la
responsabilidad de la conducta cumple la función de prevenir que una persona sea detenida sobre
la base de la mera sospecha o percepción personal respecto de su responsabilidad, y de esta
forma se constituye como una garantía más de la persona a la hora de proceder a la aplicación de
la prisión preventiva. Sin embargo, la comprobación de dichos indicios no constituye per se una
finalidad legítima para la adopción de la medida de prisión preventiva, pues esto constituiría un
juicio anticipado sobre la culpabilidad de la persona imputada y una violación al principio de
presunción de inocencia. La determinación de la finalidad de la prisión preventiva requiere un
análisis independiente, mediante el cual el juez funde su decisión en circunstancias objetivas y
ciertas del caso concreto187, que corresponde acreditar al titular de la persecución penal y no al
acusado188, quien además debe tener la posibilidad de ejercer el derecho de contradicción y estar
debidamente asistido por un abogado189. En el presente caso la Corte considera que la prisión
preventiva ordenada en contra del señor Hernández no tuvo un fin legítimo amparado por la
Convención, pues el Juez de la Causa en ningún momento hizo mención de la necesidad de dictar

185
Cfr. Caso Servellón García. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152, párr. 90, y Caso Romero
Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 99.
186
Cfr. Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de noviembre de 2009.
Serie C No. 206, párr. 115, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre
de 2019. Serie C No. 391., párr. 99.
187
Cfr. Caso Amrhein y otros Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
25 de abril de 2018, párr. 357, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de
octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 99.
188
Cfr. Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie
C No. 391., párr. 101, y TEDH. Caso Ilijkov Vs. Bulgaria, Sentencia de 26 de julio de 2001, aplicación N° 33977/96, párr.
85.
189
Cfr. Caso Bayarri Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de octubre
de 2008. Serie C No. 187, párr. 74, y Cfr. Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 101.

40
dicha medida con la finalidad de evitar la obstaculización del desarrollo del proceso o que se
eludiera la acción de la justicia, y centro en cambio su argumentación en acreditar la existencia
de elementos de prueba sobre la posible responsabilidad penal del señor Hernández.

117. En virtud de lo expuesto, la Corte considera que aun cuando la prisión preventiva del señor
Hernández cumplió con el requisito de legalidad, y que el Juez de la Causa verificó la existencia
de indicios de responsabilidad en la comisión del delito que se le imputaba, la misma no perseguía
un fin legítimo y constituyó un juicio anticipado sobre la responsabilidad penal del imputado.
Consecuentemente, la medida cautelar constituyó una detención arbitraria y una violación a la
presunción de inocencia. En razón de ello, la Corte concluye que el Estado es responsable por la
violación del derecho a la libertad personal y a las garantías judiciales en términos de los artículos
7.1, 7.3 y 8.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1
del mismo instrumento, en perjuicio de José Luis Hernández.

VII-3
DERECHOS A LAS GARANTÍAS JUDICIALES190 Y A LA PROTECCIÓN JUDICIAL 191

A. Argumentos de la Comisión y de las partes

118. La Comisión alegó que mientras el señor Hernández se encontraba detenido no tuvo acceso
a un recurso judicial efectivo, pues el Juez de la Causa se limitó a ordenar atención médica cuando
su madre denunció sus dolencias, pero sin realizar seguimiento al tratamiento médico. Asimismo,
manifestó que, una vez que el Juez de la Causa tuvo conocimiento de los fuertes dolores de cabeza
del señor Hernández, tardó dos semanas en ordenar que se le brindara atención médica
especializada y particular. La Comisión alegó que el Juez de la Causa recibió información
consistente sobre el estado de salud del señor Hernández y sin embargo no existió una respuesta
adecuada ante estas falencias. La Comisión también sostuvo que, en el marco de la solicitud de
excarcelación extraordinaria, el juez se limitó a afirmar que el señor Hernández estaba recibiendo
atención médica adecuada para negar dicha solicitud, sin motivar debidamente dicha afirmación.
En relación con la demanda de daños civiles y perjuicios, la Comisión concluyó que no existió
violación a los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana.

119. Los representantes señalaron que el señor Hernández no contó con un recurso efectivo
para denunciar la enfermedad y sus secuelas, porque en las ocasiones en que se informó de los
detrimentos a su salud las autoridades no adoptaron medidas eficaces para su oportuna atención.
Alegaron que era insuficiente que el Juez de la Causa emitiera algunas determinaciones si no
verificaba su cumplimiento, pues las convertía en cuestiones meramente formales. Además,
manifestaron que el juzgado no realizó un seguimiento eficaz de los hechos. Los representantes
también alegaron que la Ley 10.484 establecía supuestos de excepción a la excarcelación que
permitían concederla y que el señor Hernández se encontraba en esos supuestos. Por esta razón,
la negativa de excarcelarlo resultaba una decisión irrazonable que además invirtió la carga de la
prueba sobre los fines procesales y resultaba contraria a la Convención. Finalmente, los
representantes alegaron que el cómputo del término de prescripción de la acción civil por daños
y perjuicios fue equivocado, ya que debió considerarse que se promovió el 2 de abril de 1993,
porque no podía intentarse antes pues la presunta víctima se encontraba bajo el control excluyente
de quienes le ocasionaron el daño e interponer la demanda podría haber ocasionado un riesgo
mayor y posibles represalias. En ese sentido alegaron que hasta el 4 de abril de 1991 el Servicio
Penitenciario presentó el diagnóstico definitivo en el expediente penal, por lo que tuvo cabal
conocimiento de los daños y secuelas sufridas.

120. El Estado alegó que el Juez de la Causa atendió las solicitudes de la madre del señor

190
Artículo 8 de la Convención Americana.
191
Artículo 25 de la Convención Americana.

41
Hernández sobre la salud de su hijo y dio un seguimiento adecuado, tal y como consta en las
órdenes del 2 de agosto de 1990 y de 14 de agosto de 1990, así como en las constancias sobre
el tratamiento y evolución favorable de 12 de diciembre de 1990 y 12 de abril de 1991. En cuanto
al recurso de excarcelación extraordinaria, el Estado alegó que ésta se ajustó a las normas
vigentes al momento de los hechos y que no debía valorarse tal situación a la luz de la normativa
y jurisprudencia actuales. Finalmente, el Estado alegó sobre la acción de daños y perjuicios que
en términos del artículo 4037 del Código Civil vigente en la época de los hechos, la acción por
responsabilidad civil extracontractual del Estado prescribía en dos años contados desde el evento
dañoso. Agregó que tal acción era el recurso idóneo para que el peticionario hubiera obtenido una
reparación de los derechos alegados por la Comisión pero que fue utilizada con impericia al
presentarse extemporáneamente, por lo que el 12 de septiembre de 1996 el Tribunal de Apelación
confirmó la sentencia y posteriormente la Corte Suprema de Justicia rechazó los recursos
extraordinarios y de queja que también se interpusieron.

B. Consideraciones de la Corte

121. Este Tribunal ha señalado, en relación con el artículo 25.1 de la Convención, que dicha norma
contempla la obligación de los Estados Partes de garantizar, a todas las personas bajo su
jurisdicción, un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de sus derechos fundamentales192.
Dicha efectividad supone que, además de la existencia formal de los recursos, éstos den resultados
o respuestas a las violaciones de derechos contemplados ya sea en la Convención, en la
Constitución o en las leyes193. Esto implica que el recurso debe ser idóneo para combatir la
violación y que sea efectiva su aplicación por la autoridad competente194. De igual manera, esta
Corte ha establecido que un recurso judicial efectivo implica que el análisis por la autoridad
competente de un recurso judicial no puede reducirse a una mera formalidad, sino que debe
examinar las razones invocadas por el demandante y manifestarse expresamente sobre ellas 195.
Lo anterior no implica que se evalúe la efectividad de un recurso en función de que éste produzca
un resultado favorable para el demandante196.

122. Por otro lado, este Tribunal ha sostenido que el deber de motivación es una de las debidas
garantías incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar el derecho al debido proceso 197. La
motivación es la exteriorización de la justificación razonada que permite llegar a una conclusión198.

192
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie
C No. 1, párr. 91, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 134.
193
Cfr. Garantías judiciales en estados de emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9., párr. 24, y Caso Rico Vs. Argentina.
Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 2 de septiembre de 2019. Serie C No. 383., párr. 88.
194
Cfr. Garantías judiciales en estados de emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9., párr. 24, y Caso Rico Vs. Argentina.
Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 2 de septiembre de 2019. Serie C No. 383., párr. 88.
195
Cfr. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie
C No. 141, párr. 96, y Caso Amrhein y otros Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de abril de 2018. Serie C No. 354, párr. 267.
196
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 67, y
Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391.,
párr. 135.
197
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr. 78, y Caso Amrhein y otros Vs. Costa
Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de abril de 2018. Serie C No. 354, párr.
268.
198
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 107, y Caso Amrhein y otros Vs. Costa Rica. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de abril de 2018. Serie C No. 354, párr. 268.

42
El deber de motivar las resoluciones es una garantía vinculada a la recta administración de justicia,
que le garantiza a los ciudadanos el derecho a ser juzgados por las razones que el derecho otorga,
a la vez que brinda credibilidad a las decisiones judiciales en una sociedad democrática 199. La
motivación de un fallo debe permitir conocer cuáles son los hechos, motivos y normas en las que
se basó el órgano que lo dictó. Además, debe mostrar que han sido debidamente tomados en
cuenta los alegatos de las partes y que el conjunto de pruebas ha sido analizado200.

123. En el presente caso, el Tribunal procederá a determinar si las actuaciones judiciales del
Estado constituyen una violación a las garantías judiciales y la protección judicial en perjuicio del
señor Hernández. En atención a los alegatos de las partes y las observaciones de la Comisión, el
Tribunal evaluará la controversia en el siguiente orden: a) sobre la ausencia de un recurso judicial
efectivo para atender las denuncias presentadas por la madre del señor Hernández respecto a su
estado de salud; b) sobre la falta de motivación sobre la solicitud de excarcelación extraordinaria
por el estado de salud de la presunta víctima; y c) sobre la alegada violación al debido proceso
por la inadmisibilidad de la presentación de la acción civil de daños y perjuicios.

B.1. Respecto de las denuncias de la madre del señor Hernández

124. En primer lugar, el Tribunal constata que de conformidad con el artículo 141 del Código de
Ejecución Penal201 se desprende que el Juez de la Causa era la autoridad competente para todo el
procedimiento hasta su ejecución y emitir las diligencias pertinentes. Dichas diligencias podían
incluir medidas de seguridad, penas principales y accesorias, libertad condicional y dictar las
resoluciones dentro de los plazos señalados. De esta forma, la Corte considera que las peticiones
presentadas ante el Juez de la Causa constituían el recurso idóneo para garantizar el derecho a la
salud y a la integridad personal del señor Hernández. El señor Hernández estaba bajo la
disposición del Juez de la Causa, por lo que éste tenía potestad de ordenar diligencias,
evaluaciones, solicitar informes y emitir toda determinación relativa a las condiciones de salud e
internación en hospitales del señor Hernández, ya fuera motu proprio o por petición de la presunta
víctima, sus familiares, abogados y autoridades estatales.

125. En segundo lugar, corresponde determinar si los recursos intentados por la madre del señor
Hernández fueron efectivos. Al respecto, esta Corte ha establecido que el control de legalidad de
los actos de la administración pública que afecten o pudieren afectar derechos, garantías o
beneficios reconocidos en favor de las personas privadas de libertad, así como el control judicial
de las condiciones de privación de libertad y la supervisión de la ejecución o cumplimiento de las
penas, deberá ser periódico y estar a cargo de jueces y tribunales competentes, independientes
e imparciales. En cuanto al rol que desempeñan los jueces de ejecución de penas en la protección
de los derechos de las personas que requieren atención médica, el Tribunal ha establecido que
“deben actuar con diligencia, independencia y humanidad frente a casos en los que se haya
acreditado debidamente que existe un riesgo inminente para la vida de la persona debido al
deterioro de su salud o a la presencia de enfermedad mortal” 202.

199
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr. 77, y Caso Amrhein y
otros Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de abril de 2018. Serie C
No. 354, párr. 268.
200
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr. 78, y Caso Ramírez
Escobar y otros Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 9 de marzo de 2018. Serie C No. 351, párr.
187.
201
Artículo 141. “El juez de la causa dispondr[ía] en general sobre la situación del encausado, y cualquier hecho
significativo para la misma le ser[ía] comunicado Inmediatamente”
202
Cfr. Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312., párr. 236, y CIDH, Informe sobre los Derechos Humanos de las
Personas Privadas de la Libertad en las Américas, 31 de diciembre de 2011, párr. 300.

43
126. El Tribunal recuerda que la primera denuncia de la madre del señor Hernández ocurrió el 6
de julio de 1989, en la cual manifestó ante el Juez de la Causa que su hijo padecía un “estado
gripal muy pronunciado y además una afección en el oído que requiere una atención médica que
hasta la fecha no ha podido ser otorgada, por lo que requiere la atención de S.Sa para que se le
brinde el trato adecuado”. Ante dicha petición, el mismo día el Juez de la Causa ordenó que se
realizara un reconocimiento médico en caso de que le fuera detectada alguna enfermedad. Sin
embargo, dicha orden no fue cumplida. La Corte recuerda que dicha denuncia fue realizada con
posterioridad a la orden que había sido emitida por el mismo Juez de la Causa el 29 de marzo de
1989, en la que había solicitado que el señor Hernández fuera trasladado a la Unidad Carcelaria
debido a que la Comisaría de Monte Grande no tenía espació físico suficiente para albergar a la
población carcelaria, tal y como lo había manifestado el Jefe de Policía el 20 de marzo de 1989.
Dicha orden tampoco habría sido cumplida.

127. Respecto a la segunda denuncia de la madre del señor Hernández, la Corte recuerda que el
1 de agosto de 1990 manifestó ante el Juez de la Causa que su hijo sufría de fuertes dolores
encefálicos desde aproximadamente una semana, y solicitó que se le realizara un examen, el
tratamiento médico correspondiente, y una verificación de las condiciones sanitarias de la
Comisaría de Monte Grande. Ese mismo día el Juez de la Causa ordenó la atención médica del
señor Hernández y que se verificara el posible brote de hepatitis entre la población carcelaria. El
2 de agosto de 1990 se recibió informe vía telefónica del Jefe de la sección policial de la Comisaría
avisando que se había atendido al Señor Hernández y que había sido diagnosticado con presunta
hepatitis, por lo que el mismo día el Juez de la Causa ordenó su traslado inmediato al Hospital del
Servicio Penitenciario Provincial. El 3 de agosto de 1990 se ejecutó la orden de traslado del señor
Hernández de la Comisaría de Monte Grande a la Unidad Carcelaria, pero no se le trasladó al
hospital. Con motivo de ello, el 14 de agosto de 1990 el Juez de la Causa ordenó que se brindara
atención médica al recluso y que se le informara sobre su estado de salud y tratamiento al que
sería sometido. En virtud de esta resolución, el 15 de agosto se informó del traslado del señor
Hernández al Hospital San Juan de Dios de la ciudad de la Plata, donde fue diagnosticado con
meningitis de probable etiología T.B.C.

128. Respecto de las alegaciones sobre el indebido seguimiento al estado de salud del señor
Hernández una vez que se conoció su enfermedad, la Corte recuerda que el 6 de diciembre de
1990 el Juez de la Causa ordenó al Jefe de la Unidad Carcelaria que se le notificara de la evolución
del estado de salud del señor Hernández. En dicha orden solicitó que se le debería informar
semanalmente sobre el estado de salud de la presunta víctima y de las distintas medidas que a
criterio de los profesionales médicos se fueran adoptando. En respuesta a esta determinación, el
12 de diciembre el Jefe de la Unidad Carcelaria informó de las acciones tomadas y del estado de
salud del señor Hernández. El 22 de febrero de 1991, la defensa del señor Hernández solicitó que
se le hicieran exámenes médicos con análisis del VIH. El 27 de febrero de 1991 el Juez de la Causa
ordenó que se informara del estado de salud del recluso y de su situación frente al VIH, e hizo
notar que no se habían presentado los informes de la condición de salud del señor Hernández que
se habían ordenado a la autoridad carcelaria desde diciembre de 1990. Ante la ausencia de
respuesta de la orden anterior, el 1 de abril de 1991 el Juez de la Causa emitió nueva orden de
informe que debía cumplirse en un plazo de 24 horas. Derivado de ello, el 3 de abril de ese año
se recibió oficio del Servicio Penitenciario Provincial sobre las secuelas neurológicas que el señor
Hernández había padecido hasta ese momento.

129. En relación con lo anterior, el Tribunal considera que el Juez de la Causa dio respuesta pronta
y seguimiento adecuado a las solicitudes de atención médica solicitadas por la madre del señor
Hernández o sus representantes, emitiendo órdenes para su atención médica. Lo anterior se
constata con las órdenes emitidas el 6 de julio de 1989 y el 1 de agosto de 1990, las cuales dieron
respuesta inmediata, es decir, el mismo día a que la madre presentara su denuncia, ordenando la
realización de exámenes al señor Hernández para conocer si tenía alguna enfermedad que

44
requiriera tratamiento médico. Asimismo, se constata por las diversas órdenes emitidas para que
la presunta víctima tuviera acceso a un tratamiento médico: el 2 de agosto de 1990, derivado del
informe vía telefónica del Jefe de la sección policial de la Comisaría de que se había trasladado al
señor Hernández y presentaba un posible cuadro de hepatitis, el Juez de la Causa ordenó que se
le otorgara atención médica a la presunta víctima, y solicitó informes respecto de dicha atención
el 14 de agosto de 1990 y, nuevamente, el 27 de septiembre de 1990 solicitó datos de la condición
de salud del recluso. El 17 de octubre de 1990 volvió a emitir una orden para que se le brindara
atención médica, el 30 de octubre de 1990 ordenó su internación, y el 6 de diciembre de 1990
ordenó que se le informara semanalmente sobre su estado de salud. En ese sentido, el Tribunal
advierte que no existen elementos que permitan concluir una falta de diligencia por parte del Juez
de la Causa respecto a la respuesta a las denuncias sobre el estado de salud de la presunta
víctima.

130. La Corte ha señalado, en virtud del artículo 25.2.c de la Convención, que la responsabilidad
estatal no termina cuando las autoridades competentes emiten una decisión o sentencia, sino que
requiere además que el Estado garantice los medios para ejecutar las decisiones definitivas, de
manera que se protejan efectivamente los derechos declarados 203.

131. De esta forma, si bien el Juez de la Causa dio una respuesta pronta a las denuncias de la
madre respecto de la necesidad de atención médica de su hijo, y emitió órdenes para que se le
otorgara un tratamiento médico y se le informara sobre su situación, el Estado incumplió en su
deber de dar cumplimiento a dichas órdenes. El incumplimiento quedó de manifiesto
especialmente respecto a las órdenes emitidas el 6 de julio de 1989 y el 1 de agosto de 1990.
Respecto a la primera, el Juez de la Causa ordenó que se le realizara un reconocimiento al señor
Hernández y se le brindara el tratamiento médico adecuado tras la denuncia de su madre sobre
el estado gripal muy pronunciado y la afección en el oído que sufría su hijo. Sin embargo, esta
orden nunca fue cumplida. Respecto a la segunda, la de 2 de agosto de 1990, el Juez de la Causa
ordenó que se le hiciera un examen médico al señor Hernández y se verificaran las condiciones
sanitarias de la Comisaría por la existencia de un posible brote de hepatitis. Pero esta orden no
fue cumplida sino hasta el 15 de agosto de 1990, después de que el Juez de la Causa emitiera el
14 de agosto de 1990 una nueva orden de inmediata internación.

132. Adicionalmente, hubo dos momentos más en los cuales las autoridades carcelarias tampoco
cumplieron las órdenes que emitió el Juez de la Causa, específicamente con el objetivo de que se
le informara sobre la condición de salud del señor Hernández. En concreto, un primer momento
fue respecto de la orden que formuló el 6 de diciembre de 1990, cuando indicó a la Unidad
Carcelaria que le rindiera informes semanales sobre la salud del señor Hernández, lo cual no fue
cumplido. Solo consta el informe de dicha autoridad carcelaria de 12 de diciembre de 1990. El
segundo momento, cuando el 27 de febrero de 1991 ordenó a la misma Unidad Carcelaria que
informara del estado de salud del recluso y sobre su posible situación frente al VIH, orden que
tampoco fue cumplida. Derivado de ese incumplimiento, el 1 de abril de 1991 el Juez de la Causa
nuevamente ordenó que la Unidad Carcelaria rindiera informe del estado de salud del señor
Hernández, y fue hasta el 3 de abril que el Servicio Penitenciario Provincial informó al Juez de la
Causa sobre las secuelas que el señor Hernández había padecido hasta ese momento.

133. El Tribunal considera acreditado que en los cuatro momentos relatados no existió
cumplimiento adecuado de las determinaciones del Juez de la Causa, las cuales implicaban que
las autoridades carcelarias realizaran acciones concretas relacionadas con la atención a la salud
del señor Hernández. De los hechos se desprende que existieron lapsos prolongados de
incumplimiento de dichas órdenes, o que algunas de ellas no se cumplieron. La Corte considera

203
Cfr. Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de
2018. Serie C No. 348. párr. 208 y Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375., párr. 125.

45
que los recursos intentados por personas que tienen alguna enfermedad que requiere de una
atención médica para evitar afecciones graves a su salud, integridad personal, o su vida, implica
una obligación reforzada de respeto y garantía de sus derechos. Este Tribunal ha señalado que las
resoluciones de recursos intentados requieren que se tome en cuenta la vulnerabilidad y el riesgo
de afectación a los derechos en juego para las presuntas víctimas 204. Por tanto, la Corte concluye
que el Estado no cumplió debidamente su posición de garante frente a las condiciones de detención
del señor Hernández al no dar cumplimiento a las órdenes del Juez de la Causa, más aún cuando
tuvo conocimiento de que el estado de salud de la presunta víctima presentaba un deterioro
constante y que este se encontraba privado de libertad.

134. Por las razones anteriores, la Corte considera que el Estado es responsable por la violación
a las garantías procesales y la protección judicial en términos del artículo 25.2.c de la Convención
Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor José Luis
Hernández.

B.2. Respecto de la solicitud de excarcelación extraordinaria

135. Por otro lado, la Corte recuerda que el 17 de octubre de 1990 el Juez de la Causa negó la
solicitud que la defensa del señor Hernández hiciera para su excarcelación extraordinaria. Los
representantes solicitaron la excarcelación con base en el supuesto extraordinario de procedencia
previsto en el artículo 2 de la Ley 10.484205, toda vez que “la sentencia no se encuentra firme,
atento haber sido recurrida por esta defensa” y debido a que el “no cuenta con asistencia médica
adecuada”206. Asimismo, manifestaron que el organismo administrativo llamado por la ley para
cumplir con el objetivo de garantizar tratamiento médico estaba “incapacitado para prestarlo”. El
Juez de la Causa negó el recurso argumentando que “la valoración de los hechos atribuidos al
causante, y por los que ha recaído sentencia condenatoria, vista la gravedad de la pena impuesta
y encontrándose José Luis Hernández con asistencia médica adecuada, debe estimarse que no
procede el otorgamiento del beneficio”207. El 29 de octubre de 1990 la Cámara de Apelación
confirmó la negativa de excarcelación, debido a que “se había dictado sentencia condenatoria, la
que, a pesar de no encontrarse firme, torna improcedente el beneficio de la excarcelación
extraordinaria”208. Respecto a la condición de salud, la Cámara manifestó que el Juez de la Causa
debía “arbitrar los medios pertinentes conforme a su imperium a fin de que se brinde al encausado
la asistencia que requiere su estado actual de salud”.

136. La Comisión alegó que el Juez de la Causa se limitó a afirmar que el señor Hernández estaba

204
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359, párr. 185
205
La Ley 10.484 denominada Ley de Excarcelación y Eximición de Prisión fue promulgada en 1987, en el mismo
año tuvo algunas modificaciones introducidas mediante la Ley 10.594 y en el año de 1990 fueron promulgadas otras
modificaciones mediante la Ley 10.933, entre ellas, las del artículo 2º vigente al momento de los hechos, que prescribía
lo siguiente: “En los casos que conforme las previsiones de los incisos a) y b) del artículo anterior y del artículo 4° no
correspondiere la excarcelación, el Juez o Tribunal podrá concederla cuando por la objetiva valoración de las características
del o los hechos atribuidos, de las condiciones personales del imputado, y de otras circunstancias que se consideren
relevantes, pudiera presumir que el mismo no procurará eludir u obstaculizar la investigación, ni burlar la acción de la
Justicia. En estos casos el Juez o Tribunal podrá, de acuerdo a las circunstancias y a la personalidad del detenido, someterlo
al cumplimiento de reglas especiales de vigilancia y/o cuidado asistencial, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 13”.
206
Incidente de excarcelación extraordinaria interpuesto por la defensa del señor Hernández en octubre de 1990
(prueba para mejor resolver, folio 614).
207
Resolución del Juez de la Causa recaída al incidente de excarcelación extraordinaria emitida el 17 de octubre de
1990 (prueba para mejor resolver, folios 614 y 634).
208
Resolución de la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Criminal y Correccional de la Provincia de Buenos
Aires de 29 de octubre de 1990 (expediente de prueba para mejor resolver, primera parte, folios 640 y 641).

46
recibiendo atención médica adecuada sin motivar debidamente dicha afirmación 209. Los
representantes alegaron que la Ley 10.484, vigente en la época de los hechos, establecía
supuestos de excepción a la excarcelación que permitía concederla 210, como el hecho de que no
había riesgo de que el señor Hernández se fugara o entorpeciera la investigación, así que la
negativa de excarcelarlo resultaba una decisión irrazonable.

137. La Corte recuerda que el derecho a un recurso judicial efectivo incluya la obligación de la
autoridad competente de examinar las razones invocadas por un demandante, de manifestarse
expresamente sobre ellas, y de verificar el cumplimiento de sus fallos. Sin embargo, esta
obligación no implica que la efectividad de un recurso se mida en función de que éste produzca
un resultado favorable para el demandante. La obligación del Estado de garantizar este derecho
es una obligación de medios o comportamiento, por lo que, en el presente caso, el hecho de que
el Juez de la Causa no arribara a la conclusión jurídica que deseaban los accionantes, no constituye
per se una violación al derecho de acceso a la justicia. Sin perjuicio de ello, la Corte recuerda que,
en virtud del artículo 8.1 de la Convención, las autoridades competentes tienen la obligación de
motivar sus decisiones. Sin embargo, la argumentación de un fallo debe permitir conocer cuáles
fueron los hechos, motivos y normas en que se basó la autoridad para tomar su decisión, de
manera clara y expresa, a fin de descartar cualquier indicio de arbitrariedad. El deber de motivar
no exige una respuesta detallada a todo argumento de las partes, sino que puede variar según la
naturaleza de la decisión, por lo que corresponde analizar en cada caso si dicha garantía ha sido
satisfecha211.

138. Este Tribunal recuerda que el 28 de septiembre de 1990 el Juez de la Causa dictó la
sentencia condenatoria del señor Hernández, consistente en cinco años de prisión por el delito de
robo agravado por su comisión con arma de fuego. Asimismo, la Corte observa que el incidente
de excarcelación extraordinaria fue interpuesto por la defensa del señor Hernández en octubre de
1990 y que el 17 de octubre de ese mismo año el Juez de la Causa emitió su resolución negando
la solicitud de excarcelación considerando la gravedad del delito por el que el señor Hernández
había sido condenado y el hecho de que se le estaba brindando atención médica adecuada. El
Tribunal hace notar que, en virtud de la Ley 10.484, el objeto de la figura de excarcelación era
garantizar la libertad bajo fianza a los reos de los delitos que no merecieran pena corporal, y que
de manera excepcional se concedía al juez la facultad de dictar excarcelación 212, cuando por la
objetiva valoración de las características del o los hechos atribuidos, de las condiciones personales
del imputado, y de otras circunstancias que se consideren relevantes, pudiera presumir que el
mismo no procurará eludir u obstaculizar la investigación, ni burlar la acción de la Justicia.

139. De lo anterior se desprende que el beneficio de la excarcelación podía solicitarse para que
las personas acusadas de algún delito pudieran cursar el proceso penal sin reclusión, de manera
general cuando el delito no fuera grave. Asimismo, que podían solicitar este beneficio en

209
Cfr. Oficios de 2 y 8 de octubre emitidos por el Jefe de la Unidad Carcelaria, que avisaban, entre otras cosas,
sobre la imposibilidad de reingresar al señor Hernández al Hospital de la Unidad Carcelaria por falta de camas y ambulancia
para su traslado y también informaban sobre los partes médicos que daban cuenta de la mala condición de salud del señor
Hernández derivado de la meningitis que padecía.
210
Esos supuestos se referían a cuando por la valoración de los hechos, las condiciones personales del imputado u
otras circunstancias relevantes, pudiera presumirse que no eludiría u obstaculizaría la investigación ni se burlaría la acción
de la justicia de conformidad con el artículo 2º de la Ley 10.484.
211
Cfr. Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 94, y Caso Rico Vs. Argentina. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 2
de septiembre de 2019. Serie C No. 383., párr. 75.
212
Cfr. Artículo 2º de la Ley 10.484. Ley de Excarcelación y Eximición de la Pena (Texto según ley 10.933). Así
también puede verse el artículo 166.2 de la Ley 11.170.l Código Penal de la Nación Argentina de 1984, vigente al momento
de los hechos, que establecía una pena de prisión de cinco a quince años para el delito de robo con arma de fuego, lo que
de entrada impedía la excarcelación ordinaria, pues ésta, en términos del artículo 1º de la citada Ley 10.484, requería que
el delito tuviera una pena máxima de prisión que no superara los 6 años de prisión.

47
determinados supuestos, acorde al artículo 2º de la Ley 10.484. Lo anterior permite concluir que
la procedencia de esta figura jurídica era posible previo al dictado de una sentencia condenatoria,
pues su objeto era permitir a un reo continuar su proceso en libertad, pero no después de que se
le dictara condena. Por esta razón, de la información con la que cuenta este Tribunal, es posible
concluir que, una vez dictada una sentencia condenatoria, la solicitud de excarcelación
extraordinaria pierde su razón de ser debido a que la situación jurídica del procesado ya ha sido
definida a través de una sentencia de condena o absolución. En el presente caso, la decisión del
Juez de la Causa de negar la excarcelación al señor Hernández se explica en razón del estado
procesal de la presunta víctima y en la naturaleza misma de dicho recurso, la cual ya no era
aplicable al momento de su solicitud por haber sido condenado. Al señor Hernández ya se le había
dictado sentencia de condena dentro de la causa penal atinente, por lo que es razonable concluir
que el recurso era improcedente.

140. En este sentido, la Corte advierte que no hubo insuficiencia de la motivación del Juez de la
Causa, pues dadas las circunstancias bastaba que se pronunciara respecto de la aplicabilidad de
la Ley de Excarcelación vigente e hiciera notar que había continuidad en el tratamiento médico.
En ese sentido, no era necesario detallar que no había riesgo a la salud del señor Hernández o
cualquier otra particularidad, porque ello únicamente hubiera sido procedente y necesario de
justificar si se hubiera negado tal excarcelación antes de dictarse sentencia condenatoria. Por esta
razón, la Corte considera que el Estado no incumplió con el deber de motivar adecuadamente su
sentencia mediante la cual rechazó el recurso de excarcelación, en perjuicio del señor Hernández.
En consecuencia, el Estado no es responsable por la violación al artículo 8.1 de la Convención
Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.

B.3. Respecto de la demanda civil de daños y perjuicios

141. La Comisión observó en su Informe de Fondo que los representantes alegaron las violaciones
a las garantías judiciales y la protección judicial en perjuicio del señor Hernández, en virtud del
alegado cómputo equivocado del término de prescripción de dos años de la acción civil por daños
y perjuicios. Al respecto, los representantes manifestaron que la defensa del señor Hernández
promovió la acción civil reparatoria el 2 de abril de 1993, pues no podía intentarla antes dado que
la presunta víctima se encontraba bajo el control excluyente de quienes le ocasionaron el daño, y
debido a que no tuvo conocimiento cabal de los daños que sufrió hasta después de recuperar su
libertad. En consecuencia, alegaron que el Estado debió tomar en consideración estas
circunstancias para realizar el cómputo de la prescripción.

142. El Tribunal recuerda que el 2 de abril de 1993 el señor José Luis Hernández presentó una
demanda civil de daños y perjuicios en contra de la Jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires por la enfermedad que contrajo mientras se encontraba detenido, así como por la falta de
atención adecuada y sus secuelas. El 10 de octubre de 1995 se dictó el fallo en el que el juez de
primera instancia determinó rechazar la demanda al aplicar la prescripción de dos años prevista
en el Código Civil, considerando que el cómputo para ejercer la acción civil debía iniciar en octubre
de 1990 cuando el daño [la meningitis] ya estaba instalado en el actor. De esta forma, se
consideró que para el 2 de abril de 1993 la acción civil ya estaba prescrita 213. El 12 de septiembre
de 1996 el Tribunal de Apelación confirmó la sentencia y posteriormente el 17 de diciembre de
1996 y el 8 de abril de 1997 la Corte Suprema de Justicia rechazó los recursos de queja y
extraordinario, respectivamente, que se interpusieron al respecto.

143. La Corte ha señalado que por razones de seguridad jurídica, para la correcta y funcional
administración de justicia y la efectiva protección de los derechos de las personas, los Estados

213
El juez desestimó el dicho de la defensa del señor Hernández en cuanto a que fue hasta el 3 de abril de 1991 –
fecha en la que el Juez de la Causa recibió el informe del Servicio Penitenciario Provincial sobre el diagnóstico y secuelas
de la enfermedad que padecía el señor Hernández- que conoció de las consecuencias físicas causadas por su afectación
de salud.

48
pueden y deben establecer presupuestos y criterios de admisibilidad de los recursos internos, de
carácter judicial o de cualquier otra índole. De tal manera que si bien dichos recursos internos
deben estar disponibles para el interesado y resolver efectiva y fundadamente el asunto planteado,
así como eventualmente proveer la reparación adecuada, no cabría considerar que siempre y en
cualquier caso los órganos y tribunales internos deban resolver el fondo del asunto que les es
planteado, sin que importe la verificación de los presupuestos formales de admisibilidad y
procedencia del particular recurso intentado214. Asimismo, la Corte ha determinado que la
aplicación de causales de admisibilidad de un recurso resulta compatible con la Convención
Americana y la efectividad del recurso implica que potencialmente, cuando se cumplan dichos
requisitos, el órgano judicial evalúe sus méritos215.

144. En el presente caso, el Tribunal constata que los argumentos expuestos por las autoridades
judiciales en relación con el vencimiento del plazo legal resultan razonables y acordes con la regla
de admisibilidad de la acción de reparación por responsabilidad civil extracontractual prevista en
la ley216. Asimismo, que los representantes no acreditaron que el señor Hernández estuviera
imposibilitado de conocer la enfermedad que contrajo mientras estuvo privado de su libertad, ni
que se podría haber encontrado en riesgo de sufrir represalias en caso de haber presentado una
demanda de daños civiles. En ese sentido, el Tribunal destaca que al menos desde el 8 de octubre
de 1990 el señor Hernández, sus familiares o sus representantes, contaron con la posibilidad de
conocer de los efectos que la meningitis tuvo en la salud de la presunta víctima, pues esto quedó
establecido en el parte médico citado en el recurso de apelación interpuesto por la defensa del
señor Hernández el 19 de octubre de 1990 en contra de la determinación de negación de
excarcelación extraordinaria emitida el 17 de octubre del mismo año.

145. En consecuencia, no existen elementos que permitan concluir que la inadmisibilidad de la


demanda, por haber sobrepasado el plazo para interponerla de acuerdo con la legislación vigente
al momento de los hechos, implica una violación a las garantías judiciales consagradas en la
Convención, por tanto el Estado no es responsable por la violación al artículo 8.1 en relación con
el 1.1 del mismo instrumento.

B.4. Conclusión

146. La Corte concluye que la obligación estatal de garantizar un recurso judicial efectivo en
términos del artículo 25 de la Convención no concluye con la emisión de resoluciones, sino que
requiere la garantía de su cumplimiento. Por esta razón, la falta de cumplimiento de las órdenes
del Juez de la Causa dirigidas a garantizar el adecuado tratamiento médico del señor Hernández
constituyeron un incumplimiento del derecho a un recurso judicial efectivo. Asimismo, la
motivación de la sentencia mediante la cual se resolvió la solicitud de excarcelación del señor
Hernández no constituyó un incumplimiento del derecho a las garantías judiciales. Finalmente, la
inadmisibilidad de la demanda de daños y perjuicios no constituyó un incumplimiento del derecho
a las garantías procesales del señor Hernández. En consecuencia, el Estado es responsable por la
violación al derecho a la protección judicial en términos del artículo 25.2.c de la Convención
Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, y no es responsable por la
violación al derecho a las garantías judiciales en términos del artículo 8.1 de la Convención
Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.

214
Cfr. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párr. 126.
215
Cfr. Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 94.
216
Cfr. Artículo 4037 del Código Civil de Argentina vigente al momento de los hechos.

49
VII-4
DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL RESPECTO DE LOS FAMILIARES DE LA
PRESUNTA VÍCTIMA217

A. Argumentos de la Comisión y de las partes

147. La Comisión alegó que la señora Raquel San Martín de Hernández también debe
considerarse como víctima del caso ya que el Estado violó en su perjuicio el artículo 5.1 de la
Convención. En el caso, refirió que la privación de la libertad del señor Hernández sin acceso a
tratamiento médico durante varios años generó una angustia particular a la madre y con eso se
vulneró su derecho a la integridad. Los representantes manifestaron que la señora Raquel San
Martín de Hernández ha sido también víctima por el dolor moral sufrido con el padecimiento de su
hijo, sino también por haber tenido que mantenerlo por más de veintinueve años enfermo. El
Estado señaló que los familiares del señor Hernández no pueden considerarse como víctimas en
el presente caso, porque las recomendaciones realizadas por la Comisión en el Informe de Fondo
solo fueron enfocadas al señor Hernández. Asimismo, el Estado señaló que la condición de víctima
ante el Sistema Interamericano no se verifica por el simple parentesco con el peticionario, sino
por la efectiva demostración de la afectación de un derecho consagrado en la Convención en
perjuicio de dichos familiares. Además manifestó que los familiares que no figuren en el Informe
de Fondo no deben ser considerados víctimas en el presente caso.

B. Consideraciones de la Corte

148. La Corte ha considerado que los familiares de las víctimas de violaciones de derechos
humanos pueden ser, a su vez, víctimas 218. En ese sentido, el Tribunal ha considerado violado el
derecho a la integridad psíquica y moral de familiares de víctimas con motivo del sufrimiento
adicional que éstos han padecido como producto de las circunstancias particulares de las
violaciones perpetradas contra sus seres queridos, y a causa de las posteriores actuaciones u
omisiones de las autoridades estatales frente a los hechos 219, tomando en cuenta, entre otros, las
gestiones realizadas para obtener justicia y la existencia de un estrecho vínculo familiar 220. El
Tribunal ha entendido que en determinados casos de violaciones graves a los derechos humanos
es posible presumir el daño de ciertos familiares de las víctimas, tras el sufrimiento y la angustia
que los hechos de dichos casos suponen 221. En el presente caso, al no tratarse de un caso que se
corresponda con una violación grave a los derechos humanos en términos de su jurisprudencia,
la violación a la integridad personal de los familiares del señor Hernández debe ser comprobada 222.

149. Los hechos establecidos en el Capítulo VI de la presente Sentencia muestran, en primer


lugar, la existencia de vínculo estrecho entre la señora San Martin de Hernández y su hijo. Este

217
Artículo 5 de la Convención Americana.
218
Cfr. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34, punto resolutivo
cuarto, y Caso Ruiz Fuentes y otra Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10
de octubre de 2019. Serie C No. 385., párr. 188.
219
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y Caso Ruiz
Fuentes y otra Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de octubre de 2019.
Serie C No. 385., párr. 188.
220
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y Caso
Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de
2018. Serie C No. 359, párr. 191.
221
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y Caso
Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018. Serie C No. 349, párr.
204.
222
Cfr. Caso Suárez Peralta Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21
de mayo de 2013. Serie C No. 261., párr. 158, y Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 8 de marzo de 2018. Serie C No. 349, párr. 204.

50
elemento se verifica no solo por la consanguinidad en primer grado entre el señor Hernández y su
madre, sino porque además es posible constatar cómo asumió la responsabilidad en el cuidado de
los padecimientos de su hijo. Esto se manifiesta en la carta que dirigió al Juez de la Causa el 23
de octubre de 1990 para solicitar la excarcelación de su hijo, en la cual la señora San Martín de
Hernández expresa textualmente lo siguiente: “Quien suscribe la presente tiene el agrado de
dirigirse al señor juez y por intermedio de la presente, llega hasta usted respetuosamente para
exponerle el gran problema que me aqueja como madre (...) Tengo un hijo de 23 años de edad
detenido en la cárcel de Olmos su nombre es José Luis Hernández, y se encuentra internado en el
hospital de dicha unidad afectado de una enfermedad infecciosa que ha dejado a mi hijo
prácticamente irrecuperable (…)”223.

150. Asimismo, de las actuaciones ante el Juez de la Causa es posible advertir el constante
involucramiento de la señora Hernández en el actuar de la justicia y las autoridades penitenciarias.
Este aspecto se constata por las múltiples denuncias efectuadas por la madre de la presunta
víctima para comunicarle al Juez de la Causa la condición de salud de su hijo y requerirle que le
fuera brindada adecuada asistencia médica, así como por la solicitud de excarcelación de fecha 23
de octubre de 1990. En efecto, de tales solicitudes, la Corte advierte que la señora San Martín de
Hernández acompañó de cerca a su hijo mientras se mantuvo privado de libertad, y que fue ella
quien impulsó las denuncias en virtud de las cuales el Estado accedió a otorgar asistencia médica
al señor Hernández. Adicionalmente, es posible advertid el sufrimiento que experimentó la señora
Hernández ante las actuaciones y omisiones estatales en atención médica. Los sentimientos de
angustia e impotencia sufridos por la señora San Martín de Hernández se evidencian en la carta
del 23 de agosto de 1990, que dirigió al Juez de la Causa, en la cual afirma que el motivo de su
solicitud es que su “desesperación es tan grande, que no puedo esperar lo trágico para tomar
grandes decisiones, máxime tratándose de un hijo”224.

151. En razón de la configuración de los citados elementos, y de las circunstancias particulares


del presente caso, el Tribunal considera suficientemente acreditada la afectación a la integridad
personal de la señora San Martín de Hernández como resultado del dolor, angustia e incertidumbre
que le ocasionó el progresivo deterioro de la salud de su hijo mientras se encontraba detenido,
sumado a los sentimientos de frustración e impotencia por la falta de atención médica a pesar de
las órdenes que el Juez de la Causa emitió para esos efectos. Con base a los motivos antes
indicados, el Estado es responsable por la violación al derecho a la integridad personal, en
términos del artículo 5.1 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento,
en perjuicio de la señora Raquel San Martín de Hernández.

VIII
REPARACIONES

152. Sobre la base de lo dispuesto en el artículo 63.1 de la Convención Americana225, la Corte ha


indicado que toda violación de una obligación internacional que haya producido daño comporta el
deber de repararlo adecuadamente, y que esa disposición recoge una norma consuetudinaria que
constituye uno de los principios fundamentales del Derecho Internacional contemporáneo sobre
responsabilidad de un Estado.

153. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación internacional requiere,

223
Carta dirigida al juez por la señora Raquel San Martín de Hernández, de 23 de octubre de 1990 (prueba para
mejor resolver, folios 621-622).
224
Carta dirigida al juez por la señora Raquel San Martín de Hernández, de 23 de octubre de 1990 (prueba para
mejor resolver, folios 621-622).
225
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C
No. 7, párr. 26, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 176.

51
siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in integrum), que consiste en el
restablecimiento de la situación anterior226. De no ser esto factible, como ocurre en la mayoría de
los casos de violaciones a derechos humanos, este Tribunal determinará medidas para garantizar
los derechos conculcados y reparar las consecuencias que las infracciones produjeron 227. Por tanto,
la Corte ha considerado la necesidad de otorgar diversas medidas de reparación, a fin de resarcir
los daños de manera integral, por lo que además de las compensaciones pecuniarias, las medidas
de restitución, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición tienen especial relevancia
por los daños ocasionados228.

154. Este Tribunal ha establecido que las reparaciones deben tener un nexo causal con los hechos
del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados, así como las medidas solicitadas para
reparar los daños respectivos. Por lo tanto, la Corte deberá observar dicha concurrencia para
pronunciarse debidamente y conforme a derecho229.

155. En consideración de las violaciones declaradas en el capítulo anterior, este Tribunal


procederá a analizar las pretensiones presentadas por la Comisión y los representantes, así como
los argumentos del Estado, a la luz de los criterios fijados en la jurisprudencia de la Corte en
relación con la naturaleza y alcance de la obligación de reparar, con el objeto de disponer las
medidas dirigidas a reparar los daños ocasionados a las víctimas 230.

156. La jurisprudencia internacional y en particular de la Corte, ha establecido reiteradamente


que la sentencia constituye por sí misma una forma de reparación 231. No obstante, considerando
las circunstancias del presente caso y los sufrimientos que las violaciones cometidas causaron a
las víctimas, la Corte estima pertinente fijar otras medidas.

A. Parte Lesionada

157. Este Tribunal reitera que se considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de
la Convención, a quien ha sido declarada víctima de la violación de algún derecho reconocido en
la misma. Por lo tanto, esta Corte considera como “parte lesionada” al señor José Luis Hernández
y a la señora Raquel San Martin de Hernández, quienes en su carácter de víctimas de las
violaciones declaradas en el capítulo VII serán acreedores de lo que la Corte ordene a continuación.

B. Medidas de satisfacción, rehabilitación y garantías de no repetición

B.1. Medida de satisfacción

226
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C
No. 7, párr. 26, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 177.
227
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C
No. 7, párr. 26, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 177.
228
Cfr. Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 226, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 177.
229
Cfr. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de
octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 178.
230
Cfr. Caso Andrade Salmón Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de diciembre de 2016. Serie
C No. 330, párr. 189, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de
2019. Serie C No. 391., párr. 179.
231
Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 1996. Serie C
No. 29, párr. 56, y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 180.

52
158. Como lo ha hecho en otros casos232, la Corte estima pertinente ordenar al Estado que
publique, en un plazo de seis meses, contado a partir de la notificación de la Sentencia: a) el
resumen oficial de la presente Sentencia elaborado por la Corte, por una sola vez, en el Diario
Oficial y en otro diario de circulación nacional, con un tamaño de letra legible y adecuado, y b) la
presente Sentencia en su integridad, disponible, por un período de al menos un año, en un sitio
web oficial del Estado, de manera accesible al público y desde la página de inicio del sitio web. El
Estado deberá́ informar de forma inmediata a este Tribunal una vez que proceda a realizar cada
una de las publicaciones dispuestas, independientemente del plazo de un año para presentar su
primer informe dispuesto en el punto resolutivo 10 de la presente Sentencia.

B.2. Medida de rehabilitación

159. La Comisión solicitó que el Estado brinde de forma gratuita, inmediata y por el tiempo que
sea necesario el tratamiento médico de salud física o mental a la víctima del presente caso siempre
que así lo solicite y de manera concertada con él. Los representantes no se refirieron a esta
medida. El Estado alegó que las medidas de reparación relativa al estado de salud del peticionario
han devenido abstractas por haberse producido su fallecimiento. Asimismo, destacó que esta
circunstancia no resultaba imputable al Estado y no guarda relación con los hechos bajo análisis,
pues estos han acontecido casi tres décadas después. Al respecto, la Corte constata que el señor
Hernández falleció, por lo que no procede ordenar medida alguna de rehabilitación.

B.3. Garantías de no repetición

160. La Comisión solicitó que el Estado disponga las medidas de no repetición necesarias para
asegurar que las personas privadas de libertad en la Provincia de Buenos Aires cuenten con
diagnósticos oportunos de su situación de salud, así como los tratamientos y atención
especializada que requieran, conforme a los estándares establecidos en su Informe de Fondo, en
particular, el principio de equivalencia.

161. Los representantes señalaron que en el marco de un procedimiento de solución amistosa


plantearon una serie de prevenciones en el área de la salud que debían introducirse en el sistema
penitenciario de la Provincia de Buenos Aires, que incluía especialmente previsiones en torno a la
enfermedad adquirida por José Luis Hernández mientras se encontraba privado de su libertad. En
su escrito de alegatos finales especificaron el contenido de dichas medidas, las cuales incluyen la
implementación de guardias médicas preventivas permanentes en las comisarías, que dichas
guardias revisen periódica y exhaustivamente a los presos, la existencia de insumos, equipamiento
y medicinas básicas, la existencia de medios adecuados de traslados urgentes, la existencia de
centros de salud intramuros para atender la salud preventiva y curativa de los detenidos, la
existencia de medios para el tratamiento inmediato de enfermedades de extraordinaria
complejidad, y la provisión de suficientes médicos y personal paramédico suficiente acorde con la
cantidad de internos.

162. El Estado sostuvo que las garantías de no repetición solicitadas por los representantes no
se relacionan con los hechos ocurridos 24 años atrás. Manifestaron que ello es evidente respecto
de la solicitud de la revisión del Sistema de Salud del Sistema Penitenciario de la Provincia de
Buenos Aires debido a la enfermedad que puede afectar a cualquier ciudadano. Asimismo,
manifestó que este caso no se relaciona con denuncias masivas de casos y que, por otro lado, se
informó acerca de las medidas de atención a la salud del señor Hernández desde el 2 de agosto
de 1990 hasta que fuera detectada su enfermedad. En consecuencia, solicitaron que se declare

232
Inclusive en ausencia de solicitud expresa (cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C No. 88, párr, 79 y Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019. Serie C No. 374., párr. 157). En el presente caso, las
representantes se refirieron a la publicación de la sentencia en sus alegatos finales escritos, por lo que la solicitud fue
extemporánea.

53
improcedente la solicitud de los representantes.

163. La Corte toma nota y valora positivamente las medidas legislativas y de política pública que
han sido adoptadas por el Estado para garantizar atención médica que resulte apropiada y
oportuna para personas privadas de libertad 233, así como las iniciativas encaminadas a reducir la
transmisión de la tuberculosis, brindar adecuada asistencia médica a las personas que la padecen
y disminuir su mortalidad234. Sin embargo, la Corte considera pertinente ordenar al Estado, como
garantía de no repetición de las violaciones reconocidas en esta Sentencia, el diseño e
implementación de un programa de capacitación para los funcionarios y servidores públicos de los
centros penitenciarios de la Provincia de Buenos Aires, mediante el cual personal médico
especializado en el tratamiento de la tuberculosis les capacite sobre: a) los síntomas tempranos
y signos de alerta de la tuberculosis en sus primeras etapas; b) las precauciones y medidas a
seguir ante un cuadro sintomático que, aun siendo asociado con infecciones, virus y enfermedades
más comunes y menos graves, también pueda atribuirse a la tuberculosis, incluyendo el acceso a
exámenes y pruebas médicas que permitan diagnosticar o descartar dicha enfermedad, y c) las
medidas sanitarias para evitar, reducir y contener la transmisión de la enfermedad en la población
carcelaria.

164. Asimismo, la Corte ordena al Estado que, una vez transcurridos seis meses desde la
notificación de la presente sentencia, presente un informe en el que detalle las medidas adoptadas,
desde la fecha en que ocurrieron los hechos señalados en este caso, para mejorar las condiciones
de las unidades carcelarias del Sistema Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires. El Estado
deberá demostrar que dichas acciones resulten compatibles con la dignidad humana, los
estándares referidos en esta sentencia respecto al derecho a la integridad personal y la salud de
las personas privadas de libertad, y los demás derechos consagrados en la Convención Americana.
En particular, el Estado deberá especificar aquellas providencias adoptadas encaminadas a
prevenir la tuberculosis y afecciones de similar naturaleza en la población carcelaria, así como
aquellas dirigidas a brindar un diagnóstico y tratamiento oportuno y adecuado a las personas que
la padecen.

165. Por otra parte, la Corte no se referirá específicamente a las garantías de no repetición
solicitadas por los representantes en sus alegatos finales escritos, debido a que las mismas no
fueron planteadas en el momento procesal oportuno.

C. Indemnizaciones compensatorias

166. La Comisión solicitó que el Estado repare integralmente a la víctima del presente caso
mediante medidas de compensación pecuniaria y de satisfacción que incluyan el daño material e
inmaterial ocasionado a la víctima como consecuencia de las violaciones declaradas en su Informe
de Fondo.

233
Argentina. Ley Nacional sobre Ejecución de la Pena Privativa de Libertad, número 24.660. Promulgada el 8 de
julio de 1996; Ley de Ejecución Penal Bonaerense, número 12.256. Boletín Oficial de fecha 25 de enero de 1999;
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Decreto número 950 de fecha 10 de mayo de 2005 (prueba para mejor
resolver, folio 955); Ministerio de Salud. Resolución Ministerial número 1009/2012 de fecha 4 de julio de 2012 (prueba
para mejor resolver, folios 1608-1609).
234
Argentina. Ministerio de Salud. Resolución Ministerial número 678/08 de fecha 1º de julio de 2008; Servicio
Penitenciario Federal Argentino. Resolución D.N. número 1944 de fecha 4 de octubre de 2011 (prueba para mejor resolver,
folios 1579-1580); Ministerio de Salud. Programa Nacional de Control de la Tuberculosis: Normas Técnicas 2013, 4ta
edición. Santa Fe, Argentina: Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) “Dr. E. Coni”, 2013. ISBN 978-987-
29970-0-7 (prueba para mejor resolver, folios 1300-1541); Ministerio de Salud. Resolución Ministerial 583/2014 de fecha
6 de mayo de 2014. Boletín Oficial del 13 de mayo de 2014; Secretaría de Gobierno de Salud y Ministerio de Salud. Plan
Estratégico Nacional para el Control de la Tuberculosis en la Argentina 2018-2021.

54
167. Los representantes se refirieron a los daños producidos a la integridad física y el lucro
cesante en perjuicio del señor Hernández. En ese sentido, alegaron que las consecuencias a la
salud de la presunta víctima la imposibilitó totalmente a continuar con sus estudios y lo limitó
para conseguir algún trabajo hasta de “la menor jerarquía”, por lo que tuvo que realizar trabajos
de limpieza y sin ningún tipo de cobertura social o registro laboral. Asimismo, manifestaron
respecto del daño psíquico que se vio totalmente privado de tener una vida social o establecer
una relación de pareja. Respecto al cálculo de la suma que debía ser pagada, expresaron que
debía ser calculada sobre el salario mínimo vital y de la forma en que debía ser pagado de
conformidad con la legislación interna. Manifestaron que esta indemnización debe ser dirigida a
su madre, quien a su vez sufrió afectaciones por daño moral.

168. El Estado señaló que la totalidad de las reparaciones pecuniarias solicitadas no siguen
criterios de razonabilidad, resultan exorbitantes y no están avaladas por constancias fehacientes.
Adicionalmente, el Estado señaló que el hecho de que el señor Hernández se haya visto sujeto a
percances en su estado de salud con posterioridad al tiempo en que se vio privado de libertad
constituyen elementos que escapan al objeto de análisis de estas actuaciones en la medida que
no se ha demostrado que haya existido un nexo causal entre los efectos de la atención a su salud
y los alegados padecimientos posteriores, los cuales no han sido acreditados por medio alguno.
De igual forma, señalaron que no existe medio probatorio alguno que acredite que haya sufrido
una incapacidad laboral casi absoluta y que se haya visto impedido de formar una familia. Respecto
a la madre, indicó que el requerimiento de indemnización a la madre del señor Hernández por
daño material e inmaterial causado a su hijo, quien falleciera 25 años después de los hechos, y
por cuestiones que los propios representantes señalan en su alegato que tienen que ver con su
vida privada, resultan desproporcionadas con las cuestiones que fueron debatidas en el proceso.

169. Respecto al daño material, este Tribunal ha desarrollado en su jurisprudencia que el mismo
supone la pérdida o detrimento de los ingresos de las víctimas, los gastos efectuados con motivo
de los hechos y las consecuencias de carácter pecuniario que tengan un nexo causal con los hechos
del caso235. En el presente caso, la Corte determinó que se violó el derecho del señor Hernández
a la salud, integridad personal, libertad personal, garantías judiciales y protección judicial. Si bien
los representantes no aportaron prueba concreta que permitiera determinar la cuantía del lucro
cesante derivado de las violaciones reconocidas en esta Sentencia, ni establecer con certeza el
salario mínimo vigente en la época de los hechos, la expectativa de vida ni el grado de incapacidad
sufrido por el señor Hernández como consecuencia de la enfermedad que padeció durante su
custodia por parte del Estado, la Corte advierte las afectaciones permanentes que las omisiones
atribuibles al Estado ocasionaron a la salud e integridad física del señor Hernández, y la
consecuente alteración que las mismas implicaron respecto a las condiciones materiales de su
existencia.

170. Por consiguiente, la Corte juzga pertinente ordenar, en equidad, como lo ha hecho en casos
de similar naturaleza236, el pago de US$20.000 (veinte mil dólares de los Estados Unidos de
América) por concepto de daño material, suma que deberá ser entregada a la señora San Martín
de Hernández, en calidad de beneficiaria del señor Hernández, en el plazo fijado más adelante en
esta Sentencia.

171. En cuanto al daño inmaterial, este Tribunal ha determinado que puede comprender tanto los

235
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de 2002. Serie
C No. 91, párr. 43 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 189.
236
Cfr. Caso del Penal Miguel Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de
2005. Serie C No. 160, párr. 425, y Caso Vera y Otra Vs. Ecuador. Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 19 de mayo de 2011. Serie C No. 226, párr. 131.

55
sufrimientos y las aflicciones causados a la víctima directa y a sus allegados, el menoscabo de
valores muy significativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario,
en las condiciones de existencia de la víctima o su familia237. En razón de lo anterior, considerando
las circunstancias del presente caso, los sufrimientos que las violaciones cometidas causaron al
señor Hernández, así como las restantes consecuencias de orden inmaterial que sufrió, la Corte
estima pertinente fijar, en equidad, por concepto de daño inmaterial, una indemnización
equivalente a US$30.000 (treinta mil dólares de los Estados Unidos de América) a favor del señor
Hernández. Esta suma deberá ser entregada a la señora San Martín de Hernández como
beneficiaria del señor Hernández.

172. Adicionalmente, en vista de la violación acreditada en perjuicio de la madre de la víctima,


que derivaron en afectaciones a su integridad personal, la Corte fija, en equidad, la suma de
US$15.000 (quince mil dólares de los Estados Unidos de América) a favor de la señora Raquel San
Martín de Hernández, por concepto de daño inmaterial.

D. Costas y gastos

173. Los representantes señalaron que “[l]as costas que se reclaman corresponden a la labor
profesional de los dos abogados intervinientes tanto ante la Comisión Interamericana como ante
la Corte Interamericana”. Además de lo anterior, en su escrito de Alegatos Finales Escritos,
solicitaron a la Corte que tenga en cuenta que “el caso ante la Comisión fue presentado en el año
1998”, y que después de esa fecha […] el peticionario ha incurrido en distintos tipos de fastos,
incluidos honorarios profesionales de sus representantes legales”. El Estado no se refirió a esta
medida.

174. La Corte reitera que, conforme a su jurisprudencia 238, las costas y gastos hacen parte del
concepto de reparación, toda vez que la actividad desplegada por las víctimas con el fin de obtener
justicia, tanto a nivel nacional como internacional, implica erogaciones que deben ser
compensadas cuando la responsabilidad internacional del Estado es declarada mediante una
sentencia condenatoria. En cuanto al reembolso de las costas y gastos, corresponde al Tribunal
apreciar prudentemente su alcance, el cual comprende los gastos generados ante las autoridades
de la jurisdicción interna, así como los generados en el curso del proceso ante el Sistema
Interamericano, teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto y la naturaleza de la
jurisdicción internacional de protección de los derechos humanos. Esta apreciación puede ser
realizada con base en el principio de equidad y tomando en cuenta los gastos señalados por las
partes, siempre que su quantum sea razonable239.

175. Este Tribunal ha señalado que “las pretensiones de las víctimas o sus representantes en
materia de costas y gastos, y las pruebas que las sustentan, deben presentarse a la Corte en el
primer momento procesal que se les concede, esto es, en el escrito de solicitudes y argumentos,
sin perjuicio de que tales pretensiones se actualicen en un momento posterior, conforme a las
nuevas costas y gastos en que se haya incurrido con ocasión del procedimiento ante esta Corte” 240.

237
Cfr. Caso de los Niños de la Calle (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 84 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 190.
238
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C
No. 39, párr. 79 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 196.
239
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C
No. 39, párr. 82 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019.
Serie C No. 391., párr. 196.
240
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 275 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 197.

56
Asimismo, la Corte reitera que “no es suficiente la remisión de documentos probatorios, sino que
se requiere que las partes hagan una argumentación que relacione la prueba con el hecho que se
considera representado, y que, al tratarse de alegados desembolsos económicos, se establezcan
con claridad los rubros y la justificación de los mismos” 241.

176. En el presente caso, el Tribunal observa que no consta en el expediente respaldo probatorio
preciso en relación con las costas y gastos en los cuales incurrió el señor Hernández o sus
representantes respecto a la tramitación del caso ante la Comisión y la Corte. Sin embargo, la
Corte considera que tales trámites necesariamente implicaron erogaciones pecuniarias, por lo que
determina que el Estado debe entregar a los representantes la cantidad de US$ 10.000,00 (diez
mil dólares de los Estados Unidos de América) por concepto de costas y gastos, cantidad que
deberá dividirse entre los representantes. Dicha cantidad deberá ser entregada directamente a
los representantes. En la etapa de supervisión de cumplimiento de la presente Sentencia, la Corte
podrá disponer que el Estado reembolse a la víctima o sus representantes los gastos razonables
en que incurran en dicha etapa procesal 242.

E. Modalidad de cumplimiento de los pagos ordenados

177. El Estado deberá efectuar el pago de las indemnizaciones por concepto de daño material e
inmaterial y el reintegro de costas y gastos establecidos en la presente Sentencia directamente a
las personas indicadas en la misma, dentro del plazo de un año contado a partir de la notificación
de la presente Sentencia.

178. En caso de que los beneficiarios hayan fallecido o fallezcan antes de que les sea entregada
la cantidad respectiva, esta se entregará directamente a sus derechohabientes, conforme al
derecho interno aplicable.

179. En lo que respecta a la moneda de pago de las indemnizaciones y reintegro de costas y


gastos, el Estado debe cumplir sus obligaciones monetarias mediante el pago en dólares de los
Estados Unidos de América o, de no ser esto posible, en su equivalente en moneda argentina,
utilizando para el cálculo respectivo la tasa más alta y más beneficiosa para la víctima que permita
su ordenamiento interno, vigente al momento del pago. Durante la etapa de supervisión de
cumplimiento de la sentencia, la Corte podrá reajustar prudentemente el equivalente de estas
cifras en moneda argentina, con el objeto de evitar que las variaciones cambiarias afecten
sustancialmente el valor adquisitivo de esos montos.

180. En lo que respecta a la moneda de pago de las indemnizaciones y reintegro de costas y


gastos, el Estado debe cumplir sus obligaciones monetarias mediante el pago en dólares de los
Estados Unidos de América o, de no ser esto posible, en su equivalente en moneda argentina,
utilizando para el cálculo respectivo la tasa más alta y más beneficiosa para la víctima que permita
su ordenamiento interno, vigente al momento del pago. Durante la etapa de supervisión de
cumplimiento de la sentencia, la Corte podrá reajustar prudentemente el equivalente de estas
cifras en moneda argentina, con el objeto de evitar que las variaciones cambiarias afecten
sustancialmente el valor adquisitivo de esos montos.

181. Las cantidades asignadas en la presente Sentencia como indemnización por daños
materiales e inmateriales, y como reintegro de costas y gastos, deberán ser entregadas a las

241
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 277 y Caso Romero Feris Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 197.
242
Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros (Diario Militar) Vs. Guatemala. Interpretación de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de agosto de 2013. Serie C No. 262, párr. 62 y Caso Romero Feris Vs. Argentina.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C No. 391., párr. 198.

57
personas indicadas en forma íntegra, conforme a lo establecido en esta Sentencia, sin reducciones
derivadas de eventuales cargas fiscales.

182. En caso de que el Estado incurriera en mora, deberá pagar un interés sobre la cantidad
adeudada correspondiente al interés bancario moratorio en la República Argentina.

IX
PUNTOS RESOLUTIVOS

183. Por tanto,

LA CORTE,

DECIDE:

Por unanimidad,

1. Desestimar la excepción preliminar planteada por el Estado, por resultar extemporánea, de


conformidad con los párrafos 15 a 20 de la presente Sentencia.

DECLARA:

Por 5 votos a favor y uno en contra, que:

2. El Estado es responsable por la violación al derecho a la integridad personal en los artículos 5.1
y 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del
mismo instrumento, en perjuicio del señor José Luis Hernández, en los términos de los párrafos 54
al 61 de la presente Sentencia.

Disiente el juez L. Patricio Pazmiño Freire.

Por 4 votos a favor y 2 en contra, que:

3. El Estado es responsable por la violación al derecho a la integridad personal y al derecho a


la salud consagrados, respectivamente, en los artículos 5.1, 5.2 y 26 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del
señor José Luis Hernández, en los términos de los párrafos 54 al 96 de la presente Sentencia.

Disienten los jueces Eduardo Vio Grossi y Humberto Antonio Sierra Porto.

Por unanimidad, que:

4. El Estado es responsable por la violación a los derechos a la libertad personal y la presunción


de inocencia, consagrados respectivamente en los artículos 7.1, 7.3 y 8.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en
perjuicio del señor José Luis Hernández, en los términos de los párrafos 100 a 117 de la presente
Sentencia.

Por unanimidad, que:

5. El Estado es responsable por la violación al derecho a la protección judicial, consagrado en el


artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1
del mismo instrumento, en perjuicio del señor José Luis Hernández, en los términos de los párrafos
121 a 146 de la presente Sentencia.

58
Por unanimidad, que:

6. El Estado es responsable por la violación al derecho a la integridad personal consagrado en


el artículo 5.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo
1.1 del referido instrumento, en perjuicio de la señora Raquel San Martín de Hernández, en los
términos de los párrafos 148 a 151 de la presente Sentencia.

Y DISPONE:

Por unanimidad, que

7. El Estado realizará las publicaciones indicadas en el párrafo 158 de la presente Sentencia.

8. El Estado realizará la capacitación ordenada en el párrafo 163 de la misma, dentro de los


6 meses siguientes a la notificación de la Sentencia, y presentará el informe ordenado en el párrafo
164, dentro del plazo de un año, en los términos fijados en dichos párrafos.

9. El Estado pagará, dentro del plazo de un año a partir de la notificación de esta Sentencia,
las cantidades fijadas en los párrafos 170, 171 y 172 de esta Sentencia, por concepto de
indemnización por daño material e inmaterial, en los términos establecidos en dichos párrafos.

10. El Estado pagará, dentro del plazo de un año a partir de la notificación de la presente
Sentencia, la cantidad fijada en el párrafo 176 de esta Sentencia, por concepto de reintegro de
costas y gastos, en los términos establecidos en dicho párrafo.

11. El Estado, dentro del plazo de un año a partir de la notificación de esta Sentencia, rendirá a
la Corte un informe sobre las medidas adoptadas para cumplir con la misma.

12. La Corte supervisará el cumplimiento íntegro de esta Sentencia, en ejercicio de sus


atribuciones y en cumplimiento de sus deberes conforme a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, y dará por concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado cabal
cumplimiento a lo dispuesto con ocasión del mismo.

Los jueces Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot y Ricardo Pérez Manrique dieron a conocer sus votos
individuales concurrentes. Los jueces Eduardo Vio Grossi, Humberto Sierra Porto, y L. Patricio
Pazmiño Freire dieron a conocer sus votos parcialmente disidentes.

Redactada en San José, República de Costa Rica, el 22 de noviembre de 2019.

59
Corte IDH. Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 22 de noviembre de 2019.

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot


Presidente

Eduardo Vio Grossi Humberto Antonio Sierra Porto

Elizabeth Odio Benito L. Patricio Pazmiño Freire

Ricardo C. Pérez Manrique

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

Comuníquese y ejecútese,

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot


Presidente

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

60

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