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187 Varrón.
172 HISTORIA DE ROMA
que eran unos diez mil soldados aproxim adam ente, desor-
3 ganizados y sin form ar cuerpo; que el cartaginés estaba
asentado en Cannas traficando con el precio de los prisio
neros y del resto del botín, sin la m oral de un vencedor
4 ni el com portam iento de un gran general. Entonces tam
bién en las casas particulares se tuvo conocimiento de las
pérdidas de cada una, y el duelo llenó por completo la
ciudad, hasta el extremo de quedar suspendida la fiesta
anual de Ceres 203, porque no está permitido que la cele
bren los que están de luto y en aquellos mom entos no h a
bía ninguna m atrona que no estuviese afectada por el mis-
5 mo. P o r consiguiente, para que no se vieran igualmente
interrum pidos otros cultos públicos o privados por el mis
mo motivo, un decreto del senado fijó ai luto un límite
6 de treinta días. Pero cuando, calmado el tum ulto de la
ciudad, los senadores habían convocado de nuevo a la cu
ria, llegó otra carta más, de Sicilia, remitida por el propre
tor Tito Otacilio, diciendo que el reino de H ierón estaba
7 siendo devastado por la flota cartaginesa; que cuando él
había enviado a unos prefectos a llevarle la ayuda que soli
citaba, éstos fueron inform ados de que había otra flota
8 fondeada en las islas Egates equipada y a punto para atacar
Lilibeo y el resto de la provincia rom ana, en cuanto los
cartagineses se dieran cuenta de que él se había dirigido
al litoral de Siracusa para protegerlo; que, por lo tanto,
si querían defender al rey aliado y a Sicilia, hacía falta
otra flota.
57 Leídas las cartas del cónsul y del pretor, los senadores
acordaron enviar a Canusio, para ponerse al frente del ejér
8 soldados que tenía alistados para la arm ada; envió por de
lante a Teano Sidicino 207 la legión naval —era ésta la le
gión tercera— con tribunos militares, entregó la flota a
su colega Publio Furio Filo, y éi, a los pocos días, se diri-
9 gió a Canusio a marchas forzadas. A continuación, nom
brado dictador M arco Junio por acuerdo del senado, y je
fe de la caballería Tiberio Sempronio, decretaron éstos un
llamamiento a filas y alistaron a los jóvenes de diecisiete
años en adelante y a algunos que llevaban aún la pretex
ta 208; de ellos salieron cuatro legiones y un m illar de jine-
ío tes. Envían asimismo a recabar tropas de los aliados y lati-
nos de acuerdo con lo convenido; m andan preparar armas
ofensivas y defensivas y demás pertrechos, y retiran de los
templos y pórticos los antiguos despojos de los enemigos,
u Además, la necesidad y la escasez de ciudadanos libres m o
tivó una nueva form a de reclutamiento sin precedentes:
com praron con dinero del Estado y arm aron a ocho mil
jóvenes vigorosos de entre los esclavos, preguntándoles pre-
12 viamente uno por uno si querían ser soldados. A un dándo
se la posibilidad de rescatar a los prisioneros con un coste
menor, se encontró preferible esta clase de soldados.
58 En efecto, Aníbal, después de la batalla
El rescate ^e Cannas, tan afortunada, más pendiente
de los prisioneros , , , , ,
romanos *a s P r e o c u p a c io n e s d e l v e n c e d o r q u e
2 Su portavoz de las del beligerante, m andó traer a los
habla ante prisioneros y los separó, y a los aliados
el senado , ,. . . , , , , , ,
les dirigió unas palabras amables y los
dejó libres sin rescate, como anteriorm ente en el Trebia
201 Sidicino, para distinguirlo del Teano de Apulia (cf. IX 20, 4).
Éste estaba en Campania, en los confines del Lacio y del Samnio, en
el paso de la Vía Latina.
208 Que no habían cumplido aún los 17 años.