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Definen el populismo como «una ideo- por ello que para comprender a los
logía superficial que considera a la so- gobiernos populistas en América La-
ciedad separada entre dos campos ho- tina es conveniente enfocarse, más
mogéneos y antagónicos, ‘el pueblo que en el pragmatismo de la campa-
puro’ versus ‘la elite corrupta’, y que ña electoral, en aquellas experiencias
organiza la política como expresión que han tenido la capacidad de con-
de la voluntad general del pueblo»3, a firmar su populismo en el poder. Una
la que ellos contraponen el elitismo y definición de carácter histórico que
el pluralismo4. Es decir, el populismo ponga el acento en la economía políti-
se reconocería a partir de un discur- ca del fenómeno permite comprender
so moral que establece un antagonis- tanto estos procesos como otras expe-
mo entre el pueblo oprimido y la oli- riencias populistas fuera de Améri-
garquía opresora. En esta visión, el ca Latina. Y de este modo es posible
pueblo construye su homogeneidad entender que las experiencias no lati-
a través de un líder que le permite la noamericanas pueden ser de carácter
realización de la voluntad general al incluyente al mismo tiempo que sos-
encarnar la pretensión emancipadora tienen rasgos excluyentes en el pla-
del populismo. no económico, y especialmente en lo
que hace a definiciones de ciudada-
La definición discursiva de Mudde y nía nativistas, en algunos casos pue-
Rovira les permite obtener una cate- den incluso justificar políticas de cor-
goría sumamente amplia, que puede te xenófobo.
incluir desde Podemos en España a
Justicia y Desarrollo en Turquía y el El debate sobre la definición del po-
Partido de la Libertad en Holanda, pulismo en América Latina estuvo
pasando por el chavismo en Vene- vinculado desde sus inicios –marca-
zuela y el fujimorismo en Perú. En su dos tal vez por el trabajo de Gino Ger-
amplitud, esta conceptualización ha- mani5– a las experiencias históricas
bilita subtipos, pero no permite com- del populismo realmente existente
prender la historicidad del populismo en sus distintas expresiones. Quienes
más allá del desencanto con el esta- participaron en estos debates cons-
blishment político (que ha precedido truyeron las diferentes conceptuali-
a la emergencia de los más variados zaciones del populismo sobre la base
movimientos políticos). Asimismo, de la experiencia regional de las dé-
la promesa populista de un discur- cadas de 1930 y 1940. Estas asumen la
so puede acabarse el día de la asun-
ción del gobierno, como ocurrió con 3. C. Mudde y C. Rovira: A Very Short Introduc-
Carlos Menem en Argentina en 1989 tion to Populism, cit., p. 699.
4. Traducción del inglés de M.V. Murillo.
y con otros presidentes latinoameri- 5. G. Germani: Política y sociedad en una época en
canos durante la década de 1990. Es transición, Paidós, Buenos Aires, 1965.
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María Victoria Murillo
popular. Es por ello que al expandir para sobrevivir con estrategias como
la ciudadanía a nuevos grupos no lo la ocupación de tierras y viviendas y
hace con un carácter de exclusión ét- el trabajo informal. La debilidad esta-
nica sino de inclusión de grupos nati- tal es también una precondición para
vos –esto ocurre de manera indirecta el cumplimiento selectivo de las le-
en el populismo clásico de concepción yes como alternativa barata de clien-
economicista, que los reconoce solo telismo político16.
en tanto campesinos, y más explícita-
mente en las experiencias andinas del La institucionalidad estatal es entonces
siglo xxi (aun reconociendo las tensio- crucial para comprender la reiteración
nes inherentes al proceso)–. Ni siquie- de los ciclos populistas en un mismo
ra la experiencia boliviana reciente país y la importancia de las anteriores
–donde la población de ascendencia experiencias históricas para dar cuen-
indígena es mayoritaria–, y que Raúl ta de la emergencia y reemergencia del
Madrid13 clasifica como «etnopopu- populismo. Las expectativas que el po-
lista», se presenta con un carácter na- pulismo genera y la debilidad estatal
tivista excluyente como el que preva- para satisfacerlas –en el marco de su
lece en otras regiones del mundo. Por agudización durante el proceso de ex-
el contrario, la construcción del pue- pansión de derechos permitido por la
blo en las experiencias del populismo democratización de las últimas déca-
clásico y radical ha expandido la ciu- das– resultan claves. Los ciclos popu-
dadanía a grupos antes marginados, listas se montan sobre las promesas de
sin establecer exclusiones legales ba- derechos incumplidos. Tales prome-
sadas en criterios étnicos. sas, que empezaron con la creación de
repúblicas independientes, avanzaron
La debilidad estatal. La debilidad de los intermitentemente frente a reacciones
Estados latinoamericanos ha sido am- conservadoras y a Estados que nunca
pliamente reconocida y sus orígenes lograron construir suficiente capaci-
históricos fueron muy estudiados14. dad fiscal para permitirse universali-
Esta histórica debilidad hizo más di- zar esos derechos de forma efectiva.
fícil el cumplimiento de las promesas
13. R. Madrid: The Rise of Ethnic Politics in Latin
populistas materializadas como dere-
America, Cambridge University Press, Nueva
chos, que por ello no siempre fueron York, 2012.
implementados. Carlos de la Torre sos- 14. Miguel Ángel Centeno: Blood and Debt: War
and Nation-State in Latin America, Penn State
tiene que esa debilidad estatal es cru- University Press, University Park, 2002.
cial para explicar el incumplimiento 15. C. de la Torre: «Populismo, ciudadanía y
Estado de derecho» en C. de la Torre y E. Pe-
de las promesas democráticas que da ruzzoti (eds.): ob. cit.
lugar a la reacción populista en el nue- 16. Alisha Holland: Forbearance as Redistri-
bution: The Politics of Informal Welfare in Latin
vo milenio15. Es la debilidad estatal, se- America, Cambridge University Press, Nueva
gún él, la que obliga a incumplir la ley York, 2017.
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La historicidad del pueblo y los límites del populismo
soberanía popular sobre actores ex- No estoy con esto descartando la im-
ternos que tratan de someterla. En portancia de los liderazgos ni cómo
este sentido, los rituales populistas impactan en el carácter de la expe-
que describe De la Torre iluminan la riencia populista, sino que pretendo
importancia de la emoción que causa poner el foco en el pueblo que esos di-
la agencia política, no solamente en el rigentes contribuyen a «homogenei-
líder, sino también en las masas que zar» o transformar en una «unidad»,
participan en el proceso –y que en el como argumenta Nadia Urbinati 20.
periodo anterior no habían sentido En los populismos clásicos, como el
que se les otorgara esa capacidad de peronismo o el cardenismo, la hete-
agencia–19. La reacción populista res- rogeneidad del pueblo es organiza-
ponde a una realidad material, pero da en categorías funcionales, como
incluye una dimensión no solo de trabajadores o campesinos. La diver-
reparación de la injusticia anterior, sidad organizativa que albergan los
sino de protagonismo en el proceso. populismos radicales del nuevo mile-
(Esta característica limita la capaci- nio es aún mayor e incluye categorías
dad de negociación característica del tanto económicas como no económi-
pluralismo democrático y reduce la cas. Esas identidades generan conflic-
influencia de saberes expertos en la tos dentro del movimiento populista,
toma de decisiones.) pese a la homogeneidad asumida en
la definición discursiva y a los inten-
■■ El pueblo como actor estratégico tos de la dirigencia por establecer una
contradicción principal que subsu-
En función de los tres elementos an- ma las otras demandas, como señala
tes mencionados, que son parte cons- Svampa21.
titutiva de una definición historicis-
ta del populismo latinoamericano, Por ejemplo, en el caso del Movi-
planteo aquí una conceptualización miento al Socialismo (mas), su origen
del pueblo como actor estratégico como instrumento de un movimien-
en el movimiento populista, que por to social amplio y heterogéneo ha sido
ello mismo puede imponer límites a
la sostenibilidad del populismo en el
19. C. de la Torre: Populist Seduction in Latin Ame-
poder. Es decir, si bien gran parte de rica, cit.
la bibliografía se focaliza en el líder 20. N. Urbinati: Disfigured Democracy, cit., y «Po-
pulism: A Challenge from Within», cit. La im-
y en cómo se crea su carisma a par- portancia de los liderazgos es clara en la clasifi-
tir de la relación con las masas que se cación de Svampa de los populismos radicales
de Argentina y Ecuador como de «clase media»
conforman como pueblo, yo preten- y los de Bolivia y Venezuela como «plebeyos».
do centrarme en estas últimas, que Esta clasificación coincide con el origen social
de sus líderes, que parece ligado a las políticas
son quienes eligen al líder como su
que adoptan. M. Svampa: ob. cit., p. 474.
punto focal. 21. M. Svampa: ob. cit.
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La historicidad del pueblo y los límites del populismo
reconocido por la bibliografía22. In- del populismo boliviano del siglo xxi,
cluso análisis discursivos como el de como los mineros cooperativistas que
Francisco Panizza23 sugieren que el li- apoyaron la llegada de Evo Morales
derazgo de Evo Morales se basa en su al poder y a quienes se otorgan im-
posición de arbitraje entre las diferen- portantes espacios políticos, que se
tes enunciaciones de discursos políti- rebelaron cuando no se les permitió
co-ideológicos y que, en caso de hacer asociarse a las mineras internacio-
adjudicaciones, se arriesga a generar nales y se aprobó la sindicalización
rupturas. Sin embargo, observamos de sus trabajadores? Recordemos
que se producen conflictos incluso también que esta tensión llevó a un
con actores constitutivos del movi- conflicto que terminó en el asesinato
miento populista; así, por ejemplo, en de un viceministro del régimen po-
el conflicto por el Territorio Indígena pulista y a la muerte de tres mineros
y Parque Nacional Isiboro Sécure (tip- cooperativistas en 201626.
nis) a raíz de la construcción de una
carretera, que enfrenta al gobierno Asimismo, el antagonismo y la bi-
populista con organizaciones indíge- polaridad asumida por la definición
nas24. Por el contrario, el pragmatismo discursiva no exploran el impacto del
de la gobernabilidad lo lleva a otra in- «antipopulismo» en la conformación
tervención que, contra las prediccio- de una identidad populista más allá de
nes de la definición discursiva, reduce los esfuerzos del líder y la importancia
su antagonismo con la oligarquía eco- de la redistribución material. La iden-
nómica en lugar de agudizar la pola- tidad populista es construida también
rización. Esto ocurre cuando Morales
negocia con la elite agrícola del Orien-
22. Santiago Anria: «Social Movements, Party
te boliviano para separarla de la opo- Organization, and Populism: Insights from the
sición política y sumarla a sus bases Bolivian mas » en Latin American Politics and
Society vol. 55 No 3, 2013; M. Svampa: ob. cit.;
de apoyo25, o al menos neutralizarla. K. Roberts: ob. cit.; R. Madrid: ob. cit.
23. F. Panizza: «Fisuras entre populismo y de-
mocracia en America Latina» en C. de la Torre
Estos ejemplos sugieren que la expe- y E. Peruzzoti (eds.): ob. cit.
riencia histórica del populismo lati- 24. M. Svampa: ob. cit., p. 462.
noamericano en su complejidad no 25. Kent Eaton: «Challenges of Party Building
in the Bolivian East» en Steven Levitsky, James
es necesariamente capturada en una Loxton, Brandon Van Dyck y Jorge I. Domínguez
definición mínima que ponga el acen- (eds.): The Challenges of Party Building in Latin
America, Cambridge University Press, Nueva
to en los aspectos discursivos. Tam- York, 2016.
poco nos provee una definición tal 26. Los mineros cooperativistas también pe-
dían que se los excluyera de las regulaciones
de herramientas para comprender ambientales y se les otorgara electricidad sub-
las tensiones en el interior del movi- sidiada. Para mayor información, v. «Bolivia:
por qué los mineros ‘consentidos’ de Evo Mo-
miento populista. ¿Cómo definir la rales llegaron al extremo de matar a uno de
tensión con otro actor fundamental sus viceministros» en bbc Mundo, 26/8/2016.
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