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Esta teoría a impulsa a muchas personas a no vacunar a sus hijos.

Se desconocen las causas de su drástica decisión pero sí se sabe que la vacunación ha


permitido la disminución de la morbilidad y mortalidad de las enfermedades infecciosas que se
pueden evitar mediante la vacunación, contribuyendo a la baja de la mortalidad infantil.

Por lo que Vacunarse no es una opción personal puesto que no sólo afecta a un individuo sino
que expone a graves consecuencias, incluida la muerte, a todos quienes le rodean.

Las vacunas previenen enfermedades que, en su ausencia, podrían causar graves problemas de
salud, discapacidad permanente o incluso la muerte. Cada año se vacuna a cientos de millones
de personas de todo el mundo para protegerlas de enfermedades graves.

Por ejemplo, durante 2018, alrededor del 86% de los niños en todo el mundo recibieron tres
dosis de la vacuna que les protege frente a la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP) y el 85%
de los niños en todo el mundo recibieron tres dosis de la vacuna frente a la poliomielitis

Los argumentos más comunes de los detractores de las vacunas, son que revisten peligro, no
ofrecen una inmunidad duradera, contienen tóxicos y provocan las enfermedades en vez de
curarlas o prevenirlas. Todo lo anterior carece de base científica, explican los expertos, quienes
advierten que el riesgo de no vacunar a los niños existe y es mortal.

Es peligroso que las personas crean toda información sin fundamento científico que circula en
Internet, especialmente en redes sociales, sobre las vacunas, lo que provoca que muchas
personas duden en vacunarse ellos o sus hijos. Si la idea crece y más personas abandonan la
vacunación por lo que los brotes de enfermedades serán mayores y pondrán en peligro a más
personas. Es importante la inmunización para protegernos a nosotros y a las personas que
están a nuestro alrededor.

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