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9 datos que debes

conocer sobre los Padres


de la Iglesia
Los Padres de la Iglesia son santos de los primeros siglos que con
sus escritos doctrinales configuraron la Iglesia Católica como la
conocemos hoy.

Algunos de los principales Padres de la Iglesia griega son San


Atanasio de Alejandría, San Basilio el Grande, San Gregorio
Nacianceno y San Juan Crisóstomo; mientras que los cuatro Padres
de la Iglesia latina más importantes son San Agustín de Hipona, San
Gregorio Magno, San Ambrosio de Milán y San Jerónimo de
Estridón.

A continuación algunos datos importantes sobre ellos.

1. Eran en su mayoría pastores, no académicos  

Los Padres vivían sus vidas cristianas en respuesta a la fe única,


santa, católica y apostólica, que experimentaban en la Iglesia y en
la cultura de su época. Sus escritos no provenían de un catedrático
titular, sino que buscaban servir al pueblo de Dios. 

2. Santo Tomás de Aquino los citó cientos de veces

Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico, no solo es teólogo y


filósofo, sino un brillante comentarista de la Biblia y la Tradición.
Citó textos de San Agustín 3.156 veces para redactar la Suma
Teológica. Citó a San Gregorio Magno 761 veces, a San Dionisio 607
veces, a San Jerónimo 377 veces, a San Damasceno 367 veces, a
San Juan Crisóstomo 309 veces, entre otras citas a los Padres de la
Iglesia.

3. Amaban a la Iglesia
Ejemplo de ello es uno de los pasajes del corpus patrístico “sobre la
unidad de la Iglesia”, escrito por San Cipriano de Cartago en De
Ecclesiae Catholicae Unitate: “Nadie puede tener a Dios por Padre si
no tiene a la Iglesia por Madre”.

4. Enseñaban sobre la naturaleza del hombre

San Cipriano describe la afectación del pecado antes de su


conversión y su bautismo: “Todavía estaba acostado en la
oscuridad y la noche sombría, vacilando de aquí para allá, sacudido
sobre la espuma de esta edad jactanciosa, e inseguro de mis pasos
errantes, sin saber nada de mi vida real, y alejado de la verdad y la
luz... pero después de eso, con la ayuda del agua del nuevo
nacimiento, la mancha de años anteriores había sido lavada, y una
luz de arriba, serena y pura, había sido infundida en mi corazón
reconciliado...”.

De igual modo lo hace San Agustín de Hipona en su libro


“Confesiones”, enseñando a matar al hombre viejo lleno de pecado
y a abrazar al nuevo hombre en Cristo.

5. Buscaban la amistad con Dios y con los demás

Los Padres de la Iglesia buscaban imitar la vida de Cristo, que


completamente hombre y completamente Dios, fue capaz de hacer
grandes amistades. 

Así lo revela San Gregorio Nacianceno sobre su querido amigo San


Basilio: “Diferentes hombres tienen diferentes nombres, que deben
a sus padres o a ellos mismos, es decir, a sus propias actividades y
logros. Pero nuestra gran búsqueda, el gran nombre que
queríamos, era ser cristianos, ser llamados cristianos”.

6. Eran valientes y podían dar su vida por el Evangelio

Un ejemplo es la vida de San Cipriano de Cartago, el primer obispo


que en África alcanzó la corona del martirio. Durante las grandes
persecuciones de cristianos bajo el emperador Decio, escribió en el
exilio cartas pastorales instruyendo al pueblo de Dios en Cartago.
Bajo el emperador Valeriano, Cipriano fue condenado a muerte y
martirizado en el año 258 dC. Al recibir su sentencia, dijo: “¡Deo
gratias!” (¡Gracias a Dios!).

San Máximo el Confesor fue otro valiente Padre de Iglesia que


luchó contra el monotelismo, una herejía que admitía en Cristo dos
naturalezas, la humana y la divina, y una única voluntad. Al santo le
cortaron la lengua y la mano derecha para detener su enseñanza
ortodoxa, todo por orden del emperador Constante II.

7. Defendían la sana doctrina

San Atanasio se enfrentó en el siglo IV a Arrio, un sacerdote de


Alejandría que difundió la doctrina errada de que Cristo no era
verdadero Dios. Su incansable deseo por una doctrina clara
condujo al Concilio de Nicea a la elaboración del Credo Niceno. Hoy
el Credo, como símbolo de la fe, es utilizado de manera simple y
directa por los cristianos de todo el mundo para profesar la fe de la
Iglesia Católica.

8. Amaban profundamente a la Virgen María

Los Padres de la Iglesia aman a la Madre de Dios. Hubo un hereje


llamado Nestorio que enseñó que María era
solo Christokos (portador de Cristo) y no el Theotokos (portador de
Dios). En otras palabras, Nuestra Señora no era la Madre de Dios,
ya que solo dio a luz a la naturaleza humana de Jesús. San Cirilo de
Alejandría luchó incansablemente contra este tremendo error
teológico. En una carta que corrige a Nestorio, Cirilo escribe: “Por
nuestro bien y para nuestra salvación, asumió su naturaleza
humana en la unidad de su Persona y nació de una mujer; por eso
se dice que nació según la carne” (Cirilo de Alejandría, Carta II a
Nestorio).

9. Interpretaron la Biblia con claridad

Los Padres enseñaron cómo interpretar la Sagrada Escritura. La


mayoría de la literatura que tenemos de los Padres apostólicos y
post-apostólicos son sus homilías, que ofrecen algunas de las
mejores exégesis bíblicas imaginables. Ejemplo de ellos son
los Tratados de San Agustín sobre el Evangelio de Juan.
Para la comprensión de la Biblia se deben utilizar los sentidos
literal, alegórico, moral y analógico (como apunta el Catecismo de
la Iglesia Católica en el numeral 118), y por ello los Padres de la
Iglesia están entre los mejores exégetas de la historia.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado


originalmente en    National Catholic Register. 

Etiquetas: Iglesia Católica, San Agustín, San Ambrosio, Padres de la


Iglesia, San Gregorio Magno, San Jerónimo de Estridón

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